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X Coloquio Internacional de Geocrítica

DIEZ AÑOS DE CAMBIOS EN EL MUNDO, EN LA GEOGRAFÍA Y EN LAS CIENCIAS SOCIALES, 1999-2008

Barcelona, 26 - 30 de mayo de 2008
Universidad de Barcelona

EL TURISMO DE SEGUNDA RESIDENCIA EN EL INTERIOR PENINSULAR

García González, Juan Antonio
(juantonio.garcia@uclm.es)

Cebrián Abellán, Francisco
(francisco.cebrian@uclm.es)

Panadero Moya, Miguel
(miguel.pmoya@uclm.es)

(Grupo Eurgeot)
Facultad de Humanidades
Universidad de Castilla-La Mancha, Albacete


El turismo de segunda residencia en el interior peninsular (Resumen)

Las investigaciones turísticas han estado ligadas generalmente a las tipologías turísticas que se desprenden de la definición de turismo que hace la Organización Mundial de Turismo. El turista lleva aparejado, además de un desplazamiento, el pago por la pernoctación. Esta concepción del turismo imperante hasta la fecha hace que determinadas manifestaciones de turismo, como el de segunda residencia o el de retorno, no se contemplen en las estadísticas oficiales. La ausencia de datos provoca una dificultad añadida para su estudio, su cuantificación y su valoración como tipología turística. En zonas rurales del interior peninsular con un fuerte éxodo rural resulta de gran importancia el impacto para los municipios

Palabras clave: tipologías turísticas, turismo de segunda residencia, turismo de retorno, Castilla-La Mancha


Second residence tourism in the rural inland of Spain (Abstract)

Tourist Investigations has been generally linked to the types of tourist flow from the definition of tourism that the World Tourism Organization defines. The tourist has a movement and a payment for overnight stays. This conception of tourism prevailing today makes certain manifestations of tourism is not included in official statistics, as the second residence or the return. Lack of data creates an extra problem for the research, the quantification and the valuation as a type of tourism. In rural inland of Spain with a high rural exodus is very important the impact for municipalities

Keywords: tourism categories, second residence tourism, return tourism, Castilla-La Mancha


Está comprobada la importancia y la capacidad de transformación del turismo sobre el territorio y los impactos que genera. Ha contribuido al desarrollo económico de los lugares donde se ha implantado. El turismo, en cualquiera de sus manifestaciones ha supuesto en los últimos años una revitalización de las economías rurales dada la pérdida de competitividad de las actividades agrarias. Este crecimiento del turismo rural por medio de alojamientos reglados contrasta con la extendida tradición en nuestro país de retornar a los pueblos en los periodos vacacionales. Son varios los autores que manifiestan la importancia de este turismo frente al reglado (Martínez, F. J. et AL 2003: 160; Raya, P 2003:189; IEG-CSIC. 1995:128). Sin embargo existe un claro desajuste entre la importancia de este turismo y su relevancia territorial, y las investigaciones sobre el mismo al que los geógrafos han prestado poca atención (Luís, A.:1988:13, Casado-Díaz, M. A. 2004:217; Antón, S y González, F. 1997:63). Los estudios sobre turismo se han ocupado sobre todo del turismo itinerante y los pocos trabajos dedicados al turismo residencial se han centrado por lo general al fenómeno de masas, más concretamente el turismo de sol y playa del litoral español o cercanas a grandes áreas metropolitanas (Fraguell, R. M.: 1997; Valenzuela, M.:2003; Raya, P.:2003; Mazón, T. y Huete, R. 2005). Respecto al turismo de interior como tal los estudios son más en base al turismo reglado (Delgado, C. et Al. 2005). La referencia al turismo de retorno en el interior peninsular es mínima, y en muchos casos, no ha sido considerado como una realidad turística, al menos en las estadísticas, y si como un fenómeno demográfico.

La Organización Mundial del Turismo (OMT) considera el viaje turístico como un desplazamiento por motivos de placer con una estancia superior a veinticuatro horas fuera del domicilio habitual. Este hecho hace que cobre gran importancia la pernoctación. Ser turista conlleva pernoctar al menos una noche, en caso contrario se consideraría excursionista. De forma simplificada, el turismo es el resultado de la suma de un desplazamiento y una estancia fuera del lugar habitual. Esta acotación tan genérica de un fenómeno multifacético dificulta definir y catalogar personas y movimientos con motivaciones diferentes en un mismo espacio, siendo muy variadas tipologías y no siendo excluyentes entre ellas (Rodríguez, V. 1999:668).

Criterios de clasificación de las tipologías turísticas

De los múltiples criterios existentes para definir y organizar tipologías turísticas nos centraremos en las tres que consideramos más importantes para acotar el fenómeno del turismo de retorno: el desplazamiento, el alojamiento y el territorio que ocupan.

 Desplazamiento

El concepto de desplazamiento esta muy asociado la idea de entorno habitual o residencia habitual. Es necesario recorrer una distancia mínima para considerar a la persona como visitante, con un cambio de localidad o de unidad territorial administrativa mínima (García, H. 2005:62). De forma genérica se distinguen dos tipologías turísticas que son recogidas por las estadísticas (FRONTUR la referencia para el turismo internacional y Familitur[1] para el doméstico o de interior).

El desplazamiento marca también sucintamente la distinción entre turismo itinerante y sedentario o residencial. (López, F. 1993:55).Mientras en uno se hace hincapié en el aspecto del desplazamiento, en el segundo toma más peso el otro de los componentes el alojamiento.

Alojamiento

El alojamiento juega un papel fundamental en el turismo ya que el gasto que el turista le dedica es casi la mitad de su presupuesto (Valdés, L y Torres, E., 2004:188). Cualquier definición de una tipología turística lleva asociado la estancia de al menos una noche fuera del domicilio habitual. A la hora de estructurar la información turística para EUROSTAT, en base a los modelos de la OMT se recoge la definición de alojamiento turístico como “toda instalación que regularmente u ocasionalmente ofrece plazas para que el turista pueda pasar la noche” diferenciando entre alojamiento colectivo y alojamiento turístico privado (Ver Cuadro 1).

Cuadro1
Tipología de alojamiento reconocido por organismos internacionales (OMT y EUROSTAT)

Alojamiento turístico colectivo

Hoteles y parahoteles

Hoteles

Pensiones, fondas y casas de huéspedes

Especializados

Establecimientos de cura

Campamentos de trabajo

Centros de conferencias

Medios de transporte colectivo

Otros establecimientos

Alojamiento de vacaciones

Camping turístico

Otros establecimientos de alojamiento colectivo

Alojamiento turístico privado

Alojamiento privado de alquiler

Habitaciones alquiladas

Alquiler viviendas por familias o agencia

Alojamiento privado no de alquiler

Viviendas en propiedad

Vivienda gratuita

Otros

Fuente: IET en Rodríguez-Salmones, N., et Al. 2003:13. Elaboración propia

El primero de ellos es lo que tradicionalmente se denomina turismo reglado. A través del pago por los servicios de pernoctación queda reflejada la estancia del turista. Engloba a la gran mayoría de alojamientos turísticos como hoteles, casas rurales, camping, etc. Es aquel turismo que aparece en las estadísticas. En el alojamiento turístico privado hay dos grandes grupos distinguiéndose nuevamente la transacción económica de la pernoctación a través de un alquiler. En el primer caso quedará constancia de la actividad pudiéndose reflejar en las estadísticas. En el alojamiento privado no de alquiler se hace muy difícil su cuantificación. En este apartado se engloban todas las residencias secundarias, tanto las que están en propiedad como las que son cedidas por amigos y familiares para el desarrollo de la actividad turística bajo la denominación de vivienda gratuita.

El turismo de segunda residencia, al igual que las otras modalidades, cuenta con una larga tradición. Roche identificó el origen primitivo de esta modalidad turística se situándolo en Egipto y en los Parádeisoi orientales, y alcanzando un mayor desarrollo en la Grecia Helenística y en las villas romanas (Roche, J. A. 2005:31). Otros ejemplos significativos, más tarde ya en nuestro país, son los Reales Sitios de los alrededores de Madrid, de la época de los Austrias y los primeros Borbones (El Escorial, Aranjuez, La Granja,…), las casas de campo de la nobleza e incluso las segundas residencias en las proximidades de ciudades balneario. En España y hasta los años 50 era está la única tipología, con casas veraniegas de la clase alta en ciertas zonas, sobretodo del litoral cantábrico (Bayón, F. y Fernández, L. 1999:53). Su auge se produce, al igual que en otras modalidades, en la segunda mitad del siglo XX.

El llamado turismo residencial cuenta con otras acepciones como familiar, de estancia, vacacional, sedentario, etc. Recoge dos conceptos contrapuestos: el valor de desplazamiento o movilidad que lleva intrínsecamente asociado al ejercicio de turismo y la estancia (Rodríguez, V. 1999:667). El “turismo residencial” hace más referencia a la idea de estancia prolongada por oposición al turismo itinerante, generalmente de hotel (Fraguell, R. 1994.12). En ocasiones a la vivienda secundaria se la denomina vivienda de habitación temporal, haciendo mención al uso que tiene en contraposición a las permanentes (Sancho, J. y Reinoso, D. 2007: 126).

Más clarificador es el nombre de “residencia secundaria” en inglés “recreational home”, mientras que “segunda residencia” es “second home”. La terminología anglosajona utiliza una gran variedad de acepciones para recoger las diferentes situaciones (“second homes”, “recreational homes”, “summer homes”, “vacation homes”, “cottages”, “weekend homes”) (Hall, C. y Müller, D. 2004:4). La “residencia secundaria” está más en consonancia con la actividad, mientras que la otra denominación sólo indica orden o categoría, teniendo más implicaciones urbanísticas. Hay autores que llegan a plantearse la condición del turismo residencial y si depende más del sector de la construcción vinculado al mercado inmobiliario, lo que se ha dado en llamar un turismo inmobiliario (Mazón, T. y Aledo, A 2005:18; García, H. 2005:58).

 Según el territorio que ocupan

Por último conviene citar las tipologías turísticas en función del territorio que ocupa. Las modalidades turísticas pueden ser muy variadas pero el territorio en el que se desarrollan solo uno (Priestley, G. 1997:264). Se puede aplicar a multitud de escalas y ámbitos (turismo de los Alpes, de la Alpujarra, El Bierzo, la Mancha,…). No obstante dentro de las muchas catalogaciones que se puede hacer, una muy habitual es en función del entorno donde se ubica. En el mundo y especialmente en España se pueden distinguir dos grandes tipologías turísticas. Por un lado, el turismo litoral, desarrollado en las costas, y por otro el turismo de interior que se manifiesta en el resto de ámbitos alejado del mar. A su vez este último se puede subdividir en turismo urbano y turismo en espacios rurales. El turismo urbano se asocia más a tipologías de turismo cultural o de negocios, siendo cada vez mayor su importancia.

En los espacios rurales conviven varias modalidades que han venido a llamarse de forma genérica turismo rural. Recibe multitud de acepciones como turismo alternativo, turismo verde, ecoturismo, agroturismo, turismo de aventura,… (Mesa, M., 2000:561). Lo que generalmente se denomina turismo rural hace referencia a la creciente proliferación de alojamientos reglados en entornos rurales. Se llega incluso a distinguir al turista rural “moderno” del turista rural “tradicional”, o de retorno, para diferenciar la tipología turística de segunda residencia en interior frente al turismo rural reglado, de reciente desarrollo y espectacular crecimiento (Yagüe 2002 en Albadalejo, I. P., et AL 2004:354).

Si con las catalogaciones turísticas referentes a desplazamiento y pernoctación se acota en gran medida el fenómeno del turismo residencial, su distribución en el territorio termina de concretar la modalidad turística. El turismo de segunda residencia se manifiesta en los siguientes ámbitos (Blanquer, D. 2002:844; Callizo, J. 1997:21; Mazón, T. 2007):

Zonas próximas a grandes áreas urbanas. En España 4 de cada 10 residencias se sitúan en la misma Comunidad autónoma donde se ubica la residencia principal. Esto supone una menor distancia de trayecto aumentando la frecuentación en fines de semana y vacaciones cortas (Casado-Díaz, M.A. 2004:224). En muchos casos comienzan a convertirse en primeras residencias como es el caso de la sierra de Madrid (Valenzuela, M. 2003.)

ii.- Zonas costeras. Se trata del caso más frecuente y el más tratado en al bibliografía. El turismo residencial del litoral está muy asociado al fenómeno de la construcción. En estas zonas, el crecimiento ha sido tan fuerte que la proporción de segunda residencia  respecto a las primeras excede el 80% generando múltiples impactos (Casado-Díaz, M. A. 2004:231).

iii.- Zonas turísticas de interior: Se trata de zonas con importantes recursos naturales o patrimoniales. De reciente incorporación comienzan a notarse los mismos problemas  que en zonas costeras.

iv.- Zonas rurales con fuertes éxodos migratorios. Es el caso menos estudiado por su escaso impacto. Este tipo de turismo residencial entronca con el llamado turismo de retorno siendo menos sus implicaciones en el sector de la construcción. El tipo de alojamiento suele ser bien diferenciado con una tipología residencial muy distinta a las ciudades y su periferia, a las segundas residencias de la costa y de zonas turísticas del interior.

El turismo de retorno

La OMT se refiere a este tipo de turismo como “de raíces” o “nostálgico”, sin especificar que sea de interior o rural. El turismo de retorno se asemeja a un “fenómeno oculto”, frente al turismo de “sol y playa” o al turismo rural. (López, F. y Balcells, J.M. 1999:585). La palabra oculto indica su ausencia en las estadísticas turísticas, frente al que se hace en alojamientos colectivos (hoteles, hostales,…): “El turismo oculto se refiere a toda aquella actividad de consumo turístico (de ocio) con relevancia económica, no comunicada voluntariamente e ignorada en el sistema de estadísticas estándar de turismo” (Volo, S y Giambalvo, O. 2005:3).

La importancia de este tipo de turismo se aprecia en aquellos casos en que se puede registrar el fenómeno, como sucede cuando el desplazamiento es internacional. Ejemplos claros de esta tipología turística los encontramos todos los años con el paso en verano del Estrecho por parte de los emigrantes marroquíes (Aranda, E. 2004:120) o en la frontera de Estados Unidos y México (Mata, N. D., et Al. 2007). En buena parte del interior peninsular se asocia este turismo a los territorios que sufrieron el éxodo migratorio. Se produce un flujo inverso al que se produjo en el tercer cuarto de siglo XX en nuestro país. Ahora los movimientos son de la ciudad al campo. Si con anterioridad las migraciones fueron definitivas por motivos laborales, en este caso se realizan movimientos de fin de semana y de vacaciones de la ciudad al campo. Se vive un periodo de redescubrimiento de la ruralidad, de exaltación de la naturaleza. Lo que antes estaba mal visto ahora es moda. Ciertos autores llegan a decir  que la segunda residencia es más auténtica que la primera; una puerta a lo que la persona realmente desea haciendo aumentar la identidad del propietario. (Kaltenborn, 1997; Jaakson, 1986 en Hall, C. y Müller, D. 2004:12). Esta idea engarza con el hecho sociológico que supone el turismo de retorno, regreso a las raíces, a los valores de la infancia.

Una de las consecuencias más evidentes de este turismo está en las implicaciones en el parque de viviendas en el municipio de retorno, al incrementar la conservación y rehabilitación de las viviendas rurales, así como la construcción de nuevas en terrenos de propiedad generalmente heredada familiar (Ros, J., 2003:50 y Márquez, J. M. 2003). Este hecho supone la fijación de capital a las arcas municipales en concepto de tasas e impuestos. La relevancia de este hecho reside en que se produce en municipios de toda índole, y especialmente en aquellos que cuentan con un declive económico y demográfico, ayudando al mantenimiento de las estructuras demográficas y territoriales, por lo general frágiles. La consideración de esta actividad se debe hacer más desde la óptica social que económica. La importancia económica es muy baja en la infraestructura y escasa en actividades ya que las motivaciones son más de descanso y de encuentro con familiares. El impacto medioambientales es bajo por estar ya creadas las infraestructura y no producirse consumo de suelo. Incluso es beneficioso ya que en muchos casos se produce la rehabilitación de edificios. Sin embargo el impacto social es muy elevado ya que ha permitido mantener buena parte de la estructuras de los municipios del entorno rural.

Conviene reseñar también la tendencia de los propietarios de segunda residencia a establecerse en las mismas para su retiro, ya que son lugares escogidos por ellos mismos conforme a sus gustos y afinidades. Esta correinte afecta a buena parte de los ámbitos desarrollados (Europa, Australia, Norteamérica) (Hall, C. y Müller, D. 2004:13). Estas afinidades pueden ser de lo más variadas; desde climatológicas, en lugares soleados, a territoriales; lugares con costa; pasando por lugares con cierta carga emocional como son los lugares en que se ha pasado la infancia. Se empiezan a constatar otros modelos migratorios inversos al tradicional de campo ciudad revirtiendo el flujo en determinados ámbitos rurales (Torres, R. 2007: 92). El aumento del número de jubilados; el aumento de tiempo libre de la población activa; el aumento de la calidad de vida en los espacios rurales; el aumento del nivel de vida ayudan a entender la recuperación de los espacios rurales, no solo con el turismo reglado, sino también con esta tipología turística. Una posible y futura redistribución de los efectivos humanos tras finalizar su ciclo productivo puede generar actividad económica para dotar del bienestar que esta población demanda. Si esta población jubilada es muy elevada frente a la autóctona genera situaciones singulares en la prestación de determinados servicios. Tal es el caso de jubilados, en algunas de las ocasiones no españoles, en municipios de la costa (Rodríguez, V. 1999). Son gente que pasa largos periodos en segundas residencias de nuestro país aumentando los costos sociales, en su mayoría sanitarios, que son sufragados en gran medida por los contribuyentes locales. Este fenómeno se puede llegar a reproducir en nuestro interior peninsular por los emigrantes que marcharon en busca de trabajo y que deciden volver a sus orígenes tras haber completado su vida laboral. Puede ser otro de los complementos a las rentas de las zonas rurales, además del precedente del turismo rural reglado, y generar una serie de servicios que deben ser ofertados por la población local.

El turismo de retorno ha surgido de forma espontánea frente a toda una regulación y planificación, normativa y estratégica, del turismo reglado. Su regulación ha sido prácticamente nula (Vasallo, I. 1999:107), quizás por el poco impacto que ha generado. La falta de interés por esta tipología turística puede deberse a ese escaso impacto en el territorio, a ser entendido de forma sectorial y no territorial, a ser ajeno a la industria inmobiliaria (Ros, J. 2003:72) o a la industria turística y a sus estadísticas. Sin embargo y a pesar de esta falta de interés su importancia es manifiesta.

La importancia del turismo de segunda residencia en espacios de interior. El caso de Castilla-La Mancha

Los grandes cambios demográficos de la sociedad española en la segunda mitad del siglo pasado, con unos fortísimos movimientos migratorios, centrados en el desplazamiento de un número importante de habitantes de los municipios rurales hacia las ciudades están hoy en el origen de algunos de estos flujos turísticos. El proceso de éxodo rural está asociado a una rápida apertura económica (Plan de estabilización de 1959). Aquel proceso originó acusadas perdidas demográficas en las zonas rurales. Se generaron gran cantidad de problemas, entre ellos unos profundos desequilibrios territoriales que trajo consigo la acelerada despoblación de muchos pueblos del interior peninsular. El éxodo demográfico, dejó desocupadas miles de viviendas. Muchas desaparecieron, pero otras muchas son ahora rehabilitadas como segundas residencias. El turismo de segunda residencia en el interior  español ha sido generado por el éxodo rural a las ciudades de los años 50, donde la primera residencia se abandonaba en busca de trabajo y sustento económico (López, F. y Balcells, J. M. 1999). Hoy esas viviendas se han convertido en la segunda residencia, soporte de una no reconocida actividad turística. La mayor parte de la demanda turística rural corresponde a personas que mantenían vínculos familiares en el espacio rural alojándose en casas familiares. La pérdida de población que supuso el éxodo rural para muchos espacios rurales de interior es hoy un mercado turístico potencial y real ya que estos emigrantes o sus hijos, constituyen una parte considerable de los demandantes de esta tipología. Las motivaciones que mueven a este turista son bien distintas (Huber, A. 2005:332):

-Suele contar con la infraestructura previamente.

-El destino tiene mayor atractivo nostálgico romántico que atractivos naturales o de otro tipo propios de otras tipologías turísticas.

-Tiene una mayor disponibilidad de tiempo que capacidad económica.

En el año 2006, el 20,7% de los hogares españoles dispone de al menos una segunda vivienda (IET, 2007:52). Es el país de Europa donde más se da este fenómeno, seguido de Portugal, Grecia e Italia. El 40% de los turistas que visitan España lo hacían en una vivienda propia, de familiares o amigos. En el caso de los españoles es mucho más representativo, rondando cerca del 65%. La mayor parte de la demanda de residencias secundarias se da en zonas costeras. En contra de lo que parece con los extranjeros, estas viviendas son fundamentalmente para el mercado interno experimentando un crecimiento en los últimos años (López, et Al. 2007:308). Esta demanda es casi del 100% en espacios de interior.

El peso de la segunda residencia sobre el total del alojamiento turístico es del 82,24% en España llegando al 95,42% en regiones del interior como Castilla la Mancha (Varela, B. et Al. 2003:107). La residencia secundaria se manifiesta además, fundamentalmente en los municipios con menos de 10.000 habitantes localizándose en ellos más del 30% (Cánoves, G. et AL 2006:199). Hay que tener en cuenta que en muchos municipios ese porcentaje asciende al 100%, por falta de alojamientos reglados. Por el contrario, se puede decir que se trata de la oferta potencial ya que la disponibilidad de una vivienda secundaria no implica su uso turístico y se desconoce el grado de ocupación de dichas viviendas. Resulta complicado discernir que vivienda secundaria se usa con fines turísticos y cuánto tiempo (Valdés Peláez, L y Torres Manzanera, E 2004:179). Para corroborar la importancia de esta tipología turística se recurre a una fuente de reciente aparición: La población vinculada.

La población vinculada se presenta en una tabla novedosa que aporta el censo del 2001. El INE explica el concepto de la siguiente manera. “La población vinculada hace referencia a las personas que tienen algún tipo de relación habitual con el municipio en cuestión, ya sea porque residen, porque trabajan o estudian allí, o porque disponen de una segunda vivienda en la que suelen pasar ciertos periodos de tiempo (veraneos, puentes, fines de semana[2]...)” (www.ine.es). Viene a sustituir el concepto de transeúnte de la población de hecho que se aportaba en censos anteriores permitiendo una mejor aproximación a la carga real de población de los municipios y sus motivaciones (Roquer, S. y Blay, J. 2002). Para ello, se incluyen preguntas sobre la movilidad habitual por motivos de estudio o trabajo, concretando el lugar donde se realiza dicha actividad, transporte utilizado, duración y viajes diarios. Además se pregunta por la disponibilidad de una vivienda que se utilice como vacaciones, fin de semana o segunda residencia, según el régimen de propiedad (Alberich, J.:2006:3). Se trata de una nueva información que aporta datos muy valiosos sobre conceptos como el de “residencia múltiple” o el llamado “espacio de vida” (Ajenjo i Cosp et Al. 2006). A partir del censo de 2001 la adscripción al territorio de las personas se hace a través de su residencia y de las posibles relaciones con el territorio de trabajo, estudios o segunda residencia; se definen de la siguiente manera: las personas que no residen y tienen una segunda vivienda son aquellas “personas que en el momento censal no tienen su residencia habitual en la vivienda, en el edificio o en el territorio estudiado, pero tienen una vivienda que suelen usar de forma temporal (en vacaciones, fines de semana, etc.) en él.” (www.ine.es).

Se trata de la estadística que más se acerca al estudio del turismo de segunda residencia. Permite acercarnos a la carga demográfica “real” de los territorios con un nivel de desagregación municipal. Sin embargo no está exenta de consideraciones a tener en cuenta a la hora de su utilización. El dato se recoge por hogares y no por personas, con lo que se imputa a todos el desplazamiento realizado por uno de ellos (Roquer, S. y Blay, J. 2002 y Vinuesa, J. 2005). No se recogen vínculos de población que no tiene residencia en España, como es la situación de muchos extranjeros en el litoral mediterráneo. Se suma a todo esto el hecho de ser un dato nuevo lo que implica no contar con series para comparar los datos con fechas anteriores. A pesar de estos inconvenientes la población vinculada es el primer dato estadístico con cierta fiabilidad que se acerca a la cuantificación del turismo no reglado a un cierto nivel de detalle permitiendo hacer aflorar una realidad hasta ahora poco considerada.

España cuenta en su conjunto con 2.565.406 de población vinculada de los cuales 346.739 son por trabajo, 127.052 por estudios y 2.091.615 por segunda residencia que supone algo más del 80% del total. La segunda residencia es el vínculo más importante de los españoles, ya que no está contabilizada la población extranjera, con un territorio ajeno a su lugar de residencia habitual.

El 15% de la población vinculada se localiza en Castilla La Mancha, siendo casi un 90% su vinculación por segunda residencia. Castilla-La Mancha cuenta con la mayor tasa de vinculación de todas las comunidades, y se sitúa en el tercer puesto en cantidad de población vinculada por segunda residencia solo superada por Castilla y León y la Comunidad Valenciana. (Ver figura 1). En los primeros puestos se sitúan también comunidades que sufrieron el éxodo demográfico como Andalucía y Extremadura. En porcentaje de población vinculada con respecto a la población total es solo superada por Cantabria. Dada la despoblación de los territorios es donde las dos Castillas superan con creces a ámbitos turísticos de gran relevancia y tradición como la Comunidad Valenciana.

 

Figura 1. Población total vinculada por segunda residencia (2001)
Fuente. INE, 2001. Elaboración propia

La distribución de la tasa de vinculación dentro de Castilla-La Mancha es muy heterogénea. En valores absolutos es Toledo la que sobresale, seguida de Guadalajara y Cuenca. Sin embargo en términos porcentuales los valores más elevados son para la provincia de Guadalajara, que a nivel nacional ocupa el segundo puesto después de la provincia de Ávila.

La periferia regional cuenta con unos valores más elevados que su centro siendo las zonas serranas de Cuenca, Guadalajara y del norte de la provincia de Toledo en que presentan los valores más elevados. Los más bajos se asocian con la llanura manchega y los municipios de más de 5000 habitantes, donde se incluyen las capitales provinciales (Ver figura 2). La distribución de la población vinculada respecto de los residentes se manifiesta principalmente en aquellos territorios con menor carga demográfica siendo en muchos municipios rurales su vinculación por encima del 50%.

 

Figura 2. Distribución de la población residente y de la población vinculada por segunda residencia (2001)
Fuente. INE, 2001. Elaboración propia

Conclusiones

De forma genérica, se define el turismo como una suma entre desplazamiento y estancia. El turismo se asocia habitualmente más al primero que al segundo. Sin embargo, en el caso del turismo residencial su correspondencia es inversa, citándose en muchos casos como turismo no reglado, al no poder constatar la actividad a través de las estadísticas. El pago por el alojamiento es la base de la estadística sobre la que se realizan los estudios de turismo, quedando el turismo de segunda residencia fuera de esta contabilidad.

Dentro de las múltiples manifestaciones de la segunda residencia, el que se manifiesta en espacios rurales de interior no ha tenido la consideración que se merece en base al desarrollo del mismo y a la repercusión territorial que tiene en determinados espacios deprimidos del interior peninsular. Existe un desajuste entre la importancia de esta tipología turística y el tratamiento que se hace tanto en estudios, investigaciones, planificación y legislación del fenómeno. El turismo es ya un fenómeno crucial en la economía de muchos municipios del interior peninsular, aun cuando cuenta con los problemas tradicionales del sector (estacionalidad, pequeño tamaño de las instalaciones,…). Si importante es el turismo reglado, creciente en los últimos años, no lo es menos el turismo de segunda residencia en estos ámbitos asociado a un turismo de retorno. La importancia que se pretende dar al fenómeno residencial no radica exclusivamente en su valor absoluto, sino en su peso relativo para cada uno de los municipios. El apego y cariño hacia la tierra de origen no se difumina con el paso del tiempo, lo que puede provocar una emigración de retorno, estacional en un primer momento y permanente o casi permanente en un estado más avanzado.

Todo indica que la tendencia en el futuro de los condicionantes que han fomentado esta tipología turística va a ir a más: un mayor desarrollo económico, un aumento de las rentas, una mayor disponibilidad de tiempo libre, tanto de la población activa como el aumento de tiempo libre que supone cuantitativamente el aumento de jubilados en nuestro país y de la esperanza de vida, un aumento de población, que cuenta ya con vínculos en el territorio y que un día tuvieron que emigrar en busca de un futuro mejor y hoy pueden volver trayendo consigo el futuro para ese territorio que les vio nacer.

Una mejor comprensión y análisis de esta tipología turística, y lo que es más importante, sus implicaciones territoriales ayudará a aportar luz y soluciones a los espacios rurales del interior peninsular.


Notas

[1] Se trata de una encuesta que presenta datos a nivel regional, en ningún caso provincial o municipal.

[2] El subrayado es de los autores

 

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Referencia bibliográfica

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