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X Coloquio Internacional de Geocrítica

DIEZ AÑOS DE CAMBIOS EN EL MUNDO, EN LA GEOGRAFÍA Y EN LAS CIENCIAS SOCIALES, 1999-2008

Barcelona, 26 - 30 de mayo de 2008
Universidad de Barcelona


EL COMPORTAMIENTO ESTRATÉGICO DE LAS ORGANIZACIONES YIHADISTAS Y DE LOS ACTORES ESTATALES: UN MODELO BASADO EN LA TEORÍA DE JUEGOS

Miguel S. Luparelli Mathieu
Consultor Senior de Defensa y Seguridad. Interligare
mluparelli@interligare.com

José Collado Medina
Prof. Facultad de Económicas. UNED

El comportamiento estratégico de las organizaciones yihadistas y de los actores estatales: un modelo de basado en la Teoría de Juegos (Resumen)

Este documento refleja un modelo de teoría de juegos diseñado para explicar estratégicamente las acciones de las organizaciones yihadistas y las reacciones de los Estados a esta amenaza. El modelo se construye a partir de dos hipótesis rivales que determinan el comportamiento de los Estados (variable dependiente) frente a una acción yihadista (variable independiente) que es por definición teórica contraria al status quo (variable antecedente). El modelo determina que las acciones estratégicas de los yihadistas están dirigidas a desestabilizar el statu quo y a tomar posiciones en los vacíos de poder.

Palabras clave: terrorismo, yihad, Teoría de Juego, estrategia, fundamentalismo islámista, status quo, política internacional.

Abstract

This paper reflects a game theory model designed to explain strategic jihadist’s action and the responses of the Status to that behaviour. The model is built upon two rivalling hypothesis regarding the Status (dependent variable) reaction to a jihadist event (independent variable) that is by definition against the status quo (antecedent variable). The modelling finds that jihadist’s strategic actions looks to destabilise the status quo and take control of States.

Key Words: Terrorism, Jihad, Game Theory, Strategy, Islamist fundamentalism, statu quo, International Politics.

La yihad contemporánea no es sinónimo de terrorismo islamista, sino de esfuerzo por recuperar la umma islámica de acuerdo con las características de la primera comunidad de creyentes. Este esfuerzo, que por definición implica acciones, se desarrolla en dos dimensiones. Una dimensión interna propia de los musulmanes que con su comportamiento, buscan recuperar los valores de la primera comunidad de los creyentes (salafistas), y otra dimensión que se exterioriza en forma de acciones dirigidas contra el status quo. Estas acciones a su vez pueden adquirir un carácter no violento o violento. En el primero de los casos se trata de manifestaciones hacia el resto de los individuos que tienen como objetivo afianzar sus creencias e invitar a que este comportamiento sea seguido tanto por musulmanes como por quienes no profesan esa fe. En cambio, en el segundo de los supuestos las acciones se traducen en violentas cuando persiguen fines coercitivos en la población musulmana y/o no musulmana. El terrorismo, comúnmente utilizado por esta clase de organizaciones islamistas radicales, es tan solo uno de los muchos medios de coerción disponible para ejercer presión sobre las personas y las instituciones políticas. Se trata de una elección estratégica y conscientemente diseñada para enfrentarse a quienes supuestamente impiden ese proceso de recuperación de la primera comunidad de los creyentes.

A su vez estas acciones desencadenan reacciones sobre aquellos individuos o grupos de individuos contra quienes se han dirigido las acciones. Esto implica por lo tanto la existencia de una relación de causalidad que se define en principio con dos variables, una independiente y otra dependiente que reacciona también estratégicamente. En esta investigación el grupo de la variable independiente está formado por organizaciones terroristas de ideología yihadista neosalafista, mientras que el grupo de actores que reaccionan a los atentados terroristas está formado por los Estados. 

A lo largo de este documento se definirá la relación de causalidad que sustenta la hipótesis fundamental de esta tesis[1], es decir que existe un comportamiento estratégico de parte de las organizaciones yihadistas y de los Estados. En primer lugar se describirá la variable antecedente del modelo, es decir aquella que determina el comportamiento de la variable independiente. Luego se identifica la variable independiente y su comportamiento estratégico. Posteriormente se describen las respuestas estratégicas de la variable dependiente. Y por último se estructura el modelo de teoría de juego sobre el que se describen las estrategias de las organizaciones yihadistas y las respuestas de los Estados.

Desviación de la Umma Islámica (Variable antecedente)

La desviación de la Umma Islámica es un hecho precedente que actúa como situación antecedente a las acciones yihadistas contemporáneas. Dicha situación es resultado de un proceso histórico[2] que tuvo su origen en el año 632 con la muerte del Profeta Mahoma. Desde ese entonces, las desviaciones evolucionaron desde un carácter interno propio al musulmán, hasta trasladarse a una dimensión externa de la que se responsabiliza tanto a algunos musulmanes como a los no musulmanes (ver figura 1).

 


Figura 1. Desviación de la Umma Islámica

 

En primer lugar Ahmed Ibn Hanbal (780-855), precursor de la escuela hanbalí, entendía que el musulmán se había desviado del correcto camino como consecuencia de la innovación en la interpretación de los textos coránicos. Por ese motivo instó a los musulmanes a que desde el fuero interno hicieran un esfuerzo por recuperar la Umma Islámica. Pero este esfuerzo interno no parecía ser suficiente como para recomponer la Primera Comunidad por lo que Ahmad Ibn Taymiyyah (1263-1328) comparte la interpretación hanbalí pero propone que el esfuerzo se exteriorice en forma de acciones de los musulmanes para recuperar al Islam.

Posteriormente y como consecuencia de los procesos de evolución histórica vividos en Europa, en especial La Ilustración, La Revolución Francesa y Las Revoluciones Industriales trasladaron al Islam inquietudes sobre su unicidad y forma de gobierno. A este proceso reaccionó Ibn Abd al-Wahhab (1703-1791) rechazando los cambios en las instituciones de gobierno porque entendía que la unicidad de Alá (tawheed) se encontraba amenazada por desviaciones, pérdidas de las creencias, y por la búsqueda de explicaciones a fenómenos que antes eran comprendidos como la voluntad de Alá[3]. La separación de poderes, la soberanía que recae en el pueblo en lugar de Dios, y las libertades que cada vez se hacen más fuertes en la vida de las personas, son todos síntomas de la decadencia y de la ignorancia (jahiliyyah)[4] a la que estaba sometida la umma islámica.

No obstante la evolución histórica de las instituciones seguía su curso y cada vez era más evidente la interrelación entre éstas y el Islam y lo inevitable de su expansión al resto del mundo. A finales del siglo XIX y principios del siglo XX se debatió ampliamente la posibilidad de incorporar en el ámbito islámico algunas de las instituciones creadas en Occidente. En ese entonces se hacían ciertas analogías entre la shura o consejo islámico y la consulta popular de los procesos democráticos.

De entre todos los pensadores de esa época, se destaca a Yamal al-Din (1839-1897) conocido comúnmente como al-Afgani. Éste consideró factible la participación de los musulmanes en los asuntos públicos a través de la shura o consejo[5]. Pero también fue el primero en identificar claramente a Occidente como el enemigo de la unicidad del Islam (de Arístegui, G., 2004: pp. 167-168). En su principal obra titulada ‘La refutación de los materialistas’ procura mostrar que todos los vicios contenidos en la sociedad no islámica (‘materialismo’) destruyen la unidad de la religión islámica como fuente de la civilización humana[6]. Creía en la necesidad de una institución de gobierno que fuese capaz de contener al Islam y de constituir la umma de acuerdo con los valores de la época del Profeta. Su pensamiento creó e impulsó una corriente que se llamó salafismo, para tomar como modelo el comportamiento del Profeta y de sus Compañeros, y a partir de esos valores, extirpar todos los vicios de las instituciones Occidentales para luego reconstituir a la umma islámica.

Por último Hassan al-Banna (1906-1949), creador de los Hermanos Musulmanes, reacciona a ese contexto y toma la iniciativa para guiar ideológicamente los esfuerzos de los musulmanes para recuperar la unidad de la umma islámica. Introduce el concepto de ruptura entre la civilización Occidental corrompida desde el Renacimiento y la civilización islámica, poseedora de un sistema social perfecto que contempla todos los aspectos de la vida[7].

Pero a diferencia de sus antecesores toma una posición más pragmática frente a las instituciones políticas establecidas en su territorio de influencia, es decir en Egipto. Tímidamente se deja confundir con las instituciones políticas Occidentales al afirmar que no importa cómo se les llame a las acciones que los Hermanos Musulmanes realizan, refiriéndose a su participación en eventos políticos, sino que lo que realmente interesa es recuperar la Umma Islámica[8].

Todo este proceso histórico que comenzó con la muerte del Profeta Mahoma constituye el antecedente que condicione el comportamiento actual de los yihadistas contemporáneos. Gran parte de los elementos que conforman los fundamentos de la acción yihadista son anteriores a la existencia de los actores Estatales modernos. Es cierto que entre algunos de los aspectos que condicionaron la desviación de la Umma Islámica proviene del Occidente actual. Empero no son las únicas causas que determinan el estado actual del Islam. Éste tuvo su propia evolución inherente a los musulmanes en convivencia con otras culturas, y que por lo tanto ha incorporado algunas de las instituciones provenientes de fuera del Islam. Pero esto no quiere decir que sean agentes externos al Islam los responsables de las desviaciones. Sino que son parte de un proceso de evolución histórica que no puede ni debe vincularse con una única relación causal.

Por este motivo, se concluye que la ‘desviación de la Umma Islámica’ conforma y define a la variable antecedente de la ‘acción yihadista’ (variable independiente) de la relación de causalidad (ver figura 2) que define a la hipótesis principal de este trabajo, es decir que las acciones yihadistas son racionales y están destinadas a desestabilizar el statu quo a través de acciones contra los Estados.

 


Figura 2. Relación de causalidad (variable antecedente)

 

La Acción yihadista (variable independiente)

 Si bien durante este proceso de evolución hubo acciones yihadistas destinadas a reconstituir la Umma Islámica es a partir de mediados del siglo XX que dichas acciones se exteriorizan y se transforman en una inminente amenaza a la estabilidad del orden mundial.

En Egipto Sayyid Qotb (1906-1948) continúa la misma línea de pensamiento impulsada por Hassan al-Banna en la que se acentúa la ruptura entre Occidente y el Islam, o mejor dicho entre el Islam y el no Islam. En sus escritos reintroduce a la unicidad de Alá como única manifestación de soberanía en el mundo (‘La ilaha illa Allah’[9]). Esta unicidad se convierte en el eje central de sus argumentaciones[10], y el estado de ignorancia o de jahilliyyah en todo el Islam es el referente a combatir.

Contemporáneo a Sayyid Qotb, aparece en la escena política Abu Alá al-Maududi, quien, de la misma manera que Hassan al-Banna, lidera las acciones para introducir a los verdaderos musulmanes en las instituciones políticas de Pakistán. Su propia yihad le llevó a fundar en 1941 un partido político, el Yammat-i-Islami, con el que pretendió introducirse en el poder desde donde pretendía reestablecer los usos y costumbre de la verdadera umma Islámica (de Arístegui, G., 2004: pp. 168-170).

Este matiz político sobre el comportamiento de los musulmanes frente a la jahilliyyah da a entender que hasta ese entonces todavía era posible la incorporación del Islam en las instituciones de gobierno ‘democrático’. Primero era cuestión de convencerles con las palabras, luego integrarse en el poder político, mas tarde desestabilizar las posiciones de gobiernos sostenidas por agentes externos, y finalmente imponer normas que guiasen nuevamente a los musulmanes para la reconstitución de la umma islámica. La resistencia que opusieron las instituciones locales, apoyadas por Occidente, fueron las que poco a poco radicalizaron las posiciones de estos salafistas, que se vieron frustrados ante la imposibilidad de proponer. A partir de este entonces, las acciones van ganando fuerza y convicción frente a la desviación de la Umma Islámica materializada con la transformación del Islam y su reflejo con Occidente. 

A partir de entonces las acciones yihadistas adquieren mayor presencia y trascendencia en la escena internacional. Se produce un “congelamiento” de la ideología y una evolución en la manera de realizar las acciones. En este sentido fue fundamental el aporte de tres individuos que visionaron la potencialidad que habían adquirido como resultado de la yihad en Afganistán (1979-1989). Abdallah Azzam nacido en Cisjordania, el egipcio Ayman al-Zawahiri y Osama bin Laden de Arabia Saudita. Todos ellos constituyeron los fundamentos de la actual acción yihadista.

Pero el cambio estratégico sustancial llega con el pensamiento de Osama bin Laden (1975 - …). Desde el principio veía a Occidente como el principal origen de la decadencia del Islam, y en especial a Estados Unidos por su participación en los asuntos del Islam. Entendía que antes de recuperar a la umma había que eliminar la influencia externa de las tierras del Islam, y para ello tenía que llevar la yihad a Occidente.

 


Figura 3. Relación de causalidad

 

Con todo lo expuesto queda definida la variable independiente del modelo: ‘la acción yihadista’. Pero a su vez, esta variable independiente se vincula necesariamente con otros actores que actúan como variable dependiente en una relación de causalidad (ver figura 3) porque las acciones están diseñadas para conseguir un objetivo, o lo que es lo mismo, un cambio en el statu quo. En este sentido, la relación entre la acción yihadista y el statu quo implica que existe una interrelación con los Estados que conforman ese statu quo. Por lo que las decisiones que adopten los Estados del sistema internacional como respuesta a las acciones yihadistas desempeñan el rol de la variable dependiente del modelo causal.

Decisiones de Política internacional, seguridad y defensa (Variable dependiente)

De acuerdo con el pensamiento que moviliza a la acción yihadista, la desviación de la Umma es consecuencia de un statu quo desfavorable al Islam. Dicho statu quo se conforma, entre muchos otros aspectos, por un sistema internacional organizado en actores Estatales. Este tipo de organización resulta incompatible para quienes comparten la ideología neosalafista yihadista. Se trata de una situación que simboliza la decadencia del Islam y de la unicidad de Alá, por lo que se convierte en el objetivo predilecto para las acciones yihadistas. Por este motivo, y como consecuencia de estas acciones yihadistas, las reacciones que a su vez toman los Estados frente a los yihadistas neosalafistas, se comportan como una variable dependiente de un modelo de causalidad. Es decir, que todas aquellas ‘decisiones de política internacional, seguridad y defensa’ que toman los Estados, como respuesta a una acción yihadista, conforman la variable dependiente del modelo causal.

Tanto el comportamiento de la variable dependiente como su definición dependen en gran medida del tipo e intensidad de la acción yihadista, como así también de hacia cuáles de los Estados del sistema internacional se dirigen tales acciones. Por este motivo, para completar el modelo de relación causal habría que clasificar primero  a los posibles objetivos de acciones yihadistas, de acuerdo con la interpretación que los neosalafistas yihadistas hacen de los distintos actores Estatales responsables de la desviación de la Umma Islámica.

En primer lugar están los Estados hipócritas, es decir aquellos que dicen ser musulmanes pero que no se comportan como tales. En general se trata de Estados Islámicos moderados que incorporan algunas de las instituciones Occidentales en la organización de sus gobiernos. Los grupos minoritarios salafistas reaccionan de manera negativa por considerar que se están alejando de la verdadera comunidad y arrastrando al resto del Islam. Éstos han sido combatidos desde siempre por las acciones yihadistas. Los enfrentamientos han provocado inestabilidad e inseguridad pero, salvo en casos puntuales, como el breve régimen Talibán en Afganistán, no han conseguido sus propósitos de tomar el control del Estado.

Luego están aquellos Estados que conservan las fuentes del Islam como parte de la cultura, pero incorporan instituciones de gobierno que desafían a la unicidad de Alá y donde la soberanía recae sobre los ciudadanos. Por lo general se trata de Estados cuya importancia geopolítica es mayor y por lo tanto la presencia de Occidente es más evidente. Estos Estados apóstatas son denunciados como tales por los sectores más radicales del Islam. A diferencia de los Estados hipócritas, en estos casos el enfrentamiento es más claro porque no hay posibilidad de matices en el comportamiento de los musulmanes, y está presente directa o indirectamente la influencia de no musulmanes. El ejemplo más claro de acción yihadista contra un Estado de esta categoría se encuentra en el régimen del sha de Irán reemplazado después de una revolución por un gobierno islámico chiíta.

Y por último están los Estados no musulmanes de la Comunidad internacional[11], y en especial los Occidentales, cuyo comportamiento es rechazado por completo por la parte más rigorista del Islam. En general esta categoría de Estados interfiere en las tierras del Islam de muchas maneras. Puede ser que lo hagan con la presencia de tropas para sostener y/o recuperar la estabilidad institucional de los gobiernos locales. O puede que influyan en las costumbres de los musulmanes a través del intercambio cultural resultado de la expansión de explotaciones de recursos, y/o de la presencia de empresas en sectores estratégicos, como por ejemplo el de las comunicaciones o el energético.

Estas tres categorías de actores son los principales blancos de los ataques violentos, que generalmente se manifiestan en forma de atentados terroristas. Se trata de la elección estratégica de puntos de desestabilización, y de la utilización del terrorismo como medio de coerción y desestabilización del statu quo local e internacional (ver esquema hipotético de la figura 4).

Como se aprecia en el esquema 4 la yihad local está principalmente dirigida contra los Estados Islámicos. Las organizaciones que operan en los territorios de estos Estados, por lo general cuentan con la estructura necesaria para desestabilizar las posiciones de sus enemigos locales. Esta dimensión de la yihad ofrece una alternativa tangible, aunque no necesariamente realizable, para la constitución de un Estado Islámico de acuerdo con la ideología islamista que adhieran, pero manteniendo intactas algunas de las instituciones de gobierno existentes (Roy, O., 2004: pp. 224-225).

 


Figura 4 Objetivos de la acción yihadista

 

Pero en el caso de la yihad internacional o global, que se desarrolla en el territorio de los Estados apostatas en los que hay presencia de intereses extranjero y/o en los Estados no musulmanes de la Comunidad internacional, las acciones también tienen como objetivo la desestabilización de estas posiciones, empero no cuentan con un programa de Estado Islámico tan tangible y realizable como en el caso de la yihad local (Roy, O., 2004: pp. 211). Se trata de dos dimensiones distintas de la acción yihadista, una con intereses locales y capacidad de constituir un Estado Islámico, y otra con intereses globales, pero que actúan como apoyo estratégico a las acciones de la dimensión local.

Hipótesis rivales

De acuerdo con lo analizado hasta ahora la ‘desviación de la Umma islámica’, variable antecedente del modelo de relación de causalidad, es la que determina el comportamiento de ‘la acción yihadista’, es decir que esta última desempeña el rol de la variable independiente. Mientras que los actores Estatales que son objeto de las acciones yihadistas reaccionan, como lo hace una variable dependiente, tomando ‘Decisiones de política internacional, seguridad y defensa’ (abreviada como Decisiones de Política internacional). De esta forma quedaría constituida la relación de causalidad teórica sobre la que se construye el modelo de teoría de juegos, y que a partir de aquí se la denominará Hipótesis A (ver figura 5).

 


Figura 5. Relación de Causalidad. Hipótesis A.

 

La Hipótesis A implica que la acción yihadista debe ser, por lo menos, precedente a las Decisiones de Política internacional, que estén directamente vinculadas con acciones yihadistas anteriores, y que estén de acuerdo con el status quo. Sin embargo no todas las Decisiones de Política internacional cumplen estas condiciones sino que existen algunas situaciones contextuales en las que se toman este tipo de Decisiones que afectan de alguna manera a la relación de causalidad provocando confusión en el papel que desempeñan los actores en la hipótesis. Por ejemplo en el status quo tienen lugar intervenciones de la Comunidad internacional que no están directamente vinculadas con una acción yihadista precedente pero que sin embargo interfiere en la causalidad. Para resolver esta realidad en el estudio del comportamiento estratégico de los actores se introduce una hipótesis rival en la que existen Decisiones de Política internacional o Intervenciones de la Comunidad internacional que “intervienen” en la relación de causalidad haciéndola espuria ante su ausencia. Es decir, que si no existiese una situación contextual en la que se toman Decisiones de Política internacional destinadas a sostener el statu quo internacional, no habría participación de la acción yihadista, y por lo tanto no habría tampoco Decisiones de Política internacional como respuesta a las acciones yihadistas. Esta relación de causalidad se la llamará Hipótesis B (ver figura 6).

 


Figura 6 Relación de causalidad. Hipótesis B

 

Esta segunda interpretación de la relación de causalidad llamada Hipótesis B rivaliza con la Hipótesis A como consecuencia de que unos creen que no hay situación contextual que intervenga en la relación de causalidad (Hipótesis A), mientras que los otros creen que sí existe una situación que interviene en la relación. Por este motivo, ambas relaciones de causalidad son suficientes como para explicar desde posiciones opuestas un mismo problema de las relaciones internacionales. Cualquiera de las dos interpretaciones es correcta en función de cuál sea la posición del actor que la interpreta. De esta forma, el modelo no excluye interpretaciones de distinto tipo, sino más bien que las contempla y las introduce en la solución.

Modelo de Teoría de juego

En términos generales, ante un evento de desestabilización, como lo es un atentado terrorista, quienes lo sufren pueden, por un lado, reaccionar con una acción destinada a contrarrestar a la acción inicial (despliegue). O bien, no reaccionar, sino simplemente estabilizar los efectos que produjo el atentado (statu quo). O por otro lado, podría decidir retroceder posiciones (repliegue), lo suficiente como para que no haya más motivos para que se produzcan tales eventos de desestabilización.

Estas decisiones estratégicas estarán determinadas en gran parte por el grado de proximidad respecto de los intereses de la acción yihadista y de la condición de los Estados. Para un actor Estatal islámico, que compite en sus fueros internos por el control del Estado con las organizaciones yihadistas salafistas, sufrirá en mayor medida un retroceso de posiciones que en el caso de un actor Estatal no musulmán, miembro de la Comunidad internacional. Para los primeros, cualquier retroceso significa una cesión en el control del Estado. Para los segundos, se trata de decisiones de política internacional que influyen únicamente en ese aspecto de la estabilidad institucional propia de ese Estado.

Esto quiere decir, que en el ámbito de un Estado islámico, la interrelación con la acción yihadista no es cooperativa, sino todo lo contrario, compite por el control del Estado en el que todo retroceso o avance de uno de los actores repercute de manera contraria en el otro actor. En cambio, en el caso de los actores Estatales no musulmanes, miembros de la Comunidad internacional, que intervienen en las tierras del Islam, las decisiones de política internacional no tienen esa misma relación de competencia con la acción yihadista. Las acciones de estos Estados están dirigidas a estabilizar situaciones desfavorables en las tierras del Islam. Estas situaciones afectan indirectamente a la estabilidad de la Comunidad internacional cuando hay elementos que trascienden los intereses de los Estados islámicos. Por ejemplo, una intervención podría estar motivada por un desastre humanitario. También podría ser consecuencia de una situación de inestabilidad como resultado de una invasión territorial. O bien como consecuencia de un enfrentamiento entre facciones de la población civil, etc. Existen muchos elementos que pueden desembocar en una intervención por parte de la Comunidad internacional. Pero la cuestión es que, cuando ésta se despliega en las tierras del Islam, se debe enfrentar a las amenazas propias de esos escenarios, es decir a las acciones yihadistas tanto de dimensión local como internacional.

Las decisiones de política internacional de la Comunidad internacional adopta una visión completamente distinta de la que tienen las instituciones de los gobiernos locales islámicos. Para que el conflicto tome carácter e interés internacional debe ser de tal magnitud que requiera la intervención de la Comunidad internacional. Pero mientras la situación no sea lo suficientemente alarmante como para que no haya discrepancias sobre las decisiones políticas a tomar sobre un conflicto en particular, existirán posiciones distintas, y probablemente contrarias, respecto a cómo enfrentarse a una situación de inestabilidad en las tierras del Islam. Las reacciones de los Estados de la Comunidad internacional, dependerá en gran medida de la visión que tengan del funcionamiento del sistema internacional, es decir si toman posición del lado de la Hipótesis A o B.

En un Estado de mayoría musulmana, cuyas instituciones son débiles e inestables, es muy probable que las acciones yihadistas tengan un fuerte efecto desestabilizador, y por lo tanto las Decisiones de estos Estados se concentrarán en contrarrestar los efectos de las acciones yihadistas. Evidentemente, para esta categoría de Estados no cabe duda respecto de la posición adoptada frente a las dos posibles hipótesis de causalidad. Las acciones yihadistas compiten por el control del Estado y por lo tanto no hay otra situación que “interviene” en la relación. Por este motivo, la Hipótesis A de causalidad explica mejor a las acciones yihadistas en los Estados de mayoría musulmana.

En cambio, cuando se trata de Estados de la Comunidad internacional cuya estabilidad interna no está en juego podrían existir discrepancias al momento de determinar cuál de las dos hipótesis explica mejor el problema. Estarán aquellos Estados que comparten la Hipótesis A, y por lo tanto entienden que las acciones yihadistas no tienen una causa adicional que intervenga en la relación de causalidad. Pero también estarán aquellos Estados que consideren que existen situaciones contextuales que dan lugar a la relación de causalidad, es decir que ciertas Decisiones de Política internacional, destinadas a la estabilización del statu quo, intervienen en la relación. En este caso los Estados aceptarían la Hipótesis B de causalidad. Generalmente esta línea de pensamiento considera que la mejor solución para este tipo de manifestaciones es eliminar las causas subyacentes que provocan la existencia de organizaciones yihadistas neosalafistas dispuestas a utilizar medios violentos de coerción. Sin embargo, aunque esta interpretación de la variable que interviene en la relación de causalidad es correcta, también hay Estados que consideran que algunos elementos de la participación de la Comunidad internacional empeoran esas causas subyacentes. Por este motivo suelen defender la no intromisión en las tierras del Islam.

Del otro lado, están aquellos miembros de la Comunidad internacional cuya visión del sistema es más realista y menos idealistas que la anterior. En general estos Estados creen que el diálogo institucional es apto para resolver las causas subyacentes de un conflicto, pero también entienden que estas medidas no son suficientes como para frenar a las acciones yihadistas violentas porque considerarían que éstas son más potentes que la vía del diálogo institucional como mecanismo de estabilización. Por lo tanto, defienden la utilización de medios con capacidad para reprimir acciones de tipo violentas. En concreto, juzgan conveniente desplegar, o por lo menos dotar, de recursos militares y/o policiales con capacidad suficiente como para contrarrestar la actividad yihadista. En general esta tipología de Estados comparte la Hipótesis A de causalidad, ya que entienden que sus despliegues están destinados a estabilizar las tierras del Islam, por lo tanto las acciones yihadistas, contrarias a los intereses de la mayoría musulmana, deben contrarrestarse. En este sentido, y para estos Estados, el repliegue de posiciones no es una solución sino un abandono.

Estas dos posiciones rivales de miembros de la misma categoría, para un mismo conflicto, podría ocasionar cierta desestabilización dentro de esta misma categoría, porque dependiendo de cuál sea la visión del funcionamiento del sistema internacional se tomará una u otra decisión. Evidentemente quienes comparten la Hipótesis B estarán en conflicto con quienes aceptan la Hipótesis A, ya que los primeros ven en las acciones de los segundos la causa subyacente del problema. Y a la inversa, quienes defienden la Hipótesis A tomarán a quienes defienden la Hipótesis B como un impedimento para la estabilización del statu quo internacional. Si bien todas las posiciones son correctas desde la perspectiva interna de quienes las toman[12] no tienen porqué ser aceptadas unánimemente.

En el esquema de la figura 7 se recogen las hipótesis rivales y el modelo de teoría de juegos completo agregando los tres perfiles de Estados que participan del modelo y el conjunto de decisiones estratégicas cuando son objetivo de las acciones yihadistas: a) Repliegue de posiciones militares, y que se identificará con la letra r; b) Sostener el statu quo de las posiciones militares, y que se identificará con las letras sq; y c) Despliegue de medios militares, y que se identificará con la letra d.

Este conjunto de estrategias es válido para cada una de las tres posibles estrategias de la acción yihadista, es decir la de atacar a un Estado no musulmán, miembro de la Comunidad internacional, que participa en las tierras del Islam (aECI), o atacar a un Estado Islámico en el que hay participación de Estados miembros de la Comunidad internacional (aEICI), o bien atacar a un Estado Islámico en el que no interviene la Comunidad internacional (aEI). Cada una de estas estrategias que configuran el conjunto de estrategias de la acción yihadista provocará una única reacción de parte del Estado que es atacado, y que a su vez podrá responder con cualquiera de las tres posibles decisiones que configuran el conjunto de estrategias de la categoría en la que se clasifica al Estado objeto de una acción yihadista, es decir Repliegue de medios, Statu quo, o Despliegue de medios. Esto quiere decir que cada juego implica una única acción de parte de los yihadistas, y una única respuesta de parte de la categoría de Estados que es atacada por la acción yihadista. Esto significa que en este modelo no se contemplan juegos simultáneos, sino que se analizan una a una las mediciones de las acciones y reacciones.

 


Figura 7 Estructura del modelo de teoría de juegos

 

Conclusiones

La acción yihadista actúa racional y estratégicamente para desestabilizar al statu quo internacional y/o local para hacerse con el Control del Estado, desde una posición estratégica de Defensa en las tierras del Islam.

El estudio de la ideología yihadista y los hitos más importantes de su historia aíslan a la acción yihadista como elemento fundamental de estudio. En este concepto se reúnen todas las actividades violentas, generalmente terroristas, ejecutadas por organizaciones de ideología yihadista neosalafista destinadas a conseguir un objetivo: corregir la desviación de la Umma Islámica respecto a la Comunidad de los primeros creyentes. A partir de esta situación antecedente se determina que las acciones responden a intereses propios destinadas a cambiar un statu quo resultado del interés general por uno que se aproxime a los intereses particulares de los neosalafistas. En este intento por modificar al sistema internacional se enfrentan con los Estados quienes legítimamente defienden al statu quo internacional siempre que en esta defensa esté por delante el interés general. Generalmente los Estados interactúan con las acciones yihadistas a través de Decisiones de Política internacional, seguridad y defensa destinadas a contrarrestar los efectos de la acción yihadista. Estos tres elementos son suficientes como para diseñar una relación de causalidad en la que la Desviación de la Umma Islámica es la variable antecedente, la acción yihadista es la variable independiente, y las Decisiones de Política internacional son la variable dependiente, es decir que reaccionan a las acciones yihadistas.

El análisis de las organizaciones, y de su interrelación con los Estados de mayoría musulmana, determinó que tanto los objetivos como las estrategias de las dimensiones locales e internacionales se complementan mutuamente, y por lo tanto también lo hacen sus operaciones. Generalmente la dimensión local de la acción yihadista tiene un proyecto de Estado y la capacidad para llevarlo adelante, mientras que la dimensión internacional, al tener un objetivo ciertamente utópico, carece de un proyecto de Estado por lo que se suele apoyar en la dimensión local para que la constitución del Estado sea el paso previo a la constitución de la Umma Islámica.

Las acciones yihadistas de ambas dimensiones provocan a su vez la reacción de los Estados para contrarrestar los avances de las organizaciones yihadistas que están detrás de los eventos de desestabilización y que se explica a través de la Hipótesis A de causalidad. No obstante como resultado de la intervención a priori de algunos Estados no musulmanes en las tierras del Islam surgió una nueva relación que contempla a la participación de la Comunidad internacional en las tierras del Islam como variable que interviene en la relación. Es decir que considera que son estas Decisiones las que provocan la relación de causalidad y por lo tanto deberían eliminarse (Hipótesis B). Evidentemente esta posición choca con la otra postura provocando una desestabilización del statu quo internacional. Esta situación es interpretada como algo positivo para la acción yihadistas de dimensión internacional, ya que es posible establecer una situación del statu quo que interviene en la relación de causalidad y que sirve de justificación a sus acciones. Por este motivo, de cumplirse la racionalidad de la acción yihadista, la Hipótesis de desestabilización del statu quo considera que la acción yihadista actuará de forma tal de ampliar la distancia entre las posiciones rivales y asimismo actuará contra aquellos actores que estén inclinados por la segunda hipótesis de causalidad, es decir que interpretan que existe una situación del statu quo internacional que interviene en la causalidad. La medición de las posiciones de los Estados (hdsq) es un elemento fundamental de las funciones de pago para los Estados y para la acción yihadista.

Como resultado de la definición de los actores y de sus estrategias, se configura finalmente un modelo de teoría de juegos en el que la acción yihadista es la primera en actuar, y a cada una de las tres posibles estrategias de acción le siguen tres posibles respuestas de los actores Estatales. Este modelo se contrasta con eventos históricos en los que tuvo lugar una interacción entre la acción yihadista y los actores Estatales. De esta comprobación se observa que el modelo explica en gran medida la estrategia de la acción yihadista y la respuesta esperada de los actores Estatales con los que interactúa.

 

Notas

[1] Luparelli Mathieu, M. S.: La acción yihadista - Estrategia de las organizaciones yihadistas salafistas, y respuesta de la Comunidad internacional. (Modelo de teoría de Juegos)

[2] De acuerdo con el concepto de evolución histórica recogido en Hegel, G. W. F., 2001: Lecciones sobre la filosofía de la historia universal. España: Alianza Editorial.

[3] Shaik Imam Muhammad Abdul-Wahhab: Kitaab At-tawheed. Chapter 38, Whoever Denies Any of the Names and Attributes of Allah.

[4]  Shaik Imam Muhammad Abdul-Wahhab: Kitaab At-tawheed. Chapter 37, Allah’s Words:

[5] Dr. Azzam S. Tamimi, 1997: Democracy in Islamic Political Thought. This paper is based on a lecture given at the Belfast Mosque in October 1997.

[6] De acuerdo con la interpretación de Sayyid Jamal al-Din Muhammad b. Safdar al-Afghani (1838-1897)

[7] Véase la recopilación de documentos de Hassan al-Banna por Kareem Darwish, 1997: Rasayil Al-Imam Al-Shadid. ‘To what do we summon mankind’.

[8] Véase la recopilación de documentos de Hassan al-Banna por Kareem Darwish, 1997: Rasayil Al-Imam Al-Shadid. ‘To what do we summon mankind’.

[9] Unicidad de Alá

[10] Qutb, S., : Milestone. Introduction. Globusz Publishing.

[11] Un Estado será considerado como miembro de la Comunidad internacional si sus instituciones son libres, estables y se tiende a que el interés general por encima del interés particular.

[12] Véase el análisis de teorías de relaciones internacionales de Doyle, M. W., 1997: Ways of War and Peace – Realism, Liberalism, and Socialism. United States of America: W. W. Norton & Company, Inc.

 

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