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X Coloquio Internacional de Geocrítica

DIEZ AÑOS DE CAMBIOS EN EL MUNDO, EN LA GEOGRAFÍA Y EN LAS CIENCIAS SOCIALES, 1999-2008

Barcelona, 26 - 30 de mayo de 2008
Universidad de Barcelona

IMAGINARIOS Y SIDA EN CHETUMAL, QUINTANA ROO: UNA RECONSTRUCCIÓN DE LOS SIGNIFICADOS

Ana Paulina Gutiérrez Martínez
Universidad de Quintana Roo
alina_gutierrez78@yahoo.com.mx


Imaginarios y sida en Chetumal, Quintana Roo: una reconstrucción de los significados (Resumen)

Los fenómenos son interpretados por los sujetos y los grupos sociales de diferentes maneras. Se les da un significado, se imaginan cosas acerca de ellos. Las enfermedades no son sólo hechos biológicos, sino hechos sociales y culturales ya que se les interpreta y significa de diversas formas. Los sujetos actúan frente a las enfermedades de acuerdo a una red de significados tejida socialmente a lo largo del tiempo y en diferentes espacios. Una enfermedad como el sida está plagada de significados que dan sentido a su existencia y a la relación de los sujetos y los grupos con ella. Si bien el sida es la etapa terminal de una enfermedad infecciosa provocada por el VIH, también es un fenómeno sobre el cual recae la imaginación humana para interpretarlo de acuerdo a diferentes factores y procesos involucrados como el cuerpo, el miedo, la sexualidad, la muerte, mismos que también son significados por medio de la imaginación humana.

Palabras clave: imaginarios, significados, sida, salud/enfermedad, Chetumal, Quintana Roo


Imaginaries and aids in Chetumal, Quintana Roo: a reconstruction of their significance (Abstract)

The phenomena are interpreted by subjects and social groups in different ways. Significance is given to them, things are imagined about them. Illnesses are not only biological facts, they are social and cultural facts because they are interpreted and given signification in various ways. Subjects respond to illness according to a significance web socially weaved along time and spaces. An illness like AIDS is full of meanings that give sense to its existence and its relation with individuals and groups. Certainly AIDS is the terminal stage of an infectious disease provoked by HIV, it is also a phenomenon upon which imagination acts to interpret it according to different factors and processes involved like body, fear, sexuality, death, which are of significance too by human imagination.

Key words: imaginaries, significance, aids, health/illness, Chetumal, Quintana Roo


Los fenómenos son interpretados por los sujetos y los grupos sociales de diferentes maneras. Se les da un significado, se imaginan cosas acerca de ellos. Es por eso que las enfermedades no son sólo hechos biológicos, sino hechos sociales y culturales ya que se les interpreta y significa de diversas formas. Los sujetos actúan frente a las enfermedades de acuerdo a una red de significados tejida socialmente a lo largo del tiempo y en diferentes espacios.

Las cuestiones imaginarias están presentes en los discursos de la vida cotidiana. Son parte de los mensajes que fluyen en ellos, que unas veces enviamos y otras recibimos, reafirmando ideas, recomponiéndolas, inventando nuevas; es un magma constante de significados que da sentido a la realidad.

Siguiendo esta idea, una enfermedad como el sida está plagada de significados que dan sentido a su existencia y a la relación de los sujetos y los grupos con ella. Si bien el sida es la etapa terminal de una enfermedad infecciosa provocada por el VIH, también es un fenómeno sobre el cual recae la imaginación humana para interpretarlo de acuerdo a diferentes factores y procesos involucrados como el cuerpo, el miedo, la sexualidad, la muerte, mismos que también son significados por medio de la imaginación humana. A diferencia de otras enfermedades, el sida se relaciona con el ámbito de lo privado. La sexualidad a pesar de ser un constructo social y de tener un valor cultural, se concibe como algo íntimo, algo propio y único del individuo en donde es muy difícil entrar. Alrededor de estos y otros elementos se van tejiendo los significados en torno al sida.

Contexto

Panorama actual de la epidemia

Desde que apareció el primer enfermo de sida, en Estados Unidos en el año de 1981, han muerto por esta causa más de veinticinco millones de personas. Se calcula que en la actualidad, cerca de cuarenta millones de personas viven con VIH. África Subsahariana se encuentra en primer lugar en infecciones de VIH con 24.5 millones de personas, mientras que en América Latina el número ha aumentado a 1.6 millones y en el Caribe la cifra asciende a 330 mil casos.

En México la cifra aumentó de 170,000 casos de infección por VIH en 2003, a 180,000 casos en 2005. Si se considera de manera aislada el nivel de prevalencia, México estaría en un lugar de riesgo relativo comparado con otros países, no obstante, el problema epidemiológico es significativo: si se considera el factor flujo migratorio en el país relacionado con el sida, México: a) es un país de expulsión de migrantes, b) es un país de tránsito de migrantes centroamericanos hacia los Estados Unidos y c) también es lugar de migrantes centro y sudamericanos (Sevilla y Álvarez, 2002:193). Chetumal en este trabajo es entendida, como se explicará más adelante, como una ciudad de puertas abiertas y un corredor migratorio en diferentes niveles. En este contexto, vale la pena poner especial atención en el índice de prevalencia de VIH de los países aledaños para el 2005: Belice, país que hace frontera con Chetumal, tiene para ese año un índice de prevalencia de 2.5 por ciento, seguido de Honduras con un índice de 1.8 por ciento. Estos países ocupan los primeros lugares en Centroamérica y el Caribe, superados únicamente por Haití. Cuba expulsor de migrantes hacia el estado de Quintana Roo presenta un índice de prevalencia de 0.1 por ciento.

En el estado de Quintana Roo, según datos de CENSIDA, el número de casos de VIH en el periodo de 1995 a 2006 es de 1,237. Estados cercanos y con los que se mantienen dinámicas constantes de flujo poblacional como son Chiapas y Yucatán, presentan 1,294 casos el primero y 1,217 el segundo. En cuanto al sida, el número de casos acumulados en el periodo de 1983 a 2007 es de 1,545 para Quintana Roo, 4,117 para Chiapas y 2,841 para Yucatán.

Según información publicada en la página electrónica de la Secretaria de Salud de Quintana Roo con fecha del diez de agosto de 2005,  hasta esa fecha en el estado se contaban 1,564 personas con VIH, 381 casos de sida y 499 defunciones por esta causa. De los pacientes con VIH, 870 acudían para su tratamiento a los Servicios Estatales de Salud, 619 al IMSS, 73 al ISSSTE y 2 a otras instituciones. El 71.3 por ciento del total de casos de VIH/sida corresponde al rango de edad de 25 a 44 años, el 12.8 por ciento al rango de 15 a 24 años y el 11.1 por ciento, de 45 a 64 años. En cuanto a la distribución de casos de VIH/sida acumulados por género, el 78.2 por ciento corresponde a hombres y el 21.8 por ciento a mujeres, siendo esta una relación de cuatro hombres por cada mujer. Para el 2004, de acuerdo con la información del mismo artículo, se diagnosticaron 134 pacientes seropositivos, de los cuales 17 correspondían al municipio de Othón P. Blanco y 55 con sida, de los cuales 14 pertenecen al municipio de Othón P. Blanco.

Chetumal, ciudad de puertas abiertas

Debido a la diversidad cultural que se atribuye a la dinámica de la movilidad poblacional existente en la zona de la frontera sur consideramos, a la ciudad de Chetumal una ciudad de puertas abiertas en donde se construyen espacios de interacción que no necesariamente coinciden con los límites jurídicos y geográficos de la ciudad de Chetumal (figura 1).

Retomando la consideración de los investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública, “la focalización geográfica de Chetumal reduciría este estudio sólo al contexto urbano, y alejaría del análisis la interacción que existe entre una sociedad fronteriza que además es capital del estado, y las zona rurales del Río Hondo, Santa Elena área de actividad comercial intensa y subteniente López zona de gran flujo poblacional” (Hernández, 2004:250).

La frontera México-Belice, se caracteriza por la existencia de diversos grupos culturales que conviven cotidianamente de diferentes formas. Algunos de los grupos que se pueden encontrar son mayas, mestizos (de diferentes mezclas culturales), libaneses, hindúes, chinos, taiwaneses, criollos, garífunas y menonitas. Estos grupos se encuentran establecidos en diferentes territorios de la zona fronteriza en ambos lados del límite entre Estados. También se ha generado un nuevo dinamismo con la afluencia de grupos migratorios centroamericanos, hondureños y nicaragüenses en su mayoría, cuyo objetivo principal es llegar a la frontera norte de México, pero en el proceso muchos se establecen en la zona trayendo consigo nuevas costumbres que se agregan al mosaico cultural de la zona.

La frontera comúnmente es entendida como el límite entre dos territorios, como si estos quedaran separados o aislados, pero en realidad, el concepto de frontera es más amplio. La frontera no es un límite, sino un espacio conformado por elementos que no existen de la misma manera en ningún otro lado debido a las características peculiares que se encuentran en este constante tránsito de personas, mercancías e ideas.

Figura 1. Chetumal como ciudad de puertas abiertas. Las flechas moradas y verdes indican los flujos poblacionales que se dirigen a Chetumal como destino temporal o fijo. Las flechas amarillas marcan el movimiento constante, de ida y vuelta entre poblaciones de Belice, Mérida, Riviera Maya y la población local de Chetumal. Los puntos de colores dentro del círculo azul, que hace referencia a Chetumal, indican la presencia de estas poblaciones en la ciudad y los alrededores. Elaboración propia.

El factor del multiculturalismo en la frontera México-Belice debe tenerse en cuenta, ya que la población es culturalmente heterogénea y cada grupo puede tener diferentes concepciones acerca de los fenómenos arriba mencionados, así como normas sociales que regulan el comportamiento de los miembros según su papel dentro de la comunidad. En una zona diversa los grupos interactúan. Los habitantes comparten espacios e intercambian información de todo tipo construyendo una red de significados compartida que involucra  imaginarios que dan sentido e identidad.

La ciudad de Chetumal pertenece al municipio de Othón P. Blanco, localizado al sur del estado. Es un espacio político de importancia regional ya que al ser capital del estado es la sede de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Debido a esto su economía es terciaria, se centra en la administración pública y en menor grado, en el comercio y turismo. Debido a esta característica no es un punto de atracción de las poblaciones móviles que buscan trabajo en el área turística, ya que estas se dirigen al norte del estado, pero si transitan  por este punto. La concentración demográfica de los últimos años se atribuye a la migración de poblaciones aledañas a la ciudad, ya que esta funciona como articuladora de los circuitos de población móvil nacional e internacional hacia el norte del estado, que es concebida como una zona próspera, en auge económico, a diferencia del sur del estado, zona empobrecida y más relacionada con Centroamérica (Hernández, 2004:251).

La economía de la zona ha sufrido varios cambios en los últimos años. Primero, en 1994 con la firma del Tratado de Libre Comercio, la economía local fue afectada porque Chetumal era un puerto libre, y al cerrarse la frontera perdió este beneficio, al mismo tiempo que Belice aprovechó esta coyuntura para crear su zona libre en el distrito de Corozal en un área de 150 hectáreas en la frontera norte de Santa Elena. Con este cambio Belice empezó a captar los capitales de los habitantes de Chetumal sobre todo en materia de gasolina, bebidas alcohólicas, electrodomésticos y ropa, además de los casinos, que atraen un número considerable de clientes y de capital. Esto generó un aumento en la tasa de desempleo y el deterioro de los servicios y condiciones laborales de los trabajadores asalariados.

Posteriormente en diciembre de 2003 se construyó el primer centro comercial de la ciudad, Plaza de las Américas, en donde se establecieron tiendas departamentales como Chedraui, Liverpool, Coppel y otros locales comerciales de menor tamaño que se dedican a la venta de ropa, telefonía celular, mueblerías y cafeterías como Vip’s e Italian Coffee además de Cinépolis y Mc. Donald’s. Más tarde se construye sobre el Boulevard Bahía una sucursal de Sam’s Club, una del restaurante El Portón y más recientemente, una sucursal de Italian Coffee con vista al mar que ha cobrado gran importancia como punto de encuentro. Esta expansión comercial es importante porque influye en los patrones de consumo de la población y en las dinámicas no sólo de los habitantes de Chetumal, sino de las zonas cercanas que vuelven a comprar en la ciudad y con ello la zona libre es ahora la que empieza a decaer en ventas de la mayoría de sus productos a excepción de los casinos y las bebidas alcohólicas, que siguen teniendo éxito entre la población chetumaleña. También se crean nuevos empleos en el área comercial, pero lo más trascendente de estos cambios para el tema que nos ocupa, es la construcción de nuevos espacios de interacción entre pobladores locales y foráneos. Estos nuevos sitios contribuyen a que aumente el contacto entre pobladores y con ello el intercambio cultural.

Infraestructura en salud, atención y prevención del VIH/sida

Las personas que necesitan atención por infección de VIH o sida en Chetumal, acuden a un módulo exclusivo para la atención de este padecimiento, CAPASIT a un costado del Hospital General Estatal, al IMSS, a la clínica del ISSTE o a instituciones privadas. El COESIDA existe, pero es prácticamente inoperante, de hecho se dice que apenas se está conformando en actas, a pesar de qué se ha hablado de su existencia en años anteriores.

Para el 2004 la inversión de los servicios Estatales de Salud para el Programa de prevención y control del VIH/sida en Quintana Roo, alcanzó la cifra de seis millones de pesos con la finalidad de aumentar el número de tratamientos antirretrovirales, las pruebas de diagnóstico, control y monitoreo de pacientes, estudios para diagnóstico de infecciones oportunistas y compra de condones. Durante el 2004 se distribuyeron 200,000 condones, de los cuales el cincuenta por ciento fueron para grupos específicos de hombres que tienen sexo con hombres (HSH) y trabajadoras del sexo comercial (TSC), y el otro cincuenta por ciento fue para la población en general y jóvenes.

En Chetumal existe una asociación civil enfocada en prevención de VIH/sida, Punto de Encuentro de la Comunidad A.C. (PECAC). Esta asociación se describe como “una organización civil, laica y no lucrativa”. Fue creada en octubre de 2001 con asesoría de Casa de la Sal A.C. de la ciudad de México, la Universidad de Quintana Roo y la Fundación Oasis de Cancún, la oficina de UNIFEM en Cancún y el Instituto Nacional de Salud Pública. Su misión como asociación civil es “integrar en Chetumal una comunidad informada, sensible y responsable ante la realidad del VIH/sida y ante la problemática que vive la  población afectada por este virus”.

Las actividades de PECAC están centradas en la prevención de infecciones de transmisión sexual, incluida la infección por VIH y la prevención de embarazos no deseados. Tienen folletería que se enfoca en determinadas poblaciones como HSH, TSC, personas privadas de la libertad, migrantes y jóvenes. Se planifican las pláticas, que son impartidas por una enfermera de acuerdo con la folletería existente. Por otro lado, se elaboran proyectos que se meten a diversas convocatorias lanzadas por instituciones como SEDESOL, CENSIDA, INSP o fundaciones internacionales. Estos proyectos son diseñados en la mayoría de los casos por la actual presidenta, y la administradora de la asociación, aunque a veces algunos activistas diseñan el proyecto y lo meten a concursar por los fondos por medio de PECAC. Otro tipo de instrumentos utilizados para la difusión de la información son los espectaculares y los spots de radio. En cuanto al personal que labora en la asociación, son cuatro personas, la presidenta, la administradora, la enfermera y una persona de mantenimiento y tareas varias. Al ser una asociación encargada de la prevención del VIH/sida en la localidad, es considerada en esta investigación como un actor clave en la prevención y por lo tanto en la construcción y transmisión de imaginarios en torno al sida por medio de los discursos contenidos en las campañas y en los instrumentos utilizados para difundir la información.

Existe otra asociación llamada Tumben Kin Chactemal A.C. que trabaja con el objetivo de crear un albergue para personas portadoras del VIH o enfermos de sida y que no tengan apoyos de familiares o posibilidades de atención. Se autofinancian por medio de rifas y ventas de diferentes artículos y comida. Sus actividades están muy restringidas por la falta de recursos, por lo que se limitan a ayudar en un nivel personal a las personas que se acercan para buscar ayuda después de haber sido diagnosticados como seropositivos: los acompañan a consultas, les dan pláticas de autoestima, gestionan recursos para medicamentos.

Imaginarios y enfermedad

Enmarcado en el contexto anterior surge la inquietud antropológica de comprender y explicar las construcciones de significados en torno a un fenómeno como el sida, el cual suele considerarse de manera errónea, simplemente como un hecho biológico que puede evitarse por medio de la información sobre las formas de transmisión del virus y el acceso a los insumos de prevención. Ya lo mencionaban Peter Gould y Joseph Kabel (1990) al hablar del “síndrome de inmortalidad” de los jóvenes y sobre la insuficiencia de la información para promover una “indicación a la acción”. A diferencia de la impactante realidad a la que se enfrentaron los homosexuales de las décadas de los ochenta y noventa, la terrible enfermedad y la inevitable muerte de los amigos cercanos, los jóvenes (y en la actualidad en el contexto de investigación podemos incluir a la población en general) sienten que el fenómeno es ajeno a su realidad. Pareciera que al transcurrir de los años, si bien no se ha olvidado la presencia del VIH y el riesgo de contagio, se construye lo que Mary Douglas denominó inmunidad subjetiva ante el riesgo de volverse seropositivo. En base a esto podemos afirmar que el fenómeno trasciende las explicaciones o pretensiones simplistas para solucionar la pandemia que ha marcado de manera indeleble la historia de las relaciones entre el ser humano y la enfermedad, la sexualidad y su propio cuerpo, fenómenos todos relacionados con el sida.

La imaginación es valorada en este trabajo como un motor creativo y legitimizador de los significados y los sentidos culturales. No se opone a la racionalidad humana, no es menos que ésta, sino que es el motor creador de las interpretaciones de los fenómenos, de las formas de significar la realidad, de las cuales, la racionalidad forma parte. El imaginario social es un flujo constante de ideas, un magma que significa la realidad de acuerdo con un contexto histórico y social determinado y requiere de emociones voluntades y sentimientos (Castoriadis). Las ideas surgidas del imaginario se construyen socialmente en la vida cotidiana por medio de la interacción. Un elemento muy importante en la construcción social de la realidad es el lenguaje. Los imaginarios entendidos como ideas que dan sentido a la realidad están presentes en los discursos; se construyen en ellos y se transmiten a partir de ellos. Parte de la forma cómo construimos el mundo en común consiste literalmente en imaginarlo de determinados modos.

Según Clifford Geertz (1991), la cultura es una serie de mecanismos de control emanados de las condiciones, necesidades e imaginaciones de las sociedades y que a su vez gobiernan la conducta. La cultura es entendida como “una trama densa” de significados positivos y negativos relacionados y que crean universos de sentido. Las construcciones de significado se entretejen en formas de expresión social y adquieren gran eficacia comunicativa y estructurante de los grupos y los individuos.

Siguiendo la idea anterior, podemos decir que la enfermedad si bien ha acompañado al hombre desde siempre, no ha significado lo mismo. Estas diferencias de significado están dadas por el contexto histórico y cultural de cada grupo humano, de cada sociedad. Tomando en cuenta dichas diferencias podemos preguntarnos ¿qué es lo que la gente a lo largo de la historia y en diferentes latitudes ha imaginado de la enfermedad?

La peste, por ejemplo, fue socialmente significada como podredumbre y horror, como maldición y peligro de contagio. Se evitaba a toda costa tener contacto con los enfermos, con los apestados. Lo que sobresale en las obras artísticas que representaban esta enfermedad es la presencia de multitudes, de gente muriéndose en las calles mientras los sanos huían del contagio. Tuvo un gran impacto social y abundaron las representaciones artísticas y las ofrendas votivas para mantener la salud o curarse de la enfermedad.

La existencia de objetos artísticos nos permite acercarnos a las formas de concebir la enfermedad y a las ideas que giran en torno a determinadas enfermedades o hechos sociales que son o han sido considerados como tales. Por ejemplo los exorcismos representados desde la Edad Media en escenas dramáticas de espíritus malignos abandonando los cuerpos. El exorcismo era comprendido como cura de los demoníacos por Cristo o los santos. El que efectuaba la curación era representado en el momento de poner su mano sobre el enfermo mientras pronunciaba las palabras mágicas. Los enfermos mentales, cuyos ataques de furia eran interpretados como presencia demoníaca eran atados, encadenados o sujetos por varias personas y así era como los artistas los representaban. A veces se indicaba el momento de la cura representando al demonio saliendo por la boca o por la cabeza del poseído, generalmente acompañado por contorsiones violentas de la víctima, claras señales de algún tipo de afección mental como la epilepsia.

Según Susan Sontag (2005), el cáncer en la sociedad occidental, se concibe como una enfermedad vergonzosa, dolorosa y una inevitable condena de muerte. El cáncer es la enfermedad de lo otro, de la invasión y la mutación. Los imaginarios sobre el cáncer están relacionados con el psicologismo desarrollado en el siglo XX por Wilhelm Reich quien sostenía que la represión sexual estaba en relación con la etiología del cáncer. El enfermo estaba destinado por su forma de ser a padecer esta enfermedad, ya que reprimía sus emociones y con ello provocaba “un encogimiento bioenergético, una pérdida de esperanzas”.

La religión ha sido una gran constructora y promotora de imaginarios en relación con la enfermedad en general y con el sida en particular. La idea de enfermedad como castigo dentro de la tradición judeocristiana conlleva la creencia de la enfermedad como algo merecido. La enfermedad también ha sido concebida como expiación del pecado y redención. La curación es una forma de restauración física y espiritual ya que la enfermedad es sufrimiento y este perfecciona las almas. Cada quien carga una cruz a semejanza de Jesucristo y la enfermedad garantiza por medio del dolor la ascensión del alma al cielo al expiar los pecados cometidos a lo largo de la vida. En el caso del sida, como enfermedad incurable, lo que les queda a los enfermos de este mal tan culposo, es esperar el perdón de sus pecados, los cuales los llevaron a caer enfermos, para redimirse y poder limpiar su alma. La mayoría de las veces la culposidad del sida gira en torno a su relación con la sexualidad.

Imaginarios y sexualidad

El cuerpo se significa de maneras heterogéneas en contextos diferentes y muchas veces, como es el caso de Chetumal como zona multicultural de frontera, conviven diversas concepciones en espacios contiguos o en el mismo espacio.

El cuerpo es un medio de expresión, de comunicación, es un espacio que contiene lenguajes, signos y símbolos, gestos, es un espacio con significados. El cuerpo es la casa del hombre, el cuerpo es un templo, el cuerpo es el mismo cosmos. Se entiende de formas diversas. El cuerpo es desnudez y placer, el cuerpo es carne y pecado. El cuerpo es dador de vida. Los cuerpos de hombres y mujeres difieren en sus formas y en sus funciones, son cuerpos biológicos, pero también difieren en sus significados, en este sentido son cuerpos sociales. La diferencia se zanja en la procreación: el hombre deposita la semilla, la mujer carga el producto, lo arroja al mundo, lo alimenta. El hombre tiene pene y testículos, la mujer tiene vagina y mamas.

Los significados que dentro de la sociedad moderna occidental se le han ido dando a los cuerpos no están desligados de otras categorías analíticas como las relaciones de poder, ya que estas atraviesan la manera de entender el cuerpo, de significar al brazo de manera diferente al pene o a la vagina. No es lo mismo tener un cáncer de piel que uno de ano, no se enfrenta igual, no se habla de la misma manera sobre éste. La jerarquización del cuerpo está en estrecha relación con algunas concepciones religiosas de tradición judeocristiana. San Agustín en particular creía que la erección era la encarnación de una trastornada afección de origen pecaminoso y que el pene era el foco de esta. Debido a ella y a la dificultad de contener los pensamientos eróticos en los sueños, San Agustín refiere que hubiera sido mejor castrarse para lograr entrar al Reino de los Cielos.

En el discurso hay partes del cuerpo que está prohibido mencionar, se les cambia el nombre. Ante esto podemos reflexionar sobre la manera en que los padres enseñan a sus hijos a referirse a su propio cuerpo, el pene es el pilín, las mamas son las chichis, o las bubis utilizando el anglisismo en boga, la vagina, la vulva y el clítoris rara vez son mencionados, se les invisibiliza. Generalmente, en las clases de educación sexual no se hace referencia al placer. El acto sexual es concebido como un mero acto de procreación y acaso se da referencia a un sentimiento de amor que muchas veces se ve alejado de las realidades que rodean a los niños. Se da por sentado que la norma es el matrimonio, que la sexualidad permitida es la que se ejerce en el marco de este contrato social y en la alcoba de los padres.

Continuando con la idea anterior, no se significa de igual manera el cuerpo de un heterosexual, que el de un homosexual, un bisexual o un hermafrodita. Michel Foucault explica que la tecnología del poder utiliza las relaciones cotidianas como parte del instrumento del ejercicio del poder. Las luchas en las sociedades occidentales modernas se han vuelto subjetivas, el sujeto lucha contra las formas de subjetividad impuestas. Lo normal establece una sujeción a una identidad social, nacional, sexual, de grupo o de clase, es una exigencia en convertirse en un determinado tipo de sujeto.

La normalización del individuo es uno de los mecanismos utilizados para el control en las sociedades occidentales modernas. Los imaginarios que nos ocupan están permeados y permean a su vez las relaciones que tiñen al conjunto social. En la vida cotidiana, en lo que podrían considerarse los actos más insignificantes como sentarse a la mesa con la familia o distribuir los espacios del hogar, están presentes las relaciones de poder que van estableciendo los roles sociales de cada sujeto y van marcando las líneas permitidas y prohibidas del comportamiento. Los parámetros para medir la normalidad o anormalidad de los sujetos y de los comportamientos se aprenden en sociedad, desde los espacios más cercanos a la mal llamada intimidad del sujeto y dentro de la misma y una de las herramientas más precisas para la normalización de los individuos es la disciplina. El sujeto protagoniza una lucha de poder no sólo con el exterior sino con su propio interior. La libertad sexual sigue al poder y es una expresión del mismo.

Imaginarios, sida y prevención

Como hemos venido exponiendo, las significaciones imaginarias forman una red que se va entretejiendo sobre el eje del poder. El sida, un fenómeno complejo de entender tanto en su etiología como en sus implicaciones culturales, está construido como significado cultural sobre complejos histórico-culturales que si bien van cambiando de acuerdo al tiempo y a los espacios, mantienen una estructura que se reacomoda y equilibra lentamente. A continuación ejemplificaremos algunas construcciones imaginarias y su influencia en las prácticas y los comportamientos sexuales y preventivos en relación con el uso del condón y su relación con las mujeres. El tema es amplio y complejo, además de estar entrelazado con las actitudes discriminatorias y el estigma hacia portadores, enfermos y los considerados grupos de riesgo. El siguiente apartado es sólo un breve acercamiento que pretende dibujar la importancia de la interpretación y reconstrucción de las significaciones imaginarias dentro de la cultura y entenderlas en su contexto local.

Uso del condón: relación con la mujer

La negativa al uso del condón es uno de los problemas más preocupantes dentro del ámbito de la prevención del VIH/sida y de otras infecciones de transmisión sexual en la ciudad de Chetumal. Si bien la información es cada vez más fácil de conseguir y los insumos son también más accesibles que hace algunos años, se presentan problemas con trasfondo cultural, ante este método preventivo. Uno de ellos es el poco o nulo empoderamiento de las mujeres en el uso de este mecanismo preventivo. “Comprar condones es cosa de hombres”; a las mujeres les apena pedir los condones en las farmacias o en los servicios de salud, sigue existiendo un miedo ante la posibilidad de que alguien las vea comprándolos “Si mi mamá me cacha, se muere y me mata”. El condón femenino es desconocido para la mayoría de la población.

En el mejor de los casos, existe el uso del condón masculino cuando la relación de pareja comienza “mientras nos conocemos”, pero cuando se adquiere confianza con la pareja, cuando se considera que se le conoce lo suficiente, se suspende el uso del condón. En la mayoría de los casos, si el hombre utiliza el condón, la mujer lo acepta, relacionándolo más con la anticoncepción que con la prevención de infecciones de transmisión sexual, pero casi nunca es ella quien propone el uso o lo porta. En base a esto, podemos notar que el cuerpo de la mujer deja de pertenecerle, en tanto que dadora de vida su función de madre en potencia es extravalorada culturalmente. En México, la sexualidad y la virginidad se encuentran fuertemente cargadas de significaciones morales y religiosas, diferentes para cada género, pero complementarias entre sí, construidas históricamente mediante relaciones socioculturales y políticas (Amuchastegui, 2002).

En este sentido podemos decir que la procreación supera al placer sexual y al conocimiento y goce del propio cuerpo. Si bien ha habido cambios en los comportamientos sexuales de las mujeres y de las generaciones más jóvenes, la necesidad de valores tradicionales en las familias y la exigencia del cumplimiento de las normas morales, siguen influyendo en las formas de concebir el cuerpo y la sexualidad de las mismas. Se sigue enseñando, en términos generales, a las niñas a ser madres, esposas, vírgenes; a decir de Foucault, las tecnologías del poder, la disciplina y la vigilancia, siguen formando a los sujetos por medio de los discursos (no sólo a las mujeres, también a los hombres).

Algunas mujeres relatan que no se atrevían a pedirle a su pareja que utilizará el condón, “va a pensar que soy una loca”. Esta práctica está en relación con la construcción imaginaria de los tipos de mujeres: existe la mujer virtuosa, la que no es sujeto de sexualidad más que en relación con la reproducción y la maternidad y cuyas características principales son la ternura, la pureza y el pudor, virtudes marianas dentro de la tradición judeo-cristiana. Pero también se construye un tipo de mujer sujeto de sexualidad, deseo y placer. Se conocen como malas mujeres, como mujeres de la vida alegre. Se les des-espiritualiza, son sólo carne, cuerpo. El erotismo en relación con la mujer remite a la histeria, a un tipo de locura. Este mal envuelve a los hombres que se pierden en estos cuerpos sensuales. El definir a la mujer como cuerpo determina una subordinación natural de lo femenino a lo masculino, lo espiritual sobre lo material, sobre el pecado. A menudo es este tipo de mujer la que le quita el marido a las otras, la que lleva al hombre a la ruina y a la perdición, la que heredó la imagen mítica de Eva.

En Chetumal, algunas de las mujeres tipificadas como Evas, las trabajadoras sexuales, son consideradas como en muchos otros lugares, un grupo de riesgo en la transmisión del VIH. Sin embargo, la realidad nos pone de manifiesto que estas mujeres son vulnerables en mayor medida por la condición de ser mujer que por la de trabajadora sexual. Es decir, como trabajadora sexual, la mujer está sometida a un control sanitario para poder ejercer su oficio en un establecimiento. Si bien hay casos en los que las mujeres no acuden a los centros de salud para el control venéreo, o que los empleadores permiten que dichas mujeres trabajen sin llevar un control de salud, la mayoría posee una tarjeta en donde se lleva registro semanal y mensual de sus exámenes de sangre y sus papanicolau, lo que mantiene una vigilancia, que si bien significa un control sobre esta población y una cohersión para que acudan a los centros, permite también un control epidemiológico y en algunos casos, la concientización del riesgo en el trabajo. Por otro lado, las trabajadoras relatan que con sus clientes el uso del condón se vuelve obligatorio, mientras que con sus parejas, no se utiliza el condón por considerar que existe una confianza inquebrantable basada en el amor y el conocimiento de la pareja y de sus actividades diarias “Yo se que no anda con otras mujeres porque siempre está en su casa, cuando paso por fuera veo su camioneta estacionada”.

Consideraciones finales

Suena utópico pensar en que puedan hacerse a un lado las ideas imaginarias que impiden la asimilación de la enfermedad como parte de la naturaleza de los seres humanos y que en ese sentido el enfermo debe luchar por curarse y mantenerse fuerte en vez de luchar contra los significados construidos acerca de un padecimiento (Sontag, 2005). Sin embargo, sí pueden identificarse estas construcciones imaginarias, reconstruirse para lograr entender los significados y poder incidir en ellos de manera que la prevención resulte eficaz por estar en sintonía con los tejidos socioculturales de significación.

El SIDA es una enfermedad todavía incurable, por lo tanto se debe poner énfasis en la prevención. Pero la realidad pone de manifiesto que  las campañas no han funcionado, en términos generales, como se esperaba. ¿Tendrá algo que ver la significación, los imaginarios atribuidos al SIDA? Mi respuesta es afirmativa. Las campañas de prevención deben estar conectadas con el interior de los sujetos y los grupos a los que van dirigidas, entender los imaginarios y su lógica en la red de significados, para poder entonces entablar una conexión efectiva entre el mensaje y el destinatario. No es simplemente una cuestión de cantidad y calidad de la información sobre la enfermedad y las formas de prevención, sino un análisis de la forma de construir la realidad de los sujetos y de los grupos. Hablamos de subjetividades que la ciencia médica y las instituciones de salud difícilmente toman en cuenta para la prevención, tratamiento y mitigación del daño causado por el VIH/SIDA.

Mi propuesta consiste en identificar y reconstruir los imaginarios en torno al SIDA y a los procesos sociales involucrados a nivel local, para poder diseñar políticas de salud y campañas congruentes con las culturas e ideas locales, ya que si bien el enfoque y las acciones globales son muy importantes, las diferencias culturales alrededor del planeta son significativas para la aceptación e interiorización de las campañas y el cambio en los comportamientos individuales y de grupo frente al VIH, el sida y la prevención de los mismos.

Bibliografía

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Referencia bibliográfica

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