IX Coloquio Internacional de Geocrítica

LOS PROBLEMAS DEL MUNDO ACTUAL
SOLUCIONES Y ALTERNATIVAS DESDE LA GEOGRAFÍA
Y LAS CIENCIAS SOCIALES

Porto Alegre, 28 de mayo - 1 de junio de 2007
Universidade Federal do Rio Grande do Sul

 

 
HILVANANDO LA RED SOCIAL.
EL SISTEMA DE SERVICIOS COMUNITARIOS INTEGRADOS
EN LA CIUDAD DE MÉXICO

 

Guadalupe Ordaz Beltrán

Universidad Nacional Autónoma de México

gpeordaz2004@yahoo.com.mx

 


Resumen

 

El Sistema de Servicios Comunitarios Integrados (SECOI) fue uno de los principales mecanismos que el primer gobierno electo democráticamente en la Ciudad de México, puso en marcha durante el periodo 1997-2000, para enfrentar la compleja problemática social de nuestra ciudad, que trascendía la esfera de lo estrictamente material. Con el SECOI se buscó hilvanar una red social territorial para multiplicar y desarrollar modelos y esquemas de atención que fueran acordes a las características de cada barrio o colonia, para prevenir y atender los problemas psicosociales  que se habían agudizado en las últimas décadas en nuestra ciudad y que generaban desintegración y violencia tanto familiar como social, con el SECOI buscamos reconstruir el tejido social tan severamente dañado y  crear espacios de esperanza tanto a nivel comunitario, como familiar e individual.

 

Palabras clave: red social, modelos de atención,  enfoque preventivo, problemas psicosociales.

 


 

Abstract

 

The System of Community Integrated Services (SECOI in Spanish) was one of the principal mechanisms that  the  first democratically elected government in Mexico City, established during the period of 1997-2000, to face the complex social problems of our city, which went beyond the strictly material sphere. The System of Community Integrated Services intended to tack a social territorial net to multiply and to develop the models and schemes of attention that were congruent to the characteristics of every neighborhood or section to prevent and to attend the psychosocial problems that had sharpened in the last decades in our city and which were generating disintegration and both familiar and social violence, with the System of Community Integrated Services, we are seeking to rebuild the severely damaged social fabric and to create spaces of hope at community, family and individual level.

 

Key words:  social net, models of attention, preventive approach, pshychosocial problems.

 

 


 

El objetivo de este trabajo es presentar la experiencia del Sistema de Servicios Comunitarios Integrados (SECOI) como una de las respuestas que el Gobierno de la Ciudad de México, a través de las Secretaría de Desarrollo Social, puso en marcha para enfrentar la enorme complejidad de la problemática social de nuestra ciudad.

 

En 1997, llega al Gobierno de la Ciudad de México la primera administración electa democráticamente, lo que abrió la puerta para que una “nueva generación” de servidores públicos se incorporara a la administración pública, al menos así sucedió en la que entonces era la Secretaría de Educación, Salud y Desarrollo Social, convirtiéndose ésta en un “laboratorio transdisciplinario” donde mujeres y hombres académicamente preparados, con amplia experiencia en diversos campos del quehacer social y con un sólido compromiso por mejorar las condiciones de vida de los habitantes de la ciudad, pretendimos darle forma a una política social diferente.

 

Fue así como en un lapso de tres años, de 1997 al 2000,  se fue construyendo el Sistema de Servicios Comunitarios Integrados (SECOI), como una alternativa para trascender la esfera de lo estrictamente material y de la sola ampliación de oportunidades de acceso de la población a los servicios de alimentación, salud, educación y vivienda.

 

Con el SECOI se buscó hilvanar una red social territorial para multiplicar y desarrollar modelos y esquemas de atención que fueran acordes a las características de cada barrio o colonia, para prevenir y atender los problemas psicosociales  que se habían agudizado en las últimas décadas en nuestra ciudad y que generaban desintegración y violencia tanto familiar como social, con el SECOI buscábamos reconstruir el tejido social tan severamente dañado,  y crear espacios de esperanza tanto a nivel comunitario, como familiar e individual.

 

Para la presentación del SECOI he dividido este trabajo en tres partes, en la primera expongo brevemente las condiciones en que se encontraba el sector social del Gobierno de la Ciudad de México, al que indistintamente me referiré como Gobierno del Distrito Federal; en la segunda hago una síntesis de los principales problemas sociales que prevalecían en la ciudad y  en la tercera presento el Sistema de Servicios Comunitarios Integrados.

 

Cabe aclarar que en la construcción y puesta en marcha del SECOI participamos decenas de personas, lo que me propongo es  compartir y difundir  su estructura y líneas de acción, por si esta experiencia pudiera ser  de utilidad para otras realidades,  otros espacios y otros tiempos.

 

 

Condiciones del sector social

 

Una de las condiciones que enmarcó el trabajo de todos los que colaboramos en el Gobierno de la Ciudad de México durante el periodo 1997-2000 fue el tiempo, por ser ese un gobierno en transición, el periodo de gobierno no fue de seis años como en el resto de las entidades del país, sino de tres.

 

Otra condición que encaramos en nuestro quehacer cotidiano fueron los ataques y obstáculos permanentes que tanto la prensa como el gobierno federal impulsaron, siendo nuestro trabajo escrupulosamente observado y cuestionado, sin embargo las obras y proyectos emprendidos como lo fue el SECOI mostraron que la democracia y alternancia en el poder no significaban ingobernabilidad, disputa o enfrentamiento social.

 

El tercer reto que enfrentamos estaba vinculado con el hecho de que el avance democrático vivido en la Ciudad de México, mejor conocida por sus habitantes como el Distrito Federal (D.F.)  apenas comenzaba, y por lo tanto los cambios en el status jurídico de esta entidad no estaban aún concluidos, sin embargo las reformas emprendidas permitieron el tránsito de un departamento administrativo regido por el Presidente de la República a una entidad soberana con personalidad jurídica y patrimonio propio, que contaba ya a con un gobierno autónomo a cargo de sus órganos ejecutivo, legislativo y judicial locales. Sin embargo, como funcionarios y administradores nos enfrentamos a la necesidad de aplicar políticas y programas nuevos con una herencia de instituciones y estructuras obsoletas que todavía subsisten.

 

En relación específica a la situación encontrada en el Distrito Federal en materia social, me gustaría resaltar que como consecuencia de haber vivido a lo largo de todo el siglo pasado bajo el amparo del Gobierno Federal, las políticas y programas sociales en la Ciudad de México eran diseñadas, operadas y administradas en su mayoría por las oficinas federales, de ahí que con el cambio de status jurídico, nos enfrentamos a la necesidad de llevar a cabo transformaciones profundas ya que el antiguo Departamento del Distrito Federal, que actualmente es el Gobierno de la Ciudad de México,  ocupaba un papel marginal en materia de desarrollo social, es así como recibimos una ciudad que carecía de una política social propia, así como de instituciones, programas, recursos y personal adecuado a las problemáticas detectadas en esta gran ciudad.

 

También estaba a cargo del Gobierno Federal el sistema de educación básica y normal así como el de educación profesional media, media superior y superior, que comprende a todas las escuelas públicas a nivel de primaria, secundaria, bachillerato, profesional y posgrado de la Ciudad de México, así como la educación para adultos; en materia de salud esta bajo su responsabilidad la red hospitalaria de tercer nivel, constituida por los institutos de alta especialización (cancerología, perinatología, cardiología, enfermedades respiratorias, entre otros). Por otro lado, buena parte de la infraestructura cultural (museos, teatros, cines, bibliotecas, salas de concierto, escuelas de arte, etc.) están a su cargo. En materia de seguridad social, todos los esquemas de apoyo a pensionados y jubilados son operados por oficinas federales, de igual forma la mayor parte de los programas e infraestructura en materia de asistencia social y atención a grupos de atención prioritaria son del gobierno federal, quien opera la mayoría de las instituciones dedicadas al cuidado de niños en situación de abandono, de adultos mayores, de personas que viven con VIH-SIDA, de menores y adolescentes en circunstancias especialmente difíciles y de personas con discapacidad, entre otros.

 

Cabría preguntarse ¿qué fue lo que recibimos en la Secretaría de Desarrollo Social del Gobierno del Distrito Federal y cuál era la política social que se operaba desde el ámbito del entonces Departamento del Distrito Federal?

 

En diciembre de 1997 recibimos una Secretaría que estaba integrada por las siguientes áreas:

 

 

Entre las principales problemáticas detectadas en las áreas recibidas destacaba el grave deterioro de la infraestructura y equipamiento social por falta de mantenimiento, como consecuencia de ello las instalaciones recibidas eran subutilizadas o definitivamente estaban inutilizadas.

 

La distribución territorial de la infraestructura para una ciudad que en las últimas tres décadas había vivido un proceso gradual de transición demográfica y que presentaba una intensa movilidad espacial de sus habitantes, resultaba totalmente inadecuada en relación con las características de la población y la demanda. Así por ejemplo más del 50% de las escuelas y del 70% de los hospitales pediátricos se ubicaban en las delegaciones centrales  (equivalente a los municipios) que habían vivido un proceso de despoblamiento, mientras las delegaciones periféricas que concentran en estos momento al grueso de la población infantil y juvenil presentaban déficit en estos servicios.

 

A lo anterior hay que agregar la severa problemática encontrada en la estructura operativa de la Secretaría, como lo eran la falta de estímulos y capacitación del personal, las bajas remuneraciones y la desvalorización del servicio público.

 

También encontramos una plantilla de personal insuficiente para operar los servicios, esto como resultado de la política de congelamiento de plazas, así los lugares que dejaba el personal que renunciaba o se jubilaba no podían ser ocupados nuevamente.

 

Una característica de los servicios prestados en la infraestructura social recibida, era la ausencia de modelos de atención e intervención pertinentes a la problemática social que imperaba en la Ciudad de México, así era marcado el desinterés a problemas complejos como la violencia familiar, el embarazo en adolescentes, el creciente consumo de alcohol y drogas principalmente en jóvenes, la ausencia de espacios públicos para la convivencia y el encuentro intergeneracional, entre otros; de igual forma esta Secretaría no contaba con programas y acciones dirigidos a promover los derechos humanos de poblaciones que históricamente han vivido condiciones de inequidad y discriminación social como las mujeres, los niños y las niñas, la población con discapacidad, los jóvenes, los indígenas y los adultos mayores; es así como esta Secretaría ofrecía servicios sólo para un pequeño sector de la población vulnerable como lo son los niños de la calle e indigentes.

 

Además cabe destacar que la mayor parte de las instalaciones y programas sociales en la Ciudad de México se encontraban ya descentralizados a las 16 Delegaciones,  que son las demarcaciones territoriales que integran a la ciudad y son equivalentes a los municipios en el resto del país, siendo realmente ellas las que contaban con instrumentos territoriales, infraestructura y personal para poner en marcha la política social. Así encontramos que las Delegaciones operaban 208 centros de desarrollo infantil, 271 centros de desarrollo social, 43 módulos de desarrollo social, 68 casas de cultura, 240 bibliotecas, 147 centros deportivos, 512 módulos deportivos y 2 zoológicos.

 

Lo que encontramos en el Distrito Federal fue un enfoque de política social caracterizado por acciones asistenciales y compensatorias, diseñadas e instrumentadas de manera vertical con escasa o nula participación ciudadana,   una Secretaría que entonces era de Educación, Salud y Desarrollo Social y que fue trasformada posteriormente en la Secretaría de Desarrollo Social, que jugaba un rol marginal, además de la gradual retracción del Estado de sus responsabilidades sociales, el cual bajo una lógica privatizadora fue dejando en manos del mercado la atención de problemáticas y situaciones emergentes, para dar paso a programas sociales focalizados a población en situaciones de pobreza extrema y alta vulnerabilidad, desatendiendo el desarrollo social integral de sus habitantes.

 

 

Problemática social de la ciudad

 

La problemática social que identificamos en el Distrito Federal para el periodo 1997-2000, y que en gran medida sigue vigente, era el resultado de la desaparición progresiva de programas y acciones en materia de política social y de las crisis económicas recurrentes que habíamos vivido. Así identificamos cinco problemas que podrían resumir la situación social que prevalecía en la Ciudad de México: la desigualdad, la pobreza, la discriminación, la exclusión y vulnerabilidad, y las transformaciones de los ámbitos públicos y privados de la vida social de sus habitantes. Por razones de espacio sólo enunciaré estas problemáticas y  algún dato duro que de idea de la magnitud de la situación en cuestión.

 

La desigualdad la concebimos como el conjunto de diferencias en la distribución de la riqueza, el ingreso, el poder, los prestigios, las oportunidades, la información, la tecnología, los conocimientos, los niveles de desarrollo y bienestar que se observan entre los distintos grupos sociales y aun entre las 16 Delegaciones que conforman la Ciudad de México.

 

La desigualdad era y es la característica central de las relaciones sociales en el Distrito Federal y se manifestaba en muy diversas formas. De acuerdo a la Encuesta Ingreso Gasto de los Hogares-1996, en la Cd. de México el 10% de la población concentraba el 37% de los ingresos de la ciudad, mientras el 40% más pobre tan sólo el 15%;  esto equivalía a que el ingreso del 1% más rico de la población representará 327 veces el ingreso del 10% más pobres.

 

Los niveles tan fuertes de desigualdad que encontramos generaban y generan fragmentación y desintegración social, ya que en un mismo territorio coexisten pero no se integran grupos poblaciones que lo tienen todo junto aquellas que no cuentan con nada o casi nada, tenemos entonces una gama amplísima de necesidades e intereses, de costumbres y reglas de convivencia, de creencias y expectativas; que dificultan el consenso y la concertación entre los habitantes, entorpeciendo el avance de la vida democrática y dejando el campo fértil para la ingobernabilidad, la corrupción, la impunidad y el clientelismo político.

 

El aumento de la pobreza era y es otra de las problemáticas sociales que encontramos en esta entidad, la cual no es sólo una condición económica expresada por ingresos inferiores a una línea definida como la suficiente para gozar de un estándar de vida aceptado en el país o para comprar una canasta básica de alimentos. Es también la ausencia de oportunidades en la sociedad para cambiar esa condición, la carencia de salud, de educación de calidad, de acceso a recursos productivos o de empleo remunerado; es el sometimiento a la ilegalidad e injusticia, a la discriminación, al abuso, a la violencia, a la inseguridad pública, y a la violación constante de los derechos humanos.

 

A principios del 2000 la Ciudad de México presentaba niveles de pobreza peores a los que prevalecían en los años sesenta. Diversas estimaciones registraban que en el Distrito Federal el 62% de la población vivía en condiciones de pobreza lo que involucraba a cerca de  5,400, 000 habitantes. Por otra parte el 76% de la población que trabajaba en el Distrito Federal recibía ingresos que no rebasan los tres salarios mínimos, es decir 13.5 dólares  americanos  por día, y el 51.2% de los hogares con jefatura femenina recibía menos de dos salarios mínimos, o sea menos de 9 dólares americanos diarios.

 

La discriminación, la considerábamos como la tercera problemática y se refiere a las relaciones de subordinación, trato desigual e injusto y falta de respeto a los derechos humanos en que viven las mujeres, los jóvenes, las niñas y los niños, los adultos mayores, la población indígena, la población con discapacidad y la comunidad lésbico-gay, entre otros. Significa, en consecuencia, un trato y oportunidades desiguales motivadas por razones de edad, sexo, etnia, raza, religión, ideología  u orientación sexual. La discriminación tiene que ver con los rasgos culturales de una sociedad, con la forma en que vemos y valoramos al otro, al diferente, con los estereotipos y modelos que han sido incorporados en la familia, en la comunidad y por los medios de comunicación.

 

Sólo a manera de ejemplo, algunas manifestaciones de la discriminación social las encontramos entre la población indígena que vivía en el Distrito Federal, la cual se estima en más de 500 mil personas y era la más numerosa del país, de las cuales sólo el 42% contaba con vivienda digna; el 60% de la población indígena infantil de la Ciudad de México no contaba con servicios educativos; asimismo, la esperanza de vida de la población indígena era de 65.4 años, mientras que para la población en general era de 73.3 años. 

 

La exclusión y la vulnerabilidad socialse refiere a aquellos grupos que por sus condiciones de desventaja, abandono o desprotección física, mental, jurídica o social, no cuentan con las condiciones necesarias para valerse por si mismos,  por lo que requieren de la tutela familiar,  o del estado cuando han sido abandonados o expulsados del núcleo familiar.

 

A las viejas vulnerabilidades sociales, caracterizadas por la presencia de enfermos crónicos, enfermos mentales, ancianos postrados o abandonados,  niños y niñas en estado de abandono e indigentes, se sumaba la generalización, especialmente entre los jóvenes, del consumo de substancias ilegales, que generan discapacidades permanentes o incluso la muerte; enfermos crónicos; la presencia de niños, jóvenes y familias de la calle, el aumento de la prostitución desde edades tempranas y del comercio sexual infantil, entre otras expresiones de la exclusión social extrema.

 

Algunos datos que dan cuenta de la magnitud y condiciones de estos grupos señalaban que para el 2000, en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, existían 449,000 personas que sufrían algún tipo de discapacidad asociada al consumo de alcohol, cocaína e inhalables entre otras drogas. En otro campo, por ejemplo, se estimaba que casi el 8.3% de las mujeres de 60 años y más que vivían en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México presentaban al menos una discapacidad que las mantiene confinadas en su cama o que les impedían salir de sus casas sin ayuda.

 

Al principio del siglo XXI, los habitantes de la Ciudad de México nos enfrentábamos a transformaciones e indefiniciones entre los ámbitos público y privado de la vida.

 

Entre estos cambios podemos mencionar las transformaciones en los roles de género, la participación creciente y necesaria del estado frente a situaciones que antes eran consideradas privadas como la violencia familiar, las adicciones y las enfermedades de trasmisión sexual; también ha habido transformaciones en la composición de los hogares reconociéndose la presencia de una diversidad de arreglos familiares que exigen una adecuación de las instituciones públicas y privadas  y de la modificación de legislaciones en lo familiar, en lo laboral  y en la seguridad social; transformaciones en el modelo económico que genera movilidad territorial y migración permanente de personas y familias; vemos trasferencia de responsabilidades que antes eran del estado a los individuos y sus familias; hay transformaciones en el acceso a nuevas tecnologías que abren una ventana al mundo, a información antes de difícil acceso y a una velocidad inimaginable; también la creciente participación de los medios de comunicación en la conformación de la opinión pública; mayor participación ciudadana en los procesos de transición democrática de la ciudad y del país; entre otras.

 

Por otra parte encontramos, la apropiación privada de los espacios y bienes públicos por vendedores ambulante, grupos organizados, partidos políticos, ligas deportivas, etc. que lo mismo abarcaba calles y plazas, centros sociales y de salud, medios de transporte y vialidades, zonas protegidas, espacios verdes, deportivos y culturales, así como la contaminación visual y auditiva de nuestros espacios comunitarios; que generan modalidades de exclusión espacial, de deterioro de la convivencia, de enriquecimientos ilícitos y de alto nivel de ingobernabilidad. Estas apropiaciones deterioraban el de por si precario Estado de derecho que vivía la ciudad.

 

Adicionalmente, cabe señalar que la Ciudad de México contaba con 8.6 millones de habitantes, se encontraba inmersa en un espacio metropolitano, con cerca de 18 millones de personas; concentraba la mayor dinámica económica, administrativa, financiera, social, cultural, recreativa y política de todo el país, y además brindaba múltiples servicios sociales, educativos y de salud a más de 5 millones de personas diarias provenientes de los municipios conurbados.

 

Además reconocíamos que la solución estructural a la desigualdad y a la pobreza radicaba fundamentalmente en la instrumentación de una política económica y laboral  que propiciara una adecuada distribución del ingreso y el acceso a activos tangible e intangibles; sin embargo los instrumentos de la política económica y laboral locales y federales estaban a cargo de otras áreas  con las cuales muy lentamente y de manera siempre insuficiente pudimos contactar para realizar trabajos coordinados y generar sinergias.

 

Ante este panorama,  las políticas y prioridades en materia social las estructuramos en siete sectores, además privilegiamos la superación de las condiciones de discriminación que experimentan seis grupos que denominamos de atención prioritaria, y se decidió procurar la atención a seis grupos que denominamos de  alta vulnerabilidad:

 

Sectores

Incluidos

Grupos Sociales de

Atención Prioritaria

Grupos de Alta

Vulnerabilidad

     Salud

        Mujeres

     Niños (as) de la calle

     Alimentación

        Jóvenes

     Víctimas de violencia familiar

     Educación

        Niños y niñas

     Población con adicciones

     Cultura

        Pueblos indígenas

     Personas que viven con VIH-SIDA

     Deporte

        Adultos mayores

     Trabajadoras(es) sexuales

     Recreación

        Personas con discapacidad

     Indigentes

     Asistencia social

 

 

 

La separación por sectores y grupos de población fue una convención necesaria para ordenar las políticas y las acciones, así como para facilitar la interlocución del Gobierno del Distrito Federal con las personas y organizaciones interesadas en dichos sectores o grupos.

 

En relación a la propuesta inicial de política social para el Distrito Federal ésta fue elaborada con la colaboración de todas las áreas vinculadas con la actual Secretaría de Desarrollo Social, entre febrero y abril de 1998.

 

Posteriormente, y con el objeto de consensar una política social pública, la Secretaría presentó a la opinión de organizaciones, legisladores, funcionarios, trabajadores del Gobierno del Distrito Federal, especialistas, académicos y a la población en general, el planteamiento inicial de política social, para su enriquecimiento, para la definición conjunta de programas prioritarios, así como de posibles modalidades de participación; este proceso se llevó cabo de mayo a junio de 1998.

 

Gracias a la estructuración de la política social en 19 sectores y grupos de población y a la elaboración y presentación de 19 documentos de políticas específicas, se facilitó un proceso paralelo de consulta e interlocución con especialistas, organizaciones no gubernamentales y población en general, interesados en temas o grupos específicos.

 

 

El sistema de servicios comunitarios integrados de la Ciudad de México (SECOI)

 

En este marco el SECOI fue sólo un instrumento para ofrecer espacios, técnicas y actividades que permitieran el contacto social, donde personas de distinta edad, sexo, condición u origen aprendieran o reaprendieran a relacionarse, a comunicarse y a convivir, fortaleciendo sus propias capacidades de atención y solución a los problemas, y recuperando valores como el respeto, la tolerancia y la solidaridad; en su diseño y operación se privilegió el enfoque preventivo y de construcción de ciudadanía.

 

 

Propósitos

 

Los propósitos que se planteó el Sistema de Servicios Comunitarios Integrados (SECOI) se pensaron siempre como de largo alcance, sin embargo, para avanzar en su consecución, se definieron tres objetivos estratégicos  susceptibles de lograrse en el corto plazo:

 

1.      Integrar y desarrollar una oferta de servicios y modelos de atención a la población que fuera pertinente a la problemática social que enfrentaba en su ámbito territorial, a nivel familiar, comunitario y social. Enriquecer esta oferta y distribuirla en los barrios y colonias, atendiendo sus especificidades e incorporándola en la infraestructura social y en los espacios comunitarios, privados y públicos disponibles.

 

2.      Potenciar y animar redes sociales de contención y apoyo en los barrios y colonias para atender necesidades básicas, desarrollar capacidades y fortalezas familiares e individuales, reconstruir solidaridades e identidades a nivel comunitario, y promover el desarrollo local.

 

3.      Difundir los modelos de intervención del Sistema entre las organizaciones civiles y sociales para que éstas pudieran aplicarlos en sus ámbitos de acción.

 

Cobertura

 

Para lograr lo anterior se propuso que el Sistema operara esencialmente en las zonas marginadas de la Ciudad de México. Se estimó que en el Distrito Federal habitaban 3.7 millones de personas en condiciones de muy alta, alta y media marginación, la cual se definió a partir de la metodología de la Secretaría de Salud (SSA) que considera para sus cálculos de marginación, once indicadores socioeconómicos relacionados con las características de empleo, ingreso y escolaridad de los integrantes de las familias, la fecundidad de las mujeres y las características de la vivienda. Esta metodología permitió ubicar las zonas marginadas dentro de cada una de las 16 Delegaciones del Distrito Federal a nivel de Áreas Geoestadísticas Básicas (AGEB), que son las unidades territoriales más pequeñas para el registro de información, delimitadas por calles y avenidas, así como por rasgos físicos y/o culturales normalmente reconocibles en el terreno. El Distrito Federal, estaba dividido en 2,277 AGEB’s, de las cuales 877 tenían marginación muy alta, alta y media.

 

Características de la población

 

A partir de la clasificación de las AGEB´s conforme a los tres niveles de marginación (muy alta, alta y media) y de la información censal del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), se identificaron las principales características demográficas, económicas y sociales de la población que habitaba en estas áreas, destacando algunos grupos prioritarios para la política social: niñez, jóvenes, mujeres, adultos mayores e indígenas.  Los datos socioeconómicos por AGEB permitieron identificar la concentración, por ejemplo, de niños y jóvenes, o de mujeres al interior de cada delegación y relacionarla con las condiciones de marginación que enfrentaban en las zonas donde habitaban.

 

Las AGEB´s con los tres niveles de marginación seleccionados representaban el 38.5% del total de áreas en el Distrito Federal; sin embargo, 43% de la población habitaba en esas zonas, es decir, 3.7 millones de personas.

 

Estructura y líneas generales de acción

 

El SECOI operó en tres niveles de intervención: contacto con la población, atención básica y servicios especializados, y su operación inició a partir de nueve líneas generales de acción:

 

 

 

 

Niveles de atención                                                   

 

Líneas de acción

 
 

 

 

I. Nivel de Contacto

 

 

 

 

 

 

  II. Nivel de Atención Básica

 

 

 

 

  III. Nivel de   Atención Especializada

 

 

1.        Montaje del Programa de Educación para la Salud Familiar

2.       Diagnóstico situacional de hogares

3.       Establecimiento de Unidades de Información

4.       Promoción de redes comunitarias o de barrio

 

5.       Ampliación de servicios básicos

6.       Coordinación con otras áreas de gobierno

7.       Convenios con organizaciones civiles, sociales e instituciones académicas

 

8.       Fortalecimiento de los servicios especializados

9.       Convenios con organizaciones civiles, sociales y privadas

 

 

I. Nivel de Contacto

 

1.- Montaje del Programa de Educadoras para la Salud Familiar

 

El nivel de contacto se basó en el Programa de Educación para la Salud Familiar, de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México, de reciente creación en ese entonces, su objetivo general fue identificar y contactar a las familias prioritarias de la Ciudad de México, en función de sus condiciones de marginación socioeconómica, para atender los riesgos y daños a su salud, por medio de acciones educativas de promoción y preventivas de salud y proporcionarles, a través del SECOI, otros servicios y modelos de atención pertinentes a su problemática social.

 

La puesta en operación del Programa de Educación para la Salud Familiar, inició con el reclutamiento, selección y capacitación del personal que en su primera fase estuvo formado por:

 

            2,700   educadoras de salud

                          103   capacitadores

                 11   coordinadores regionales

                         400    trabajadoras sociales en campo

 

La red inicial de 2700 Educadoras para la Salud Familiar  constituyeron la vía de contacto inicial con la población. Realizaron visitas domiciliarias a las zonas marginadas previamente identificadas, bajo la supervisión de capacitadores y coordinadores.

 

Las Educadoras eran mujeres jóvenes con nivel de secundaria y pertenecientes a la comunidad donde realizaban los recorridos; recibían una beca e iniciaban un proceso de capacitación como educadoras de salud. Con estas características se buscó garantizar el acceso a los hogares, ya que resultaba más fácil permitir la entrada a mujeres —sobre todo si eran miembros de la comunidad—, así como ofrecer opciones de desarrollo personal y técnico-profesional a quienes se incorporaban al programa.

 

2.- Diagnóstico situacional de los hogares

 

En una primera fase, las Educadoras para la Salud Familiar aplicaban en las visitas domiciliarias las Cédulas de Identificación de Hogares Prioritarios, donde recababan información sobre la composición de los hogares (número de miembros por edad, sexo y parentesco), características de la vivienda, servicios públicos, datos socioeconómicos (escolaridad, ingreso, subsidios, derechohabiencia, salud sexual y reproductiva) e identificación de problemáticas psicosociales como alcoholismo, violencia familiar, discapacidad, abandono, depresión. Una vez procesadas se identificaba el grado de marginación específica de las familias y se elaboraba un diagnóstico situacional. Este levantamiento se realizó entre noviembre de 1998 y marzo de 1999, habiendo visitado 688 mil hogares que significaban alrededor de 3 millones de personas.

 

Desde la primera visita, las educadoras realizaban la contención inicial de la problemática en materia de salud, brindaban orientación sobre factores protectores y promoción del autocuidado individual, familiar y colectivo.

 

En la segunda fase, 2,000 Educadoras para la Salud Familiar seleccionadas de la red inicial, visitaron  nuevamente los hogares para ampliar la información sobre factores de riesgos y daños para la salud individual y familiar. Esta fase se llevó a cabo entre noviembre y marzo del 2000.

 

La tercera fase fue a largo plazo, ya que era la continuación de las acciones educativas, preventivas y de seguimiento a los hogares, se llevó a cabo a través de visitas domiciliarias, que se realizaban con mayor frecuencia a los hogares más marginados (4 veces al año) y con menor a los de marginación media (una vez al año). Esta responsabilidad recayó en una red de 1,200 Educadoras para la Salud Familiar que quedaban incorporadas a la plantilla de personal, percibiendo un salario en lugar de una beca.

 

Mantener actualizado el diagnóstico y el seguimiento a nivel familiar, comunitario, regional y delegacional, fue básico para que la oferta de servicios en cada uno de los espacios incorporados al SECOI no perdiera pertinencia respecto de la problemática y las condiciones de la población a la que atendía. Las Educadoras para la Salud Familiar reportaban la evolución de las familias para que la oferta siempre respondiera a sus necesidades. La detección de la problemática psicosocial y de aspectos que no pudieran resolver la derivaban a las trabajadoras sociales de los centros de salud, quienes a su vez referían a los servicios de atención básica y especializada del SECOI.

 

3.- Unidades de Información (UI)

 

La operación del SECOI incluyó la instalación de 83 Unidades de Información (UI), ubicadas en igual número de Centros de Salud considerados como cabezas de región de los servicios de salud pública del Distrito Federal. Las Unidades de Información (UI)  constituyeron el principal instrumento para articular la oferta de servicios sociales con la demanda y las necesidades de la población, ya que concentraban, por el lado de la oferta, la información regional sobre directorios de instalaciones y servicios sociales, públicos y privados y que dió lugar al Sistema de Oferta de Servicios Sociales (SOSS); por el lado de la demanda integraba el diagnóstico situacional de los hogares en condiciones de marginación de su región.

 

El Sistema de Oferta de Servicios Sociales (SOSS)  era un sistema informático para consulta rápida, sencilla, ordenada y confiable de la oferta de servicios sociales asociada a distintos grupos de población y problemáticas a fin de apoyar la labor de las Educadoras para la Salud Familiar y de las trabajadoras sociales que asistían a las familias en las visitas domiciliarias y fue un auxiliar básico en las tareas para remitir a la población a los servicios de atención básica y especializada conforme a las necesidades que detectaban.

 

El SOSS consistía en una base de datos con información sobre las instalaciones y servicios de instituciones públicas, de organizaciones civiles, fundaciones e instituciones de asistencia privada incorporadas al SECOI, incluyendo características de los modelos de atención y grupos de población a los que se dirigían, servicios asociados, actividades, horarios, ubicación, características de la infraestructura, personal responsable, requisitos, costos, y todo lo relativo a la operación del SECOI.

 

Las bases de datos del SOSS, se instalaban no sólo en la Unidades de Información (UI) sino en cualquier instalación pública, privada o de la sociedad civil que así lo solicitara y contara con la infraestructura para hacerlo.

 

Por el lado de la demanda, en las Unidades de Información UI también se instalaron las bases de datos con la información recabada por las Educadoras para la Salud Familiar, el diagnóstico de cada familia se tradujo en indicadores sociodemográficos individuales y agregados, que permitieron ordenar a los hogares de acuerdo a su prioridad de atención de diverso tipo: salud, educación, cultura, deporte, recreación, salud mental comunitaria, y por grupos de población (niños, jóvenes, adultos mayores, mujeres, indígena, etc.).

 

El modelo operativo de las bases de datos, permitió la sistematización, consulta y actualización de información por parte del personal responsable del Programa de Educadoras para la Salud Familiar y de las Trabajadoras Sociales, encargadas de complementar la asistencia directa a las familias y de canalizar a la población a los servicios del nivel de atención básica y especializada, conforme a los requerimientos que detectaban.

 

4.- Red Comunitaria[1]

 

La Red Comunitaria o de Barrio se entiende como la acción solidaria y coordinada que realizan los actores o agentes locales para resolver problemáticas que surgen en su territorio o para mejorar las condiciones de vida en el mismo. Estos actores están en las escuelas, iglesias, comercios, fábricas, empresas, mercados, restaurantes, tiendas, organizaciones, instituciones y áreas habitacionales de la comunidad, y son por lo general personas con vocación de servicio que promueven la participación social para la contención de problemáticas.

 

La operación de Redes Comunitarias ha tenido un importante efecto en la contención de la problemática social, de ahí que se buscó reanimarlas y fortalecerlas, facilitando su integración y brindándoles información y técnicas que les permitieran incidir en los problemas psicosociales de su zona, los cuales pueden enfrentarse mejor en forma colectiva, atendiendo los factores detonantes en el lugar donde se originan. Los miembros de la comunidad suelen tener identificados estos factores y los caminos de entrada más eficaces para brindar los apoyos necesarios.

 

La animación de redes sociales comunitarias quedo a cargo de las 16 Delegaciones por lo que fueron varias las metodologías utilizadas, una de las más exitosas fue la de la Delegación Coyoacán, a través de un modelo que  definía tres momentos: el de apertura, el de seguimiento y el de síntesis, en cada una de las fases se incorporaban dos niveles de reflexión el comunitario y el personal. A partir de la contratación y capacitación de un equipo semilla de promotores comunitarios, se identificaba a promotores voluntarios en cada barrio o colonia que quisieran participan en el proyecto de  formación de redes, juntos se iniciaba un proceso que concluía con la consolidación de una red. La experiencia en la Delegación Coyoacán muestra que se pudieron consolidar redes por grupos de población: niños y niñas, jóvenes, mujeres, adultos mayores, migrantes de pueblos originarios, personas con discapacidad. También por temas: salud, deporte  y derechos humanos. Y redes asociadas a los espacios delegacionales: en los centros de desarrollo comunitario, en las escuelas públicas y en las unidades habitacionales.

 

Los objetivos y temáticas de cada red eran diversos destacando: prevención de violencia familiar, mejorar la relación entre padres e hijos, prevención de adicciones, educación sexual, prevención del abuso sexual infantil, salud integral, medicina alternativa, prevención y acompañamiento de la depresión, botica comunitaria, derechos humanos de niños y niñas, integración de las personas con discapacidad, vida independiente para personas con discapacidad, ecología y medio ambiente, recuperación de espacios para activación física, creación de espacios culturales incluyentes, recuperación de espacios para jóvenes, comedor comunitario, proyectos productivos, deporte para todos, entre otros.

 

II. Nivel de Atención Básica

 

El nivel de atención básica se enfocó a la adecuación y ampliación de la oferta de servicios que se ofrecía en la infraestructura social pública, para hacerla más pertinente a la problemática social que enfrentaba la población en su ámbito territorial.

 

Este nivel de atención básica se integró con los servicios que se ofrecían en la infraestructura social pública de las 16 Delegaciones, del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF-DF) y de las Secretarías de Desarrollo Social y de Salud, como son los centros de desarrollo social y comunitario, espacios deportivos y culturales, centros de salud, bibliotecas, centros de capacitación para el trabajo,  módulos de educación para adultos, las unidades delegacionales de empleo, los centros integrales de atención a la mujer, las unidades de atención a la violencia familiar, guarderías, cocinas populares y el servicio de localización telefónica de personas, entre otras. En este nivel de atención también se incluyeron los servicios móviles para las colonias y barrios que no contaban con infraestructura, operados por las delegaciones y el DIF-DF. Y se establecieron acuerdos de coordinación para integrar los servicios proporcionados por otras áreas del gobierno y por organizaciones sociales y civiles.

 

Con el propósito de coordinar el trabajo de las unidades e instituciones que ofrecían servicios en este nivel de atención básica se establecieron Grupos Interinstitucionales de Coordinación y Operación en las 16 Delegaciones (GRICO). Los GRICO operaron como gabinetes de desarrollo social a nivel delegacional.

 

Este nivel de atención consideró tres líneas de acción: ampliación de los servicios básicos, coordinación con otras áreas de gobierno y convenios con organizaciones civiles y sociales.

 

5.- Ampliación de los servicios básicos

 

La ampliación de los servicios básicos incluía: a) el enriquecimiento de la oferta de servicios, b) la adecuación y equipamiento de los espacios donde operaban los mismos, y c) la capacitación al personal que prestaba los servicios. 

 

a)      Enriquecimiento  de los servicios

 

Este es uno de los ámbitos más importantes del SECOI, ya que los modelos de atención que se enriquecieron y ofrecieron en la infraestructura pública, privada y de la sociedad civil constituyeron las principales herramientas para atender la problemática de la población.

 

La situación detectada en los hogares por las educadoras para la salud familiar es muy compleja; por un lado, persistían y se extendían las carencias materiales derivadas de la pobreza: alimentación, salud, educación, vivienda, vestido, empleo, ingresos, transporte, etc. También se detectaron problemas en la infraestructura urbana y de saneamiento: abundancia de perros callejeros, basura, falta de agua potable, alumbrado, pavimentación, etc. Por el otro, se observó que la problemática psicosocial y psicoemocional se fue convirtiendo quizás en la más importante para su atención, por los efectos que estaba teniendo en términos de descomposición social y familiar. Esta problemática se manifiesta en conflictos y violencia familiar, incomunicación, soledad, crisis personales, pérdida de identidad, desesperanza, enfermedades físicas y psíquicas, adicciones y delincuencia, entre otras.

 

El SECOI se centró fundamentalmente, aunque no exclusivamente, en la prevención y atención de la problemática psicosocial y psicoemocional. Para ello, se seleccionaron, diseñaron y clasificaron modelos de atención orientados a combatir los efectos de la descomposición social, muchos de ellos de probado valor proporcionados tanto por instituciones públicas como por organizaciones civiles, privadas y especialistas. Algunas de las características de estos modelos fueron:

 

·         Enfatizan las acciones preventivas que inciden en la autoestima, la autosuficiencia y la construcción de ciudadanía.

·         Brindan atención especializada en salud mental comunitaria mediante la promoción de grupos de autoayuda para la rehabilitación de individuos y familias.

·         Promueven utilizar de manera productiva y creativa el tiempo libre.

·         Permiten su fácil reproducción para atender a un amplio número de personas.

·         Su aplicación es de bajo costo.

·         Pueden ser aplicados por personal no especializado previa capacitación.

·         Han probado su efectividad.

 

La estrategia para incorporar servicios y modelos de atención pertinentes a la problemática actual de la población contempló la integración de actividades y servicios en tres áreas principales: i) Salud mental comunitaria, ii) Deporte y recreación y iii) Cultura y educación.

 

En el primer caso se buscó ofrecer técnicas y orientación para la solución y prevención de conflictos sociales, así como para mejorar la convivencia intrafamiliar, intergeneracional y comunitaria, promoviendo la comunicación y solidaridad entre las personas. El enfoque se dirigió más hacia la colectividad que al individuo, ya que los problemas de afecto, depresión, soledad, pérdida de autoestima y angustia, entre otros, derivan por lo general de situaciones de conflicto familiar y social, y pueden enfrentarse mejor en forma grupal con personas afectadas por problemáticas similares.

 

En deporte y recreación se buscó la construcción de ciudadanía y la recuperación de valores como el respeto, la tolerancia y la equidad, ya que las actividades deportivas, donde hay que respetar reglas, participar en equipo, reconocer al adversario, compartir espacios con distintos grupos de sexo, edad y condición, contribuyen a crear ciudadanía y a enaltecer los valores humanos.

 

Con las actividades culturales y educativas se buscó incidir en la reconstrucción del tejido social y en la recuperación de valores individuales y colectivos, fortaleciendo las identidades alrededor de las cuales se establecen los parámetros de convivencia, del saberse parte de unos y diferente de otros. Se incorporan modelos de desarrollo cultural que la propia comunidad, a través de grupos, asociaciones y/o individuos habían desarrollado, constituyendo experiencias de éxito probado; también se buscaron modelos con carácter formativo que propiciaran el acercamiento grato y creativo a las artes, al conocimiento de la realidad y de las ciencias y a la creación y expresión cultural de distintos grupos sociales.

 

La responsabilidad de la Secretaría de Desarrollo Social, fue seleccionar y en su caso desarrollar o adaptar los modelos, capacitar al personal que los aplicaría, evaluar y dar seguimiento al Sistema de Servicios Comunitarios Integrados (SECOI). Las 16 Delegaciones fueron las que determinaron los modelos y servicios que se requerían en las instalaciones que dependían de ellas.

 

Entre los modelos de salud mental comunitaria que se desarrollaron y pusieron en marcha en 80 espacios destacan: construye tu vida sin adicciones (para jóvenes y adultos), escuela para padres, cómo llevarse bien en familia, hablemos de sexualidad con la gente joven, prevención del embarazo adolescente, fortalecimiento de la autoconfianza en niñas, niños y jóvenes, técnicas para la solución pacífica de conflictos, vida plena del adulto mayor, prevención de la discapacidad y prevención y atención de la depresión.

 

Los modelos de deporte y recreación que se incorporaron a 140 espacios fueron: actividad física, recreación y deporte, y ludoteca de barrio.

 

Finalmente, en materia de cultura y educación, los modelos que operaron en 270 espacios fueron: derechos de la niñez, clubes de ciencias, cultura ambiental, arte para todos, cultura y comunicación, formas de expresión, juegos y juguetes tradicionales, teatro guiñol, expresión y movimiento, historia oral y memoria colectiva, teatro comunitario, taller de apoyo a tareas, ciberespacios, laboratorio de teatro comunitario y crianza y estimulación temprana.

 

b)      Espacios donde operaron los servicios de salud mental comunitaria,  deporte y cultura

 

La estrategia fue atender la demanda y problemática de la población en cualquier espacio y para todos los grupos y personas que lo necesitaban. Por eso se consideraban servicios en instalaciones fijas y servicios móviles en comunidad.

 

En el primer caso, en coordinación con el DIF-DF y las 16 Delegaciones, se hizo una detección de instalaciones sociales que estuvieran en condiciones de operar el SECOI; es decir, que contaran con el equipamiento y mantenimiento mínimos, así como con una plantilla básica de personal, a fin de potenciarlas como centros de servicios múltiples.

 

Los centros que se incorporaron al SECOI mantenían la oferta de servicios con la que operaban, la cual progresivamente se iba enriqueciendo y en su caso, cambiando para que respondiera a la verdadera demanda social del área de influencia de cada centro.

 

Para las zonas sin infraestructura social se seleccionaron modelos que fueran susceptibles de proporcionarse mediante unidades y promotores móviles en espacios comunitarios, privados y públicos disponibles.

 

Cabe señalar que poner en marcha al SECOI, implicó también transformar, adecuar o incluso crear servicios especializados para su operación en instalaciones del Gobierno de la Ciudad de México, algunos de ellos fueron: las 16 Unidades de Atención a la Violencia Familiar (contempló atención médica, apoyo psicológico, trabajo social, apoyo jurídico, además de talleres y grupos de autoayuda), se rediseñó el modelo de atención del albergue temporal para mujeres que viven violencia, 133 Ludotecas de Barrio, 5 Puertos para Jóvenes (espacios que cuentaban con equipo informático moderno, acceso a Internet y servicios de videoclub, música, lectura, talleres y cursos con los temas que más les preocupaban e interesaban), el Faro de Oriente (la construcción abandonada de la ex-carcel de mujeres  se habilitó para crear un centro cultural para la zona oriente de la ciudad que carecía de infraestructura cultural y donde además operaban todos los modelos incorporados al SECOI), 7 Unidades Básicas de Rehabilitación (atendían a población con algún tipo de discapacidad, se ofrecía atención médica y  terapias de estimulación); 600 Libroclubes (instalados en centros comunitarios, casas de cultura, negocios particulares, organizaciones vecinales, sindicatos, en cualquier espacio propuesto por los interesados, los grupos se iniciaban con una dotación de 550 volúmenes de literatura universal con el apoyo de diversas instituciones, empresas editoriales y miles de particulares que donaban los libros), también se fortaleció el programa de atención y orientación social de LOCATEL, compuesto por los servicios telefónicos gratuitos y especializados de toxicología, servicio médico, asesoría psicológica, asesoría jurídica, así como los servicios de Niñotel, de Joven a Jove, Línea Mujer y Línea Dorada (para adultos mayores).

 

c)      Personal que operaba  el SECOI

 

Disponer de personal y formarlo fueron actividades prioritarias y fundamentales para garantizar el funcionamiento adecuado del Sistema. En este sentido, se planteó la formación e integración de una plantilla básica de personal operativo con las siguientes funciones:

 

Facilitadores quienes fueron responsables de promover, aplicar y dirigir los modelos y servicios de atención a la población; por lo tanto, debían ser capaces de desarrollar su actividad en cualquier espacio donde operara el SECOI. Para ello, se impulsó un proceso permanente de Formación de Facilitadores, con el que se capacitó y actualizó al personal de las unidades operativas del SECOI, integrando equipos de facilitadores en:

-          Salud mental comunitaria

-          Deporte y recreación

-          Cultura y educación

 

Administradores de centros o espacios integrados al SECOI, quienes se capacitaban en técnicas del manejo de espacios, tiempos y personal para organizar la prestación de los servicios conforme a la dinámica y necesidades de las comunidades.

 

Promotores móviles encargados de llevar los servicios y modelos a las zonas sin infraestructura, adecuándolos a los espacios disponibles. Contaban con la misma capacitación que los facilitadores.

 

Promotores comunitarios, provenientes de organizaciones sociales y civiles, aunque no formaban estrictamente parte de los cuadros del SECOI, se buscó apoyar a éstos para que realizaran actividades enfocadas al desarrollo social en sus propios espacios. Ésta última tarea se  realizó a  través de la puesta en operación del  Centro de Capacitación de Promotores Sociales Comunitarios (CECAPRO) que ofrecía una currícula con un área común sobre métodos y técnicas de acción comunitaria, así como áreas de especialidad en promoción de la salud, salud mental comunitaria, cultura y  actividades recreativas y deportivas.

 

6.- Coordinación con otras áreas de gobierno.

 

Otras áreas del Gobierno de la Ciudad habían impulsado acciones y proyectos que buscaban cubrir vacíos en la atención de ciertos grupos de población y problemáticas. Algunos de los servicios que proporcionaban planteaban nuevos enfoques de intervención que  incidieran de manera más eficiente en la problemática que enfrentanban; otros eran servicios que ya de por si estaban operando con buenos resultados y que se habían reforzado para ampliar su cobertura.

 

Para integrar estos servicios o propuestas al SECOI, se establecieron convenios de coordinación con las áreas responsables, tanto a nivel delegacional como a nivel del gobierno central.

 

Destacan los convenios con algunos programas de la Secretaría de Salud , con el Instituto de las Mujeres, con la Subsecretaría de Trabajo y Previsión Social, con las Unidades Delegacionales de Empleo, con la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda, con el área de enlace con la sociedad civil a cargo de la Secretaría de Gobierno, entre otros.

 

7.- Convenio con organizaciones civiles y sociales

 

En la Ciudad de México existen organizaciones civiles y sociales, instituciones académicas públicas y privadas que contaban con modelos de intervención social.

 

Como se señaló, el SECOI teniendo en cuenta la problemática social detectó, seleccionó y adoptó modelos de intervención probados por su eficacia.

 

Estos modelos fueron desarrollados por  expertos de la academia, por organizaciones civiles, sociales o privadas que estuvieron dispuestos a compartirlos y en su caso a apoyar la capacitación de facilitadores.

 

El Gobierno del Distrito Federal, a través de la Secretaría de Desarrollo Social se encargo de la multiplicación de esos modelos en distintos espacios de la ciudad a través de la capacitación y la elaboración de manuales que puso a disposición de las áreas que pudieran multiplicarlos y que se incorporaban o formaban parte del SECOI. Estos modelos conformaron el menú con el que se iba enriqueciendo la oferta de servicios en las instalaciones incorporadas en este nivel de atención básica y formaban parte de la currícula con la que se capacitaba a los facilitadores, administradores, facilitadores móviles y promotores comunitarios.

 

Otra forma de colaboración de las organizaciones civiles, sociales y privadas en el SECOI, consistió en ofrecer directamente sus servicios a la población en sus propias instalaciones o en espacios del gobierno, previa concertación. El SECOI combinó los recursos y la infraestructura del gobierno con el potencial de la participación social, convocando a las organizaciones civiles y a las instituciones sociales y privadas con experiencia en el manejo de problemáticas sociales, a proporcionar sus servicios y/o aplicar sus modelos de atención en los espacios del SECOI, en los niveles de atención básica o especializada de acuerdo a sus características, experiencia y capacidades.

 

 

III. Nivel de Atención Especializada

 

El nivel de atención especializada se refiere a los servicios para personas que se encontraban en situaciones de crisis, exclusión, abandono o enfermedad, que requerían de tratamientos y estadía prolongada, incluso permanentes fuera de sus hogares, en instalaciones que brindaban atención hospitalaria, de desintoxicación, alojamiento y alimentación para menores, adultos mayores, indigentes, enfermos crónicos y víctimas de violencia.

 

8. - Fortalecimiento de los servicios especializados

 

Dignificar las instalaciones, los modelos de atención y capacitar al personal de este nivel de atención especializada fue una de las tareas  más difíciles del SECOI y pese a los avances el esfuerzo resultó insuficiente. Las instituciones que integraron este nivel de atención especializada estaban constituidas por la red de 26 hospitales del gobierno de la ciudad, los centros toxicologicos,  por la casa de asistencia social para hombres indigentes adultos con enfermedad mental crónica, la de niños trabajadores de la calle e hijos de trabajadores ambulantes, la de hombres adultos mayores indigentes, la de hombres indigentes adultos sin discapacidad, la de mujeres indigentes adultas y de la tercera edad, y también estaban incorporados lo refugios y albergues de atención a víctimas de violencia familiar.

 

Cuando era posible, las personas rehabilitadas se canalizaban nuevamente a sus hogares, donde las Educadoras para la Salud Familiar y las trabajadoras sociales podían reforzar la autoestima y el autocuidado. En muchos casos la estadía en los servicios de este nivel era permanente, por lo que se buscó mejorar los servicios, ampliar la cobertura e integrarlos al SECOI, con mecanismos ágiles de atención y retroalimentación sobre la situación de las personas canalizadas desde los niveles de contacto y atención básica.

 

La red de instalaciones especializadas de este nivel brindaba atención a grupos de población vulnerable como niños y niñas en situación de calle, personas con adicciones e indigentes. Éstos últimos eran quizás la población más desprotegida y abandonada por la sociedad, con pocas posibilidades para reincorporarse a la vida familiar y social.

 

9.- Convenio con organizaciones civiles, sociales y privadas para brindar servicios especializados

 

El Gobierno de la Ciudad firmó varios  convenios de colaboración y apoyo económico con instituciones sociales y privadas que ofrecieron servicios en este nivel especializado y promovió la apertura de mayores espacios.

 

Coordinación del sistema

 

El comando del sistema se encontraba en la Dirección General de Servicios Comunitarios Integrados de la Secretaría de Desarrollo Social (gobierno central)  y en las 16 Subdelegaciones de Desarrollo Social (gobierno municipal). El papel de ambas era crucial para la puesta en operación el Sistema. La primera, seleccionaba los modelos de intervención, capacitaba a los facilitadores, les daba seguimiento y los actualizaba. Realizaba los convenios con las delegaciones, las organizaciones civiles y sociales y con otras áreas del Gobierno de la Ciudad de México y del Federal

 

Por su parte, las Subdelegaciones de Desarrollo Social desarrollaban y daban mantenimiento a los espacios donde operaban los modelos de atención, los equipaban, enviaban personal a capacitarse, definen los modelos que se aplican en cada zona territorial, animaban las redes comunitarias locales, convocaban y activaban los GRICO y realizaban concertaciones y convenios con otras instancias públicas, privadas  y sociales a nivel de barrio o colonia; también enriquecían la diversidad de modelos de atención de acuerdo a las zonas.

 

De este modo, estas dos instancias fueron fundamentales para el éxito de la instrumentación completa y compleja del SECOI.

 

 

Lecciones aprendidas

 

Para finalizar, agrego a manera de listado algunas reflexiones sobre la experiencia del SECOI:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



Notas:

 

[1] Para mayor información sobre la metodología de animación de redes sociales comunitarias consultar: Instituto de las Mujeres del Distrito Federal (2005) Mujeres Tejiendo Redes. Un Camino hacia la Equidad, Inmujeres-D.F., México. Y Delegación Coyoacán (2003) Redes Sociales en Coyoacán, Dirección General de Desarrollo Social en Coyoacán, México.

 


 

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