IX Coloquio Internacional de Geocrítica

LOS PROBLEMAS DEL MUNDO ACTUAL.
SOLUCIONES Y ALTERNATIVAS DESDE LA GEOGRAFÍA
Y LAS CIENCIAS SOCIALES

Porto Alegre, 28 de mayo  - 1 de junio de 2007.

Universidade Federal do Rio Grande do Sul

EL LIBRE MERCADO DE LAS ÁREAS URBANAS Y LA FALTA DE JUSTICIA
AMBIENTAL EN LA DISPONIBILIDAD DE LAS ÁREA VERDES EN SANTIAGO DE CHILE

Alexis Vasquez y Hugo Romero
Departamento de Geografía
Universidad de Chile

alexvasq@uchile.cl
hromero@uchile.cl


El libre mercado de las áreas urbanas y la falta de justicia ambiental en la disponibilidad deáreas verdes en Santiago de Chile (Resumen)

Chile ha mantenido premisas neoliberales estrictas en la gestión de las áreas urbanas durante más de treinta años, lo que se expresa en regulaciones estatales cada vez más limitadas y un proceso generalizado de privatización y comodificación de sus territorios. Losresultados han consistido enuna expansión ilimitada de las ciudades, un aumento de la segregación socioespacial y una creciente degradación del medio ambiente. La injusticia ambiental afecta especialmente a los sectores más pobres que han perdido accesibilidad y disponibilidad de áreas verdes y consecuentemente empeorado sus condiciones ambientales, mientras los estratos de altos ingresos las han mejorado substancialmente al cabo de los años.Sin embargo, no existen mecanismos, procedimientos ni instituciones capacitadas para corregir y compensar las desigualdades en la distribución de las áreas verdes ni para asegurar los servicios ambientales que ofertan.


Abstract

Chile has mantained strictly neoliberal premises on the urban areas management during more tha therty years. These premises are representedtroughout more limited public regulations and a generalized privatization and commodification process of its landscapes.Outcomes comprises an unlimited urban sprawl, increasing sociospatial segregation and growing environmental degradation. Environmental injustice affects specially the poorer sectors which have loss accesibility and green areas availability, and worsening their environment quality, while the richest population have substantially improved their indicators along the years.However, there are not mechanisms, procedures and institutions in order to correct and compensate green areas unequal distribution or to ensure their environmental services for the whole urban population.


Introducción 

Chile ha mantenido estrictas premisas neoliberales en la gestión de las áreas urbanas. El territorio y sus componentes ambientales han sido privatizados y comodificados y los instrumentos de control y regulación en manos del Estado se han reducido en orden afacilitar el rol de los empresarios privados en la construcción y administración de las ciudades (Romero y Vásquez, 2005a).Los resultados de más de treinta años de gestión neoliberal de las ciudades se manifiestan en un incremento de la segregación socio espacial y socio ambiental y en deterioros ambientales que ponen en duda su sustentabilidad.Por otro lado, la concentración de los bienes y servicios ambientales proporcionados por las áreas verdes urbanas en las áreas ricas, por ejemplo, constituye una muestra de la exclusión a que son sometidos los sectores más pobres de la población. Se ha generado una situación de profundas injusticias ambientales en la medida que las externalidades negativas son generadas por los habitantes de las áreas más ricas de la ciudad (contaminación del aire y aguas, altos consumos de recursos y producción de desechos aéreos, sólidos y líquidos) y transferidas espacialmente a las áreas donde habitan los ciudadanos más pobres. La planificación y gestión ambiental de las ciudades no dispone de mecanismos ni instituciones adecuadas ni tampoco se observan proposiciones de procedimientos e instrumentos destinados a brindar la justicia ambiental que se requiere en las ciudades chilenas, que son representativas a su vez de lo que se observa en la mayoría de las áreas urbanas latinoamericanas.

El presente trabajo analiza las características socioeconómicas de los patrones de crecimiento espacial de la ciudad de Santiago y sus efectos sobre indicadores ambientales seleccionados en virtud de su registro en imágenes satelitales, fotografías aéreas y sistemas de información geográfica que permiten observar y clasificar los cambios en los usos y coberturas de suelos. Santiago de Chile concentra cerca del 35 por ciento de la población y la mayor cantidad de servicios financieros y económicos del país. Las proyecciones muestran que el crecimiento poblacional y físico de la ciudad, seguiráritmos cercanos o superiores a los actuales, lo que lleva a pensar que será cada vez mayor la cantidad de población afectada por problemas ambientales, tales como enfermedades respiratorias, altos niveles de estrés, inundaciones, criminalidad, etc. Adicionalmente, se ha señalado la existencia de una importante segregación socio-espacial residencial en Santiago (Arriagada y Rodríguez, 2003).Los diferentes sectores de la ciudad son ocupados exclusivamente por población de un nivel socio-económico similar, excluyendo casi completamente de estos territorios a personas y comunidades de status diferentes, lo que genera,entre otros efectos, marginalidad, delincuencia, falta de tolerancia y resentimiento (Sabatini et al, 2001). Las evidencias provenientes del análisis de varias ciudades permiten concluir que los riesgos o efectos medioambientales negativos causados, por ejemplo, por los depósitos de resíduos tóxicos, no se distribuyen de manera homogénea sobre la población urbana, sino que se localizan preferentemente en sectores habitados por comunidades de bajos ingresos o pertenecientes a minorías étnicas (EPA, 2002; Walker and Bulkeley, 2006; Krieg and Faber, 2004; Fisher et al, 2006). Adicionalmente, los servicios ambientales, como los otorgados por la vegetación, también se distribuyen de manera asimétrica sobre la población (Pedlowski et al, 2002; Iverson and Cook, 2000; De la Maza, 2002; Escobedo et al, 2006), siendo más escasos en los sectores pobres, que al mismo tiempo son los más deteriorados por impactos ambientales acumulativos.  La vegetación es uno de los elementos biofísicos más importantes en el medio ambiente de las ciudades, debido a que presta un sinnúmero de funciones ambientales valiosas (Sukopp, 1991; Chiesura, 2004): mejora la calidad del aire, ayuda a controlar los ruidos, reduce riesgos de inundación y protege la biodiversidad (Romero et al, 2001; Romero y Vásquez, 2005b; Ruiz-Jaén and Mitchell, 2006, Nowak et al, 1997). Zipperer (1997).Rudd et al (2002) y Li et al (2005) han puesto acento en el estudio de la vegetación a través de la evaluación funcional de los Espacios Verdes Urbanos (EVU), considerandola ecología de paisajes, para la cual la localización, el tamaño, el origen y el grado de aislamiento de los parches vegetacionales, son parámetros determinates en el valor y funciones ambientales que podrían prestar dentro de las ciudades (Romero et al, 2001). 

Nowak (1993), plantea que la estructura y distribución espacial del arbolado urbano está determinado por el uso del suelo, la intensidad de la urbanizacion y la edad del establecimiento poblacional. Sin embargo, Pedlowski et al (2002) encontraron una estrecha relación entre densidad y diversidad de árboles de distintos barrios y el valor del suelo en cada uno de ellos, perdiendo valor explicativo la edad del establecimiento en pos de los niveles de riqueza y educación de los habitantes.En el caso de Santiago de Chile, Escobedo et al (2006) y De la Maza (2002), han estudiado la estructura y diversidad del arbolado urbano en relación con el nivel socio-económico de las diversas comunas que componenla ciudad, encontrando que las de niveles socio-económicos altos tienen una mayor cobertura de arbolado urbano y una mayor cantidad y diversidad de árboles, además de una menor proporción de arbolado público, que las comunas pertenecientes a estratos socio-ecónomicos bajos.  Sin embargo, recientes estudios urbanos señalan que Santiago, al igual que otras ciudades latinoamericanas, desde hace un par de décadas está sufriendo un proceso de reconfiguración y reestructuracin espacial y funcional. Este nuevo modelo de ciudad, denominada ciudad “fragmentada” se manifiesta en nuevas formas y magnitudes de segregación social y espacial (Borsdof et al, 2006), que tienen su mayor expresión a escalas de barrio y comuna. Este proceso de segregación socio espacial ha sido también considerado como segregación socio ambiental, en la medida que la comodificación o mercantilización de los espacios urbanos según los niveles de ingresos de las familias, se expresa coma áreas de calidad ambiental totalmente distintas.

La heterogenidad socio ambiental de las ciudades latinoamericanas es una expresión de la creciente desigualdad socioeconómica de sus habitantes.Dado que son los habitantes de los sectores de mayores ingresos los que participan más activamente en la generación de la contaminación del aire, agua y suelos, y considerando que al mismo tiempo residen en las áreas de mayor calidad ambiental, se puede sugerir que hay un traslado de las externalidades y efectos ambientales adversos hacia las áreas de la ciudad donde residen los sectores de más bajos ingresos, quienes al mismo tiempo presentan los mayores índices de vulnerabilidad social y por ello de probabilidades de adquirir enfermedades relacionadas ambientalmente. Si a ello se agrega que los servicios hospitalarios de dichas áreas son los menos dotados, se puede concluir en la presencia de una auténtica falta de justicia ambiental, que para ser remediada exigiría medidas especiales de planificacion, gestión y compensación en los espacios urbanos ocupados por los sectores de menores ingresos, que a diferencia de los países desarrollados, constituyen la mayoría de los habitantes de las ciudades.

Resultados

La figura 1 muestra los cambios de usos y coberturas de los suelos para la ciudad de Santiago entre losaños 1975 y2004. Romero et al (2007) reconocen que la expansión de la ciudad y sus efectos ambientales han seguido patrones espaciales diferentes según se trate de urbanizaciones de alta o baja densidad, que a su vez corresponden a los sectores sociales de ingresos medios-bajos y altos, respectivamente. La urbanización de alta densidadha predominado en el sector poniente (comunas de Maipú, Cerrillos y Pudahuel) y sur de la ciudad (La Florida y Puente Alto), remplazando sobre todo a suelos que previamente presentaban usos predominantemente agrícolas. Este tipo de urbanización está asociada al asentamiento de población de nivel socio-económico bajo y medio. De manera opuesta, se observa que la expansión urbana de baja densidad, asociada principalmente a población de nivel socio-económico alto, ha tenido su mayor manifestación en las comunas del oriente de la ciudad, tales como: Las Condes, Lo Barnechea, Peñalolén, Vitacura y La Reina. Romero et al (2006) señalan que a lo largo de las ultimas tres décadas este tipo de urbanización sustituyó a terrenos con coberturas predominantes de vegetación natural y semi-natural

Figura 1
Cambio de usos y coberturas en la ciudad deSantiago durante el periodo 1975 – 2004

El hecho deque las coberturas de suelos que han sido remplazadas a través de los años por superficies urbanas sean diferentes según se trate de altas o bajas densidades, permite diferenciar las implicancias sociales y ambientales que resultan de que la ciudad crezca de una u otra forma.

La figura 2 muestra el impacto de la urbanización de alta y baja densidad sobre las variaciones en las coberturas de vegetación. A lo largo de los distintos periodos analizados, aproximadamente el 54 por ciento de las áreas afectadas por la expansión urbana de alta densidadregistra una pérdida de vegetación, mientras quelas superficies que mantuvieron su vegetación estable en cada periodo alcanzaron cerca del 40 por ciento.

Es notableque en los periodos 1975-1989 y 1998-2004 las áreas ocupadas por urbanización de alta densidad que perdieron vegetación alcanzaronporcentajes muy cercanos al 60 por ciento de su superficie, lo que se puede considerar un auténtico proceso de “desertificación”.

Figura 2
Impacto de la expansión urbana de alta y baja densidad, sobre
la vegetación en el Gran Santiago durante el periodo 1975 – 2004

Entre los años 1975 y 1989, las superficies densamente urbanizadas que perdieron vegetación se concentraron en áreas aisladas de las comunas de La Florida, La Pintana y La Granja (figura 3). En cambio, en el siguiente periodo se trató deuna gran superficie compartida por las comunas de Pudahuel, Maipú y Cerrillos(figura 4). En el último periodo hubo pequeñas superficies en las comunas de Quilicura y Puente Alto que concentraron la pérdida de vegetación (figura 5).

Por otra parte, entre el 60 por ciento y 80 por ciento de las áreas ocupadas por urbanización de baja densidad han mantenido relativamente estable su cobertura vegetacional. Además, entre el 5 por ciento y el 15 por ciento de la superficie de estas áreas,dependiendo del periodo considerado,han incrementado la vegetación. De acuerdo a lo anterior, losefectos ambientales, tales como el deterioro de las coberturas devegetación urbana, dependen del nivel socioeconómico de los habitantes que participan de la expansión de la ciudad y de la densidad de las áreas que ocupan. Por otro lado, se puede suponer quela incorporación de nuevos territorios a la ciudad sigue una secuencia determinada, comenzando por un impacto ambiental negativo inicial, debido al desmonte de la vegetación, remoción y estabilización del suelo y su posterior impermeabilización, y que luego de su consolidación urbana,esos espacios deberían experimentar una mejoría en su calidad ambiental, como consecuencia de la instalación de parques y jardines.

Figura 3
Impacto de la expansión urbana de alta y baja densidad, sobre
la vegetación en el Gran Santiago durante el periodo 1975 – 1989

Figura 4
Impacto de la expansión urbana de alta y baja densidad, sobre
la vegetación en el Gran Santiago durante el periodo 1989 – 1998.

Figura 5
Impacto de la expansión urbana de alta y baja densidad, sobre
la vegetación en el Gran Santiago durante el periodo 1998 – 2004.

La figura 6 muestra la evolución de la vegetación que experimentaron las áreas que se urbanizaron entre 1975 y 1989. Como se mencionó anteriormente, sin importar el tipo de urbanización del que se trate, el mayor impacto sobre la vegetación se observa en el período inicial (1975-1989), para estabilizarse en los períodos sucesivos. Sin embargo, este impacto es mucho más intenso en el caso de la urbanización de alta densidad, que en este periodo se localizaba predominantemente en el sur de la ciudad (figura 7). La figura 8 muestra que durante el periodo 1989-1998 la mayor parte de la superficie bajo análisis no experimenta cambios significativos en su cobertura vegetacional. Es importante señalar que una proporción del área que fue afectada por la expansión urbana de baja densidad durante el periodo 1975-1989, ha experimentado un reverdecimiento (figura 6) en la medida que transcurren los años y se consolida el asentamiento, como se observa en el sector de La Dehesa y Las Condes (figura 8).

Figura 6
Evolución de la vegetación en las superficies de expansión urbana de alta y baja densidad
1975 – 1989, en el Gran Santiago durante el periodo 1975 – 2004.

Finalmente, la figura 9 muestra el paisaje urbano dominante en la actualidad en sectores de expansión urbana de alta y baja densidad ocupados entre los años 1975 y 1989. Claramente la evolución de parámetros ambientales claves como la vegetación en sectores urbanos consolidados depende, nuevamente, del tipo de urbanización de que se trate. Es así como los sectores de baja densidad que fueron urbanizados entre el año 1975 y 1989 en la actualidad lucen como territorios altamente vegetados (figura 9a y 9b), con la presencia de patios ajardinados y campos deportivos además de infraestructura pública como bandejones centrales arbolados, plazas y parques. Las figuras 9c y 9d muestran el caso de los sectores ocupados en el mismo periodo pero por urbanización de alta densidad. En estos casos la consolidación de la urbanización tiene como resultado un paisaje casi desprovisto de vegetación, que en el caso del sector escogido de Maipú es mitigado por infraestructura pública como pequeñas plazas y bandejones centrales arbolados. En el caso del sector El Castillo en La Pintana, el paisaje ha evolucionado hacia un “desierto urbano”, donde el rasgo principal es la ausencia casi absoluta de vegetación, lo que impide el acceso de estos sectores a los múltiples y valiosos servicios ambientales ofrecidos por la vegetación en las ciudades.

Figura 7
Evolución de la vegetación en las superficies de expansión urbana de alta y baja densidad
1975 – 1989, en el Gran Santiago durante el periodo 1975 – 1989

Figura 8
Evolución de la vegetación en las superficies de expansión urbana de alta y baja densidad
1975 – 1989, en el Gran Santiago durante el periodo 1989 – 1998.


Figura 9
Paisaje actual en las superficies de expansión urbana de alta y baja densidad 1975 – 1989

. Fuente: Google Earth


Conclusiones

La aplicación sostenida de las premisas neoliberales a la gestión de los territorios urbanos en Chile manifiesta claros signos de insustentabilidad al cabo de más treinta años. Constituyen manifestaciones de tal insustentabilidad el crecimiento ilimitado de las áreas urbanizadas, el fortalecimiento de la segregación socioespacial y socioambiental, el aumento de las diferencias de calidad ambiental en las áreas y paisajes ocupados por los estratos ricos y pobres de la población urbana, representados por urbanizaciones de densidades bajas y altas, respectivamente.

La expansión urbana tiene efectos e implicancias ambientales diferentes según se trate de densidades altas o bajas. Las primeras registran implicancias significativamente más negativas sobre el estado y funcionamiento ambiental de los territorios, tal como lo demuestran el deterioro de las cubiertas vegetadas. En estos términos, una urbanización de baja densidad tiene menores costos ambientales para sus habitantes. No obstante lo anteriormente señalado, los efectos ambientales de la incorporación a la ciudad de nuevos sectores ocupados por estratos ricos de la población pueden agravarse debido a que, por una parte, estos sustituyen coberturas vegetales naturales y seminaturales y, por otra, al traslado de sus externalidades negativas hacia los sectores ocupados por los habitantes de menores recursos de la ciudad, lo que se traduce en manifestaciones de injusticia ambiental.

Las diferencias en la calidad ambiental de las áreas ocupadas por densidades bajas y altas –que representan a los sectores de ingresos altos y medio-bajos, respectivamente- se acentúan en el transcurso del tiempo, principalmente debido a que en el primero de los casos, ocurre una recuperación y restauración a través de los años. Ello se debe a la construcción y habilitación de jardines, plazas y parques que acompañan la consolidación de los hábitats residenciales de baja densidad. Por el contrario, las áreas ocupadas por urbanización de los sectores de menores ingresos, generan una degradación ambiental de las tierras ocupadas que se mantiene o acentúa a través de los años.

La diferencia de comportamiento ambiental entre los sectores de densidades urbanas bajas y altas permite inferir que las políticas públicas deben analizar la conveniencia de intervenir más directamente las áreas ocupadas por los sectores sociales de ingresos medios y bajos, con el fin de evitar las injusticias socio-ambientales que se evidencian en la actualidad.

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