IX Coloquio Internacional de Geocrítica

LOS PROBLEMAS DEL MUNDO ACTUAL.
SOLUCIONES Y ALTERNATIVAS DESDE LA GEOGRAFÍA
Y LAS CIENCIAS SOCIALES

Porto Alegre, 28 de mayo - 1 de junio de 2007.
Universidade Federal do Rio Grande do Sul

EL APROVISIONAMIENTO DE VIVIENDA DIGNA Y DECOROSA PARA LOS MEXICANOS

Irma Guadalupe Romero Vadillo
Centro Interdisciplinario de Investigaciones y Estudios Sobre Medio Ambiente y Desarrollo – IPN
iromerov@ipn.mx


El aprovisionamiento de vivienda digna y decorosa para los mexicanos (Resumen)

En los últimos siete años, la política habitacional en México se ha centrado en atender a la población que puede acceder a un crédito, sin embargo ello no soluciona siquiera el problema para esa porción de mexicanos, ya que parte de las viviendas a las que pueden acceder, no cumplen con las características mínimas de habitabilidad. Lo que es más grave, es que dentro de estos esquemas quedan grandes sectores de la población que ni siquiera pueden obtener un crédito, por ser considerados como demanda no solvente. Basado en un diagnóstico preciso sobre las necesidades de vivienda en México, en el presente documento se proponen caminos de redistribución diferente que avancen en el proceso de permitir el disfrute una vivienda digna y decorosa a todos los mexicanos, como lo establece el artículo 4 de la Constitución Política. Lo anterior implica el diseño de una política habitacional que tome en cuenta las necesidades de habitar de las mayorías.

Palabras clave: Política habitacional, vivienda, habitabilidad


The provision of worhty and decent housing for mexicans (Abstract)

In last seven years, housing policy in Mexico has been focused in population that can accede on a credit; nevertheless it does not solve at least the problem for that portion of Mexican. Important part of houses that can be bought on credit does not fulfill the minimum characteristics of habitability. Most serious of the problem is that, with the existing policy, great sectors of the population are not served, because they are considered as insolvent.

Based on a precise diagnosis of needs of house in Mexico, the present document proposes different forms of redistribution that they advance in the process to allow the benefit of a worthy and decent house to all the Mexicans, as it is established in Mexican Constitution. The previous thing implies the design of a housing policy that takes into account the necessities to live of the majorities.

Key words: Housing policy, housing, habitability


Introducción

El diseño de la política habitacional le corresponde al Estado, sin embargo la política que se diseñó en el sexenio pasado no disminuyó de forma sustantiva el déficit cualitativo de vivienda. El primer paso para el diseño de una política habitacional que satisfaga las necesidades de habitar de la población debiera ser el diagnóstico de la problemática, lo que se traduce en conocer la magnitud del reto.

La forma en que se mide la cantidad de viviendas necesarias es lo que determina las políticas, estrategias, plazos y recursos necesarios para tratar de solucionar el problema de la vivienda (Garza: 1978). Para confrontar las metas que la política se plantea fue necesario establecer a nuestro criterio las necesidades. Para ello es preciso primero tener en cuenta que dichas necesidades no se satisfacen con cualquier tipo de vivienda, sino que ésta debe cumplir con un mínimo de características, por tal razón, en la investigación “La Política Habitacional y el Hábitat del S. XXI”, de la que parte este trabajo, realizada por la suscrita, bajo la dirección del Dr Ignacio Kunz Bolaños, se determinaron en primera instancia las dimensiones mínimas que debe tener la vivienda para considerar que satisface la necesidad de habitar de quien la ocupa.

A partir de lo anterior se contabilizaron las viviendas que no cumplen con los requisitos mínimos de habitabilidad. Los datos que se analizan son los de la base de datos de la muestra del censo de población y vivienda del 2000, para cuya elaboración el INEGI utilizó un cuestionario ampliado.

Para el estudio se elaboró un programa de cómputo y posteriormente se construyeron las tablas y gráficas necesarias para contar cuantos alojamientos no tienen los elementos mínimos de habitabilidad. Con lo anterior se presenta una imagen de la situación de la vivienda en ese año, por lo que para evaluar en que medida la política implementada durante el gobierno de Vicente Fox, estaba combatiendo el déficit tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo, los resultados obtenidos se cruzaron con las acciones realizadas en el sexenio.

En el presente trabajo partimos del diagnóstico elaborado para el año 2000 para proponer caminos que conduzcan hacia la satisfacción de una necesidad, la de habitar y a la realización de un derecho, tipificado en el artículo 4º de la Constitución el del disfrute, de toda familia a una vivienda digna y decorosa.

Es pertinente señalar que por las características de la información, no es posible trabajar con datos más recientes, ya que para ello se requeriría de una muestra censal actualizada y los censos en México se realizan cada 10 años y aún no se sabe si se volverá a tomar una muestra en la que se aplique el cuestionario ampliado. Así mismo, es importante destacar, que con la investigación mencionada, se constató que las acciones realizadas no han ido encaminadas a disminuir en forma sustantiva el déficit de vivienda, en especial en su dimensión cualitativa, por lo que el diagnóstico obtenido sigue siendo válido. En el mismo sentido, hay que resaltar que la presente propuesta se encamina más hacia los lineamientos a seguir que a la parte numérica en sí.

I. Diagnóstico de las necesidades de vivienda en México.

La primera parte del diagnóstico subtitulada, las dimensiones mínimas de habitabilidad, se refiere tanto a la definición del concepto de vivienda digna y decorosa, como a señalar las dimensiones mínimas de habitabilidad, aspectos como se verá más adelante estrechamente vinculados. La razón de ser de este primer apartado es que estos dos aspectos, son la base para determinar la naturaleza y dimensión del déficit de vivienda. La segunda sección se refiere al método utilizado para calcular el déficit y en la tercera se presentan los resultados.

I.1. Las dimensiones mínimas de habitabilidad.

En la introducción dijimos que el objetivo de la política habitacional debe de ser tanto el de satisfacer las necesidades de habitar de la población, como el realizar los derechos humanos, entre los que está el de la vivienda, en el caso de México tipificado en la Constitución, que en su artículo 4º otorga el derecho a todas las familias mexicanas al disfrute de una vivienda digna y decorosa.

Sin embargo, determinar lo que es una vivienda digna y decorosa o como deben satisfacerse las necesidades de habitar de la población no es una tarea fácil, ya que en la formación de estos conceptos existen una serie de factores, que hacen que cualquier definición que se adopte tenga cierto grado de subjetividad. No obstante lo anterior, para la investigación realizada fue preciso determinar un mínimo de características con las que la vivienda debe cumplir para considerarla digna y decorosa, según los términos utilizados en la constitución o habitable, desde nuestra perspectiva.

Conforme a todos los aspectos examinados, concluimos que la vivienda debe tener al menos 5 dimensiones que son espacio suficiente, disponibilidad de servicios, brindar protección física, acceso al equipamiento, y ocupación segura.

I.2 El concepto de vivienda digna y decorosa utilizado

En lo que a espacio se refiere se consideró que la vivienda es adecuada cuando está ocupada por una sola familia, cuenta con espacios diferenciados en los que no se utiliza el baño, la sala ni las recámaras para comer, únicamente se duerme en las recámaras, tiene suficientes habitaciones para que la familia realice las actividades que requiere para desarrollarse sanamente, en las que no duermen más de tres personas independientes en un solo cuarto, y dos tratándose de un matrimonio, es decir que el índice de ocupación es de 2.5 habitantes por cuarto y tiene una superficie acorde al tamaño de la familia.

Para la protección se tomó como adecuada aquella cuyo periodo de vida útil no ha terminado, está construida con materiales y tecnología adecuados al clima del lugar para proporcionar protección con la menor utilización de medios mecánicos, tiene la estabilidad necesaria en su estructura. En cuanto a los Servicios, Cuenta con instalaciones de energía eléctrica, agua potable y combustible indispensables para realizar las actividades que permitan un sano desarrollo. En lo que respecta al equipamiento, se puede acceder con facilidad al trabajo, la educación, la salud, la recreación, el deporte, el transporte y a las áreas verdes. Por último se calificó como ocupación segura, a la que concuerda con la normatividad jurídica vigente.

II. Método para calcular el déficit

Para calcular el déficit se partió de considerar que éste tiene dos dimensiones, una cuantitativa y la otra cualitativa, esta última, determinada por las características mínimas de habitabilidad que se consideró la vivienda debe tener.

Los datos utilizados, como ya se mencionó, fueron los de la base de datos de la muestra del censo nacional de población y vivienda del 2000, la cual la tomó el INEGI para aplicarle un cuestionario ampliado. Dicho cuestionario contiene preguntas que no se encuentran en el censo y proporcionan información tanto sobre las características de la vivienda y sus habitantes, como de la naturaleza y dimensión del déficit. La citada muestra fue del 10 % de la población total.

Para procesar los datos se utilizó el programa Mat Lab, con el auxilio de SPSS, Acces y Excel. La muestra censal estaba en formato de base de datos, por lo que fue necesario convertirla a formato de texto y establecer un código para los espacios en blanco, con el fin de poder procesar las cantidades en el programa que se elaboró para Mat Lab. La salida se envió a Excel, en donde se realizaron los cálculos finales.

El programa trabaja con las dos bases de datos en las que se divide la muestra y utilizando el factor de expansión calculado por el propio INEGI para ese fin, extrapola los resultados a nivel general. Una de las bases de datos comprende las características de la vivienda y se compone de 2 millones de registros, la otra contiene información referente a los habitantes de la vivienda y consta de 10 millones de registros. A las variables que el INEGI maneja en la muestra se agregaron otras, referentes a la derechohabiencia y al tamaño de la localidad en la que se ubican las viviendas, variables que se calcularon con el mismo programa. Para la parte del cálculo del tamaño de la familia y su composición se trabajó con los resultados obtenidos por Kunz. La confiabilidad matemática la revisó la doctora en matemáticas Eleonora Romero Vadillo.

Es pertinente aclarar que fue necesario hacer una definición práctica, que toma en cuenta únicamente aquellos elementos que se pudieron medir, lo que hace pensar que el déficit pudiera ser aún mayor de lo planteado. Entre los factores que lo pudieran aumentar tenemos el caso de las viviendas con ventilación insuficiente, las expuestas a ruidos o las que a pesar de tener servicios y un estado constructivo aceptable, se localizan en zonas de alto riesgo como minas de arena, causes de ríos o arroyos o terrenos de mala calidad. Todos ellos son factores que no pudimos medir.

II.1 Consideraciones sobre los cálculos

En primera instancia se calculó cuántas viviendas nuevas eran necesarias, tanto en la dimensión cuantitativa como la cualitativa. Este tipo de vivienda a su vez se subdivide en dos subcategorías. La vivienda para las familias sin techo y la vivienda a reemplazar. En su dimensión cuantitativa el problema se refiere al número de viviendas necesarias y en su dimensión cualitativa se plantea el problema de las características. Dentro de las 5 dimensiones analizadas la vivienda nueva necesaria representa una forma de la falta de protección.

II.1.1 Argumentos sobre la vivienda nueva necesaria

Como familias sin techo consideramos de un lado a las familias que viven con otras, las cuales, de acuerdo con el censo llamamos hogares extra y de otro a los miembros de la familia que deben vivir en forma independiente, a las que clasificamos como familia ampliada. Como vivienda a reemplazar consideramos a aquellas unidades que por sus características es necesario sustituir en su totalidad.

En la investigación partimos de la idea que a cada familia nuclear, le corresponde una vivienda, ya que así lo establece la constitución. En el cálculo se tomó como hogar nuclear, aquel formado por el jefe y su cónyuge; el jefe y su cónyuge con hijos; o el jefe con hijos. En este tipo de hogar puede haber empleados domésticos y sus familiares. Es pertinente aclarar que el jefe es aquel reconocido como tal por los demás integrantes del hogar, sin importar el sexo. (Glosario INEGI:2000).

II.1.1.1. Criterios sobre los hogares extra

A partir de los rasgos de los hogares observados, basado en los estudios sobre composición familiar, del Dr Kunz, concluimos que aquellos considerados como hogares extra, por el censo, deben tomarse como demandantes de vivienda. Este tipo de hogares sería aquel en el que las familias comparten una vivienda con otra y contribuyen al gasto diario, pero no forman parte de la familia nuclear.

II.1.1.2. Pautas acerca de la familia ampliada

Así mismo, dentro de la familia ampliada se juzgó que hay miembros que se pueden aceptar en la vivienda, mientras que otros necesitarían vivir en forma independiente, ya que conforme a los estándares internacionales aceptados, al permanecer en el hogar nuclear, viven en condiciones de hacinamiento.

Como personas que deben independizarse consideramos a los hijos sin ninguna discapacidad mayores de 25 años, los mayores de 18 casados y todas aquellas personas, en este rango de edad que no tienen relación con la familia nuclear. Asimismo respetamos la permanencia en el hogar de los hijos solteros mayores de 25 años cuando los padres son mayores de 65, o cuando alguno tiene discapacidad y de los menores huérfanos.

El límite de 25 años se tomó porque esa edad es la que en México permite a una persona trabajar por su cuenta e incluso haber terminado la educación profesional, y por lo tanto tener la capacidad para establecerse en un hogar independiente al de sus padres. La Ley del Seguro Social y la del ISSSTE, otorga la pensión en caso de muerte de los padres hasta que el huérfano cumple 25 años. Así mismo el INEGI considera que la población en edad de demandar vivienda es aquella que se encuentra entre los 20 y 59 años de edad, que equivale al 47.1 % de la población total.

Otro criterio que se tomó en cuenta fue que solo hay un 13 % de la población menor de 25 años que es casada o tiene pareja, mientras que el resto de los casados supera esa edad. Así mismo juzgamos que si algún hijo mayor de 25 años tiene discapacidad, se justifica la permanencia en el hogar de los padres. También se consideró como permisible si los padres son mayores de 65, en donde se partió del supuesto de que el hijo se encuentre cuidando a sus padres y en cambio si es mayor de 25 años o casado y mayor de 18 años, debe vivir en forma independiente.

Para el caso de los padres se consideró que deben vivir en forma independiente, por lo menos hasta los 65 años, cuando ya no tienen hijos menores de 25 años y si no tienen ninguna discapacidad, pues en caso contrario se justifica la presencia de algún otro miembro de la familia para hacerse cargo de su cuidado.

En general se aceptaron como parte de la familia extendida a los menores de 18 años huérfanos, independientemente de su parentesco con el jefe de familia, ya que se consideró que pueden ser menores a su cuidado, así como a los nietos, bisnietos, tataranietos o sobrinos huérfanos. De igual forma se contó como parte de la familia extendida a los mayores de 65 años, a los discapacitados, a los menores de 25 años y aún a los hijos casados menores de 18 años y su familia. Una vez descontadas a aquellas personas que consideramos no debían permanecer en el hogar, pasamos a contabilizar cuantas familias viven en condiciones de hacinamiento, tomando en cuenta la relación que debe existir entre el espacio y el No. de personas que habitan la casa.

II.1.1.3. Definición de vivienda a reemplazar

En primer término, dentro de este concepto tomamos los lugares en los que se alojan algunas familias, pero que por sus características no se pueden considerar adecuadas para habitar, estos son los cuartos de azotea, los locales no construidos para vivienda, la vivienda móvil, los refugios y los lugares no especificados. Enseguida quitamos los cuartos sin baño ni cocina, llamados cuartos redondos y por último, las viviendas en malas condiciones conforme al material con que están construidas sus paredes.

Dentro del material en paredes en primer término se calificó de inadecuados, independientemente del tiempo de construcción a los lugares que no brindan protección o causan problemas de salud, a saber: los materiales de desecho, la lámina de cartón y la lámina de asbesto o metálica. En segundo término se tomó a las viviendas que de acuerdo al material, habían concluido su periodo de vida útil, a las cuales se denominó caducas.

El tiempo de vida útil estimado en muros, conforme a Barrientos Rodríguez, para el adobe fue de 25 años, para el ladrillo, tabique, block, piedra cantera, cemento o concreto, 75. Para la madera 15, el embarro o bajareque y el carrizo, bambú o palma 5 y para la clasificación del censo de otros 2 años. (Barrientos: 1972). La vida útil del concreto con alma de poliestileno se calculó en 50 años, conforme a la garantía que ofrecen las aseguradoras para este material.

II.1.2. Fundamento de los cálculos de calidad

Los alojamientos que se consideraron en malas condiciones son aquellos que a pesar de haber cumplido con la primera dimensión analizada de los atributos de protección, presentan problemas de calidad. Al respecto hay que aclarar que no se cuenta con los elementos necesarios para determinar cuántos de éstos tienen la posibilidad de corregir el problema, por lo que una parte podría sumarse a la vivienda nueva necesaria, pero al no tener los elementos partimos del supuesto que en todas ellas hay la posibilidad de adaptarse y no sería necesario reemplazarlas en su totalidad.

Por otra parte los requerimientos que pudimos medir en cuanto a calidad de las unidades existentes fueron protección, espacio, ocupación segura, servicios básicos y acceso al equipamiento urbano. Cada una de estas dimensiones se subdividió en otras para precisar las características del déficit, como se detalla en la figura 1

Figura 1
Estructura de problemas de calidad de la vivienda

Es pertinente mencionar que para el rubro de protección, del inciso c) del figura, se tomó como techo deficiente tanto aquellos construidos con materiales inadecuados, así como los que concluyeron su periodo de vida útil, para lo cual se utilizó también la clasificación de Barrientos Rodríguez, en la que se da 50 años a los techos de concreto o tabique; ladrillo o terrado con viguerías 75, teja o similar 30; madera 15; palma o tejamanil 10; concreto con alma de poliestileno 30 y otros 2.

Así mismo, por la importancia que se da en la política habitacional a la vivienda en propiedad, analizamos la composición del déficit cualitativo según su forma de ocupación. Tanto para los alojamientos que es necesario reemplazar como para las edificaciones con problemas de calidad estudiamos el tipo de ocupación que se presenta, que puede ser propia, rentada o de forma insegura.

Otra de las divisiones que hicimos fue la de la distribución del déficit en cuanto al tamaño de localidad en el que se ubican, para conocer la carencia y deficiencias tanto de las localidades con más de 15 mil habitantes como las de menos. Así mismo, calculamos también la magnitud del problema cuantitativo y cualitativo que le toca resolver a cada uno de los organismos de vivienda existentes. En este documento nos vamos a referir a los resultados obtenidos para los programas destinados a la población de menores recurso y aquellos que quedan fuera de todos los esquemas planteados por las estrategias gubernamentales.

En el figura 2 se presenta el universo que se considera para el total de moradas con problemas de calidad. En donde se puede ver, que para el total, las cifras se fueron descontando para poder sumar el No. de viviendas con problemas sin que se traslapen los universos, pero sacamos también las cifras en las que estos universos se cruzan ya que esos datos resultan importantes para hablar de las características y el número de acciones necesarias.

Figura 2
Universo considerado como déficit de calidad


III. Los Resultados, características del déficit de vivienda habitable

III.1 Vivienda nueva necesaria

Conforme a los cálculos realizados, se requieren 2,581,206 viviendas para quienes se consideraron como familias sin techo, de los cuales corresponden 1,789,999 a las familias ampliadas que conforme a las consideraciones mencionadas deben vivir en forma independiente y 782, 207 para los hogares extra.

En cuanto a la vivienda a remplazar se contabilizaron como alojamientos inadecuados el 3.26 % del total de los existentes, lo que da una cifra de 713,093. Los cuartos redondos representan el 2.45 % igual a 534,423 viviendas y las unidades caducas son el 3.31 % del total, es decir 723, 212. En suma es menester remplazar 1’970.728 unidades.

En el cuadro número 1 se presenta el resumen de la vivienda nueva necesaria, el cual se proyectó al 2007, tomando en cuenta el requerimiento de vivienda para las nuevas familias calculado en el programa sectorial de vivienda, cifra que es de 776,000 viviendas anuales, lo que da 5’ 432,000 viviendas, cantidad a la que le descontamos el número de créditos otorgados en el sexenio, estimado en 2’749,425. El resultado, obtenido de ponderar el 84 % de los créditos para adquisición del 2001 al 2005 y el 81.1 % en el 2006 y lo que va del 2007, da 2’682,575 viviendas necesarias en 6 años 3 meses, cifra muy conservadora, ya que ello supone que todos los créditos para adquisición se destinaron a una vivienda adecuada.

Cuadro 1
Total de viviendas nuevas requeridas (aproximado)
concepto cantidad
hogares extra 782.207
total de viviendas a reemplazar 1.970.728
familias ampliadas 1.798.999
vivienda nueva necesaria (en 6.3 años) 2.682.575
TOTAL 7.234.509

III.2 Los problemas de calidad de la vivienda

Respecto a los problemas de calidad considerados en el cuadro 2 se presentan los resultados generales obtenidos para cada una de las dimensiones estudiadas, en donde el porcentaje se refiere al total de viviendas existentes.

Cuadro 2
Composición del déficit cualitativo
Concepto/ déficit de viviendas
cantidad %
Espacio 7,213,048 33.00
Servicio 2,149,604 9.83
Protección 1,017,822 4.66
Ocupación insegura 706,876 4.32%
Distante del equipamiento 24,044 .11 %
TOTAL 11’111,394 50.83

Como se puede observar es mucho mayor el problema de las viviendas existentes que no tienen los requisitos mínimos de habitabilidad que el de las viviendas nuevas necesarias, lo que muestra el grave error de la política habitacional seguido en el sexenio de Vicente Fox, de destinar la mayor cantidad de recursos a los programas para adquisición de vivienda. Así mismo al no tomar en cuenta la naturaleza del déficit, muchas de las unidades a las que se destinan los créditos son inadecuadas desde el momento en que se adquieren.

En el cuadro 2 se puede observar también la importancia de los problemas de espacio, aunque cabe recordar que las cifras correspondientes a las otras problemáticas se fueron descontando para evitar el traslape, para estar en condiciones de conocer el total de viviendas con problemas. Con lo anterior tenemos que las 24,044 viviendas distantes son aquellas que no tienen ninguna de las demás carencias, sin embargo el número total de viviendas alejadas es mayor. En el siguiente esquema se presenta la comparación entre los totales de cada problemática a excepción del equipamiento, ya que para ese rubro no se calculó el total.

Figura 3
Comparativo de dimensiones de problemas de calidad

III.3. Déficit por tipo de ocupación

III.3.1 Forma de ocupación de la vivienda a reemplazar

Las viviendas descartadas propias son 1,208,278, que representan el 61.31 % Las rentadas representan el 14.90 % y las ocupadas de forma insegura el 23.79 %. Con los anteriores porcentajes se puede observar que la mayor porción de las familias que habitan en sitios que no brindan protección, son propietarios de él.

III.3.2 Forma de ocupación de las edificaciones con problemas de calidad

En lo referente a la forma de ocupación de las viviendas que presentan problemas de calidad, sin tomar en cuenta las distantes, tenemos que de los 11’087,350 de viviendas en esta situación, el 70.50 % , 7’817,013 son propias, 1,131,599, el 10.21 % son rentadas y 2’138,738, el 19.29 % están ocupadas de forma insegura. Lo mismo que para la problemática del apartado anterior, en este caso el sector más afectado es el de los propietarios.

111.4 Déficit según ubicación

Como ubicación de la vivienda analizamos la situación para las localidades menores a 15 mil habitantes, a las que para fines prácticos llamamos rurales y en las mayores a 15 mil, a las que llamamos urbanas.

III.4.1 Ubicación de la vivienda a reemplazar

Según datos del censo de población y vivienda existen 198, 878 comunidades menores a 15,000 habitantes, en las cuales de acuerdo con nuestras cifras se ubican 8’008,712 viviendas, el 36.64 % de las viviendas existentes. Los otros 13,848,889 se ubican en 513 comunidades de más de 15 mil habitantes.

De las viviendas descartadas el 52.92 % están situadas en localidades de más de 15 mil habitantes y el 47.08 en las de menos. Aunque es mayor el porcentaje de viviendas de las localidades mayores que es necesario reemplazar, la diferencia es tan solo de 5.84 % y si se toma en cuenta que el medio urbano es mucho mayor que el rural, tenemos que el problema es más grave en el campo en el sentido de que de sus viviendas se descartó el 11.58 %, mientras que del total de viviendas urbanas se descartó el 7.53 %.

III.4.2. Ubicación de la vivienda con problemas de calidad

De las viviendas con deficiencias, tenemos que 5’218,439 se ubican en localidades con más de 15 mil habitantes y 5’868,911 en las de menos de 15 mil. Con estas cifras podemos ver la gravedad de la situación para las localidades que llamamos rurales, ya del total de viviendas localizadas en ellas, el 73.28 % no tiene las condiciones indispensables de habitabilidad, mientras que para las urbanas el porcentaje es del 37.68 %.

IV. El déficit para la demanda no solvente

Como demanda no solvente vamos a considerar a aquellas familias con ingreso individual menor o igual a 2.5 salarios mínimos y familiar menor o igual a cuatro veces salario mínimo, los cuales en teoría estarían atendidos por el Fondo Nacional de habitaciones populares (FONHAPO). Decimos en teoría debido a que los recursos y las acciones de este fondo son más bien simbólicas. Así mismo consideramos en esta categoría a aquellas familias que quedan fuera de todos los esquemas de financiamiento posibles, los cuales clasificamos como no derechohabientes.

Es pertinente señalar que el cálculo se hizo por tipo de derechohabiencia, por lo que queda fuera de la clasificación la parte de la población que aún teniendo derecho a alguno de los otros fondos de vivienda existentes, por sus ingresos, no alcanzan el monto del crédito suficiente para adquirir una vivienda en el mercado. Es decir, que parte de los derechohabientes también son demanda no solvente, por lo que el déficit desde este punto de vista es mayor que el considerado en el presente documento.

IV.1. Vivienda nueva necesaria para la demanda no solvente

IV.1.1. Hogares Extra, Familia Ampliada y nuevos hogares

Del total de Hogares Extra 143,753 correspondería atender a FONHAPO y 424,749, no tienen acceso a ningún programa de vivienda, lo que da 568,502 hogares, el 72.67 % del total de los existentes. Ahora, considerando que este sector de la población representa el 70.31 %, de las viviendas calculadas para cubrir la demanda de las familias ampliadas, le corresponderían 1’264,876 y de la vivienda para las familias nuevas 1’886, 118.

En total para estos hogares se requieren aproximadamente 3’719,496 de viviendas actualmente, a lo que hay que agregar las viviendas a reemplazar para estimar la vivienda nueva necesaria.

IV.1.2 Vivienda a reemplazar

Para la población atendida por FONHAPO sería necesario reemplazar 359, 785 viviendas y para los sin derecho 1’236,743. Lo que da un total de 1’596,528, de las cuales el 62.66 % son propias, el 12.88 % rentadas y el 24.45 % presentan ocupación insegura.

Es interesante hacer notar que a pesar de ser estos sectores de bajos ingresos, cuentan con una vivienda propia, pero en muy malas condiciones y sería necesario reemplazarla. La gravedad del problema se resalta si se toma en cuenta que el 81 % de la vivienda a reemplazar corresponde a la demanda no solvente.

IV.1.3 Total de Vivienda nueva necesaria

La vivienda nueva necesaria para la demanda no solvente estaría compuesta por la vivienda para los hogares extra, la de la familia ampliada, los nuevos hogares y la vivienda que es necesario reemplazar. Lo que da un total de 5’316024 viviendas nuevas necesarias para este sector de la población.

IV.2. La vivienda con problemas de calidad de la demanda no solvente

En el cuadro 3 se puede ver la composición del déficit por problemas de calidad para la demanda no solvente.

Cuadro 3
Déficit por problemas de calidad de la demanda no solvente

concepto
FONHAPO
SIN DERECHO
cantidad
% respecto a total
cantidad
% respecto a total
Espacio
1,503,189
6.88
4,384,245
20.06
Servicio
455,588
2.08
1,389,918
6.36
Protección
176,508
0.81
584,078
2.67
O. Insegura
95,043
0.43
331,532
1.52
TOTAL
2,230,328
10.20
6,689,773
30.61
8’920,102 = 40.81 %

Con lo anterior tenemos que 8’920,101 viviendas con problemas de calidad corresponden a la que clasificamos como demanda no solvente, lo que muestra lo crítico del problema, ya que ello significa que a este sector de la población le corresponde el 80.45 % de las viviendas en malas condiciones. Así mismo hay que resaltar que éstas representan el 40.81 % del parque habitacional existente.

En lo que toca a la forma de propiedad de estas viviendas tenemos que el 73.55 % son propias, el 8.54 % rentadas y el 17.89 % están ocupadas de forma insegura. Con lo anterior podemos ver que también la mayor parte de las viviendas deficientes para este sector de la población son propias, pero en este caso el tipo de acciones que se requieren son de mejoramiento, remodelación o ampliación, así como de introducción de servicios.

Hacia el aprovisionamiento de vivienda digna y decorosa para la demanda no solvente

Como propuesta se recomienda en primer lugar, la elaboración de una política habitacional encaminada fundamentalmente a resolver las necesidades de habitar de la población y a la realización de uno de los derechos humanos fundamentales, el disfrute de una vivienda digna y decorosa. Dicha política deberá partir por lo tanto del diagnóstico de necesidades y no de los requerimientos del mercado como sucedió en México en el sexenio pasado y como se observa la tendencia en el presente.

Un diagnóstico preciso permite conocer la magnitud del problema, en este caso en lo que se refiere al aprovisionamiento, así como estimar los recursos necesarios y planear las acciones precisas hacia la solución del problema.

Conforme al diagnóstico realizado se tiene en primer lugar que la vivienda no por ser propia es adecuada por el contrario, existen un gran número de viviendas con esta forma de ocupación que se encuentran en malas condiciones, muchas de ellas pertenecientes a demandantes no solventes. La política debiera por tanto impulsar todas las formas de ocupación que la ley permite. La edificación de vivienda en renta o la renta con opción a compra, son una parte, lo mismo que los subsidios para la renta. El ingreso de una parte importante de la población que requiere vivienda nueva, así como de la que vive en sitios inadecuados, no permite el acceso a una vivienda propia, pero ello no implica que deba alojarse en un sitio en malas condiciones, en cuyo caso la renta subsidiada puede representar una morada digna y decorosa.

Las acciones de remodelación o mejoramiento necesarias vendrían a solventar otra parte del problema, tomando en cuenta que por las características de la demanda que nos ocupa, parte de los créditos requiere del subsidio, ya que no basta con otorgar un crédito, sino que este sea suficiente para las acciones necesarias para que la vivienda tenga por lo menos las condiciones mínimas de habitabiliad.

El crédito progresivo y el fomento a la vivienda progresiva, desde el pie de casa a la vivienda terminada, puede ser una opción para otra parte de los demandantes, sin perder de vista que una vivienda no es habitable sino hasta que está terminada. Al mismo tiempo, hay que tomar en cuenta también que la vivienda individual consume gran cantidad de espacio.

Asimismo, la política habitacional debiera fomentar diferentes tipos de vivienda para las diferentes familias, en especial en cuanto al tamaño se refiere y a las características del lugar en el que se ubica. Gran parte de los problemas de sobre ocupación se dan para quienes ganan menos de tres salarios mínimos. Como se vio en la parte del diagnóstico el problema de espacio es la parte más representativa del problema y este se puede resolver de un lado con acciones de remodelación o ampliación para la vivienda existente y edificando viviendas que tomen en cuenta a quienes la ocuparán en el caso de la vivienda nueva.

Otro elemento es considerar el tiempo de vida útil de los materiales y elaborar programas de mantenimiento y en su caso de reemplazo de las viviendas que cumplan el periodo de vida útil, lo que incluye facilidades para el mantenimiento de la vivienda, como el planear conjuntos con usos comerciales que permitan a los propietarios obtener recursos para este fin. En el caso de la vivienda individual la vivienda taller puede ser una opción y en la rural, el espacio para el cultivo. Es pertinente mencionar que los cálculos presentados en el diagnóstico se realizaron con datos del año dos mil, por lo que ahora, siete años después el déficit se ha incrementado para aquellas viviendas construidas con muros de embarro, bajareque, carrizo, bambú o palma para los que se consideró una duración de 5 años, así como los clasificados en el rubro de otros, a los que se les dio 2 años.

De igual forma se puede avanzar en la solución con el financiamiento para materiales de construcción. Es importante además, destinar las acciones y buscar los mecanismos para los lugares en que se requiere. Como vimos en el diagnóstico el problema se centra en las viviendas ubicadas el las localidades de menos de 15 mil habitantes y las acciones lejos de dirigirse hacia allá se dan en las localidades mayores. En las grandes ciudades la densificación a través de las facilidades necesarias para la construcción en terreno familiar o propio es otro de los caminos. Así como el apoyo a soluciones colectivas de autogestión de la vivienda y la creación de bolsas de ahorro y préstamo solidario, bajo el auspicio de FONHAPO.

Otra forma es la de otorgar créditos para vivienda usada, con la supervisión de los Fondos de la situación en que se encuentra el inmueble ofertado. Actualmente la vivienda terminada más económica es la que se financia a través del programa vivienda económica INFONAVIT, la cual en un principio, cuando inició el programa tenía un costo de $150,000 pesos, y actualmente en su mayoría cuestan $173,200 (micasa.gob.mx) equivalentes a una vivienda en la mayor parte de los casos de una recámara con superficie que va de los 34 a los 45 m2, con un baño. Al respecto es importante mencionar que el único fondo que financia la compra de vivienda usada es INFONAVIT, las cuales en estados como Aguascalientes, donde la económica tiene un valor de 173,200, la usada tiene un costo que va desde los 119,000 pesos, con superficies mayores a 60 metros cuadrados y en muchos casos tres recámaras, lo que muestra que el financiamiento de vivienda usada puede ser también una opción viable.

Otro punto que debe tomarse en cuenta es el de la creación de un padrón de despachos de arquitectos para realizar proyectos y supervisión de obra a autogestores con cargo a FONHAPO. De igual forma es importante la capacitación y registro cono Director Responsable de Obras (DRO) y Director Responsable Urbano (DRU) de los profesionistas que laboran en los organismos de vivienda para que presten asesoría y apoyo gratuito para la realización, supervisión y verificación de obras y proyectos a los autogestores.

Hay que contemplar también los mecanismos para la escrituración gratuita e incentivos fiscales para el pago de impuestos como predial y servicios como la electricidad para las familias de menores ingresos, ya que hay que mencionar que una parte de las familias que ocupan predios de forma irregular y en situación de riesgo, se niegan a ser reubicadas debido a que no pueden hacer frente a ese tipo de pagos.

También es un aspecto sustantivo el contemplar los mecanismos de acceso al suelo adecuado, tanto en el medio urbano como en el rural, aunque especialmente en las ciudades éste es un bien demasiado caro, lo cual intensifica el problema de la vivienda. El subsidio para la compra de suelo a autogestores, cooperativas de vivienda y autoproductores, además de atacar esta parte del problema puede ser una forma de evitar la segregación social y evita el surgimiento de barrios y colonias degradados, al propiciarse la adquisición de suelo en sitios ya consolidados. En este punto hay que hacer énfasis en que la vivienda propia como ya se mencionó no es la única solución.

Otro asunto cardinal es el del acceso a las instalaciones para la educación, la salud, la recreación, el transporte y el trabajo. Como bien señala René Coulomb la política habitacional, debe reconocer que la vivienda es mucho más que cuatro paredes, también es ciudad y equipamiento urbano. (Coulomb: 2006), a lo que habría que agregar entorno adecuado, ya que la vivienda rural, también debe tener acceso a las instalaciones referidas.

La colaboración con universidades y centros de educación superior es otro de los elementos cardinales hacia la solución. De un lado están los proyectos de investigación relacionados con la problemática y de otro están las soluciones técnicas y la participación a través del servicio social con el apoyo directo tanto con proyectos arquitectónicos y urbanos, propuestas de tecnologías de bajo costo, supervisión y dirección de obra, así como asesoría administrativa y financiera en proyectos de creación y manejo de cooperativas de vivienda y de materiales de construcción.

En resumen, se requiere de una política habitacional que contemple todas las formas viables, sin perder de vista el foco del problema. Contrario a lo que sucede actualmente, en donde se da prioridad a los créditos para adquisición de vivienda nueva, ya que si bien estos resuelven una parte del problema del aprovisionamiento de vivienda e impulsan al sector de la construcción, se deja fuera de la posibilidad de acceder a una vivienda adecuada a la mayor parte de las familias que se alojan en sitios sin las condiciones indispensables de habitabilidad.

Por lo anterior es fundamental además que dicha política se inserte dentro un proceso global de planificación para que se elabore en concordancia con los ordenamientos territoriales y con los planes sectoriales para satisfacer dos de los derechos humanos fundamentales el del disfrute de una vivienda digna y decorosa y el derecho a un medio ambiente saludable, ya que no es posible hablar de vivienda adecuada sin considerar su entorno.

Desde la perspectiva anterior es importante hacer énfasis en el acceso al suelo y en la planeación para vivienda rural, ya que al destinar la mayor parte de las acciones a las localidades de más de 15 mil habitantes, se condena a la vivienda rural a permanecer en malas condiciones, aislada y edificada en condiciones que no proporcionan la suficiente protección y que como se vio, representan una parte muy significativa del problema.

Referencias

BARRIENTOS RODRÍGUEZ, Alonso. Procedimiento para el cálculo de los costos de mantenimiento. Conescal, nº 26, México, diciembre de 1972.

CORTÉS DELGADO, José Luis. Reflexiones sobre el Problema de la Vivienda en México. UAM, octubre 2001. «http://webuam.uam.mx/difusion/revista/oct2001/cortes.html

CORAGGIO, José Luis. Política social y economía del trabajo. Alternativas a la política neoliberal para la ciudad. Madrid: Miño y Dávila editores, 1999.

ONZÁLEZ LOBO, Carlos. Vivienda y Ciudad Posibles. Programa de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (CYTED), Subprograma XIV; Ed. Escala; Colombia; 2000.

FONHAPO. Fondo Nacional de Habitación Populares en: http://www.fonhapo.gob.mx

Mi casa. Página de la Presidencia de la República que ofrece cartera de viviendas de interés social. http://www.micasa.gob.mx

Plan Nacional de Desarrollo 2001-2006. Secretaria De Hacienda y Crédito Público. Diario Oficial. 30 De Mayo De 2001

Programa Sectorial de Vivienda 2001-2006. Primera edición, 2001. Secretaría de Desarrollo Social. Impreso y hecho en México

INEGI. Instituto Nacional de Estadística, geografía e informática en: http://www.inegi.gob.mx


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