IX Coloquio Internacional de Geocrítica

LOS PROBLEMAS DEL MUNDO ACTUAL.
SOLUCIONES Y ALTERNATIVAS DESDE LA GEOGRAFÍA
Y LAS CIENCIAS SOCIALES

Porto Alegre, 28 de mayo  - 1 de junio de 2007.

Universidade Federal do Rio Grande do Sul

LA ECONOMÍA SOLIDARIA COMO SOLUCIÓN A LA SOSTENIBILIDAD DE LA AGRICULTURA FAMILIAR:

EL CASO DEL REASSENTAMENTO SÃO FRANCISCO, CASCAVEL, PR, BRASIL

Miriam Hermi Zaar
Doctoranda en Geografía Humana
Universidad de Barcelona
miriamzaar@yahoo.es


La economía solidaria como solución a la sostenibilidad de la agricultura familiar: el caso del Reassentamento São Francisco, Cascavél, PR, Brasil. Resumen

Los Reassentamentos CRABI están formados por 600 agricultores familiares que fueron expropiados de sus fincas debido a la construcción de la Hidroeléctrica Salto Caxias en el Río Iguazú, estado de Paraná. Representan un magnífico ejemplo de cómo la estructura socioeconómica basada en la economía solidaria ha sido fundamental para el mantenimiento de las explotaciones en que viven. Organizados en diez reasentamientos y éstos en 19 asociaciones, los agricultores están afiliados a una cooperativa de crédito solidario, CRESOL, a partir de la cual obtienen, a través del aval solidario, recursos para cultivar y para las necesarias inversiones en las explotaciones. También adquieren colectivamente insumos, aperos y maquinaria agrícola y venden parte de lo producido. La producción y los ingresos derivados de ella prueban que la agricultura familiar insertada en la economía solidaria es viable. 

Palabras-clave: agricultura familiar, economía solidaria, Reassentamentos CRABI, CRESOL, Reassentamento São Francisco de Assis.


Supportive economy like a solution to the familiar farming: the new settlement São Francisco, Cascavél, PR, Brazil . Abstract:

The new settlements CRABI are formed for six hundred familiar farmers who were expropriated from their farms when the construction of the Salto Caxias hydroelectric took place, in Iguaçu River, Paraná State. They are an extraordinary example that explains how socioeconomic structure, based on supportive economy, has been basic for the exploitations maintenance, where they live. Farmers, organized in ten new settlements, and these ones in 19 associations, are affiliated to a credit supportive cooperative, CRESOL, and from here, they get, with a supportive endorsement, means to cultivate and to necessary inversions at the exploitations. Their organisation, structured in associations, allows them to purchase agricultural supplies and sell their production collectively. The production and the money for this production, prove that familiar farming, inserted in supportive economy, is feasible.

Key words: family agriculture, supportive cooperatives, Reassentamentos CRABI, CRESOL, Reassentamento São Francisco de Assis.


En un momento en que se cuestiona la viabilidad de la agricultura familiar, defendemos en este artículo, su viabilidad cuando está asociada a la economía solidaria. La investigación que forma parte de nuestra tesis doctoral se centró en analizar las posibilidades de sostenimiento de un grupo de agricultores familiares, que en su momento inicial (1997) fueron 600 familias. Expropiadas de sus tierras, eligieron reasentamientos para iniciar una nueva forma de organización, muy difundida en los últimos años entre grupos de trabajadores con recursos escasos: la economía solidaria.

Con el fin de analizarlo, elegimos el Reassentamento São Francisco de Assis, uno de los diez reasentamientos CRABI localizados en el Oeste y Sudoeste paranaenses. Ocupando algo más de 17.000 hectáreas en su total (incluidas áreas comunes y de equipamientos sociales), las casi 300 fincas del Reassentamento CRABI varían de extensión según el número de trabajadores en cada familia, aunque en general tienen entre 20 y 35 hectáreas. Las actividades desarrolladas en las explotaciones son diversas. Algunos agricultores se adhirieron a la agricultura ecológica, mientras otros aun no lo hicieron porque no están convencidos. Los productos cultivados son variados y destacan la soja, el maíz, la yuca, el fríjol, el arroz de secano, el tabaco, la caña de azúcar, las frutas y hortalizas, entre otros. La actividad lechera ocupa, al lado de la agricultura, una  posición destacada, ya que en algunas fincas se ha especializado en su producción y comercialización, alcanzando excelentes índices de productividad. Además, otras actividades ganan adeptos, como la cría de cerdos, de cabras y la piscicultura, entre otras. 

Su situación actual favorable se debe a la forma de organización basada en los principios de la economía solidaria, que ha hecho viable sus explotaciones. Las experiencias han sido adoptadas por otros pequeños agricultores que, del mismo modo que los reasentados aquí estudiados, encontraron en la vía solidaria una solución a sus problemas de aislamiento, demanda  de préstamos, compra de abonos y semillas y venta de productos.

Estructuramos el artículo en tres partes. Primeramente tratamos de su origen, de sus características y de la forma como fue organizado el reasentamiento. Posteriormente comentamos como su estructura económica les favorece en cuanto a la sostenibilidad de las explotaciones; por último elaboramos un análisis de los resultados obtenidos por estos agricultores familiares.  

Su origen y características

Los Reassentamentos CRABI surgieron como consecuencia de la construcción de la Presa de Salto Caxias, planificada a partir de un inventario realizado entre 1967 y 1969 sobre el potencial hidroeléctrico existente en las cuencas hidrográficas de las regiones Sul y Sudeste.

Las experiencias negativas vividas por comunidades rurales situadas en la orilla de los ríos Paraná e Iguaçu, que fueron expropiadas debido a la construcción de centrales hidroeléctricas, hicieron que las comunidades afectadas por la construcción de la Presa Salto Caxias comenzasen a organizarse en 1989. Este año estuvo marcado por una serie de reuniones entre los afectados, que tenían como objetivo analizar los impactos que causaría la construcción de la Presa de Salto Caxias. El 28 de junio de 1990, durante un seminario que contaba con la participación de diversas entidades y organizaciones de izquierda y de las comunidades afectadas, se creó la Comissão Regional dos Atingidos por Barragens no Rio Iguaçu (CRABI) con apoyo de otras organizaciones afines como el MASTRO (Movimento dos Agricultores Sem Terras do Oeste Paranaense) y la CRAB (Comissão Regional de Atingidos pelas Barragens do Rio Uruguai).

Se organizaron campamentos reivindicativos en el lugar de las obras de la presa y manifestaciones en que participaron varios miles de personas, como consecuencia de las cuales, la empresa responsable de la obra, la Companhia Paranaense de Energia Elétrica – COPEL, reconoció, en un Termo de Compromiso firmado el 15 de diciembre de 1993, a la CRABI como representante directa de las familias afectadas, y aceptó diseñar, con los representante de los afectados, la forma de orientar el proceso de expropiación de las explotaciones y plantear las principales directrices que reglamentarían la adquisición de las superficies que se transformarían en reasentamientos.

Después de muchas negociaciones, otras manifestaciones con igual o superior número de participantes y tras ocupación de las oficinas de la COPEL en uno de los municipios afectados, ambas partes, CRABI (representante de los afectados) y COPEL (responsable de la construcción de la presa), llegaron a acuerdos referentes al número de reasentados, a la extensión de cada finca, al tipo de suelo y localización de los terrenos que pueden ser adquiridos, además de la infraestructura que  debían poseer los diez reasentamientos.

A comienzos de 1997 (ocho años después de las primeras movilizaciones), habían sido adquiridas todas las tierras elegidas por los reasentados y consensuadas por la Compañía eléctrica las directrices para los reasentamientos.

 Además de las 600 familias que optaron por vivir en éstos, hubo otras 334 familias que decidieron optar por una carta de crédito y 900 familias que eligieron  recibir el importe de sus tierras en dinero, para comprar ellos mismos tierras donde les pareciese más conveniente. Pero lo más importante es que según representantes de la CRABI, el 98 por ciento del contingente de expropiados permanecería en áreas rurales, dedicándose a las actividades agropecuarias, evitando así que los pequeños agricultores se transformasen en “sin-tierras”.

Los agricultores reasentados resolvieron que la tierra sería explotada individualmente y las áreas comunes administradas colectivamente. Estas áreas comunes son básicamente los equipamientos sociales construidos por la COPEL, compuestos por escuelas, el puesto de salud, el salón social, el área recreativa y deportiva y las iglesias, aunque lo son también el huerto para experimentos biológicos y la reserva forestal que según la ley brasileña debe representar un mínimo del 20 por ciento del total de la explotación.

Otro dato a considerar es que se optó por mantener la misma estructura comunitaria del lugar de origen. Las comunidades ya existentes fueron transferidas manteniendo varios aspectos, entre ellos la misma vecindad, lo que permitió una adaptación más rápida al lugar de destino.

La organización de los reasentamientos y el trabajo colectivo

En los diez reasentamientos localizados en siete municipios de las Regiones Oeste y Sudoeste paranaenses, se creó la Associação de Desenvolvimento dos Produtores e Atingidos pela Usina Hidroelétrica de Salto Caxias  (ADERABI), que se encuentra formada por 19 asociaciones menores repartidas entre los diez reasentamientos, cada una con un número de asociados que varía entre 20 y 40.

Son asociaciones que en su mayoría ya existían en las comunidades expropiadas y que una vez reestructuradas para atender los objetivos de los reasentados, poseen vida propia (con junta directiva, número de registro, etc.) y por lo tanto con poder de decisión sobre las cuestiones discutidas y sobre las reivindicaciones de sus asociados; lo cual les atribuye, además de la función de representar a los asociados en las asambleas de la entidad, representarlos igualmente ante otros sectores de la sociedad, siempre que sea necesario. La junta directiva, elegida de forma democrática cada dos años, tiene la función de administrar y representar a su asociación.

Se trata de una estructura básica, a partir de la cual los agricultores se asocian y también se aglutinan en grupos menores para alcanzar determinados objetivos, como la toma de préstamos a través del aval solidario que comentaremos más adelante.

Antes y durante el proceso de traslado, la construcción de las viviendas se hizo prioritaria para que los agricultores lograsen desarrollar, en un primer momento, si no todas, al menos parte de las actividades inherentes a la explotación. Basados en experiencias que se habían tenido en otros procesos de expropiación, tomaron la decisión de construir ellos mismos sus viviendas.

A partir de un presupuesto preestablecido para ello, que era proporcional al número de personas de cada familia, utilizaron el método conocido como mutirão, es decir, se formaron grupos de agricultores que, con la necesidad común de construir una vivienda, decidieron actuar colectivamente construyendo las casas una a una entre todos ellos. Las viviendas fueron construidas a partir de planos pre-elaborados y bajo la dirección de un ingeniero civil.

En este momento, la vida en comunidad y la ayuda de los vecinos fue fundamental. La cooperación entre ellos para la construcción de las viviendas, ya comentada, fue el primer paso de ayuda solidaria, que tuvo continuidad poco tiempo después con la construcción de los almacenes.

En el caso de la construcción de los almacenes de granos y de aperos de labraza, la experiencia de otros reasentamientos los llevó a rechazar la realización de construcciones con un mismo patrón[1]. Se construyeron diversas maquetas que al permitir representar modelos diferentes de almacenes, estimularon la elección de la estructura que mejor se adaptase a las actividades desarrolladas por el agricultor. Una estrategia adoptada tratando de conseguir la diversificación de las actividades desarrolladas en la explotación, y un mejor nivel de mantenimiento del agricultor. 

Entre las primeras actividades económicas desarrolladas en los reasentamientos, tuvo prioridad la organización de las fincas. Así, la limpieza de las tierras con el corte del matorral y del brizantão encontrado en el área de pasto, fue esencial para la preparación del suelo y para realizar las primeras siembras de productos agrícolas, en particular la avena para alimentar el ganado lechero.

Debido a las dificultades encontradas en este primer año de reasentamiento, incluso con parte de las tierras (cerca del 40%) aún en proceso de preparación para ser transformadas en pasto, los agricultores decidieron cultivar de forma colectiva las áreas ya preparadas. El sistema mutirão y el uso de herramientas arcaicas, hoy substituidas por otras más modernas, posibilitó la siembra, sacar las malas hierbas, cosechar los granos y comercializarlos, para la posterior división de los beneficios, en partes iguales, entre todos los agricultores reasentados.

Fue la forma encontrada para que los agricultores que aún no tenían sus tierras preparadas para el cultivo no resultasen perjudicados y perdieran el entusiasmo por la nueva explotación, ya que de esta motivación dependía la participación y el éxito de reasentamientos.

Estos fueron los primeros resultados de una organización en la que fue fundamental la discusión democrática y la unión de todos en asociaciones.

La estructura económica que sostiene las actividades productivas

Toda la estructura económica de los Reassentamentos CRABI está basada en cuatro grandes sectores que tienen la importante función de impulsar las actividades que concurren a la ejecución de los proyectos de los asociados. Además de la Associação de Desenvolvimento dos Produtores e Atingidos pela Usina Hidroeléctrica de Salto Caxias (ADERABI), formada por 19 asociaciones de agricultores, están la COOATER (Cooperativa de Asistencia Técnica), la CRESOL (Sistema de Cooperativas de Crédito Rural con Interação Solidária), y las creadas recientemente: Cooperativa de Producción Comercialización e Industrialización de la Agricultura Familiar (COOPCAF) y Cooperativa de Leche de la Agricultura Familiar. Estas, tienen la importante función de impulsar actividades diversas que concurren  a  la ejecución de los proyectos presentados por los asociados. A excepción de la ADERABI, ya comentada, aludiremos a cada una de ellas a continuación.

 La Cooperativa de Asistencia Técnica (COOATER) y la organización agrícola de los reasentamientos

La asistencia técnica fue siempre una prioridad entre los reasentados y por eso, su necesidad se incluyó en los acuerdos firmados entre la Compañía Paranaense de Energía Eléctrica (COPEL) y la CRABI. Tenía como finalidad evitar lo que había sucedido en otros casos, en los cuales se produjo, tras el traslado a la nueva finca, dificultades en la reorganización social y económica de las comunidades.  

También estaba en juego la metodología de trabajo que debía ser aplicada, la cual, según los principios de la CRABI, tendría que estar basada en una propuesta alternativa en la que el productor rural fuese el sujeto activo principal y el técnico representase solo el asesoramiento en el proceso productivo y en el desarrollo de las comunidades agrícolas.  

Uno de los proyectos desarrollados estuvo relacionado con la promoción de una agricultura ecológicamente correcta, conciliando el mejor resultado económico, la mejor calidad de vida y el respeto al medio ambiente. Para ello incentivó la sustitución del cultivo convencional por prácticas agrícolas que no agredan al medio ambiente, lo que permitió la producción propia de semillas y un aumento del cultivo de productos biológicos entre los reasentados. Esta propuesta, según la CRABI, coincide con una de las principales discusiones del mundo moderno, que es la preservación ambiental y la promoción de la salud, pues la agricultura biológica, además de evitar la contaminación del suelo, del aire y del agua, contribuye a un medio ambiente más limpio y saludable, e incentiva el uso de substancias que puedan ser utilizadas sin riesgos de intoxicación, evitando daños a la salud de los agricultores[2].    

Además de estas justificaciones hay otro elemento importante a considerar. Se trata de la dependencia de los productos químicos monopolizados por multinacionales que establecen los precios, en la mayoría de las veces incompatibles con los costes de producción de los pequeños productores. Estos proyectos han posibilitado que parte de los agricultores optasen por dejar las prácticas agrícolas en las cuales se incluían el uso del abono y de otros productos químicos por prácticas consideradas ecológicamente correctas. Por las características que poseen respecto a la diversidad y la integración de las actividades agrícolas con la cría de animales, estas fincas  representan el lugar ideal para el desarrollo de una agricultura ambientalmente sostenible, que, con vistas a atender la demanda de un mercado diferenciado, puede transformarse en el medio de vida de millares de agricultores familiares.

El otro resultado importante está relacionado con la promoción de la diversificación de las actividades agropecuarias en la explotación, con el objetivo de que el agricultor, además de producir para su subsistencia, pueda también participar de los varios sectores que forman el mercado consumidor, lo que también le permite subsistir mejor en períodos de crisis. Esto hizo que gran parte de los agricultores dejasen la práctica del monocultivo incentivado durante el período áureo de la soja, para dedicarse al policultivo asociado, a la cría de diferentes tipos de animales para la producción de leche, carne y huevos y a la formación de huertos.

La implantación de la Cooperativa de Crédito Rural con Interação Solidária (CRESOL).

Para la realización de las actividades planeadas por los reasentados, y asesoradas por el equipo de técnicos, se consideró fundamental la búsqueda de recursos financieros. Sin ellos, corrían serios riesgos el desarrollo de las actividades en la explotación y el mantenimiento del agricultor reasentado.

Esta realidad, acompañada del hecho de que la mayoría de estos productores no tenían acceso al crédito agrícola oficial a través de las agencias bancarias convencionales, debido a los escasos recursos que disponían, hizo que la Comisión de Afectados pasase a buscar formas alternativas de financiación para la pequeña agricultura.

La salida encontrada fue la creación de una cooperativa de crédito rural fundada y dirigida por los propios reasentados y demás agricultores familiares y que pudiese transformarse en una forma de integración del pequeño agricultor al sistema financiero oficial, prestándole servicios que se extendiesen al crédito rural, principal objetivo, y a otros servicios vinculados a cuentas corrientes, cuentas de ahorro, aplicaciones a plazo y depósitos.

Creada en 1997, en abril de 1998 se inauguró la cooperativa singular del Sistema de Cooperativas de Crédito Rural com Interação Solidaria (CRESOL) situada en Cascavel, que fue primordial para hacer factibles los recursos necesarios para las actividades productivas desarrolladas por los reasentados. Desempeñando el mismo papel que las agencias bancarias, pero teniendo como meta buscar recursos para el desarrollo de proyectos vinculados a los agricultores familiares asociados, la CRESOL se transformó en una agencia de apoyo para los créditos oficiales. Situación ésta que le ha permitido convertirse en el principal soporte financiero de los reasentados, creando medios para que se ampliase el pequeño grupo de 65 agricultores que habían conseguido colectivamente acceder a los créditos del PRONAF en 1997. Al año agrícola siguiente (1998-99) eran ya 450 los agricultores familiares que accedieron a los créditos oficiales, a través de la CRESOL.

A finales del año 2005, el Sistema CRESOL disponía de más de 63.000 asociados y 101 cooperativas singulares en los tres estados del Sur de Brasil, para los que gestiona recursos procedentes del Programa Nacional de Fortalecimento da Agricultura Familiar (PRONAF), Banco do Brasil, Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), Banco Regional de Desenvolvimento do Extremo Sul (BRDE) así como recursos obtenidos a través de proyectos realizados con organizaciones no gubernamentales (ONG) nacionales e internacionales. También mantiene convenios con el Ministerio do Desenvolvimento Agrário (MDA), Ministério da Agricultura e Abastecimento, Ministério da Fazenda, y otros órganos gubernamentales.

CRESOL integra una red que a escala nacional está representada por la Associação Nacional do Cooperativismo de Crédito de Economia Familiar e Solidária (ANCOSOL), la União Nacional das Cooperativas da Agricultura Familiar e Economia Solidária (UNICAFES) y la  Central de Cooperativas de Crédito de Economia Solidaria (ECOSOL).

Por ser una institución de economía solidaria, presenta características singulares e inexistentes en instituciones financieras comunes. Entre dichas características están la formación de agentes comunitarios y el aval solidario.

Los agentes comunitarios son agricultores asociados que tras un curso de formación organizado por la CRESOL, desarrollan un papel fundamental dentro de la cooperativa y en sus  comunidades. Ellos representan el puente de contacto entre ambas partes. Elegidos por la propia comunidad representan una media de diez familias. Los principales objetivos son: un mayor control de la cooperativa por los propios asociados, organizar actividades económicas relacionadas con los préstamos, así como la compra y venta colectiva de productos.

Tienen como atribuciones, por un lado, analizar y encaminar las propuestas de los nuevos socios al sistema; y por otro, elaborar las propuestas básicas (preproyectos) de coste y de inversiones para los grupos comunitarios, actualizar periódicamente los datos socioeconómico de los asociados, organizar la documentación para poner en marcha contratos de crédito, averiguar las demandas y hacer una preselección de los préstamos que van a ser otorgados. También coordinan la demanda de abonos y otros productos agroecológicos para los grupos, auxilian en la formación de terrenos para la conversión tecnológica de productos convencionales a productos biológicos, acompañando el proceso evolutivo.

La otra innovación que el Sistema presenta en su procedimiento para el acceso a los créditos es el aval solidario. Además de una forma que permite acceder al crédito a los menos favorecidos es, al mismo tiempo, un incentivo para una mayor interacción entre los vecinos de las asociaciones rurales. La particularidad de este sistema consiste en la formación de grupos constituidos por ocho o diez agricultores vecinos, que en el momento de la toma de un préstamo individual se convierten mutuamente en avalistas.    

Esta forma de acceso al crédito ha tenido muy buenos resultados, considerando principalmente dos aspectos. De un lado, la posibilidad de acceso al crédito de un número significativo de agricultores antes marginados y la mayor interacción entre los vecinos; de otro, la metodología utilizada que permite a los socios del sistema fiscalizar y responsabilizarse del buen resultado del proceso. Una circunstancia que hace que el tomador de préstamos se sienta comprometido no solo con el Sistema CRESOL, dónde tomó el préstamo, sino igualmente con sus vecinos que, además de avalistas, se transforman en “fiscales” en cuanto a la aplicación correcta del valor recibido y su pago en el plazo estipulado. Esto ha permitido que el número de morosos sea muy pequeño e incluso nulo en muchas ocasiones, aumentando de esta manera la fiabilidad del sistema.     

En cuanto a los préstamos colectivos, bastante incentivados por la cooperativa, éstos se dan a partir de intereses comunes que existen entre los agricultores pertenecientes al mismo grupo. En este caso se pueden comprar aperos agrícolas o un tractor, pero también cargas cerradas de fertilizantes o de semillas, lo que reduce considerablemente el coste de la adquisición.

Con ayuda de los técnicos y de los agentes comunitarios, se averiguan a menudo las demandas de determinados productos. A partir de los datos, se realizan las compras tras la búsqueda de los mejores precios. Este método procura atender a todos los asociados de la cooperativa interesados en un producto, permitiéndoles adquirirlo de forma más cómoda y a precios mejores que los del mercado al por menor.

Durante los últimos años el aumento de créditos puesto a disposición de los agricultores asociados fue, principalmente reflejo de la difusión del sistema cooperativo entre ellos y de la iniciativa colectiva para desarrollar proyectos alternativos.

La Cooperativa de Producción Comercialización e Industrialización de la Agricultura Familiar (COOPCAF) y la comercialización de los productos agrícolas

La idea de organizar una cooperativa de producción que abarque los sectores de transformación y de comercialización de los productos agropecuarios estuvo siempre presente entre los reasentados de la CRABI. Dar al pequeño productor la posibilidad de vender los productos colectivamente, realizar la transformación de sus productos y acceder al mercado con productos elaborados abriría nuevas perspectivas.

Para esto, fue fundamental la actuación de la CRESOL al gestionar créditos del PRONAF para realizar inversiones en las explotaciones, construir pequeñas industrias familiares o comunitarias y generar proyectos que tenían como meta la diversificación de las actividades económicas de los reasentados.

De la unión de los dos aspectos resultó, en el 2004, la creación de la Cooperativa de Producción Comercialización e Industrialización de la Agricultura Familiar (COOPCAF), que tiene dos objetivos principales. El primero es la compra colectiva de abonos y otros productos necesarios para el cultivo de productos biológicos, aunque atiende también la demanda de productores convencionales. El segundo es la venta de productos ecológicos cultivados o producidos por sus asociados. Para esto se empeña en la búsqueda de empresas que compran y que ofrecen mejores precios a los agricultores asociados.

La Cooperativa de Leche de la Agricultura Familiar, una nueva forma de comercializar la leche

La producción de leche en los reasentamientos es una actividad de suma importancia para los agricultores. Para la mayoría de ellos representa unos ingresos mensuales que garantizan la subsistencia de la familia, además del pago de los gastos derivados de dicha producción.

Sin embargo, la venta del producto, puede presentar dificultades, no relacionadas exclusivamente con los reasentados, sino con todos los agricultores familiares de la región. Muchas veces, la pequeña producción, característica de los pequeños productores, se transforma en un impedimento para la obtención de un buen precio por litro.

Debido a esto, en el año 2005 pequeños agricultores de as regiones Oeste y Sudoeste paranaense (incluidos los reasentados que lo desearon) se organizaron y crearon en la ciudad de Cascavel una unidad de la CLAF (Cooperativa de Leite da Agricultura Familiar), ya existente en otros municipios del Sudoeste Paranaense.

El primer objetivo de esta Cooperativa es la comercialización. El agricultor asociado entrega la producción que será comercializada por la cooperativa. La cooperativa, a su vez, con una mayor producción luchará por conseguir ventajas en un mercado que el pequeño productor, por su menor poder de negocio, jamás conseguiría. De esta forma, tanto el asociado con pequeña producción, como el asociado con mayor producción obtendrán los mismos ingresos por litro de leche, una solución que, como es obvio, beneficia a los pequeños productores asociados.

La viabilidad de las explotaciones

En nuestra investigación acerca de la viabilidad de las explotaciones de los Reassentamentos CRABI, hemos estudiado el Reassentamento São Francisco de Assis, el mayor de todos con 291 familias, casi la mitad de las 600 que forman parte de los diez reasentamientos. En un análisis más amplio, en nuestra tesis doctoral, entrevistamos al 10,77 por ciento de los agricultores situados en las ocho asociaciones que forman el reasentamiento. La muestra comprende agricultores que presentan diferencias con relación al tamaño de sus explotaciones, el número de personas en la familia, el nivel tecnológico y de inversiones, el tipo de agricultura a que se dedican, la producción, y el nivel de ingresos.

El objetivo fundamental de la encuesta era obtener amplia información acerca de la situación de estas familias agrarias y de la explotación que gestionaban, de forma que abarcara tres fines complementarios: a) obtener informaciones sobre las características de cada asociación y el nivel de compromiso de los agricultores familiares asociados; b) realizar un sondeo sobre las formas de utilización de los programas de crédito agrícola diseñados para la agricultura familiar y cómo estos contribuyen al mantenimiento de las explotaciones; y, c) conseguir datos para el análisis de los elementos económicos que intervienen en la viabilidad de las explotaciones en un determinado período (año agrícola 2004-2005), aunque siempre teniendo en cuenta aspectos de la evolución de las explotaciones, como las inversiones realizadas en los últimos años.

Las conclusiones obtenidas fueron contundentes: su forma de organización en asociaciones y cooperativas es el principal factor que permite el mantenimiento de las familias. Sin ésta, creemos que un porcentaje importante de agricultores habría tenido dificultades para mantener la familia y la explotación, sin contar que las posibilidades de producción y de inversión en la explotación, así como de bienestar y perspectivas para sus hijos, serían muy inferiores de las actuales.

Se trata de agricultores familiares que poco tiene a ver con generaciones anteriores, ya que poseen familias cada vez menores: entre las parejas con hasta 40 años el número de hijos suele ser de uno o de dos, y gran parte de éstos, los mayores, estudian en la universidad. La reducida mano de obra, básicamente de la pareja, acompañada por la de uno o dos hijos en actividades que les ocupan 2, 3, o 4 horas diarias, y la adquisición colectiva de aperos y maquinaria agrícola, ha colaborado para que el trabajo manual sea el menor posible.      

Además, la utilización de técnicas modernas como la inseminación artificial, la utilización de ordeñadoras mecánicas y de frigoríficos para la leche, fruto del intenso trabajo realizado por la CRABI durante el proceso de movilización y de ocupación de las nuevas tierras, ha traído otras perspectivas para estos agricultores familiares.

Entre los agricultores entrevistados, los mayores ingresos proceden de la soja y de la leche. El 85 por ciento de los reasentados cultiva soja, algunos en el sistema ecológico y otros en el sistema convencional y aunque el terreno destinado a esta oleaginosa varia, la media es de 10 hectáreas por agricultor. La producción, de los agricultores contactados (el 10,77%) fue, en el año agrícola 2004-2005, de 11.793 sacos de soja.

Todos los agricultores producen leche. Unos pocos para el consumo y la gran mayoría la destinan a la comercialización. Los terrenos destinados al pasto pueden variar entre 2,5 y 8 hectáreas, a excepción del mayor productor que posee 12 hectáreas destinadas al pasto y comercializa cerca de 255.000 litros de leche anualmente, siendo esta su principal fuente de ingresos.

En general, los ingresos obtenidos con la comercialización de la leche dependen, evidentemente, de la mayor o menor dedicación a la actividad. Encontramos desde agricultores que, con una reducida dedicación a esta actividad, obtienen de la venta de la leche cerca de 12.000 reales brutos anuales (el 18 por ciento de los entrevistados) y entre 12 y 20.000 reales brutos al año (el 48 por ciento), hasta los que consiguen entre 20 y 40.000 reales brutos al año (el 39 por ciento) y un 14 por ciento que poseen ingresos brutos anuales entre 70 y 150.000 reales. La mejora genética de los animales en los últimos años llevó a una mayor productividad, que como media se sitúa entre 10 y 12 litros diarios, pero que puede alcanzar, entre los mayores productores, 17 y 20 litros diarios por animal.

El maíz ejerce un importante papel en las explotaciones, el 30 por ciento de los agricultores lo destinan integralmente al consumo interno, en la elaboración de piensos y los demás comercializan entre un 33 por ciento y un 90 por ciento.

Otros productos también son una importante fuente de ingresos. Es el caso del fríjol, cultivado por el 80 por ciento de los entrevistados, y que se destina a la alimentación y venta. Para uno de los entrevistados fue, en el año de la entrevista, su principal forma de ingresos ya que le rindió más de 60.000 reales anuales brutos. Con el tabaco sucede lo mismo a otro 11 por ciento de los entrevistados que, con una productividad que alcanzó los 4.000 Kg/ha, rindió a uno 24.000 reales brutos, y a los otros dos 8.000 reales a cada agricultor.

El cultivo de la avena y otras gramíneas forrajeras, de la yuca, la formación de un huerto y de frutales son características comunes entre los reasentados. La diversificación está presente tanto en las fincas ecológicas como en las que adoptan el sistema convencional. Una muestra de esto son las fincas que se dedican a producción de miel y de própolis, a la cría de cabras, a la piscicultura o a la cría de cerdos en el sistema ecológico o en el de integración.

Igual que en cualquier aldea agraria, algunos agricultores o hijos de agricultores se dedican, durante los meses de menor faena, a ciertas actividades de prestación de servicios, es el caso de los agricultores que poseen tractores propios y remolques. Pero también hemos visto algunos agricultores jóvenes ayudando a sus vecinos y amigos a construir casas, y una joven  pareja  en la que la mujer es una de las socias de la panadería localizada en la Asociação Aliança do Oeste. En ningún caso encontramos agricultores o hijos de estos, viviendo en las explotaciones y ejerciendo actividades urbanas ni trabajando en otras fincas como asalariados agrícolas.

Los ingresos netos y las posibilidades de mantenimiento

Sabemos que en las actividades agrícolas los ingresos dependen de varios factores, algunos inherentes a la explotación y otros externos a esta. Como endógenos, están, la forma de administrar la finca, la opción por una o otra actividad, la técnica utilizada, la especialización o no, con relación a algunas actividades como la lechera, y que pueden determinar un mayor o menor ingreso y, como consecuencia, la viabilidad de las explotaciones. Ajenos al agricultor, los fenómenos climáticos en determinados años, pueden echar a perder parte o toda una cosecha; también los precios agrícolas que oscilan de acuerdo con la oferta y la demanda, provocan inestabilidad en los ingresos de estos agricultores.

Concientes de que las ganancias provenientes de las actividades agrarias no son estables, elaboramos un análisis sobre los ingresos netos obtenidos por los agricultores entrevistados en el año agrícola 2004-2005. Para esto, consideramos, además de los ingresos brutos y gastos para la producción, lo cultivado para la alimentación de la familia y de los animales, el número de personas que integran la familia y el número de éstas que trabajan, elementos que entendemos como imprescindibles para evaluar las verdaderas posibilidades de mantenimiento de estos agricultores y de sus fincas. Solo a partir de este análisis podemos llegar a conclusiones que nos permitan afirmar si es viable el sistema de organización en que están insertados.

Con el objeto de hacer esta comprobación realizamos balances económicos que nos permitieron llegar a algunos resultados. A título de ejemplo presentamos uno de estos balances elaborados, en el que se encuentran las actividades ejercidas por un agricultor, así como la cantidad producida y el valor obtenido (A). Después valoramos los gastos realizados con los cultivos destinados a la venta y al consumo (B). En la tercera columna el objetivo es calcular lo consumido en la explotación, tanto en lo referente a la familia como a los animales. En la columna D nuestro propósito es cuantificar los ingresos brutos, que en la columna E aparecen restados de los gastos, y en la columna F, añadido a la producción para el consumo de la familia. En este último consideramos los ingresos netos de una explotación en la que viven 4 personas: dos adultos, un adolescente y una niña (cuadro 1).


Cuadro 1

Balance económico de una de las explotaciones estudiadas (valores en reales)

Producción total anual (A)

Gastos (B)*

Consumo interno - valor de mercado (C)

Ingresos venta brutos (D)

Ingresos netos (E)

Beneficios netos (F)

Producto (1)

Cantidad (2)

Valor (3)

Para producción de productos comercializa-

dos (1)

Para producción de productos que se destinan al consumo interno (2)

Total (3)

Humano (1)

Animal (2)

Total comerciali-zado (A3-C1-C2)

Total comerciali-zado menos gastos

inherentes (D-B1)

Ingresos netos más valor neto del consumo interno humano (E+C1-B2)

Agrícolas

     

Humano

Animales

           

Soja

900 sacos

27.000,00

15.000,00

-

-

15.000,00

-

-

27.000,00

12.000,00

12.000,00

Maíz

400 sacos

6.800,00

1.800,00

-

(600,00)**

1.800,00

-

100 sacos = 1.700,00

5.100,00

3.300,00

3.300,00

Yuca

20 ton

3.000,00

390,00

10,00

(400,00)**

400,00

300 Kg= 45,00

10 ton =1.500,00

1.455,00

1.065,00

1.100,00

Arroz

20 sacos

1.600,00

-

200,00

-

200,00

20 sacos= 1.600,00

-

-

-

1.400,00

Fríjol

50 sacos

4.800,00

1.600,00

400,00

-

2.000,00

10 sacos= 800,00

-

4.000,00

2.400,00

2.800,00

Huerto

300 Kg

300,00

-

20,00

-

20,00-

300 Kg= 300,00

-

-

-

280,00

Frutas

400 Kg

400,00

-

-

-

-

400 Kg=400,00

-

-

-

400,00

Pecuaria

                     

Leche

30.000 litros

15.000,00

1.750,00

50,00

-

1.800,00

700 litros= 350,00

-

14.650,00

12.900,00

13.200,00

Cerdos

500 kg

1.000,00

300,00

200,00

-

500,00

200 Kg= 400,00

-

600,00

300,00

500,00

Pollos

200 Kg

400,00

-

40,00

-

40,00

200 Kg = 400,00

-

-

-

360,00

Huevos

300 dc

450,00

-

40,00

-

40,00

300 doc=450,00

-

-

-

410,00

Otras actividades

                     

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

-

Resultados

 

60.750,00

20.840,00

960,00

 

21.800,00

4.745,00

3.200,00

52.805,00

31.965,00

35.750,00

Elaboración propia a partir de entrevistas realizadas con los agricultores familiares.          

* En el caso los cultivos representa gastos con herbicidas, insecticidas, y hora/máquina contratada para el cultivo y la cosecha mientras que con los animales representa los gastos con para la adquisición de vacunas y la producción de la alimentación (el maíz  y la yuca producidos para este fin).

** Estos gastos serán computados más abajo ya que representan gastos para la producción de la leche, carne y huevos.


Los resultados de todos los balances estudiados indican que el menor ingreso familiar es de 1 familia con 4 salarios mínimos mensuales, seguido por 4 familias que obtienen cada una, entre 6 y 7 salarios mínimos mensuales, otras 4 familias con 7,5 salarios, además de 3 con cerca de 8,5 salarios y 5 familias que consiguen entre 9 y 10 salarios mínimos mensuales de ingresos. Por en cima de 10 salarios calculamos que existan 9 familias, el 33 por ciento del total, con 10,5, 10,60, 11,26, 11,70, 12,75, 13,42, 15,60, 16,90, 19,30 y 36 salarios mínimos al mes.   

También comparamos estos ingresos con el número de trabajadores. Así, por ejemplo, encontramos 3 familias en las que los ingresos por trabajadores son inferiores a 2 salarios mínimos mensuales (1,74, 1,94 y 1,96). En estos tres casos, y de acuerdo con los datos, los ingresos familiares son altos, pero el número de trabajadores también. En otras 3 familias los trabajadores obtienen para sus gastos entre 2 y 3 salarios mínimos mensuales, mientras que en 11 familias alcanzan de 3 a 4 salarios y 5 familias entre 4 y 5 salarios mínimos. Solo 5 familias obtienen más que 5 salarios mínimos, una con 5,3, otras con 5,5,  6,7 y 7,8 y una quinta con 14 salarios mensuales. Son datos que nos permiten afirmar que los agricultores familiares asociados pueden obtener ingresos similares e incluso mayores que los obtenidos por trabajadores que ejercen actividades desarrolladas en las áreas urbanas del Oeste y Sudoeste paranaenses.

También es importante mencionar que en ocho años de existencia del Reassentamento São Francisco, solo 4 reasentados (el 1,68 por ciento) vive actualmente en centros urbanos. Hubo dos tipos de desplazamientos hacia otra área rural. Un 9 por ciento de total de los agricultores reasentados se mudaron a otros reasentamientos, localizados al sur, cerca de sus parientes, y el 5 por ciento se trasladó a otras áreas rurales en municipios cercanos,  a fincas con mayor superficie.  

A excepción del 1,68 por ciento que vive actualmente en centros urbanos y del 5 por ciento que optó por vivir fuera de los reasentamientos, los demás están de acuerdo que la organización en asociaciones, característica común en el cooperativismo solidario, fue la base fundamental para el desarrollo de la producción. La posibilidad de obtener formación técnica, comprar colectivamente maquinaria, utensilios agrícolas, semillas, abonos, y asociados, vender la producción, y hacer inversiones en las explotaciones, originó una gama de posibilidades que el agricultor familiar aislado tiene dificultades en obtener.

Además, quizás lo más interesante es que en una organización como ésta lo que se busca en primer lugar, es dar oportunidades a todos, una oportunidad que comenzó con la concesión de la propiedad equitativa y proporcional al número de miembros de cada familia. Observamos durante las entrevistas que existe una preocupación ética en el sentido que todos los miembros tengan posibilidades de producir, incluso se observa por parte de los que poseen mejores condiciones, un interés en ayudar a los que se encuentran en peores condiciones.

Una actitud que refleja el verdadero cooperativismo solidario en que el bienestar de cada uno promueve el bienestar del colectivo, condición primordial para que la asociación prospere y garantice el mantenimiento de todos.  

Conclusiones

Basados en el análisis que presentamos aquí y en el conjunto de los elaborados en nuestra investigación podemos afirmar que la agricultura familiar insertada en la economía solidaria es viable. En Brasil, la vuelta a la democracia con la promulgación de leyes que incentivan la institución de asociaciones y cooperativas solidarias trajo condiciones para que los trabajadores agrarios elaborasen proyectos individuales o comunitarios que les posibilitasen invertir en las actividades que desarrollaban o en nuevas actividades, siempre con el objetivo de aumentar los ingresos y viabilizar sus explotaciones familiares.

Por esto igualmente pensamos poder afirmar que, independientemente del país, región, o condiciones sociales y económicas en que vivan, el trabajo asociado presenta más ventajas que el trabajo individual, ya que como hemos mencionado, hace al pequeño productor más fuerte y en mejores condiciones en el momento de comprar semillas, abonos para cultivar o productos de consumo para la familia y también vender sus productos.

Esta era la forma de pensar de los que idearon el cooperativismo. Las ideas socialistas de Robert Owen, Charles Fourier y Saint Simon, y de los revolucionarios Proudhon, Bakunin y Kropotkin, pueden ser, después de más de un siglo del surgimiento del cooperativismo, el puente, o la vía para sacar de la pobreza a millones de personas en todo el mundo.

Representa una experiencia nueva que en cierta forma establece un filtro, o quizás una barrera de defensa, más o menos eficaz que hace que los agricultores familiares estén menos expuestos a la deshumanización del sistema capitalista, que daña más al más débil. La libre competencia en que la ley de la oferta y la demanda funciona de acuerdo con el poder de cambio del ofertante o del demandante puede ser suavizada cuando el comprador o el vendedor están representados por un grupo de asociados o por una cooperativa porque crea una relación más equilibrada.

Este es el papel de redes internacionales como la Red Intercontinental de promoción de la Economía Social Solidaria (RIPESS), que organiza desde 1997 encuentro internacionales que tratan de la economía solidaria. Forman parte de dicha red grupos que promueven el desarrollo comunitario a través de alternativas económicas, empresas autogestionadas, y financiación solidaria.  

En Brasil, este fenómeno comenzó a ser observado a partir de la década de 1990: empezó a germinar una nueva “forma social de producción” cuya tendencia es impulsar una línea alternativa al cooperativismo convencional, y al mismo tiempo, crear otras estrategias de supervivencia a los menos favorecidos, no ya vinculadas a las políticas sociales y a los programas asistenciales, sino a actividades productivas desarrolladas colectivamente.

Por sus características y por la importancia que ha adquirido en los últimos años, es un tema que ha impulsado a muchos investigadores a escribir sobre él. Así, por ejemplo, Gabriel Kraychete nos remite al abanico de ramas que se ha desarrollado en la economía solidaria: desde empresas autogestionadas hasta centrales de comercialización de agricultores familiares, organizaciones de crédito, asociaciones de artesanos, escuelas y proyectos de formación para los trabajadores[3].

Según Luiz Inacio Gaiger (1999) se trata de un eficiente mecanismo generador de trabajo y renta entre los segmentos poblacionales con escasos recursos, ya que el mayor interés y motivación de los asociados, la división de tareas de acuerdo con las posibilidades de cada uno y la división de los beneficios favorecen la mayor productividad. Igualmente, la autogestión lleva a una reconciliación entre el trabajador y las fuerzas productivas que él detenta y utiliza. De esta manera, el trabajador asciende a un nuevo estado de satisfacción en su vida laboral, no solo material o lucrativa[4].

Creemos que lo sustancial de esta nueva forma asociativa, podemos entenderlo reproduciendo las palabras de José Luis Coraggio cuando este la describe como “el reverso de la lógica del capital” y complementadas con el planteamiento de Paul Singer cuando asocia la economía solidaria a un “nuevo modo de producción, no capitalista”[5].

Esta nueva forma social de producción necesita superar innumerables obstáculos, como nos alerta José Ricardo Tauile, pero pensamos que, tanto en Brasil como en otros países, abre nuevas posibilidades a los menos favorecidos, dando una característica más igualitaria a la sociedad[6]. Creemos que imposibilitados de vivir en la ciudad debido a su propia condición de agricultores, y su reducida preparación laboral en actividades urbanas, los miles de agricultores familiares sin tierras que existen actualmente en Brasil, en estas condiciones, puedan volver al área rural de donde salieron y transformarse en agricultores familiares organizados y con explotaciones viables. 

Por esto y por los resultados obtenidos durante nuestra investigación afirmamos que los agricultores familiares de los Reassentamentos CRABI son un excelente ejemplo a ser seguido por otros agricultores en situaciones similares o distintas. Insertados en la economía solidaria, no solo han creado nuevos medios para sí, porque han ampliado las posibilidades para que las generaciones futuras continúen dedicándose a las actividades agrarias, incluso especializándose en algunas de ellas. Los ingresos obtenidos han permitido que sus hijos accedan a carreras universitarias y que un porcentaje de ellos se transformen en veterinarios, administradores e ingenieros agrónomos.


Notas

[1] Según declaración de técnicos de la CRABI, la adopción de uno sólo modelo de almacén, en otros reasentamientos, dificultó la diversidad de actividades e incentivó el monocultivo en las explotaciones agrícolas.

[2] Informativo Cheiro de Terra, de octubre de 2002, p. 2.

[3] Gabriel Kraychete, 2000, p. 15 y 16.

[4] Luis Inacio Gaiger, 2005.

[5] Citado por Gabriel Kraychete, 2000, p. 35 y por Luis Inacio Gaigger, 2005, respectivamente.

[6] Sobre los obstáculos y las posibilidades de la economía solidaria,  consultar el artículo de Ricardo Tauile, 2005.

Bibliografía

CRABI - Comissão Regional de Atingidos por Barragnes do Rio Iguaçu. Cheiro da terra. Informativo da CRABI. Cascavel, octubre de 2002, p. 2.

GAIGGER, Luis Inacio. A economia solidaria diante do modo de produção capitalista. Leituras Cotidianas. [En línea] N° 127 de 17 de enero de 2005. Disponible en  <http://br.geocities.com/mcrost07/index.htm> [febrero de 2007].

KRAYCHETE, Gabriel. Economia dos setores populares: entre a realidade e a utopia. Economia dos setores populares: entre a realidade e a utopia. Petrópolis/RJ: Vozes, 2000, pp. 15-37.

TAUILE, Ricardo. Do socialismo de mercado à economia solidaria. Leituras cotidianas. [En línea] N° 169 de 13 de mayo de 2005. Disponible en

<http://br.geocities.com/mcrost07/20050513a_do_socialismo_de_mercado_a_economia_solidaria.htm> [febrero de 2007].

ZAAR, Miriam Hermi. La viabilidad de la agricultura familiar asociada: El caso del Reasentamiento São Francisco, Cascavel, PR, Brasil. Tesis doctoral dirigida por Dr. Horacio Capel Sáez. Barcelona: Universidad de Barcelona, 2006. En trámites de defensa.


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