IX Coloquio Internacional de Geocrítica 

LOS PROBLEMAS DEL MUNDO ACTUAL.
SOLUCIONES Y ALTERNATIVAS DESDE LA GEOGRAFÍA
Y LAS CIENCIAS SOCIALES

Porto Alegre, 28 de mayo - 1 de junio de 2007. 
Universidade Federal do Rio Grande do Sul 

GESTIÓN Y REUTILIZACIÓN DEL PATRIMONIO HISTÓRICO INDUSTRIAL DESDE LA INICIATIVA LOCAL:
EL PARQUE FLUVIAL DEL RIPOLL DE SABADELL
[1]

Montserrat Llonch
(Universitat Autònoma de Barcelona)
montserrat.llonch@uab.es


Gestión y reutilización del patrimonio histórico industrial desde la iniciativa local: el Parque Fluvial del Ripoll de Sabadell (Resumen)

La recuperación del patrimonio histórico industrial plantea retos que suelen afectar al entorno natural. La experiencia del Parque Fluvial del Ripoll de Sabadell nos permite entender su valor histórico, la problemática que plantea su preservación y nos apunta algunas respuestas de como abordar su gestión. La actuación local permite conseguir una mayor complicidad social en el territorio y que los ciudadanos sean actores del proceso de gestión y reutilización del patrimonio histórico.

Palabras clave: Patrimonio histórico industrial, Recuperación medioambiental, Gestión municipal


Local initiative for management and reuse of the industrial historical patrimony: Ripoll Fluvial Park from Sabadell (Abstract)

The recovery of the industrial historical patrimony brings up challenges that they usually affect the natural environment. The experience of the Ripoll Fluvial Park from Sabadell shows:

a) The challenges associated with elaborating policies that integrate both the recovery of the environment and the patrimony.
b) The previous recovery of the natural environment can contribute to endowing social value into the patrimonial recover.
c) Some proposals. In particular, that the local management allows to achieve more social involvement in the reuse of the historical patrimony.

Key words: industrial historical patrimony, environmental recovery, municipal management.


Desde los años setenta del siglo XX, el proceso de desindustrialización ha conllevado la problemática de como gestionar y utilizar el patrimonio histórico en algunas áreas emblemáticas de industrialización temprana. En estos casos el patrimonio histórico suele incorporar elementos de diferente índole, desde edificios y piezas arquitectónicas representativas hasta espacios naturales intensamente degradados como consecuencia de la contaminación industrial. El Parque Fluvial del Ripoll de Sabadell es un claro exponente de espacio natural degradado con una función económica todavía activa que, a su vez,  tiene vocación de combinar su utilización actual con la de parque-museo al aire libre. El Parque Fluvial del Ripoll afronta el reto de hacer compatible actividad económica, mejora medioambiental del área e incorporar un nuevo espacio patrimonial, lúdico y cultural para la ciudad de Sabadell.

Para estudiar esta realidad, se analizará, en primer lugar, el aprovechamiento de los recursos hídricos de la zona fluvial desde una dinámica histórica. A continuación, se perfilará la situación de partida del emplazamiento a finales de 1980’s y como se plantea la intervención municipal, para pasar a incidir en el proceso de gestión.


La configuración del patrimonio industrial del  Ripoll,  el río más trabajador de Cataluña

El Ripoll forma parte de la cuenca del Besòs, que engloba un área poblada de más de dos millones de habitantes. Nace en la sierra de Granera (a 640 metros del nivel del mar) y sus aguas desembocan al río Besòs en Santa Maria de Montcada, río principal que discurre hasta el mar. A su paso, el río Ripoll atraviesa los municipios de Sant Llorenç Savall, Castellar del Vallès, Sabadell, Barberà del Vallès, Ripollet y Montcada i Reixac. Por su concentración industrial, a mediados del siglo XIX fue considerado como el tercer río catalán más importante, después de los ríos Llobregat y Ter. Teniendo en cuenta la amplitud y el caudal fluvial, se le ha llegado a considerar el río más trabajador de Cataluña.[2]

Como es propio en los ríos mediterráneos, el Ripoll tiene escaso caudal y muy irregular a lo largo del año, interrumpido ocasionalmente por fuertes riadas de consecuencias catastróficas. En el tramo medio del curso fluvial (en los municipios de Castellar del Vallès, Sabadell y Barberà del Vallès) presenta un perfil físico muy peculiar, limitado por grandes taludes, cortados en vertical, y sembrado por multitud de construcciones efectuadas en torno a su aprovechamiento hidráulico.

La configuración del paisaje ha sido consecuencia de los procesos hidrogeológicos y de la acción del hombre, generando un espacio dinámico, de transformación a lo largo del tiempo y modulado según las necesidades de las diferentes épocas. En la actualidad, el paisaje del río puede considerarse como “un gran museo al aire libre” que incorpora toda una serie de elementos que explican en parte la historia de la ciudad y de sus alrededores. Aún hoy, se percibe la herencia acumulada de la actuación humana, en forma de acequias, huertas, molinos, fábricas y vapores, casas de campo (masos), pozos de hielo, hornos de cal, ermitas, cuevas, yacimientos arqueológicos, caminos, puentes, fuentes, entre otros elementos. Sólo en el  término de Sabadell (que comprende una longitud de 7.5 kilómetros) se han llegado a identificar más de ochenta elementos de interés patrimonial.

El aprovechamiento del agua del río Ripoll nos remonta a la Edad Media, cuando desde el siglo X constan los primeros testimonios de huertas y molinos cercanos.[3] La evolución de las huertas, en este emplazamiento medio del río, irá de la mano de la creación y la consolidación de la concentración del núcleo de población de Sabadell. El crecimiento demográfico de la localidad requerirá el aumento de tierras de cultivo en áreas cercanas (de secano pero también de regadío), para satisfacer las necesidades alimentarias y comerciales y, a su vez, para proporcionar materias primas para las actividades manufactureras de la localidad. Desde el siglo XIII-XV se han documentado la existencia de distintas huertas, de las cuales la Horta Major (o Horta Vella) y la Horta Romau eran regadas por las acequias del río Ripoll.[4]

Las huertas, al igual que los molinos, eran objeto de dominio de los señores feudales, en virtud del cual recibían los censos y las retribuciones en especie correspondientes, obligaciones que se mantuvieron hasta las desamortizaciones del siglo XIX. Los primeros establecimientos medievales, de dimensiones modestas, fueron los molinos harineros. Más tarde, desde finales de XIV, se incorporaron los primeros molinos de paños. Este tipo de molinos se empleaban en determinadas fases de la producción de tejidos de lana, como la limpieza de las lanas y, sobre todo, en el batanado de los paños. El cambio de uso de los molinos implicó variaciones en el mecanismo de la rueda hidráulica que, por sus mayores requerimientos energéticos, pasó a instalarse en vertical (Fontanet y Xic), y a partir del siglo XVI algunos molinos ya existentes dedicados a otras actividades  fueron transformados en textiles (Amat, Torrella y Font). A pesar que la actividad de los molinos (harinera, textil y papelera) podía ser complementaria, el empuje textil de la localidad hizo aumentar la presencia de los molinos de paños. En el curso fluvial que transcurre por el término municipal de Sabadell se han podido documentar 21 molinos, de los que aún se conservan edificaciones totales o parciales de once de estos, aunque sólo cuatro molinos están en uso y presentar estos una utilización distinta a la original.

La industrialización: antes y después del vapor

Las recientes aportaciones historiográficas dan fe del papel esencial de la energía hidráulica en el proceso de industrialización catalán, no sólo por el desarrollo del modelo de colonia industrial durante el último tercio del siglo XIX, sino también en las fases iniciales de su modernización.[5] En efecto, en el caso del Vallès Occidental, la industrialización se sostuvo en la energía hidráulica hasta el año 1850. En este proceso,  las aguas del río Ripoll estaban destinadas a ocupar un papel destacado. [6]

Desde finales del siglo XVIII, la energía hidráulica se aplicó al movimiento de máquinas de hilar algodoneras. En la industria lanera, la más característica de esta zona catalana, desde 1814 la mecanización se centró en las primeras y últimas fases del ciclo productivo del textil lanero (preparación e hilado, y, en los acabados, tintes  aprestos respectivamente). Antes de la introducción de la energía del vapor, las soluciones energéticas introducidas en la primera mecanización de la zona fueron el recurso a la energía animada (maquinaria accionada por una o dos caballerías) y la introducción de las fábricas hidráulicas, que en algunos casos incrementaron su dimensión.

Bajo el impulso del crecimiento de la industria textil fue preciso incrementar la capacidad energética hidráulica. Para ello, se procedió a la reorientación de los molinos existentes de actividades diversas hacia la industria textil y a  la ampliación de nuevas esclusas para incrementar la capacidad energética disponible. Los datos aportados por J.M. Benaul sobre el uso de los molinos en el curso del río Ripoll son bien explícitos: entre el año 1805 y 1835 las 6 instalaciones iniciales de la industria textil lanera habían ascendido a 33, mientras que el resto de las actividades no había experimentado apenas modificación En este sentido, es oportuno recordar que los molinos podían acoger a diversas empresas en su seno. El arrendamiento parcial de molinos (y subarrendamientos), que con posterioridad se reproducirá en algunos de vapores del núcleo urbano, será un elemento característico de la localidad que permitía compatibilizar la estructura empresarial -caracterizada por la pequeña y mediana empresa- con su mecanización. [7]


Huerta urbana y molinos en el río Ripoll de Sabadell (datación: principios del siglo XX)


Fuente: Archivo fotográfico E. Deu.

Pero cada vez fue más manifiesta la incapacidad de aumentar las dotaciones energéticas al ritmo que pautaba la industrialización de la zona, como evidenció el alza de los arrendamientos de molinos durante el segundo cuarto del siglo XIX. Con los recursos hídricos de la zona explotados ya al límite, a mediados del siglo XIX se recurrió a la introducción de la energía del vapor.  Con ello, una parte sustancial de la actividad textil pasó a ampliarse con nuevas instalaciones situadas en el núcleo urbano. Los intentos de instalar turbinas en algún desnivel del río, a fin de aprovechar la energía hidromecánica, no dieron buen resultado, con lo que la mayoría de los establecimientos industriales situados a orillas de río complementaron, a partir de 1860, la oferta energética hidráulica con la instalación de máquinas de vapor, a fin de evitar que el escaso caudal del verano frenase el ritmo de producción.

Cuadro 1
Actividad industrial en el río Ripoll a principios del siglo XX (año1908)

Tipo de industria

Total empresas

Sabadell

Castellar del Vallès, Barberà y Ripollet

Textil

26

19

7

Lanera

19

19

--

Algodonera

7

--

7

Papelera

12

1

11

Harinera

4

--

4

Total

42

20

22

Fuente: Datos elaborados a partir de Benaul, J. M.; Deu, E. (2005),  t.3, p. 182.


Fábrica textil de Can Cuadras en Sabadell (datación aproximada: principios del siglo XX)

Fuente: Archivo fotográfico E. Deu.

La actividad industrial en el río Ripoll tendió a la especialización por localidades: las empresas de tintes y acabados del proceso productivo lanero en Sabadell, la industria algodonera restringida a Castellar del Vallès y la industria papelera, en Barberà del Vallès i Ripollet. En efecto, en el año 1908, las empresas y establecimientos especializados en la industria lanera estaban concentrados en la ciudad de Sabadell. Dejando de lado las cinco empresas dedicadas a la hilatura de estambre y a lanas regeneradas, la mayoría (14) se dedicaban a la última fase del proceso lanero (acabado, tinte y apresto). En el resto de poblaciones por las discurría el río la actividad era más diversificada, con una presencia notable de la industria algodonera en Castellar del Vallès (donde destacaba por su capacidad productiva la empresa Viuda de J. Tolrà), una implantación más difusa en el territorio de la industria papelera (de cartón) en Barbera del Vallès y Ripollet.

La especialización de la actividad textil fue reforzándose a lo largo del siglo XX, de tal manera que la lenta y progresiva desaparición de las empresas papeleras y harineras fue paralela al mantenimiento de las empresas textiles. A su vez, estas empresas textiles tendían a concentrar su actividad en el apresto, acabado y tinte, ya que entre 1908-1947 la capacidad productiva de la hilatura y el tisaje textil de las fábricas del río tuvo un retroceso en términos relativos, mientras que se duplicaba con creces la maquinaria de acabados, la fase final del proceso textil. El aprovechamiento industrial había ido abandonando su papel de fuerza motriz, pero sus aguas aún ocupaban una función bien definida: su utilización química.

Pero el río también tuvo que dar respuesta a otras necesidades. A partir de 1915, cuando la falta de agua en la ciudad se hizo más acuciante, las aguas del río Ripoll fueron utilizadas para el suministro urbano. Más tarde, durante la posguerra, el fuerte crecimiento demográfico de la ciudad de Sabadell acrecentó el problema de la vivienda. En especial, la falta de vivienda fue muy crítica para la población inmigrante que llegaba la ciudad durante aquellos años. Un último recurso fue la construcción cuevas en las paredes laterales de este valle fluvial y convertirlas en viviendas improvisadas para los algunos de los nuevos residentes entre 1940 y 1962, junto con otras cuevas naturales. Durante la década de los años cincuenta es cuando encontramos un uso más intensivo de estas cuevas en el término de Sabadell, de las que en el año 1955 se han podido contabilizar un total de 279 unidades, de las cuales 169 estaban habitadas.[8] Algunas eran naturales (aunque no existen testimonios que fueran ocupadas en anterioridad), otras de autoconstrucción. Ante el riesgo de deslizamientos del terreno, durante la década de los años cincuenta, se efectuaron algunas iniciativas para resolver esta problemática, que el ayuntamiento dio por resuelta en el año 1958. Una parte de los habitantes de las cuevas pasarían a vivir en casas de autoconstrucción (algunas de ellas, barracas) en las barrios limítrofes del río, como Torre Romeu y Can Puiggener. El destino fue certero, ya que si las cuevas hubiesen estado a plena ocupación en 1962, el resultado de las riadas hubiera sido dantesco.


Cuevas habitadas en el margen del río Ripoll de Sabadell (inicios 1950’s)


Fuente: I. Argany; J. Caixach; R. Espinach.et al. (1986), p. 24.

En otoño de 1962 un desastre natural tendrá un impacto decisivo para la historia la comarca del Vallès (afectando gravemente a los municipios de Rubí, Terrassa, Sant Quirze del Vallès y Sabadell). El caudal de los ríos mediterráneos aunque escaso, en especial en el caso del Ripoll, se acrecienta brusca y violentamente produciendo riadas catastróficas. La riada del 25 de septiembre significó un volumen a su paso por Sabadell de más de 1.000 m3 por segundo, que duró unos 20 minutos de máxima intensidad, lo que resultó una abrupta crecida del nivel de río, cuya altura superó los cuatro metros (4,2 m.). “Y lo peor de esta riada fue que la inmensa masa de agua al arrasar la cuenca, arrancó árboles, piedras y otros objetos que actuando a modo de proyectiles causaron la atroz destrucción”[9].

Una nueva riada a principios de noviembre, esta vez, de intensidad de 400 m3 por segundo pero de mayor duración, amplificó el grave impacto producido por la anterior riada en la comarca del Vallès. Ambas riadas (en especial, la primera) ocasionaron unas 32 víctimas mortales (según fuentes oficiales), unas 3.101 personas afectadas que debieron ser realojadas y daños materiales muy elevados. [10]

La imagen que dejó a su paso fue desoladora. La mayor parte de las huertas, cuevas, barracas y máquinas fueron arrasadas, mientras las edificaciones industriales resultaron muy afectadas. Las poblaciones se quedaron sin agua, luz y gas, con la mayoría de los puentes, carreteras y comunicaciones cortadas, excepto las que unían con la ciudad de Barcelona.

En nuestra Zona los daños principales se ocasionaron en la industria. En Castellar, fue destruida en gran parte una importante factoría textil y en Sabadell, la industria de acabados, aprestos y tintes textiles radicada junto al Río Ripoll, quedó inmediatamente fuera de uso. El propio Río Ripoll, aguas abajo, castigó a las fábricas cartoneras de Ripollet, a otras muchas industrias textiles y metalúrgicas sitas en la misma población, y finalmente después de unirse al Río Besòs, inundó una amplia zona de Moncada afectando a importantes empresas manufactureras y a numerosos comercios o industrias de menor cuantía que radican en dicha villa[11].

Las pérdidas se evaluaron en mil millones de pesetas quedando afectados unos 1.500 obreros en Sabadell. La devastación afectó principalmente el 80% de las instalaciones de aprestos, acabados y tintes quedaron inutilizadas (unas 23 empresas laneras), lo que suponía el 40% de la capacidad nacional del subsector. El efecto que se temía a corto plazo también era importante, significaba la imposibilidad de poder comercializar cuatro millones de metros de tejidos que en breve requerirían de la fase final del proceso productivo[12].

Cuadro 2
Evaluación de los daños ocasionados por la riada del Ripoll en el año 1962

 

Concepto

Distribución (%)

   

Instalaciones y edificaciones

14,2

 

Maquinaria, mobiliario, enseres

33,3

 

Primeras materias

7,1

 

Mercaderías

42,7

 

Gastos paralización (industria textil lanera)

2,6

 

Desescombro y reparaciones

0,1

 
     

Total

100

 

Valor (ptas. 1962)

849.526.008

 

Fuente: “Informe de la COCIS al Ilmo. Sr. Director General de Comercio Interior  en 12/XII/ 1962” en AHS. Documentación de la COCIS, 1962 (D) 488/ 1962).

El desastre tuvo un gran impacto dentro y fuera de España y la solidaridad popular fue ejemplar. También la respuesta de las autoridades fue, en esta ocasión, rápida. La zona obtuvo la declaración de zona catastrófica (lo que permitía cobrar las indemnizaciones correspondientes a las empresas aseguradas),  y el gobierno aportó un elevado crédito, además de otras prerrogativas fiscales, a fin de aliviar los daños producidos por la riada en toda la zona del Vallès.[13] Esta actuación, conjuntamente con la puesta en marcha los planes de reestructuración de la industria textil lanera, subsanó los efectos más inmediatos y supuso una gran oportunidad para la modernización de las instalaciones industriales ubicadas en la zona fluvial afectada, que se encontraban en avanzado estado de obsolescencia. A su vez, otros problemas más apremiantes como la necesidad de proceder al apresto, acabado y tinte de la producción textil, que se encontraba en avanzado estado de fabricación, se solucionó con la apertura de un puente aéreo con Leeds (Inglaterra) durante algunos meses; el tiempo preciso hasta que las instalaciones vallesanas de acabados recuperaron su ritmo de actividad, lo que aconteció en 1963.


Daños materiales ocasionados por la riada de 1962


Fuente: I. Argany; J. Caixach; R. Espinach.et al. (1986), p. 24.

Pero el resultado de la catástrofe en la cuenca fluvial obligó también a efectuar actuaciones para la protección de los terrenos para evitar peores consecuencias futuras. En primer lugar, se realizaron las obras necesarias para el encauzamiento y defensa del río (con ello se protegían todas las empresas susceptibles de quedar afectadas, menos cinco, que debían ser trasladas). Los trabajos posteriores fueron transformando la estructura del río, variando en algunos casos puntuales su recorrido. Las comunicaciones (puentes, caminos y carreteras) fueron plenamente renovadas.

El empuje industrial del área del Ripoll siguió expandiéndose hasta los años setenta del siglo XX, momento que se registró el máximo de actividad. A partir de la crisis de la industria textil entre mediados de los años setenta y ochenta, el sector inició un proceso de reajuste, que ha supuesto hasta la fecha la progresiva reducción del número de empresas activas (de 30 empresas textiles en el año 1983 a 18 en 1989)[14]. Con todo, en los albores del siglo XXI, el Vallès se mantenía como el principal distrito textil de España[15] y las empresas ubicadas en los márgenes del río Ripoll seguían significando la primera concentración empresarial de tintorería y acabados de España. A su vez, constituye un conjunto de gran interés desde el punto de vista del patrimonio industrial.


De vertedero a Parque Fluvial del Ripoll
: el papel de la gestión en la ciudad de Sabadell

A inicios de la década de los años ochenta, la imagen del río poco recordaba el lugar de ocio de hacía medio siglo. Ciertamente, el nivel de degradación variaba según el tramo del curso fluvial, pero en las cercanías de la gran urbe –la que hoy es la cuarta ciudad de Cataluña -  la imagen era impactante. Los taludes ya no presentaban cobertura vegetal, debido a la deforestación de las pendientes del río, existían vertederos incontrolados de residuos y el barraquismo aún persistía en algunas barriadas cercanas. Además, el paisaje fluvial se veía afectado por la gran proliferación de huerta marginal (que en el año 1980 se calculaba en unas 70 hectáreas cultivadas sólo en el término municipal de Sabadell), que planteaban problemas legales (los terrenos no eran propiedad de los usuarios), sanitarios (la zona era regada con aguas de calidad deficitaria, en el mejor de los casos), y urbanísticos. A este sombrío panorama se añadía la contaminación de las aguas, que tenían el pobre privilegio de ocupar un lugar de honor entre las de mayor contaminación de Cataluña,[16] así como cierto grado de polución ambiental. La deficiente situación de este espacio natural explica que la zona hubiese pasado a ser el patio trastero de la ciudad de Sabadell. 

La percepción contaminante no era novedosa. Existía en España una amplia, renovada y dispersa legislación sobre el tema de la contaminación del agua, más elaborada que los mecanismos de aplicación de la normativa. En 1970, cuando la Cámara Oficial de Comercio e Industria de Sabadell planteó el tema de depuración de aguas residuales vertidas al Ripoll, era evidente que la ciudad aún no ha resuelto plenamente el tema del alcantarillado de los nuevos barrios nacidos a raíz del crecimiento inmigratorio de los sesenta. No sólo esto, la contaminación de las aguas del río, por parte de las empresas de acabados textiles, era un tema aún pendiente. Era manifiesta la preocupación de las industrias por las multas impuestas, en algunos casos. Por ello, con ayuda de la Cámara, solicitaban una actuación conjunta, con la participación financiera de la Administración, ya que los recursos municipales y empresariales se consideraban insuficientes para asumir la problemática.

«Aunque a primera vista parece lógico considerar el tratamiento de aguas como un costo más del sistema productivo, en definitiva, no es menos evidente, la incapacidad de facto de muchas industrias establecidas para solucionar el problema. Para la corrección de las contaminaciones actuales, es necesario que el Estado intervenga ayudando a aquellas industrias que en el momento actual les es imposible, por sus propios medios, establecer un sistema de lucha contra la contaminación, y les preste la ayuda y colaboración técnica y económica necesaria»[17].

Como solución más factible, se contemplaba la instalación de un pequeño número de depuradores situadas en diferentes tramos del río.

El problema no se planeaba sólo por la captación de agua de las empresas, ya que éstas las obtenían en su mayor parte de pozos y aguas subterráneas (creando un problema de sobreexplotación de estos recursos), sino sobre todo en los vertidos efectuados por éstas. Si en 1968 nada se había hecho para resolver el tema de la contaminación del río (ni a nivel empresarial ni colectivo), la situación poco había cambiado en 1986, cuando desde el Ayuntamiento volvía a plantearse la necesidad de instalar una depuración intermedia y la substitución del emisario a lo largo del término municipal.

El interés municipal por la zona emerge con los ayuntamientos democráticos, recuperados a partir de 1979. El contexto no era nada halagüeño, los nuevos métodos de gestión política (la transición democrática) se introducían en plena crisis económica de la industria textil –con especial crudeza en la ciudad- y con unas insuficientes finanzas públicas locales. Por ello, las primeras actuaciones tuvieron que limitarse a resolver los problemas más urgentes no resueltos por los ayuntamientos franquistas. Resultó apremiante mejorar el grado de integración de la ciudad (de los barrios con el centro de la urbe), a partir de actuaciones de infraestructura física, como el pavimentado de calles, completar el alcantarillado, alumbrado, entre otras.

Pero el ordenamiento fluvial de Sabadell vino de la mano de su planeamiento urbanístico, que requería definir los usos del territorio y replantear el espacio de la ciudad. No debe extrañar que el primer estudio riguroso del estado del río Ripoll de Sabadell nazca de la regiduría de urbanismo[18] y que la puesta en marcha del proyecto haya exigido modificaciones de las planificaciones urbanísticas.[19] En la concepción original ya es explícita la noción de que es necesario recuperar este espacio natural de la degradación medioambiental y preservar su uso económico y social con la complicidad de la ciudadanía, y se sugieren una serie de intervenciones indicativas para su gestión. Así, desde sus inicios fue clara la voluntad de hacer compatible su uso económico-social y la creación de un parque fluvial, por lo que se excluyó la concepción de un parque temático de carácter ecológico-cultural-patrimonial.

Un paso adelante en el proyecto fue la creación de la Oficina del Ripoll en el año 1996.  Concebido como un organismo interdepartamental del municipio para activar el proyecto del parque fluvial, frenar el deterioro de la zona y promover su recuperación, así como coordinar la complicidad social entorno al proyecto.[20] Entre sus principales logros se cuenta la realización de un amplio inventario sobre los diferentes aspectos relacionados con la cuenca (aspectos arqueológicos, culturales, históricos, antropológicos, geográficos, etc…). El estudio fue emprendido por un equipo multidisciplinar que trabajó durante varios años (1997-1999) de manera coordinada y que constituye una aportación valiosa para conocer el tema en profundidad.[21]  Desde el año 2000 hasta la fecha, la gestión del proyecto del parque fluvial ha seguido avanzando, pero su ejecución ha pasado a manos de la concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Sabadell.

Un aspecto interesante a destacar es que la administración del proyecto fue precedida por un exhaustivo conocimiento del tema (a partir de estudios especializados y recogiendo las opiniones de más de 200 personas especializadas en la materia). Esta metodología ha estado presente en muchas de las fases del desarrollo del proyecto, que puede concretarse en “conocer para hacer”. Hasta la fecha, el proyecto ha sobrepasado un única concepción política, ya que ha sido gestionado por diferentes fuerzas políticas presentes en el gobierno del consistorio (con partidos políticos de vertiente izquierdista y con un perfil más o menos catalanista, como Iniciativa per Catalunya- Els Verds (1986-1999); Esquerra Republicana de Catalunya (1999-2005) y Partit dels Socialistes de Catalunya (2005-…). Esta circunstancia muestra que ha pasado a ser uno de los proyectos emblemáticos de la ciudad de Sabadell.

La filosofía básica de la gestión del proyecto ha consistido en emprender las actuaciones oportunas para convertir este paraje en un  espacio natural y lúdico que sea apreciado y conocido por la ciudad, o sea darle valor valor social; y, en una etapa posterior, proceder a gestionar el patrimonio histórico.  Pueden distinguirse tres fases diferenciadas, de las cuales en marzo del año 2007 se ha ejecutado la mayor parte de la primera y la segunda fase, mientras que está en proyecto de actuación  la última etapa.[22]

1.      Frenar el proceso de degradación ambiental, lo que incluía necesariamente el saneamiento de las aguas (1994-2005), la reutilización del agua (2003-2007) y la recuperación medioambiental.

A partir de la instalación de dos depuradoras se procedió a la mejora de la calidad del agua: Sant Pau del Riu Sec (1991) y de Can Pitell en el Ripoll (2002). Cuando se introdujeron las depuradoras en Sabadell –competencia de la Agència Catalana de l’Aigua- ya existían algunas unidades instaladas en el tramo norte del río, en Sant Llorenç Savall y Castellar del Vallès.

En una fase posterior, se planeó la reutilización del agua. Para ejecutarlo fue necesario previamente introducir un sistema de control de la calidad del agua, a tiempo real en catorce puntos del cauce fluvial. Mediante las muestras del agua que va al colector-interceptor se analiza los niveles de calidad del agua, para comprobar si son los adecuados. Este sistema ha sido especialmente satisfactorio a fin de detectar irregularidades, localizar el punto y el origen de la incidencia, a fin de proceder a solucionarla con celeridad. De esta manera, se ha evitado problemas en el funcionamiento del sistema de depuración de las aguas. El destino del agua reutilizada –que no contiene bacterias, a pesar que no ser agua potable- es, en la actualidad, el riego de zonas verdes, la limpieza viaria de la ciudad y, en segundo lugar, proporciona agua para el emisario del río Ripoll. [23]

Con la instalación de la última depuradora (en octubre de 2002), se consideró la oportunidad de que, una vez el agua depurada del Ripoll fuese liberada, una parte de esta agua fuera bombeada hasta el tramo norte del río en el término de Sabadell (el denominado emisario de aguas tratadas), a fin de asegurar un caudal mínimo del río. Se contribuía así a la regeneración del río, lo que en la actualidad es una realidad contrastable con la recuperación la fauna (peces, aves, etc.).[24]


Situación del curso del río Ripoll en Sabadell en proceso de regeneración medioambiental (año 2003)

Fuente: Archivo fotográfico E. Deu

2.      La protección y la recuperación de los márgenes del río (creación de zonas de huerta ordenadas (1999-…) de valor ambiental y educativo y habilitación de zonas de ocio (1999-…). La protección de la zona supone el establecimiento de una anchura de 50 metros con protecciones de 3 metros de altura. Su ejecución se ha realizado en función de los usos de las diferentes áreas.

En este sentido, en el momento de hacer la protección y la mejora del lecho del río se ha aprovechado para realizar las mejoras del paisaje oportunas. Desde que en el año 1999 se abriera un camino en el margen fluvial hasta el momento, se ha avanzado en la recuperación de espacios anteriormente ocupados por huerta marginal, la realización de zonas de ocio, la introducción de pasos para cruzar el río, la ejecución del Parque de la Clota y la Font dels Gitanos. En todo el proceso, los gestores tenían clara la percepción que no se deseaba un  parque totalmente urbanizado, por lo que las intervenciones en el territorio debían ser puntuales. En algunas ocasiones, era preferible que el espacio natural se fuera regenerando a partir de su propio desarrollo, antes de una actuación precipitada.

El ordenamiento de la huerta y las barracas marginales ha supuesto un reto importante, por el número de personas implicadas, lo que no ha ocasionado algunos momentos de tensión. Se han eliminado entorno a 480 elementos de huertas y barracas ilegales. Sólo un 10% de los usuarios afectados han solicitado una nueva ubicación, siguiendo una reglamentación determinada (superficie, usos….).

En esta fase, la interlocución social ha sido especialmente decisiva para desarrollar la gestión. Para la realización del Parque de la Clota y la Fuente de los Gitanos, fue necesario la actuación de todas las asociaciones implicadas para delimitar el proyecto (Font dels Gitanos) y eliminar el uso de algunas prácticas (por la existencia de algunos vertederos, por ejemplo)

En relación con las industrias, la colaboración y la complicidad con el proyecto ha sido imprescindible. Por un lado, en algunos sectores –como la industria textil- se han ido adecuando a la legislación medioambiental a partir de la instalación de sistemas de depuración de los residuos. Por su parte, la administración les ha exigido unos niveles mínimos de calidad del agua, antes de conectarse al colector-interceptor. También se ha intervenido en algunas mejoras estéticas del entorno de algunas industrias y la implicación de las empresas en el proyecto se ha traducido en determinadas aportaciones financieras.

3.      La recuperación del paisaje (1999-..), que incluye al patrimonio histórico (desde el año 1997) y su difusión  (1999-…), a través de la realización de estudios, actividades e itinerarios.

4.       En la actualidad se está trabajando en la rehabilitación y reutilización del patrimonio histórico, que incluyen en primer lugar el patrimonio público municipal, a pesar de que no se excluye la intervención futura en el patrimonio privado.[25] El eje de atención es la recuperación del patrimonio preindustrial, ya que es la insignia que dota de mayor valor añadido al proyecto, según afirman los responsables del consistorio.

Los proyectos que están en marcha tienen en común la necesidad de aunar un nuevo uso a la pieza patrimonial y dar respuesta a distintas necesidades que plantea la ciudadanía, siempre que su nueva utilización no entre en contradicción con los objetivos planteados en el Parque Fluvial.  Además de unas piezas ya recuperadas (la Capella de Sant Nicolau, pozo de hielo de Sant Oleguer, Sant Pau de Riu Sec, entre otras), se está trabajando en distintos proyectos para la recuperación de distintos elementos preindustriales (molinos principalmente), a los que se pretende destinar a unos usos específicos. El molino de Sant Oleguer, en estos momentos en obras de rehabilitación, tiene proyectado ser un albergue de juventud; el molino d’en Font, debe reconstruirse, y constituirá la sede de la asociación educativa Xalest; la ermita de Jonqueres será la sede de un centro internacional especializado en estudios de alta montaña y el molino de Torrella, en avanzado estado de degradación, será la sede del Centro de Interpretación del Parque Fluvial del Ripoll, entre otros.

Hasta el momento, el Parque Fluvial del Ripoll ha contado con una financiación de unos 30 millones de euros, de los cuales 12 han ido destinados a la construcción de la depuradora del Ripoll, gracias a la financiación de la Agència Catalana de l’Aigua (Generalitat de Catalunya) y  la participación de la Unión Europea (Fondos de Cohesión). El resto, unos 18 millones, se han utilizado para la recuperación del Parque Fluvial, que han contado con recursos del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) (80%) y del Ayuntamiento de Sabadell (20%). Además, debe tenerse en cuenta diferentes aportaciones recibidas desde otras entidades públicas, privadas y empresariales, así como las que proceden de determinadas asociaciones europeas (RETEX). A principios del año 2007, también se ha conseguido avanzar formalmente en la coordinación de las administraciones municipales ribereñas con el Ripoll y la administración regional (Direcció General del Paisatge, Generalitat de Catalunya), a fin de ordenar y coordinar diferentes aspectos del paisaje del margen fluvial del  Ripoll.

Otro aspecto interesante a destacar es la implicación social creciente que va tomando la iniciativa expuesta. El proyecto nació inicialmente con más de 200 entrevistas realizadas como asesoramiento  sobre su formulación. En su evolución ha habido un entramado de asociaciones municipales activas, críticas y muy sensibles al tema, que han llevado a cabo distintas iniciativas orientadas a divulgar el patrimonio histórico de Ripoll, a presionar y colaborar con la administración sobre distintas cuestiones referentes a la gestión del proyecto del Parque Fluvial.. Entre estas asociaciones se cuentan: Unió Excursionista de Sabadell (de tipo cultural, medioambiental y de ocio), ADENC (medioambiental), Fundació Bosch i Cardellach (cultural) y Amics del Ripoll (grupo de interés cultural).  En especial, Amics del Ripoll, es la organización que nació del grupo interdisciplinario de investigación sobre los elementos patrimoniales del Ripoll que trabajó entre 1997-99, y desde el año 2001 han venido organizando jornadas pedagógicas sobre diversas temáticas referentes al río, una guía de itinerarios[26] y distintas iniciativas de divulgación. Este capital social y la colaboración de diversas entidades económicas, políticas, sociales, culturales y vecinales de la ciudad han representado el alma del proyecto que hoy avanza.

Recapitulación          

El Parque Fluvial del Ripoll de Sabadell es un claro exponente de la presión del hombre en el territorio. Es un retrato vivo de las sucesivas etapas históricas y de la relación de la actividad económica con los recursos hídricos. A pesar de su avanzado estado de degradación inicial, ha constituido un proyecto pionero en la regeneración ambiental de las zonas fluviales en Cataluña, que tiene la particularidad de interaccionar las políticas de recuperación de los recursos naturales y la protección patrimonial. De su método de gestión destaca una amplia y participativa gestación, una creciente implicación social de distintos colectivos y una clara voluntad de fundamentar la actuación administrativa con el conocimiento previo del entorno.

Gracias a la recuperación mediambiental, hoy es posible redescubrir un paraje natural de condiciones peculiares, lo que permite dar valor social al rico patrimonio histórico que en él se encuentra. Pero para que la recuperación patrimonial revierta a su vez en el funcionamiento del propio Parque Fluvial se está primando la rehabilitación y el uso social, en respuesta a determinadas necesidades ciudadanas. Y todo ello haciéndolo compatible con la vida económica y social que se sigue desarrollando en los márgenes del río.

Notas

[1]  Quisiera agradecer la colaboración de distintas personas a las que he entrevistado para la elaboración de este trabajo (entre febrero y marzo del año 2007), entre ellos, Issac Álvarez (concejal de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Sabadell), Max Martin (geógrafo y técnico implicado en el proyecto desde 1996) y Mercè Argemí de l’Associació d’Amics del Ripoll.  En el terreno documental, agradezco las aportaciones de Esteve Deu y el material facilitado por el Museu d'Història de Sabadell.

[2]Joan Montllor Pujol, vegeu  Joan Vallès (1924), reproducido en Benaul (2003).

[3]  M. Argemí; J.M. Masagué (2003)

[4] M. Argemí; E. Deu (1999), p. 21, 74.

[5] A. Carreras (1983); J. M. Benaul (1991);  G. Dorel-Ferré (1992); A. Solà (2004).

[6]  J. M. Benaul (2003) y  J. M. Benaul ; E. Deu  (2005).

[7]  J. M. Benaul (2003), op. cit., p. 96; véase también J. M. Benaul; J. Calvet: E. Deu (eds) (1994), , p. 27-65.

[8] V. Domínguez (2003).

[9]Archivo Histórico de Sabadell (AHS), Documentación de la Cambra de Comerç i Indústria de Sabadell, (D9 488/ 1962), “Informe presentado por la Cámara Oficial de Comercio e Industria de Sabadell al Sr Director General de Comercio Interior, en fecha de 18 de diciembre de 1962”.

[10] Véase Fa 35 anys: les riuades. Museu d’Història de Sabadell, 1997.

[11] (AHS), Documentación de la Cambra de Comerç i Indústria de Sabadell, (D9 488/ 1962). op. cit.

[12] “Informe sobre los daños sufridos para la industria tetil, que presentan a los Exmos. Sres. Ministros, el Ayuntamiento, la Delegación de Sindicatos, el Gremio de Fabricantes, la Cámara de Comercio e Industria de Sabadell y el Banco de Sabadell” (27/9/1962) en AHS, Documentación de la Cambra de Comerç i Indústria de Sabadell, (D9 488/ 1962).

[13]  El monto total del crédito gubernamental fue de 1.500 millones de pesetas de 1962 para toda el área del Vallés, de los cuales 1.000 millones iban destinados a la industria textil lanera. Destacan las ventajosas condiciones ofertadas por el mencionado crédito, en términos de tipo de interés y  plazos de devolución.

[14] E. Benaul; E. Deu (2005), t. 5, p. 185.

[15]  R.Boix; V. Galetto (2006).

[16] Conjutamente con la riera de Rubí y la Anoia. Véase I. Argany; J. Caixach; R. Espinach et al.  (1986),, p. 141.

[17]  Cámara Oficial de Comercio e Industria de Sabadell (1970), Informe sobre depuración de aguas residuales vertidas al Ripoll. Sabadell.

[18] I. Argany; J. Caixach; R. Espinach et al.  (1986)

[19]  Las actuaciones en este sentido han sido diversas: Título refundido de la Modificación del Plan general en el ámbito del río Ripoll (1989), Revisión del Plan general de ordenación (1993) y, más recientemente, una modificación del Plan General Urganístico MPG-5 (2000). También es importante la nueva normativa sobre el patrimonial urbanístico (PEPPS, 2006) que  incluye el patrimonio natural, arqueológico y paleontológico, así como el  arquitectónico. Esta regulación ha hecho posible una mayor protección urbanística del área que comprende el Parc Fluvial del Ripoll de Sabadell.

[20]  Para ver la tarea realizada por este organismo, véase:Projecte del Parc Fluvial del Ripoll Sabadell (1999)

[21] Parc Fluvial del Ripoll Sabadell. Inventari d’elements d’interès cultural, 1997-99.

[22] Las fechas de actuación proceden de: “Projecte integral de recuperació del Ripoll” facilitado la regiduría de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Sabadell en el año 2007. Véase también I. Álvarez (2006)

[23]J. Vinyoles; R. Quirante; M. A. Fos (2005)

[24]  Se han venido realizando diversos estudios sobre el progreso de regeneración medioambiental de la zona que corroboran esta evolución positiva. Véase Estat ecològic de les aigües del riu Ripoll. Informe 2002 y otras publicaciones en:  (http:// www.sabadell.net/Cat/Aigua/paginasCat/ publicacions_cat.asp)

[25] Véase nota 17.

[26]  La Guia del Patrimonio fluvial, editado por la Asociació d'Amics del Ripoll recibió el rmáximo reconocimiento sobre patrimonio industrial que atorga la administración de Cataluña al merecer, en diciembre del 2004, el XIII Premis Bonaplata en la categoría de difusión  patrimonial.


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