IX Coloquio Internacional de Geocrítica

LOS PROBLEMAS DEL MUNDO ACTUAL.
SOLUCIONES Y ALTERNATIVAS DESDE LA GEOGRAFÍA
Y LAS CIENCIAS SOCIALES

Porto Alegre, 28 de mayo  - 1 de junio de 2007.
Universidade Federal do Rio Grande do Sul


EL PAPEL DE LA GEOGRAFÍA EN LA ORDENACIÓN DEL TERRITORIO
EN UNA  AMERICA LATINA GLOBALIZADA

Eduardo Salinas Chávez
esalinas@geo.uh.cu
Roberto González  Sousa
Facultad de Geografía
Universidad de La Habana, Cuba


El papel de la geografía en la ordenación del territorio en una América Latina globalizada (Resumen):

En un mundo globalizado donde el control del territorio y del espacio, se ha convertido en objetivo esencial de la acción del capital y de las transnacionales que el mismo genera con el propósito de imponer un modelo de desarrollo “postmodernista” que busca satisfacer sus ansias de control del espacio global, la Geografía y los geógrafos  están obligados a tomar un papel mas activo en la transformación de la realidad de nuestros pueblos endeudados y explotados a partir de las amplias  posibilidades  que brinda  la formación de estos especialistas de amplio espectro e inmensas posibilidades dadas por su formación y aprovechar la dicotomía de esta ciencia y la tendencia actual a promover el análisis sistémico y holístico de la interacción naturaleza – sociedad. Ello hace de este profesional un activo promotor de los estudios que transforman al territorio en un  factor dinámico de desarrollo.

Palabras claves: ordenación del territorio, desarrollo regional, geografía.


The role of geography in territorial planning on a global Latin America (Abstract):

In a global world where control of territory and space, has become into essential objective of transnational actions and capital generated with the purpose of imposing a "postmodernist” model of development,  trying to satisfy their longings of control of global space, Geography and geographers are forced to take a more active role in transformation of reality of our indebted and exploited towns, starting from many possibilities offered by formation of “wide spectrum” specialists, and immense opportunities given by their formation and to take advantage of dichotomy of this science and the current tendency to promote systemic and holistic analysis of nature and society interaction. Making of this professional an active promoter of studies which becomes the territory in a dynamic factor of development.

Key words: territorial planning, regional development, geography


 

La preocupación por alcanzar un enfoque para estudiar y comprender la organización del espacio latinoamericano e intervenir en su transformación con un profundo sentido prospectivo y humanista, despojado del conjunto abigarrado de técnicas que con demasiada frecuencia llegan a convertirse en sujeto y no en herramientas para el análisis, lo que no permite comprender que sucede realmente en el territorio y hacia donde marchamos, es la única alternativa posible para la Geografía frente a la doctrina neoliberal, que promueve la especulación intelectual relacionada con el funcionamiento del territorio a partir de experiencias exitosas aisladas y ubicadas en contextos histórico–políticos muy específicos y generalmente localizados fuera de la nuestra región.

El desarrollo capitalista y el período histórico que el mismo marca se caracteriza por la acción de un conjunto de actores hegemónicos, dígase cárteles, monopolios, oligopolios y, más recientemente, corporaciones y transnacionales, que rigen la producción total, organizan el espacio y establecen los niveles y formas de participación de las regiones en la División Internacional del Trabajo.

Estéves (1998: 99) destaca que “el funcionamiento del sistema capitalista históricamente ha sido desigual en el espacio, en el tiempo y entre los países”. Y señala más adelante: “pareciera que las zonas de influencia, de ampliación o simplemente de control de la periferia, según el momento histórico de que se trate, han sido prácticamente imprescindibles para apuntalar el crecimiento de los países del centro”.  Aparecen así como rasgos consustanciales a la globalización la existencia de mayores niveles de pobreza y desigualdad. Comprender estos procesos implica considerar esta realidad en su totalidad donde se produce la interdependencia entre todas las partes (Santos, 1990: 209).

En similar dirección se pronunció de Jong (2002: 70,71) cuando plantea: “que el espacio como producto social es cada vez menos el resultado exclusivo de la sociedad que lo habita, de su estilo propio de organización, de la circulación, de sus formas de asentamiento, de la tecnología propia utilizada para dominar los recursos y las distancias. Es, por el contrario, el resultado del sistema social de alcance globalizado con su correlato  de formas de dominación y sus efectos sobre esas y otras variables de alta respuesta en la organización del territorio”.

Es en este contexto, donde los países y regiones subdesarrolladas deben llevar a cabo sus planes de ordenación del territorio con el objetivo de superar las condiciones de pobreza e inequidad, ignorando conciente o inconcientemente el nuevo entorno en el cual los territorios se han de desarrollar, acción que para muchos es una fantasía propia de la mente del ilustre Caballero de la Mancha o bien de rentistas y especuladores que no desean perder sus privilegios, aunque no por ello deben ser ignorados estos ejercicios en toda su intencionalidad y posibilidades. Esto nos obliga a estudiar la realidad regional y local en el contexto de las nuevas formas que asume la reproducción del capital y su inserción en el territorio, donde este último persigue incrementar su flexibilidad para lograr una mayor eficiencia y eficacia en su relación con la sociedad y la economía.

La gran desigualdad es una característica frustrante del desarrollo territorial en América Latina. A pesar de las reformas estructurales puestas en marcha en toda  la región y de la llamada recuperación del crecimiento económico, América Latina tiene niveles de pobreza extremadamente altos y las diferencias espaciales se agudizan. La necesidad de actuar en contra de la desigualdad y de la pobreza extrema debe ser una prioridad en los programas de desarrollo económico y, en particular, de ordenación del territorio orientados a una mejor distribución de los ingresos y recursos para un desarrollo más equitativo en lo social y espacial.

Queda entonces planteada la cuestión medular de este trabajo que puede ser resumida en la interrogante siguiente: ¿Puede la Geografía como disciplina rescatar el significado e importancia de la dimensión territorial en el contexto actual del desarrollo del capitalismo y, por esta vía, contribuir a la superación de las desigualdades territoriales y la promoción del desarrollo de la sociedad latinoamericana?

 

2-La formación de un espacio global

Luego de la crisis que afectó al mundo capitalista en la década de los años 70 del pasado siglo, bajo el impulso simultáneo e interrelacionado, por una parte, de la consolidación de un nuevo paradigma científico-técnico y, por otra, del incontenible avance del proceso de globalización neoliberal, un número creciente de países latinoamericanos optó por realizar cambios radicales en la orientación de sus estrategias y políticas macroeconómicas. Tanto para las naciones, estados, regiones y municipios como para las empresas de la región, la posibilidad de acumular y crecer en el ámbito de la dinámica económica que entonces  se perfilaba, quedó condicionada por la capacidad de estas entidades para ajustar sus estructuras internas a las exigencias de la nueva situación planteada por la globalización.

La reestructuración nació entonces asociada, en lo esencial, a una radical liberalización económica, entendida como condición necesaria para restituir al mercado las funciones reguladoras que en cierta medida le habían sido limitadas por el Estado. Esta estrategia consideraba entonces necesario realizar una profunda reforma del Estado basada en los principios de subsidiariedad y neutralidad, en la que las políticas de desregulación, privatización y descentralización conformaban el eje central, lo que era complementado por una radical apertura externa.

Al generalizarse su aplicación, las políticas de liberalización económica promovieron (y al mismo tiempo, utilizaron) el desarrollo de dos procesos complementarios, retroalimentados recíprocamente, considerados como el camino idóneo para la consolidación de la nueva dinámica económica: por una parte, la globalización, cuyo avance requiere de la mayor liberalización en el funcionamiento de las distintas economías nacionales y, por otra parte, la desregulación, cuya intensificación se ubica como condición ineludible para que un territorio mejore su inserción en esta dinámica globalizada.

Sin embargo, no son pocos los investigadores que hacen referencia a la orientación ideológica de la corriente neoliberal lo que resta capacidad a las sociedades para diseñar un futuro mejor del espacio que habitan, bajo el planteamiento de un modelo social diferente y que tiene en el Estado el agente capaz de asumir responsabilidades en el desarrollo regional y local, contrarrestando así las tendencias del mercado a la ampliación de las desigualdades territoriales (Hiernaux, 1995; Calva, 1995; Estéves, 1998; González, R.,1999; Boisier, 1999; Santos, 2000; Méndez, 2002, entre otros). 

¿Que consecuencias relevantes, con incidencia en la dinámica económica territorial, han resultado del avance de la globalización neoliberal y de la desregulación? Al respecto merecen ser destacadas especialmente:

·        La consolidación del papel protagónico del capital privado en las decisiones sobre acumulación y crecimiento, que han condicionado la pérdida progresiva de la capacidad de los Estados nacionales para regular los movimientos del capital que marchan en pos de los destinos sectoriales o territoriales percibidos como más rentables.

·        El incremento de las estructuras empresariales imbricadas en redes globales, que se constituyen en los protagonistas centrales de la vida económica en el nuevo escenario, pasando a liderar la dinámica productiva a escala mundial

·        El debilitamiento progresivo de las raíces territoriales del capital, como resultado de la formación, expansión y consolidación de nuevas estructuras empresariales multinacionales y multiregionales, que se desempeñan como verdaderos rentistas de las sociedades local, regional y planetaria, a partir de la formulación de sus estrategias  globales.

Como culminación de estas transformaciones (resultado de la dimensión alcanzada por los procesos de globalización neoliberal y desregulación) las perspectivas de incrementar la acumulación y modificar su distribución sectorial y territorial han pasado a depender, cada día en mayor grado, de las decisiones de una estructura empresarial organizada funcional y jerárquicamente a escala mundial.

No obstante, una de las grandes paradojas de este proceso de globalización neoliberal (según Wong, 1999: 1) “es el redimensionamiento que ha adquirido la categoría territorio, revalorizando la escala local-regional en los procesos de desarrollo…(lo que) ocasiona efectos de desterritorialización/territorialización o de deslocalización/relocalización” de forma simultanea.

Este comportamiento puede llevarnos a pensar en el fin del llamado Estado del Bienestar. El fracaso de las diversas políticas puestas en marcha en América Latina desde los años treinta y  la crisis económica de los años setenta del pasado siglo se han convertido en condicionantes de un posible rescate del pensamiento científico sobre el desarrollo regional, ante el cuestionamiento permanente que existe sobre los escasos resultados del ejercicio en esta dirección temática durante más de cinco décadas en la región.

Es justamente en esta revalorización del papel del territorio, de lo regional y local en el proceso de desarrollo donde la Geografía como disciplina está llamada a intervenir con importancia creciente, constituyendo el estudio de la dimensión territorial una etapa necesaria para la elaboración e implementación de los Programas de Ordenación del Territorio una de sus mayores oportunidades en el presente latinoamericano y superar “la escasa, por no decir nula autonomía de los estudios territoriales respecto a otras ramas del saber, de las cuales son tributarias; la concurrencia de diferentes especialidades profesionales en el interés por los problemas territoriales; la parcelación y compartimentación del quehacer de los diferentes grupos de estudiosos y profesionales; la diversidad de las conclusiones a que se llega, en ocasiones contradictorias y, la interferencia de las ideologías en los análisis” (Araujo, 1999:687). A ello podríamos añadir la valoración del territorio como una categoría  alejada de toda concepción dialéctica a la cual le resulta ajena la flexibilidad necesaria para integrar “aquellos nuevos factores que van surgiendo a lo largo del tiempo” (Gabiña, 1999: 41).   

Ordenar lo que pobremente se conoce, negociar y localizar inversiones con un limitado dominio de los procesos naturales, sociales, económicos, administrativos  y legales, entre otros, presentes en un territorio, desconocer no solamente la importancia de los factores y procesos locales sino regionales e internacionales, cuya influencia se manifiesta de diferentes maneras en el espacio que habitamos, es marchar en la dirección que determina el capital transnacional. 

Ante el hecho real de disponer de métodos cada vez más elaborados para capturar la realidad y pretender su interpretación con mayor o menor grado de objetividad, surge la preocupación de que ello no ha permitido revertir los procesos de degradación que hoy se observan en el espacio global y, en particular, latinoamericano. De ahí que sea necesario llamar la atención en cuanto a las limitaciones que presentan, tanto los modelos sofisticados en su interpretación como la reflexión histórica aislada del contexto político, económico, social y territorial, para establecer reglas de validez universal.  

Para una Geografía comprometida con el desarrollo social de nuestros países no resulta ocioso insistir en el hecho del peligro que encierra convertir en paradigmas y de alguna manera transferir a la actualidad, aquellos procesos históricos y socioespaciales cuyos resultados pudieran haber alcanzado resultados con distintos niveles de éxito en países y momentos históricos concretos.  Extrapolar tendencias dominantes en el pasado o convertir las experiencias de algunos países en paradigmas de validez universal, pueden conducir a errores de gran envergadura.

Podemos tomar como ejemplo de la situación antes mencionada  la experiencia norteamericana en desarrollo regional que difiere considerablemente de las políticas aplicadas en los países de la Unión Europea. La misma ha estado condicionada por la carencia de un enfoque nacional coordinado donde la fragmentación de esfuerzos (proyectos y programas de desarrollo), la descentralización y transferencia de poderes a los estados, el poder autónomo a los gobiernos locales y la fuerte competencia por los recursos entre los estados y áreas locales  ha dado lugar a características significativamente diferentes a las de los países de la Unión Europea.

Por otra parte, el subdesarrollo en América Latina debe ser analizado como un conjunto complejo e interrelacionado de fenómenos que se traducen y expresan en desigualdades, en estancamiento, en retraso respecto a otros países, en sus potencialidades productivas desaprovechadas y en  su dependencia económica cultural, política y tecnológica. Es en esta dirección donde la Geografía, y su papel en la construcción de los Programas  de Ordenación del Territorio, no puede verse como una ciencia distante y laxa, todo lo contrario, debe ser entonces prospectiva y estratégica.  

Recordemos que un país subdesarrollado como escribió Milton Santos (1996: 35) “es una formación socioeconómica dependiente, un espacio donde el impacto de las fuerzas externas es preponderante en todos los procesos”. Por ese motivo, su organización del territorio es dependiente. Es por este motivo que para las ciencias geográficas ignorar esta dependencia, el efecto que ella puede alcanzar en el devenir de un territorio, así como la insuficiencia del planteamiento económico para explicar el fenómeno del subdesarrollo, que tiene que ser examinado dentro del sistema ideológico y político del que forma parte, puede conducir al fracaso de la mayoría de las acciones de carácter territorial, tanto regional como local, emprendidas en América Latina.

Las políticas de corte sectorial y territorial/regional dominadas por una clara orientación economicista, y generalmente fuera del contexto histórico, social, político y geográfico, han resultado insuficientes para superar la situación de subdesarrollo y desigualdad presente hoy en el espacio latinoamericano. Estos enfoques en la formulación de las políticas sectoriales y regionales terminan, de una u otra forma, subrayando los problemas de crecimiento, empleo, competitividad, etc., e ignorando el territorio como factor de desarrollo, valorando éste como el soporte físico del emplazamiento productivo.

En estos enfoques se manifiesta la ausencia de un marco teórico que refleje la unidad y complejidad del objeto de estudio (región) y el marco histórico, social y político donde se inserta el mismo, orientándose entonces estos a la caracterización de los atributos del fenómeno investigado y no a la comprensión de la naturaleza y funcionamiento del territorio y la solución de los problemas detectados en él.

La Geografía, con su concepción de la totalidad, de la parte y del todo propio de cada situación, debe guiar el proceso de formulación de las políticas regionales y locales, evitando la pérdida de la visión holística y sistémica en el tratamiento del fenómeno territorial. La capacidad para comprender al territorio, como concepción metodológica por la que se identifican los problemas inherentes a la interfase entre la sociedad, la economía y territorio, es la única forma en que el conocimiento sirve a la transformación de la sociedad y la Geografía lo evidencia en su papel en la construcción de los Programas de Ordenación del Territorio.

El espacio en la actualidad refleja las contradicciones del sistema globalizado y se manifiesta a través de un conjunto indisociable de sistemas de objetos y sistemas de acciones, dos elementos imbricados el uno con el otro y  que constituyen los sistemas técnicos, cuya sucesión nos brinda la historia del espacio (Santos, 1996). Cualquier tentativa de seccionar este continuo de relaciones tendrá como consecuencia una apropiación parcializada del objeto regional y el fracaso de las acciones que se emprendan para la transformación del territorio.

 

3- Las ciencias geográficas y la construcción de los Programas de Ordenación del Territorio.

La Geografía y  la ordenación del territorio tienen una relación muy obvia para los geógrafos, pero no para otros especialistas, políticos, empresarios, y para la Sociedad en general. Este es quizás el más importante reto para los geógrafos.

La Geografía continúa siendo una ciencia compleja y no debe ser limitado su campo de actuación al estudio de los fenómenos y procesos sociales o naturales, como si estos funcionaran en forma de compartimentos estancos de un objeto en constante desarrollo como es el espacio. La Geografía siempre trata espacios complejos, es decir, aquellos cuyas estructuras, funciones y procesos reciben la influencia de las fuerzas naturales y del hombre. Lo que distingue a la Geografía de otras ciencias es que intenta reconocer todos los aspectos del desarrollo espacial y ambiental.

Al mismo tiempo, todo plan donde se refleje la intención de intervenir en un territorio para su transformación y desenvolvimiento, debe basarse en la información; y toda vez que aquí tratamos de planificación, es lógico que la Geografía, la ciencia que tiene como objeto de estudio el espacio como construcción social, se encuentra entre las primeras y, ciertamente, una de las más importantes fuente de información para la construcción de los Planes de Ordenación del Territorio.

Por otra parte, el futuro es una de las tres dimensiones temporales, es lo que está por venir en oposición al presente y al pasado. Si bien se considera que el presente y el pasado son "conocidos", para muchas personas el futuro parece ser algo desconocido, e impredecible. Pero el futuro no es necesariamente algo absolutamente impredecible o la continuación de todos los males que han ocurrido en nuestros tiempos.

El futuro ha de ser considerado como la continuación del ayer a través del hoy y del mañana. Por esta razón, el futuro también depara la oportunidad de mejorar nuestras condiciones de vida y medios para futuras generaciones. Con referencia a nuestro campo específico, la Geografía no es una ciencia especulativa del futuro, sino la consideración de dimensiones temporales y una percepción de actuales y pasadas estructuras espaciales  que permitan prever tendencias en el desarrollo del territorio a sus diferentes escalas. Sin embargo, esta es la primera precondición que nos ayuda a abordar problemas del futuro, y donde la Geografía en los planes de Ordenación del Territorio se plasma con gran acierto.

Debemos señalar dos aspectos básicos, en primer lugar, la ordenación del territorio es también objeto de estudio de otras disciplinas, como la Arquitectura, el Derecho, la Economía, etc. La Geografía en nuestra opinión es la disciplina integradora, pero por supuesto no excluye a las otras. En segundo lugar es muy importante definir y salirse de  los límites del territorio que se intenta ordenar; la visión del geógrafo en este sentido es amplia y abarcadora.

La Geografía ha generado un gran número de conceptos y métodos bien conocidos, que no han sido suficientemente valorados desde la perspectiva de su aplicación a la ordenación del territorio. El análisis tradicional del espacio geográfico, es decir, el descriptivo de sus características, puede tener gran utilidad para la ordenación, por ejemplo si se desean limitar usos distintos al que se considera dominante y que deben potenciarse o preservarse, o bien con la intención opuesta, es decir identificar límites y áreas de tipos de ocupación a restablecer.

Por otro lado, la definición de ámbitos complejos e integrados, obtenidos por técnicas tan diversas como la superposición cartográfica, la delimitación de unidades de paisaje, el estudio de áreas de influencia o de intensidades de relaciones y flujos, los análisis multivariados, utilizados en los análisis geográficos, son de interés para los trabajos de ordenación, a veces solo como información y conocimiento y muy especialmente en las propuestas que pretendan asignar funciones complejas a partes determinadas de los territorios a escala regional y estatal.

Los resultados integradores de la Geografía analizando el espacio por la identificación de relaciones ordenadas, materializadas en formas y hechos espaciales que expresan complementariedad, continuidad, integración o unidad de los ámbitos estudiados o investigados, es otra de las líneas de las investigaciones geográficas que aporta mucho a la ordenación de un territorio; tanto los resultados teóricos y los conocimientos empíricos del sistema de asentamientos humanos, la identificación y clasificación de las estructuras agrarias y rurales y  los modelos funcionales urbanos, la apreciación de la inestabilidad y dinamismo de ciertas formas y procesos naturales, la idea básica del territorio como sistema unitario e integrado y el ejercicio múltiple de intentar constatarla en un gran número de lugares y ámbitos concretos a diferentes escalas.

Según nuestra experiencia la diferenciación, clasificación y cartografía de las unidades del paisaje constituye la base para el análisis y ordenación del territorio y debe responder entonces a las regularidades de formación, desarrollo y diferenciación de los geosistemas. Para esta clasificación y cartografía  se han utilizado  a  nivel mundial tres enfoques que se sustentan en los niveles básicos de estudio de la envoltura geográfica y que son: el tipológico, el regional y el local o topológico. Cada uno de  los cuales presenta una serie de características y principios, un sistema de unidades taxonómicas y unos índices de diagnóstico para su estudio y diferenciación y están asociados a determinadas escalas de representación cartográfica (Salinas, 1991).

En los últimos años hemos empleado en nuestros trabajos de ordenación del territorio los SIG como base para manejar, relacionar y analizar la gran cantidad de información disponible y su posterior salida cartográfica.

El empleo de los SIG permite generar una cartografía sobre el territorio de gran calidad  que puede ser integrada posteriormente a estudios regionales y nacionales, y que posibilita su actualización y completamiento con la nueva información que el propio desarrollo de estos trabajos vaya generando a nivel nacional, municipal o regional. Así mismo, es posible la creación de productos de divulgación científica  de más amplia aceptación a partir de  multimedia y otros.

Las consideraciones realizadas han pretendido mostrar la posibilidad y la necesidad de relacionar cada vez más la Geografía con la Ordenación del Territorio. En el mundo actual tanto por las intensas y rápidas transformaciones que experimentan todos los espacios, como por el crecimiento y apertura de los estudios geográficos, es preciso afrontar directamente la cuestión de cómo hacer posible una mejor formación de los futuros geógrafos para la ordenación del territorio, entendida esta orientación no como única o la más importante, sino como una de las posibles o más necesaria ya que el geógrafo se  convierte cada vez mas en  activo promotor de los estudios que transforman al territorio en un  factor dinámico de desarrollo.

De tal manera, en los últimos años la función de la Geografía se está centrando en la planificación, gestión y ordenación del territorio, tanto integral como sectorialmente, de los recursos naturales y del medio ambiente. Se está llevando a cabo, para ello, un programa teórico-metodológico de reforzamiento y articulación de los conceptos y métodos sobre espacio-territorio, medio ambiente y recursos. La tendencia a la utilización de las Nuevas Tecnologías de la Información, se refuerza mediante la implementación por parte de la Geografía, cada vez más de los Sistemas de Información Geográfica.

 

4-  La Geografía  y  la Ordenación del Territorio en América Latina.

La ordenación del territorio en el contexto latinoamericano tiene como objetivos fundamentales:

·        Complementar la planificación sectorial dando a ésta un marco territorial de actuación.

·        Constituirse en un instrumento o estrategia de desarrollo sostenible.

·        Inducir la mejor ubicación de las actividades económicas y sociales, infraestructuras y equipamientos con relación al aprovechamiento racional de los recursos naturales.

·        Delimitar los fines y usos de la tierra, de acuerdo con su vocación ecológica y la demanda que exista sobre ella.

·        Señalar los espacios naturales, históricos y culturales sujetos a régimen especial de protección.

Para cumplir estos objetivos uno de los problemas centrales a los cuales  se enfrenta la Geografía y los geógrafos en América Latina es precisamente  la no existencia de una unidad de análisis espacial común así como las grandes diferencias que se producen entre las escalas espaciales de representación cartográfica y de trabajo con los niveles de la planificación y ordenación del territorio existentes en los diferentes países de la región.

En cuanto a las unidades de análisis se han usado y usan indistintamente

·        Unidades naturales (geomorfología, suelos, formaciones vegetales, cuencas o unidades de paisaje).

·        Unidades político-administrativas (estados, departamentos, provincias, municipios, etc.).

·        Unidades de producción (fincas, lotes forestales, cooperativas, etc.).

·        Unidades ambientales.

En cuanto a los niveles de  la planificación y la ordenación del territorio dependen grandemente de la estructura político-administrativa de cada país y de las competencias del gobierno central y los gobiernos  regionales y locales, lo que en muchas ocasiones dificulta alcanzar los objetivos básicos de la ordenación y transitar hacia el tan ansiado desarrollo sostenible.

 

Fortalezas

·        Visión integrada y sistémica del territorio.

·        Dicotomía de las ciencias geográficas, lo que posibilita analizar los fenómenos y procesos naturales y los socioeconómicos y su relación

·        Objeto de estudio de la Geografía   son: espacio y territorio.

·        Amplia y reconocida base conceptual.

·        Importantes conocimientos cartográficos.

·        Preparación para el uso de las nuevas tecnologías (Teledetección y SIG).

·        Facilidades para la modelación espacial.

·        Amplios conocimientos de la problemática de la naturaleza y la sociedad.

·        Posibilidad de trabajo a diferentes escalas.

·        Posibilidad de validación social de los procesos de naturaleza diversa presentes en el territorio.

 

Oportunidades

·        Crecientes problemas ambientales a nivel global y regional.

·        Interés  cada vez mayor en el desarrollo de  trabajos sobre Ordenación del Territorio.

·        Desarrollo científico y técnico en las herramientas de trabajo (imágenes satelitales, mapas digitales, etc.).

·        Desarrollo del cuerpo legal y la normatividad vinculados la temática ambiental y del Ordenamiento Territorial.

·        Necesidad de la Ordenación del Territorio como respuesta a las crisis económicas, desastres, etc. y como vía para encontrar soluciones a estos y otros problemas.

·        Tratados  y acuerdos internacionales  que promueven estos estudios (Unión Europea, Tratado de Libre Comercio para las Américas, Alternativa Bolivariana para las Americas, etc.).

 

Debilidades

·        La mayoría de los Geógrafos están  fuera de la política.

·        Situación de la carrera en diferentes facultades (Filosofía, Ingeniería, etc.).

·        Poca capacidad de integración de los componentes naturales con los económicos, sociales y político-institucionales.

·        Falta de visión prospectiva pues generalmente se trabaja en el inventario y diagnostico de los subsistemas natural, económico y social y no más allá de estas fases de la Ordenación del Territorio.

·        Falta de preparación para acometer las tareas de gestión.

·        Carencia en muchas ocasiones de información adecuada y confiable tanto estadística como cartográfica, lo que aumenta con la escala de trabajo.

·        Poca preparación para incursionar en la resolución de conflictos.

·        Superposición de diversas unidades espaciales en el territorio.

 

Amenazas

·        Surgimiento de nuevos profesionales y carreras universitarias y no universitarias que tratan de buscar una mayor especialización y compiten en este campo con la Geografía: Ciencias Ambientales, Turismo, etc.

·        Poco prestigio de los geógrafos y la Geografía.

·        Mercantilización de los trabajos de  Ordenación del Territorio y surgimiento de consultoras que se encargan de estos proyectos.

·        Falta de interés político en la aplicación de la Ordenación del Territorio.

·        Duplicidad de los trabajos por diferentes instituciones (Ordenamiento Ecológico  y Territorial en México)

·        Intereses de ciertos sectores políticos y económicos que frenan el avance de estos estudios.

 

5- Una Concepción Geográfica Integrada para la Ordenación del Territorio en América  Latina.

El esquema metodológico que aquí presentamos(figura 1) para la ordenación del territorio, ha sido utilizado en numerosos estudios especialmente en Cuba, México y en Brasil y está avalado por más de 20 años de investigaciones de la Facultad de Geografía de la Universidad de la Habana (Mateo et al, 1985; Salinas,1991, Mateo et al., 1994; Salinas et al., 2001; González et al., 2003) y está compatibilizado con los principales esquemas metodológicos propuestos en las últimas décadas por diversos especialistas (Barragán, 2003; Almeida et al., 1993; Zonneveld, 1995; Pujadas y Font, 1997, Gómez Orea, 2002; Geneletti, 2002, Salas, 2002 y Massiris, 2005 y 2006 entre otros) y guarda una estrecha relación con el esquema propuesto en México para los ordenamientos ecológico y territorial a escalas medias y grandes, es decir, a los niveles estatal, municipal y regional (SEDESOL/ UNAM, 2002).

El esquema  establece  de forma simplificada las fases  y sus contenidos principales, aspectos estos que hemos venido desarrollando y complementando desde el punto de vista teórico-metodológico y practico en estas dos ultimas décadas y que  se soporta en la concepción integradora del paisaje a que nos hemos referido anteriormente y la implementación y uso de los Sistemas de Información Geográfica en los diferentes momentos de la investigación.




Figura 1 Esquema metodológico para el ordenamiento territorial utilizado
 en nuestras investigaciones en Cuba y México.

 

Conclusiones

El avance de la globalización neoliberal de la sociedad latinoamericana en el contexto de su crisis, ha producido fenómenos dignos de ser considerados. El espacio como producto social es cada vez menos el resultado exclusivo de la sociedad que lo habita, de su estilo propio de organización de la circulación, de sus formas de asentamiento, de la tecnología propia utilizada para dominar los recursos y las distancias. Es, por el contrario, el resultado del sistema social de alcance globalizado con las formas de dominación que le son inherentes y sus efectos sobre la organización del territorio. 

En el contexto del proceso de integración latinoamericano los territorios están adquiriendo mayor relevancia pero de manera e intensidad diferenciada. Cuando se valoran los impactos regionales y locales que están provocando el TLC, otros procesos integracionistas, las medidas de corte proteccionista que se establecen por los países y regiones ricas sobre los países y territorios dependientes en una economía globalizada se observa una diferencia creciente, donde se tienen regiones ganadoras y perdedoras. Esto plantea serías limitantes a la formulación y ejercicio de las políticas territoriales, que deben ser superadas con un conocimiento creciente y multifacético del territorio. En esta dirección la Geografía como disciplina está llamada a desempeñar un destacado papel mediante la participación en la construcción de los Programas de Ordenación del Territorio.

La Geografía debe contribuir a que las políticas de desarrollo territorial implementadas en América Latina superen el carácter marcadamente productivista y asistencialista que le son propios, orientadas las primeras a incrementar las exportaciones y, las segundas, a cubrir parcialmente las necesidades sociales de la población en las "regiones problema", políticas que han mostrado su ineficacia.

Por otro lado debemos superar las debilidades propias de la Geografía para enfrentar las tareas de la ordenación, planificación y gestión de los territorios potenciando las fortalezas y aprovechando las oportunidades que se nos ofrecen en nuestra región para liderar estas tareas, lo que permitirá avanzar hacia la sustentabilidad de los modelos de desarrollo económico y social, superando los problemas generados por el modelo neoliberal impuesto a nuestra región e integrándonos a una globalización mas justa y solidaria.

 

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