Ar@cne
REVISTA ELECTRÓNICA DE RECURSOS EN INTERNET
SOBRE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona
Nº 108, 1 de mayo de 2008
ISSN 1578-0007
Depósito Legal: B. 21.743-98

 

 


DISEÑO INCLUSIVO Y PARTICIPACIÓN JUVENIL

EN LOS PROYECTOS DE CUALIFICACIÓN DEL MEDIO CONSTRUIDO[1]

 

 

Emilio Martínez

Universidad de Alicante

emilio.martinez@ua.es

 

 


 

Diseño inclusivo y participación juvenil en los proyectos de cualificación del medio construido (Resumen).

 

La participación juvenil en los procesos de ordenación urbana constituye un campo emergente de trabajo e investigación científica. No obstante, existen en la actualidad diversas iniciativas y programas internacionales que pueden ser instrumentos útiles para los profesionales (urbanistas, arquitectos, sociólogos, gestores, etc.) con vistas a la incorporación de la perspectiva juvenil (de sus necesidades específicas, de sus aspiraciones o de sus criterios) en el ámbito del diseño del entorno construido y la ordenación urbana. En el texto que sigue se recoge una selección comentada de distintas iniciativas y proyectos realizados en diferentes ciudades y países en torno a la relación ciudad y juventud. Esta selección se ha realizado en virtud de sus aportaciones prácticas, su relativa cercanía cultural, y en especial, por las posibilidades de adoptarlas con los matices y cambios oportunos en nuestro ámbito de gestión.

 

Palabras clave: participación ciudadana, medio construido, planificación urbana, Juventud, diseño urbano.

 


 

Built environment, inclusive design and youth participation’s experiences (Abstract).

 

Youth participation in town planning processes constitutes now an emergent area of work and research. Nevertheless, at the present there are different experiences and international programs that can be useful devices for this field’s professionals (architects, sociologists, town planners and managers) in order to add youth perspective (particular needs and wishes, specific judgments) in the design of the built environment. In the following text we show a commented selection of initiatives and projects carried out in different countries about town and youth matters in reference to their practical contributions, cultural proximity and the possibilities of using them in town planning process.

 

Key words: youth, built environment, town planning, urban design.

 


 

 

Es sabido que la urbanística constituye una disciplina reflexiva que en su desarrollo intelectual no elude enfrentar críticamente las contradicciones de la evolución y configuración de la ciudad, su inadecuación a los requerimientos funcionales y convivenciales en la ciudad así como la pertinencia de los instrumentos empleados (Terán, 2003). De ese modo, ante las derivas de la dinámica de crecimiento urbano en nuestro país la urbanística viene insistiendo desde hace un tiempo en la necesidad de recuperar la legitimidad social del planeamiento en su doble dimensión de instrumento racionalizador de las políticas territoriales y expresión del interés público (Ezquiaga, 1998). Tampoco faltan en esta orientación voces que reclaman un regreso sensato a los planteamientos originales de la disciplina como ordenación de la ciudad desde una concepción de servicio a la colectividad, sin que eso impida o entorpezca una formalización compositiva -tanto morfológica como tipológica-.

 

A estas manifestaciones críticas se anudan otras, de distinta naturaleza, que abogan por una orientación “social” de la planificación de la ciudad. Se trataría en este caso de introducir criterios derivados de la diversidad social, de las desigualdades sociales, de las diferencias de género, edad, etc. y criterios ambientales en pos de la evocada sostenibilidad urbana. Es evidente que la planificación urbana tiene una primera dimensión que es física: el suelo, el territorio, los artefactos creados… Como cualificación del entorno construido y ordenación de los usos del suelo, la planificación urbana es en parte un ejercicio de diseño y organización espacial (Taylor, 1999). ¿Pero es esto suficiente como para identificar un plan urbano con un plano urbano? ¿Un diseño con un designio? ¿Ha de responder el diseño al imaginario del experto en exclusiva o debe de haber alguna intervención por parte del usuario?

 

Aunque las líneas genealógicas del urbanismo moderno deberían haber servido para indicar las limitaciones de una perspectiva semejante (Sánchez de Madariaga, 1999), la reducción de la planificación urbana a un mero ejercicio de delineación física en el discurso experto fue un enfoque decisivo hasta bien entrados los años sesenta del pasado siglo. Fue entonces cuando sus propias contradicciones, la evolución del contexto económico y social, las manifestaciones ciudadanas y las críticas vertidas desde distintos medios científico-técnicos (la sociología urbana, la geografía humana, la propia urbanística) pusieron en evidencia los inconvenientes y peligros de una concepción que descuidaba, entre otras muchas cosas, al usuario y al ciudadano -con su complejidad y su diversidad- como receptor de esa ordenación. Conjurando de antemano los peligros de la ingeniería social, esta interpretación pone de manifiesto los efectos sociales de la ordenación, motivo suficiente para que la planificación urbana fuera más sensible a la sociedad que dice servir o encauzar. La información previa (siguiendo la secuencia clásica establecida por Geddes “información, análisis, plan”) y la participación ciudadana efectivas se erigen como fundamentos indispensables para cubrir los objetivos, de modo que su inclusión en el Plan de ordenación urbana como requisito legal no debiera sorprender a nadie. Una y otra constituyen además un sano ejercicio de control público para filtrar algunos juicios de valor contenidos y enmascarados entre la jerga al uso como juicios de hecho.

 

Desde la perspectiva de la planificación social, la ciudad es concebida como un ámbito de responsabilidad compartida que debería proporcionar a todos los ciudadanos seguridad, habitabilidad, salud, educación y progreso. Una vez asumido esta premisa, el planteamiento “social” de una planificación debería llevar a superar los modelos abstractos con que se ha venido diseñando la ciudad: la de ése usuario anónimo y universal cuyas necesidades y aspiraciones son casi siempre deducidas de modelos con pretensiones globales -un sujeto racional, móvil e informado que coincide en general con un sujeto varón, adulto y trabajador-. No todas las vidas se vacían en ese molde y para los que quedan fuera de ese perfil la ciudad puede resultar un ámbito ajeno.

 

 

Nuevos criterios para una planificación social de la ciudad

 

 

Perspectiva de género

 

Al hilo de la crítica anterior, en los últimos tiempos algunos discursos de la diferencia, como han sido denominados, han conocido cierta atención en el campo de la investigación urbana y eventualmente en el diseño o configuración de algunos espacios. Por supuesto, los discursos de la diferencia no desplazan a los de la desigualdad, una cuestión que la atraviesa, pero introducen un matiz en el análisis y en la forma de afrontar situaciones de exclusión social acumulada. Entre estos planteamientos podemos señalar, por ejemplo, las perspectivas de género sobre la ciudad, elaboradas en el seno de las aportaciones mayores de la teoría feminista. Es una línea de trabajo que cuenta ya con  una interesante sucesión de iniciativas al respecto y que han desembocado en un reconocimiento formal en la reciente Ley del Suelo de mayo 2007. Así, en el artículo 10 relativo a los criterios de utilización del suelo, se establece que las Administraciones Públicas deberán “atender, en la ordenación de usos que hagan del suelo, a los principios de accesibilidad universal, de igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres, de movilidad, de eficiencia energética (…)”.

 

 

Las fases de la vida

 

Si del género nos deslizamos a la edad, nos situamos ante otra serie de desafíos, aunque unos y otros remitan a la misma cuestión: cómo lograr una planificación inclusiva. En un interesante artículo publicado para Town Planning Review en 1949 Lewis Munford ya examinó esa vía. El escrito, titulado “Planificación para todas las edades de la vida humana”, advertía sobre la necesidad de que los planificadores de la ciudad asumieran por completo que la naturaleza de su tarea consistía en proporcionar un ambiente adecuado para cada fase de la vida y del crecimiento humano, desde la infancia a la senectud.

 

En general, la planificación ha privilegiado la fase adulta: la ciudad ha sido construida (en su escala, distribución y medios de comunicación asociados) para el adulto trabajador. Todos cuanto quedan fuera de esa fase, del sistema productivo, son excluidos de la ciudad, o invitados como meros figurantes. No obstante, en esta dinámica “diferencialista” son cada vez más quienes enfocan los retos de la planificación de la ciudad futura en torno a la cuestión del envejecimiento demográfico, lo que nos enfrenta a dos hechos relacionados: la escasez de niños en la ciudad y la presencia cada vez mayor de ancianos en los entornos urbanos.

 

 

Senectud

 

En el primer caso las respuestas son algo titubeantes, más de orden familiar que institucional (las familias atienden a los ancianos, y más las mujeres que los hombres); y desde luego más sociales (asistenciales, sanitarias, etc.) que urbanísticas. No obstante, pese a que no son muchas las experiencias atesoradas hasta la fecha en lo relativo a cómo la intervención sobre el entorno construido puede facilitar la situación de los mayores, comienza a definirse una orientación clara en esos programas de viviendas tuteladas para ancianos puestos en marcha en distintas localidades, así como medidas de transporte bonificado o gratuito, servicios de asistencia domiciliaria con equipamiento preciso en el hogar y la instalación de centros de asistencia colectiva en el seno de la ciudad.

 

 

Infancia

 

En lo que respecta al colectivo infantil, se cuenta en cambio con un cúmulo importante de actividades, cursos, investigaciones, congresos y publicaciones. Dejando al margen el hecho de que la escolarización sea obligatoria hasta cierta edad –lo que conlleva que la ordenación urbana garantice espacios para tal fin- lo cierto es que la atención hacia los niños en la ciudad va experimentando un cambio notable, al menos en la perspectiva: se pasa de una concepción tutelar, más o menos condescendiente y protectora, al reconocimiento del papel activo de los niños y su derecho a participar en la definición de su medio.  Ya no es cuestión de limitarse a proponer con mayor o menor convencimiento áreas específicas destinadas al desarrollo de las potencialidades infantiles –como parques de recreo, zonas de juego y recintos adecuados-, procurando un diseño cuidado según las necesidades y posibilidades de los niños. La orientación actual  trabaja con vistas a una participación activa de los niños en el análisis y diagnóstico de los problemas que aquejan la vida en la ciudad y la ciudad misma. Una perspectiva de la ciudad a la altura de los niños, donde ellos se convierten en el parámetro de su construcción (Tonucci, 1997).

 

Un impulso considerable a este tipo de orientación por la cual el niño debe ser integrado en la ciudad vino dado por la Convención sobre los Derechos de los Niños de la ONU en 1989[2] –el tratado más ratificado hasta entonces- y la declaración por la UNESCO ese mismo año como Año del Niño. La convención contiene un buen número de artículos relativos a la posición del niño en la ciudad, en el espacio urbano (art. 15, 27 y 31 en concreto) y otros afectan al diseño y la planificación. Desde entonces la Unesco ha lanzado sucesivos programas como “Crecer en las ciudades” (UNESCO-MOST) -con desarrollos y delegaciones locales en diferentes países-, ha instaurado cátedras al respecto en universidades de Canadá y EE.UU., y ha financiado líneas de investigación tendentes a evaluar las dificultades de los niños, adolescentes y jóvenes en el medio urbano, a mejorar su inserción y su vida cotidiana así como a promover la participación ciudadana infantil.

 

Un esfuerzo similar, igualmente ambicioso, lo encontramos en la constitución de la red de Ciudades Educadoras cuyo primer Congreso Internacional tuvo lugar en Barcelona  en 1990, y al que asistieron más de 70 ciudades de 21 países que firmaron la Carta de Ciudades Educadoras. Desde ese primer congreso cuyo lema fue “La ciudad educadora, para la infancia y los jóvenes” las Ciudades Educadoras han venido realizando otros encuentros nacionales e internacionales, han incrementado su red y alcance,  y han constituido un excepcional Banco Internacional de Experiencias de Ciudades Educadoras (BICE) <http://w10.bcn.es/APPS/edubidce/pubExperienciesAc.do> donde encontrar valiosas actividades y experiencias para hacer de la ciudad un ámbito de convivencia y de formación cívica permanente, para niños, jóvenes, mujeres y en fin esos sujetos no habitualmente considerados en la ciudad.

 

 

Juventud

 

Siguiendo en ese eje de las fases de la vida, ¿qué sucede con los jóvenes? Al modo en que otros discursos de la diferencia (género, etnicidad, infancia y tercera edad) han ido captando la atención de los diseñadores y responsables urbanos ¿podemos asegurar que los jóvenes han sido identificados como sujetos susceptibles de una intervención urbanística específica? Es decir, ¿el reconocimiento de que disfrutan en políticas sociales, educativas, de ocio y deporte tiene su correspondencia en el ámbito de las políticas urbanísticas?, ¿en el diseño arquitectónico? ¿Cuál es el significado y el alcance de eso que ha dado en llamarse “ciudad amiga de los jóvenes”? ¿Se reducirá a la cuestión de la vivienda, a los problemas de seguridad, de prevención, a la delincuencia juvenil, a los disturbios protagonizados por jóvenes en barrios desfavorecidos o en zonas de bares o botellón? ¿Bastará con proveer determinados espacios para que den satisfacción a sus impulsos, a sus necesidades de encuentro? Y sobre todo, ¿es esto lo que demandan los jóvenes? Muchas dudas y una sola certeza: es un “campo emergente”.

 

 

Planificación de la ciudad y juventud

 

En el planeamiento urbano español no hay menciones de la juventud como receptor de una dedicación especial. En una rápida exploración de los documentos de planificación se observará que los jóvenes apenas son registrados pese a tratarse de uno de los pocos colectivos con una morfología propia, reconocible en lo estadístico y en lo social. Cuando aparece su notación ésta queda vinculada casi exclusivamente a dotaciones deportivas y a algunos equipamientos de “ocio alternativo”, cultural, etc. Esta omisión es en parte debida a que el modelo de planificación se asienta en esa abstracción de un sujeto-tipo para un orden urbano-tipo en un mercado-tipo. Y en su aspecto práctico, la no mención es en parte debida a la complejidad de esos documentos y la generalidad con que son concebidos y en la que se mueven. Y aunque una vez descendemos a los aspectos concretos del proceso de construcción de la ciudad advertimos que siguen ausentes, salvo en lo relativo a ciertas dotaciones, lo cierto es que eso no probaría tampoco que el diseño del medio construido ni las perspectivas de configuración de la ciudad, en su totalidad, no responden a las necesidades o especificaciones de los jóvenes: se supone que una buena ciudad lo es para todos.

 

Insistimos en que esto no significa que en sus programas el joven sea excluido de la ciudad, ni siquiera de su configuración pues la construcción social del espacio no se realiza exclusivamente a través de una práctica especializada y técnica como puede ser la planificación urbanística, sino a través de medidas sociales, políticas concretas y por medio de la práctica socio-espacial cotidiana que tiene efectos espaciales. Es decir, los procesos sociales, los cambios en los estilos de vida, los valores, las actividades económicas, de ocio, etc. contribuyen a cambiar la geografía de la ciudad, su forma, la localización o aparición de servicios, su crecimiento, etc. No sólo la forma espacial tiene efectos sociales, también los procesos sociales tienen efectos espaciales. En ese sentido, las políticas transversales en materia de empleo, de educación, de ocio, de vivienda, de infraestructuras, de participación, etc., también tendrán efectos en la geografía particular de una ciudad -y buena prueba de ello se encuentra en las experiencias llevadas a cabo en el marco de actuaciones previstas de las Ciudades Educadoras-.

 

Ante esta situación, y siendo uno de los retos de la planificación urbana más evidentes (si realmente se desea hacer frente a las exigencias de la sostenibilidad social y ambiental y ser fiel a la concepción de la ciudad como experiencia educadora y ámbito donde el ejercicio de ciudadanía sea una realidad compartida) sería útil atender a las prácticas y experiencias de ese campo emergente que versa sobre el diseño de la ciudad y la juventud, que puede situarnos en una posición ventajosa para evaluar la percepción del urbanismo por parte de los jóvenes (su capacidad, interés y discurso); y, de otro lado, el valor conferido a los jóvenes por parte de los profesionales involucrados en el proceso de crecimiento y diseño de la ciudad.

 

 

La participación juvenil en el diseño del medio construido

 

A partir de ahí la pregunta no es por qué implicarlos, sino la contraria: ¿por qué no implicarlos? Es evidente que las transformaciones económicas, sociales, ideológicas y tecnológicas del espacio urbano contemporáneo  les afectan. Se constata, por ejemplo, que la dispersión urbana perturba el uso y valoración de los transportes públicos de los que son usuarios mayoritarios los jóvenes; la zonificación de grupos y actividades  puede conllevar una desapego hacia piezas y sectores de la ciudad, por su invisibilidad, desconocimiento o lejanía; y la tendencia a la privatización de los espacios de encuentro en centros comerciales fomenta un empobrecimiento de los protocolos y habilidades de interacción social una vez reducida (a) la gama de situaciones en que transitar y (b) los sujetos (no sólo los pares) con que tratar dado que fomenta la segregación consumidor/no consumidor. Esta segregación puede afectar además a los jóvenes inmigrantes por las barreras culturales, económicas y los prejuicios sociales existentes (Informe del Parlamento de Nueva Gales del Sur, Australia, 2005).

 

La importancia del medio construido sobre el desarrollo cognitivo, afectivo, cultural y social de los sujetos parece más notable en las fases de socialización de niños, adolescentes y jóvenes. Pero en cualquier circunstancia y bajo cualquier condición, si el urbanismo puede ser visto como un configurador social -de modo que eventualmente la forma de construir el medio posee implicaciones en el modo en que nos construimos, el tipo de sociedad y de relaciones- es crucial que los ciudadanos tengan la posibilidad real de participar en su orientación.

 

En cualquier caso, si la participación ciudadana descansa parcialmente en el hecho del reconocimiento de  que los imaginarios de los diseñadores o planificadores no coinciden siempre con los imaginarios de los ciudadanos, ¿por qué limitar la expresión pública de estos últimos? Las buenas ideas, en efecto, pueden generarse desde ámbitos muy diferentes de la sociedad, de ahí la conveniencia práctica de abrir el proceso a todos.

 

Hay una evidente dificultad para definir por parte de las instituciones competentes en materia de  planificación el modo en que puede y debe discurrir la participación juvenil. Esa sería una explicación, nunca una justificación. La inexperiencia de los técnicos urbanistas en tratar asuntos con colectivos que habitualmente han quedado fuera de su agenda es perfectamente reversible bien apoyándose en otros profesionales y en experiencias desarrolladas en otros ámbitos con similar propósito. El caso de las Ciudades Educadoras en este sentido es ejemplar. Y en última instancia está el viejo recurso del método de ensayo-error.

 

Es posible también que tras esta inexperiencia se oculte una distancia prudencial a la hora de introducir un actor al que se percibe problemático, difícil, lo que intimida a la administración e inhibe actuaciones concretas. Al niño se le puede mimar bajo una concepción tutelar y proteccionista. En el caso de los adolescentes y los jóvenes el tema es mucho más complicado: más que protegerles en el medio urbano la visión dominante es la de proteger el medio urbano de ese voraz depredador social que es el joven. De ahí esa tendencia a sacarlos fuera de la ciudad: zonas de bares y botellón en recintos alejados… El potencial conflicto por el uso del espacio se resuelve en general en su contra: la invisibilidad, es decir, la segregación.

 

Comienza sin embargo a definirse una línea de participación, de reconocimiento del papel de los jóvenes en la construcción y diseño de la ciudad. En la mayor parte de los programas que veremos, de gran interés, subyace un planteamiento muy pragmático que si de un lado tiene la virtud de explorar y poner de relieve ámbitos de trabajo posible en, con y para los jóvenes, de otro, plantea la duda de su vocación apolítica, estableciendo las coordenadas del problema y su solución en un plano muy inocuo, aséptico y neutral, como si la planificación urbana no fuera parte de la política de la ciudad.

 

 

Programas de diseño inclusivo

 

 

Guías de formación e información ciudadana

 

Una de las más tempranas e interesantes experiencias sobre la participación juvenil y diseño inclusivo radica en el trabajo del Instituto Canadiense de Urbanistas (ICU) <http://www.cip-icu.ca/French/aboutplan/youth.htm> que reconoce abiertamente el derecho de los jóvenes a participar en la definición de su medio, y sobre todo, la obligación que los profesionales tienen para facilitar esa intervención.

 

Los jóvenes representan un componente importante de la población y en ese sentido, tienen derecho a participar activamente en la decisiones relativas a la salud y bienestar de su colectividad. Los urbanistas tienen la responsabilidad de proporcionar a los jóvenes las oportunidades para ejercer ese derecho, de tal modo que puedan asumir sus responsabilidades en tanto que ciudadanos concienciados y bien informados” (ICU, 2001: 3).

 

Con ese fin el ICU elaboró en el año 2001 una guía de recursos y programas de aprendizaje cuyo propósito era introducir en el medio escolar el conocimiento activo del medio urbano. El manual, el fruto de un trabajo de equipo entre sociólogos, urbanistas, arquitectos, y educadores, y jóvenes se postulaba como un ambicioso cuadro de formación e información de un proceso participativo de largo alcance. Muy en particular, este acercamiento se dirigía a los jóvenes con la idea de plantear junto con ellos el sentido otorgado a su comunidad, a su papel en tanto que ciudadanos y al modo en que podrían implicarse activamente en la toma de decisiones sobre la ciudad, puesto que en un futuro más o menos cercano ellos representarían la generación de adultos que participaría en el desarrollo de la sociedad local.

 

El contenido de la guía se divide en cinco grandes apartados, según una escala que va desde el entorno más inmediato (el bloque, la manzana, el vecindario), pasando por el barrio y los lugares más frecuentados hasta alcanzar a la comunidad en su conjunto. Un último apartado se dirige a la mejora de la ciudad, tanto en lo relativo a los aspectos materiales (construcción, ordenación y diseño) como en lo concerniente a los valores sociales que aseguren una integración e implicación del colectivo (valores ecológicos, derechos ciudadanos, aspiraciones y representaciones colectivas, etc.). Cada una de las secciones comprende diversos ejercicios, ideas y material para ser utilizado preferentemente con niños, adolescentes y, en menor medida, con grupos de jóvenes de mayor edad. No obstante esta limitación, algunas de las experiencias destinadas a los grupos de menor edad podrían aplicarse perfectamente pero con ciertas modificaciones a los jóvenes “maduros”. En todo caso, la razón por la que el medio escolar se erige en su formulación como ámbito específico de desarrollo de los ejercicios propuestos no sólo parece responder a una cuestión de logística y práctica -llegar a los escolares con facilidad y universalidad- sino a una intencionalidad ética: la formación e implicación de las futuras generaciones en la construcción social de su medio debería constituirse desde los primeros momentos. Es obvio que bajo esta formulación subyace una concepción de la ciudad como bien común y agencia de socialización.

 

El gobierno local de Nueva Gales del Sur (Australia) elaboró un material de diseño urbano teniendo presente lo que debía ser el trabajo con los jóvenes, de acuerdo con sus necesidades específicas y a su desarrollo. El resultado fue un logrado manual, práctico y centrado, titulado Urban Design Guidelines with Young People in Mind <http://www.communitybuilders.nsw.gov.au/building_stronger/safer/young.html> desarrollado por el Urban Design Advisory Service (UDAS) <http://www.planning.nsw.gov.au/programservices/pdf/udas_yo.pdf> dependiente del servicio de planificación del gobierno local de Nueva Gales del Sur, comisionado para preparar una “planificación para los jóvenes”, como parte concreta de la política de juventud (“Focus on Youth People”) de las autoridades locales.

 

El UDAS trabajó en 1998 en un programa de planificación con jóvenes, planificadores (arquitectos, urbanistas, diseñadores) y gestores en Port Macquarie al mismo tiempo que registraba experiencias y conducía un programa de investigación de largo alcance sobre literatura y experiencias de planificación urbana juvenil. El resultado fue el informe Young People Today. Planning for their Needs in Public Spaces (1998). Es importante subrayar que el informe advierte con claridad que las necesidades que puedan tener los jóvenes en los espacios públicos no difieren mucho de las que los otros miembros de la comunidad experimentan, motivo por el cual todo diseño e intervención urbana debería ser integral e integrado, buscando prestar un servicio general y facilitar el acomodo del conjunto de la población, independientemente de su condición y estatuto, haciendo a todos partícipes y visibles. De hecho, tal como se desprende de los informes y de la literatura existente sobre la cuestión, los jóvenes no dudaban a la hora de preferir compartir con los otros los espacios urbanos: presencia del otro frente al aislamiento. Así, aunque la guía estaba pensada en principio para los jóvenes (de 12 a 18 años) se advirtió que el modelo propuesto, el diseño de los espacios públicos, era perfectamente válido y deseable para todas las edades.

 

Las líneas maestras del diseño de los espacios públicos para los jóvenes se centran en una serie de aspectos que los profesionales, bien cuando se trate de la creación de nuevos espacios o de la reforma de los centros existentes, deberían contemplar: 1) acceso; 2) circulación y movilidad; 3) diseño inclusivo; 4) configuración de usos mixtos de los espacios comunitarios; 5) seguridad y vigilancia; 6) separación de áreas ciertas áreas sin pérdida de visibilidad social; 7) prestación de servicios y atención a las necesidades específicas.

 

 

Diseño y participación juvenil

 

En una dirección parecida viene trabajando la agencia pública Commission for Architecture &  the Built Environment (Inglaterra), elaborando guías y material destinado a urbanistas, paisajistas, arquitectos, autoridades y jóvenes, y realizando consultorías que permitan llevar a delante proyectos encaminados a salvar la brecha existente entre el universo de la planificación urbana y de la construcción y la juventud. En este sentido, dentro del abundante material publicado por la agencia CABE disponible en la Red en su web oficial <http://www.cabe.org.uk/> merece la pena destacar las iniciativas dirigidas a lograr una mejora de la calidad del medio urbano  bajo la premisa de la participación activa de los usuarios, y de los jóvenes en particular, en el diseño de los espacios urbanos. Es el caso, por ejemplo, del programa “¿Qué harías tú con este espacio?” en el que se buscó la implicación de los jóvenes en el cuidado, formalización y gestión de los espacios públicos. El trabajo se articula en las dimensiones sociales de los espacios urbanos desde una perspectiva dialéctica: la influencia del medio construido sobre el medio social (comportamientos, prácticas espaciales, relaciones sociales, visibilidad social, valores cívicos, etc.) y viceversa, la influencia del medio social sobre el diseño del medio físico. Esta perspectiva enriquece las tareas de diseño al incluir a los usuarios reales y potenciales como beneficiarios y constructores activos al mismo tiempo del medio urbano.

 

Los casos estudiados en este programa invierten la percepción antisocial de los jóvenes y ponen de manifiesto los progresos globales efectuados con y en su participación: adolescentes y jóvenes han contribuido con sus diseños, sus actividades, su implicación democrática, su obstinación frente a los imponderables que siempre dejan de lado a la juventud en el ámbito urbanístico, su perspectiva específica sobre las buenas prácticas y formas del espacio ciudadano (especialmente relevante en los casos “Developing Accessible Play Space” y “Evergreen Adventure Playground”  donde se precisan las necesidades y deseos de los niños y jóvenes con minusvalías físicas).  Han trabajado con sociólogos, arquitectos, trabajadores sociales, artistas, poetas; han presentado proyectos, discutido iniciativas y posibilidades sobre espacios de juego, deportivos, pabellones abandonados, barrios en decadencia, espacios naturales…  Algunos ejemplos de desarrollo urbano y diseño inclusivo pueden consultarse en los siguientes enlaces:

·       Skate Parks, Edinburgh & Perth (Escocia): <www.newcastle.gov.uk/skate.nsf/a/sofar>.

·       Cowley Teenage Space (Brixton, Londres) <www.cowleyteenagespace.com>.

·       Spacemakers, Hartcliffe (Bristol): <www.arch-centre.demon.co.uk>.

·       Two Children’s spaces, Copenhagen: <www.freeplaynetwork.org.uk/design/nebelong.htm>.

·       Weaver’s Green, Coventry: < www.countryside.gov.uk>.

·       Kendray Youth Play project (Barnsley): <www.groundwork.org.uk/dearne>.

·       Queen Elizabeth Hall Undercroft (Londres): <www.knowhere.co.uk>.

·       Discovert Story Garden (Stratford, Londres):<www.discover.org.uk>.

 

En este sentido, en España una de las experiencias más interesantes de corresponsabilidad juvenil en los procesos de definición de los artefactos urbanos es el proyecto de construcción de un edificio destinado al ocio alternativo denominado “Factoría Joven” <http://www.factoriajoven.com>, desarrollado a instancia de la Junta de Extremadura. Frente a los patrones al uso de la política municipal -tan abstractos y ajenos al colectivo juvenil- y la realidad dura del mercado del suelo, tan impermeable a las necesidades de todos aquellos que no puedan franquear el umbral que conduce a la esfera de la oferta y la demanda, se constituyó un movimiento joven, el Movimiento Factory que con el apoyo de los responsables políticos ha logrado en poco tiempo conducir de un modo eficaz un proceso participativo dirigido a de dar voz y elevar las propuestas de los jóvenes en la elección del enclave donde situar el complejo de ocio, el diseño del mismo y las necesidades que éste debería cubrir.

 

Constituido por un grupo de jóvenes y colectivos juveniles el Movimiento Factory ha encuestado a 4.000 jóvenes extremeños en los núcleos urbanos citados arriba, a colectivos de todos los ámbitos representativos de la juventud, centrando sus pesquisas sobre los recursos, actividades, localización y horarios de uso de los  complejos. Se han analizado los datos después de su tratamiento estadístico y se ha elevado una serie de conclusiones o propuestas jerarquizadas en cuanto a las demandas de contenido, actividades, forma y localización en cada ciudad de los complejos a construir. No obstante, la consulta el Movimiento Factory posee una página web abierta en la que recoge sugerencias sobre aspectos relativos a los espacios y actividades a desarrollar en el complejo de ocio (qué introducir, que requerimientos debería cumplir para ser funcional una sala de baile hip-hop, como plantear los espacios artísticos, qué equipos podrían emplearse en una sala audiovisual, etc.)

 

 

Políticas de la ciudad, innovación y perspectiva de los jóvenes

 

La Delegación Interministerial de la Ciudad (DIV) lanzó en 2004 un proyecto colectivo de innovación del vínculo social en el medio urbano y de valorización de las competencias sociales de los jóvenes como actores políticos. El resultado es una guía titulada “Los jóvenes, actores de la ciudad. Procedimientos para innovar y construir juntos” <http://www.ville.gouv.fr/pdf/editions/jeunes.pdf> publicada en el 2005, donde se recopilan las actividades y propuestas realizadas durante más de un año por asociaciones juveniles, grupos informales de jóvenes, estudiantes, grupos de amigos de un barrio, etc. en diferentes municipios de tamaño, composición social y localización muy diversa. Viene a ser, de un lado, la colección de unas 150 fichas donde se inscriben las experiencias desarrolladas, seleccionadas y después remitidas a la DIV; por otro, son propuestas surgidas de encuentros y de la lectura de documentos relacionados. En todos los casos son el fruto del trabajo de los jóvenes (se puede consultar en línea en: <http://www.afev.org>).

 

La Guía pone en manos de los administradores municipales, políticos y planificadores un conjunto de experiencias y miradas que más allá de su interés parece antojarse un material indispensable para la construcción del territorio e implicación de los jóvenes en el devenir de su medio. La Guía se estructura en cinco grandes apartados:

1.     Los jóvenes habitan la ciudad.

2.     Los jóvenes se expresan.

3.     Los jóvenes organizan.

4.     Los jóvenes actúan.

5.     Los jóvenes se liberan.

 

El dossier “Los jóvenes y la ciudad” de la DIV subraya con esa recopilación de experiencias realizadas la capacidad de los jóvenes para emitir juicios bien sensatos sobre los diferentes aspectos relativos al urbanismo, a la vida cotidiana en la ciudad, y no sólo aquellos temas que afectan a los jóvenes en exclusiva, como sostiene el discurso habitual y manido del joven insolidario y replegado. Porosidad hacia el otro, compromiso, iniciativa, creatividad y habilidades al servicio de la mejora del hábitat urbano: ése es el resultado al que se llega una vez se dan oportunidades y medios al colectivo juvenil, siempre que es considerado como recurso patrimonial que no puede ser desaprovechado.

 

 

Documentales jóvenes sobre la ciudad

 

Una actividad muy interesante desarrollada por La Oficina Regional de Obras Laicas de Educación por la Imagen y el Sonido (OROLEIS) <http://www.oroleis-paris.org> es la convocatoria anual (desde hace unos 18 años) de un concurso de video centrado en “miradas jóvenes sobre la ciudad”. Cada año, una docena de pequeños cortos de 8 minutos seleccionados entre todos aquellos que se presentan, son premiados durante el festival organizado en París, que incluye un debate, erigiéndose como un espacio de intercambio. Sobre la base de un tema de libre elección que, no obstante, ha de versar sobre algún aspecto relacionado con la vida de la ciudad (la renovación urbana de un sector de viviendas sociales, el uso de los espacios públicos por parte de las madres de familia, la reclusión en el hogar de las jóvenes musulmanas, etc.) los jóvenes entre 12 y 25 años pueden inscribirse, y al hacerlo deben obligatoriamente enviar sus guiones (se insiste en la estructura narrativa para forzar una reflexión). A partir de ahí, pueden si lo desean solicitar asistencia técnica, el préstamo de material y el apoyo de personal especializado. El corto no puede exceder de un tiempo límite, de ese modo se anima a un ejercicio de síntesis.

 

En el curso de filmación de estos cortos, de gran calidad técnica a juzgar por lo visto en la página del OROLEIS (los correspondientes a los dos últimos años pueden visionarse sobre el sitio web del concurso OROLEIS <http://www.oroleis-paris.org/rj_palmares.htm> los jóvenes llevan a cabo tareas de: escritura, manejo de cámara, sonido, actuación, montaje, gestión del presupuesto, organización, etc. Es un trabajo en equipo que exige diálogo, consenso y apertura.

 

De los cortos enviados durante estos años se observa una cierta predilección por el reportaje que relata una experiencia real de la vida de los barrios, de la calle, de la ciudad, mostrando las opiniones y puntos de vista de los habitantes o afectados, etc. No obstante, tampoco faltan videos de ficción e incluso de animación. En cualquier caso, todos los temas son abordados sin censura, y en ese sentido, además del interés y la emoción que estos cortos puedan suscitar, lo llamativo es que proporcionan una visión muy diferente de los reportajes habituales, en tanto en cuanto están elaborados por jóvenes y realizados desde un conocimiento experimental. Por otro lado, alcanzan temáticas específicas y lugares generalmente no considerados por los medios de comunicación de masas.

 

 

Planteamientos globales de planificación creativa con jóvenes en el marco del III Forum Urbano Mundial (2006)

 

En junio de 2006 se celebró en Vancouver (Canadá) el III Foro Urbano Mundial (FUM/WUF), 30 años después de que tuviera lugar el primero de ellos –también en dicha ciudad- y la creación de la agencia HABITAT-UN destinada al seguimiento del desarrollo urbano y sus efectos, que no han dejado de incrementarse <http://www.wuf3-fum3.ca/>. Si en 1976 la población mundial que habitaba en ciudades representaba el 38% de la población  total hoy día ese porcentaje ha superado el umbral del 50% y los indicadores apuntan la tendencia a un crecimiento continuo de la urbanización, que en los países del Sur y menos favorecidos plantea desafíos de una magnitud similar a los riesgos, carencias y problemas que presenta la urbanización del territorio y la sociedad: tugurios indecentes, altísimas tasas de polución, carencias hídricas, servicios de base muy deficitarios, pobreza, exclusión social, inseguridad, degradación medioambiental…  Desde entonces los debates sobre los problemas del desarrollo urbano se han multiplicado.

 

El III FUM/WUF fue consagrado a la urbanización en tanto que fenómeno global. En el marco de sus competencias se realizaron recomendaciones de cara a la implementación de medidas eficaces destinadas a lograr un proceso sostenible de transformación urbana consistente básicamente en equilibrar los objetivos sociales, económicos, medioambientales y políticos. De ahí el lema: De las ideas a la acción.

 

Con motivo del III Foro Mundial la mirada hacia las ciudades se ha invertido: tras las políticas restrictivas del crecimiento urbano se ha venido a reconocer el papel económico y cultural de las ciudades pero, al mismo tiempo, se enfatiza las cuestiones de la gobernanza y de la sostenibilidad, apuntadas en el anterior Foro de Barcelona y en el protocolo de cooperación firmado en 2005. De ahí el lema bajo el cual se desarrolló el III FUM/WUF: “Nuestro futuro: las ciudades sostenibles. Pasar de las ideas a la acción”. Pasar a la acción para enfrentar la mundialización de los espacios urbanos requiere estrategias de gobernanza y de gestión basadas en la responsabilidad de las administraciones, la coordinación entre los diferentes sectores, la voluntad política y muy en especial, la participación ciudadana.

 

Con ocasión de este III FUM/WUF la UNESCO acogió en su recinto algunas exposiciones (“Renovación sostenible de los barrios”; “Bocetos del mundo: mensajes de progreso para el futuro del planeta”) y tres talleres. El primero de éstos versó sobre las Políticas Urbanas y el Derecho a la Ciudad, donde se examinaron fundamentalmente las políticas de la ciudad existentes en sus diferentes niveles administrativos y territoriales (nacionales, regionales y locales) así como las posibilidades de promover el desarrollo de redes en dicho ámbito.

 

El segundo taller reunió la Coalición Internacional de Ciudades Contra el Racismo donde la sesión “Hacia una sociedad urbana inclusiva” permitió que urbanistas, responsables políticos, investigadores y distintas organizaciones debatieran sobre las buenas prácticas y la forma en que podría mejorarse la democracia local con el fin de garantizar y promover el respeto a la diversidad cultural que las ciudades han representado históricamente.

 

El último de los talleres se centró en la siempre difícil situación de los jóvenes en las ciudades (sobre todo en los países desfavorecidos donde representan un gran porcentaje de la población total urbana) y, en particular, en su contribución a la planificación urbana. En colaboración con la Comisión Canadiense de la UNESCO, la Cátedra “Crecer en la ciudad (Grandir en Ville/ Growing up in cities)”, ahora sita en la Universidad de Cornell (EE.UU) afrontó el modo en que los niños y los jóvenes pueden y deben ser integrados en los procesos de planificación participativa. Siguiendo este cauce, en el Forum se mostraron distintas experiencias recientes llevadas a cabo en diferentes países y asimismo tuvo lugar un debate con la participación y las aportaciones de los jóvenes sobre la gestión y el desarrollo de las ciudades. El taller constituyó así una tribuna donde los jóvenes expresaron su punto de vista sobre la reformulación de los entornos urbanos mediante su participación activa en la gestión y en el diseño de la ciudad.

 

Este taller recogía el testigo de lo que ha sido una de las líneas principales del programa MOST (“Moving towards Sustainable Transformations”) de la UNESCO, como responsable del impulso de la investigación y la enseñanza internacionales sobre ciencias sociales, humanas y económicas. Los programas e informes MOST ofrecen una especie de guía sobre la política y la investigación en torno a las transformaciones sociales asociadas al multiculturalismo, el desarrollo urbano y la mundialización. El objetivo es favorecer y reforzar las capacidades sociales y la toma de decisión sobre dichos temas; coordinar, potenciar y difundir las actividades de cooperación sobre dichas temáticas y desarrollar un trabajo analítico de carácter general tendente a establecer una comprensión precisa de las relaciones entre el saber y la acción pública.

 

Dentro de los estos proyectos y redes de investigación destaca, como hemos señalado anteriormente, la Red MOST sobre la juventud urbana “Crecer en la ciudad”. Se trata de una red internacional en la que, desde hace unos diez años, colaboran universidades, organismos nacionales y locales junto con asociaciones ciudadanas de más de 16 países. Enmarcada y auspiciada por la UNESCO, la Red realiza distintos proyectos y actuaciones dirigidas a favorecer la participación de los niños y jóvenes en los procesos de evaluación, planificación y acción de la ciudad. El programa “Creando mejores ciudades con los jóvenes” obtuvo en el 2002 un gran impulso con la publicación del libro “Crecer en un mundo urbano” y el manual “Crear mejores ciudades con niños y jóvenes”.  Se han sucedido exitosas experiencias desde entonces en aquellos países que se han sumado a dicho programa, cubriendo cuestiones como la investigación-acción participativa que pretende la inclusión de los jóvenes en la evaluación comunitaria, en los proyectos y acciones de futuro (Canadá), hasta el estudio de tipologías residenciales y morfologías espaciales que faciliten el desarrollo saludable de niños y jóvenes en medios urbanos desfavorecidos (Jordania).

 

 

La ciudad amiga de los jóvenes

 

Desde el momento en que Vancouver fue declara de nuevo sede del Forum Urbano Mundial como lo había hecho 30 años atrás, Canadá adopto un papel central en la conducción de los trabajos y planteamientos del encuentro. De hecho, el Grupo de trabajo de Vancouver (GTV) dirigió las líneas principales constituidas en torno al debate sobre la sostenibilidad urbana y, muy en especial, en torno a lo que se ha dado en llamar “La Ciudad Amiga de los Jóvenes”. No debe extrañar, en consecuencia, que los documentos del GTV, que empezaron a definirse durante el II Forum celebrado en Barcelona en el año 2004, fueran el resultado final del trabajo continuado de un conjunto formado por investigadores, funcionarios municipales, consejeros comunitarios, colectividades y asociaciones de todo tipo, y en especial de jóvenes y asociaciones juveniles (Environmental Youth Alliance).

 

La ciudad amiga de los jóvenes -una orientación de la que se han hecho eco algunos municipios españoles e incluso algún programa político en las últimas elecciones locales- designa una ciudad “que engloba todos los aspectos que aseguran un desarrollo sano para niños y jóvenes incluido la realización de sí, la educación, el ocio, la experiencia de una armonía cultural y el sentimiento de pertenencia y conexión a los medios urbanos” (GTV).

 

Las políticas adscritas a esta orientación tratan de integrar a la juventud en sus planteamientos y fases (investigación, planificación, toma de decisiones, programación, gestión y aplicación) como recurso activo, constituyendo así  instrumentos eficaces para cubrir las necesidades de las colectividades urbanas y enriquecerlas en su conjunto. Una vez más se desea invertir el prejuicio presente sobre los jóvenes como sujetos incapaces, desenganchados e incluso potencialmente peligrosos, estereotipos que descuidan y desprecian la contribución de estos colectivos y sujetos a lograr una comunidad más sana y mejor. La participación juvenil Los jóvenes pueden perfectamente:

 

·       Trabajar en las aplicaciones prácticas de las políticas y la planificación concerniente a la preservación y concepción de los espacios urbanos (espacios de juego, de ocio, de tránsito).

·       Instruir a sus pares en cuestiones de seguridad, salud, bienestar.

·       Controlar y mejorar el acceso local a los recursos naturales y a las infraestructuras municipales, abogando por la creación y mantenimientos de medios urbanos sostenibles.

 

El compromiso por la participación activa de los jóvenes en las políticas locales lleva al GTV a realizar las siguientes recomendaciones:

1.     Creación de planes de acción de gobernanza local para jóvenes e infantes.

2.     Apoyar programas e iniciativas de carácter participativo, duradero y generalizado.

3.     Integrar en las administraciones locales estructuras de sostén que permitan una auténtica participación de los colectivos juveniles en las deliberaciones políticas.

4.     Iniciar gestiones de aproximación al conjunto de los niños y jóvenes, especialmente a los más marginalizados.

5.     Apoyar los modos informales de participación.

6.     Crear imágenes positivas de los jóvenes y apoyando la promoción de las ciudades amigas de los niños y jóvenes.

 

 

Anexo

 

Algunos enlaces de interés sobre la cuestión “juventud, espacio urbano y participación”:

 

-AFEV: <http://www.afev.org>.

-BICDE: Banco Internacional de Documentos de Ciudades Educadores: <http://w10.bcn.es/APPS/edubidce>.

-Building Communities From the Inside Out: A Path Toward Finding and Mobilizing a -Community’s assets. Acta Publications, Lifecycles: <http: //www.lifecyclesproject.ca/learningresources/index>.

-CABE Space: <http: //www.cabespace.org.uk>.

-CABE Education: <http: //www.cabe-education.org.uk>.

-Centre for Social Action: < http: //www.dmu.ac.uk>.

-Centre of Excellence for Youth Engagement: <http: //www.tgmag.ca/centres/current_e.htma>.

-Centre of Excellence for Child and Youth Centre Prairie Communities: < http: //www.comunityresearch.ca/index2.htlam>.

-Child and Youth’s Friendly Calgary: < http: //www.chieldfriendly.ab.ca>.

-Child and Youth’s Friendly Ottawa: < http: //www.cayfo.ca>.

-Child Friendly Cities: <http: //www.childfriendlycities.org>.

-Children’s Play Council: <http: //www.ncb.org.uk/cpc>.

-Environmental Youth Alliance - Youth Gardens: <http: //www.eya.ca>.

-Growing up in cities (UNESCO): <http: //ww.unesco.org/most/guic/guicman.htm>.

-Learning Trough Landscapes:  <http: //www.ltl-org.uk>.

-National Youth Agency: <http: //ww.nya.org.uk>.

 

 

Notas

 

[1] El texto forma parte de la investigación exploratoria realizada por el autor para el Instituto de la Juventud sobre las espacialidades juveniles y las perspectivas de los jóvenes sobre los procesos de transformación urbana en España (Injuve, 2007), en cuyo anexo se detallan éstas y otras experiencias así como una bibliografía general y específica sobre la cuestión.

[2] La Convención fue aprobada por las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989. España la adoptó el 26 de enero de 1990 y la ratificó el 6 de diciembre (Día de la Constitución Española) de ese mismo año. La Carta de Derechos va destinada a todos aquellos que no han cumplido aún los 18 años.

 

 

Recursos bibliográficos

 

EZQUIAGA, J. M. ¿Cambio de estilo o cambio de paradigma? Reflexiones sobre la crisis del planeamiento urbano. Urban, 2: 7-36, 1998.

MARTÍNEZ, E. Experiencias de planificación y participación cívico-ambiental, Notas Sociológicas, 3: 103-112, Universidad Nacional de San Juan (Argentina), 1999.

MUNFORD, Lewis. Planificación paras las edades [1949]. Perspectivas Urbanas, Buenos Aires: Emecé, 1969

SÁNCHEZ DE MADARIAGA, I. Introducción al urbanismo, Madrid: Alianza Ed, 1999.

TAYLOR, N. Town planning. Social, not just physical? en GREED, C.H. Social town planning, Londres: Routledge, 1999: 29-43.

TERÁN, F, DE. Resurgam: Invocación para recuperar el urbanismo y continuar el planeamiento, en H. CAPEL (coord.), Ciudades, arquitectura y espacio urbano, Mediterráneo económico, 3: 241-266, Almería: Fundación Cajamar, 2003.

TONUCCI, F. La ciudad de los niños. Madrid: Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 1997.

 

Recursos electrónicos

 

BRISTOL CITY COUNCIL. The Spacemakers Project. Young People Designing a Public Space. [En línea. Acceso libre]. Bristol, 2005. <www.bristol.gov.uk/ccm/cms-service/download/asset/?asset_id=18440005>. [Acceso: 8 de agosto de 2007].

 

COMMISSION FOR ARCHITECTURE AND THE BUILT ENVIRONMENT (CABE). The Principles of Inclusive Design. [En línea. Acceso libre]. Londres, 2006. <www.cabe.org.uk/default.aspx?contentitemid=1436> [Acceso: 21 agosto de 2007].

 

COMMISSION FOR ARCHITECTURE AND THE BUILT ENVIRONMENT (CABE). Involving young people in the design and care of urban spaces. [En línea. Acceso libre]. Londres, 2004, <www.cabe.org.uk/AssetLibrary/2317.pdf>. [Acceso: 20 de agosto de 2007].

 

COMMISSION FOR ARCHITECTURE AND THE BUILT ENVIRONMENT (CABE).  What would you do with this space. [En línea. Acceso libre]. Londres, 2005. <www.cabe.org.uk/>. [Acceso: 20 agosto de 2007].

 

COMMUNITY BUILDERS. Urban Design Guidelines with Young People in Mind. [En línea. Acceso libre].  NSW, Australia. <www.communitybuilders.nsw.gov.au/building_stronger/safer/young.html>. [Acceso: 22 de mayo de 2007].

 

DELEGATION INTERMINISTERIELLE A LA VILLE (2005). Les jeunes, acteurs de la ville. [En línea. Acceso libre]. París: Éd. de la DIV, 2005. <http://www.ville.gouv.fr/pdf/editions/jeunes.pdf>. [Acceso: 19 de mayo de 2005].

 

MOVIMIENTO FACTORY. Factoría Joven. [En línea. Acceso libre]. <http://www.factoriajoven.com>. [Acceso: 28 mayo de 2007].

 

INSTITUT CANADIEN DES URBANISTES (ICU). Une guide pour aider les jeunes à bâtir une meilleure communauté. [En línea. Acceso libre]. Otawa (Ontario): 2001. <http://www.cip-icu.ca/French/aboutplan/images/Kids_Guide_French.pdf>. [Acceso: 12 de junio de 2007].

 

PARLIAMENT OF NWS. Committee on Children and Young People. Inquiry into children, young people and the built environment. [En línea. Acceso libre]. <http: //www.parliament.nsw.gov.au/prod/PARLMENT/>. [Acceso: 21 de agosto de 2007].

 

UNESCO. Grandir en Ville. [En línea. Acceso libre]. Unesco, 2006. <http://portal.unesco.org/shs/fr/files/9616/11501986059unesco_wuf3_fr.pdf/unesco_wuf3_fr.pdf>. [Acceso: julio de 2007].

 

UNESCO MOST. Programa de gestión de las transformaciones urbanas. Informe anual 2002. [En línea. Acceso libre] París, 2003.  <http://www.unesco.org/most/flyerspa.htm>. [12 de junio de 2007].

 

URBAN DESIGN ADVISORY SERVICE (UDAS). Urban Design Guidelines with Young People in Mind. [En línea. Acceso libre]. NSW (Australia), 1999. <http://www.planning.nsw.gov.au/programservices/pdf/udas_yo.pdf>. [Acceso: 29 mayo de 2007].

 



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Ficha bibliográfica:

 

MARTÍNEZ, Emilio. Diseño inclusivo y participación juvenil en los proyectos de cualificación del medio construido. Ar@cne. Revista electrónica de recursos en Internet sobre Geografía y Ciencias Sociales. [En línea. Acceso libre]. Barcelona: Universidad de Barcelona, nº 108, 1 de mayo de 2008. <http://www.ub.es/geocrit/aracne/aracne-108.htm>.


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