Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98
Vol. XVIII, nº 1033, 15 de julio de 2013
[Serie documental de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]
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BIEL IBÁÑEZ, María del
Pilar y PANO GRACIA, José Luis, El ingeniero de caminos Joaquín Pano y Ruata
(1849-1919). Perfil biográfico y profesional, Monzón: CEHIMO e Institución
Fernando el Católico, 2011. 280 p. [ISBN: 978-84-95167-27-9].
Virginia
García Ortells
Recibido: 11 de febrero de 2013. Devuelto para revisión: 20 de febrero de 2013. Aceptado: 30 de marzo de 2013
Palabras clave: historia
de las obras públicas, puentes de hierro, patrimonio industrial, biografías de
ingenieros, Aragón (España).
Key
words: Public Works, metallic bridges, industrial heritage, engineers
biographies, Aragón (Spain).
El desarrollo de las
obras públicas cobró una gran importancia a lo largo de la segunda mitad del
siglo XIX. Sin el reconocimiento de su impacto en el territorio y su valoración
patrimonial en el presente, no es posible comprender una parte destacada de la
historia de este siglo.
Pero para comprender la
complejidad de estas grandes infraestructuras (carreteras, ferrocarriles,
puertos, y otros elementos de comunicación) es necesario abordar el
conocimiento de aquellos personajes, los ingenieros de caminos, que con su
infatigable trabajo y su sed de conocimiento las hicieron posible diseñando en
cada momento, la infraestructura más idónea.
El género de la biografía tiene una larga
tradición en la historiografía artística, de la misma manera que lo encontramos
desarrollado en la arquitectónica. Sin embargo, no ha sido especialmente
acometido desde la historiografía de las obras públicas, más preocupada por el
objeto construido que por sus proyectistas. No obstante, hay interesantes y muy
completas biografías de los ingenieros españoles como la firmada por Carlos
Domínguez y Fernando Sáenz Ridruejo sobre la figura de José Agustín de
Larramendi o el compendio de biografías que éste último publicó bajo el título Ingenieros
de Caminos del siglo XIX (1990). Además, se debe destacar la labor que
determinadas instituciones ha realizado en torno a estos tecnólogos del siglo
XIX como son CEHOPU y la Cátedra Demetrio Ribes.
La monografía que nos
ocupa versa sobre la vida de Joaquín Pano y Ruata (1849-1919), ingeniero de
caminos destinado en la Jefatura de Huesca entre 1874 y 1919, firmada por los
profesores del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza,
Mª Pilar Biel y José Luis Pano.
La historia de la obra
pública y, en concreto la figura de Joaquín Pano, no es ajena la trayectoria
investigadora de estos autores. En el caso de Pilar Biel Ibáñez su perfil
investigador se ha centrado en la historia de la arquitectura industrial y de
la obra pública desde que publicó en 2001, la monografía titulada Zaragoza y
la industrialización: la arquitectura industrial en la capital aragonesa entre
1875-1936[1].
Además, ejerció de coordinadora en 2007 de las jornadas interdisciplinares
sobre El Patrimonio industrial y la Obra Pública[2]. Por
lo que se refiere a su aportación a la historia de las obras pública en España,
ha investigado la construcción de puentes colgantes en Andalucía[3] o la obra del
puente de El Grado (Huesca, Aragón)[4].
Por otro lado, señalar
que el perfil investigador de José Luis Pano Gracia se ha movido entre la arquitectura
religiosa del siglo XVI con monografías sobre las iglesias de Barbastro, Bolea
o Magallón; y el estudio de personalidades artísticas del siglo XX como sucede
con su biografía del pintor Valero Lecha[5]
o el estudio que dedica a la familia Pano[6].
A lo que se añade su aproximación a la arquitectura del hierro con el
monográfico sobre el Kiosko de la música de Zaragoza[7].
A esto, se suma la
participación de ambos en el libro Patrimonio Hidráulico en Aragón8] (o su
colaboración en estudios previos centrados en la personalidad del ingeniero que
nos ocupara, en concreto su trabajo en los puentes de tipología Bowstring
o puente parabólico (como le gustaba denominarlo al propio Pano)[9]. Sin embargo, a
pesar de estos estudios previos centrados en la figura de Pano era necesaria una
visión global de su trabajo que explicara su aportación al panorama nacional y,
por consiguiente, valorara su personalidad en el ámbito aragonés y, sobre todo,
nacional.
En este estudio, sus
autores retratan la compleja personalidad de este ingeniero retraído y genial
que no quiso salir de su tierra (en 1871 inició su carrera como ingeniero en la
provincia de Lérida y en 1874, ya es trasladado a la de Huesca donde permaneció
hasta su definitiva jubilación) y que sin embargo, diseñó y construyó un
conjunto de puentes metálicos pionero en el panorama de las obras en hierro
levantadas en la segunda mitad del siglo XIX.
El texto se divide en
tres capítulos para abordar el desarrollo vital y profesional de este personaje.
En el primero se sintetiza la historia de las obras públicas en la España. En
el capítulo segundo, se aborda la compleja personalidad de Don Joaquín Pano,
repasando su infancia en Monzón, sus años de juventud y el abandono del
ambiente familiar con su marcha a Madrid para estudiar en la Escuela de
Caminos. Para. finalmente, en el tercero analizar pormenorizadamente el trabajo
de este ingeniero en la citada Jefatura, tanto como proyectista de carreteras y
puentes como hábil gestor de estas empresas públicas.
El capitulo primero es una
síntesis de cómo se encontraban las obras públicas desde el momento en el que
Pano inicia su andadura en la Escuela de Caminos de Madrid y hasta el final de
sus días. Así, el capítulo se abre con la explicación de su evolución
administrativa; continua con unos apuntes sobre el papel de la Escuela de
Caminos de Madrid, en la que se formó Pano; y concluye con el panorama de las
principales actuaciones en este ámbito tanto en España como en Aragón,
territorio en el que Joaquín Pano y Ruata trabajó a lo largo de toda su vida
profesional.
El segundo capítulo se
centra en la personalidad del citado ingeniero. Nace en la localidad oscense de
Monzón el día 3 de abril de 1849, en el seno de una familia infanzona en la que
también destaca, aunque en el campo de las Letras, la figura de su hermano
mayor: el gran humanista Mariano Pano y Ruata (1847-1948). Si bien, y a
diferencia de éste último, Joaquín Pano opta por cursar sus estudios superiores
en la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid (1865 a 1871). Casi inmediatamente después de finalizar sus estudios, Pano es destinado (1874) a la
Jefatura de Huesca donde inicia una difícil y larga carrera profesional
truncada por la enfermedad (1892) que durante largos años lo mantiene retirado
del ámbito profesional. A lo largo de estos dieciocho años (1874-1892) su
trabajo se centra fundamentalmente en mejorar la red de carreteras de la zona
oriental de su provincia natal, Huesca, pero sobre todo en el estudio y diseño
de grandes y novedosos puentes metálicos, sobre los que además escribió unos
relevantes artículos en la Revista de Obras Públicas, que incluso
son objeto de estudio hasta que años después aparecen los libros de Gaztelu,
Ribera o Ibrán. En definitiva, Joaquín Pano pertenece a esa generación pionera
de ingenieros aragoneses que dejan unos excelentes ejemplos de su buen hacer
por estas tierras, como es el caso de sus compañeros de promoción Jenaro Checa
Ricarte y Saturnino Bellido Bíaz.
Finalmente, el tercero
de los capítulos aborda, de manera pormenorizada, el trabajo de este ingeniero,
tanto como proyectista de carreteras y puentes como hábil gestor de estas
empresas públicas. Así se repasa la actuación de Pano en la Carretera de
segundo orden de Huesca a Monzón donde levanta un puente metálico sobre el río
Cinca (1875); en la de tercer orden de Caspe a Selgua con el puente de hierro
sobre el río Alcanadre en la localidad de Ontiñena (1876); en la carretea de
primer orden de Madrid a La Junquera con el puente sobre el Cinca en la
población de Fraga (1877): en la de tercer orden de Mequinenza a Sariñena con
el puente sobre el Alcanadre a la altura de esta última (1881); en la carretea
de tercer orden de Jaca a El Grado con la reforma del puente sobre el río Ara
en Aínsa (1886): en la de segundo orden de Huesca a Monzón con la reparación
del puente colgado de Las Cellas (1886-87); y el conjunto de puentes dispuestos
a lo largo de la carretera de segundo orden de Barbastro a Benasque como son
los levantados sobre los barrancos de Rialaret (1880) y Gabarrosa (1881), el
puente ubicado a la altura de la localidad de Graus (1886), el de Morillo de
Liena (1896) y sobre el río Rialbo (1896).
El análisis de dichas
obras está basado tanto en un exhaustivo trabajo de campo y visita in situ de
aquellas que todavía perviven, como en una importante labor de trabajo de
archivo, indagando en el siempre complejo Archivo General de la Administración
tanto en la sección de proyectos como en la administrativa dando a conocer
pormenores de las obras que van más allá del cálculo y trazado proyectual para
abordar los siempre intrincados procesos constructivos y administrativos.
Además de completar este conocimiento, con la consulta de fuentes secundarias,
como la prensa o las revistas de la época, una literatura imprescindible para
comprender el modo de pensar del siglo XIX.
Hay que
señalar que además de dar a conocer el trabajo de Pano, este libro avanza el
análisis de otras obras imprescindibles en la Historia de las Obras Públicas en
España, y en Aragón, al realizar un detenido análisis de las vicisitudes
sufridas por dos de los puentes colgados construidos en Aragón, el de Fraga y
el Monzón. La primera generación de puentes colgados en España es siempre
mencionada pero en pocas ocasiones se ha profundizado en su conocimiento
desempolvando documentos. En este texto, se analiza por primera vez los
diversos proyectos aprobados para estos pasos, sus dificultades constructivas y
financieras y su triste desaparición, aportando una visión más completa aunque
todavía sin cerrar de esta primera generación de pasos metálicos en España.
En definitiva, el
ingeniero Joaquín Pano y Ruata levanta puentes de fábrica siguiendo los modelos
habituales de la Jefatura (Rialbo); puentes metálicos de vigas rectas, como el
proyectado en Fraga sobre el río Cinca, que resulta de una factura muy bella y
armoniosa, o como también el de Morillo de Liena, que todavía se conserva sobre
el barranco homónimo, y puentes metálicos de arcos parabólicos o atirantados
(tipo bowstring), con ejemplos tan meritorios como los puentes de
Monzón, Ontiñena, Sariñena y Graus, y que lamentablemente no han llegado hasta
el momento presente a causa de la Guerra Civil. Sin duda su aportación más
destacada como proyectista se centra en esta última tipología con su afán por
mejorar el método de cálculo y alcanzar obras económicas de una factura
impecable.
