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REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. XVIII, nº 1049(15), 15 de noviembre de
2013
[Serie  documental de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]


LA CONSTRUCCIÓN DEL EDIFICIO DE LA FACULTAD DE NÁUTICA DE BARCELONA (1927-1933)

Javier Moreno Rico
Dr. en Ingeniería Náutica. UPC


Palabras clave: escuela de Náutica, Barcelona, Cámara de Comercio

Key words: Nautical school, Barcelona, Commerce Chamber


 

La Escuela de Náutica de Barcelona, hoy  Facultat de Nàutica, fue la primera escuela profesional creada por la Junta de Comercio en 1769 y constituye uno de los hitos más destacados de la historia educativa de la ciudad. Asímismo, dada la importancia de su labor –formar oficiales de la marina mercante- y su pervivencia durante casi 250 años, es, sin duda, el elemento más importante de la cultura marítima de Catalunya. Sin embargo llama poderosamente la atención el hecho de que no dispuso de unas instalaciones propias hasta 1932.

Fue gracias a las gestiones realizadas por el Capitán de Corbeta Ramón Bullón Fernández (Salamanca, 1874-Madrid, 1958) que la Escuela/facultad de Náutica logró contar a partir de 1932  con una sede adecuada para el desempeño de su labor con eficacia y dignidad. Por desgracia, y poniendo en evidencia los efectos destructivos en el ámbito cultural de la crisis económica en la que nos hallamos inmersos, el viejo edificio de la Escuela/facultad de Náutica ha sido puesto a la venta por el rectorado de la UPC con el fin de paliar un déficit acumulado de 110 millones de euros.

En diciembre de 1925, Primo de Ribera reemplazo el Directorio Militar, establecido dos años antes, por un Directorio Civil que recuperó una estructura ministerial de corte tradicional. Rafael Benjumea, conde de Guadalhorce, fue nombrado ministro de Fomento y el vicealmirante Cornejo asumió Marina. Uno de los objetivos planteados por la nueva estructura gubernamental fue la reorganización de las enseñanzas náuticas con el fin de aplicar con eficiencia lo establecido en la ley de 1924.

Al efecto, el Ministerio de Marina nombró  al Capitán de Corbeta Ramón Bullón como Director de la Escuela de Náutica el 7 enero de 1927. De entrada, según su propia confesión, Bullón recibió el nombramiento con reticencia. Sus prevenciones fueron vencidas por una carta personal del Director General de Navegación en que, casi como un favor personal, le rogaba que asumiera aquel cargo con el fin de que no se demorara más aplicación de las directrices establecidas en la ley de 1924[1], según las cuales debía fundarse en Barcelona un Instituto Náutico que cubriera el ámbito de las costa mediterránea peninsular.

El antecesor de Ramón Bullón en el cargo de Director de la Escuela de Náutica, Emilio Solá se preocupó de conseguir una ubicación digna para el centro docente dadas la muchas deficiencias que presentaba el piso principal del número 18 del Paseo de Isabel II en que se impartían las clases y que, con anterioridad, había albergado la biblioteca de la Cámara de Comercio.

Emilio Solá solicitó la cesión de una parcela en el andén llamado de Antonio López al final del muelle de Bosch y Alsina pero el puerto no estuvo de acuerdo y ofreció como alternativa otro solar situado en el muelle del Rebaix.

Seis meses después de haber asumido la dirección de la Escuela, Bullón manifestó su disconformidad con la ubicación ofertada por la Junta de Obras del Puerto y consideró, con razón, mucho más adecuada la parcela número 3 de la explanada del muelle del Depósito, que era la más cercana a la Plaza de Palacio. En su opinión, apoyada por los urbanistas municipales que veían la oportunidad de adecentar aquel espacio ciudadano, el emplazamiento que el recomendaba, siempre dentro de los terrenos portuarios, era mejor por ser más amplio y gozar de mejor ubicación. La Junta de Obras del Puerto, dependiente del Ministerio de Fomento, no aceptó de buen grado la alternativa sugerida por el nuevo Director de la Escuela de Náutica, integrada en el Ministerio de Marina, y que contaba con el beneplácito tácito del Ayuntamiento. Quien se mostró más en contra fue el ingeniero director del puerto José Ayxelá que consideraba que se menoscababan los intereses del puerto aún reconociendo la corrección de la cesión de terrenos entre distintos organismos del Estado como ya había sucedido en la donación del espacio para construir la Aduana en 1895. Al final se impusieron los criterios del Ministerio de Marina y la Junta del Puerto cedió los terrenos del muelle del Depósito el 11 de noviembre de 1927 no sin reticencias que se evidenciaron en ciertas condiciones establecidas en la Real Orden. Sin embargo, el disgusto de la Junta de Obras del Puerto se mantuvo durante los meses siguientes y no desaprovechó la menor oportunidad, como por ejemplo  a raíz del cambio de denominación de la Escuela por el de Instituto Náutico del Mediterráneo, para airear su disconformidad. Las aguas no retornaron a su cauce con la Real Orden de 11 de noviembre de 1929 que confirmó la cesión, por parte del Ministerio de Fomento al de Marina, de una parcela de 3500 metros cuadrados lindantes con la Plaza de Palacio [2].El Ingeniero Director del Puerto siguió planteando pegas de forma sistemática – carencia de proyecto, ocupación de una franja de terreno municipal, cesión en precario o a perpetuidad,…- hasta el día 17 de julio de 1930 en que se realizó la entrega oficial de los terrenos mediante un documento cargado de matizaciones.[3]

El Director de la Escuela de Náutica, Ramón Bullón, redacto un memorando[4] dirigido a distintas instituciones el 23 de noviembre de 1928  en el que exponía su concepción de lo que debía ser el nuevo  Instituto Náutico del Mediterráneo (INM) ajustado a la normativa. De entrada, remarcaba la necesidad de contar con un edificio a la altura de las tareas atribuidas al Instituto Náutico.
El INM debía albergar la  Escuela de Náutica y ofrecer un marco digno en que celebrar los exámenes de Piloto, Capitanes y Maquinista. También  necesitaba contar con un salón  de actos en el que poder celebrar conferencias y exposiciones temporales. Un componente destacable de la futura “Universidad del Mar” era la biblioteca cuyo papel no se reducía a dar soporte a los estudiantes de la Escuela, si no que debía ser el centro de referencia para todos aquellos que buscaran información sobre el mundo marítimo.  También necesitaba contar con un Taller de máquinas y de un  taller instrumental en el que poder reparar los distintos aparatos de navegación de los buques. Otro elemento destacado era el Museo Marítimo Regional, abierto al público, cuyo objetivo sería de recoger y proteger todos aquellos elementos materiales de la tradición marítima de Catalunya que, por el momento, se hallaban dispersos y corrían un serio peligro de malbaratarse. La labor de soporte a la navegación se haría factible mediante la creación de un observatorio astronómico y otro meteorológico.  En el INM también deberían impartirse las enseñanzas de Radiotelegrafistas de Marina y consideraba paradójico  que dicha formación se impartiera en Madrid.  En unas instalaciones anexas al edificio principal deberían ubicarse una residencia para los estudiantes de náutica y máquinas, el asilo naval y una escuela para los hijos de los vecinos de la Barceloneta. Es evidente que el proyecto diseñado por aquel buen marino militar aspiraba a dotar a Barcelona del mejor centro de la marina civil español. Al final, la financiación alcanzada obligaría a reducir aquellas aspiraciones.

Ramón Bullón hizo gala, desde el primer momento, de una gran ambición para el proyecto que se le había encomendado. Así, en agosto de 1927, difundió entre diversas instituciones y organismos una fotografía del denominado Colegio Viejo de Salamanca – un monumental edificio de estilo neoclásico- como ejemplo de lo que debía ser el futuro centro náutico barcelonés.[5]

En el primer número del año 1929 del boletín de la Asociación de Capitanes y Pilotos de la Marina Mercante de Barcelona, Bullón publicó un artículo en el que exponía la situación del proyecto de INM y los objetivos del mismo [6].En primer lugar exponía que el coste de la construcción de un edificio capaz de albergar con dignidad la escuela de náutica se estimaba en 700.000 pesetas. Hasta el momento tan sólo se contaba con 450.000 y, en consecuencia hacia falta la aportación de alguna otra institución que, según él, debía ser la Diputación dados sus vínculos históricos con el centro de formación de los marinos. A continuación, el director de la escuela describía los elementos que debían tener cabida en el edificio y destacaba la conveniencia de añadir una escuela para los niños y niñas de la Barceloneta dada la vinculación de este barrio con la mar, así como un edifico para los huérfanos que vivían en pésimas condiciones en el buque destinado a Asilo Naval fondeado en el puerto.
El 27 de marzo, la Dirección General de Navegación designo 35.000 pesetas para sufragar la elaboración del proyecto arquitectónico.

Durante el mes de abril, tanto la Asociación de Armadores como la de Capitanes y Pilotos manifestaron su firme apoyo al proyecto. La Cámara de Industria y Navegación se sumó a las adhesiones en julio.

La Comisión Municipal Permanente del Ayuntamiento de Barcelona, el 31 de julio de 1929, tomó el siguiente acuerdo: “Que en vista de la R.O. por la que el Ministerio de Fomento cede al de Marina una parcela situada en el fondo abierto de la Plaza Palacio junto al muelle del Depósito, para construir sobre ella el nuevo edifico destinado a la escuela Oficial de Náutica de Barcelona, única de esta clse que se establecerá en el litoral del mediterráneo y en atención a que con ello se facilitará la urbanización  y embellecimiento de la Plaza de Palacio, al construirse un edificio de carácter monumental que encuadre la misma impidiendo que desde ella se vean depósitos comerciales, se subvenciona la construcción de dicha escuela con la cantidad de doscientas mil pesetas, mediante la estricta condición que los facultativos municipales tengan intervención en la construcción de la fachada del repetido edificio, al objeto de lograr que armonice toda ella con el conjunto de la Plaza de Palacio.”[7]
En el discurso inaugural del curso 1929-30, el director de la Escuela Ramón Bullón expuso el proyecto arquitectónico del INM y mostró algunas fotografías ante un numeroso público representativo de todos los ámbitos marítimos barceloneses[8].

En agosto de 1929, los arquitectos municipales Vilaseca y Florensa tuvieron elaborado el proyecto arquitectónico en el que recogieron tanto las recomendaciones de Bullón como las premisas urbanísticas municipales. La fachada del edificio proyectado poseía trazos neoclásicos y armonizaba con los principales edificios de la plaza: porches de Xifré y Lonja de Comercio. En las tres plantas diseñadas se daban cabida a todas las requisitorias planteadas por el Director de la Escuela. En la planta baja se situaban las oficinas de secretaria, el despacho del Presidente del Patronato, el Taller de Máquinas, la sala de dibujo, la sala de estudio y la biblioteca. En el primer piso se encontrarían cuatro aulas, el despacho del Director, la sala de profesores, la sala de actos y la sala para los exámenes de capitán, piloto y maquinista. Y en el segundo piso estarían las viviendas de los conserjes, el museo y la sala para la formación de los radiotelegrafistas.

El edificio proyectado comportaba un gasto de 700.000 pesetas pero únicamente se contaba con las 275.000 aportadas por el Gobierno – Ministerio de Marina y Ministerio de Fomento- y los “50.000 duros” con los que estaba dispuesto a colaborar  el Ayuntamiento. En opinión de Bullón, la Diputación era quien debía aportar  el resto necesario por tradición y por responsabilidad: “La antigua Escuela Especial de Náutica de esta capital, estuvo durante muchísimos años siendo una hijuela de la Diputación provincial de Barcelona, por esta sostenida y tutelada; y sí así la Diputación de Barcelona hizo mientras se trató simplemente de una modesta Escuela de Náutica de utilización y carácter meramente local, de suponer y hasta de confiar es que ahora al ya no solo tratarse del centro de enseñanzas marítimas de esta ciudad, si no además de un moderno Instituto Náutico o verdadera universidad marítima para todo el litoral hispano del Mediterráneo, la actual diputación de Barcelona no habrá de dejar de mirar con franca y decidida simpatía la creación de dicho importante Centro y cuanto se refiera a la mayor eficacia e instalación más cumplida del mismo, dignándose por tanto prestar su valiosa y necesaria cooperación, material y moral, para el mejor logro del propósito.”[9]

El advenimiento de la II República provocó de inmediato una honda inquietud en Ramón Bullón que se dirigió por escrito al Teniente de Alcalde R. Casanovas rogándole que realizará las gestiones necesarias con el fin de averiguar las intenciones del nuevo régimen político al respecto de la continuidad del INM. El escrito iba acompañado de un informe sobre el estado de ejecución del proyecto. En primer lugar se informaba, respecto a la financiación, que el Ministerio de Marina ya había invertido 425000 pesetas del medio millón prometido; el Ayuntamiento ya había gastado la mitad de las 100000 comprometidas; por el momento, ni la Diputación ni la Cámara de Comercio habían aportado nada de las 200000 y 70000 pesetas a las que se habían comprometido. En aquel momento, estaban contratadas obras por valor de 500000 pesetas. La inversión en el edificio principal se calculaba en 1000000 y la de los edificios anexos en 240000.[10]

El establecimiento del nuevo régimen político comportó una serie de cambios ante los cuales no le cupo otra alternativa a Ramón Bullón que presentar su dimisión irrevocable tal como él mismo expuso en una instancia dirigida al Ministro de Marina con fecha del doce de agosto de 1931: “…al proclamarse la República , entendió el exponente, que, no sólo por razones de delicadeza sino también a causa de las estridentes protestas hechas inmediatamente por la Asociación de Capitanes y Pilotos, en petición de que los Jefes y Oficiales de la Armada dejasen de actuar e intervenir en todo aquello que respectase a la Marina Civil, la que ansiaban que quedase completamente desligada de la Marina militar y del personal de ésta, resolvió el firmante, aunque apenado por la forma y manifiesta ingratitud de cómo fueron hechas por algunos marinos mercantes tales peticiones, pero interiormente con algún agrado, pues estaba ya deseoso de dejar de seguir consagrado altruistamente, las actividades y servicios al asunto del Instituto Náutico que, ya estaba creado y de cuyo edificio las obras estaban a la altura del último piso, dimitió irrevocablemente el cargo de Director de la Escuela y el de Director técnico del mencionado Instituto Náutico y, de su Junta de Patronato, cargos en los que cesó, en 13 de mayo último y, por los servicios desempeñados a la Marina en los cuales, especialmente en el concerniente a la creación del Instituto Náutico, estuvo recibiendo múltiples felicitaciones y plácemes, no sólo de la Superioridad de Marina, de la Prensa, y de las corporaciones barcelonesas, sino que, por último llegó también a recibirlos del mismo Presidente de la Generalidad de Cataluña el cual se digno comunicarle, que al objeto de perpetuar la memoria del Jefe firmante en el Instituto Náutico del Mediterráneo, habia sido acordado en la Junta de Patronato bajo su presidencia, que se diese el nombre suyo a una de las aulas de dicho Centro marítimo-docente.[11]

La Junta del Patronato del INM, en su reunión de 8 de junio de 1931, aceptó la dimisión de Bullón, le felicito por su trabajo y tomó el acuerdo de que una de las aulas del centro llevara la denominación de “Aula Ramón Bullón”. Aquella decisión no consoló en absoluto al ya exdirector que solicitó a sus superiores se le destinara lo antes posible a una nueva plaza lejos de Barcelona.

 

Notas

[1] Según consta en un escrito redactado el 12 de agosto de 1931 por él mismo. (Archivo General de Marina Álvaro de Bazán (AGMAB) Hoja de servicio del Cuerpo General 8021/9.

[2] JUNTA DEL PUERTO DE BARCELONA (1930). Memoria acerca del estado de progreso de las obras y la marcha de los servicios comerciales de dicho puerto durante el segundo semestre de 1926 y los años 1927,1928 y 1929. Imprenta Casanovas, Barcelona. Pp. 255-258.

[3] MMB- Fons del Port de Barcelona (MMB-FdPB), Escuela de Náutica, Caja 61, Carpeta 11.

[4] Arxiu Històric de la Cambra de Comerç de Barcelona (AHCCB). 627/12.

[5] Arxiu Municipal Contemporaní de Barcelona (AMCB), Caja 66047.

[6] BULLÓN, Ramón (1929). “El Instituto Náutico del Mediterráneo. En qué debe consistir y elementos que deben integrarlo”, Vida Náutica, Nº 103, Enero.

[7] Arxiu Històric Diputació de Barcelona (AHDB) . L.1000.

[8] Centre de Documentació Marítima (CDM-MMB) . R. 2430. Página fotocopiada del Boletín Náutico, s/nº,  s/f.

[9] AHCCB 627/12. P. 4.

[10] AMCB, Caja 60562.

[11] AGMAB, Hoja de servicio…

 

© Copyright Javier Moreno Rico, 2013.
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Ficha bibliográfica:

MORENO RICO, Javier. El Capitán de Corbeta Ramón Bullón Fernández y el Instituto Náutico del Mediterráneo  (1927-1931). Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 15 de noviembre de 2013, Vol. XVIII, nº 1049(15). <http://www.ub.es/geocrit/b3w-1049/b3w-1049-15.htm>. [ISSN 1138-9796].


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