Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales.
Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9796]
Nº 108, 1 de septiembre de 1998.

JIMÉNEZ, Eduard, BARREIRO, Fernando, SÁNCHEZ, Joan-Eugeni. Los nuevos yacimientos de empleo. Los retos de la creación de empleo desde el territorio. Barcelona: Fundación CIREM, 1998, 169 p.

 Vicente Casals Costa


Hace unos veinticinco años la expresión "crisis económica" empezó a hacer fortuna - es un decir - en nuestro país. A lo largo de estos años, una generación ha llegado a la edad de trabajar bajo su malhadado signo: el paro juvenil es la más clara expresión de esta dura realidad que los economistas han bautizado con el nombre de "paro estructural", pero que la población afectada percibe simplemente como una realidad vital, que para los jóvenes es además la única que han conocido.

 A lo largo de este periodo fueron constatándose, además, otros aspectos de esta dura realidad. La evolución del ciclo económico no parecía aportar mejoras definitivas a la situación y las fases de crecimiento no eran capaces de generar suficiente ocupación como para ni siquiera insinuar una solución del problema. Hace un lustro, el entonces presidente de CE, Jacques Delors, presentó su informe sobre Crecimiento, competitividad y empleo donde se abordaban estas cuestiones y se esbozaban diversas vías de actuación. Entre ellas, la de unos llamados "nuevos yacimientos de empleo", que luego se han convertido en uno de los ejes de intervención de las políticas contra el paro de la Unión Europea.

 El libro

 Este es precisamente el objeto del libro publicado por la Fundación CIREM. Su oportunidad no podía ser mayor, puesto que existe una notable penuria de trabajos que aborden este tema, en especial en España. Por otra parte, el libro tiene el interés añadido de no estar limitado a una mera reflexión académica sino que refleja la experiencia práctica de sus autores en este campo, en especial con relación a la gestión de programas europeos destinados al estímulo de la ocupación.

 La obra esta organizada en 10 capítulos y un apéndice que, desde un punto de vista temático pueden agruparse en tres grandes bloques: el primero, de tipo conceptual, comprende los capítulos 1 a 3; el segundo, de tipo metodológico, comprende los capítulos 4 a 7, y el tercero, de tipo documental, comprende los capítulos restantes. En su conjunto, esta estructura confiere al libro un cierto carácter de guía de intervención, un "documento de trabajo", como señalan sus autores, destinado a facilitar la intervención en las políticas relacionadas con los "nuevos yacimientos de empleo".

 Pero, ¿qué son tales "yacimientos"? Delors, en el documento mencionado planteaba la "necesidad de ir al encuentro de las nuevas necesidades" aún no satisfechas en el sector servicios y supuestamente resultado de las transformaciones recientes operadas en el terreno demográfico, social, cultural o urbanístico. Los documentos de la Unión europea agrupan estas necesidades en cuatro grandes apartados (vida diaria, calidad de vida, ocio, protección del medio ambiente), en los que se pueden distinguir diecisiete ámbitos más precisos que constituirían los "yacimientos de empleo" a explotar. De forma más explícita, en el libro de la fundación CIREM se consideran como tales a las actividades "destinadas a satisfacer necesidades sociales que actualmente se configuren como mercados incompletos, que sean intensivas en el empleo y que tengan un ámbito de producción/prestación definido en el territorio." (p. 18)

 Los autores del libro se esfuerzan por clarificar algunas nociones confusas en torno a esta cuestión. Por ejemplo, la diferencia entre nuevas profesiones y nuevos "yacimientos": estos últimos se restringen al ámbito de los servicios de proximidad, con lo que queda al margen de los mismos todas las actividades relacionadas con la producción industrial; o bien señalar la necesidad de poner énfasis en su carácter de "proximidad" que, según los autores, les confiere un importante componente de tipo territorial y los vincula con las iniciativas a escala local como ámbito adecuado de aplicación. También presentan de una forma didáctica las dificultades presentes en las economías actuales para crear ocupación, aún en fases de crecimiento neto.

 El capítulo tercero, titulado "Los nuevos yacimientos de empleo como respuesta alternativa", creemos que desempeña un papel central en el libro, al que en cierta forma articula y da unidad. En él se pretende dar respuesta a cuestiones tan fundamentales como las características de tales yacimientos, los obstáculos de diversos tipo (económicos, sociales, jurídicos) que se presentan para el desarrollo de estas fuentes de ocupación, la importancia de su entronque con las iniciativas de desarrollo local y, finalmente, el papel de estos nuevos yacimientos en la redefinición del estado del bienestar.

 Como hemos visto, para la determinación de yacimiento de empleo, tal como se entienden en diversos documentos de la Comisión europea, los autores del libro establecen cuatro características, que deben cumplirse simultáneamente: 1) que estén destinados a satisfacer nuevas necesidades sociales, 2) que estén configurados como mercados incompletos, 3) que estén territorialmente definidos, y 4) que sean intensivos en empleo.

 Estas características merecen algún comentario. En primer lugar, la dificultad de precisar su contenido, su inaprensibilidad: nos encontramos que el principal elemento definitorio es nada menos que las "necesidades" , un tema de dificil caracterización que, además, en este caso deben ser "nuevas". El carácter histórico del concepto de "necesidad" en torno al que gira, recordémoslo, todo el discurso sobre los "yacimientos de empleo", ha estado con frecuencia manipulado al servicio de intereses bien poco sociales, lo que creemos que en este caso confiere al discurso una ambigüedad bastante acusada.

 Esta ambigüedad se acentúa si tomamos en consideración la segunda característica: que respondan a la existencia de "mercados incompletos", es decir, áreas en las que el mercado ha renunciado a intervenir por no existir una demanda solvente. Tradicionalmente, una parte significativa de esta demanda insolvente ha sido asumida, por diversas vías, por el keynesiano estado del bienestar, al menos en aquellos países en que presentó un desarrollo importante, sobre todo en forma de prestaciones sociales. La forma como los autores del libro enfocan esta cuestión a partir del concepto de "yacimientos de empleo", hace que se nos planteen diversos interrogantes. Veamos algunos de ellos.

¿Una mineralización de la política?

 La caracterización que se hace de un problema casi siempre determina, o al menos condiciona, la solución que se propone. Plantear el problema de la satisfacción de las etéreas nuevas necesidades en términos de mercado imperfecto es, en realidad, esbozar una propuesta que, creemos, desplaza el problema desde la "ocupación" - un característico tema keynesiano - al del mercado de capitales y con ello a versiones más o menos atemperadas del neoliberalismo económico.

 Nos explicaremos. No deja de ser curiosa la "mineralización" de las políticas de empleo que se opera en torno a esta cuestión de los "nuevos yacimientos". En efecto, la analogía minera va bastante más allá de la mera utilización de una expresión atrayente, para afectar a todo el proceso de aplicación de las políticas de ocupación en los ámbitos antes mencionados: se trata de detectar y descubrir necesidades y oportunidades de empleo y de "remover los obstáculos que impiden la solvencia de la demanda." (p. 18). Que las cosas se entiendan así, en términos más o menos analógicos, nos hace sospechar que la expresión "nuevos yacimientos de empleo" no es otra cosa que un símil respecto a la idea de "nuevos yacimientos de energía" desarrollado a principiosde la década de 1970 en la Universidad de Berkeley y que después se ha convertido en uno de los componentes básicos de las políticas energéticas de buena parte de los países desarrollados: los "nuevos yacimientos de energía" parten de que iniciativas destinadas a estimular el ahorro y la eficiencia en el uso de la energía pueden ser consideradas como verdaderas fuentes energéticas (equivalentes a nuevos pozo de petróleo, por ejemplo).

 Las nociones de ahorro y eficiencia difícilmente son aplicables a la ocupación; sí lo son, en cambio, al capital, y desde este punto de vista quizás realmente de lo que se está hablando es de "nuevos yacimientos de capital". En efecto, algunos documentos de la Unión Europea sobre esta cuestión, así dejan entreverlo, y algunas iniciativas punteras relacionadas con los "nuevos yacimientos", como la del "cheque de servicios" se entiende que "paulatinamente deberían sustituir a una parte de las prestaciones sociales en metálico destinadas a las familias" (COMISIÓN EUROPEA. Iniciativas locales de desarrollo y empleo. Luxemburgo: Oficina de Publicaciones Oficiales de las Comunidades Europeas, 1995, p. 28).

 En otros términos, se trata de desplazar las prestaciones de la esfera pública a la privada, convirtiendo en capital todo el monto en metálico que representan las prestaciones sociales y que, debido a sus características especiales, quedan en buena medida fuera del control de los instrumentos de apropiación y regulación del mercado. 

¿Universalización o erosión del estado del bienestar?

 Si esto fuera así, ¿no representarían los "nuevos yacimientos" un paso más en el proceso "deconstructivo" del estado del bienestar?. Volviendo al caso del cheque de servicios, nos encontramos que un campo relativamente amplio de aplicación reside en los servicios personales, en especial los relacionados con las personas mayores con algún tipo de problemas. Teóricamente, el cheque de servicios pretende que los servicios a las personas mayores se universalice, es decir, sea accesible a todos los potenciales usuarios. Desde un punto de vista tradicional de las políticas asistenciales, ello querría decir que el estado se haría cargo de su atención, lo que comportaría el establecimiento de un servicio publico.

 En este caso, la universalización asistencial vinculada a la idea de "nuevos yacimientos", parte de esta idea, para seguidamente torcerse hacia una orientación paulatinamente privatizadora: el servicio público se convierte en servicio público desarrollado desde el sector privado (incluidos aspectos de la gestión), es decir, los recursos públicos - producto de los impuestos que paga el ciudadano - se ponen en manos de empresas privadas prestadoras directas de servicios a los usuarios. Se crea alguna ocupación, desde luego, pero sobre todo lo que se ha hecho ha sido es convertir en capital - poner en el mercado - el conjunto de recursos públicos con determinada finalidad asistencial: hemos detectado y puesto al descubierto un "nuevo yacimiento" de empleo, ciertamente, pero sobre todo de capital.

 Pero esto no sería más que un primer paso. Hace falta remover los obstáculos para que se haga explotable este yacimiento, en especial, en el caso que tratamos, el de la falta de solvencia de la demanda. El cheque de servicios da derecho a una prestación parcialmente gratuita, en función de los ingresos del beneficiario. Teóricamente, el tomar en cuenta el diferencial de rentas garantiza una redistribución positiva entre los usuarios - que beneficiaría a las rentas más bajas - permitiendo, además, su universalización, salvando de esta manera el escollo de la insolvencia de la demanda. Formulada así, aparentemente nos encontramos ante una política con claros rasgos progresivos desde un punto de vista social.

Sin embargo, existen algunas dificultades. En primer lugar, el abandono de la idea del estado como agente redistributivo en el conjunto de la sociedad, que deja paso a una redistribución articulada entre los propios agentes de la sociedad civil. En segundo lugar, esta redistribución se da solamente en una fracción de la sociedad civil, la más pobre, con lo cual lo que se redistribuye es, básicamente, la escasez: la socialización de la pobreza. De forma casi insensible hemos pasado de lo que en determinados sectores de la derecha, en especial la catalana, se llama el paso del estado del bienestar a la sociedad del bienestar, y que ha servido de fundamento ideológico de iniciativas tan discutibles en su plasmación práctica como la del voluntariado catalán de la Generalitat de Catalunya. Resumiendo, la crisis fiscal del estado encuentra su solución desplazando hacia la sociedad, las familias y los individuos de una parte crecientemente importante del gasto social.

 Desde la Unión Europea se ha realizado algunas simulaciones económicas sobre el impacto en la ocupación de políticas centradas en los nuevos yacimiento de empleo y se han comparado sus resultados con otras políticas alternativas, en concreto con políticas de tipo keynesiano centradas en la inversión publica de capital, con políticas centradas en el incremento de puestos de trabajo en el sector público (que no deja de ser una variante keynesiana), y con políticas orientadas hacia la reducción de las cotizaciones de las empresas a la seguridad social.

El resultado de estas simulaciones y estudios comparativos es que las políticas centradas en los nuevos yacimientos son cinco veces más eficaces desde el punto de vista del empleo que el incremento de la contratación desde el sector público y diez veces más que las de tipo keynesiano. En cambio, presenta un valor aproximado a las políticas centradas en la reducción de las cotizaciones sociales de las empresas, aunque éstas presentan algunas dificultades de tipo secuencial (de desarrollo en el tiempo). Sin embargo, la valoración final de las mismas señala que la intervención conjunta en el terreno de los yacimientos y de las reducciones de cotización "podría incluso ofrecer perspectivas interesantes para una política de conjunto que aprovechara la complementariedad entre estas dos estrategias: la política de fomento de la creación de empleo en los servicios puede centrarse en determinados sectores de la economía en los que existe una inadecuación evidente entre la oferta y la demanda de trabajo. De este modo, una estrategia alternativa de reducción de los costes de trabajo puede centrarse directamente en la mejora de la oferta." (COMISIÓN EUROPEA, 1995, pág. 37).

 Desde esta perspectiva, que es la del documento de la Comisión Europea titulado Iniciativas locales de desarrollo y empleo, que como señalan los autores del libro que comentamos, "enmarca toda la acción comunitaria sobre los nuevos yacimientos de empleo" (p. 154), ¿acaso no se hace confluir en la estrategia de los nuevos yacimientos el conjunto de las peores medidas de reforma del mercado de trabajo y de desarticulación del estado del bienestar?.

¿Cautivos del lenguaje?

 La utilización de nuevos conceptos suele reflejar la emergencia de nuevas ideas. Pero ¿siempre es así?. ¿Acaso el lenguaje no desempeña en ocasiones la función de enmascaramiento de una serie de realidades que, con frecuencia, tienden a lo peor?. Por ejemplo, en lugar de "yacimientos de empleo", podría hablarse también, en parte, de "trabajos de baja cualificación" en los servicios, lo que desde el punto de vista de su impacto mediatico le quita todo su valor. Pero lo de los "yacimientos" es un caso puntual. Otras expresiones que suelen acompañarla tienen mucha más enjundia; por ejemplo la de "concertación social", verdadera metáfora de la renuncia y que en otros tiempos simplemente se llamaba "conciliación entre el trabajo y el capital". O los muy populares "agentes sociales", que confunde, y no desinteresadamente, a los actores sociales con su versión institucionalizada.

 Confundir la realidad con sus descripciones más o menos opacas efectuadas desde determinadas perspectivas puede ser funcional a intereses más o menos indefinidos (o definidos perfectamente). Pero, ¿responde a las necesidades de aquellos que sólo en la claridad pueden esperar encontrar alguna esperanza?.

© Copyright: Vicente Casals Costa 1998.
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