Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. XIX, nº 1087, 25 de agosto de
2014
[Serie  documental de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

LICERAS RUIZ, Ángel. El Paisaje: ciencia cultura y sentimiento. Granada, Grupo Editorial Universitario. 2013. 200 p. [ISBN: 978-84-15953-39-5]

José Miguel Martínez López
Universidad de Almería

Recibido: 10 de mayo de 2014; aceptado: 15 de mayo de 2014


 

Palabras clave: paisaje, geografía, ciencia, patrimonio, sentimiento

Key words: landscape, geography, science, heritage, feeling




Hoy día el tema paisaje está de vigorosa actualidad, ocupa un lugar importante en muy diversos campos de conocimiento y cala cada vez más en las preocupaciones de la sociedad. Las inquietudes paisajísticas no han cesado de crecer paralelamente a las reivindicaciones ecologistas, y podría decirse que, de alguna manera, el paisaje está de moda. La conclusión: el término paisaje va más allá de las apelaciones a la nostalgia o a las evocaciones artísticas de interés para los puristas y estetas, para llegar a formar parte de nuestro vocabulario habitual.

El paisaje se ha erigido en un recurso importante y enormemente denotativo porque se muestra como reflejo de las relaciones entre la sociedad y el territorio, de los estilos de vida, de la historia y el patrimonio de quienes lo han vivido; nos identifica con la tierra; posee también valores económicos, culturales, estéticos y educativos; de él depende la calidad de vida de las persona…. Es por esto que el paisaje a todos nos interesa, puesto que, en definitiva, todos somos inquilinos de un mundo que cada vez se agota más, se nos queda más pequeño y cada vez tratamos más irresponsablemente.

El autor del libro objeto de la presente reseña, Ángel Liceras Ruiz, geógrafo y profesor de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Granada, España, nos recuerda cómo los paisajes constituyen nuestro marco existencial,  formamos parte de ellos, los recreamos y nos identificamos con ellos, pero no los conocemos. El alcance que el paisaje tiene en tantas dimensiones de nuestra personalidad y de nuestros intereses hace de su conocimiento y gestión un asunto prioritario y trascendente. Pero, como subrayaba Giner de los Ríos, es evidente que el paisaje sólo se abre a los ojos de quien sabe interpretarlo, sentirlo y disfrutarlo.

 

El concepto y contenido paisaje es complejo y amplio; de él se ocupan múltiples perspectivas disciplinares, con diferentes maneras de mirarlo; y de ello queda constancia en el presente texto con el reflejo de las contribuciones de autores de formación y campos científicos muy diversos: ingenieros de caminos, geógrafos, filósofos, paisajistas, historiadores, arquitectos, profesores y especialistas en estética, sociólogos, etc., por lo que su estudio resulta una tarea especialmente ardua.

El título de la obra refleja exactamente el propósito perseguido por su autor: abordar el contenido paisaje con un planteamiento integrador de contenidos del ámbito geográfico y otras ciencias sociales y físico-naturales, tratando de acercarlo al lector con una perspectiva y preocupación educativa, procurando su conocimiento y reconocimiento para valorarlo, disfrutarlo y protegerlo. Por ello los apelativos no podían ser más acertados: el paisaje es ciencia geográfica, contenido y objetivo fundamental de la Geografía; es cultura, que equivale a decir huella del pasado, resultado final y provisional de las acciones, las actividades y los pensamientos de sus habitantes; y, finalmente, constituye un sentimiento que puede ser profundo y duradero, vinculado con la historia de un pueblo o de una cultura durante un tiempo largo, o puede ser coyuntural y pasajero, es decir vivido por personas o grupos en un tiempo corto y expresado en múltiples códigos expresivos (ciencia, arte, literatura…).

Así, pues, el planteamiento que orienta el desarrollo de esta obra trata el paisaje desde  una triple perspectiva:

a) Como una realidad material y natural, o producida por los hombres. Es decir, en su dimensión “objetiva”, como base y matriz biofísica que expresa la combinación de los elementos naturales y humanos, cuyo estudio lo abordan prioritariamente las ciencias de la naturaleza como la geología, geomorfología, climatología, ecología, etc., u otras ciencias humanas de un fuerte componente técnico como la arquitectura. La consideración de estos componentes físicos estructurales es lo que el autor de esta obra trata como los aspectos de la ciencia.

b) Como producto social y expresión cultural, como patrimonio. El paisaje es también una obra colectiva que traduce unas formas de organización social en las que el hombre imprime el sello de sus capacidades y valores, interviniendo en este estudio la historia, la sociología, etc. La atención a las expresiones de la intervención del hombre sobre el medio se recoge aquí como componentes de la cultura.

c) Como ámbito cultural, y desde una perspectiva humanista y fenomenológica, el paisaje es también una representación mental, una vivencia, una representación, una forma de ver y de imaginar el mundo capaz de suscitar sentimientos y valoraciones estéticas y éticas. El estudio de cómo la imagen de esta realidad es percibida por su observador, siempre parcial y subjetivo, o por las personas que forman parte de un paisaje, cómo lo valoran y lo disfrutan, es objeto de conocimiento de la psicología, la filosofía o la historia del arte, y es lo que el autor trata como ingredientes del sentimiento.

Esta diversidad de componentes no significa separación sino que constituyen elementos integrados en una estructura sistémica en el espacio y en el tiempo que dan lugar a los paisajes. Y es la perspectiva geográfica -una ciencia de síntesis- la que trata de superar y conciliar este dualismo entre realidad objetiva y subjetiva, abordando el estudio del paisaje como una entidad relacional, medial (la medianza de Berque), que significa que el paisaje es a la vez totalmente natural y totalmente cultural. De hecho, el paisaje ha sido y es un objeto de estudio preferente de la ciencia geográfica moderna desde principios del siglo XIX.
Para Liceras, el conocimiento y domino de estas dimensiones del paisaje resultan unos instrumentos de alto valor formativo: “Ser capaces de describir los paisajes, saber qué los diferencia unos de otros, conocer su evolución y los procesos que los configuran, evaluar los elementos que los enriquecen o los empequeñecen, identificar el rol que desempeñan en la vida de las personas y de las colectividades, gozar con su contemplación, sentir el paisaje y crear una conciencia ecológica que mueva a su protección suponen aprendizajes muy estimables en la formación de toda persona. A nivel social, ¿qué mejores réditos pueden esperarse del conocimiento del paisaje, que el que los individuos lo conozcan, lo disfruten y se comprometan a protegerlo y conservarlo?”.

Con este planteamiento, el autor se adentra en lo que es la finalidad principal de su libro “…un planteamiento integrador de contenidos del ámbito geográfico y otras ciencias sociales y físico-naturales centrados en el estudio del paisaje, que implique profundizar en la materia y establecer lazos entre dichas disciplinas, posibilitando, a la vez, distintos niveles y honduras de interpretación que el lector, según sus necesidades e intereses, pueda manejar y adaptar, y que trascienda la propia dimensión informativa para convertirse en recurso de construcción y mejora personal”. Para responder a estos propósitos, la triple perspectiva del paisaje de la que hablábamos antes se desarrolla a lo largo de diez capítulos, aunque con desigual extensión, abordando un estudio del tema desde casi todos los puntos de vista:

El primer capítulo trata de la génesis, evolución y definición de la idea y el concepto paisaje, arrancando con sus orígenes en Oriente, pasando a Occidente y deteniéndose en el surgimiento y evolución en nuestro contexto geográfico y cultural de la palabra y noción de paisaje. Se adentra en el sentido actual del paisaje y termina el apartado ofreciendo la propuesta de una interesante definición que trata de integrar los rasgos más sobresalientes, las señas de identidad sustanciales que hoy día configuran la idea de paisaje y de las que arranca para su tratamiento a lo largo del texto: “El paisaje es una realidad espacio-temporal concreta, una expresión formal percibida e integrada por un conjunto de elementos, tanto visibles como invisibles, de origen natural, biológico y antrópico, relacionados entre sí, que constituyen un conjunto en continua evolución y transformación, al que cabe asignarle valores culturales y estéticos, y descubrir significados que definen su carácter y que interesa apreciar y proteger”.

Un segundo apartado lo dedica a profundizar en los componentes de los paisajes; en las relaciones de los elementos y factores naturales, bióticos y antrópicos que los forman; en el fenosistema (elementos del paisaje percibidos por los sentidos, semblante que expone el paisaje, las características visibles y sensibles de un territorio) y el criptosistema (conjunto de elementos y procesos no visibles que completan la realidad de los paisajes, elementos que no se pueden observar directa o físicamente sino que han de deducirse).

En el tercero toca la clasificación y tipos de paisajes como forma de organizar y proporcionar claridad a la infinidad de particularidades irrepetibles como aporta cada paisaje; la cantidad y diversidad de elementos, de componentes, de formas, colores, dimensiones, escalas, combinaciones y relaciones como pueden darse y establecerse en los paisajes, con objeto de hacer abordable su estudio con cierto grado de sistematicidad. Acogiendo las categorías clásicas (paisajes naturales, paisajes antropizados rurales y urbanos…), pero sin olvidar nuevas tipologías surgidas de la consideración del paisaje desde otras perspectivas más singulares y específicas (paisajes de frontera, paisajes híbridos, paisajes de conflicto, paisajes del turismo, los micropaisajes, etc.).

El cuarto capítulo se centra en las percepciones sensoriales, la observación y lectura como procedimientos fundamentales con los que captar la esencia y comprender el funcionamiento de los paisajes. Se profundiza en la observación como actividad explicativa, con sus condicionantes y modalidades, junto con los materiales y recursos que facilitan el desarrollo de estas actividades.

La lectura del paisaje con sus modalidades y finalidades; sus procedimientos (percepción, observación, las apariencias y los trasfondos explicativos); sus modalidades y condicionantes (directa e indirecta…); elementos (puntos, líneas, luz, color, formas, planos…); variantes (visuales, olfativos, auditivos, táctiles) y códigos de significación (posición, escala, contraste…) conforman los contenidos que se contemplan en el quinto apartado del texto.

En el sexto capítulo el autor se adentra en la consideración del paisaje como un sistema que cambia y evoluciona a lo largo del tiempo. Se trata la cuestión de los factores y procesos de cambio, las dinámicas y ritmos de evolución del paisaje. Estos cambios escriben la historia de los paisajes y, a su vez, en los paisajes culturales se refleja la historia de los habitantes que los han configurado. También se examina la importante cuestión de los impactos y sus efectos, así como la protección del paisaje.

El análisis, interpretación y valoración del paisaje es el contenido que se desarrolla en el séptimo capítulo. Descubrir las relaciones entre los elementos; generalizar los esquemas de estudio; la valoración objetiva, social, individual y subjetiva del paisaje; los métodos y modelos de evaluación del mismo son también contenidos sustanciales que se estudian en este módulo, sin soslayar posicionamientos en el debate evolución-cambios-conservación-protección de los paisajes.

La dimensión del paisaje como herencia y patrimonio, natural y cultural; como reflejo simbólico e identitario de unos individuos y colectivos sociales; identidad forjada en el tiempo y en la cultura que conecta un paisaje con el carácter y el espíritu de sus habitantes y forjadores, es el contenido a cuyo estudio se dedica el capitulo ocho. El autor señala también la faceta patrimonial del paisaje como fuente de inspiración para composiciones artísticas (en la pintura, la música, la literatura, el cine y las artes en general), lo que acentúa su carácter como elemento conformador de la memoria colectiva de los pueblos. Especialmente sugestiva resulta en este capítulo la parte dedicada al tratamiento de los “otros” paisajes culturales (los paisajes cotidianos; los paisajes emocionales; los paisajes del cuerpo; los paisajes de la invisibilidad; del miedo, etc.). El desarrollo final de este octavo capítulo se centra en la cuestión de la pérdida de identidad de los paisajes, en los paisajes banales, los paisajes estandarizados, los paisajes de la globalización, como ejemplos de la “negación del paisaje”.

La relación espiritual con el paisaje, el paisaje como vivencia estética y sentimiento, como ámbito dotado de sentido y cargado de significaciones profundas cuyo hallazgo depende, en buena medida, de las capacidades imaginativas, sentimentales y creativas que cada observador sepa proyectar sobre él. De manera que el sentimiento del paisaje no está fundamentado en él mismo sino en el reflejo del estado anímico del espectador, de su relación estética y espiritual con el paisaje. Es la conclusión que se desprende de lo abordado en el noveno capítulo. Estas consideraciones posibilitan una visión fuertemente educativa: “a la ética por la estética”, porque es precisamente la educación estética de la mirada la que mejora la visión ética del mundo. Y es que la ética no puede disociarse del paisaje como medio de entronizar una vía de aprecio, concienciación, respeto y protección de los paisajes.

El texto finaliza con un apartado, el décimo, en el que se aborda el valor formativo de la enseñanza del paisaje como objeto de estudio preferente de la ciencia geográfica, aunque no exclusivo de ella ya que puede ser abordado desde diversas áreas curriculares (especialmente de las Ciencias Sociales y de las Ciencias Naturales) y en cualquier nivel de enseñanza, lo que refuerza una enriquecedora visión multi e interdisciplinar que facilita la aproximación a esta compleja realidad espacial y el desarrollo de contenidos, procedimientos y metodologías de estudio muy relevantes. El autor se centra aquí en el estudio del paisaje en la Educación Obligatoria, y aprovecha el enorme potencial formativo del tema para destacar la necesidad de que los individuos comprendan las relaciones hombre-territorio, para que puedan abordar y resolver los problemas espaciales que más cotidianamente se les presentan. Desglosa objetivos y competencias a desplegar en el estudio del paisaje, sugiere planteamientos didácticos y aporta orientaciones metodológicas y guías para tratar el paisaje como tema de aprendizaje en la enseñanza de la Geografía y de las Ciencias Sociales.

En, conjunto se trata de un texto bien ensamblado, con notable claridad expositiva y estructura literaria. En el desarrollo de los apartados, bastante completo y exhaustivo,  acierta a integrar contenidos del ámbito geográfico y otras ciencias sociales y físico-naturales centrados en el estudio del paisaje; recurriendo con referencias, según sea la temática correspondiente, a la obra de geógrafos e historiadores, filósofos y educadores, poetas y literatos, pensadores de ayer y de hoy, españoles y extranjeros, orientales y occidentales, conocidos y menos conocidos, pero todos aportadores/as de ideas y pensamientos pertinentes y relevantes a la cuestión tratada; facilitando profundizar en la materia y establecer lazos entre dichas disciplinas y, a la vez, posibilitando distintos niveles y honduras de interpretación.

Este trabajo es, en definitiva, el resultado de una elaboración teórica (amparada en una excelente revisión bibliográfica) y práctica del autor (en su experiencia docente y en el “trabajo de campo” de los itinerarios didácticos que desarrolla en los programas de las asignaturas que imparte, donde cobran pleno sentido los planteamientos teóricos).

En consecuencia, y en mi opinión, por su temática, tratamiento y aportaciones este libro debe constituir, a partir de ahora, un referente fundamental en las líneas de investigación, trabajo y enseñanza en Didáctica de la Geografía y de las Ciencias Sociales.

 

Bibliografía

BERQUE, A. Mediance: de milieux en paysages. Montpellier-Paris: Reclus. 1990.

BERQUE, A. El pensamiento paisajero. Madrid: Biblioteca Nueva. 2009.

GINER DE LOS RÍOS, F. Paisaje I, II en La Ilustración Artística. Barcelona, nº 219 y 220, pp. 91-92. y 103-104. Artículos reproducidos en Boletín de la Institución Libre de Enseñanza, II Época, 34-35, [1886],1999, p. 95-102.

LICERAS RUIZ, A. Observar e interpretar el paisaje. Estrategias didácticas. Granada: Grupo Editorial Universitario, 2003.

LICERAS RUIZ, A. Didáctica del paisaje. Íber, Didáctica de Las Ciencias Sociales, 2013,nº 74, p.85-93.

ORTEGA CANTERO, N. La visión del paisaje de Francisco Giner de los Ríos. Boletín de la Biblioteca del Ateneo. 2003, Segunda Época – Año IV, nº 13, p. 21-30.

 

© Copyright: José Miguel Martínez López, 2014.
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Ficha bibliográfica:

MARTÍNEZ LÓPEZ, José Miguel. Reseña de LICERAS RUIZ, El paisaje: ciencia, cultura y sentimiento. Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 25 de agosto de 2014, Vol. XIX, nº 1087 <http://www.ub.es/geocrit/b3w-1087.htm>[ISSN 1138-9796].


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