Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. XX, nº 1111, 15 de febrero de
2015
[Serie  documental de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

DE FERRARA A LA CIUDAD DE MÉXICO PASANDO POR CHICAGO:
LA TRAYECTORIA ARQUITECTÓNICA DE ADAMO BOARI (1863-1904).

Martín M. Checa-Artasu
Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa

Recibido:17 de noviembre de 2014; aceptado: 19 de diciembre de 2014


 

De Ferrara a la Ciudad de México pasando por Chicago: la trayectoria arquitectónica de Adamo Boari, 1863-1904 (Resumen)

Se presenta la desconocida trayectoria profesional del ingeniero italiano Adamo Boari entre 1897 y 1904, años en los que trabaja entre Chicago y Ciudad de México. En Chicago proyectó algunos rascacielos y propuestas de vivienda social. En México, participó en concursos de arquitectura promovidos por el gobierno de México y recibió encargos de las autoridades eclesiásticas para la construcción de grandes templos en estilo historicista. Su trayectoria culminará en 1904, cuando el gobierno mexicano le encargue la construcción del Teatro Nacional, una de las obras maestras de la arquitectura del régimen porfiriano.

Palabras clave: Adamo Boari, Porfiriato, arquitectura, México, historicismo.


 

From Ferrara to the City of Mexico through Chicago: the architectural career of Adamo Boari, 1863-1904 (Abstract)

It shows the unknown professional trajectory of Italian engineer Adamo Boari between 1897 and 1904, years when he worked among Chicago and Mexico City. In Chicago, he projected some skyscrapers and social housing proposals. In Mexico, he participated on architectural competitions promoted by the Mexican government and received commissions from ecclesiastical authorities to the construction of large temples in historicist style. His trajectory will culminate on 1904 when the Mexican government assigned him the construction of National Theatre, one of the masterpieces of architecture of the Porfirian regime.

Key words: Adamo Boari, Porfirian regime, architecture, Mexico, historicism.


 

El ingeniero italiano Adamo Boari es notoriamente conocido en México por haber sido el proyectista del Teatro Nacional, el actual Palacio de Bellas Artes, una de las obras arquitectónicas más relevantes del Porfiriato. Sin embargo, su trayectoria tanto vital como profesional es poco conocida y apenas en la bibliografía existente se encuentra algún estudio específico en relación a su pensamiento arquitectónico[1], siendo algo más numerosos los trabajos sobre su obra principal en México, el Teatro Nacional, hoy conocido como el Palacio de Bellas Artes (figura 1)[2].

Figura 1. El Teatro Nacional o Palacio de Bellas Artes, proyecto de Adamo Boari, iniciado en 1904.
Fuente: Martín Checa-Artasu, noviembre de 2014

Es a través de esos ejercicios que sabemos de algunos de los proyectos que desarrolló en México entre 1897 y 1916, años en los que está vinculado al país. Propuestas que las más de las veces, quedaron en el papel y sólo en unos pocos casos, fueron construidas. Entre estas últimas, destacan dos iglesias de factura historicista: la catedral de Matehuala, en San Luis Potosí y el Templo Expiatorio del Santísimo Sacramento en Guadalajara, en Jalisco. Se trata de dos templos de culto católico para los cuales Boari desarrolló proyectos que tomaron como estilo inspirador el románico en un caso, y el gótico en otro. Estilos que se habían desarrollado en suelo italiano, su patria de nacimiento.  Templos que “mutatis mutandis” al menos en sus fachadas principales y en su tono estilístico, han llegado hasta nuestros días, aun cuando en ambos casos fueran culminados por otros arquitectos que realizaron modificaciones más o menos significativas en los mismos.

El análisis de estos edificios religiosos resulta relevante por varios aspectos. El primero porque sirven de puntos de anclaje para entender los primeros años de la trayectoria profesional de Adamo Boari en México, iniciada en 1897  con su participación en el concurso internacional para la realización del palacio legislativo y que culmina en 1904 con el encargo del Teatro Nacional. Una etapa inicial marcada por varios viajes a México desde Chicago donde Boari tiene su despacho y por el establecimiento de relaciones personales y profesionales con algunos personajes clave del régimen porfiriano.

Un segundo aspecto es el relativo al pensamiento arquitectónico que se percibe tras estas dos obras de arquitectura religiosa.  Ambas de factura claramente historicista, apegada a estilos medievales como el románico y el gótico, y que permiten establecer dos características propias de la obra del arquitecto e ingeniero Boari. El apego al pasado arquitectónico como elemento inspirador de cierto tipo de edificios con funciones también marcadas por el peso de la historia, este es el caso de los templos religiosos, y sobre todo, el uso, quizás excesivo, de la técnica del copiado, más o menos detallado, de obras del pasado en sus proyectos en suelo mexicano.   

Atendiendo a todo ello, las líneas siguientes son un acercamiento a la obra y a la progresión profesional de Adamo Boari.  Desde sus inicios en el mundo de la arquitectura, centrándonos con mayor detalle, entre 1897 y 1904, años capitales donde cimentará su vinculación con México que le permitirá desarrollar su obra más significativa en el país, el palacio de Bellas Artes. De igual forma, de forma específica, presentaremos un somero análisis de los templos arriba mencionados.

Así, para poder detallar ese acercamiento hemos considerado la revisión de las noticias aparecidas en la prensa en ese lapso de tiempo, vinculadas con los proyectos y acciones de Boari. Una información que ha sido complementada con diversos materiales localizados tanto en el Archivo histórico del Arzobispado de Guadalajara como en el Centro de Estudios de Historia de México CARSO, así como, por la revisión de diversas fuentes bibliográficas que de forma directa o indirecta han analizado aspectos concretos de la obra de Adamo Boari.

Una notas biográficas sobre Adamo Boari. De Ferrara a Chicago, pasando por Brasil (1863-1896)

Adamo Boari (figura 2) nació en Marrara, cerca de Ferrara, Italia,  el 22 de octubre de 1863, siendo uno de los hijos del matrimonio formado por Vilelmo Boari y Luigia Bellonzi[3]. Inicia sus estudios de ingeniero civil en Università degli Studi di Ferrara,  convertida en universidad libre desde la independencia italiana, donde sólo cursará dos años y concluye sus estudios de ingeniero, desarrollados durante tres años más,  en la Università di Bologna en 1886[4].

Figura 2. Retrato de Adamo Boari hacia 1900
Fuente: Fierro, 2014

Tras su titulación realizará algunos trabajos de ingeniería contratado por empresas del norte de Italia, en concreto, labora con el ingeniero Amico Finzi en el proyecto para la estación de ferrocarril de Oggiono[5]. Tres años más tarde, en septiembre de 1889, se embarcará con destino a Brasil,  iniciando así, su andadura profesional fuera de Italia.  En el país amazónico trabajará desde Rio de Janeiro, en un proyecto para la primera Esposizione italiana di Architettura, a celebrarse en Turín en 1890,  lo que hace suponer que tenía algunos contactos entre los arquitectos e ingenieros italianos afincados en esa ciudad[6].   Es en este momento que viaja a la Argentina y a Uruguay, donde al parecer vislumbró algunas posibilidades laborales que no se concretaron[7].  Hacía mediados de 1891 trabaja en el trazado de ferrocarriles en la región de Santos y Campinas. Tarea que hará que enferme de fiebre amarilla, lo que le hará pensar en retornar a Italia[8]. Sin embargo, una propuesta de trabajo o la posibilidad de la misma, llegada desde Chicago, parece que le hace reconsiderar ese retorno y entre mediados de 1892 e inicios de 1893 se traslada a esa ciudad estadounidense, donde es contratado por la firma Burnham & Root, quien desde mediados de 1890 era la encargada del desarrollo constructivo de los pabellones para la World's Fair Colombian Exposition. Un evento  que pretendía por un lado, conmemorar el cuarto centenario del descubrimiento de América por Colon y por otro lado, mostrar al mundo el potencial industrial y económico de la floreciente ciudad de Chicago[9].  Aunque apenas sabemos de las labores precisas de Boari en dicho proyecto, parece que estuvo encargado del diseño del edificio de la administración de la feria. A pesar de esta falta de información sobre sus  actividades, a manera de hipótesis podemos inferir que su labor en esta empresa lo doto de las primeras influencias en diversos aspectos relacionados con el ejercicio de la arquitectura, así como, de una serie de relaciones personales que en los años venideros le serían de utilidad[10].

Por un lado, conocerá de primera mano, la forma de trabajar en y de las grandes empresas de arquitectura, la Burnham & Root, era considerada uno de las más grandes del mundo. Además de ello, convivirá laboralmente con importantes arquitectos de Chicago, como el principal socio de la firma  David Hudson Burnham (1846-1912), éste considerado el fundador de la Escuela de Chicago de arquitectura, proyectista de numerosos edificios en distintas ciudades norteamericanas y diseñador junto con Edward H. Bennett, entre  1906 y  1909, del plan urbanístico para Chicago[11]. También, hará lo propio con jóvenes y prometedores arquitectos estadounidenses como Joseph W. McCarthy o Dwight Heald Perkins quienes laboraban en dicha firma. Asimismo, conocerá a otro colaborador de la firma, el ya consolidado Louis Henry Sullivan.   De esa convivencia a buen seguro tomaría varias enseñanzas y algunas influencias, quizás una de las más claras es el gusto por los estilos clásicos, una de las obsesiones de Burnham; el uso de las formas arquitectónicas del pasado, como base del diseño de edificios con funciones específicas y el uso de ciertas técnicas para la construcción de edificio de gran envergadura, muy al uso en Chicago en esos años.

Por otro lado, en términos de conocimiento arquitectónico será uno de sus primeros contactos con la arquitectura ferial y del paisaje, puesto que en el proyecto de la World's Fair Colombian Exposition, Frederick Law Olmsted, será el encargado de proyectar el parque de atracciones sobre las 290 hectáreas de lo que actualmente es el Jackson Park. Olmsted para esos años era un connotado diseñador de jardines y parques con obra en varias ciudades de Estados Unidos, siendo su obra más relevante el Central Park de Nueva York.  Este primer contacto, será sin duda, una forma de conocer las formas de integración de la naturaleza en la ciudad a través de los jardines. Un aspecto que al parecer siempre tuvo presente en sus proyectos Boari y que retomará en 1908 cuando tenga diseñar la conexión entre la Alameda del paseo de Reforma y la plaza del palacio de Bellas Artes[12].

Además de ello,  la celebración del evento en sí, entre mayo y octubre de 1893, que contó con la asistencia de más de 27 millones de personas, debió ser un estímulo, en muchos sentidos, para el joven Boari, que contaba con apenas 30 años de edad, para abrirse camino en el mundo de la arquitectura.

En 1894,  Boari abandona esa firma de arquitectos, la misma se disolvió tras exposición universal, para pasar a trabajar  en el despacho de Dankmar Adler y Louis Sullivan[13], haciendo los dibujos estructurales del Guaranty Building de Buffalo y más tarde, los diseños interiores menores del Auditorium Building de Chicago.  Para 1896, lo localizamos trabajando por su cuenta, ubicado en el despacho número 1106 del Steinway Hall en Chicago[14]. Un edificio de oficinas diseñado por  Dwight H. Perkins, por encargo de Burnhan, quien tras la exposición había vuelto a su trabajo en la oficina de planificación en el Ayuntamiento de Chicago.   Lo cierto es que la instalación y su posterior vivencia profesional en ese edificio no será un hecho baladí. En el mismo, Boari compartirá espacio y convivirá con una pléyade de arquitectos que proyectaran en un entorno competitivo pero a la vez, dinámico e innovador como el de Chicago, una ciudad que por aquellos años proyectaba rascacielos y era ejemplo de la prosperidad económica estadounidense que incentivaba la construcción, el diseño y la innovación arquitectónica a través de concursos y proyectos.   Así, en el Steinway Hall se darán cita, además de Perkins, Henry Walter Tomlinson,  R. C. Spencer Jr., los hermanos Irving,  Allen Pond, Marion Mahony, Jules Guerin, Arthur H. Niemz y Frank Lloyd Wright.  Con estos dos últimos compartiría el despacho entre 1901 y 1903, año de su probable traslado a México[15].  Esa convivencia, permitirá a Boari integrarse en el grupo denominado “The eighteen”, formado por muchos de los jóvenes arquitectos arrendatarios en el Steinway Hall quienes mientras cenaban  debatían y discutían múltiples aspectos de su actividad profesional.

Esa inserción tan dinámica en el mundo de la arquitectura, le obligará a obtener una acreditación para ejercer como arquitecto, hecho que conseguirá en 1899, a través de la Chicago Architectural Board[16]. Además de ello, Boari, en ese espacio laboral, tendrá como colaborador al estadounidense Walter Burley Griffin (1876-1937), quien de hecho, auxiliará a otros de los arquitectos allí residentes. Éste se titulara como arquitecto en 1901 por la Universidad de Illinois, desarrollando una connotada trayectoria como urbanista y arquitecto del paisaje. Su obra más relevante fue el proyecto urbano para Canberra, la nueva capital de Australia, obtenido en un concurso internacional en 1912. Griffin a buen seguro, participó activamente en toda la serie de proyectos que Boari desarrolló tanto en Chicago como en México, entre 1894 y 1903, momento en que pasará a ser ayudante de Lloyd Wright en su estudio de Oak Park[17].

Boari a caballo de Chicago y la Ciudad de México (1894-1904)

Los años comprendidos entre 1894 y 1904 será un periodo de frenética actividad para Boari con proyectos, surgidos sobre todo a través de concursos, en Estados Unidos, México e incluso, en Italia. Mismos que realizará desde su despacho en el Steinway Hall de Chicago y que en algunos casos, le obligaran a viajar a los lugares donde debe erigirse el edificio a proyectar.

Así, el 15 de noviembre de 1897 The Evening Telegraph nos informa del arribo de Boari al Hotel Jardín de la ciudad de México, establecimiento donde residirá en sus estancias en la capital. Es la primera visita al país y será de poco más de una semana. En esta ocasión, viene por los asuntos referentes al concurso internacional convocado por el gobierno mexicano para el desarrollo del palacio legislativo en el que participará. Con la visita busca conocer el terreno donde se pretende construir dicho palacio. 

A finales del mes de abril de 1898, ante la presentación de los proyectos, la prensa menciona el estado del concurso para el palacio legislativo donde Boari ha participado con el lema: “St. Georgius equitum patronus est in tempestate seguritas[18]. El italiano obtendrá el segundo lugar en el concurso arquitectónico por el Palacio Legislativo, pues el primer lugar quedará desierto[19]. A pesar de ese resultado, turbios manejos e intereses personales y políticos concedieron el concurso al arquitecto italiano Paolo Quaglia, cuya propuesta no había merecido el interés del jurado[20]. En los siguientes meses, Boari verá como el jurado del concurso lo premia con la mitad del importe correspondiente al segundo premio, 7.500 pesos, aduciendo la calidad de la distribución de la planta baja del futuro palacio, presentada en su proyecto[21].

Curiosamente, el concurso del palacio legislativo, aun y no haberlo ganado y presentar una serie de problemas en cuanto al pago de la totalidad del premio que le correspondía,  le abrirá las puertas de México y le permitirá tener relaciones directas con los personajes más prominentes del gobierno de Porfirio Díaz.

El 18 de junio de 1898, de vuelta en el país, en una visita que durará algunos meses es recibido en audiencia por Porfirio Díaz en calidad de ganador del concurso arriba mencionado. Es muy posible que de esa cita surgiera la propuesta de un monumento escultórico para Díaz, que jamás se llevaría a cabo.  Un proyecto en el que el italiano a través de una estructura piramidal  pretendía mezclar elementos escultóricos de raíz indígena como nopales o magueyes junto con elementos clásicos como guirnaldas o musas, rematándolo con una estatua ecuestre del presidente.[22]

También, durante esa estancia en México se encontró con el obispo de San Luis Potosí, Ignacio Montes de Oca y Obregón, a quién al parecer había conocido en Chicago, para concretar el proyecto de iglesia catedral para Matehuala, en el estado de San Luis Potosí, del que hablaremos en detalle, unas líneas más abajo.

Más allá de lo profesional, aprovecha su estancia para visitar las ruinas de Mitla en Oaxaca, entre otros lugares,  pues se declara interesado en la arquitectura antigua que hay en México[23]. Un interés que acabará integrándolo en su pensamiento arquitectónico y tendrá reflejo en algunos aspectos del Palacio de Bellas Artes[24].

Estando aún en México recibe la petición desde el obispado de Nuevo León para desarrollar un proyecto para una nueva catedral en Monterrey [25]. La petición se concretó el 12 de julio de 1898. Boari quedo encargado de “la formación del proyecto de un gran templo que se piensa construir en Monterrey [26]. Poco más sabemos del mismo, a falta de una exhaustiva búsqueda en archivos, pero todo parece indicar que el mismo no pudo desarrollarse por la magnitud del proyecto y la gran demanda de recursos que exigía.

A mediados de agosto de 1898, estando todavía en México, recibe la notificación de que ha sido galardonado con el segundo premio de la Luxfer Company Competition en Chicago, con el diseño de dos rascacielos a base de los Luxfer Iridian prism[27],  prismas de vidrio fabricados por esa compañía que permitían el paso de luz filtrada a los interiores de los edificios[28].   El concurso nos alerta que Boari desarrolla primera vez un  proyecto de rascacielos y edificio de oficinas que en aquellos años, ocupaba a los arquitectos en Chicago y en otras ciudades estadounidenses.  En términos arquitectónicos, ambos edificios se resuelven como estructuras cúbicas cubiertas de los prismas de vidrio, ya mencionados, a manera de muros cortina continuos. En ambos proyectos los edificios planteados culminan en sus cubiertas con una decoración de tonos clasicista a manera de frisos y acroteras.

A principios de octubre de 1898 vuelve a Chicago, tras visitar distintas ciudades mexicanas[29]. Muy probablemente, es en la correspondiente visita a la capital tapatía cuando traba contacto por primera vez con el arzobispado de Guadalajara, quien al poco tiempo, le encargará varios proyectos relacionados con la construcción de iglesias y santuarios, que analizaremos más abajo. Profesionalmente, la estancia de casi  cinco meses en México ha sido provechosa. Ha recibido el encargo para crear un conjunto ecuestre para Porfirio Díaz con el que ha trabado una excelente relación y distintos actores vinculados a la Iglesia católica mexicana, le han solicitado proyectos de templos.  

Un año y medio después, a mediados de marzo de 1900, se informa de un nuevo arribo de Boari, a México. Llega al país con su flamante título profesional de arquitecto que ha obtenido en 1899 en Estados Unidos.  Esta vez viene para dirigir las obras del templo de Matehuala y ver posibilidades de desarrollar algunos proyectos de vivienda obrera en México[30].  Será una estancia de apenas seis meses, pues a principios de agosto de 1900 vuelve a su despacho en Chicago[31]. Cabe mencionar aquí en relación a la vivienda obrera, que en el año anterior, 1899, un proyecto suyo ha quedado en el cuarto lugar del concurso para vivienda obrera que había organizado The Charity Organization Society of New York.  Lamentablemente, desconocemos si Boari llegó a plantear formalmente algún proyecto de vivienda obrera en México y si éste tenía algún parecido al que había presentado al concurso estadounidense, basado en un plano donde las habitaciones tenían un carácter modular y se extendían maximizando el espacio a lo largo y ancho de la planta de un edificio de viviendas en altura. 

El 18 de abril de 1900 solicita audiencia con el Ministro de hacienda, José Yves Limantour con el que tratará el tema de la falta de pago de la mitad del premio que le corresponde por el concurso del palacio legislativo. Un asunto en el que la legación italiana en México también estaba mediando[32]. En esa reunión le surge una nueva propuesta de proyecto, el diseño de un hotel en el solar donde se encuentra el asilo de pobres de la ciudad de México y del que no conocemos si tuvo resolución alguna[33].  Es a partir de esta fecha que Boari establecerá una correspondencia más o menos fluida con Limantour, que aumentará a medida que la obra del Teatro nacional evolucione.

Durante esta estancia, Boari trabará relaciones acudiendo a diversos actos que organiza la colonia italiana que reside en ciudad de México. Un hecho que hace suponer que en ya en la mente de Boari se vislumbraba la posibilidad de instalarse profesionalmente en México. El 21 de mayo de 1900  acude a la recepción del nuevo embajador de Italia en México[34]. Participará activamente en el diseño de la decoración para el homenaje fúnebre que se hará en la iglesia de Santo Domingo, al rey de Italia, Humberto I, asesinado 29 de julio de 1900 a manos del anarquista Gaetano Bresci[35].

Ya establecido en México, a partir de 1902 o 1903, esa relación con la comunidad italiana se exacerba siendo a través de la misma donde conocerá a su mujer, María Dandini Jáuregui (1883-1955), hija de un comerciante italiano asentado en México, Saverio Dandini de Silva  y de Manuela Jáuregui Baric (1842-1916), ésta última de una familia tapatía de abolengo[36]. Cuatro meses más tarde,  en enero de 1901, regresa de nuevo a México.  Un retorno que se antoja fue determinante para tomar la decisión de instalarse en la ciudad de México e iniciar su carrera profesional en el país.

El 22 de enero de 1901, se encuentra alojado en el Hotel Jardín, desde donde remite a Limantour  “un estudio preliminar de la nueva planta del Teatro Nacional[37].  Esta información se publicará, dos días más tarde en la prensa mexicana[38]. Se trata de la primera referencia de su actividad en el teatro nacional. Hecho que nos informa, además, del papel determinante en el proyecto de Limantour y nos aproxima a los entresijos en la forma como Boari acabó obteniendo el proyecto del Teatro Nacional.

A mediados de 1901 entregará los planos definitivos del templo Expiatorio de Guadalajara que serán tomados por la comisión constructora de dicho templo como base para su construcción[39]. Un año más tarde, recibe el encargo para diseñar y construir el Palacio de Correos, junto con el ingeniero militar Gonzalo Garita. Será con este ingeniero con quien plantee el proyecto definitivo del teatro nacional que iniciará su construcción en  1904.

Las iglesias diseñadas por Boari. Historicismos entre la inspiración y los deseos de la Iglesia

En las líneas precedentes hemos documentado como entre 1898 y 1901 Adamo Boari recibe encargos para realizar proyectos de templos religiosos, uno para el obispado de San Luis Potosí y otros para la archidiócesis de Guadalajara.  Se trata de proyectos en los que el arquitecto Boari tomará como referencia estilística, los estilos medievales del románico y del gótico, tomando como ejemplos en los que inspirarse casi hasta la copia formal, templos europeos de esos estilos, uno en suelo francés y otro en italiano.  El hecho que Boari proyecte los templos mexicanos como cuasi copias de otros ya existentes nos pone sobre el aviso de un pensamiento arquitectónico que toma del pasado aquella arquitectura que se considera aún útil para la concreción de edificios con funciones y características específicas, como serán las iglesias. Una utilidad que presupone un conocimiento, basado en la investigación, de esas formas históricas y medievales en las que se inspira. Con todo no puede obviarse que Boari era ingeniero civil y que además, había bebido de otras influencias arquitectónicas en Chicago donde lo histórico de la arquitectura quedaba como un elemento decorativo pero también se basaba en un encasillamiento funcional. Es decir, había un estilo arquitectónico apegado a la historia de la arquitectura que sólo podía ser usado en relación a la función del edificio que se iba a construir. Es desde estos considerandos que debemos entender los proyectos de iglesias historicistas que Boari desarrollará en México a caballo del siglo XIX y del siguiente.

La catedral de la Inmaculada Concepción de Matehuala, San Luis Potosí

El 19 junio de 1898, la prensa mexicana informaba con cierto detalle que Boari iba a construir un templo gótico en Matehuala, un encargo que le había hecho el obispo de esa diócesis, Ignacio Montes de Oca y Obregón,  a quien  había conocido en Chicago.  El proyecto para este templo será realizado en estilo gotizante y será casi una copia de un edificio religioso que en 1883 se había concluido en Lyon, Francia: Saint Joseph de Brotteaux (ver figura 3)[40]. Era esta una obra que “sensu strictu” no era gótica, ni medieval y sí una versión decimonónica de ese estilo proyectada por un arquitecto protestante: Gaspard Abraham André (1840-1896)[41]  Un arquitecto que ya acumulaba una notable experiencia en el diseño de teatros, como los de Ginebra y Theatre des Celestins en Lyon, en villas y casas señoriales en la capital de la región Ródano-Alpes  y que entre 1879 y  1884 proyectaría un gran templo protestante en Lyon de muy parecida factura al que inspiro a Boari.

Sin mencionar esa inspiración francesa, la prensa describe las características del templo a construir[42]:

“El templo será de estilo gótico lombardo muy severo en su fachada en la que predominan detalles de arquitectura bizantina. Está rodeado con una plataforma que hace las veces de atrio con su balaustrada. Se llega a la puerta principal por una escalinata de nueve peldaños. Sobre esta puerta se ve una gran ventana circular que ira cubierta con cristales polícromos que han de producir un hermoso efecto. El centro de la fachada esta coronado con un tímpano rematado éste con una pequeña cruz griega. Las torres del mismo estilo gótico lombardo son de un solo cuerpo, con sus remates abovedados en tejas rojas. La cúpula es pequeña y sin ventanas. Esta construcción importará 150.000 pesos aproximadamente. El proyecto ha quedado aprobado.”

Aun y esa descripción que la prensa otorga al templo, notablemente académica, la comparación de ambos templos demuestra que el situado en Lyon ha inspirado el que se construirá en Matehuala.  Según algunas fuentes esa inspiración, casi copia,  fue un designio del obispo de San Luis y no tanto fruto  del saber hacer  de Boari, quien tomaría las indicaciones del obispo y desarrollaría el proyecto a imagen y semejanza de la iglesia lionesa[43]. Con todo, parece probable que Boari conociera ese templo a partir de las informaciones que en revistas y otras publicaciones llegaban a Estados Unidos sobre edificios que habían sido concluidos en fechas recientes y que formalmente eran relevantes arquitectónicamente (figura 3)

 

Figura 3. Comparativa entre la Catedral de Matehuala, en San Luis Potosí (México) arriba y la iglesia de Saint Joseph de Brotteaux en Lyon (Francia), abajo
Fuentes: Foto Martin Checa Artasu, 2014. Grabado extraido de Aynard, 1898. Kyoto Library, 2000

Ya en México,  creemos que Boari hizo al menos un par de visitas a la obra potosina. Pero a la larga, no podrá atender la construcción de la misma, probablemente, porque aún residía en Chicago y a partir de 1902, por sus obligaciones en Ciudad de México con distintos proyectos. Ya en la primera década del siglo XX, concluirán el templo el arquitecto Manuel Torres Torija y el maestro de obras José R. Cortés[44]. Serán ellos los que cubrirán las naves y culminarán la decoración interior y de la fachada principal.  Las torres de este templo, quedaron inacabadas, seguramente por motivos económicos y por el parón de obras que la Revolución impuso en muchos lugares del país.

El proyecto de Santuario de la Virgen del Carmen en Atotonilco el Alto, Jalisco

Como ya indicábamos más arriba, durante los meses de septiembre a octubre de 1898 Boari visitará Guadalajara, en el marco de una serie de visitas que realiza a distintas ciudades mexicanas.  Es muy probable que ese momento trabara relaciones con algún personaje prominente de esa archidiócesis, recibiendo varios encargos de la misma.

Tras la visita, unos meses más tarde, el 14 de enero de 1899 una nota de prensa aparecida en El Imparcial indica lo siguiente[45]

 “En la propia población [Atotonilco el Alto]  y bajo la dirección del Señor Adamo Boari bien conocido en esa capital, se han emprendido obras para la reedificación del templo parroquial y edificación de un hospital y una casa de ejercicios. Los proyectos aprobados son muy hermosos y débase la promoción de estas mejoras al sacerdote Sánchez Aldama que ejerce allí de cura de almas.”

Esta noticia nos lleva a destacar un asunto del que sólo podemos hablar en términos hipotéticos.  ¿Cómo Boari establece relaciones con el Arzobispado de Guadalajara?   Parece que el primer contacto con la archidiócesis de Guadalajara lo hace a través del inquieto párroco de Atotonilco Alto, Celso Sánchez Aldama, para quien diseña un santuario. Es posible que ese proyecto propiciase otro mayor, más significativo como sería el del templo expiatorio del Santísimo Sacramento, que le fue encargado con menos de un año de diferencia.  Con todo, en ese contacto, debió ayudar mucho la fama del ingeniero italiano en México quien se sabía, había participado en el concurso internacional para el Palacio Legislativo y que además, había aparecido citado en la prensa nacional como autor del proyecto de un templo catedral en Matehuala y de otro proyecto para un templo de grandes dimensiones en Monterrey. 

El hecho es que entre 1899 y 1901, Boari realiza varios proyectos para el Arzobispado de Guadalajara. Sólo en dos de ellos ha quedado rastro documental.  El templo expiatorio del Santísimo Sacramento en Guadalajara y  un proyecto para el Santuario de la Virgen del Carmen en Atotonilco el Alto. De éste último, se conserva una copia del plano del mismo[46], en el Archivo histórico del Arzobispado de Guadalajara donde se muestra que el promotor del proyecto era el sacerdote de dicha población, el ya mencionado Sánchez Aldama, siendo el arzobispo de Guadalajara: Jacinto López y Romo, quien recordemos fue prelado entre agosto de 1899 a diciembre 1900[47].

El proyecto de santuario para Atotonilco (figura 4) nos presenta una iglesia de tres plantas, la central más alta que las laterales, con una decoración claramente goticista, centrada en un torre con un contundente pináculo en la fachada principal que contiene archivoltas, gabletes y un rosetón, así como, arcos conopiales en las ventanas y arbotantes de sostenimiento en la cubierta. En planta, se observa que las instalaciones propias de un santuario, así como, la sacristía y otras dependencias se situarían a la espalda del templo. De igual forma, tendría un atrio rodeado por una barda perimetral. Toda la estructura del templo se situaría en un altozano rocoso a tenor del dibujo realizado por Boari, lo que hace suponer, que el santuario estaba pensado para emplazarse en algún cerro cercano a la población. 

Figura 4. Croquis del proyecto de Santuario en Atotonilco Alto, Jalisco, realizado por Adamo Boari en 1899
Fuente: AHAGDL,  Gobierno, Parroquias, Planos, PLA 3.1 Santuario de la Virgen del Carmen, Atotonilco el Alto. 1890-1899

Al parecer, Boari para desarrollar el mismo se inspiró en diversos ejemplos del gótico español, haciendo adaptaciones al entorno que se le solicitaba[48]. Este proyecto, presentado en 1899, nunca se realizó, probablemente por lo elevado de su coste. Sin embargo, a tenor de la documentación parroquial de Atotonilco el Alto depositada en el Archivo histórico del Arzobispado de Guadalajara[49], el mencionado proyecto se enmarca en la actividad constructiva asociada al fortalecimiento del espíritu católico en una zona que tenía población dispersa en distintos asentamientos y demandaba de los servicios religiosos principales. Entre 1894 y 1901 se construirán en esa jurisdicción parroquial, dos capillas, una en la hacienda de Las Margaritas y otra en la de La Ciénaga. Ambas sufragadas por sus propietarios.  Se erigirá una capilla a la Virgen de los Dolores en el hospital de la cabecera municipal y se refaccionará la cúpula de la iglesia de San Miguel, también en la cabecera. Inicialmente, ambas obras habían sido proyectadas por el ingeniero Manuel Pérez Gómez. De atender a la nota de prensa de El Imparcial, de enero de 1899 ya mencionada, dichas obras fueron dirigidas por Adamo Boari, quien sin duda visitaría Atotonilco con total certeza en esas fechas. Una foto de él en la cúpula en construcción de la iglesia parroquial de San Miguel parece atestiguar la visita del italiano[50]

El proyecto del templo Expiatorio del Santísimo Sacramento de Guadalajara

Parece verosímil  pensar que la estancia a caballo de Guadalajara y Atotonilco fue la que permitió profundizar la relación del arquitecto Boari con el arzobispado jalisciense. Boari llega a la región en un momento, de definición de la forma del templo expiatorio que sabemos que no había iniciado construcción, a pesar de que su primera piedra había sido colocada en 1897. Es muy probable que se le encargará el proyecto gotizante en esos momentos, poniéndolo en disputa con otro proyecto para el mencionado templo encargado al ingeniero tapatío Salvador Collado.  

Efectivamente,  a tenor de informaciones tanto de archivo como de prensa, hubo al menos dos proyectos más para el templo expiatorio.  Un primero del ingeniero Manuel Pérez Gómez, datado en 1897. Una nota fechada el 10 de agosto de 1897 en La Voz de México notifica la aprobación por parte del Arzobispo Loza Pardave de la construcción de un gran templo expiatorio y se indica:

“El plano para el templo de que se trata ya ha sido levantado por el Sr. Ingeniero Manuel Pérez Gómez, quien después de un detenido estudio y fundándose en razones muy atendibles, ha determinado que dicho templo ocupe la parte occidental de la manzana, situándolo de norte a sur y quedando el pórtico principal en la calle de los Placeres.”

El ingeniero Pérez Gómez se había formado en la escuela de ingeniería de Jalisco y contaba con varios años de experiencia profesional. Por ejemplo, había sido el diseñador de la carretera Guadalajara- San Blas y había participado en toda una serie de obras y refacciones en templos del arzobispado en Atotonilco Alto[51]. Poco más sabemos de ese proyecto de Pérez Gómez. Muy probablemente, cronológicamente fue el primero de los tres que se hicieron. 

Un segundo proyecto fue el que se le solicitó al ingeniero agrimensor e hidrógrafo tapatío Salvador Collado Jasso (1859-1909), egresado de la Escuela de Ingenieros de Jalisco. Hay que recordar que Collado había concluido recientemente, en 1894, el puente colgante del Arcediano. Una obra situada sobre el rio Santiago que permitía superar la Barranca de Huentitán para establecer comunicación entre Guadalajara y las localidades del norte de Jalisco[52]. La modernidad de la obra, un puente colgante, y la utilidad de la misma le habían otorgado cierta fama en distintos ambientes de la ciudad. 

En abril de 1899, varias notas de prensa atribuyen al ingeniero Collado la redacción de los planos del templo del  Santísimo Sacramento, que en esos momentos aún está por iniciarse y su futura participación como director de obras[53]. En esos momentos, Collado, era el jefe de la sección cuarta de la Secretaria de Gobierno del Ayuntamiento de Guadalajara. Años más tarde se integraría como técnico en el servicio de tranvías de la ciudad.

En cuanto a su estilo y forma poco se sabe del proyecto de Collado para el Expiatorio. Ignacio Díaz Morales, arquitecto tapatío que sería el encargado de obras del templo de 1931 a 1972, nos menciona que fue rechazado por el arzobispado por su cúpula barroca y la falta de proporciones del mismo[54].  A pesar de ello, en 1902, se le otorgó el segundo premio y la medalla de plata por el proyecto del templo en el marco de la Exposición regional Jalisciense[55]

Lo cierto es que al disponer de estos dos proyectos, el de Collado y el de Boari, se pudo iniciar la obra, dirigida por el canónigo Pedro Romero Arnaiz, quien había sido el principal promotor de la construcción de un templo Expiatorio, dedicado al Santísimo Sacramento dentro de la archidiócesis de Guadalajara. Éste religioso, en aras de una cierta conciliación profesional o quizás con un notorio sentido práctico, siempre consideró que la realización del proyecto del Expiatorio corrió a cargo de Collado y de Boari, tal como expresó en 1906 en el marco del Congreso Eucarístico de Guadalajara[56]:

“El diseño de esta grandiosa basílica fue hecho por los ingenieros Salvador Collado y Adamo Boari quienes dibujaron los planos en detalle, necesarios para el desarrollo de la obra hasta su conclusión.”

Pero, ¿Cuáles fueron las características principales del proyecto para el templo presentado por Adamo Boari?  Su proyecto será de dimensiones considerables, de 3.800 metros cuadrados de superficie, de tres naves con torre campanario en su lado izquierdo, que retoma aspectos del gótico italiano con reminiscencias bizantinas, con un notable parecido con la catedral de Orvieto, en la Umbría italiana, construida en el siglo XIV (figura 5).  La única diferencia que se introducía es una torre campanario de cuatro cuerpos, culminada con gran pináculo y un reloj, en lado izquierdo de la fachada. El resto de la fachada es de un parecido casi exacto al templo de Orvieto, especialmente en lo que se refiere a la factura de las puertas principales y de los mosaicos que en un segundo nivel decoraban los frontones del templo.

Figura 5. Fachada del Templo Expiatorio del Santísimo Sacramento, en Guadalajara, proyectado entre 1899 y 1900 por Adamo Boari, inspirándose en la Catedral de Orvieto en Italia
Fuente: Martín Checa-Artasu, octubre de 2012

La arquitectura religiosa de Boari, entre la inspiración en el pasado y los gustos de la Iglesia

Como ya hemos visto, no era la primera vez que Boari proponía un proyecto basado casi idénticamente en un edificio ya construido. Como ya mencionábamos  más arriba, en junio de 1898 recibió el encargo para el diseño de la nueva catedral de la ciudad de Matehuala, una copia casi exacta del templo de Saint Joseph de Brotteaux de la ciudad de Lyon.

Ambos hechos nos hacen presuponer que Boari se adscribe dentro de la lógica de la inspiración a la que se sujetaban muchos de los arquitectos al diseñar piezas historicistas. La copia o la clonación de obras arquitectónicas no será un hecho extraño, especialmente desde mediados del siglo XIX, cuando la arquitectura se funde entre el neoclásico, los estilos historicistas y los eclecticismos.  Además de ello, los influjos restauracionistas de Viollet Le Duc en Francia y de Luca Beltrami en Italia, de alguna forma, justificaban la recreación lo más exacta posible de un original arquitectónico del pasado[57].

¿Y no es acaso lo que hizo Boari?  Creemos que sí.  De hecho, Boari en agosto de 1898 publicaba en el semanario El mundo ilustrado, el texto “La arquitectura nacional” en el que de alguna forma justificaba sus elecciones sobre diseños arquitectónicas basadas en el pasado:

“Y aquí surge naturalmente la pregunta. ¿Sería posible redimirse de los antiguos estilos y buscar motivos nuevos fuera de aquellas fuentes de un arte pasado y muerto? Mas es negativa la respuesta, pues la arquitectura se repliega sobre sí misma, valga la frase: la pintura y la escultura tienen por modelo, por fuente de inagotable imitación la verdadera naturaleza; la arquitectura, en cambio, tiene por modelo, por inspiración únicamente los productos del mismo arte arquitectónico del pasado. Aquellos  que creen posible intentar una decoración enteramente nueva, realista, sin preocupación de las formas del pasado serán escultores de rica imaginación, pero nunca arquitectos. Toda tentativa en ese sentido ha fracasado.”

Como se puede observar, el uso de estilos historicistas era algo que el ingeniero Boari asumía con total normalidad, como modelos en los que basarse para diseñar, a veces de forma casi mimética, más si se trata de encargos provenientes de la Iglesia, quien explícitamente deseaba construir en estilos medievales pues la acercaban a un pasado glorioso.  Un dato apunta en este sentido y además permite, aunque sea parcialmente, explicar, porque la archidiócesis de Guadalajara tomo en cuenta el proyecto del italiano Boari y no el del tapatío Collado.

En 1906 se celebró en Guadalajara el Congreso Nacional Eucarístico, mismo que tras varias sesiones debatió distintos temas en torno del papel de la Eucaristía en relación a la situación de la Iglesia mexicana en esos años. Las actas de dicho congreso fueron publicadas en 1908, en las mismas se puede observar como las distintas secciones de estudios que se conformaron en el marco del congreso aportan sus conclusiones. La sección dedicada a la liturgia, arte e historia expresa las siguientes opiniones, que mucho tienen que ver, con el deber ser de los futuros templos católicos[58]:

104) Como medio de fomentar la devoción al Santísimo y al Sagrado Corazón, impúlsese la construcción de templos y edificios de caridad, de acuerdo con la arquitectura cristiana, y la conclusión oportuna y adecuada de las obras comenzadas de esta naturaleza.
105) Procurar que los Altares en que deba estar el Sagrado Depósito tengan una mesa de mármol blanco, al menos la cubierta.
106) Es de recomendarse para lo sucesivo el empleo de pilares y arcos metálicos en los templos que se construyan.
107) " El estilo modernista " arte nuevo no es conveniente se adopte en su estado actual, para la arquitectura de los templos; pero puede emplearse con cierta prudencia en la pintura puramente ornamental.
110) Recomendar la formación de Clases elementales de Arquitectura y Decoración en los Seminarios, para educar el gusto artístico de los futuros Sacerdotes, porque frecuentemente se ven obligados los Sres. Curas, Vicarios, a emprender obras reformas en los templos que tienen a su cargo, así como decorar sus Iglesias para festividades solemnes.
113) Es aceptado el empleo de fierro forjado, cuando sea el estilo gótico el que se adopte en la parte de los altares, sobre todo en los mayores, que se destina a las imágenes.

A tenor de estos lineamientos emanados en el marco del Congreso Eucarístico Nacional celebrado en Guadalajara, se puede entender por qué fue preferido el proyecto de Boari, al menos en cuanto a su estilo. El gótico era entendido por la Iglesia mexicana como el estilo cristiano al que debían someterse todos los nuevos edificios católicos. Además, se consideraba la presencia del hierro forjado en elementos de sustentación de muros y cubiertas, aunque éste debía cubrirse con algún tipo de decoración historicista. Como se deja entrever, se trata, sin duda, de una declaración de principios arquitectónicos, decorativos y estilísticos realizada por la Iglesia católica en México y que tendrá fiel cumplimiento en diversos templos que en esos años se construyen a lo largo y ancho del país como por ejemplo el templo de Sagrado Corazón de Jesús en León, Guanajuato[59], el templo de San José Obrero en Arandas[60], Jalisco o el santuario a la Virgen de Guadalupe en Zamora, Michoacán[61].

 

Notas

[1] Barragán, 1989;  Condello, 2002; Condello; Vernon, 2004; Martínez Gutiérrez, 2007; Vidargas, 1997.

[2] Sobre el Palacio de Bellas Artes existe una abundante bibliografía: Fernández, 2011; Leal, 2010; Molina, 2008; Moyssén, 1993; Ulloa del Rio, 2007; VV.AA., 1984;  Escudero; Álvarez Guerra, 2012

[3] Raffo, 1968, p. 802; Farinelli; Scardino, 1995; Cruz, 1977, p.1002

[4] Dato que se puede comprobar en el Archivo histórico de la  Università di Bologna: <http://www.archiviostorico.unibo.it/it/struttura-organizzativa/sezione-archivio-storico/fascicoli-degli-studenti/adamo-boari.asp?> [Consulta: 13 septiembre 2014]

[5] Fierro , 2014

[6] Farinelli;  Scardino, 1995, p.35-36

[7] Bacilieri, 2007, p.32-36; Condello ; Vernon, 2004, p.4

[8] Tovar De Teresa et al, 1995, p.170

[9] Bolotin;  Laing, 1992, p.9

[10] Condello, 2002

[11] Es muy probable que Boari no llegará a conocer al otro socio fundador de la firma: John Wellborn Root  (1850-1891) que falleció poco antes de su arribo a Chicago.

[12] Condello ; Vernon, 2004, p.8

[13] Fierro , 2014

[14] Condello, 2002; Martínez Gutiérrez, 2007, p.135; Neumann, 2010,  p.25

[15] Twombly, 1979, p.36-37

[16] Fierro , 2014

[17] Condello ; Vernon, 2004, p.6

[18] Nuestros grabados. El palacio del poder legislativo. El Mundo Ilustrado 1894-1914 Semanario, 21 de abril de 1898, p.320; El concurso para el palacio del poder legislativo. El Imparcial, 24 de abril de 1898, p.1 y 2; La exhibición de proyecto del palacio del poder legislativo. El Imparcial, 23 de abril de 1898, p.1

[19] Los proyectos del Palacio del poder legislativo, La Patria, 8 de mayo de 1898, p. 2

[20] Katzman, 1964, p.45

[21] Proyecto premiado. El Tiempo, 24 de junio de 1898, p.4

[22] Zárate, 2001; Brenes, 2004, p. 112

[23] Visiting Architect. The Mexican Herald, 18 de junio de 1898, p. 8

[24] Barragán, 1989

[25] Remanded, Architect Adamo Boari.  The Mexican Herald, 8 de julio de 1898, p.8; Gacetilla, Adamo Boari. El Diario del Hogar, 9 de julio de 1898, p. 2

[26] Templo en proyecto. El Tiempo, 12 de julio de 1898, p. 2

[27] Personal Mention, Adamo Boari. The Mexican Herald, 18 de agosto de 1898, p.8

[28] Neumann, 2010,  p.18

[29] Notas Breves. El Tiempo, 4 de octubre de 1898, p.3; Información. El artista Adamo Boari. El Popular, 5 de octubre de 1898, p.1

[30] Personals. The Evening Star, 27 de marzo de 1900, p. 4; Méjico. Los que llegan, El Tiempo, 16 de marzo de 1900; Colonias para obreros. La Patria, 4 de abril de 1900, p. 4;  El arquitecto Boari. El País, 8 de mayo de 1900, p.3

[31] Mister Boari to leave. The Mexican Herald, 5 de agosto de 1900, p. 16

[32] CEHMEX-CARSO, Carta manuscrita de Adamo Boari a José Yves Limantour, Carpeta 12, Documento 18524, 18 de abril de 1900, Colección José Y. Limantour,  Fondo CDLIV, 2a. Serie, Año 1900. 

[33] CEHMEX-CARSO, Carta manuscrita de Adamo Boari a José Yves Limantour, Carpeta 7, Documento 16776.2, 6 de agosto de 1900. Colección José Y. Limantour,  Fondo CDLIV, 2a. Serie, Año 1900.

[34] Minister Arrives. The Mexican Herald, 21 de mayo de 1900, p. 8

[35] King Humbert. The Mexican Herald, 31 de julio de 1900, p. 8; Las honras a Humberto I. El País, 11 de agosto de 1900, p.2; Las honras a Humberto I. El Tiempo, 11 de agosto de 1900, p.2

[36] Molina, 2008, p.12

[37] CEHMEX-CARSO, Carta manuscrita de Adamo Boari a José Yves Limantour, Carpeta 9, Documento 23257, 22 de enero de 1901. Colección José Y. Limantour,  Fondo CDLIV, 2a. Serie, Año 1901.

[38] El teatro nacional. El Tiempo, 24 de enero de 1901, p.2

[39] Moya, 1998, p.207

[40] Dufieux, 2004, p.155

[41] Sobre la vida y obras de este arquitecto consultar: Aynard, 1898; Bruyère; Chiron, 1996.

[42] Nuevo templo parroquial en Matehuala. La Voz de México, 19 de junio de 1898, p.3

[43] Nava Muñiz, 2004, p.140

[44] Ibídem, p.142 ; Eguiarte,  1989, p. 109

[45] El redactor corresponsal, 1899, p. 1

[46] AHAGDL,  Gobierno, Parroquias, Planos, PLA 3.1 Santuario de la Virgen del Carmen, Atotonilco el Alto. 1890-1899.

[47] Vidargas, 1997, p.87

[48] Ibídem, p.87

[49] AHAGDL, Gobierno, Parroquias, Atotonilco el Alto, Cajas 5 y 6.

[50] VV.AA., 1984, p.365; Leal, 2010, p.165

[51] De La Torre, 2000, p.227. Sobre el proyecto de la carretera Guadalajara-San Blas, consultar: Camino Guadalajara-San Blas. El Monitor Republicano, 24 de noviembre de 1881, p.3.  Sobre las obras religiosas en Atotonilco el Alto ver: AHAGDL, Gobierno, Parroquias, Atotonilco el Alto, Cajas 5 y 6.

[52] Grimaldo, 2013, p.64.

[53] Nueva casa de oración. La Voz de México, 26 de abril de 1899, p.3; Gacetilla-Templo. El Tiempo, 26 de abril de 1899, p.1

[54] Díaz Morales, 1979, p.312

[55] García Rivas, 1970, p.451; Ochoa, 2013, p.145

[56] Romero, 1908

[57] Hernández  Martínez, 2007, p.34-36

[58] Congreso nacional, 1908, p.220

[59] Checa-Artasu, 2011

[60] Checa-Artasu, 2012

[61] Checa-Artasu, 2010

 

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Minister Arrives. The Mexican Herald, 21 de mayo de 1900, p. 8.

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Ficha bibliográfica:

CHECA ARTASU, Manuel. De Ferrara a la Ciudad de México pasando por Chicago: la trayectoria arquitectónica de Adamo Boari, 1863-1904. Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 15 de febrero de 2015, vol. XX, nº 1111 <http://www.ub.es/geocrit/b3w-1111.htm>[ISSN 1138-9796].


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