Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales.
Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9796]
Nº 16, 24 de abril de 1997

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EL COMERCIO DE LA NIEVE Y DEL HIELO

Horacio Capel


En 1964, recién acabada mi licenciatura, tuve ocasión de realizar diversas excursiones geógraficas por la región murciana en compañía de Folkwin Geiger, que se encontraba en Murcia realizando la investigación para su tesis doctoral sobre la aridez en el Sureste de España. Todavía recuerdo perfectamente la impresión que en una de ellas nos causó la visita a los pozos de nieve de Sierra Espuña, un conjunto de una veintena de grandes depósitos para almacenar nieve situados en la umbría de esa montaña, a unos 1300 metros de altura. Impresión debida no solo a la belleza de esa muestra de la arquitectura industrial, con sus grandes cúpulas y su profundidad de hasta 10 metros, sino al hecho de que la capacidad de almacenamiento que mostraban no parecía corresponder a la nieve que hoy puede recogerse en esa región del sureste penínsular.

La curiosidad ante el tema me llevó a buscar información en los archivos de Aledo, de Totana y, finalmente, de Murcia, en los que encontré una rica documentación que permitían recomponer la historia del comercio de la nieve desde el siglo XVI al siglo XX, con la posibilidad, incluso, de reconstruir series climáticas homogéneas sobre la cantidad de nieve caída año por año en esos cinco siglos. Todavía pude hablar en Aledo, municipio al que pertenecían los pozos, con una persona que había participado en el comercio de la nieve de Espuña hacia Murcia en los años posteriores a la primera Guerra mundial, y que me habló de la dureza del viaje, realizado a marchas forzadas durante las cortas noches de verano para llegar por la mañana a vender la nieve en las heladerías de la ciudad de Murcia; dureza que se refleja en un dicho popular que todavía se conservaba y que maldecía de esta forma: "¡ojalá te veas como burro con carga de nieve!".

Cuando en los ratos libres que me dejaban otras ocupaciones mas urgentes me dediqué a trabajar sobre el tema de la nieve, descubrí que había sido muy poco tratado. En el primer trabajo que elaboré sobre "El comercio de la nieve y los pozos de Sierra Espuña" hace ya treinta años (Estudios Geográficos, XXX, nº 110, 1968) no pude citar ninguna referencia bibliográfica sobre dicho comercio, aparte de los trabajos que en los estudios históricos sobre la vida social hacían alusión a la popularidad del uso de la nieve en España y en otros países mediterráneos desde, por lo menos, el siglo XVI.

Cuando en los años siguientes continué interesándome por el tema de una forma mas general pude ya encontrar algunos trabajos específicos. Recuerdo que me fue de gran utilidad, para comparar con Murcia, el artículo que en 1959 había publicado Bartolomé Barceló Pons sobre "las 'cases de neu' de la Isla de Mallorca. Y descubrí que un geógrafo francés, Xavier de Planhol, a partir de su interés por temas de geografía histórica y cultural había estudiado el uso de la nieve en sus viajes al Asia central y en sus investigaciones sobre las regiones mediterráneas.

Algunas otras referencias históricas me fueron amablemente facilitadas por el profesor Antonio Ruiz de Elvira, que había sido catedrático de Latín durante mis estudios en la universidad de Murcia, y por el profesor Juan Vernet -al que conocí cuando pasé a dar clases en la universidad de Barcelona- , a cuya vasta cultura e interés no había escapado un tema tan sugestivo como ese. Gracias a ellos pude incorporar nuevos datos en un artículo de carácter mas general que redacté con el título "Una actividad desaparecida de las montañas mediterráneas: el comercio de la nieve", Revista de Geografía, Universidad de Barcelona, 1970, págs. 5-42).

Pasarían varios años antes que el tema atrajera el interés de otros geógrafos, y empezaran a aparecer nuevos trabajos que nos facilitaban datos sobre la extensión de ese comercio en otras áreas. Pero había de pasar aún mucho tiempo antes de que geógrafos e historiadores reconocieran plenamente la importancia del mismo y las implicaciones tan variadas que tenía.

Desde los años 1980 las aportaciones al tema se han multiplicado de forma amplia, y desde luego no resulta extraño ese amplio interés. Cuando uno descubre que existen referencias al uso de la nieve desde el 2.000 antes de Cristo en la cultura mesopotámica y que en las ciudades de Ur y Mari se habla de 'casas de frío' o 'casas de nieve' para almacenar la que procedía de los montes Zagros, Taurus o de las montañas de Anatolia, a 200 km al norte; que la nieve de los Pirineos catalanes pudo abastecer a Mallorca en la edad Moderna, o que la de los Alpes pudo llegar a través del puerto de Génova hasta Buenos Aires, o que el hielo de Nueva Inglaterra llegó en el siglo XIX hasta Bombay, se da cuenta de la enorme trascendencia que pudo tener esa actividad y comercio.

En los últimos años montañeros, excursionistas, geógrafos e historiadores locales han ido identificando, describiendo y catalogando esos pozos para almacenar nieve y hielo que, con diferentes nombres, se extienden no solo por todo el Mediterráneo sino también casi por todas las regiones donde existen condiciones para disponer de dicho artículo y una demanda, esencialmente urbana, para consumirlo.

También los historiadores acabaron por interesarse por esta forma de consumo de grupos sociales aristocráticos y refinados, el cual alcanzó un desarrollo espectacular entre el siglo XVI y mediados del siglo XIX, y dio lugar a la organización de todo un conjunto de medidas legales y administrativas para regular, asegurar y controlar un comercio que tantos capitales comprometía, que tan rentable podía ser desde el punto de vista fiscal, y que tenía un impacto indudable desde el punto de vista constructivo. Su consumo fue estimulado por numerosos tratados médicos que discutieron los usos terapéuticos y dietéticos de la nieve y el hielo: durante el seiscientos y el setecientos al menos una veintena de esos tratados se publicaron en Italia, España y Francia, algunos redactados por médicos tan eminentes como el sevillano Nicolas Monardes.

El comercio de la nieve o del hielo ha constituído hasta fines del siglo XIX un recurso montano que se añadía a la explotación ganadera y a la forestal en las áreas montañosas de las regiones mediterráneas. Las series estadísticas que pueden reconstruirse a partir de la cantidad de nieve caída año tras año resultan también de gran interés para la realización de estudios paleoclimáticos y la amplia documentación reunida sobre su recogida, transporte y distribución constituye un material de indudable interés económico y social.

No es el momento de facilitar la extensa bibliografía que se ha ido produciendo, tarea que tal vez me anime a reemprender en otro momento. La muerte inesperada de Bignia Kuoni, con la que estaba escribiendo un libro que ya tenía título y editor (La pasión fría) me apartaron de un tema que he ido siguiendo en las tres última décadas con continuado interés. Pero no quiero dejar de señalar tres aportaciones recientes que dan cuenta de la importancia y de las implicaciones del tema, así como de los diferentes tipos de aproximaciones que se están realizando. La primera es un libro del profesor Xavier de Planhol que se ha convertido en una referencia imprescindible en el tema. Esta es la cita de la obra:

PLANHOL, X. de. L'eau de neige. Le tiède et le frais. Histoire et géographie des boissons fraîches. Paris: Fayard, 1995. 474 p. (ISBN: 2-213-59405-8).

Especialista en el mundo islámico (como muestra, por ejemplo, su excelente Les fondements géographiques de l'histoire de l'Islam, Paris: Flammarion. 1968) , en el nomadismo y la vida campesina de los países mediterráneos, y en tantos otros aspectos de la geografía histórica y cultural, el profesor de Planhol nos facilita en esta obra un excelente libro de síntesis que el lector leerá con pasión. Una obra extraordinariamente documentada, que aprovecha su larga experiencia en el tema, con miles de notas y referencias bibliográficas que constituyen un buen punto de partida para el conocimiento general sobre la antigüedad, la extensión geográfica y la trascendencia del comercio de la nieve y del hielo.

Es imposible dar cuenta en una breve reseña del abundante contenido de este libro que estudia la pasión por las bebidas frías en diversos ambitos del planeta, desde las zonas templadas de inviernos fríos y de inviernos moderados a la zona subtropical mediterránea, y la industria y comercio a que dio lugar desde la antigedad. Pozos de nieve y pozos de hielo, glacières y nivières, y otras muchas denominaciones, nos muestran la diversa tecnología empleada para la obtención de ese producto antes de la invención del frío artificial.

En la segunda parte de la obra el autor se lanza a una reflexión sobre los diversos significados de esa costumbre, situada entre el lujo y la necesidad, y a un análisis mas general, explícitamente relacionado con la geografía cultural, sobre la difusión del uso del hielo y las bebidas frías desde oriente a occidente, incluyendo desde el siglo XVI la América española y portuguesa y, mas tarde, también la América francesa y anglosajona.

El segundo trabajo a que quiero referirme es el volumen de actas del primer encuentro internacional sobre el comercio y el artesazndo del hielo. Su referencia es ésta:

De Neige en glaces... Actes de la première rencontre internationale sur le commerce et l'artisanat de la glace, Brignoles 6 au 9 de juille 1994, Textes reunies par Ada Acovitsioti-Hameau, ASER: Méounes-les-Montrieux (Francia), 1996. 232 p. (Supplement nº 5 au Cahier de l'ASER, ISSN 0755- 9151).

Se trata de un congreso que reunió a numerosos especialistas y que dio lugar a la presentación de una treintena de comunicaciones de alcance también mundial. En la obra se reúnen comunicaciones con datos sobre la importancia del uso de la nieve o el hielo en Noruega, Gran Betaña, Walonia, Alsacia, Normadía, Corea, Isla Reunión, desierto iraniano, Eúfrates medio, Aragón, Mallorca, Cataluña, Liguria, Milanesado, Apeninos, Albania septentrional, Alpes, Languedoc y Provenza, así como varios artículos de carácter más general sobre el uso de la nieve y del hielo y acerca de las técnicas de almacenamiento. La obra ha estado coordinada por Ada Acovitsioti-Hameau, que había realizado previamente un trabajo sobre L'Artisanat de la glace en Meditérranée Occidentale.

En lo que se refiere a España y, de manera mas general, a lo que en la Edad moderna se denominó la Monarquía Hispana, incluyendo las provincias de Italia y Flandes y los reinos de las Indias occidentales, disponemos hoy de una extensa bibliografía sobre casi todas las regiones, con informaciones contundentes acerca la extrardinaria popularidad e importancia económica de este comercio que constituyó una regalía de la corona y que estuvo fuertemente controlado por las autoridades municipales.

A título de ejemplo de esos estudios sobre el comercio de la nieve en España citaré una obra muy reciente sobre la región valenciana en la que, además de la información específica, puede encontrase una amplia bibliografía -aunque ni mucho menos completa- sobre el tema.

CRUZ OROZCO, J y SEGURA MARTÍ, J. Mª. El comercio de la nieve en las tierras valenciana. Valencia: Generalitat Valenciana, Conselleria de Cultura, Educación y Ciencia. 1996. 244 p. + una carpeta de cartografía con 5 hojas. (ISBN 84-482- 1355-6).

Los autores tienen una larga experiencia en el estudio de este tema. Jorge Cruz Orozco realizó en 1985 su Tesis de Licenciatura sobre el comercio de la nieve en las provincias de Castellón y Valencia y ha publicado luego otros trabajos, que aprovecha ahora en este libro, mientras que Josep María Segura ha realizado, a su vez, estudios sobre la provincia de Alicante, por lo que los dos autores poseen un buen conocimiento del conjunto de las tierras valencianas.

En el libro se realiza el inventario completo de todos los pozos que se han podido identificar en el Reino de Valencia. Dicho inventario llega a un total de 300 pozos de nieve o hielo, con la descripición de los mas importantes, de los cuales se ofrecen fichas homogéneas de cuidada realización en las que se incluyen fotografías, gráficos, cortes y estado de conservación. Situados generalmente en áreas montañosas, y mas de la mitad en alturas superiore a los 1000 m de altura, pueden distinguierse dos tipos bien diferenciados, unos dedicados al autoconsumo local, y otros para la comercialización hacia las grandes areas de consumo que eran, especialmente, las mayores ciudades del Reino.

La obra aporta datos de interés sobre episodios de nevadas y grandes fríos en el reino de Valencia entre los siglos XVI al XX, así como sobre años de nieve insuficiente que afectaron al abastecimiento de ese producto. Los datos que se han reunido acerca del consumo muestran un crecimiento del mismo desde el siglo XVI y un fuerte incremento en el XVIII, por aumento de la población y de las rentas. La venta de nieve no se interrumpía en ningún mes del año, debido a su uso en medicina y al precio relativamente moderado, por la abundancia de puntos de abastecimiento cercanos; pero naturalmente el consumo se intensificaba en verano, por la popularidad de las bebidas heladas y su empleo en la conservación de alimentos.

El comercio de la nieve se mantuvo con gran fuerza durante el siglo XIX, durante el cual se produjo un fuerte aumento del consumo de helados y horchatas. En la segunda mitad de dicho siglo el uso de la nieve o del hielo natural empezó a desparecer por la generalización del frío artificial, pero se consumió todavía hasta los años 1920-1930 e, incluso, pero ya de forma excepcional, durante la guerra civil. Vale la pena recordar un dato que pude incorporar a uno de los trabajos antes citados: la última nieve vendida en las calles de Granada lo fue el 25 de julio de 1950; y X. de Planhol ha dado datos del mantenimiento del consumo en algún país asiático hasta prácticamente nuestros días. Por su parte los autores del libro citado nos muestran que el uso médico de la nieve natural se ha manetnido durante el siglo XX, pero ya como terapéutica marginal, y facilitan datos de dicha utilización en la medicina popular hasta los años 1960.

El libro de J. Cruz y J. M. Segura reconstruye a partir de documentación diversas la compleja actividad de recogida, almacenamiento, conservación, transporte y comercialización de la nieve. También realiza una importante aportación a la tipología de los depósitos de nieve, mostrando un cierto uso de los depósitos naturales (cuevas, ventisqueros, dolinas) y una amplia utilización de formas constructivas, con variedad de tipologías en la planta, acceso, profundidad y cubiertas (de madera, de teja, con lajas de piedra, con cúpulas, arcos de crucería...).

Los autores han realizado un trabajo de gran interés para el conocimiento del patrimonio cultural, en general, y para la arqueología industrial, en particular. En la obra se valora el interés excepcional, elevado o medio de los pozos mas importantes. Se sugieren itinerarios para visitar los ejemplares mas importantes, algunos verdaderamente monumentales, y las agrupaciones de pozos que llegan a alzanzar en algunos lugares, como en Canales, cifras elevadas. Confío que la publicación de esta obra, que ha contado con el apoyo de la Dirección General del Patrimonio Artístico de la Generalitat Valenciana contribuirá a la valoración y conservación definitiva de estas estructuras de tanto interés para conocer esa forma de actividad desaparecida de las montañas mediterráneas.


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