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Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales
Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9796] 
Nº 200, 24 de enero de 2000 

PIMENTEL, Juan. La física de la Monarquía. Ciencia y política en el pensamiento colonial de Alejandro Malaspina (1754-1810). Aranjuez: Doce Calles [Colección de Historia Natural Theatrum Naturae], 1998 , 437 p.

José Pardo Tomás 



La abundante bibliografía malaspiniana sobrepasaba con creces el millar de referencias en el repertorio elaborado por Blanca Saiz en 1992, pero seguía sin contar con una obra que abordara como objetivo central el estudio del pensamiento colonial de Alejandro Malaspina(1). Esta Física de la monarquía se propone llenar este vacío. El libro se publica dentro de la colección Theatrum Naturae dirigida por Miguel Angel Puig-Samper, al que cabe felicitar por la elección de los excelentes trabajos que ha venido acogiendo y que lo edita Doce Calles con la calidad y el esmero que han caracterizado hasta la fecha sus productos.

Como el propio Pimentel señala en su libro, existían algunos precedentes dignos de ser recordados(2), pero era necesario abordar el problema tomando en consideración la totalidad de las fuentes malaspinianas (que no son pocas) y tratando de rehuir los lugares comunes acuñados por otras aproximaciones más superficiales.

En cuanto al primer aspecto, Pimentel ha contado con la ayuda del magnífico catálogo de Mª Dolores Higueras, aparecido entre 1985 y 1994, con los casi cuatro mil documentos sobre Malaspina conservados en los fondos del Archivo del Museo Naval; además, la localización por Manuel Lucena en el Archivo General de la Nación, en Bogotá, de los Axiomas políticos sobre la América y el propio trabajo del autor en archivos españoles, americanos e italianos, han acabado por suministrarle la urdimbre imprescindible para tejer su interpretación. En cuanto al segundo aspecto, el propósito de Pimentel es, desde un principio, llevar a cabo un análisis del pensamiento colonial del marino italiano que vaya más allá de la simple glosa reiterativa de aquellas propuestas o reflexiones de Malaspina que han llevado a otros estudiosos actuales a construir "un Malaspina en exceso moderno" (p. 26).

Pimentel no escatima al lector la claridad de sus "dos propósitos iconoclastas": "demostrar a un Malaspina más antiguo que lo habitual, más deudor de viejas tradiciones que innovador" y "demostrar cómo antes de zarpar [...] tenía ya listo su arsenal intelectual" (p. 21). E insiste en el calificativo al admitir "un cierto espíritu iconoclasta en un doble sentido": "presentar el carácter científico de la expedición en virtud de este sentido [político]" y "demostrar a través de los textos hasta qué punto Malaspina vivió la empresa como una experimentación destinada a confirmar sus axiomas" (p. 22).

Más de diez años ha estado Juan Pimentel viajando a través de los escritos de Alejandro Malaspina y de la abundante documentación relativa a la expedición que comandó entre 1789 y 1794. Una década de maduración intelectual que ha desembocado finalmente en esta Física de la Monarquía. En efecto, hace ya diez años que el autor elaboró su Malaspina y la Ilustración y cabe decir que, en el tiempo transcurrido desde entonces(3), su autor ha sido capaz no sólo de superar esa cierta ingenuidad inicial, de la que él mismo se acusa ahora (p. 15), sino de acabar fraguando una obra plenamente madura acerca del pensamiento colonial de ese "inveterado proyectista" (p. 378) que fue Alejandro Malaspina, pensamiento que se movió entre las dos coordenadas fundamentales que se expresan en el subtítulo de la obra: la ciencia y la política.

Inveterado proyectista, desde luego, y, como tal, enraizado en la tradición autóctona del proyectismo ilustrado hispano; pero las claves para comprender el pensamiento malaspiniano no se acaban ahí y es mérito esencial de esta obra poner sobre el tapete otras muchas. Malaspina fue un marino, un científico y un proyectista, pero también un jeffersoniano prudente (pp. 190-5, 302-8 y otras), un viquiano sui generis (pp. 73-77, 360-364 y otras) y un "apóstol de Smith" (p. 380, entre otras). Las claves no se agotan ahí; a lo largo de las páginas del libro, vamos aprendiendo a reconocer un Malaspina seducido desde su juventud tanto por los utopismos tardorrenacentistas de Bacon y Campanella, como por el ambiente intelectual de ese illuminismo del Mezzogiorno, que el autor ha sabido situar con acierto, gracias a las enseñanzas de Franco Venturi, de Vincenzo Ferrone o de Anthony Padgen, entre otros.

Pero, sobre todo, el Malaspina de Pimentel se nos presenta desde el principio de la obra (metáforas virgilianas aparte) como un newtoniano social. El newtonismo de Malaspina (empleo el término tal y como lo hace el autor) es la clave que, a la postre, se convierte en el código axial de la lectura elegida por Pimentel. Malaspina queda así situado como otro eslabón en una variopinta cadena de "newtonianos sociales" junto a Locke, Hume, Montesquieu, y Adam Smith. Las razones son convincentes y proceden de quien mejor conoce el texto emblemático del newtonismo malaspiniano: los Axiomas políticos sobre la América(4)escritos por el marino italiano antes de partir para la expedición en julio de 1789.

Así pues, la columna vertebral de lo que este libro nos propone es concebir el pensamiento colonial de Alejandro Malaspina partiendo de sus Axiomas como una formulación de principios generales previa al viaje y, por tanto, entender la expedición como un extraordinario "laboratorio de experimentación" en donde, mediante la ciencia natural y la economía política, Malaspina no hizo sino "confirmar la veracidad de sus hipótesis y axiomas" (p. 376). El viaje, así entendido, no fue de descubrimiento, sino de "re-conocimiento"; el reconocimiento de la realidad de una Monarquía hispánica que tenía ante sí el reto de encontrar una vía satisfactoria de salida política, económica y jurídica a su condición de suma de metrópoli europea e inmensos territorios coloniales.

La ambición intelectual del marino italiano fue encontrar esa vía en el resultado de una adición que, históricamente, se iba a demostrar imposible en breve plazo de tiempo: emancipación moderada de las colonias más unión legal de la Monarquía. Una síntesis de utopismo campanelliano y modernidad ilustrada, consecuencia de esa "idea cabal" que el newtoniano Alejandro Malaspina se había hecho respecto de las "leyes del movimiento" que regían la "física de la monarquía".

En este sentido, la exposición de Pimentel, aunque resulta minuciosa hasta el detalle cuando trata de reconstruir las fuentes textuales o experimentales sobre las que trabaja el marino en su gabinete, alcanza sin embargo los momentos más sugestivos cuando nos cuenta cómo Alejandro Malaspina se aproxima con lucidez al claro choque de intereses entre las colonias y la metrópoli, pero una y otra vez echa marcha atrás, en nombre de la "complementariedad" de ambas para que su Monarquía siga en movimiento. A tan pocos años vista del triunfo del criollismo independentista en la América hispana, sorprende tan deliberada actitud de mantenerse muy cerca y, a la vez, a años luz de esa realidad palpable, mediante el artefacto intelectual de revestir de moderno mecanicismo fisicista un utopismo arcaizante. Ésta y muchas otras consideraciones podrían hacerse al hilo de la riqueza del pensamiento de Malaspina que Pimentel pone a nuestra disposición.

Por eso, quizá, cabría apuntar una única insatisfacción: la brevedad con que el autor despacha en su epílogo una etapa crucial del pensamiento colonial de Malaspina, fruto del regreso a la metrópoli y del trabajo en dique seco, antes de ser apresado, recluído y luego exiliado(5). Pimentel se limita a apuntar "el apreciable giro desde una nueva ciencia (la física newtoniana) a la otra (la historia viquiana), desde el axioma de la identidad al reconocimiento de lo concreto", pero acaba dejando en el lector la sensación de que los axiomas de Malaspina sí han "sufrido" finalmente más de una transformación; quizá no a la hora de ser puestos sobre la mesa del laboratorio transoceánico, pero sí a la hora de reencontrarse con el presente de la metrópoli. En este sentido, puede que no sea suficiente la clave de la Scienza Nuova de Vico (a la luz de la peculiar lectura de Isaiah Berlin(6)) para entender hasta dónde llegó esa alteración del marco axiomático previo. Algunos pasajes de las cartas de Malaspina al cónsul Paolo Greppi (citadas por el mismo Pimentel(7)) podrían hacer pensar que la convulsa realidad política de la Europa que Malaspina encontró a su regreso le condujeron hacia derroteros no solamente viquianos. Si pensamos en cómo estaba viviendo esos mismos acontecimientos Alexander von Humboldt, podríamos intentar releer al penúltimo Malaspina (el inmediatamente anterior a su detención) contrastándolo con el "afán humboldtiano"(8) que se halla en el ambiente de ese momento, mejor que hacerlo sólo a la luz de "las concepciones más contra-ilustradas de Giambattista Vico" (p. 360). Por otro lado, puesto que el autor es consciente del peso ejercido en Malaspina por el pensamiento jurídico de Filangieri y su Scienza della Legislazione (pp. 50-56 y 344-347 entre otras), cabría profundizar, quizá, en esa vía mediante lo mucho que la historiografía del derecho ha aportado para enriquecer nuestro panorama del pensamiento jurídico europeo de los años finales de la llamada Ilustración(9). Este comentario no pretende volver a plantear una discusión acerca del pensamiento de Malaspina limitada una mera cuestión de grados de modernidad o tradicionalismo. Por fortuna, el libro de Pimentel es lo suficientemente denso y rico como para considerar superada esa fase de modo definitivo y entrar en otro escenario historiográfico de debate mucho más complejo y atractivo, que (esperemos) los especialistas se encargarán de enriquecer.

Por supuesto, no se agotan aquí las numerosas sugerencias de la lectura "pimenteliana" de Malaspina, pero la intención de esta reseña es simplemente incitar a otros lectores al uso y disfrute de este libro. Lectores españoles y latinoamericanos de procedencia disciplinares muy diversas, ya que el libro plantea, más allá de sus contenidos, una forma de hacer historia de la ciencia que, en mi opinión, merece una atención especial; no sólo por su valentía y honestidad intelectual, sino también por su originalidad en el panorama históricocientífico local. Pimentel se coloca explícitamente en un marco historiográfico multidisciplinar, compuesto de "tres flancos" (p. 30): el de la historia de las ideas (desde Maravall y Carmen Iglesias(10) a Isaiah Berlin, pasando por los ya citados Venturi, Ferrone y Padgen); el de la historiografía española de la ciencia (especialmente la de "sus mayores" José Luis Peset(11) y Antonio Lafuente(12), entre otros) o extranjera (deliberadamente ecléctica, desde Paolo Rossi a Simon Schaffer(13)); y el de la historia narrativa (desde Lawrence Stone a Morales Moya(14)). Una "fusión de horizontes" (como él mismo la llama, p. 32) que consigue un resultado armonioso, como casi todas las fusiones musicales con afanes vanguardistas pero bien trabadas en las respectivas tradiciones.

La estructura de la obra se explica con claridad en la introducción (pp. 24-30). Una primera parte dedicada a las etapas de formación de Malaspina como "un científico proyectista", hasta el momento de la aprobación del proyecto de expedición (pp. 39-139). Una segunda parte (pp. 143-364) dedicada a los cinco años de la expedición, en la que, tras dos capítulos clave acerca de los principios axiomáticos de Malaspina y de la concepción enciclopédica de la expedición, vamos siguiendo paso a paso los avatares del viaje, a la luz de los escritos malaspinianos, fruto del inmenso acopio de documentación que se amontonaba sobre su escritorio y de las interpretaciones de los materiales que su privilegiado laboratorio le fue suministrando, guiadas por el afán de hacerse una "idea cabal" de las necesidades que la "utilidad pública" de la monarquía (ambas expresiones son del mismo Malaspina) tenía planteadas. Y un epílogo (pp. 367-385), quizá demasiado breve para lo que pretende contener, como ya hemos apuntado.

Éste es el sumario general de la obra:

Introducción (pp. 15-36)
Primera parte: formación de un científico proyectista (1754-1788)
Mediterráneo (1754-1773) (pp. 39-77)
Un castillo en la Lunigiana feudal
Las Luces del Mezzogiorno
Vieja nobleza y nuevas ciencias
Otros mares (1774-1788) (pp. 79-139)
El oficial científico
Circunnavegar el mundo
Marinos y proyectistas
Segunda parte: saggiatore en el mar del sur (1789-1794)
Minerva viajera (pp. 143-180)
La física de la Monarquía
La expedición enciclopédica
América meridional (pp. 181-239)
La nueva Mesopotamia
La frontera austral
Viejas costas
América septentrional (pp. 239-314)
Nueva Roma
Un estrecho legendario
La frontera novohispana
El Pacífico occidental (pp. 315-364)
Las Islas de Poniente
El Panóptico
Nueva Arcadia
Epílogo: la monarquía proyectada (pp. 367-385)
Conclusiones: Eneas y las leyes del movimiento (pp. 389-396)
Bibliografía (pp. 399-419)
Indice onomástico (pp. 421-437)

Antes de empezar a ponerlo en práctica, el autor asegura que, en el fondo, su apuesta metodológica y multidisciplinar no es más que un "pretexto narrativo", un "recurso literario", retórica al fin y al cabo, para "persuadir, entretener y conmover" (pp. 34-36). Pero, al final, el lector tiene derecho a pensar que, al margen de haberse sentido persuadido, entretenido y conmovido, lo que Juan Pimentel le ha ofrecido es una inteligente manera de hacer (y de escribir) historia de la ciencia. Una disciplina en transformación a la que quizá le sean de aplicación las palabras que, referidas a otro asunto, cierran La física de la Monarquía (p. 396):

"a fuerza de transmutarse, pierde significado o se vacía del original. Pero eso no importa: porque instantáneamente se va rellenando de otros. Y sin embargo se mueve. O quizás a causa de ello"
 

NOTAS

1. SAIZ, B. Bibliografía sobre la Expedición Malaspina y sobre los científicos que en ella participaron, Madrid, 1992.

2. En especial, el sugestivo y polémico artículo de VERICAT, J. A la búsqueda de la 'felicidad' perdida. La Expedición Malaspina o la interrogación sociológica del imperio, Revista de Indias, 1987, vol. 47, 559-617.

3. Volvió sobre un aspecto parcial del viaje de Malaspina en: PIMENTEL, J. En el Panóptico del Mar del Sur. Orígenes y desarrollo de la visita australiana de la Expedición Malaspina (1793), Madrid, 1992.

4. LUCENA GIRALDO, M.; PIMENTEL, J. Los "Axiomas políticos sobre la América" de Alejandro Malaspina, Madrid, 1991.

5. Para la años de la prisión en La Coruña y el exilio en Italia de Alejandro Malaspina, que quedan explícitamente fuera del objetivo de este libro, se remite a BEERMAN, E. El diario del proceso y encarcelamiento de AM (1794-1803), Madrid, 1992 para la primera etapa y a MANFREDI, D. Sugli anni "pontremolesi" di Alessandro Malaspina (1803-1810), La Spezia, 1986 ,para la etapa final.

6. BERLIN, I. Contra la corriente. Ensayos sobre historia de las ideas, México, 1983.

7. Editadas en: PALAU, M.; ZABALA, A.; SAIZ, B. Diario de viaje de Alejandro Malaspina, Madrid, 1984.

8. El mismo Pimentel remite a: CAPEL, H. Ramas del árbol de la Ciencia. Geografía, Física e Historia Natural en las expediciones científicas del siglo XVIII, en: De la Ciencia Ilustrada a la Ciencia Romántica, Madrid, 1995; pp. 503-537.

9. TOMÁS Y VALIENTE, F. (dir.), De la Ilustración al liberalismo. Symposium en honor del profesor Paolo Grossi, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1995.

10. Se admite explícitamente el ascendiente de: IGLESIAS, C. El pensamiento de Montesquieu. Política y ciencia natural, Madrid, 1984.

11. PESET, J. L. Ciencia y libertad. El papel del científico ante la independencia americana, Madrid, 1987.

12. LAFUENTE, A.; MAZUECOS, A. Los caballeros del punto fijo. Ciencia, política y aventura en la expedición geodésica hispanofrancesa al virreinato del Perú en el siglo XVIII, Barcelona, 1987.

13. SCHAFFER, S. Newtonianism, en: Companion to the History of Modern Science, Londres-Nueva York, 1990; pp. 610-626.

14. MORALES-MOYA, A. Historia y postmodernidad, Ayer, 6 (1992), 15-39.
 
 

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