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Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales
Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9796] 
Nº 234, 30 de mayo de 2000 

BELLAVISTA, Joan; RENOBELL, Víctor (Coordinadores). Ciencia, Tecnología e Innovación en América Latina. Barcelona: Publicaciones de la Universitat de Barcelona, 1999. 258 p. (Investigación Científica e Innovación Tecnológica). ISBN 84-475-2260-1.

Maria Dolors Baena Tostado



Palabras clave: Ciencia y tecnología/ innovación/ América Latina/ Iberoaérica

Key words: Science and Technology/ innovation/ Latin America


Este libro describe la evolución y el estado actual de la ciencia, la tecnología y la innovación en América Latina particularizando en los casos de Argentina, Brasil, México, Perú, Uruguay y Venezuela. Además, analiza el papel de la UNESCO como organismo internacional vinculado a la implantación de algunos de los programas que más han incidido en el desarrollo de estos campos.

Consta de nueve capítulos precedidos de un prólogo a cargo del Director de la UNESCO, Federico Mayor Zaragoza y otro a cargo del Vicerector de Investigación de la Universitat de Barcelona y Vicepresidente de la Fundació Parc Científic de Barcelona, Màrius Rubiralta.

El primer capítulo es introductorio de los temas que se desarrollarán a lo largo de la obra. El segundo presenta los programas más relevantes impulsados por la UNESCO en América Latina; el tercero analiza el papel de éste organismo internacional a través de encuestas realizadas a usuarios de las políticas científicas y tecnológicas.

El análisis por países se desarrolla en los capítulos 4 al 9; en ellos diferentes autores explican la evolución de las políticas científicas y tecnológicas tomando como referencia el momento histórico en que se desarrollan.

Los coordinadores de la obra son Joan Bellavista, profesor titular de la Universitat de Barcelona en el Departamento de Sociología y Análisis de las Organizaciones, y Víctor Renobell, investigador del CAPRI (Centro de Evaluación y Prospectiva de la Investigación y la Innovación) del Parc Científic de Barcelona y de la Universitat de Barcelona.

Los capítulos introductorios del libro tienen como objetivo esbozar una serie de ideas generales sobre la importancia del progreso científico y de los procesos de innovación tecnológica. Tal y como sugieren los coordinadores de la obra, si tenemos en cuenta lo acaecido en las últimas décadas, es posible constatar que la ciencia es un poderoso instrumento capaz de provocar cambios sustanciales en la sociedad y de marcar notablemente su desarrollo socioeconómico. Además, y dada la aceleración que parece caracterizar el progreso científico y tecnológico, cabe esperar que el papel de la ciencia y el de las innovaciones tecnológicas tenga aún un mayor peso específico en el futuro.

Como resultado, por tratarse de un proceso que incide en el conjunto de la sociedad parece sensato dejar en manos de los diferentes agentes sociales (sector público, empresas, universidades, centros superiores de investigación) la responsabilidad de crear y desarrollar formas de cooperación entre ellos con la finalidad de avanzar en el desarrollo científico y tecnológico de toda la comunidad. Además, y de acuerdo con las ideas que se recogen en la obra, este esfuerzo compartido debe ir más allá de las fronteras nacionales para convertirse en un objetivo internacional.

Los programas de la UNESCO

En el análisis de los programas y acciones llevadas a cabo para avanzar en el desarrollo de la ciencia y la tecnología en América Latina, los autores del libro presentan en primer lugar los programas de la UNESCO creados para esta finalidad.

En primer lugar, el programa que ha propiciado uno de los grandes proyectos de apoyo científico y tecnológico ha sido, sin duda, el programa CYTED o Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo, en el que participa la UNESCO con el respaldo de los gobiernos de 21 países (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, España, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Portugal, República Dominicana, Uruguay y Venezuela).

Se trata del programa internacional y multilateral que sirve como instrumento para facilitar el desarrollo y la innovación. Asegura la coordinación de los recursos existentes y la cooperación con universidades y centros de investigación y desarrollo, junto con las empresas más innovadoras. Trata también de ser un medio para la promoción de la modernización productiva y la mejora de la calidad de vida de los países de la región y funciona como un puente para la cooperación entre América Latina y Europa.

El programa empezó a diseñarse a principios de los años ochenta y fija como objetivos el fomento de la cooperación en el campo de la investigación aplicada y el desarrollo tecnológico para obtener resultados transferibles a los sistemas productivos y aplicables a las políticas sociales de los países. Entre otros, figuran como objetivos el fomento de la integración regional a través de la consolidación de una comunidad científica y la cohesión de la Región como resultado de la transferencia de conocimientos y tecnologías entre instituciones y países participantes.

A la consecución de estos objetivos deberá contribuir el incremento de la movilidad de científicos y expertos; los objetivos se verán complementados con la realización de un inventario de grupos dedicados a la I+D en la comunidad de países integrantes.

El CYTED contempla diferentes modalidades de participación centradas en las áreas más importantes para la cooperación. Los tres ámbitos fundamentales son: Redes, Proyectos de investigación precompetitiva y Proyectos de Innovación IBEROEKA.

La UNESCO ha identificado una serie de organismos e instituciones que actúan bajo sus auspicios. Entre ellos cabe destacar, a lo largo de los años 60 y 70, el Programa de Apoyo para la Creación de CONACYTS, que permitió la implantación de organismos públicos dedicados al fomento de la ciencia y la tecnología. Se crearon Ministerios de Ciencia y Tecnología y Consejos Nacionales en los diferentes países de América Latina con el objetivo de incidir en el objetivo de conseguir la futura autosuficiencia de los países en sus necesidades de asistencia técnica y avanzar hacia la consecución de proyectos propios de desarrollo.

El segundo de los programas relevantes impulsados por la UNESCO es el programa ESCALA (Espacio Común Académico del Grupo de Montevideo) cuyo objetivo principal es avanzar en la utilización solidaria de recursos entre las universidades del mencionado grupo y evitar la fuga de cerebros científicos y técnicos de la región hacia otros países.

En tercer lugar hay que mencionar el Programa Regional de Informática (1988) en el que están implicados Chile y los países del MERCOSUR. Los objetivos del mismo se centran en el desarrollo de recursos humanos, de infraestructuras de informática y programas informáticos y el desarrollo de políticas informáticas y de innovación.

Otras dos acciones importantes que lleva a cabo la UNESCO son el sistema de Cátedras UNESCO y la creación de redes a través del Programa general UNITWIN. Ambas acciones, que datan de 1991, tienen como objetivo fortalecer la cooperación entre universidades y apoyar la enseñanza superior en los países en desarrollo, fomentando las relaciones entre las instituciones científicas de enseñanza superior de todo el mundo. En relación con ello se han creado cátedras en los campos de la educación, la ciencia, la cultura y la comunicación, en las instituciones de enseñanza superior de todas las regiones del mundo. Algunos ejemplos son la Cátedra UNESCO/Cousteau en ecotécnica en la Universidad de Sao Paulo (Brasil) o el acuerdo para la creación de una cátedra UNESCO en ecología y ciencias del medioambiente en la Universidad Nacional de La Plata (Argentina).

Respecto de las acciones encaminadas a la creación de Redes y servicios de información, hay que decir que éstas se centran en la información y la prestación de servicios. Las redes más importantes se han definido en torno a una serie de áreas preferentes: Ciencias Económicas y Sociales, Ciencias Naturales y Exactas, Ciencias del Agro y Economía Internacional y Comercio Exterior. Algunas de las redes más importantes son la Red Latinoamericana de Ciencias Biológicas (RELAB), la Asociación de Universidades Amazónicas (UNAMAZ), con objetivos educativos y culturales, y la Red de Popularización de la Ciencia y la Tecnología en América Latina.

Con la creación de este sistema de redes de enlace entre universidades de América Latina y Europa se ha conseguido un importante valor añadido de análisis y expansión de las actividades de investigación y desarrollo.

Otros programas y acciones de la UNESCO

Otros programas de la UNESCO que merecen ser mencionados son el Programa de Gestión de Ciencia y Tecnología e Ingeniería en América Latina y el Caribe y el Programa BOLÍVAR-ENLACE para relacionar empresas, científicos y entidades de financiación latinoamericana para mejorar la competitividad industrial. Otro de los programas importantes es el CASTALAC II cuyo objetivo es medir los cambios derivados de la aplicación de la ciencia y la tecnología en el desarrollo socioeconómico en América Latina y el Caribe.

Asimismo hay que mencionar colaboraciones relevantes de la UNESCO centradas en el patrocinio de eventos internacionales relacionados con la ciencia y la tecnología, en la cooperación con la Asociación de Universidades del Grupo Montevideo o en el impulso de proyectos de promoción científica.

Un grupo importante de acciones de colaboración internacional de la UNESCO se centran en el medioambiente. Así el programa Red Mundial de Reservas de la Biosfera, el Programa Regional de Biotecnología para América Latina y el Caribe, el Curso itinerante de Aspectos Geológicos de la Protección Ambiental, el Programa de Promoción del Conocimiento de los aspectos Geológicos de la Protección Ambiental en América Latina y el Caribe, el Programa de Aplicación Geológica de la Teledetección, el Programa CATHALAC (Centro del Agua del Trópico Húmedo para América Latina y el Caribe), el Programa Hidrológico Internacional y el proyecto Evaluación de impactos sobre Salud Ambiental en la Amazonia.

Una vez enunciadas el conjunto de acciones en las que interviene la UNESCO en el ámbito de la ciencia, la innovación y la tecnología, los coordinadores de la obra presentan la opinión de los receptores de las políticas científicas desarrolladas por dicho organismo para destacar la diversidad de opiniones al respecto: desde los que la consideran una baza fundamental hasta los que le conceden un papel residual en la consecución de estos objetivos. Entre ambas surgen posiciones intermedias que reconocen el papel de la UNESCO como promotora de nuevas ideas e investigaciones aunque siempre acompañada del papel importante y necesario de los estados, complementándolas.

ESTUDIOS DE CASOS

Los capítulos 4, 5, 6, 7, 8 y 9 de la obra están dedicados al estudio de diferentes países. En primer lugar se presenta el caso argentino, seguido de Brasil, México, Perú, Uruguay y Venezuela.
 

Ciencia, Tecnología y Política en Argentina

Autores: Mario Albornoz y Pablo Kreimer. Investigadores del CONICET
Instituto de Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología
Universidad Nacional de Quilmes, Argentina.

La investigación científica en Argentina tiene una tradición tan temprana como significativa en el contexto de los países latinoamericanos. Se institucionalizó hacia fines del siglo XIX, tuvo un importante avance durante la primera mitad del XX y alcanzó su época de máximo desarrollo relativo en la década de los sesenta, fruto de una conjunción de elementos de orden institucional, político y humano que llevaron a considerarla como la época de oro de la ciencia en Argentina. A esta percepción contribuyeron, sin duda, los tres Premios Nobel a científicos de este país Bernardo Houssay (1947), Luis Leloir (1970) y César Milstein (1984).

Este proceso alcista se vio frenado en las décadas siguientes por una serie de factores relacionados directamente con el devenir político del país. La brusca ruptura de la trayectoria científica desarrollada hasta ese momento, provocada por los cambios políticos de finales de los años sesenta, tuvo, entre otros resultados adversos, la disgregación y migración de muchos grupos de investigación consolidados. De esta manera, los jóvenes científicos que se incorporaban a las diferentes disciplinas no encontraron los referentes nacionales existentes en épocas anteriores.

La situación descrita no impidió la creación progresiva de una serie de organismos destinados a marcar las políticas científicas y tecnológicas. Entre todos ellos destaca en 1958 el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y en 1968, la creación del CONACYT que si bien tuvo una duración muy escasa, constituye el precedente de la actual Secretaría de Ciencia y Tecnología.

La creación de estos organismos respondió, en primer lugar, al auge de las teorías desarrollistas inspiradas en las ideas de la CEPAL según las cuales resultaba fundamental el despliegue de la política científica y tecnológica para asegurar el desarrollo socioeconómico de los países que, como Argentina, se encontraban en vías de desarrollo. En segundo lugar la consideración del Estado como planificador de la política científica y tecnológica del país y, por último, la adopción del modelo europeo occidental de planificación, producción y promoción de conocimientos científicos en colaboración con agencias internacionales.

Los elementos apuntados configuraron un modelo que no sirvió para recuperar el sólido nivel alcanzado por Argentina en décadas anteriores y que además no ha evolucionado institucionalmente. De ahí que en la actualidad, la producción científica y tecnológica en este país presente un estado de estancamiento que puede perdurar de no llevar a cabo las necesarias adecuaciones institucionales y presupuestarias que precisan las nuevas generaciones de investigadores para desarrollar sus conocimientos y vincularlos a la realidad social existente.

Marcos y desafíos de la política científica en Brasil

Autores: Elizabeth Balbachevski, Dra. Universidades de Sao Paulo, Brasil
Antonio José Junqueira Botelho, Ph. D., Pontifícia Universidade Católica do Rio de Janeiro, Brasil

El sistema brasileño de ciencia y tecnología presenta una gran variedad de instituciones en los diferentes niveles de gobierno que generan un gran número de programas para fomentar la ciencia, la innovación y el desarrollo tecnológico del país. De forma resumida se pueden agrupar en 4 niveles:

Un conjunto de órganos de investigación y fomento a nivel federal
Un conjunto de organismos de investigación y fomento organizados en cada uno de los 24 estados
El Sector privado
Una participación poco significativa de organizaciones no gubernamentales.

La formulación de la política nacional de ciencia y tecnología se establece a nivel federal y en ella se recogen las diferentes políticas y las prioridades así como los sistemas para coordinar y supervisar los distintos programas realizados en el país.

En el proceso de institucionalización de la actividad científica en Brasil se distinguen cuatro etapas. La primera se sitúa en los inicios de los años cincuenta con la creación por parte del gobierno brasileño del Consejo Nacional de Investigación con el objetivo de promover la investigación científica y tecnológica en el país. Un segundo momento tiene lugar a principios de la década de los sesenta cuando el gobierno del Estado de Sao Paulo, el estado más rico e industrializado del país, creó la Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de Sao Paolo en apoyo de un amplio grupo de científicos y para el cual se destinaba el 0,5 por ciento de la recaudación ordinaria de los impuestos del Estado.

La creación de este grupo tan específico cuyo ámbito de actuación se limitababa al Estado de Sao Paulo, creó las bases para el desarrollo diferenciado del sistema de ciencia y tecnología que posteriormente se dará en dicho estado.

La tercera etapa viene marcada por la implantación de gobiernos militares en la década de los sesenta, situación que crea una nueva dinámica en la política científica de Brasil. Se inicia por primera vez una política de apoyo y expansión del parque científico y tecnológico del país centrada en la formación de recursos humanos para operar en el desarrollo de las tecnologías consideradas como prioritarias para el Estado brasileño.

Se entra, pues, en un período de fuerte regulación del sector de la investigación y la ciencia sobre todo en lo que se refiere a la capacitación de los recursos humanos, con cambios muy significativos en la universidad como encargada de desarrollar la formación en su nivel más elevado.

En los años ochenta no se experimentó ningún cambio significativo respecto del sistema descrito para los años setenta, excepto por lo que respecta a una situación económica mucho más desfavorable marcada por elevadas tasas de inflación que disminuía progresivamente la contribución de los recursos públicos que, cada vez más, se veían sustituidos por los procedentes del sector privado. De esta manera se va produciendo un alejamiento progresivo del sector de Investigación y Tecnología del proyecto macroeconómico general del país.

Desde mediados de los noventa la estabilización de la moneda ha permitido, al menos, recuperar los valores monetarios destinados a la actividad investigadora. Los planes del gobierno federal del año 1995 recogen como objetivo situar el gasto público destinado a esta actividad en el 2 por ciento del PIB.

La crisis vivida por el país en 1998 creó nuevas presiones para plantear cambios sustanciales de las agencias federales forzando reformas que modificaran la orientación de las inversiones, estableciendo prioridades y adecuando la forma de funcionamiento de los programas.

Entre el sentido común y la adopción de un paradigma: la definición de la política de ciencia y tecnología en México

Autora: Rosalba Casas
Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, México

La autora de este artículo discute el proceso que ha seguido México en la definición explícita de políticas de ciencia y tecnología, teniendo como objetivo central la identificación de los paradigmas o concepciones que han prevalecido y la relación de éstos con las políticas económica e industrial seguidas por los diferentes gobiernos mexicanos.

En el caso mexicano la autora sitúa en los años treinta los primeros intentos institucionalizados por definir una política en este campo. En la evolución de estos intentos distingue tres etapas: la primera entre 1934-1970 en la que se combinan concepciones respecto a la Política Científica y Tecnológica y son impulsadas tanto desde los gobiernos de turno como por parte de la propia comunidad científica. En los años setenta, con esta política ya institucionalizada, se inicia la segunda etapa con claro dominio de la autoridad o cultura académica.

La tercera etapa viene marcada por la burocracia estatal o política burocrática que es quien toma la iniciativa en la promoción de la ciencia y la tecnología en el país. La cuarta etapa se inicia a finales de los ochenta y tiene a la industria y al mercado como principales actores, denominador común en el paradigma de los años finales del siglo XX. En la quinta y última etapa, en los años noventa, empiezan a surgir algunos elementos de un modelo interactivo o de redes, modelo muy relacionado con una concepción no lineal de la innovación y sustentado en una mayor colaboración entre la universidad y las empresas.

Estas fases se pueden identificar, prácticamente, con los diferentes comportamientos del Estado mexicano a lo largo de los sucesivos momentos históricos. Este comportamiento se ha caracterizado, en general, por una asimilación de las actuaciones de los gobiernos de los países desarrollados aunque en ocasiones se han realizado aportaciones originales aplicables al país.

Analizando las fases enumeradas nos encontramos con que, efectivamente, no es hasta los años treinta cuando el Estado mexicano empieza a mostrar un interés manifiesto por el desarrollo de las cuestiones científicas del país. En concreto, en 1927 en el seno de la Sociedad Científica Antonio Alzate se manifiesta la preocupación por el pobre desarrollo científico de México, proponiéndose la realización de un programa de trabajo y la creación de un "Comité Permanente para la Promoción de las Investigaciones Científicas en México", integrado por los representantes de las diferentes sociedades científicas del país y por los jefes de las distintas secretarías de estado.

Esta iniciativa no fue retomada hasta finales de los años treinta en que el gobierno de corte nacionalista de Lázaro Cárdenas vuelve a considerar la importancia del desarrollo tecnológico para asegurar el desarrollo socioeconómico. El desarrollo tecnológico era esencial como apoyo de la educación superior y como base para el conocimiento y utilización de los recursos naturales.

Es decir, se trataba de complementar la idea de ciencia pura con la de ciencia aplicada, el paradigma de la ciencia para resolver problemas. En relación con ello, en 1942 se crea la Comisión Impulsora y Coordinadora de la Investigación Científica dependiente de la Secretaría de Educación Pública.

A partir de los años 50 la política de Ciencia y Tecnología queda en manos de un nuevo organismo, el Instituto Nacional de la Investigación Científica (INIC) que en sus primeros momentos tiene como misión coordinar las investigaciones científicas del país y establecer y sostener laboratorios de investigación científica. En 1970 se crea el primer gran organismo encargado de la CyT, el CONACYT que supone la institucionalización de la política de Ciencia y Tecnología; fue una etapa de crecimiento importante del potencial investigador con gran participación de la autoridad académica en las iniciativas y acciones de la Política Científica y Tecnológica.

La década de los ochenta se caracteriza por un cambio radical de las relaciones entre el sector público y el sector privado y el capital transnacional que va a determinar la orientación de las Políticas de Ciencia y Tecnología. El enfoque gubernamental se basa prácticamente en el modelo lineal de innovación que espera que la investigación básica conduzca a la investigación aplicada y al desarrollo tecnológico. De esta manera se desperdiciaron los logros conseguidos hasta el momento en términos de tecnología, con lo cual ésta quedó obsoleta.

Después de esta década eminentemente negativa, los años noventa marcaron la llegada de un proyecto gubernamental de modernización educativa, científica y tecnológica. El Estado pasa de tener un papel regulador a tener la función de fomentar y crear las condiciones necesarias para el desarrollo del sector privado, considerado eje del desarrollo.

Así a manera de conclusión, se puede señalar que ante esta postura gubernamental, parece que México tiene pendiente encontrar el equilibrio entre su desarrollo tecnológico y científico y sus objetivos de desarrollo social.

La ciencia en el Perú

Autor: José Lozano Velásquez
University of Gent, Belgium. Laboratory of Tropical and Subtropical Agronomy and Ethnobotany

El autor inicia su artículo destacando el gran potencial de recursos naturales de que dispone el país y cómo, sin embargo, Perú integra ese conjunto de países denominados subdesarrollados. Una de las razones, aunque no la única, que ha conducido a esta situación indeseable es la incorrecta aplicación de la tecnología, que lejos de ser utilizada para explotar los recursos disponibles para que éstos sean aplicables a los distintos campos que la sociedad reclama, se ha orientado hacia los intereses del mercado y del capital.

El desarrollo tecnológico deja de ser un poderoso instrumento para el desarrollo de los países cuando se convierte en un instrumento de una oligarquía financiera y de una burguesía poderosa para orientarlas hacia unas actividades en las que están puestos los intereses de una minoría.

En el caso peruano, el autor sostiene que la orientación de los sucesivos gobiernos ha sido precisamente ésta, el desarrollo de políticas tecnológicas en función del mercado mundial y de los grupos de poder que lo dominan. El resultado ha sido un abandono de las necesidades del país dado que, en general, éstas no suelen coincidir con las imperantes en el mercado mundial.

Actualmente en Perú existen 702 instituciones que desarrollan actividades relacionadas con ciencia y tecnología, de las cuales, 133 lo hacen en el área de Economía, 76 en Sociología, 60 en Educación y 58 en Ciencias Sociales. Las áreas en que menos se desarrollan actividades relacionadas con la Ciencia y la Tecnología son Botánica, Ciencia de Materiales, Ecología, Energía, Microbiología, Oceanografía, Transportes, Robótica, Genética, Hidráulica, Petróleo y Petroquímica, Tecnología Nuclear y Telecomunicaciones.

Por lo tanto, en un país con gran variedad de recursos naturales que van desde la minería hasta los recursos hidrobiológicos, pasando por los recursos animales y vegetales, la mayor parte del personal científico peruano dedica sus esfuerzos a áreas enmarcadas en el campo de las ciencias sociales dejando de lado la ingeniería y la tecnología, campos de investigación más directamente relacionados con las posibilidades de aplicación al desarrollo económico autóctono de los recursos disponibles.

La situación se ha agravado especialmente desde la llegada al poder en 1990 de Alberto Fujimori con una progresiva detracción de recursos hacia el mantenimiento del poder militar en detrimento de la educación y la sanidad. Las universidades, centros de especial relevancia donde llevar a cabo la investigación científica y tecnológica, no se encuentran en la mejor situación para desarrollar esta línea a causa de los presupuestos cada vez más limitados de los que dispone.

El enfoque gubernamental de la universidad pública es el de un centro de docencia de donde deben salir profesionales de la empresa; no preocupa a los poderes públicos procurar los recursos e independencia necesarios para que las universidades desarrollen su función investigadora plenamente. La investigación se desarrolla de manera independiente por los diferentes profesionales, muchas veces a instancias del sector privado sin contar con un marco general determinado por el Estado; no existe un proyecto nacional orientado a la aplicación de los avances científicos y tecnológicos para la resolución de problemas cruciales de la sociedad peruana.

Es cierto que Perú ha aumentado de forma considerable la proporción de titulados universitarios sobre el conjunto de la población, pero lo ha hecho en las disciplinas enumeradas anteriormente que, por sus características "de tiza y pizarra", en palabras del Rector de la Universidad de Ingeniería, no han requerido demasiado esfuerzo económico por parte del Estado ya que no necesitan ni laboratorios ni equipamientos costosos. Se destina un esfuerzo relativo a actividades que no tienen un impacto directo sobre la producción y el crecimiento.

El autor finaliza su exposición haciendo una lista de campos en los que, a su juicio, deberían concentrarse los esfuerzos tecnológicos: el cultivo del campo, desarrollo de las telecomunicaciones al servicio de la formación en lugares alejados del país, explotación de los recursos hídricos, solución de problemas de irrigación, entre otros. Todo ello debe contar con las estructuras adecuadas para que los científicos puedan desarrollar su actividad desde el profundo conocimiento de su país y de su verdadera realidad, y considerando para ello, las alternativas más eficaces para garantizar su desarrollo económico y social.

Uruguay: El Sistema Nacional de Innovación de un pequeño país periférico.

Autores: Rodrigo Arocena y Judith Sutz
Universidad de la República, Uruguay

El punto de partida para esta exposición es la definición que los autores realizan de un Sistema Nacional de Innovación del Uruguay. Lo caracterizan como "conjunto de organizaciones, instituciones, interacciones mutuas y dinámicas sociales generales que, ubicadas esencialmente en el marco nacional, mayor incidencia tienen en las capacidades disponibles en el país para la investigación, el desarrollo experimental, la innovación tecnológica y la difusión de los avances técnico-productivos".

En el contexto latinoamericano, Uruguay es una economía pequeña y relativamente próspera. Según su índice de desarrollo humano está entre los 40 países mejor situados del mundo y junto con Chile, Costa Rica y Argentina se sitúa en los primeros lugares del continente.

Los autores sostienen que la prosperidad económica que ha caracterizado largos períodos de la economía uruguaya desde finales del siglo XIX, como país exportador de materias primas, hasta su integración en el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), se ha basado muy poco en la capacidad para la innovación. La gran disponibilidad de recursos naturales relegó las cuestiones tecnológicas a lugares muy secundarios.

El modelo seguido para incorporar tecnología en los procesos de producción ha sido la compra directa de los avances producidos en el mercado exterior tanto por parte del sector privado como por parte de las empresas estatales. De esta manera se ha generado un sistema de producción vulnerable y dependiente, excepto en lo que se refiere al sector agrario cuyo estancamiento de los años cuarenta y cincuenta hizo ensayar modelos autóctonos ante la imposibilidad de salir de la crisis mediante la aplicación de técnicas empleadas en otros países.

Excepto este caso, toda la demanda de innovación uruguaya ha estado volcada al exterior, con la consecuente baja producción de conocimientos propios capaces de asegurar y aumentar, quizás, la próspera situación relativa de que goza el país.

Las universidades públicas de América Latina concentran la mayor parte de la investigación científica y tecnológica del país: en el caso uruguayo, las dos terceras partes de la investigación se llevan a cabo en la Universidad de la República, universidad estatal. El colectivo de docentes investigadores se caracteriza por ser reducido en número pero encuadrados, la mayoría de ellos, en grupos de excelencia. Sus campos de investigación, como ocurre en otros países pequeños fuertemente industrializados, se centran en las ciencias básicas (más del 51 por ciento del personal investigador) con el consecuente descuido de las áreas tecnológicas y las ciencias de la salud.

El contexto financiero restrictivo al que se enfrentan las universidades públicas de la mayoría de los países no es ajeno a la universidad uruguaya. Esta situación conduce a que las universidades diversifiquen sus fuentes de financiación recurriendo a empresas a las que vender los resultados de sus investigaciones o, en otros casos, desarrollando aquellas líneas de investigación que las empresas necesitan, generándose así una dependencia respecto del sector productivo.

Otras instituciones públicas, además de la universidad, donde se lleva a cabo una importante producción científica son, el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIA) y el Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable.

Vista la situación actual se puede afirmar que Uruguay dispone de un potencial humano importante susceptible de generar avances en áreas muy concretas, pero que podría diversificarse de existir el interés y el apoyo por parte de los poderes públicos. En este sentido resulta imprescindible mejorar el escaso 0,3 por ciento del PIB que actualmente destina el estado uruguayo al sostenimiento de su I+D. A este problema financiero hay que añadir la escasa conexión existente en la actualidad entre productores de avances tecnológicos y posibles usuarios de los mismos.

En general, no existe una política nacional de Ciencia y Tecnología que defina cuáles son las tareas prioritarias ni las instituciones encargadas de desarrollarlas, entre otras razones, por el gran desconocimiento que de la actividad científica disponen los poderes públicos a causa de la carencia de datos estadísticos en este terreno. Los únicos organismos presentes en la actualidad apenas cuentan con diez años de existencia, se caracterizan por una financiación casi enteramente externa y actúan de manera nada coordinada entre ellos.

De todo lo expuesto por los autores, se deduce el escaso papel que ha tenido hasta ahora la tecnología endógena en el desarrollo económico de Uruguay, si bien se detecta un interés creciente en algunos sectores por incorporar tecnología local orientada a resolver problemas específicos. Sin duda alguna, de la actitud de los poderes públicos dependerá en gran medida el desarrollo de esta vertiente autóctona ajena al mimetismo que ha caracterizado las épocas pasadas.

Las promesas de una transición inconclusa: ciencia, tecnología e innovación en Venezuela

Autor: Jesús Peña Cedillo
Universidad Simón Bolívar

Durante varias décadas Venezuela adoptó el modelo lineal de innovación tecnológica consistente en considerar que el desarrollo socioeconómico residía en la aplicación de la investigación básica a la producción de bienes y servicios para el mercado. Se trataba de generar un gran potencial científico en el país para asegurar esa investigación básica ya que la comunidad académica era, prácticamente, el único agente encargado de llevarla a cabo.

Sin embargo, en los años noventa, se constata que ese modelo no conducía al desarrollo socioeconómico y que era necesaria la cooperación de los diversos agentes sociales para recoger las diferentes necesidades que en el campo tecnológico existían en el conjunto de la sociedad. El CONICIT (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas) que hasta entonces había velado exclusivamente por el desarrollo de la comunidad científica, adquiere a mediados de los noventa una nueva orientación consistente en conectar la actividad científica y tecnológica con la sociedad en su conjunto.

Para ello ha elaborado un plan trienal donde recoge programas específicos de apoyo a la investigación (financiación de proyectos, contacto con investigadores residentes fuera del país, fortalecimiento y modernización de centros de I+D, desarrollo de un sistema de publicaciones científicas, entre otros) y otros de apoyo a los procesos de innovación (financiación de proyectos asociativos de I+D, empresas de base tecnológica, fondo para la investigación regional, apoyo a centros de documentación, unidades de información y bibliotecas, etc.)

Otra de las actuaciones estratégicas del CONICIT es, sin duda, la preparación de un segundo programa con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El objetivo es fortalecer las capacidades científicas y tecnológicas del país (recursos materiales y humanos), ampliar el espacio social de la investigación y orientar las capacidades científicas y tecnológicas hacia los problemas de la sociedad venezolana. El programa puede ayudar a aliviar la escasez de recursos financieros con que cuenta el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología venezolano.

Por su importancia presente y futura, cabe destacar el proyecto de Ley de Ciencia y Tecnología que ha sido presentado ante el Congreso Nacional a mediados de 1998. El proyecto define el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología presentando algunas propuestas tanto para la mejor vinculación y ordenación de las entidades que en él actúan como para el fomento de las actividades científicas y la transferencia y difusión de sus resultados.

El proyecto señala la necesidad de que la Ciencia y la Tecnología sean dirigidas, coordinadas, reguladas y promovidas por el Estado quien, a su vez, está obligado a incorporar la Ciencia y la Tecnología en los planes de desarrollo económico y social del país. Para ello, procurará los instrumentos legales y financieros necesarios.

Todos los programas de Ciencia y Tecnología y todos las instituciones públicas y privadas que se desarrollan a nivel nacional componen el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología. Los organismos de Dirección, Definición de Políticas, Coordinación y Ejecución del Sistema son: un Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Comisiones Sectoriales de CyT, Consejos Estatales de CyT, Comités de Programas Nacionales, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas y las Fundaciones para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología.

El autor finaliza su exposición con la presentación de una serie de datos cuantitativos referidos a las principales variables que miden la investigación (publicaciones, investigadores, financiación obtenida por proyectos, inversión en I+D, becas, patentes, etc). Algunas de ellas reflejan ciertas carencias como es el caso de la financiación o de la inversión en I+D y otras muestran ciertas tendencias positivas como el número creciente de publicaciones de investigadores venezolanos, concentradas, eso sí, en el Science Citation Index.
 

Conclusiones

Como conclusión cabe resaltar que un denominador común de los casos estudiados es la dependencia del desarrollo de las políticas científicas y tecnológicas de los cambios políticos. En un entorno como la región Latinoamericana donde la inestabilidad política y los procesos de transición hacia gobiernos democráticos estables marcan el panorama político es fácil, pues, detectar grandes cambios según sea el signo de los gobiernos. Incluso es posible pasar de una situación relativamente consolidada y de nivel comparable al mundo occidental a otra en la que la ciencia y la tecnología queda supeditada al devenir político y a las exigencias que en un momento determinado se deriven del gobierno imperante.

Otro de los factores comunes en el análisis expuestos para estos países es, sin duda, la adopción del paradigma occidental de desarrollo tecnológico como el referente a la hora de diseñar políticas de este tipo cuando quizás cabría plantearse si la clave del avance no consistiría, precisamente, en la adopción de modelos propios acordes con las características propias de un conjunto de países que quizás en algunos aspectos, nada tienen que ver con otras sociedades llamadas avanzadas y con unas exigencias tecnológicas nada comparables en ocasiones.

Finalmente hay que incidir en la existencia de una especie de olvido generalizado a la innovación endógena, que en algunos contextos, es la única capaz de captar las verdaderas necesidades de los diferentes sectores del país.

© Copyright: Mª Dolors Baena, 2000
© Copyright: Biblio 3W 2000



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