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Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98
Nº 301, 19 de julio de 2001

MASCARENHAS DE JESUS, Gilmar. A bola nas redes e o enredo do lugar: uma geografia do futebol e de seu advento no Rio Grande do Sul. Tese de Doutorado. Orientadora: Profª Odette Carvalho de Lima Seabra. Universidade de São Paulo, Departamento de Geografía da Faculdade de Filosofia, Letras e Ciências Humanas. São Paulo 2001. 276 p.
 

Horacio Capel
Universidad de Barcelona


Palabras clave: fútbol /deportes /difusión de innovaciones / Brasil

Key words: football /sports /diffusion of innovations / Brazil


No cabe ninguna duda de que Brasil es hoy una superpotencia mundial. Lo es en el campo político y económico -e incluso se parece a la gran superpotencia estadounidenese en las restricciones de energía-, en el campo artístico y musical, en el deportivo. Lo es también, sin duda, en lo que se refiere a la cultura y a la ciencia. Por citar algo concreto, es indudable que es una superpotencia en el campo de la geografía contemporánea, por el número de universidades con estudios y departamentos de geografía, por el número de geógrafos, por las revistas científicas y publicaciones. Y, sobre todo, da muestras de un dinamismo admirable en lo que se refiere a las investigaciones que se realizan, a la creación de marcos teóricos de influencia mundial -ahí está, por ejemplo, la obra de Milton Santos- a la calidad de los trabajos que se producen.

La Tesis de Gilmar Mascarenhas de Jesus, elaborada en el Departamento de Geografía de la Universidad de São Paulo, es una buena prueba de lo que digo. Pocos son los países donde existe hoy una buena tradición de estudios sobre la geografía del deporte, y menos todavía los que pueden presumir de tener estudios sobre geografía del fútbol. A esos pocos se ha unido desde hace unos años Brasil, gracias a los trabajos de este autor.

Gilmar Mascarenhas, en efecto, no llega ahora a la historia del deporte y a la historia del fútbol. Desde hace tres años ha venido publicando una serie de trabajos sobre el tema, algunos de los cuales lo han sido en las páginas de esta misma revista y en las de Scripta Nova. Eran los primeros resultados de una línea de investigación que culmina por el momento en esta Tesis doctoral, y que va a dar sin duda en el futuro nuevos y valiosos resultados.

La Tesis que comento ha sido dirigida por la profesora Odette Seabra, que está impulsando una vigorosa línea de trabajos sobre las pautas sociales de la urbanización contemporánea y las estructuras de poder, y que realizó una notable tesis doctoral sobre los conflictos sociales relacionados con la construcción de las infraestructuras hidroeléctricas en São Paulo, con el título Meandros dos Rios, nos Meandros do Poder. Tietê Pinheiros: valorização dos rios e das várzeas na cidade de São Paulo (1988).

El trabajo de Gilmar Mascarenhas es una aportación muy valiosa. Escrita desde la pasión personal por el fútbol, desde la curiosidad por entender ese deporte que atrae inconteniblemente a públicos muy variados en todos los países, desde el orgullo de pertenecer a un país que es líder mundial de dicho deporte y la inquietud de percibir la manipulación nacionalista y económica que se hace del mismo.

No estoy seguro de haber sido un miembro adecuado del tribunal que juzga esta Tesis, ya que no soy aficionado al fútbol, y estoy convencido de sus funciones enajenantes; aunque no dejo de tener curiosidad sobre las razones de las pasiones que despierta y me interese como fenómeno social.

Desde luego, yo también tengo del fútbol vivencias personales de mi niñez, como las que recuerda Gilmar Mascarenhas en la bella introducción a su Tesis. En mi caso, se remontan al campeonato del mundo celebrado en Rio en 1950, el que coronó a Uruguay como campeón del mundo y provocó graves conflictos emocionales en Brasil; y el que para la España de la época significó la histórica hazaña de derrotar a Inglaterra por 1 a 0, con un gol marcado por Zarra. Todavía puedo recitar de memoria el equipo de aquella hazaña (Ramallets, Alonso, Parra, Gonzalvo II, Gonzalvo III, Puchades, Basora, Igoa, Zarra, Panizo y Gainza). En mi niñez vibraba con los partidos del equipo nacional, retransmitidos por Matías Prats, la voz del Régimen franquista.

El fútbol fue, efectivamente utilizado de forma descarada por el franquismo. Sirvió -al igual que ocurrió en otros países durante regímenes dictatoriales (como en Argentina o Brasil)- para distraer a la gente en momentos de escasez y de falta de libertad, y para alentar el espíritu patriótico cuando el equipo nacional ganaba a un país extranjero. Especialmente cuando venció al equipo de la "pérfida Albión", o cuando el gol de Marcelino hizo ganar a España la copa de Europa frente a la URSS, en un partido al que asistió el mismo Franco. Al mismo tiempo en Cataluña y otras regiones españolas los equipos de la capital (el Barcelona, el Athletic de Bilbao) se convertían en el estandarte del despertar nacionalista.

Muchos pensábamos que con la democracia acabaría esa descarada manipulación del fútbol, la pasión irracional que suscitaba. Desde luego nos equivocamos. Sorprendentemente no fue así. Siguió despertando pasiones colectivas, apoyado por la televisión pública y privada, e incluso reconocidos intelectuales de izquierdas no han tenido inconveniente en ensalzarlo y declarar su vinculación vital a determinados clubes, olvidando el hecho de que en algunos casos han estado dirigidos por auténticos gansters y que, en todo caso, ese deporte -que en ocasiones se convierte en un bello espectáculo y, sin duda es siempre digno de ser practicado- se ha convertido en un producto de mercadotecnia que ha alcanzado su difusión y popularidad mundial gracias a una gigantesca manipulación económica, en la que personas de escaso crédito humano e intelectual obtienen grandes beneficios y una notoriedad social que no merecen en absoluto.

La pasión por el futbol, no solo tiene que ver con el espectáculo -hay otros más bellos- sino con la necesidad de identificación colectiva, de comunión en unos símbolos y en unos ideales, con la existencia de una conflictualidad latente entre ciudades o países. Es algo que requiere un análisis desde la sociología o desde la psicología social. Y quizas una reflexión de literatos como la que hizo Elias Canetti en Masa y poder.

Quizás hay necesidades colectivas de inclusión en la masa, de dilución del individuo en la colectividad. Y sin duda tiene que ver también con la fiesta, con el ambiente festivo que rodea a un partido, al igual que rodea a una corrida de toros.

En el caso de las ciudades, seguramente el fútbol ha sido también un instrumento de integración en la ciudad, instrumento mucho mejor, por laico, que la religión, que la identificación con las creencias dominantes o -en el caso de la religión católica- con los santos locales. Ese es un aspecto que Gilmar Mascarenhas destaca en su Tesis desde el mismo comienzo, a partir de una bella presentación autobiográfica en la que justifica su pasión por este deporte y alude al papel que tuvo en la integración urbana de muchos inmigrantes llegados a las ciudades brasileñas, como su padre.

Durante mucho tiempo el fútbol no atrajo la atención de los científicos sociales, a pesar de su popularidad, al igual que ocurrió con otros fenómenos sociales que tardaron mucho en ser estudiados. Desde la izquierda se destacó sobre todo la función política alienante -y eso duró hasta la década de 1980. Gilmar cree que efectivamente cumple ese papel, pero que no se limita a esa función.

En todo caso, a partir de los años 1980 han ido apareciendo estudios sociales sobre el deporte (y entre ellos el fútbol) desde la historia social en relación con el ocio, el advenimiento de la sociedad de masas, la modernización o las dimensiones sociales del capitalismo. En ese sentido adquiere sentido que Gilmar Mascarenhas considere que la difusión del fútbol en Brasil puede estudiarse como "un aspecto de la aventura de la modernidad en los trópicos" (pág. 71).

En la Tesis se alude también al fútbol como factor (o 'profesor', según escribe el antropólogo Roberto da Matta) de democracia e igualdad. Según esa idea, la gente aprendió a respetar la ley no en el parlamento sino asistiendo a los partidos de futbol, cumpliendo reglas que son las mismas para todos, sin distinción de clases (como ha escrito Da Matta, 1982, cit. por Gilmar, pág. 56). Es una idea sugestiva, pero tal vez resulten excesivas esas pretensiones. Según eso también el supermercado, la iglesia, o el boxeo serían factores de democracia, ya que todos participan en ellos. Pero sin duda podrían imaginarse otros factores de democracia menos enajenantes. Son inferencias demasiado atrevidas, ya que de la misma manera podríamos descalificar al fútbol por ser escuela de competencia (adecuada al desarrollo del capitalismo), de sumisión (a las normas de la directiva o del entrenador), de corrupción (por la compra de partidos), de violencia (alentada en muchas ocasiones por las mismas directivas de los clubes).

De hecho, el mismo Gilmar Mascarenhas oscila en su valoración de este deporte, ya que también recoge el testimonio de otros autores que han puesto énfasis en el papel del fútbol en la formación y sumisión de la clase obrera, "como un eficaz dispositivo en el sentido de imbuir en el trabajador la conciencia de colectividad, de especialización, de disciplina, de jerarquía competitividad y valorización del tiempo cronometrado" (pág. 32).

En todo caso, parece claro que una cosa es hablar de la práctica del fútbol y otra del fútbol como negocio y espectáculo. Aquí es donde prolifera la deshonestidad, la violencia, las prácticas oscuras, los fichajes escandalosos, las financiaciones poco claras y una extraña vinculación con los medios de comunicación de masas.

La valoración del deporte es antigua. Tiene que ver con el ideal clásico expresado en la bella forma mens sana in corpore sano, en la necesidad que han tenido las clases dominantes de vigorizar su cuerpo y prepararlo para la guerra, en la celebración medio deportiva y medio religiosa de las olimpiadas. La práctica del ejercicio físico fue siempre reconocida por las elites, que tenían además tiempo para ello: la caza, la esgrima y otros juegos fueron realizados siempre por ellos. Pero tambien los médicos la aconsejaron, desde Hipócrates y Galeno hasta los médicos del Renacimiento.

Las clases populares practicaban asimismo deportes y ejercicios atléticos como parte del juego, de la fiesta y de la relación social. No hay más que recordar la multitud de juegos de antigua raíz, desde los mismos juegos de pelota -extendida en toda Europa y de los que hay datos en las ciudades de la España medieval- hasta los bolos y el patinaje. La pintura del barroco nos ha dejado excelentes representaciones de esas prácticas, y no hay más que citar aquí las sugestivas representaciones de Brueghel y otros autores de la escuela holandesa.

También existió el deporte como espectáculo. Un espectáculo que se daba a la plebe como "pan y circo", para distraerla de otros problemas y hacerle olvidar su escasez. Los grandes estadios actuales no son generalmente mayores que el Coliseo, o los estadios romanos.

Lo que cambió en el siglo XIX fue la posibilidad de una práctica amplia del deporte debido a la aparición de unas clases obreras y populares con salarios y horarios de trabajo reglamentados. Es decir, con tiempo libre para el ocio. Es entonces cuando se difunde la práctica de deportes y ejercicios en la ciudad. Y tambien cuando se produce el esfuerzo para codificar su práctica, y la aceptación de unas reglas generales que permiten la realización de competiciones. Eso hace posible la difusión primero nacional y luego internacional de algunos.

Una aportación importante de esta Tesis doctoral es el estudio de ese momento en que el fútbol pasa de la situación premoderna a la moderna con reglas aceptadas; cuando el deporte se desarrolla como un valor de socialización, de identidad con el medio local y, luego, con la nación.

Sin duda el ideal de mens sana in corpore sano podía desarrollarse sin competición, a escala individual, con la preparación física solitaria. Pero aunque esta práctica también se desarrolló ocasionalmente, lo que triunfó fue el deporte, y el fútbol en particular, como competición, lo que le dio un papel en la reproducción social de las ciudades y una relación con el proceso de industrialización: en efecto, siguiendo a diversos autores, Gilmar destaca la pedagogía fabril del fútbol y su papel en la introyección de pautas de comportamiento típicas de la era del maquinismo y el taylorismo (velocidad, jerarquía, división de tareas..); algo similar, podemos añadir, a lo que sucedió con la escuela, donde, según algunos historiadores de la pedagogía, lo importante no sería lo que se aprende sino la disciplina y el sometimiento al horario.

Pero el deporte, y también el fútbol, ha podido ser utilizado para la exaltación del vigor y de la fuerza física, que alcanza valores extremos en los regímenes fascistas, con su valoración de los espectáculos de masas, de la juventud, de la giovinezza de la canción fascista italiana. En los regímenes totalitarios, el deporte se convierte también en práctica militarista y de preparación patriótica.

Es indudable el papel del fútbol en la creación de lazos de identidad con la ciudad en que se vive, con las sociedades urbanas en rápido crecimiento. También el papel del fútbol en la construcción de identidades nacionales. En cuanto a la relación con la industrialización se refleja asimismo en el elevado número de clubes creados por empresarios industriales.

La Tesis de Gilmar Mascarenhas es un trabajo profundamente geográfico donde están muy presentes la dimensión espacial y las escalas, aunque ha sido elaborada con una bibliografía muy variada procedente del campo de la antropologá, la sociología, la historia social y otras disciplinas, además de la geografía.

Hay en ella varias aportaciones fundamentales. Una es su énfasis en la expansión del futbol a través de las redes del poderío imperial británico. Otra es el considerar la expansión de la práctica del fútbol como la difusión de una innovación. Finalmente, el excelente análisis del desarrollo del fútbol en Rio Grande do Sul, en el que se ponen de manifiesto las diferentes vías de introducción de ese deporte y su estrecha vinculación con las condiciones sociales y económicas del medio local y con las redes de contactos establecidas con el exterior.

Las redes de soporte del vasto imperio británico establecieron las rutas fundamentales para la difusión de innovaciones como el fútbol. El fútbol se difundió en Gran Bretaña desde mediados de siglo; en 1863 se creó la Football Association en Londres, y en 1871 la copa de Inglaterra, con 16 clubes. A partir de 1880 se produce el comienzo de la difusión a escala internacional. En lo que se refiere a las vías de difusión, la Tesis muestra como en América del Sur el fútbol tuvo una fuerte presencia en ciudades portuarias a partir de la exhibición informal de los marineros de los barcos británicos que llegaban a los puertos.

Pero el fútbol curiosamente no se adoptó como deporte nacional en las principales colonias y ex-colonias inglesas, donde sin embargo el deporte fue muy practicado. Quizás porque ya habían adoptado más tempranamente otros deportes británicos, como el cricket en la India, el rugby en Africa del Sur y los dos en Australia.

En América del Sur en el cambio de siglo el fútbol se practicaba solamente en grandes ciudades de las regiones próximas al Río de la Plata. La importante colonia inglesa de Buenos Aires contribuyó a difundir bien tempranamente deportes de esa procedencia (cricket, golf, tenis y finalmente el futbol). Entre 1880 y 1914 -en esa periodo en que se alcanza la fase de madurez de lo que el historiador Tulio Halperin ha llamado el orden neocolonial- existió una intensa relación entre Argentina y Gran Bretaña, en un momento en que el fútbol estaba ya bien consolidado y en auge en las Islas británicas. A finales del siglo XIX vivían en Buenos Aires unos 40.000 ingleses y empiezan a formarse clubes en los centros de enseñanza para estos jóvenes. La primera liga de fútbol argentina fue creada por un escocés, fundador de un establecimiento escolar, y en inglés se redactaron las actas del fútbol argentino hasta 1905. Algo parecido ocurrió en Montevideo, donde el primer club se fundó en 1885, el Albion Football Club, pero se difundió rápidamente y en 1904 el 80 por ciento de los clubes de Montevideo eran ya 'nativos'. También se difundió en Chile, y principalmente en Valparaiso, que tenía una fuerte colonia inglesa y donde se fundó tempranamente una liga en 1894; en 1900 estaba ya bien aceptado en esa ciudad y en otras, en relación con la fuerte red de intereses económicos en la minería y en la actividad económica chilena.

En Brasil al contrario que esos otros países el fútbol no se introdujo a través de una sola ciudad. Penetró casi a la vez por varios puntos desconectados entre sí pero conectados con el exterior.

Además de la presencia inglesa y las relaciones con Gran Bretaña, hubo otras redes de difusión. Una fueron las órdenes religiosas con intereses en la enseñanza, esencialmente los maristas y los jesuitas, que incorporaron los deportes, y entre ellos el fútbol a las práctica en sus centros de enseñanza a principios del siglo XX como instrumento de disciplina moral. Los miembros de estas órdenes, con gran movilidad internacional llevaban de Europa balones y botas que no existían en el mercado local de pequeñas ciudades. El papel de esas órdenes religiosas dedicadas a la enseñanza fue esencial en ciudades concretas e interiores que no estaban conectadas a las redes económicas internacionales de la economía agroexportadora e importadora de bienes industriales; tenían prestigio social y contribuyeron a difundir el deporte, en general, y el fútbol, en particular.

A ello hay que unir el papel de los estudiantes que cursaron estudios en universidades europeas y contribuyeron en ocasiones a la difusión de esta práctica deportiva. Esos jóvenes de buenas familias que volvían de Europa tenían un reconocimiento social grande y podían contribuir de forma importante a prestigiar una nueva práctica social como el fútbol. De esta forma ciudades brasileñas que no estaban incluidas en las redes de influencia británica conocieron el fútbol tempranamente a través de estos estudiantes universitarios que regresaban de Europa (por ejemplo en São Luis do Maranhão).

Finalmente debe señalarse también la contribución de diversas comunidades de inmigrantes europeos. En particular los inmigrantes procedentes de países como Alemania y Suiza, donde el deporte se había difundido como práctica social. Por ello hay muchas ciudades donde son ciudadanos de esos orígenes los que contribuyeron a difundir el fútbol (como en Barcelona, un suizo y muchos casos similares en los países hispanoamericanos). Lo mismo ocurrió en el sur de Brasil, donde los inmigrantes de origen alemán estaban muy preocupados por la práctica atlética y deportiva, y tuvieron un papel importante en la introducción del fútbol en diversas ciudades de Rio Grande do Sul.

La segunda parte de la Tesis (que lleva por título "Definindo o esquema tático. Tempos e lugares do futebol") se dedica al estudio de la difusión del fútbol en Brasil.

El autor considera el fútbol como una innovación compleja y gradual. Se trata de una perspectiva interesante que vuelve a introducir el tema de la difusión de innovaciones en la geografía brasileña, donde algunos geógrafos habían considerado que era una teoría conservadora por su dimensión esencialmente espacial; lo que constituye un percepción equivocada, ya que es perfectamente posible incorporarle la dimensión social, a través del análisis de los agentes de la difusión y de las condiciones sociales en que se produce. En este sentido, Gilmar Mascarenhas tiene razón al considerar que hay una mayor actitud a recibir y adoptar innovaciones en ambientes cosmopolitas y 'progresistas' conectados a redes internacionales.

En el caso del deporte hay diferentes fases de la adopción desde la más informal e individual (en la calle, en fincas privadas) a la más oficial, con campeonatos formales, una fase que es importante en la consolidación social de este deporte.

Gilmar Mascarenhas especifica las fases de la adopción del fútbol. Distingue hasta diez etapas, que según él suponen diversas ondas de innovación. Vale la pena reproducir su caracterización de las diferentes etapas.

"a) la observación involuntaria y casual (al principio con rechazo y extrañeza) de ingleses (marineros, mineros etc) que juegan informalmente al fútbol en sus horas de descanso; se trata generalmente de una primera adquisicion de información;

b) la observación interesada y sistemática (con cierta admiración y curiosidad) de los hechos antes mencionados; inicio de la aceptación de la novedad, antes repudiada como alienígena, violenta, insana e ilógica;

c) el primer contacto directo con la pelota y con las reglas del juego; adquisición de informaciones minuciosas, que tratan de llegar a una correcta operacionalización de la práctica deportiva;

d) el primer duelo informal, casi siempre en un local improvisado, reuniendo generalmente a ingleses practicantes que radican en el lugar y nativos interesados en aprender el fútbol;

e) la formación y oficialización del primer club de fútbol nativo, que se propone promover la práctica irregular, difundir/enseñar el deporte inglés y realizar partidos, si es posible entre dos equipos internos; la información comienza a expandirse más allá de los jóvenes deportistas;

f) la elección/conquista de un lugar específico y apropiado para la práctica del nuevo deporte (una plaza que va a ser demarcada, un baldío que va a ser aplanado,o en ciudades mayores el uso de los equipamientos deportivos existentes y de gran extensión, como hipódromos y velódromos); la innovación comienza a adquirir espacialidad propia;

g) la formación de nuevos clubes, permitiendo el surgimiento de rivalidades locales y nueva motivación para la práctica del fútbol; la innovación inicia su consolidación;

h) la creación de la primera liga y consecuentemente la realización del primer campeonato local; la innovación adquiere regularidad (entrenamiento y preparación práctica de los equipos) y reconocimiento social, integrándose en la vida cotidiana;

i) la construcción del primer estadio, demarcando en el paisaje urbano una centralidad asociada exclusivamente al fútbol, expresión de su fuerza económica, política y social, y que facilita la participación en certámenes extralocales;

j) la formación de hinchas (torcidas), masas de individuos anónimos que prestigian determinado club y garantizan la recaudación regular en la venta de ingresos para los partidos; y así el fútbol se consolida como una lucrativa industria de entretenimiento y como base de apoyo para formas populistas de proyectacción política individual" (págs. 76-77).

A veces se produce un desarrollo incompleto de ese modelo, con alteración en las etapas. Puede faltar la primera en el caso de ciudades con escasa afición deportiva y fuertes inversiones inglesas. En cuanto a los agentes que introducen la innovación pueden ser diversos, como se ha dicho ya: empresarios de fábricas, marineros, jovenes que regresan de Europa, órdenes religiosas, inmigrantes. También puede haber fases de retroceso.

Otro paso importante y otra innovación fue la introducción del profesionalismo; primero por medio de un profesionalismo camuflado, con remuneración extraoficial, y luego abierto (a partir de las décadas de 1920 y 30). El autor también señala oportunamente que "a cada estadio evolutivo corresponden nuevas formas de espacialización" (pág. 79).

A veces el futbol se inició impulsado por grupos de la elite pero pronto se convirtió en un deporte popular. El proceso de nacionalización se produce con el paso del football al fútbol, como ha escrito un autor (Roberto Da Matta, 1986, cit. por Gilmar Mascarenhas, p. 79). Finalmente, se llega a la aparición de competiciones internacionales, con equipos que representan a un país y se hacen portadores de la identidad nacional. La fase de mundialización con fuertes intereses económico es posterior al periodo estudiado en esta Tesis.

Gilmar estima que los misioneros, los educadores laicos y los universitarios que volvían de Europa fueron más eficaces que los ingleses en la difusión del fútbol, pues contaban con mayor credibilidad local, y mayores posibilidades de interacción social. La innovaciones inglesas se practicaban a veces en clubes cerrados, lo que les daba a veces poca visibilidad. Mayor visibilidad tenía la práctica de los marineros británicos que organizaban partidos en los puertos a que llegaban, aunque tenían menor prestigio y credibilidad que los anteriores. Mucha más eficacia tuvo en ocasiones el papel de jóvenes locales de buena posición que adoptaron la nueva moda y contribuyeron de forma importante a darle prestigio en el medio local.

En muchos países los primeros clubes de futbol fueron formados por ingleses. Luego se formaron equipos locales para desafiar a los ingleses.

Sin duda había ventajas físicas y morales del fútbol y de los deportes en equipo (pág. 84), las cuales contribuyeron a la difusión del fútbol. Pero a principios del XIX "el pleno acceso a la información no fue suficiente para la adopción del fútbol". Había barreras y resistencias. Como ha escrito el autor, "en determinados contextos locales la información prende como una semiente en suelo infértil" (pág. 93).

Existieron sin duda factores locales de resistencia. Se observa ya con la creación en 1872 del primer club de futbol francés en Le Havre; los jugadores eran llamados payasos, ya que correr tras la pelota, caer, saltar, resultaba extraño. Lo mismo ocurrió en algunas ciudades brasileñas treinta años más tarde. La práctica del fútbol suponía cambios en la vida cotidiana y las costumbres sociales. Hubo por ello resistencias a su aceptación, a pesar de las ventajas que representaba el que pudiera jugarse en cualquier espacio abierto y sin grandes equipamientos (que eran importantes en cambio en los clubes de la elite).

La Tesis muestra que la adopción del futbol fue más fácil en ciudades donde ya había práctica de otros deportes y donde se aceptaban los beneficios físicos y morales del deporte. Pero también en ambientes abiertos y cosmopolitas. Un marco social cosmopolita e industrial así como el deseo de modernidad fueron ingredientes básicos para que el fútbol germinara rápidamente en San Paulo, "al contrario de lo que ocurrió en Belem de Pará, a pesar de la fuerte información que de él exístía" (pág. 93). En Brasil fue más fácil la incorporación del fútbol en Rio Grande do Sul, donde los inmigrantes alemanes practicaban deportes, que en el Nordeste, donde era extraño el correr tras una pelota y donde el juego del fútbol podía verse como una práctica embrutecedora.

El origen inglés también pudo ser motivo de rechazo en situaciones de anglofobia. Por ejemplo en Estados Unidos, debido al pasado colonial reciente; por eso cuando los inmigrantes italianos empezaron a jugar al fútbol en plazas públicas fueron acusados de antiamericanos. Pero en los paíes iberoamericanos lo inglés fue tomado como signo de modernidad y con admiración (excepto en algunos grupos como la elite imperial agrario-esclavista de Brasil, afectada por la oposición inglesa a la esclavitud). En Brasil "solo a partir de 1920 se produjo la adhesión del movimiento obrero al fútbol". Algo similar a lo que ocurrió en en Europa, donde en los años 20 el movimiento obrero alentó la realización de olimpiadas populares y la práctica del deporte en equipo.

El espacio público urbano adquiere nuevos usos en el siglo XIX y se democratiza. Se produce de hecho "una refuncionalización del espacio público". Gilmar Mascarenhas advierte que "en el espacio urbano colonial brasileño la disponibilidad de espacios abiertos para las manifestaciones colectivas era muy reducida" (pág. 96) y muchos de ellos estaban vinculados directamente a la iglesia. El atrio de la iglesia era el unico lugar para todos. La difusión de los deportes de placer al aire libre constituyó, pues, un acontecimiento social importante y se fue realizando en la segunda mitad del siglo XIX. A fines de ese siglo o en los primeros años el XX aparece también el sportsman, que usa un vestuario más ligero que el habitual entre la burguesía.

Había a veces claros prejuicios contra la práctica del ejercicio físico público con esfuerzo muscular y un rechazo de ello, lo cual, sin duda, tenía que ver con el exceso de trabajo de las clases populares. Hoy se valora la delgadez, pero en el pasado ésta era un peligro de enfermedad, por lo que se valoraba, en cambio, la gordura, síntoma de buena comida y de bienestar. En el Banquete de Cavalleros de de Luis Lobera de Avila (1530) se dice siguiendo a Galeno que el ejercicio es provechoso antes de comer y antes de cenar, pero "ha de ser moderado, hasta que comience a cansar, y ha de ser en lugar templado" (capítulo II).

Sin duda lo que cambia en el siglo XIX es que se dispone de más tiempo libre, como ya he dicho páginas atrás. Antes solo lo tenían los caballeros, los cuales practicaban la caza y la esgrima para prepararse al combate. Ahora, con el salario del obrero y los horarios limitados de trabajo, se difunde la posibilidad de la práctica entre las clases medias (en lo que desde luego intervienen también los cambios intelectuales, de gusto, de valoración) y populares (en lo que desde luego influye todo ello, más el mimetismo de los de arriba a la vez que el tiempo libre y los salarios fijos y regulares). Es éste tal vez uno de los aspectos en los que no se insiste suficientemente en la Tesis, y que seguramente el autor va a poder desarrollar en el futuro.

Sí se destaca, en cambio, acertadamente el hecho de que fue necesario crear también espacios específicos para la práctica del deporte. Para ello no sirve ya la calle, de donde se expulsa tanto éste como el juego, sino que han de preverse otros lugares. Aparece entonces también la necesidad de reglamentar y limitar la práctica del fútbol en los espacios públicos de la ciudad. En las calles del casco antiguo de Barcelona y de otras ciudades españolas pueden verse unos carteles con la indicación "Prohibido jugar a la pelota", que muestra este rechazo a la práctica de los deportes en la calle.

El fútbol acaba por practicarse, en terrenos baldíos, en los parques y jardines (como ocurre por ejemplo en Curitiba, según señala Mascarenhas), en espacios adecuados concretos; entre ellos hay que señalar la aparición de campos de fútbol, que se unen a otros especios deportivos (tales como hipódromos, velódromos, campos de tiro o de tenis) y que se aparcen ya en los planos de las ciudades publicados a fines del siglo XIX.

En la tercera parte de la Tesis se realiza un excelente estudio empírico de la difusión del fútbol en Rio Grande do Sul. Se muestran las diferentes vías de llegada y los distintos modelos de introducción de este deporte, en relación con las características específicas de cada lugar. En esta parte del trabajo la base empírica es muy valiosa y variada (historias regionales y locales del fútbol, estudios de historia urbana, periódicos, folletos, archivos de los clubes, etc). Es precismente la disponibilidad de fuentes lo que, según confesó el autor en la defensa de la Tesis, le decidió a elegir este espacio regional, a pesar de que él mismo reside en Rio de Janeiro y ha realizado y presentado la investigación en São Paulo.

En Rio Grande do Sul destacan dos aspectos relevantes: la llegada de la innovación del fútbol por la vía del Río de la Plata, y especialmente desde Montevideo y Buenos Aires, y la base deportiva alemana. La Tesis estudia el papel activo del lugar en la introducción del fútbol, con el ejemplo concreto de la introducción en varias ciudades: Pelotas, el centro urbano de la Campanha; Rio Grande, el puerto regional; y Porto Alegre, la capital política y con un proceso de rápido crecimiento. Su tesis es que, en síntesis, "el lugar actúa como condicionante de todo el proceso" (pág. 99).

Vale la pena recordar la estrecha relación de la parte sur de Brasil con las regiones del Plata. En realidad -recuerda Gilmar Mascarenhas- Rio Grande do Sul, y en especial la Campanha, era "parte indisociable de la realidad geográfica plantense". La creación de Uruguay en 1828 dividió un territorio, la Pampa uruguayo-riograndense, que hasta entonces era uniforme cultural y económicamente, e incluso estuvo políticamente unido entre 1820 y 1828. Alude al desarrollo de Montevideo y a la instalación de intereses británicos así como a la organización de redes ferroviarias por compañías inglesesa, con gran afluencia de cuadros técnicos ingleses después de 1882, cuando el fútbol ya se había popularizado en los grandes centros industriales británicos. Los ganaderos de la Campanha utilizaban el gran puerto de Montevideo, y por ahí llegó la difusión de esa innovación social que constituyó la práctica del fútbol.

A ello se unieron otros factores. De forma general, las razones para el temprano desarrollo del fútbol en Rio Grande do Sul tienen que ver, además de la actuación de la vía platense y la base deportiva alemana, con la actividad del puerto de Rio Grande, que tenía a la vez conexiones atlánticas y fácil comunicación fluvial con el interior, que actuó como una vía de penetración; en esa ciudad, el Sport Club Rio Grande se convirtió en un "club misionero", empeñado activa y eficazmente en la difusión del fútbol. Por otra parte, este deporte fue visto como parte de la modernidad, en un momento en que las grandes ciudades riograndenses estaban empeñadas en un esfuerzo de modernización e industrialización (especialmente intenso en Rio Grande, Pelotas y, poco después, Porto Alegre). Los campeonatos de fútbol interciudades que pronto se organizaron fueron posibles gracias a la temprana organización de la red ferroviaria y sirvieron como factor de integración del territorio riograndense. En 1909 el partido entre el S.C. Rio Grande y el Gremio Foot Ball Porto Alengrense, es el primer partido intermunicipal disputado en el estado de Rio Grande do Sul.

Durante un tiempo el fútbol fue practicado por la juventud burguesa de las ciudades, pero pronto también empezaron a organizarse clubes de empresas y fábricas y a practicarse en espacios libres de la ciudad, convirtiéndose en un deporte extraordinariamente popular.

El importante papel de las ligas y de los campeonatos nacionales en la afirmación de la nacionalidad resulta muy interesante. La Tesis insiste en que el fútbol ha sido muy destacado en la conformación de la conciencia de nacionalidad brasileña, y es importante también en las afirmaciones regionales que se van configurando o se intentan configurar hoy día.

Todo lo cual no es distinto a lo que ocurre en otros países. Por ejemplo, a lo que sucede en España, donde hoy es muy virulenta la reivindicación de equipos nacionales por parte de algunas Comunidades Autónomas, y la búsqueda del reconocimiento para ello por parte del gobierno estatal y de las instituciones internacionales. De ahí también la importancia que se intenta dar a las competiciones internas de las Comunidades; como la Copa de Cataluña, que fue ganada por el modesto equipo del Balaguer en junio de 2001, lo que ha constituido, sin duda, un hito importante en la valoración de una competición en la que se ha podido comprobar que que los equipos pequeños pueden subírseles a las barbas al Club de Fútbol Barcelona.

El estudio de la dimensión geográfica del fútbol tiene otras muchas dimensiones. Es, por ejemplo, importante la relación entre la jerarquía del fútbol y la de la red urbana. El grupo de clubes que se encuentran en la primera división coincidiría con a ciudades situadas en la parte superior de la jerarquía urbana, mientras que los de segunda y tercera división correspondiería a otras situadas en los niveles jerárquicos inferiores. En conjunto, parece lógico esperar una correlación estrecha entre una y otra jerarquía, la deportiva y la urbana. Las grandes ciudades pueden tener una afición y una masa de hinchas mayor que las medianas y pequeñas, y por tanto mayores posibilidades de financiación. Sin duda es preciso hacer investigaciones sobre ello, y sobre los casos que no se ajustan al modelo (por ejemplo, en el caso español, los del de Almendralejo o Soria como equipos que incidentalmente han militado en la primera división). En todo caso, nadie puede negar la importancia propagandística que tiene para una ciudad el estar incluido en la división de honor.

También sería interesante realizar estudios sobre la hinchada extralocal y las áreas de influencia de las ciudades. Por ejemplo la extensión de las peñas barcelonesas fuera de Barcelona y especialmente fuera de Cataluña, que seguramente están ligadas a la inmigración y a las relaciones económicas, al igual que las del Athletic de Bilbao y otras. Una geografía de las hinchadas extralocales de los equipos daría, sin duda, resultados muy sugestivos.

La relación entre la red ferroviaria y la difusión del fútbol es otro aspecto al que debe prestarse atención. En el caso de Brasil y Argentina, donde muchas compañías ferroviarias eran inglesas, la relación parece clara, y a ello alude Gilmar Mascarenhas en su trabajo. En el caso de otros países en que las compañías eran autóctonas o de otra nacionalidad la relación puede ser menor, pero también digna de investigar, especialmente en lo que se refiere a la difusión de ese deporte desde los puertos hacia interior. En cualquier caso, parece claro que la geografía histórica de la difusión del fútbol merece mayor atención de los geógrafos, que deberían también abordar la realización de estudios comparativos internacionales.

Son muchos los temas que se perfilan en el horizonte y a los que debería prestarse atención. Algunos tienen que ver con la geografía histórica, ya que se refieren a la cronología y las modalidades de la difusión del fútbol en los distintos países y regiones. Pero otros muchos son plenamente actuales: el negocio del futbol; las juntas directivas y su composición; la estructura de poder y la toma de decisiones; el papel de los técnicos; la composición de los equipos y el papel de la cantera local; el funcionamiento del mercado de trabajo futbolístico y el jugador como mercancía; el fútbol y la identidad ciudadana o nacional; el fútbol en la ciudad; las recalificaciones de los campos y el negocio inmobiliario.

Aunque estos temas no están abordados en el trabajo de Gilmar Mascarenhas de Jesus, es indudable que su Tesis se convertirá en un clásico sobre el tema, ya que abre vías muy sugestivas para el estudio del fútbol. A partir de ella se tiene un marco general para situar las investigaciones sobre la difusión de este deporte. Estoy convencido, además, de que el mismo autor realizará en el futuro nuevas y valiosas aportaciones a este importante tema de estudio.

El acto público de defensa de la Tesis se realizó en la Sala Noble de la Universidade de São Paulo el día 18 de junio de 2001 ante un tribunal presidido por la Profesora Odette Seabra, catedrática de Geografía de la Universidades de São Paulo (USP), y constituido por los siguientes miembros: Dr. Horacio Capel Sáez, profesor de Geografía Humana de la Universidad de Barcelona; Dr. Ariovaldo Umbelino de Oliveira, profesor de Geografía de la Universidade de São Paulo (USP) y Director del Departamento de Geografía, Dr. Cesar Augusto Barcelos Guazzelli, profesor del Departamento de Historia de la Universidade Federal de Rio Grande do Sul y el Dr. Rogério Haesbaert da Costa, profesor de la Universidade Federal Fluminense, en Rio de Janeiro. La Tesis fue aprobada por unanimidad, y el tribunal recomendó calurosamente su publicación.
 

Bibliografía complementaria

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MASCARENHAS, Gilmar. A adoção do futebol na Espanha: o papel das redes e da confiuração territorial. Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, babril de 2001, vol. V, nº 87 (http://www.ub.es/geocrit/sn-87.htm)

RAVENEL, Loïc. La géographie du football en France. Paris: Presses Universitaires de France. 1998. 148 p.

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