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Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98
Nº 317, 10 de octubre de 2001

TRABAJO INFORMAL EN AMÉRICA LATINA: EL COMERCIO CALLEJERO

Susana Veleda da Silva
Universidade Federal do Rio Grande (Brasil)
Doctoranda en Geografía Humana, UAB


Palabras clave: trabajo informal / comercio callejero / economía informal / América Latina.

Key-words: informal work / streetvending / informal economy / Latin America.


El sector informal de la economía avanza de forma muy fuerte en los países capitalistas. La noción de trabajo y economía informal cuyos estudios empezaron en los años sesenta es retomada en los años noventa pues, al contrario do que muchos estudiosos y estudiosas pensaban, este tipo de actividad no solamente se amplió en número sino que también se manifestó con diferentes matices, en los países capitalistas centrales (Mingione, 1988; Gershuny, 1988; Carnoy, 2000).

Este artículo tiene como objetivo identificar los estudios sobre el comercio callejero en América Latina, particularmente en Brasil, en los últimos veinte años, poniendo el énfasis en la perspectiva geográfica.
 

El trabajo informal

En América Latina las actividades informales son una fuente importante de empleo. En 1994, G. Rosenbluth escribe un excelente artículo en la Revista de la CEPAL sobre la informalidad y la pobreza en América Latina; a partir de aquí seguiremos sus hallazgos. El autor busca aportar elementos que contribuyan a esclarecer si es efectivo que la pobreza proviene sólo del sector informal, o en qué medida contribuye a ella el sector asalariado, y que proporción de los trabajadores informales son pobres. Considera que los integrantes del sector informal son: los trabajadores por cuenta propia y familiares no remunerados; los trabajadores de una microempresa, definida como una unidad de producción que emplea hasta cinco persona y los trabajadores del empleo doméstico. El autor apunta que la informalidad laboral es interpretada según diferentes concepciones teóricas: el enfoque estructuralista, el enfoque neoliberal y el enfoque basado en nuevas formas de organización del trabajo. Él inscribe su trabajo bajo el enfoque estructuralista. Este enfoque explica el origen del sector informal y de su evolución por el comportamiento del empleo, así que, el proceso productivo de América Latina incorpora tecnología importada, generada de acuerdo a la constelación de recursos del lugar de procedencia. Eso hace con que la tecnología utilizada refleje la escasez relativa de los factores productivos de los países desarrollados y los cambios en los productos consumidos en esos países, cuya demanda se traslada a la región a través del consumo imitativo. La incorporación tecnológica se da en un contexto estructural distinto, y dos aspectos son resaltados: la alta desigualdad en la distribución del ingreso y el acelerado crecimiento de la fuerza de trabajo. Las consecuencias son: una generación de empleos insuficientes para absorber el alto crecimiento de la fuerza de trabajo, y una estructura de precios inelástica a los cambios ocurridos en el proceso económico por la incorporación de nueva tecnología.

El enfoque neoliberal atribuye el origen de la economía informal a la intervención estatal en la economía en general y, de manera particular, a la regulación que ejerce el Estado en el mercado laboral. En este marco, la actuación del Estado impondría rigideces en la contratación y en los niveles de remuneración de los trabajadores. Así que el juego de la oferta y de la demanda estaría alterado, llevando las empresas a la informalidad para huir de estas imposiciones estatales. Aquí, la definición de informalidad es muy amplia y congrega actividades muy diversas tales como: los vendedores ambulantes, los talleres artesanales manufactureros y de servicios, las pequeñas empresas subcontratistas de servicios, los transportistas, el comercio ilegal de todo tipo (incluido el contrabando), entre otros.

El enfoque basado en nuevas formas de organización del trabajo proviene de los países desarrollados, y sustenta la tesis de que ha surgido una nueva división del trabajo como respuesta a la crisis mundial, cuyas consecuencias principales han sido la caída de la productividad y la inestabilidad de la demanda. Así que las empresas, en el marco de la reestructuración del sistema económico mundial, han buscado reducir sus costos fijos, y en especial los salarios, mediante nuevas formas de organización del trabajo y de gestión de la mano de obra, incluso el desarrollo de nuevas tecnologías ha permitido la descentralización de los procesos y las relaciones de subcontratación en régimen informal.

G. Rosenbluth (1994) sustenta la tesis estructuralista de que el nivel de desarrollo económico, la modalidad y la dinámica económica son factores que condicionan la situación del empleo y, por lo tanto, inciden en la magnitud y condiciones de vida del sector informal. En este marco, hace una interesante clasificación de los países latino americanos basada en datos de la División de Estadística y Proyecciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y del Programa Regional del Empleo para América Latina y el Caribe (PREALC). En dicha clasificación intervienen dos rasgos básicos: el desarrollo de la estructura productiva y la apertura de la economía. De esta forma, elabora y aplica dos índices: en el primero ordena los países según el grado de desarrollo de su estructura productiva y en el segundo índice ordena a los países según su articulación con el mercado. La clasificación de países surge como resultado de la combinación de ambos índices. Además, considera que las condiciones de vida del sector informal obedecen tanto a factores económicos de carácter estructural como a aspectos sociopolíticos de carácter coyuntural.

Según esta clasificación, Brasil está entre los países que presentan mayor nivel de desarrollo y mayor influencia del sector financiero. En éste país, los procesos de urbanización e industrialización empezaron antes que en otros de América Latina, hecho que favoreció el surgimiento de movimientos sociales organizados que ejercieron presión por reivindicaciones diversas no sólo sobre los empresarios sino también sobre el Estado. Estas demandas fueron atendidas en mayor o menor medida según el grado de desarrollo de las fuerzas sociales y la índole del Estado, pero merece la pena decir que las políticas sociales favorecieron a los segmentos urbanos donde se concentraba la mayor parte de la población. Así que la industrialización y la modernización han penetrado intensamente en áreas estratégicas, como la producción de bienes de capital. La urbanización ha acompañado al desarrollo económico sólo en las áreas geográficas donde la producción ha mostrado mayor dinamismo. La consecuencia de estos hechos fue la producción de una gran disparidad regional, así que hay áreas donde existe una intensa actividad económica y social que ha cubierto segmentos significativos de la población y otras que fueron postergadas en lo económico y social, generando bajo nivel de vida y déficit de servicios básicos. De esta manera, en Brasil, la composición social y los rasgos demográficos de los informales son muy heterogéneos.

De hecho, Brasil tiene una estructura económica diversificada, en la cual el capital financiero ha adquirido una presencia dominante, afectando a la orientación de la producción y favoreciendo la concentración de los recursos, que en muchas ocasiones genera condiciones monopólicas en el mercado. La lógica financiera determina las modalidades de inversión y por lo tanto, privilegia una rápida rotación de capital y el aumento de los niveles de capital líquido y desarrolla actividades especulativas.

Según Rosenbluth (1994), la magnitud de la informalidad en países como Brasil, se explica por las siguientes causas: 1) la incapacidad del sector moderno para absorber en su totalidad la oferta de mano de obra, situación que se agudiza en períodos de crisis, cuando no sólo se debilita ésta función sino que se produce una expulsión de trabajadores; 2) la alta inestabilidad ocupacional que generan algunas actividades promovidas por la modalidad de desarrollo, y por último, 3) la existencia de espacios económicos no cubiertos por la modernización, donde se dan condiciones favorables para desarrollar actividades por cuenta propia, incluso superiores a las de muchos de los trabajos asalariados.

Entre las conclusiones, el autor señala que la mayor parte de los pobres pertenece al sector informal de la economía, pero, ello no significa que todos los trabajadores informales sean pobres.

A partir de los años setenta, en Brasil, el sector informal de la economía es estudiado, por algunos autores, desde la llamada teoría de la dependencia. Para Lúcio Kowarick (1977) ésta teoría permite el estudio de las sociedades periféricas de una forma global y interpreta el desarrollo o el subdesarrollo como un proceso histórico y social. Para este autor, la expansión del capitalismo no es solamente sinónimo de formas modernas de producción, al contrario, ésta expansión crea "nuevas" formas de producción tradicionales. Según Oliveira (1972) el modelo brasileño de acumulación tiene su especificidad particular, es decir, reproduce y crea una periferia donde predominan formas no capitalistas de relaciones de producción que sustentan el crecimiento de los sectores capitalistas y garantizan las estructuras de dominación y reproducción del sistema.

El énfasis en la teoría da dependencia se apoya en el concepto de la marginalidad. Éste concepto antes referido a una situación de exclusión cualquiera, es ampliado por Kowarick y se refiere a grupos sociales o patrones productivos que se reproducen de manera dependiente a las leyes del capitalismo industrial.

Los trabajos de autores como Oliveira (1972), Kowarick (1977), Hoffmann (1977) y Oliven (1980) son hoy considerados estudios clásicos sobre el tema del sector y del trabajo informal en Brasil desde el punto de vista estructuralista. De hecho, enseñaron que las actividades no capitalistas, o sea el sector informal, está relacionado con el sector formal y rellena los agujeros abiertos por el modo de producción capitalista y, por lo tanto, está subordinado a sus leyes de acumulación.

En el momento presente, los datos son muy contundentes y demuestran la importancia de hacer estudios sobre los sectores informales de la economía de una forma muy amplia y que considere todas las aportaciones teóricas y empíricas. Así que en 1979, había 43 por ciento de trabajadores/as informales en la población económicamente activa urbana; en 1990, 46 por ciento (CEPAL) y en el año 2000, un 60 por ciento (Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística / IBGE y Centro de Políticas Sociais da Fundação Getúlio Vargas).

Los trabajadores o las trabajadoras informales ya son 41 millones de personas en todo el país y representan un rasgo tan importante cuanto el problema del desempleo. Ellos son los empleados y empleadas sin "carteira assinada"(1) o los y las que trabajan por cuenta propia, los hombres y mujeres que no contribuyen con la seguridad social y están totalmente desprotegidos en la legislación social y laboral(2).

La sociedad civil también se preocupa con la ampliación de ese sector y en 1998 tres ONG (organizaciones no gubernamentales) brasileñas(3) realizaron un encuentro que asociado a la academia(4) generó un libro, que trata de la viabilidad económica del sector informal (Correia, et al.,1998). Éste libro contiene artículos de varios economistas brasileños, quienes en una perspectiva muy amplia, abordan las posibilidades del sector informal en el país. A lo largo de este trabajo volveremos a los artículos contenidos en este libro para clarificar muchas de las consideraciones empíricas que investigamos. A continuación aportaremos algunos puntos importantes para nuestro análisis que fueron debatidos en este seminario.

Montagner (1998) estudia la informalidad y el ajuste en la ocupación en los años noventa en la región metropolitana de São Paulo. Apunta que las transformaciones en curso en el patrón productivo y de competencia adoptados a partir de los años noventa, alteraron el mercado de trabajo brasileño y redujeron los empleos formales en las grandes empresas. Hecho que según la autora debe ser estudiado a través de las diferentes formas de inserción que la población económicamente activa encuentra para continuar trabajando. Aboga por ello que los estudios deben considerar no sólo los aspectos relativos a los puestos de trabajo, sino también los atributos relativos al individuo, como: sexo, edad, escolaridad, para avaluar el proceso y la cualidad de los puestos generados.

La autora observa el aumento de la participación de las mujeres en el sector formal y informal en la región metropolitana de São Paulo, pero señala que la heterogeneidad de esta inserción, fue acompañada por debilidades y precariedades que llegaron hasta sectores que todavía estaban preservados.

E. Pires (1998) aborda cuestiones muy interesantes sobre la dinámica y la regulación socioeconómica de la actividad informal. Así que discute lo que garantiza la reproducción de las actividades del sector informal y cuál es el tipo de sociabilidad que aparece en la reproducción específica de este segmento que lo diferencia de los otros grupos en el mercado de trabajo. Para tanto, discute las características generales del trabajo informal, la lógica de la formación de los rendimientos en éste sector y las relaciones entre el trabajo informal, el Estado y la ideología. Al final plantea la pregunta: ¿para qué y a quién sirve el trabajo informal?

El autor apunta las siguientes características del trabajo informal relativas al tiempo, al lugar y al sector de la economía: a) el tiempo de permanencia de las personas en el sector es muy grande; b) las personas realizan las actividades informales en su mayoría en los domicilios propios o de otros; c) 80 por ciento de las personas que trabajan en sitios públicos son informales; d) la gran mayoría trabaja en la prestación de servicios, en el comercio y en la construcción civil.

Refuta las ideas de los años setenta en que consideraban el trabajo informal como un sector marginal, autónomo, de fácil entrada, para apoyar las ideas de los años ochenta, período en que el trabajador informal ya aparece como uno que a veces no se identifica con la pobreza y la marginalidad.

Este autor es el único que trata del comercio informal de manera más especifica, y lo hace cuando aborda la formación de los rendimientos. Apunta una cuestión crucial para los camelôs, pues argumenta que la incertidumbre en los rendimientos depende de la ubicación del negocio, de la clientela, de la competencia entre ellos. De hecho, los camelôs necesitan garantizar su propia demanda, de donde concluye la importancia del lugar para éste tipo de negocio. Así que retomaremos estas ideas en otras ocasiones.

Hernando de Souto (1986) afirma que todo el crecimiento del sector informal es fruto exclusivo de una legislación dura e inflexible, pero Pires (1998), cuando aborda la participación de Estado argumenta que hemos de considerar también las relaciones de conflicto y las demandas por los derechos ciudadanos que producen movimientos importantes por parte de los trabajadores informales que desean garantizar sus derechos de uso y ocupación en los espacios públicos.

Araújo (1998) al buscar soluciones y políticas para los pequeños negocios, plantea la idea de que es necesario garantizar estudios sobre qué sectores informales presentan viabilidad económica y, por lo tanto, deben ser estimulados. En su opinión, debemos reducir el carácter ilegal de la informalidad; pues la heterogeneidad del sector informal no admite categorías analíticas sólidas y, por lo tanto, debemos tener muy claro cuáles son las actividades informales que queremos apoyar y estimular y cuáles son capaces de competir y resistir.

Aporta también la idea de que no hay pruebas empíricas de que el sector informal genere ocupaciones que compensen el desempleo en el sector formal. El autor rechaza la idea planteada comúnmente de que un crecimiento de la economía, reduce el desempleo y, por lo tanto, reduce el sector informal, pues una parte de la demanda global es atendida por la producción informal, que puede crecer con la expansión de la economía como un todo.

Barros (1998) no tiene dudas cuanto al papel del sector informal, hoy en día en Brasil, en la generación de empleos, pero no considera éste hecho como una anomalía del sector informal(5), para él, las pequeñas empresas informales que abundan en el llamado tercer mundo son empresas que generan servicios y productos como otra cualquiera. Así que detecta dos tipos de sector informal: uno es el subempleo y por lo tanto es precario, pero representa menos de 20 por ciento en el total y el otro es el 80 por ciento que es sector estable, es un segmento competitivo y la mayoría de los que están en ello no quieren ir para el sector formal pues ganarían menos. Según Barros, este sector funciona dentro de los moldes capitalistas y solo sobreviven porque son competitivos y prestan servicios que satisface una demanda.

Argumenta que la primera causa de la viabilidad del sector informal, en Brasil, es la existencia de salarios muy bajos; o sea, el sector informal es un fenómeno generado por la pobreza, por los bajos salarios que son generados por tres factores: la baja productividad, una estructura de clase muy perversa y la dominación política de una elite que evita una distribución de la renta. Así que según Barros, el sector informal es producto de la pobreza y la pobreza es producto de una lucha política, de una exclusión, de un Estado apropiado por una elite que oprime su población por sus raíces esclavistas (1998:51). En este marco, aporta una idea diferente de Araújo (1998), pues para Barros cuando aumentan los salarios el sector informal baja. El desempleo es para él un factor de corto plazo en la promoción del sector informal, sólo una pequeña parcela de este sector proviene de la mano de obra excedente. Además, para llegar al sector informal el trabajador también tiene que aprender, este sector exige, como cualquiera otro, un adiestramiento. Finaliza con la confianza de que el sector informal solo desaparecerá en Brasil a largo plazo, con el desarrollo económico y con el aumento de los salarios. Para él, la gran política en éste país es disminuir las desigualdades sea a través del salario o a través de la educación.

En definitiva, a partir dos años ochenta en Brasil, dos factores caminan juntos y ambos conducen al desempleo, uno, el factor estructural de la reestructuración productiva, y otro, o el factor coyuntural de la recesión económica (Kraychete, 1998). Las innovaciones tecnológicas disminuyeron los puestos de trabajo que no volverán incluso con una mejora de la economía; o sea, que las ideas clásicas que afirmaban que el desarrollo en los moldes capitalistas de producción llevarían al pleno empleo, estable y asalariado han sido desmentidas. Merece la pena apuntar los hechos relacionados al trabajo que ocurrieron a partir de los ochenta en Brasil, según Kraychete:

a) reducción del empleo en el sector industrial acompañada del crecimiento de las formas de trabajo precarias;

b) el sector terciario ya no absorbe, como antes, la mano de obra desempleada por la industria y cuando la absorbe presenta también condiciones precarias, con ocupaciones inestables y mal remuneradas;

c) el aumento de la distancia entre los trabajadores permanentes y aquellos de los sectores precarios, con reducción del poder de los sindicatos;

d) el crecimiento del sector informal ya no puede ser explicado solo como un subproducto de un período de crisis que pueda ser superado con el desarrollo económico.

Ante estas transformaciones en el mundo del trabajo dos corrientes teóricas proponen soluciones para este fenómeno. Una es la que el autor llama de "liberal-modernizante" y propone que los y las trabajadores informales se transformen en empresarios y empresarias, en pequeños empresarios y empresarias individuales, y a través de la competencia los y las más aptas van sobrevivir. La otra, que yo comparto, es una visión crítica de los postulados económicos hegemónicos, y trata de conceptos como: economía popular o mercado popular y solidario. Esta economía se alimenta de muchas actividades realizadas de forma individual, familiar o asociativa e involucra un flujo intenso de producción y cambio de bienes y servicios. La llamada economía de los sectores populares es una acción de frontera, generadora de nuevas formas de producción y de sociabilidades, es una forma de resistencia a los modelos económicos estructuralmente excluyentes.
 

El comercio callejero en América Latina

Desde los años sesenta, el comercio callejero es una actividad presente en las calles y plazas de las ciudades latinoamericanas. Este tipo de actividad, como vimos en el apartado anterior, forma parte de las llamadas actividades informales de la economía y en el contexto latinoamericano, tiene un papel muy importante en el conjunto de las actividades económicas y sociales, pues absorbe una gran parte de los y las trabajadoras urbanos y, además, estos trabajadores y trabajadoras, al utilizar espacios públicos para ejercer sus actividades, son responsables de transformaciones en los espacios urbanos. Aún así, no es un fenómeno social muy estudiado. En este artículo presentamos algunos trabajos que tratan del tema del comercio callejero que se da en Bolivia, Perú, Venezuela y Brasil.

Los vendedores y vendedoras ambulantes en Bolivia

Desde una perspectiva económica, Gutiérrez (1992/1993) estudia el comercio ambulante que se da en el Mercado "La Ramada", en la ciudad de Santa Cruz (Bolivia). La autora se opone a las tesis neoliberales(6). Tales tesis, entienden que los trabajadores "optan" por la actividad informal, particularmente el comercio callejero, para huir de los excesos reglamentarios de los gobiernos en sus políticas económicas, para mejorar sus rendimientos y ascender socialmente. Dentro de ésta óptica racionalista, la "opción" se produce a partir de objetivos de maximizar los beneficios y minimizar los costos. Así que, para los que defienden esta tesis, el principal problema de estos trabajadores es la cuestión de la ilegalidad. Para ellos, superada esta cuestión, habría plenas condiciones de progreso para estos trabajadores en dicha actividad, pues permitiría el acceso a los créditos bancarios.

La investigadora concluye, a partir de este estudio, que no es así. En realidad, la concesión de créditos bancarios está ligada a posesión de bienes inmobiliarios - que sirven de garantía para la obtención de empréstitos - y no a los aspectos legales de la actividad del vendedor ambulante. Además, para ella, los vendedores ambulantes de "La Ramada" no son tan ilegales, pues pagan una cantidad al Ayuntamiento para ejercer sus actividades en el Mercado. Por eso, aboga que las medidas de apoyo al sector deben tener en cuenta la capacitación técnica de esta mano de obra, de manera que pueda competir por empleos estables en el sector formal de la economía o que puedan tener su propio negocio. Además, advierte que los gobiernos deben ofrecer condiciones de infraestructura básica en términos de sanidad, salud, educación, escuelas y guarderías para que estos trabajadores vean mejoradas sus precarias condiciones de vida.

En esta investigación Gutiérrez utiliza como metodología, cuestionarios estructurados y cerrados y les aplica un tratamiento estadístico. A través de ellos, identifica que los factores que contribuyeron al aumento del comercio ambulante en el sector informal fueron básicamente originados en la crisis económica sufrida por el país a partir de los años ochenta, que conduce al desempleo y a un desfase salarial. Pero también analiza las diferencias de ingreso a esta actividad, según el sexo, y concluye que los hombres ingresaron en ella por falta de otras oportunidades y por la facilidad de ingreso en esta actividad, y las mujeres, por necesidad de complementar la renta familiar y por la facilidad de compaginar las funciones de madre con el trabajo en el mercado. Además, muchas mujeres ya tenían experiencias anteriores en esta área. Pero la autora señala que la necesidad de complementar el presupuesto doméstico aumenta en los períodos de crisis. Así que para Gutiérrez la gente es empujada a este sector por falta de alternativas que garanticen su supervivencia. En relación a las condiciones que garantizan el mantenimiento en el sector, la autora considera que depende de las características sociales y culturales de los comerciantes, así que los trabajadores que logran más éxito en los rendimientos trabajaron en empresas anteriormente, invirtieron más recursos financieros en el comercio y tienen un mayor nivel de escolaridad.

Los vendedores y vendedoras ambulantes en Perú

Hays-Mitchell (1993/1994) estudia las relaciones entre los llamados comerciantes informales en Perú y los contextos institucionales, económicos y sociales. Argumenta que la informalidad en Perú debe ser contextualizada como un proceso que tiene raíces históricas y culturales, que a la vez, interacciona de una forma dinámica con los hechos contemporáneos, operando a escala local, nacional e internacional. De hecho, los y las ambulantes de Perú están funcionalmente interrelacionados con los procesos institucionales, sociales y económicos. La autora, al examinar las dimensiones espaciales del comercio informal, documenta y analiza los patrones de localización y las preferencias de los y las vendedoras callejeros y las imposiciones hechas por los gobiernos municipales con referencia a estos lugares.

La autora constata que la venta callejera es la más visible de las formas de cambio informal y es una de las primeras actividades económicas documentadas en la América Andina colonial. Estos ambulantes representan 25 por ciento de la población económicamente activa en las ciudades de medio porte. La mayoría son fijos y están situados en los espacios públicos con gran flujo de peatones, hecho que genera un constante conflicto entre ellos y los otros elementos de la población urbana. Venden principalmente animales vivos, comidas crudas y cocidas, manufacturas (ropas y zapatos artesanales o hechos en fábricas), libros, discos, periódicos y materiales reciclados; también ofrecen prestaciones de servicios (llavero, fotógrafo) y presentaciones de teatro callejero. Las mujeres representan el 59 por ciento de los ambulantes y venden productos que necesitan poca inversión, como comida y artesanías; los hombres venden productos que necesitan mayores inversiones, como los manufacturados. En este punto la autora constata que la actividad de ambulante, para estas mujeres, es una extensión de sus actividades domésticas, pero no avanza en las explicaciones del por qué y no trabaja las relaciones de género implicadas en este contexto. Ya en un interesante artículo publicado en 1995, la autora analizó la lucha colectiva de las vendedoras informales en Perú como un desafío para las políticas de trabajo del Estado peruano y añade cuestiones de supervivencia familiar y reproducción social; constata que en esta lucha por el cambio social las mujeres tienen un papel fundamental.

Aunque su enfoque sea económica y racional(7), su trabajo ayuda a la construcción de algunas generalizaciones útiles sobre el comportamiento espacial de los y las vendedoras callejeros en las ciudades latinoamericanas y las actuaciones institucionales que su presencia, en los espacios públicos, genera.

El "mercado de calle" en Venezuela

Los mercados callejeros en la ciudad de Caracas son estudiados desde una perspectiva económica por A. A. Aponte (1994). Para la autora, el "mercado de calle" en Caracas no tiene un carácter de informalidad y desorganización; al contrario, sus vendedores y vendedoras tienen una estructura que les permite "defender sus derechos y los espacios ganados" y se ubican en puntos que garantizan la presencia del comprador. Además, éste mercado, funciona como un centro de distribución de productos que genera toda una dinámica, al tomar en cuenta las redes y los circuitos de acumulación. Así que, para la autora, es muy importante que la geografía estudie este comercio, pues entiende que las actividades realizadas por los y las vendedoras ambulantes son "formas de producción" de gran significación en los centros urbanos de Venezuela, no solo por la dinámica que ellas generan, sino también, por ser claves en la explicación de los procesos sociales y espaciales del país.

El comercio callejero en Brasil

Se consideramos el aumento de los trabajadores y trabajadoras informales en las ciudades brasileñas, en los últimos treinta años, particularmente de los vendedores y vendedoras ambulantes, podemos concluir que aún son muy pocos los estudios hechos en Brasil en este tema. Además, los estudios hechos abordan determinadas cuestiones, como veremos a continuación, pero todavía nos quedan muchos otros interrogantes sobre el tema, pues este fenómeno social presenta múltiples facetas y, por lo tanto, permite múltiples enfoques.

En este sentido, uno de los primeros trabajos sobre el tema posee un enfoque cultural. Se trata de M. R. Lubatti (1983), quien hace un análisis de las características profesionales de los vendedores ambulantes; para la autora, éstos vendedores viven en función de la cultura espontánea, o sea, el folclore. Así que, a través de entrevistas y observaciones Lubatti investiga los parques, las calles, las estaciones de metro y autobuses, las ferias libres y artesanales de la ciudad de São Paulo y presenta una visión idílica de éstos trabajadores, que según ella intentan superar las dificultades que la gran ciudad les impone. Los ambulantes investigados venden productos alimenticios, flores o hierbas medicinales, artesanías, juguetes, redes y, además, ofrecen servicios diversos como fotógrafos, limpiabotas, afilador de cuchillos, entre otros.

E. G. Costa, en 1989, recupera la figura del mercader medieval para analizar y interpretar el comercio ambulante en la ciudad de São Paulo. Pero lo hace a través del análisis del espacio de la ciudad y las modificaciones que se dan en este espacio cuando los vendedores ambulantes se instalan en él. Así que investiga diferentes espacios de la ciudad(8) elegidos por las y los ambulantes y los interpreta como "espacios burbujas"(9). Éstos son espacios que surgen momentáneamente y con la misma velocidad pueden desaparecer y tienen como agentes dinamizadores a las y los ambulantes. Son espacios que surgen en función de algún evento y que, para Costa, están cargados de interpretaciones materiales y ideológicas. En este trabajo, las y los vendedores ambulantes son considerados aquellos mercaderes que deambulan por la ciudad en búsqueda de nuevos espacios donde pueden vender sus mercancías y, en este sentido, son cargados de simbolismos que los convierte en personas que elaboran sus propias reglas y de esta forma imponen y redefinen nuevos espacios urbanos.

En 1993, Bernard Sorj, en un corto artículo, hace una crítica a las y los investigadores sociales quienes, en su opinión, no dedicaron hasta el momento, un estudio más sistemático sobre las y los vendedores ambulantes. Así que, aunque estos vendedores presenten una gran visibilidad social, son todavía, invisibles para la sociología. La autora hace referencia a los vendedores ambulantes de la ciudad del Rio de Janeiro y considera que esta actividad es muy atrayente para la gente, pues ofrece una expectativa de ascenso social diferente de las condiciones del asalariado, ya que permite autonomía, ganancias diarias, mayor rendimientos y flexibilidad de los horarios. Así que, en esto trabajo, la autora aporta que debemos estudiar a las y los vendedores ambulantes bajo una nueva visión, ya que ellos no representan más la visión construida en los años setenta por lo sentido común o por los estudios sociológicos.

En este sentido, la geógrafa N. Schaffer (1994) estudia el comercio callejero en Uruguaiana, una ciudad ubicada en la frontera sudoeste de Brasil con Argentina, desde una perspectiva que contempla los nuevos aspectos que cambian las características más tradicionales de esta actividad y su papel en la organización de los espacios centrales de las ciudades. En este marco, la autora considera relevante los siguientes puntos: el aumento del número de camelôs en relación con la población trabajadora; el aumento del número de los que venden productos electrónicos provenientes del Paraguay con relación a los que venden artesanías, comidas o flores; las complejas relaciones entre la industria, el comercio formal e informal y las redes de abastecimiento, incluso con conexiones internacionales; la fluidez espacial y la agilidad del desplazamiento territorial; la diversidad y la inconsistencia del poder público municipal al mediar en estas cuestiones y, por último, la resistencia que esta forma de ocupación representa ante la falta de empleos formales y las dificultades impuestas por el Estado y las regulaciones del trabajo a que están sometidos determinados sectores de la población urbana. Las aportaciones hechas por Schaffer permiten hacer comparaciones y generalizaciones sobre los vendedores y las vendedoras ambulantes en las ciudades del sur de Brasil con referencia a sus características y sus relaciones sociales, económicas y espaciales.

Eustógio W. Dantas (1995) investiga en su disertación de maestría en geografía humana, el comercio ambulante en el centro de Fortaleza entre los años 1975 hasta 1995. En este trabajo, el autor, aborda las cuestiones relativas a la apropiación por el comercio ambulante, del espacio público en el centro de la ciudad. O sea, a través del análisis de la ciudad y su relación con el Estado, estudia los vendedores ambulantes, los cuales considera como resultantes de las leyes del desarrollo desigual del capital en los países subdesarrollados. Así que articula tres niveles de comprensión: económico, cultural e ideológico; la ciudad en lo urbano y la articulación entre el Estado y el espacio. Para ello, recurre a las aportaciones sobre espacio de Henri Lefebvre(10).
 

Podríamos, a partir de aquí, concluir que el comercio callejero presenta múltiples facetas y que las investigaciones hechas hasta ahora no agotan sus estudios; al contrario, indican que hay caminos que aún no fueron tratados. Por lo tanto, estudiar las y los camelôs desde una perspectiva de género y además, hacer hincapié en sus relaciones con los lugares, dentro de la nueva geografía del comercio, es un reto importante para los geógrafos y las geógrafos, y sin duda es un avance en los estudios del comercio informal en general.
 

Notas:

1. Carnet de trabajo que tienen los trabajadores y las trabajadoras en el sector formal.
2. Revista Veja, 18 de Octubre de 2000, p. 130-131.
3.Movimento de Organização Comunitária (MOC), Bahia; Centro de Ação Comunitária (CEDAC), Rio de Janeiro y Centro de Estudos e Ação Social Urbano (CEAS URBANO), Pernambuco.
4. Faculdades Integradas do Recife (FIR), Recife, Pernambuco.
5. El autor rechaza las opiniones de algunos y algunas expertos del primer mundo,  quienes consideran el sector informal como un sector anómalo.
6. Según la autora estas tesis son ampliamente utilizadas por los políticos  y los dirigentes comerciales de Santa Cruz.
7. Enfoque teórico basada en la opción racional, en que los individuos optan por maximizar el acceso a los clientes y minimizar sus costos.
8. Los espacios investigados fueron: Estadio del Morumbi,  estaciones de metro y autobuses, parques, plazas, calles, iglesias, hospitales, zoológicos.
9. En el original: espaços bolhas (Costa, 1989: 1)
10. El autor utiliza, entre otros, el libro La  production de l`Espace. Paris: Anthropos, 1986.
 

Bibliografía:

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