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Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98
Vol. VII, nº 349, 20 de febrero de 2002

DELINCUENCIA Y CIUDAD. HACIA UNA REFLEXIÓN GEOGRÁFICA COMPROMETIDA

Josep Mª Lahosa


Palabras clave: delincuencia, ciudad, aportaciones geográficas, seguridad urbana

Key words: crime, city, geographical contributions, urban security


El análisis de los impactos de la delincuencia en la ciudad ha sido un campo de estudio, que se ha ido incorporando paulatinamente al quehacer de distintas disciplinas académicas. Este artículo pretende ofrecer una primera aproximación de ese nuevo campo de análisis; y sobre todo de lo apasionante que puede ser el estudio de uno de los aspectos mas relevantes para el desarrollo harmónico de la ciudad.
"La delincuencia forma parte de la estructura normal de una sociedad: el delito no se encuentra en la mayoría de las sociedades sino en todas, aunque cambia en sus manifestaciones: lo normal es sencillamente que exista una delincuencia y que cada sociedad asuma, sin sobrepasarse, un cierto límite que no es imposible fijar. Más aún: constituye un factor de salud pública, una parte integrante de toda sociedad sana; el delito es normal porque una sociedad sin él seria completamente imposible (.....)
Imaginemos una sociedad de santos, ejemplar y perfecta. Allí, los delitos propiamente dichos no existen, pero las faltas que parecen pequeñas en la opinión normal provocan el mismo escándalo que un delito en las conciencias normales. Por la misma razón un hombre íntegro juzga sus pequeños errores con la misma severidad que la sociedad reserva para los delitos (Durkheim)1.


Existen referencias de una primera encuesta de víctimas de delitos realizada en la ciudad danesa de Aarhus en el año 17302, de investigaciones sobre el suicidio y el crimen en los departamentos franceses, realizadas en la primera mitad del siglo XIX por Fourier o Guerry de Champneuf3, o de las realizadas por Henry Mayhew, en Inglaterra y País de Gales, también durante el XIX4. Pero no es hasta los años veinte, con las propuestas de los sociólogos de la escuela de ecología humana de Chicago, que el análisis de las relaciones entre delincuencia y ciudad encuentran un ámbito de investigación lo suficientemente interesante para llamar la atención de la comunidad científica.

De hecho cuando Burgess (1925) presenta su propuesta sobre el crecimiento de la ciudad, en la que establece las tensiones entre las diferentes zonas, entre las que explicita el cerco al que se ve sometido el núcleo central (CBD) por la zona que califica de "transición" o también "de deterioro o decadencia" abre un amplio campo para el estudio de las disfunciones sociales de la ciudad en el que se introducen gran cantidad de sociólogos y ecólogos urbanos: el análisis sobre la competencia del suelo, la guetización de las zonas centrales de las ciudades y los conflictos que se generan, las apropiaciones, degradación y usos de las zonas residenciales centrales y el posterior efecto de gentrificación han sido algunos de los ámbitos de análisis en los que la sociología ha afirmado su preeminencia de análisis sobre las disfunciones de la ciudad.

Asimismo el urbanismo también ha reconocido la importancia de las vinculaciones entre la ciudad y la delincuencia, en especial a partir de las propuestas de O. Newman5 sobre el defensible space, en las que vincula el diseño arquitectónico y las tasas de delitos en las áreas de viviendas populares, argumentando que el diseño urbano influye, promoviendo o alentando la criminalidad, de tal manera que podría convertirse en una forma efectiva de prevención del delito. En este sentido, el estudio de la morfología de los espacios públicos y residenciales, los materiales constructivos, las cuestiones relacionadas con el mobiliario y la iluminación como factores de seguridad o inseguridad han sido algunos de los aspectos que han implicado a los urbanistas en la definición de su ámbito de análisis sobre la delincuencia y la ciudad.

Hablar de las relaciones entre el urbanismo y la seguridad obliga a hacer referencia a la obra de Jane Jacobs pues ha sido un hito, desde su publicación en 19616, sobre la necesidad de incorporar a la urbanística y al reordenamiento de las ciudades la apropiación y uso del espacio público como elemento esencial de estructuración social de la ciudad. En este sentido su análisis sobre la seguridad y el colectivo de la ciudad, sus calles y sus aceras, o las referencias a las transformaciones monofuncionales en la ciudad como uno de los peligros de destrucción de la diversidad urbana, son algunos aspectos que han producido líneas de investigación creciente tanto de la urbanística como de la antropología.
 

Las aportaciones geográficas

En el caso de la geografía un hito importante, en la dedicación a estos estudios, hay que encontrarlo en los artículos publicados en Antipode en los años 1971 y 1972 por Richard Peet, en los que plantea la cuestión de la pobreza en las ciudades y la desigualdad social. En 1974 K. Harries publica su Geografía de la delincuencia7, y C. Smith su análisis sobre las relaciones entre delincuencia y bienestar social8.

Podríamos afirmar, a pesar de algunas excepciones, que el análisis de la delincuencia en la ciudad ha sido básicamente patrimonio de la sociología y que así se mantuvo hasta finales de la década de los sesenta, cuando otras disciplinas académicas inician su aproximación al estudio de la cuestión del delito en las ciudades.

Tanto es así que Rachel Pain, docente del Departamento de Geografía de la Universidad de Northumbria, en el artículo "Place, social relations and the fear of crime"9cuando analiza los trabajos científicos sobre el miedo a la delincuencia, explicita que éstos se han situado mayoritariamente en el ámbito del análisis sociológico y a menudo desde perspectivas teorético cuantitativas.

De hecho no es hasta la revolución crítica de los setenta que el análisis de la delincuencia y el miedo encuentra, en los movimientos de izquierdas y de forma relevante en el feminista, un ambiente propicio para desarrollarse. En este sentido disciplinas como la criminología, la antropología, la psicología social, el derecho, o la propia geografía incorporan a su normalidad investigadora aspectos relacionados con el delito. Coincide también con un redescubrimiento de la víctima como objeto de análisis y de desarrollo de políticas; hasta entonces se estudiaba el delito y la delincuencia a partir del rol y las condiciones de los autores de los ilícitos penales, la víctima era un mero objeto del acto delictivo.

Así es a partir del mítico 1968 que se inicia con fuerza una generalización del análisis sobre las implicaciones que para la ciudad tiene la actividad delictiva, sus consecuencias en la percepción de los ciudadanos y sobre la necesidad de realizar aproximaciones desde todos los campos de análisis.

En este sentido, las características sociodemográficas de las víctimas y de los victimarios ha sido, quizá, uno de los ámbitos en los que se han centrado una mayor cantidad de investigaciones. Posiblemente la potencia de la aproximación sociológica es aun evidente. La cuestión de género, especialmente la condición de mujer como factor de riesgo, ha sido uno de los ámbitos principales potenciado por la fuerza de los movimientos feministas. Asimismo han estado en el centro de los análisis los jóvenes como autores de actos desviados o criminales y también como víctimas de los mismos; las características étnicas; la tercera edad también como factor que incide en la construcción social del miedo y en el aislamiento social y político de los ancianos, y la homosexualidad.

También han sido evaluadas las características físicas y morfológicas de los espacios y equipamientos públicos como factores facilitadores o inhibidores de la actividad delictiva o de seguridad, así como sus dimensiones, las soluciones constructivas, los materiales utilizados, la iluminación, la estructura de los espacios verdes en la ciudad, la multifuncionalidad, y la diversidad de usos. Finalmente las diferencias entre ámbito urbano y ámbito rural han sido una cuestión, que aunque con menor medida, ha tenido su espacio en el análisis del miedo y la delincuencia.

Otros aspectos en los que básicamente la psicología social ha encontrado su espacio de análisis han sido la construcción social del miedo, los impactos de las agresiones en el ámbito doméstico, la incidencia de la iluminación en el sentimiento de seguridad, los elementos simbólicos como constructos de seguridad o inseguridad, la incidencia de los medios de comunicación en la generación de seguridad o inseguridad, los sentimientos de vulnerabilidad o la apropiación colectiva de los barrios.

La tecnología y las capacidades técnicas, como herramientas de seguridad, han sido asimismo tenidas en cuenta como campo de investigación: los Circuitos Cerrados de Televisión (CCTV), u otros temas como las medidas de autoprotección en los edificios y en los espacios públicos, o las propuestas con relación al espacio defendible.

Una línea de investigación muy sugestiva ha sido la relacionada con las respuestas de los servicios públicos. En este sentido cuestiones como las estadísticas oficiales, los métodos de análisis cartográfico, el uso de las nuevas tecnologías en la gestión de las políticas públicas ha permitido un análisis sobre las respuestas institucionales. Por último, la investigación del impacto de la victimización en los ciudadanos ha generado, en las últimas décadas, una línea de investigación creciente.

Hay que manifestar que todas estas líneas de investigación se vieron favorecidas por la emergencia o consolidación de toda una serie de disciplinas científicas; algunas que encontraron en este análisis un espacio privilegiado para su institucionalización, como la psicología, la antropología social o la criminología; otras, como la victimología, son disciplinas recién aparecidas10 y en vías de consolidación.
 

Las aproximaciones desde la geografía.

Rachel Pain en su artículo Place, social relations and the fear of crime (2000) se pregunta sobre la contribución de la geografia a la comprensión del fenómeno del miedo a la delincuencia. Al revisar las principales aproximaciones realizadas en Europa y Norteamérica, pone en evidencia que la gran mayoría de las investigaciones, tanto teóricas como prácticas, sobre las relaciones entre espacio y miedo a la delincuencia se han realizado fuera de la disciplina geográfica, y concluye que si bien la geografía ha estado a menudo al margen del desarrollo de la teoría y la investigación del miedo a la delincuencia, hay muchos factores de interés social y geográfico.

Así el espacio en el que se produce, los impactos con relación a la cohesión social de las ciudades, incluso las implicaciones en la definición morfológica de las ciudades, aconsejan que la geografía realice su contribución a un ámbito de la investigación y de las políticas sociales que en los próximos años se planteará como básica para el desarrollo de las comunidades urbanas.

Para conocer cuales han sido las líneas de investigación que, desde la comunidad geográfica, se han desarrollado en este campo hemos acudido a las referencias registradas en la serie bibliográfica Geographical Abstract, en la última década del siglo XX y los dos primeros años del XXI.

En esta primera revisión, y a partir de la voz crime (delito), se han identificado 119 referencias, observándose un aumento del interés en el último lustro, reflejado en la concentración del 66 por ciento de las referencias registradas (Cuadro 1).

Asimismo hay que señalar que al margen de estos 119 registros un número significativo de referencias hacen mención a la delincuencia o la inseguridad en uno de los sectores económicos más susceptibles al impacto del miedo: el turismo.

Una segunda depuración de estos registros nos llevó a identificar aquellos trabajos o publicaciones que de forma explicita sitúan el análisis de la delincuencia en el espacio urbano o en la percepción del propio espacio. Así una vez realizada esta segunda revisión los registros referenciados en Geographical Abstracts se reducen a 42 con una concentración del 76 por ciento en los últimos cinco años.

 
Cuadro 1. Referencias bibliográficas en Geographical Abstract
Año referencia 
voz crime
delito y ciudad
1990
5
0
1991
2
0
1992
2
0
1993
8
4
1994
4
2
1995
6
3
1996
11
1
1997
11
4
1998
16
10
1999
26
6
2000
18
8
200111
10
4
Un aspecto a tener en cuenta es el que tiene que ver con el carácter de las publicaciones científicas reseñadas. En este sentido, de estos 42 registros sólo en 20 casos se puede hablar de publicaciones eminentemente geográficas o soportadas por la comunidad de geógrafos. Asimismo hay que mencionar que tan solo encontramos cinco casos de trabajos firmados por autores ajenos al área científica anglosajona. Así una primera apreciación a destacar provisionalmente: la extrañeza que produce que este ámbito de investigación y análisis sea ajeno a las sensibilidades de la comunidad científica latina, y más teniendo en cuenta la importancia que las cuestiones relacionadas con la seguridad y su percepción tienen en la vida social y política en los países meridionales y sus ciudades. No obstante es probable que tenga que ver con el sesgo de la serie bibliográfica utilizada, y que una investigación mas amplia pueda ofrecer unos resultados mas positivos para la comunidad científica latina.

Los intereses que explicitan estas 42 referencias nos sitúan, por un lado, en líneas de investigación en las que el objeto de análisis es la influencia de las características de los individuos con relación a la percepción de la seguridad, en el nivel de riesgo que han de asumir o en el uso del espacio; así cuestiones como el género (Safer Cities Project, 1993; Madge, C., 1997; Koskela, H. y Pain, R., 2000); la edad (Pain, R, 1997,) o las cuestiones raciales (Alba, R.D., et al., 1995; Liska, A.E. et al., 1998) han sido analizados. Otro en los que el objeto de análisis que aparece con fuerza es el referido al impacto de la delincuencia o la seguridad en relación a la percepción de la calidad de vida (Herbert, D.T., 1993; Coradson, V., 1997; Michalos, A.C. et al.,2000); destacar también las investigaciones sobre territorios específicos, básicamente ciudades (Valentine, G., 1993; Zalnar, A.1993; Maik, W, 1995; Vanderchueren, F., 1995; Duncan, C.J., 1997; McKendrick, J.H. et al., 1998; Bowers, K. et al., 1999; Oviedo, E.S. et al., 1999; Shachinder, R.,; Evans, D.J. et al.,2000; Jurgens, V. et al., 2000); pero también las diferencias entre espacio rural y urbano (Bachman, R, 1993; Coomber, M. et al.,1995; Yorwood, R. et al., 2000). Se trata de líneas de trabajo quizá promocionadas por los intereses y financiación de las administraciones públicas y que han generado un paquete importante de los trabajos realizados en el período analizado; y es en estas investigaciones que aparecen las encuestas de victimización como opción más utilizada, como método de investigación en el análisis sobre las ciudades y los territorios. Por último, podemos citar trabajos vinculados a la metodología de gestión de la información de los servicios públicos, básicamente policiales, y en los que los sistemas SIG intervienen en la explotación de datos oficiales (Hirschfield, D. et al., 1995; Laurent, M. et al., 1997; Bowers, K. et al., 1999; Glaeser, E.L. et al., 1999; Craglia, M. et al., 2000).

De estas 42 referencias registradas en Geographical Abstract hemos escogido aquellas que pueden representar, aunque sea de forma algo somera, las aproximaciones realizadas por los geógrafos y que pasamos a enumerar y comentar a continuación.
 

La diversidad de enfoques.

The efect of social cohesion on levels of recorded crime in disadvantaged areas de A. Hirchfield y K.L. Bowers ambos del Department of Civic Design de la Universidad de Liverpool. 1995.

Los autores analizan en esta investigación los niveles de delincuencia en las zonas desfavorecidas o en crisis a partir de parámetros de cohesión social, en concreto a partir del uso del Index of Local Conditions12 del gobierno británico y de dos parámetros independientes: uno el nivel de cohesión social, con especial énfasis en el número de familias monoparentales, y el segundo la concentración en el área de minorías, ethnic heterogeneity. En líneas generales concluyen que la concentración de jóvenes y adolescentes de familias monoparentales y una alta concentración étnica requieren el desarrollo de políticas específicas para los barrios en crisis.

Victimisation beyond the metropolis: an Australian case study de C.J. Duncan del Departamento de Geografía de la Universidad de Newcastle de Nueva Gales del Sur en Australia. 1997

El objetivo de la investigación de C.J. Duncan es la revisión de las propuestas clásicas que se generan a partir de la lectura de los resultados de las estadísticas sobre la criminalidad. En este sentido y a partir de la Encuesta de Seguridad de Armidale y Dumaresq se analizan los impactos de la criminalidad tanto en zonas centrales de la ciudad, con alta tasa de delincuencia, como en su interland, con bajos registros de criminalidad. El autor plantea el interés del análisis de la distribución del delito (Lowman 1986, 1989) y de la reelectura del estudio del crimen en el contexto de la geografía del control social; también critica los enfoques analíticos empíricos tradicionalmente empleados por los geógrafos que han realizado el estudio del delito sólo como un ejercicio científico, y considera que la respuesta al problema del delito se ha estructurado desde una perspectiva tecnocrática antes que como ejercicio político. Los enfoques críticos han sido centrales en el resurgimiento del interés por la geografía del delito. No obstante a pesar del reconocimiento de esta afirmación, los geógrafos han trabajado, según C.J. Duncan, generalmente en el supuesto de dar a la estadística oficial un carácter de medida objetiva del comportamiento de la delincuencia, en lugar de considerarlo como una evaluación subjetiva de las prioridades de los servicios policiales.

Modèle d'interaction spatiale et agrégation des lieux. Les exemples des donées criminelles de Marie-Alexandrte Laurent y Isabelle Thomas, ambas del Departamento de Geografía de la Universidad Católica de Lovaina. 1997

Las autoras, a partir de datos de la policía belga, realizan su investigación sobre los efectos de la agregación espacial de la información y, en este sentido, se interrogan sobre los resultados de una interacción espacial sobre la base de un solo hecho delictivo: el hurto. En concreto manifiestan que la distribución espacial de la delincuencia ha de ser vista como el resultado de una serie de interacciones espaciales: la cantidad de hechos producidos en un espacio, el número de autores que provienen de un mismo territorio, la capacidad del territorio como emisor de señales de interés para la actividad delictiva o la distancia que separa el lugar del hecho de los lugares de residencia de los autores, etc. Plantean que la criminalidad es lo suficientemente intensa, cuando el lugar "criminógeno" es lo suficientemente atractivo y "emisivo" y las distancias entre los lugares lo suficientemente asumibles para la comisión del delito.

Neighbourhood incivilities and the study of crime in place de David T. Herbert, Director del Departamento de Geografía de la Universidad de Gales. 1993

El autor plantea en este trabajo las relaciones entre lo que se ha venido en denominar, en el ámbito de la criminologia reciente, incivilities, esto es en nuestro ordenamiento lo que se consideran faltas administrativas o incluso actos de vandalismo o gamberrismo (pintadas, ruidos, daños a mobiliario urbano, etc.) y la inseguridad en los barrios. En este sentido el autor hace referencia a varias investigaciones sobre métodos preventivos, tanto en el aspecto de medidas de autoprotección en las viviendas como en el entorno de los barrios (iluminación, gestión de los vacios de los nucleos residenciales, espacios de uso común, especialmente en los parques de vivienda pública, etc.). Asimismo plantea como el National Crime Survey analiza esta vinculación mediante el establecimiento de ratios de victimización, de satisfacción de los residentes o de percepción sobre la cohesión social y la búsqueda de indicadores de equivalencia entre ellos.

Old age, and ageism in urban research: the case of fear of crime de Rachel Pain, del Departamento de Geografía de la Universidad de Northumbria. 1997

En este artículo la autora muestra como las investigaciones sobre el análisis del miedo a la delincuencia están demostrando la discriminación que sufre uno de los segmentos más vulnerables de la población a estos hechos: los ancianos. En este sentido plantea el interés de analizar estos impactos desde perspectivas que superen los análisis cuantitativos, pues la población a la que se hace referencia modifica de forma muy relevante sus vidas cotidianas, tanto con relación a los usos de los espacios colectivos, como a su aislamiento producido por el miedo a ser víctima de un hecho delictivo; por otro lado no debe olvidarse que los ancianos también son una población afectada por la violencia en el ámbito doméstico.

Revisiting fear and place: women's fear of attack and the built environment de Hille Koskela y Rachel Pain, de los Departamentos de Geografia de las Universidades de Helsinki y Northumbria respectivamente. 2000

Tras constatar la existencia de una delincuencia especifica que tiene como víctima a las mujeres en su vida social, las autoras abordan una investigación sobre el miedo a las agresiones, tomando como base las situaciones que se producen en los edificios, para ello se compara la situación en dos ciudades: Helsinki y Edimburgo.

En dicha investigación se ha comprobado que las características del entorno se mencionan de forma frecuente por mujeres de ambas ciudades, aunque al mismo tiempo las respuestas tambien establecen contrastes. Las mujeres de Edimburgo, quizás a causa de niveles más altos de violencia en Escocia, y a la familiaridad de la inseguridad son más sensibles a vincular la agresión con el medio, mientras que para las mujeres de Helsinki la idea es bastante nueva.

Fear of crime, cultural threat and the countryside de Richard Yarwood y Graham Gardner de los Departamentos de Geografia de las Universidades de Worcester y Gales. 2000

El artículo plantea las diferencias que, en la construcción del miedo a la delincuencia, existen entre el medio rural y el medio urbano. En este sentido el modo de vida rural y las relaciones que se establecen con el medio son relevantes para entender que los impactos de los delitos sean más importantes en las zonas rurales. Los autores muestran que, aún siendo los niveles de delincuencia mucho más bajos en el ámbito rural, la construcción social de la vida en el medio rural, el concepto de propiedad y los tipos de relaciones sociales que se establecen multiplican la incidencia de los hechos sobre la percepción de riesgo y de inseguridad.

Place, social relations and the fear of crime de Rachel Pain del Departamento de Geografía de la Universidad de Northumbria. 2000

La relevancia social y política que el miedo a la delincuencia y la inseguridad tenía en las postrimerias del siglo XX es el punto de partida del estudio de Rachel Pain. En este sentido pone de manifiesto que los medios de comunicación y las agendas de los debates políticos tienen, en la seguridad y en las políticas de reducción del miedo a la delincuencia, uno de los principales ámbitos de un debate que está instituyendo una cultura y un discurso social y político que da prioridad a la seguridad por encima de otros valores como los de cohesión social o los de aceptación de la diferencia.

Para responder a la interrogación sobre cuanto ha contribuido la geografía a la comprensión del fenómeno del miedo a la delincuencia, muestra que afirma cómo las principales aproximaciones sobre las relaciones entre el espacio y el miedo a la delincuencia, realizadas en Europa y Norteamérica, tanto teóricas como prácticas, se han realizado fuera de la disciplina geográfica.

La autora plantea las bases en las que se debería asentar la aproximación que debe realizar la geografía y los geógrafos, con relación al conocimiento sobre la construcción del miedo a la delincuencia. Rachel Pain defiende que la aproximación etnográfica debe incorporarse al ámbito de trabajo geográfico; su investigación ha concluido que el miedo es una cuestión que se construye tanto a partir de las experiencias como de las relaciones sociales que los individuos tienen con el espacio y con los que en él residen; por ello parece lógico suponer que la investigación sobre el miedo a la delincuencia deberá tener en cuenta los aspectos personales y la manera como estos inciden en el territorio a analizar.

En este sentido los geógrafos deberán tener en cuenta que ni las ciudades son algo homogéneo, ni lo son las experiencias de sus habitantes. Así pues una teoría del miedo a la delincuencia deberá ser sensible a los peligros que conlleva entender a los territorios como un todo único. La perspectiva de análisis deberá enfrentarse a lo que se puede calificar como “falacia ecológica”, en la que el territorio se entiende como algo homogéneo y en el que las relaciones que los individuos establecen con él también lo son; la cotidianiedad y concentración de actividades delictivas en un barrio, las respuestas que a ellas se den, las relaciones entre los servicios públicos y la comunidad, o incluso el tejido social o comunitario que exista establecen diferentes respuestas y construcciones del miedo a la delincuencia. Es por ello que Rachel Pain defiende que la aproximación etnográfica permite una comprensión del fenómeno del miedo a la delincuencia en la que es posible captar la intensidad de las experiencias personales pero también la existencia de componentes culturales del colectivo, de sus expectativas sociales, o incluso del impacto de las historias personales y colectivas en la construcción del miedo.

La autora concluye que si bien la geografía ha estado a menudo al margen del desarrollo de la teoría y la investigación del miedo a la delincuencia, hay muchos factores de interés social y geográfico: el espacio en el que se produce, los impactos con relación a la cohesión social de las ciudades, incluso las implicaciones en la definición morfológica de las ciudades; todo ello aconseja que la geografía realice su contribución a un ámbito de la investigación social y las políticas sociales que en los próximos años se planteará como básica para el desarrollo social de las comunidades.
 

La delincuencia: un fenómeno eminentemente urbano

Uno de los aspectos a tener en cuenta, en la aproximación al análisis de las relaciones entre la delincuencia y el miedo es el relativo a la escala de observación. En este sentido, el análisis de la delincuencia era fundamentalmente una cuestión patrimonializada por los Estados, los cuales mantenían el control sobre la información del sistema de justicia penal, y, a menudo, la opacidad de la información impedía los análisis de los impactos y relaciones del delito en las ciudades.

No es hasta épocas recientes cuando la investigación sobre la delincuencia y el miedo y su incidencia en las ciudades ha entrado a formar parte de las políticas de la gestión urbana; baste decir que no es hasta el año 1986 que el Consejo de Europa organiza la primera sesión de trabajo sobre el rol de las colectividades locales en la prevención de la inseguridad, o incluso deberemos esperar hasta el décimo congreso de Naciones Unidas sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado en Viena durante el mes de abril de 2000, que por primera vez, se concluye: "la necesidad de estudiar los efectos de la delincuencia en las zonas urbanas".

En la actualidad está aceptado que los impactos del delito y la delincuencia tienen, en el medio urbano, su principal teatro de operaciones, y que es en las ciudades donde emergen los principales problemas de seguridad y donde deben ponerse a disposición los recursos de análisis y de respuesta institucional a las disfunciones sociales que generan los nuevos fenómenos que inciden en la seguridad y en su percepción.

Jordi Borja y Manuel Castells13 proponen que, frente a la presión mediática, tecnológica y económica de la "cultura homogeneizadora" de la globalización, hoy las ciudades son las estructuras organizativas, sociales y políticas que estan en mejor situación para hacer frente a las perversiones de esa globalización; su proximidad a los problemas reales de los ciudadanos les permiten estructurar respuestas a partir de su rol històrico de establecer un sentimiento de pertenencia y de identidad basado no en términos étnicos o culturales, sino en términos de cotidianiedad, de normalidad de las relaciones entre diferentes, en definitiva de aceptación de la diferencia como algo normal y hasta provechoso para la comunidad en su conjunto.

Así pues, es en este marco de proximidad a la vida ciudadana donde los análisis, sobre los impactos de la delincuencia en las ciudades, encuentran relevancia y utilidad social; tanto por ser uno de los problemas principales con los que se encuentran las ciudades y su gestión, como por la tendencia de la mayoría de la población mundial a concentrarse en las ciudades. El estudio y análisis de la seguridad, y de las consecuencias de la delincuencia en la vida de las ciudades, es hoy una necesidad para los gobiernos locales, a la que la comunidad científica ha de dar una respuesta incorporando su estudio a la cotidianiedad investigadora.
 

La inseguridad urbana: una cuestión geográfica

En la cita inicial de Durkheim se plantea una de las principales cuestiones a las que las ciudades han de dar respuesta, esto es, los límites en los que una organización social, puede desarrollarse.

Y es en este sentido que uno de los aspectos que más puede afectar, de hecho ya lo está haciendo, la vida social de las ciudades es el referido a la seguridad o inseguridad y más concretamente a la percepción que de ella se tenga. Ésta se construye sobre la base de realidades y experiencias pero también, y de forma relevante, a partir de sensaciones y representaciones sobre lo que se considera peligroso, y en el caso del medio urbano, sobre los territorios y sobre los que en ellos lo habitan.

Así pues, el sentimiento de seguridad o inseguridad es algo más que la ausencia o presencia de delitos: es una percepción y como tal una construcción social; asimismo es de destacar las diferencias y al mismo tiempo relaciones entre miedo difuso y miedo concreto, identificando al primero como aquel que se percibe con relación a fenómenos de carácter general y que se relaciona con riesgos indeterminados, siendo el segundo el vinculado, de manera fundada o no, directamente con las posibles experiencias vitales que se construyen básicamente en el medio urbano, espacio social y político donde se evidencian las contradicciones y limitaciones de la respuesta social y política a los problemas de cohesión social.

En este sentido en 1984 la Comisión Técnica de Seguridad Urbana del Ayuntamiento de Barcelona, más conocida como Comisión Socías afirmaba:

La seguridad ciudadana es el resultado de una negociación constante entre la búsqueda de seguridad en la convivencia y la realidad insegura del ser humano, y precisa, de un marco social seguro para que cada individuo afronte libremente la inseguridad de su propia existencia y de unas condiciones de normalidad.

Condiciones que permitan percibir el compromiso social sobre la base de:

    Un grado de seguridad en la organización social de producción y en la previsión, aunque mínima, que garantice el futuro.
    El ajuste de la actividad política y del marco jurídico al ritmo de la vida social
    Un funcionamiento conocido y reconocido de las instituciones públicas.
    El acoplamiento entre las normas y los valores sociales, así como un acuerdo general sobre el comportamiento de la población.
    Un grado satisfactorio en el funcionamiento de las instituciones de transmisión cultural: la familia, la escuela, los media, etc.; así como la aceptación colectiva de lo inevitable del conflicto propio de toda vida social.14
La fractura de alguna de estas condiciones explican, a menudo, la generación de episodios de inseguridad en las ciudades. En este sentido algunos aspectos relevantes, para la gestión de la ciudad y de la seguridad pública, en los que la geografía ha de comprometerse son el conocimiento del espacio en el que se produce el conflicto y en el que deben ponerse en marcha los recursos necesarios para recuperar o restablecer las relaciones distorsionadas, el territorio conocido y reconocido por los ciudadanos, la necesidad de aproximar la resolución de los conflictos a la comunidad, el impacto del delito en las minorías migrantes, la ocupación y competencia que sobre el espacio urbano se establece, o el papel de los agentes sociales y económicos en la construcción de la ciudad.

Tomando prestadas algunas ideas de la propuesta de J. Borja y M. Castells, estimo que las ciudades deben y pueden aprender a convivir con la diferencia, aun con la desaparición de la homogeneización social y las tensiones sociales que conllevará, , asi como gestionar el intercambio cultural de la multiplicidad étnica, cultural y económica.

En definitiva la geografia y los geografos han de comprometerse con los problemas de la sociedad15, y esto quiere decir conocer, aprender y releer la realidad comunmente aceptada y amplificada por los medios. Los geógrafos, pueden y deben incorporarse de lleno al estudio de uno de los aspectos más relevantes para la gestión de las ciudades: el sentimiento de inseguridad y miedo.

En este sentido hay que desarrollar líneas de investigación que se aproximen, desde perspectivas multidisciplinarias, a la realidad de las ciudades y de sus ciudadanos, es necesario establecer espacios de debate y trabajo cooperativo con otras disciplinas.La ciudad no puede evolucionar sin este compromiso colectivo. La permanente evolución de las ciudades, la emergencia de nuevas situaciones y su complejidad exigen del concurso del urbanismo, la sociología, la psicología social, la ecología, la pedagogía, la geografía, el derecho y otras disciplinas, concurso que debe centrarse no tan solo en la elaboración teórica, sino que por el contrario, ha de situarse en términos de utilidad pública y en consecuencia en ámbitos que permitan desarrollar políticas activas de gestión de la ciudad.
 

Notas
 

1 Durkheim, E. Las reglas del método sociológico. Barcelona: Los,libros de Plon, 1983 120 p.
2 Stangeland, P. The Crime Puzzle. Málaga: Miguel Gomez Ediciones, 1995, 220 p.
3 Elmer, M.C. (1933) in Theodorson, G.A., Estudios de ecologia humana. Barcelona: Editorial Labor, 1974 p. 23-29
4 Levin, Y. y Lindsmith, A. (1937) in Theodorson, G.A., Estudios de ecologia humana, Barcelona: Editorial Labor, 1974, p 31-42
5 Newman, O. Defensible espace: people and design in the violent city. London: Architectural Press, 1971, 264 p.
6 Jacobs, J. (1961) Muerte y vida de las grandes ciudades. 2ª ed. Madrid: Península, 1973
7 Harries, K. The Geography of crime and justice, New York: McGraw-Hill, 1974
8 Smith, C. Crimes rates as Territorial Social Indicators, London, Dep. of Geography Queen Mary College, 1974
9 Pain, R. Progress in Human Geography 24-3, 2000 p. 365-387
10 Primer Congreso celebrado en Jerusalen el año 1973
11 Hasta noviembre de 2001
12 El Índice de Condiciones Locales (Indexs of Local Conditions), desarrollado por el Ministerio de Medio Ambiente británico, se utiliza para identificar las áreas con mayor necesidad de recursos. El Índice comprende 13 variables, seis no censales: nivel de desempleados de larga duración, famílias con ayudas públicas recibidas, fracaso escolar, tasas estandarizadas de la mortalidad, primas de seguro en viviendas, viviendas abandonadas, y siete provenientes del censo: paro, menores en familias con ingresos inferiores, viviendas con carencias básicas en el menaje, viviendas con "amontonamiento", familias sin vehículo, menores en viviendas o alojamiento inapropiado y jóvenes en el sistema educativo no obligatorio.
13 Borja, J, y Castells, M. Local y Global, (1997) UNCHS, Madrid: 4ª ed. Santillana Editores, 1999, 418 p.
14 Ajuntament de Barcelona, Del orden público a la seguridad ciudadana. Barcelona: Ajuntament de Barcelona, 1984.
15 Capel, H. Una Geografia para el siglo XXI. Barcelona, Scripta Nova 19, Universidad de Barcelona, 1998 http://www.ub.es/geocrit/sn-19.htm
 
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© Copyright: Josep Mª Lahosa, 2002.
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Ficha bibliográfica:

LAHOSA, J. Mª. Delincuencia y ciudad.  Hacia una reflexión geográfica comprometida. Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. VII, nº 349, 20 de febrero de 2002.  http://www.ub.es/geocrit/b3w-349.htm
[ISSN 1138-9796]



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