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Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98
Vol. VIII, nº 420, 5 de enero de 2003

Maria Amerigo, Satisfacción residencial. Un análisis psicológico de la vivienda y su entorno. Alianza Universidad. Madrid, 1995. 169 p.

Antonio Algaba


Palabras clave: infravivienda, necesidades de vivienda, satisfacción residencial

Key words: infra-housing, housing needs, residential satisfaction


En este libro, María Amérigo nos ofrece una visión histórica del modo en que la psicología ambiental ha abordado la investigación sobre la relación de conformidad del individuo con su entorno más inmediato: su vivienda y su barrio. Es decir, nos presenta todos los aspectos que comprende el estudio de la satisfacción residencial, desde los principios teóricos que articulan la disciplina a los aspectos metodológicos que la desarrollan.

En los estudios de satisfacción residencial, el espacio estudiado no se limita a la vivienda, sino que engloba tres elementos: la vivienda, el barrio y los vecinos. Y, en este contexto, el barrio se define como el área donde el individuo establece sus redes sociales y sobre la que construye un sentimiento de pertenencia. No obstante, la autora nos recuerda que es difícil definir el concepto de  barrio, ya que para cada sujeto abarca un área distinta y significados diferentes.

Como señala la autora, los estudios de satisfacción residencial tienen su origen en el análisis de las áreas o barriadas más deprimidas de las ciudades. Y, en la mayoría da las ocasiones, dichos análisis han terminado por convertirse en estudios de mínimos, orientados a determinar cuales son las condiciones mínimas a las que la administración debe dar respuesta para garantizar la paz social y evitar los conflictos vecinales.

Para la psicología ambiental, la satisfacción residencial es un indicador social subjetivo de la calidad de vida. Debido a que la posesión material de un bien no garantiza la satisfacción del individuo, el análisis de los índices de descontento o de satisfacción proporciona un conjunto de informaciones muy valiosas especialmente para la administración. Unos datos que no reflejan variables objetivas, sino opiniones subjetivas.

Las variables que condicionan la satisfacción del individuo con respecto a su entorno inmediato son múltiples, dinámicas y responden a construcciones intragrupales. En otras palabras, las aspiraciones que debe ver cumplidas un individuo para alcanzar su satisfacción están determinadas por el grupo social al que pertenece y pueden cambiar a lo largo de su vida, siendo común que a medida que aumente su nivel de renta, aumenten simultáneamente sus expectativas y, por tanto, el hecho de disfrutar de sólidas comodidades no garantiza su satisfacción.

Los estudios realizados han puesto de maniefiesto que la satisfacción residencial de un individuo está más vinculada al barrio que a la vivienda. En muchas ocasiones la identificación con el barrio y con los vecinos ejerce un peso más importante que la calidad, el tamaño o la ideonidad de la vivienda; sobre todo, en las personas de status social más humilde. Por otra parte, también es muy importante el juicio que hará el grupo sobre la casa del individuo. El hecho de estar contento de enseñar la propia casa es un reflejo de la propia satisfacción, un sentimiento que depende de imágenes externas como la publicidad y del imaginario colectivo intragrupal.

La autora recopila varias definiciones que muestran la amplitud de las distintas aproximaciones a este problema; entre ellas cita a H.L. Schorr  (1) (1978) quien define la satisfacción residencial como "la falta de quejas cuando existe la oportunidad de quejarse, o como la afirmación explícita de que a la persona le gusta su vivienda" y a E. Wiesenfed  (2) (1992) para quien se trataría de "un estado de equilibrio entre el usuario y el diseño construido, entre las necesidades y aspiraciones de la gente y la situación de vivienda real".

Para medir la satisfacción residencial se emplean varias técnicas de evaluación que la autora explica con detalle en el capítulo IV. En este punto cabe citar:

1. Índices de Calidad Ambiental Percibida (ICAP) basados en juicios de preferencias por entero personales i/o valoraciones comparativas, donde se utilizan preguntas sobre el barrio real y el deseado.
2. Escalas de satisfacción. Conjunto de preguntas que se formulan a los vecinos sobre su satisfacción.

La autora nos recuerda que las variables o ítems sobre los que se pregunta y cómo se formulan estas preguntas tienen una gran repercusión en los resultados del análisis realizado. La doctora Amérigo se inclina por las preguntas que no contienen la palabra satisfacción en su enunciado, denominadas indirectas, debido a que "la probabilidad de que un individuo afirme estar insatisfecho con algún aspecto de su vida es, en circunstancias normales, bastante baja: uno no puede estar permanentemente insatisfecho, ha de buscar un equilibrio entre sí mismo y las circunstancias que rodean su vida (3)".

Asimismo nos presenta los diferentes modelos teóricos donde la satisfacción residencial es un término utilizado:

1. Como criterio de evaluación de la calidad residencial orientado a definir escalas subjetivas de satisfacción residencial que ayuden a la planificación futura.
2. Como sistema para predecir la conducta futura del individuo, sobre todo, en estudios de movilidad residencial voluntaria.
3. Como modelo comprensivo de satisfacción residencial, en los que se intentan desvelar los factores que explican la conducta del individuo hacia su residencia.
4. Las EPO (Evaluación Post-Ocupación) que analizan la satisfacción residencial en ocupaciones concretas mediante cuestionarios de satisfacción residencial (CSR). Es necesario mencionar que la autora presenta el CSR que ella misma ha empleado en sus diversos estudios sobre algunos barrios de Madrid y como este cuestionario contempla las cuatro variables necesarias para este tipo de análisis: el ambiente resindencial percibido, la medida de la satisfacción residencial, las características de la persona encuestada y su conducta en relación con su ambiente residencial.
5. Finalmente, la evaluación de ambientes residenciales todavía no ocupados encaminada a diseñar espacios futuros. En este campo, las simulaciones realizadas mediante CAD (computer arquithecture design) y los juegos de simulación abren nuevas posibilidades para determinar lo que realmente la gente valora en su entorno residencial; aunque la autora reconoce que las técnicas estadísticas son insuficientes para manifestar las relaciones causa-efecto ante la insatisfacción residencial.

La autora considera que los estudios de satisfacción residencial son singularmente interesantes en dos casos: En estudios de movilidad voluntaria y en sujetos que carecen de medios para cambiar de ambiente. En los primeros se descubre como la movilidad voluntaria está condicionada a las expectativas del individuo y su identificación con el barrio, aunque no siempre una desarmonía conlleva un cambio y se debe tener en cuenta que la satisfacción residencial es una variable dinámica debido a que el sujeto cambia sus referentes y sus anhelos durante su vida. Mientras que en los estudios con sujetos que carecen de recursos para cambiar de ambiente residencial en caso de hallarse insatisfechos con él, se observa como su insatisfacción residencial tiende, con los años, al acomodo, por un mecanismo de defensa sicológico.

La doctora Amérigo, en su obra, recuerda que uno de los principales problemas que plantea el estudio de la satisfacción residencial estriba en que la imagen del barrio no se construye sobre elementos objetivos, sino sobre afectos y valores sentimentales propios de cada grupo social. En este sentido, en la evaluación de la satisfacción residencial, más importante que las características objetivas es el patrón de calidad residencial determinado por el grupo de referencia del sujeto y los factores subjetivos condicionados por las características intrínsecas de cada individuo. Es por esta razón que la aplicación de cuestionarios de satisfacción residencial siempre ha manifestado diferencias entre los individuos de clase alta y baja.

La mayoría de los estudios de satisfacción residencial se han realizado en las áreas más deprimidas de las ciudades y "en dichos trabajos se observó que el hecho de que más del setenta y cinco por ciento de una muestra que habitaba en unas condiciones de calidad objetiva realmente ínfima estuvieran satisfechos viviendo donde vivían, se debía a dos componentes fundamentales: por una parte el fuerte arraigo al área y la actitud de localismo -extensión del hogar al área local inmediata a la vivienda- y, por otra, el hecho de que él área residencial supone un marco ideal donde establecer gran cantidad de relaciones sociales (4)".

La satisfacción residencial no está vinculada al nivel de renta. Los distintos trabajos analizados por la autora han revelado que los más pobres están más hechos a asumir su suerte y se contentan con menos y más a menudo. Aunque, y sobre esto nada dice la autora, se debería estudiar que parte de esta adaptación se explica por el escaso conocimiento que tienen los habitantes de los barrios más degradados de las condiciones de vida existentes en los barrios más acomodados, que muchas veces nunca han frecuentado o que ven como inalcanzables.

Lo que sí han corroborado los estudios citados en este libro es que las personas de status más humilde tienen unas expectativas muy limitadas sobre como debería ser su barrio ideal, mientras que las exigencias de las capas más acomodadas son más elevadas debido a sus mayores conocimientos y aspiraciones. Para ilustrar esta afirmación, la autora cuenta como en algunos barrios de ínfima calidad las encuestas a amas de casa revelaron que éstas se conforman con imaginar su barrio ideal como el propio en ausencia de delincuencia.

El presente libro no lo explicita pero en él se da a entender que la población realojada manifiesta una mayor satisfacción con el barrio de chabolas del pasado que con las viviendas sociales donde acaban de ser realojados. Circunstancia que puede explicarse por el sentimiento de tutela que sucede al de indefensión, ya que desde ese momento existe la posibilidad de elevar sus quejas ante una administración responsable.

En otro orden de cosas, los estudios en este campo han venido observando como la utilización de los espacios públicos depende del status social, así entre las clases más bajas es más común la apropiación del espacio inmediato a las viviendas; aunque también son estos mismos individuos los que tienen más problemas para reconocer como propios los espacios comunes de su propio edificio, como el portal y la escalera, por lo que, en muchas ocasiones, aparecen problemas en su conservación; aunque esto incida directa y negativamente en el valor del propio piso. Un aspecto, este último, que no se trata en esta monografía.

Y finalmente, en el último capítulo de este libro, la autora describe los resultados de sus estudios empíricos realizados en áreas de viviendas adjudicadas por el Instituto de la Vivienda de Madrid (IVIMA). La autora describe los barrios estudiados, la metodología aplicada en su estudio, explica la razón por la que eligió a las amas de casa para contestar la encuesta y, algo de gran utilidad para el lector, nos presenta y justifica el modelo de cuestionario por ella empleado.

Sus estudios revelaron que en estos barrios periféricos de Madrid se valoran más las relaciones vecinales que la calidad constructiva de las viviendas. Por lo que ha sido frecuente el aumento de la insatisfacción en los traslados forzosos a pesar de mejorar objetivamente las condiciones de habitabilidad de la vivienda, debido a la ruptura de las redes sociales y al desapego generado.

Respecto a los tipos de conducta que revelan insatisfacción residencial, según los estudios de la doctora Amérigo, las personas más comprometidas con el barrio y las que realizan más modificaciones en su hogar son las más satisfechas (aunque también podrían ser las más conscientes de verse abocadas a una larga permanencia en éste por imposibilidad de cambio); mientras las más pasivas se revelan más insatisfechas.

A modo de conclusión, es necesario recordar, que la satisfacción residencial puede definirse siempre como la distancia que separa las aspiraciones de los logros con respecto al ambiente residencial. En segundo lugar, que la perspectiva del residente no es la misma que la del investigador o el urbanista que trabaja con fríos datos estadísticos, por lo que para completar el análisis de la realidad es necesario el estudio de los sentimientos subjetivos que produce en los residentes su habitat residencial. Y, sobre todo, se hace imprescindible recordar también que históricamente los estudios de satisfacción residencial se han centrado en barrios pobres, convirtiéndose en estudios de mínimos encaminados a determinar los factores que garantizan la calma social. En este sentido, la obra de la doctora Amérigo no se cuestiona en ningún momento si la información recogida por los análisis de satisfacción residencial puede utilizarse para orientar las políticas sociales de vivienda.

En los últimos años ha aumentado considerablemente el precio de la vivienda y también la tasa de ahorro necesario para acceder a una vivienda digna. Por tanto, es cada vez mayor el porcentaje de la población, no sólo de jóvenes, sino también de familias monoparentales (divorciados y solteros), con problemas de acceso a una vivienda. Ante esta problemática, las políticas desarrolladas por las distintas administraciones con competencias en materia de vivienda son nulas o inciden en medidas antiguas que ya han demostrados sobradamente su ineficacia. En este contexto, los estudios de satisfacción residencial, históricamente de mínimos, tienen una clara vigencia pues permiten comprobar que, paradójicamente, la población que vive hacinada, postergando su emancipación o en infraviviendas manifiesta un elevado nivel de satisfacción residencial.
 

Notas

1 Schorr, H.L. La vivienda y sus efectos. In PROSHANSKY, H.M; ITTELSON, W.H, y RIVLIN, L.G, (Eds.):  Psicología Ambiental. El Hombre y su entorno físico. México:  Trillas, 1978.

2 WIESENFELD, E. Public housing evaluation in Venezuela: a case of study. Journal of Envioronmental Psychology, nº 12, p. 213-223, 1992.

3 M. Amérigo, 1995, p. 93.

4 M.Amérigo, 1995, p. 50.
 
 

© Copyright: Antonio Algaba, 2003.
© Copyright: Biblio 3W, 2003.
 

Ficha bibliográfica

ALGABA, A. Maria Amerigo, Satisfacción residencial. Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. VIII, nº 420, 5 de enero de 2003.  <http://www.ub.es/geocrit/b3w-420.htm> [ISSN 1138-9796]



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