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REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98
Vol. VIII, nº 425, 30 de enero de 2003

EL ÁREA DE SOCIOECONOMÍA EN EL PLAN NACIONAL DE INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA Y TÉCNICA (2002-2003)

Horacio Capel

Universidad de Barcelona

Palabras clave: Plan Nacional de Investigación Científica, Evaluación científica, socioeconomía

Key words: National Plan of scientifical reseach, scientifical valoration, socio-economy


La  Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) convocó una reunión en Madrid el 16 de diciembre de 2003 para realizar una valoración de los objetivos del Plan Nacional de Investigación Científica, Desarrollo e Innovación Tecnológica (2000-2003), sobre los criterios, modalidades de participación y ejecución de la investigación de los programas nacionales, con vistas a la revisión del mismo. Al mismo tiempo se constituyó una Comisión de Evaluación del Área de Socioeconomía, a la que fue invitado el autor de esta nota como evaluador externo.

Reproducimos a continuación el informe elaborado por el autor con este motivo. El informe consta de dos parte, correspondiente a las dos cuestiones que se nos plantearon; la primera se refiere a la documentación enviada sobre los objetivos generales del Plan Nacional y el Área de Socioeconomía; la segunda a las cuestiones relacionadas con la evaluación de los proyectos de investigación.

Con la publicación de este texto queremos contribuir a una discusión pública –que hasta ahora no se ha realizado, que sepamos- de los objetivos y criterios del Plan Nacional de Investigación Científica y Tecnológica, al mismo tiempo que valoramos positivamente la iniciativa que ha tenido la FECYT.
 

El Area de Socioeconomía en el Plan Nacional de 2002-2003

Ante todo, hay que hacer un balance muy positivo de la actividad de la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología, de la reunión convocada y de los documentos entregados, La puesta en marcha a partir de los años 1980 de un sistema de evaluación de la producción científica ha constituido un acontecimiento de primera magnitud en la ciencia española, y hay que decir que se está haciendo razonablemente bien. El único punto oscuro en el  horizonte es lo que ocurrirá tras la creación de Agencias autonómicas de evaluación.

El documento que se nos sometió para su análisis es la parte correspondiente al Área de Socioeconomía del Plan Nacional de Investigación Científica, Desarrollo e Innovación Tecnológica (2002-2003), correspondiente al volumen II (Area de investigación básica no orientada, Áreas científico-tecnológicas y Áreas sectoriales), y concretamente las páginas 7-10 ("Criterios para la definición de las áreas prioritarias del Plan Nacional"), y las páginas 187-208 ("Área de Socieconomía"). El conjunto del Plan y esas páginas en concreto tienen, sin duda un gran interés y puede ser evaluadas positivamente, por el esfuerzo que suponen de clarificación y explicitación de objetivos.
 

De todas maneras, como es seguro que el objetivo de la reunión convocada sea que los invitados muestren su acuerdo sino que realicen críticas con vistas a su mejora, me voy a atrever a hacer algunas, siempre con el carácter constructivo que deben tener estos actos.

 

Los criterios para la definición de las áreas prioritarias

El documento sobre los Criterios para la definición de las áreas prioritarias afirma que la identificación de dichas áreas es "uno de los elementos clave en el proceso de definición del Plan Nacional", a partir del establecimiento de criterios bien definidos para su identificación. En cada área se señalan acciones estratégicas, que en cualquier caso se limitan a un máximo de tres. Seguramente es conveniente esta limitación, aunque de entrada hemos de considerar que eso es válido solamente si existe una clara definición y jerarquización de los problemas.

Una crítica general a este documento es la redacción en un lenguaje algo tecnocrático, alejado de los usos habituales de la lengua, y presentado en un castellano que permitiría notables mejoras (por ejemplo, la utilización de expresiones como "papel jugado", "priorización", "implementación" y otras que pueden expresarse mejor en castellano). Una lectura del libro El dardo en la palabra de D. Fernando Lázaro Carreter sería muy aconsejable a todos los redactores de documentos oficiales.

Por otro lado, la utilización reiterada de algunas expresiones de uso ya habitual (por ejemplo,  I+D, e incluso I+D+I) acaban por convertirlas en fórmulas rituales y poco clarificadoras, que no se termina de saber lo que quieren decir con exactitud y facilitan la pereza mental.

Para la identificación de áreas científico-tecnológicas se insiste en la necesidad de seguir enfoques exigentes, interdisciplinarios e internacionales. No hay nada que objetar e ello, siempre que por "internacional" no se entienda solo los países de la UE y los Estados Unidos, y el calificativo se extienda a los países iberoamericanos de lengua española y portuguesa, donde existen universidades y grupos de investigación de calidad tan buenos y a veces mejores que los europeos, y especialmente en el área de las ciencias sociales. Sería grave el olvido de esos países, ya que España puede aspirar a servir de puente en muchos aspectos entre la ciencia europea y la iberoamericana.

Se señala que "para la aplicación de algunos de los criterios se ha utilizado la información y los datos procedentes de diversas fuentes, como el Instituto Nacional de Estadística, los Informes de la Unión Europea y Eurostat, o el segundo informe de indicadores de Ciencia y Tecnología (UE 1998), así como datos procedentes de la CICYT o de los organismos gestores de las diferentes actuaciones en curso". Como no se dan más referencias sobre el tema, puede tenerse la impresión de que esas alusiones se utilizan como argumentos de autoridad, y quedamos sin saber cómo se han utilizado en realidad todos esos materiales y hasta qué punto han sido útiles para la selección realizada, así como los sesgos que han introducido. Por lo que diremos más adelante, puede ponerse en cuestión su validez.

Los criterios para la identificación de las áreas son de carácter científico-tecnológico, económicos y de carácter empresarial. Sorprende de entrada, que no se utilicen criterios de utilidad social de las investigaciones, y que se dé prioridad a los empresariales.

En lo que respecta a los de carácter científico-tecnológico, se alude a la correspondencia con programas similares en otros países, a la existencia de investigación de calidad en España y al "posicionamiento estratégico a largo plazo". Nada hay que decir sobre lo primero, mucho sobre lo segundo, ya que no sabemos como se ha valorado la investigación de calidad, y poco sobre lo tercero, ya que resulta difícil de entender.  Hay estudios bibliométricos y de impacto realizados por especialistas españoles (por ejemplo, los realizados en el Centro de Estudios Documentales e Históricos de la Ciencia que se organizó en Valencia bajo la dirección del profesor López Piñero) que se ignora si se han utilizado.  Por otra parte, hay áreas de calidad que no parecen haberse tenido en cuenta. Por citar dos: seguramente una mayor atención a la historia de la economía permitiría refinar muchos modelos econométricos que no prestan atención a la larga duración y que en el estado actual parecen poco útiles; por otra parte, seguramente una mayor atención a los resultados de las investigaciones de historia de la ciencia en España –que ha alcanzado hoy un nivel de calidad notable a escala mundial- permitiría plantear con mas agudeza el tema de la génesis y difusión de las innovaciones. Daremos más adelante otros datos sobre ello.

En lo que se refiere al "Posicionamiento estratégico" se dice algo que resulta difícil interpretar, a saber:

"Posicionamiento estratégico a largo plazo de las actividades previstas en el ámbito cubierto por el área por parte de las instituciones públicas y privadas. Este factor permite asegurar un flujo de resultados basado en actividades a largo plazo de alto riesgo científico o tecnológico que no es posible sustituir por otras a corto o medio plazo de carácter más aplicado".

Quizás es que no tengo el habito de leer este tipo de documentos, pero confieso que resulta bastante difícil entender lo que se quiere decir, y en todo caso es un ejemplo de prosa poco acertada.

Los criterios de carácter económico aluden al "volumen de actividad de I+D+I en cada área", sin saber bien como se calcula, y aludiendo a continuación al "porcentaje de fondos públicos que se destina a cada área". Difícilmente ese porcentaje del gasto público que ya se destina puede ser un buen criterio inicial, pues es posible que existan áreas poco atendidas a las que convenga prestar atención. También se considera como criterio el "grado de dependencia tecnológica (...) basado en el análisis de la balanza tecnológica", lo que puede querer decir muchas cosas y calcularse de formas diferentes; y a las "perspectivas de evolución futura", lo que tal vez exigiría asimismo alguna precisión para saber si se está de acuerdo con la aplicación del criterio.

En conjunto, se está ante declaraciones muy generales que permitirían seleccionar casi cualquier cosa. La explicitación de los criterios que se tienen en cuenta, y el saber si se han considerado todos los estudios e indicadores ya existentes permitiría un juicio más riguroso sobre este punto.

En cuanto a los criterios de carácter empresarial se alude a la mejora de la competitividad, a las oportunidades derivadas del desarrollo de tecnologías y a "la existencia de recursos humanos capacitados para actividades de I+D". Es muy probable que la valoración de esas actividades de I+D se preste a calificaciones distintas. En todo caso, sería interesante saber por qué unas veces se hablar de I+D a secas y otras de I+D+I. Es a esto a lo que me refería más atrás al hablar de la utilización de fórmulas rituales de escaso valor o variable contenido.

En cualquier caso en lo que se refiere a este punto, debería afirmarse que las empresas privadas deben dedicar por sí mismas fondos importantes a la investigación, y no ser parásitas de la investigación realizada por instituciones públicas. Lo cual debe reafirmarse de forma clara ya que en otro apartado del documento se reitera que "en cada sector existe un colectivo de empresas (de servicios o industriales) que deben poder beneficiarse de las actividades de I+D+I que se realizan en dicho sector". Una identificación precisa de dichas empresas sería conveniente, aunque solo sea para evitar sospechas de favoritismo.

Estas afirmaciones y criterios respecto al uso empresarial de la investigación financiada con fondos públicos tendrían pleno sentido si se tratara de empresas públicas dedicadas a la actividad productiva. Pero es claro que la política de privatización que se ha seguido en los últimos años ha eliminado la mayor parte de las mismas.

En lo que se refiere al uso por las empresas privadas de la investigación pública deben precisarse muy bien las contraprestaciones que se van a obtener. Así como el carácter español de la empresa ya que, como diremos más adelante, las más dinámicas empresas españolas están hoy bajo control extranjero.

Por otra parte, vale la pena insistir en el olvido de los criterios sociales para la selección de este primer apartado tan importante.

Al especificar los criterios para la identificación de áreas sectoriales, se advierte de entrada que:

"sólo algunos sectores socioeconómicos tienen su reflejo en las áreas sectoriales del PN; otros sectores socioeconómicos no son objeto, por tanto, de una atención prioritaria y focalizada de forma particular, sino que sus actuaciones se canalizan a través de las actividades de las diversas áreas científico-tecnológicas."

Los criterios usados son de carácter económico, de carácter sectorial y de carácter social

Los primeros están dirigidos a aquellos sectores que tienen una importancia en la economía española que justifique su "priorización". También aquí las alusiones al "volumen de gasto en I+D+I en el sector o subsector correspondiente" o el peso en la economía española carecen de la suficiente justificación que permita valorar la selección efectuada.

Los criterios sectoriales se superponen en parte con los anteriores y podían fácilmente inegrarse con ellos. En todo caso aluden a los beneficios de las empresas y el aumento de la competitividad de las mismas.

En cuanto a los criterios de carácter social, se alude a "la creación de empleo estable y de calidad derivado de las actuaciones de carácter científico y tecnológico que se realicen" (lo que desde luego justifica la puesta en marcha de un sistema de auditorías para comprobar que ha sido así); al "incremento del bienestar social de los ciudadanos y en especial, aquellos que requieren atención especial", y a la contribución a la sostenibilidad. Uno esperaría encontrar un poco más de precisión sobre estos temas en un Plan Nacional de Investigación Científica.
 

El Área de Socioeconomía

Si resultan demasiado generales las consideraciones que se hacen en esa parte introductoria, algo parecido ocurre con lo que se dice en la parte correspondiente al Área de Socioeconomía, donde cabría esperar una cuidadosa atención a los aspectos sociales que antes echábamos en falta.

Esta parte del documento empieza haciendo alusión los profundos cambios marcados por la globalización, la necesidad de un desarrollo económico sostenible y a que "las ciencias sociales deben considerarse como una herramienta que ayude a reflexionar sobre estos retos". Con la alusión al "desarrollo económico sostenible" nos encontramos de nuevo ante fórmulas vacías o de contenido tan variable que no deberían utilizarse sin definiciones precisas que permita entender de qué se está hablando o en qué se está pensando. En lo que sigue consideraremos que esa afirmación de que las ciencias sociales son "una herramienta que ayude a reflexionar sobre esos retos" se hace en serio.

Tal como ven los autores del documento la situación "en este final de siglo" (el documento fue redactado en 1999), "las causas de las transformaciones de la sociedad han sido diversas y todas tienen consecuencias sobre nuestro sistema de ciencia y tecnología". La verdad es que el análisis que se realiza a continuación no es realmente muy incisivo, ya que se alude solamente a la evolución demográfica, a las innovaciones tecnológicas, la evolución de los modos de consumo, la toma de conciencia sobre los problemas ambientales y la competencia". Nada sobre la evolución del sistema económico tras la crisis de 1973, los problemas que afectan a las economías capitalistas, las políticas "neoliberales" y la desregulación, la economía informal, el desempleo y otros temas que parece deberían citarse en esta declaración inicial. Incluso en la economía y la sociología española existen suficientes estudios que permitirían haber presentado un documento más matizado en estos aspectos, tanto más cuanto que esas consideraciones generales sobre las transformaciones del mundo actual deberían guiar luego las opciones que se adoptan respecto a las líneas que van a considerarse prioritarias. Tras las declaraciones iniciales sobre el uso de estudios referentes a la calidad de la investigación española, sorprende que no se hayan detectado trabajos en los que apoyarse para dar mayor contenido y solidez a esta parte el PN.

A continuación se señalan las limitaciones que subsisten "en la investigación socioeconómica aplicada". Por cierto, es curioso que hasta ese momento se estaba hablando de ciencia en general, y  no solo de ciencia aplicada, y no se señala qué se entiende por ello. Años de debate sobre las ciencias sociales aplicadas deberían aconsejar más prudencia en la utilización del término, o al menos alguna explicitación.

El análisis que se hace de "las restricciones que limitan el potencial de generación de auténtico valor de la investigación" lleva a destacar el tamaño reducido de los grupos de I+D y el escaso nivel de interdisciplinariedad, la investigación fragmentada y localista, la "notable distancia entre el sector científico y los sectores socioeconómicos usuarios de los conocimientos generados", las "dificultades para acceder a información de calidad sobre fenómenos económicos y sociales", especialmente ante el desafío de la europeización.

Seguramente son todos los que están, pero es indudable que el análisis es insuficiente, y que faltan otros muchos rasgos fundamentales. La alusión a la necesidad de continuar con "el apoyo a la consolidación de una comunidad investigadora en ciencias sociales que genere buenos profesionales" casi es un sarcasmo cuando sabemos de las grandes dificultades que tienen los investigadores ya existentes (por ejemplo del CSIC), y que hay gran número de doctores con trabajos excelentes que no encuentran cabida en el sistema docente e investigador español. En cuanto a la alusión al tamaño reducido de los grupos de I+D parece, desde luego, inapropiada; creo que debería hablarse sobre todo de la investigación científica o, en todo caso, para que las atribuciones del criterio no resulten arbitrarias, diferenciar claramente entre los grupos que se consideran exclusivamente científicos y los que, además, son de I+D.

Existe a continuación una declaración de intenciones:

"La finalidad básica de la investigación en el área socioeconómica debe ser la de generar, desarrollar y aplicar conocimientos que faciliten la identificación de los cambios y transformaciones que se están produciendo en el ámbito económico y social, y que permita predecir... todo ello con el objetivo de conseguir mayores tasas de crecimiento económico y social".

Podemos esperar que el resto del documento se dirigirá en esa dirección, y que a partir del diagnóstico realizado hará recomendaciones válidas para el desarrollo científico en el área de socioeconomía. Desgraciadamente no ocurre así.

El documento señala que por el lado de la oferta se trata de consolidar los logros ya alcanzados en la investigación sobre estos temas. Por el lado de la demanda, se trata de

"aportar respuestas a algunas de las preocupaciones actuales de los agentes económicos y sociales españoles en materia de integración, innovación, reforma institucional y administrativa , desarrollo sostenible y bienestar social"

Los objetivos que se plantean tienen que ver con la mejora de la calidad de la investigación. Estimulando la internacionalización, la utilización de bases de datos extensas, las investigaciones comparadas y la investigación interdisciplinaria. También se alude a la necesidad de impulsar la generación y desarrollo de conocimientos básicos en los campos de las ciencias sociales y concentrar los esfuerzos en un campo limitado de líneas prioritarias, atendiendo especialmente a dos retos: "identificar y predecir los cambios y transformaciones económicas y sociales... y 2) procurar una notable rentabilidad social, contribuyendo a la mayor racionalidad de las políticas públicas, a un diseño organizativo adecuado de las instituciones públicas y privadas y a una mayor participación ciudadana en la toma de decisiones". Por lo que se dirá a continuación parece declaraciones simplemente retóricas, ya que las líneas a las que luego se dan prioridad y los subtemas que se señalan no son especialmente relevantes en estos sentidos.
 

El Centro Nacional de Datos

Uno de los objetivos que se proponen es la creación de un Centro Nacional de Datos que permita, entre otras cosas "el acceso a los datos generados por diferentes organismos de las Administraciones públicas que hasta el momento suelen quedar desconocidos o infrautilizados tras su aplicación a las políticas públicas pertinentes", así como "la centralización progresiva de los datos sociales generados por organismos y empresas privadas".

Podemos preguntarnos por la utilidad de dicho centro, sobre cuya organización no se da ningún detalle. No sabemos el rango jerárquico administrativo que tendrá, si concentrará toda la información o solamente la copia de la existente en otros organismo.

En realidad ese centro puede ser innecesario, y parece razonable desconfiar de él. Puede crear un organismo burocrático que duplique labores que ya se realizan.

Seguramente lo que se necesita no son nuevos centros, sino que funcionen bien los que existen. Que se informe de los datos disponibles, sin secretismo ni favoritismos, y que se establezcan mecanismos para poder acceder a precios razonables a la información existente.

Más que un nuevo centro, lo que se necesitan son buenos catálogos de la información disponible, inventarios de lo que falta y puede obtenerse, y elaboración de series históricas homogéneas a partir de las estadísticas existentes con continuidad, algunas de las cuales se remontan al siglo XVIII y muchas al XIX.

También hay que dar acceso público a series de datos que hasta ahora son reservados, desde los que existen en los Registros de la Propiedad y Notarías hasta los de carácter catastral, policial o hacendístico, conservando naturalmente la privacidad de los datos individuales.

En estos momentos en que el negocio inmobiliario está actuando a pleno rendimiento y en que se están efectuando grandes transferencias de propiedad, la carencia de datos sobre dichas cuestiones sesga de manera importante las investigaciones que se realiza.

En el documento también se alude a la creación de unidades de dinamización, que organizarán foros de debate, organizarán páginas web para difundir la información y tomarán diversas iniciativas de difusión, medidas todas ellas de interés pero que también habría que justificar más ampliamente.
 

Las líneas prioritarias

A continuación se definen las líneas prioritarias que se han seleccionado, y que se refieren a

1. Integración económica y social

2. Crecimiento y calidad de vida
3. Investigación y desarrollo, cambio organizativo e innovación
4. Decisiones públicas y eficiencia de la administración

Como balance general, creo que puede afirmarse que no se realiza un buen diagnóstico. Hay una mala identificación, se mezclan muchos aspectos diversos, y no se jeraquiza suficientemente. La carencia esencial, me parece, es que no se parte de las realidades de la economía y la sociedad española. No ya un científico social crítico, sino una persona culta y lectora de la prensa diaria tendrá dificultades para reconocer en el diagnóstico que se hace los problemas reales que tiene la economía española. Y no se utilizan marcos teóricos adecuados para aludir a los temas que se destacan; por ejemplo, tal vez no sea muy adecuado la utilización del término "integración" utilizado tanto para las integración en Europa como a cuestiones de empleo, cohesión social y otros.

Para cualquier lector informado aludir a los problemas socioeconómicos del país conduce a plantear temas como los siguientes, por citar algunos: el empleo; la penetración del capital extranjero en la empresa española; la importancia del sector informal, lacra de la economía española y de graves consecuencias sociales; la inflación; la incapacidad del sistema capitalista para garantizar el ahorro de las clases populares; el sistema fiscal y la redistribución de recursos por el Estado; el despilfarro de recursos.

En lo que se refiere a los problemas sociales uno pensaría de entrada en cuestiones como: las razones de la disminución de la fecundidad; la inmigración de extranjeros, sus consecuencias positivas y los posibles conflictos; el mantenimiento de formas de exclusión social; las formas de ocio de los jóvenes, entre otros.

También podría pensarse en algunos problemas políticos de gran trascendencia: la burocratización de partidos políticos y sindicatos y su distanciamiento de las necesidades percibidas por la población; la corrupción; el desinterés de los jóvenes por la política; la carestía de la vivienda y la necesidad de una política de vivienda social; la escuela y la sanidad pública; el desmantelamiento del Estado del Bienestar; la dependencia política de Estados Unidos; las estrategias locales, regionales y estatales para disminuir la dependencia. Es curioso que en el documento se alude a "los límites del Estado del bienestar", lo que me parece una muestra más del talante general del texto; tal vez sería mejor plantear el tema no en forma de limitación sino de posibilidades que ofrece y de la necesidad de su existencia para la cohesión y la paz social.

Por otra parte, sin haber realizado un estudio del conjunto del PN y atendiendo solo a lo que se dice en los documentos que se nos han facilitado para la reunión, creo que existen en España en estos momentos áreas o subáreas que tienen que ver con la "socioeconomía" a las que no se presta la debida atención, a pesar de estar siendo investigadas por grupos de calidad. Lo que es grave porque se trata de temas en los que la investigación española es plenamente competitiva a escala mundial. Por citar una que conozco: el área o subárea de los estudios sobre los problemas de la ciudad, entendida ésta en su dimensión física (a lo que los romanos se referían con la expresión urbs), social (lo que se designaba como civitas) y político-administrativa (a lo que se aludía cuando se utilizaba la expresión griega polis).

Finalmente, hay algunos problemas que se refieren a las ciencias sociales y que pueden afectar a la selección que se hace y la manera como se abordan los temas anteriores. Citaré algunos: qué quiere decir interdisciplinariedad, metadisciplinariedad, transdisciplinariedad, y como se relaciona ello con la existencia de disciplinas científicas y comunidades excluyentes; la integración de la econometría con la teoría política; la puesta en cuestión de los modelos basados en la racionalidad del Homo Oeconomicus; la necesidad de encontrar vías de integración entre las distintas ciencias sociales empezando por los planes de estudios y la organización universitaria; los colegios profesionales y su influencia en el desarrollo de la ciencia, entre otros.
 

Acción Estratégica: Sociedad del Conocimiento

Un apartado especial se dedica a la Acción Estratégica dirigida a estudiar y apoyar la Sociedad del Conocimiento y al reto que supone "el desarrollo de las capacidades, destrezas y habilidades intelectuales de sus miembros e instituciones". Nada hay que oponer al relieve que se da a este tema en el Plan Nacional, aunque pueden cuestionarse algunas afirmaciones referentes al sistema educativo español. Y una mayor sensibilidad ante los estudios de historia y sociología de la ciencia y de la técnica, cuyos marcos teóricos y resultados podrían ser de gran utilidad en lo que se refiere a la génesis y difusión de innovaciones.

Los ámbitos de actuación que se señalan se refieren a: 1) el sistema educativo y la generación y difusión de conocimientos, 2) los sistemas de información y gestión de conocimientos en las instituciones 3) los efectos de la Sociedad del Conocimiento.

En cuanto al primero.pueden ponerse en cuestión afirmaciones como ésta:

"El sistema educativo es uno de los sistemas sociales más resistentes a los cambios debido, entre otras razones, a que todavía no se han desarrollado formas que mejores radicalmente los métodos clásicos de enseñanza, a pesar del reciente énfasis doctrinal que pretende desplazar el centro de gravedad de la actividad educativa al aprendizaje del propio alumno."

Hacer esa afirmación en un país donde desde la década de 1970 los profesores de educación primaria y secundaria han realizado un esfuerzo de reciclaje que no se ha pedido a la mayor parte de los profesionales, y donde existen movimientos de renovación educativa que están actuando de forma muy activa desde hace tres o cuatro décadas resulta algo inaceptable. Que se considere que es reciente el "énfasis doctrinal que pretende desplazar el centro de gravedad de la actividad educativa al aprendizaje del propio alumno", muestra tal vez una cierta desinformación, porque no es reciente, y porque además hay cuestiones muy delicadas que pueden justificar críticas a estos enfoques. Sin duda todo ese apartado hubiera sido más riguroso con una adecuado asesoramiento de especialistas de teoría e historia de la educación (y creo que pueden citarse especialmente a éstos en el campo de la pedagogía), de la didáctica de las ciencias especializadas y de otras áreas.

En cuanto a la enseñanza universitaria es irritante la alusión a métodos de enseñanza anticuados cuando se permiten cursos con más de cien (y veces doscientos y trescientos) alumnos, y cuando en muchas facultades que conozco no existen apoyos para el profesorado. Por otra parte, las críticias a las clases magistrales están fuera de lugar, porque en la universidad hay muchos maestros que pueden y deben darlas y porque, en cualquier caso, esa clase es (o debería ser) solo una parte mínima de la actividad docente del profesor.

En general, en todo este apartado se hacen declaraciones muy generales sobre objetivos educativos, sin la menor alusión a las políticas concretas que se están poniendo en marcha y que pueden estar cuestionando seriamente esos mismos objetivos.

En lo que se refiere a los sistemas de información y la gestión de conocimientos en las instituciones, el enfoque es exclusivamente tecnocrático, sin la menor alusión a las dimensiones políticas de esos problemas. Por ejemplo, la alusión a los "modelos tendentes a optimizar los flujos de conocimientos" y sobre la toma de decisiones debería ir acompañada de consideraciones sobre la voluntad política. Considerar que debe prestarse atención al "análisis de las condiciones y formas en las que las instituciones aprenden con el objetivo de obtener la máxima eficiencia de las oportunidades de aprendizaje" debería ir acompañado también de alguna alusión a la destrucción de conocimientos empresariales que representa la jubilación anticipada de personal experimentado a que se dedican hoy las empresas.
 

Conclusión

Un esfuerzo interesante, pero que debería mejorarse en lo que se refiere a la elaboración del nuevo Plan. Hace falta una voluntad mayor para relacionar los problemas reales de la economía y la sociedad española con los objetivos científicos que se intenta apoyar.
 

Aspectos referentes a la evaluación

Con vistas a la reunión se plantearon asimismo problemas relacionados con las evaluaciones externas. Se referían a las convocatorias, las áreas temáticas y los objetivos, las modalidades de participación, la presentación de solicitudes, la evaluación de las propuestas, el seguimiento de las investigaciones, y la relación con programas regionales, nacionales e internacionales.

Creo que hay que valorar otra vez muy positivamente la voluntad de someter a crítica lo que se está haciendo, manifestada no solo en esta reunión sino también en encuestas que se realizan entre profesores e investigadores españoles.

Considerando que el punto referente a "Áreas temáticas y objetivos", ha sido ya abordado en el apartado anterior, me limitaré a hacer unas breves consideraciones sobre una de los planteados, el de "Evaluación de las propuestas".

Creo que se ha avanzado considerablemente en la utilización de criterios claros para establecer sistemas de valoración de la producción científica, los cuales incluyen normalmente una jerarquización de las revistas. En general estos criterios se están estableciendo y, por lo que conozco, aplicando con rigor para la evaluación de los proyectos de investigación y para la concesión de los tramos de investigación por parte de la ANEP. Hay, sin embargo, un punto que requiere mayor atención, el referente a la prioridad excesiva que se concede a las revistas en lengua inglesa.

Es cierto que existen ramas de la ciencia en las que lo esencial de la investigación científica se publica en revistas, y que el inglés constituye la lengua franca de la ciencia en la actualidad. Pero hay que hacer dos matizaciones importantes.

Una se refiere a que existen campos científicos en que los libros son con gran frecuencia la forma de presentación de las publicaciones ya acabadas, siendo los artículos de revistas simples avances de ese resultado final. Una valoración de las editoriales y de las colecciones editoriales existentes se hace, por tanto necesaria.

Otra, se refiere a la excesiva valoración que, a mi juicio, se da a las publicaciones en inglés, lo que tiene negativas consecuencias para la ciencia española y de los países iberoamericanos.

Estimo que se han de valorar los artículos por su calidad, y que es urgente iniciar la publicación de un indice de citas de trabajos científicos publicados en las lenguas españolas y portuguesa. Y que se ha de apoyar de forma decidida la consolidación de revistas científicas españolas de calidad internacional.

Creo, además, que habría que valorar también las publicaciones científicas por la variedad de las lenguas utilizadas. Es inadmisible la práctica de muchos científicos anglosajones que conociendo la lengua española y utilizando para sus investigaciones trabajos publicados en ella se limitan luego a citar trabajos en inglés. Debería adoptarse urgentemente el criterio de que &ndash;dando por supuesto la utilización de otros criterios para medir su calidad- tanto más valioso es un trabajo científico cuantas más lenguas ha utilizado el investigador. Los trabajos con bibliografía exclusivamente en inglés deberían calificarse como "de interés local". Pueden encontrarse otras referencias sobre el tema en el número 104 de Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales <http://www.ub.es/geocrit/sn-104.htm> y nº 338 de Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales <http://www.ub.es/geocrit/b3w-338.htm) ambas de la Universidad de Barcelona y publicados en los dos casos al 31 de diciembre de 2001.
 

Barcelona 16 de diciembre de 2002

© Copyright: Horacio Capel, 2003.
© Copyright: Biblio 3W, 2003.
 

Ficha bibliográfica

CAPEL, H. El área de Socioeconomía en el Plan Nacional de Investigación Científica y Técnica (2002-2003).  Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. VIII, nº 425, 30 de enero de 2003. <http://www.ub.es/geocrit/b3w-425.htm> [ISSN 1138-9796]



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