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REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98
Vol. VIII, nº 428, 15 de febrero de 2003

EL CONGRESO DE GRANADA: COMENTARIO DE UN RECIEN LLEGADO

Andrés Vallejo E.
Estudiante de PhD
Departamento de Geografía
Universidad de Cambridge


Palabras clave: congresos, migraciones, multiculturalismo

Key words: congresses, migrations, multiculturalism


El Congreso en Granada, además de darme la oportunidad de volver a la que va afianzándose como mi ciudad predilecta, me permitió constatar la importancia que actualmente se le da a la inmigración en España y la seriedad con que se trata el tema. Sin duda, ello contribuye a que entendamos con mayor profundidad el fenómeno y consecuentemente nos acomodemos a las nuevas realidades que éste genera. En mi condición de recién llegado, tanto por ser ecuatoriano como por que mi formación transcurre en una tradición académica diferente, el Congreso fue también una inestimable oportunidad para conocer la situación de la inmigración en España y los términos en que se debate su problemática. La profusión de trabajos presentados –nada menos que 50 ponencias y 130 comunicaciones– atestiguan de la cantidad de recursos intelectuales y materiales que se dedican a su estudio. La variedad de las temáticas y la intensidad de las discusiones que seguían a las ponencias dejan ver que, como ocurre en la sociedad en su conjunto, en la academia española la inmigración va copando los espacios centrales de la atención y atraviesa todos los ámbitos y disciplinas. Me parece que esto es algo sumamente positivo.

Contrastando con esta variedad de temas, sin embargo, y nuevamente en concordancia con el trato que la migración recibe en otros ámbitos de la sociedad, la perspectiva adoptada por los trabajos presentados y por la concepción misma del Congreso es única y fija: aquella desde la sociedad española enfocada en lo que ocurre dentro la sociedad española. A lo sumo, se torna la mirada a previas experiencias de integración en otros países europeos para adoptarlos o no como modelos. Las mismas características que ciertas ponencias identificaron críticamente en la representación de la inmigración en los medios de comunicación –falta de contextualización de los procesos migratorios, invisibilidad de la realidad del inmigrante y de la de su país de origen, construcción de la migración como problema, ausencia de la voz de los actores involucrados– se pueden identificar en la producción del conocimiento académico. (Cabría preguntarse hasta qué punto los dos fenómenos no están ligados.)

Ya el título del Congreso, actuando como un pesado trípode que dificulta cambiar el punto de vista, fija esa perspectiva: se trata de un proceso receptivo y unidireccional –"la inmigración"– que ocurre "en España", un ámbito geográfico bien definido y coincidente con las fronteras nacionales. La discusión se centra en los efectos que la inmigración pueda tener en la sociedad española y cómo pueda o no afectar a sus valores e intereses. Si revisamos los temas en que fueron agrupadas las mesas lo podremos confirmar: integración y ciudadanía; relaciones sociales y diversidad; demografía [en España] y fenómenos migratorios; contextos de diversidad cultural; representaciones y discursos sobre la inmigración; repercusiones socio-laborales; lo normativo, jurídico y político; y por último educación, formación y vivienda. Todos estos temas se refieren a fenómenos que ocurren en la sociedad de acogida o así se los entiende para estructurar los paneles. Si pasamos a analizar el contenido de las ponencias y el talante de las discusiones que las siguieron se vuelve a evidenciar esta perspectiva exclusivamente integracionista: la actitud de los españoles ante los inmigrantes, la educación y la multiculturalidad en España, las regulaciones españolas, la integración del inmigrante en el mercado laboral español y su función en la economía española. Entre las ponencias, destacables excepciones a esta tendencia son los trabajos de Rosa Aparicio, de Claudia Pedone y de Enrique Santamaría –cuyas intencionalidades son similares a la del presente comentario: abogar porque se trate a la migración como lo que es, un fenómeno que trasciende las fronteras nacionales, un fenómeno global, complejo y dinámico. Otros trabajos que se ocupan de situaciones que ocurren fuera de España son una tipología de la migración marroquí que enfatiza el crecimiento demográfico y la pobreza como sus causas (Bernabé López García) y la ponencia sobre circuncisión femenina en España (Kaplan y colaboradores) que incluye una "descripción etnográfica" de la práctica en los países de origen para luego proceder a "determinar…dónde se concentran [las mujeres de estos países, lo que] facilitará identificar el grupo en riesgo y planificar la prevención" (302).

Los complejos procesos sociales, económicos, culturales, políticos y tecnológicos que ocurren en los "países de origen" (que al mismo tiempo son causa y producto del fenómeno migratorio) son excluidos de la discusión y resumidos como "el subdesarrollo" y la desesperación. Dentro de este discurso es notable con la frecuencia con que aparece el argumento malthusiano. Tanto Sami Naïr en la sesión inaugural, como en el foro político Valentín Sallas de la Generalitat de Cataluña, abrieron sus intervenciones destacando las revoluciones que han conducido a los cambios globales que experimentamos. De entre ellas, se menciona a la "revolución demográfica" como el factor preponderante que determina las características de la nueva migración (sin tomar en cuenta que los flujos mayoritarios ocurren del campo a la ciudad, y que gran parte de ellos tienen como destino países que, como los europeos, tienen densidades poblacionales significativamente más altas que la de las de los principales países de origen). Esta representación de las migraciones como un fenómeno esencialmente demográfico, sumado a la constante mención de la pobreza y el subdesarrollo, tiene el efecto de evocar ciertas imágenes sin necesidad de hacerlas explícitas. Surgen a la mente hordas desesperadas que, tras reproducirse irresponsablemente y arrasar con sus recursos, ahora saltan las fronteras para acceder a los recursos de quienes sí los han conservado y hecho crecer. Así planteado el problema, se invisibiliza la formidable "revolución del consumo" que se ha experimentado en los países ricos y en sectores minoritarios de los países pobres (usualmente vinculados a los primeros), y toda la responsabilidad recae sobre los países del Sur, a pesar de que éstos utilizan una fracción minoritaria de los recursos del planeta. No hay que perder de vista las consideraciones de orden demográfico, pero ponerlas como punto de partida para hablar de migración no solo es insostenible, sino que no está exento de complicidad con un orden internacional injusto que está en las raíces del fenómeno.

En la magnífica exposición fotográfica de Fernando García el Sur tampoco existe. La migración es un proceso lineal que se inicia en las aguas del estrecho de Gibraltar y termina o con la expulsión del suelo español o con una asimilación cuyo producto es una sociedad mestiza. En este sentido y a pesar de su gran calidad artística, la muestra fue un reflejo de la concepción general del Congreso.

Por supuesto, el Congreso es un foro español, integrado por científicos españoles en su mayoría, y es solo natural que se ocupe principalmente de lo que sucede en la sociedad española. Mis observaciones no van en ese sentido. Por lo que yo abogo es por que se trate a los fenómenos que ocurren localmente como parte de procesos más amplios (y no tomando a estos últimos como un mero telón de fondo). Si no lo hacemos, no solo que corremos el riesgo de construir un discurso que no tome en cuenta las voces y los intereses de otros actores sociales implicados, sino también de incomprender aspectos de la migración que tienen relevancia al momento de diseñar políticas que faciliten la integración de la sociedad española. Para muestra recordaré una discusión que surgió en la mesa que trató las repercusiones socio-laborales de la inmigración. Una comunicación que recibió especial atención se preguntaba "¿porqué ocupan los inmigrantes las posiciones más bajas en la estratificación social en las sociedades complejas?" (Domingo Barbolla Caballero). La hipótesis del autor, correcta pero parcial desde mi punto de vista, iba en el sentido de que los inmigrantes se valoran a ellos mismos y son valorados por la sociedad de acogida como inferiores. –Y aquí me permito una digresión para resaltar el papel de los discursos del subdesarrollo que definen a poblaciones enteras exclusivamente por sus carencias, por lo que no son, en la internalización de sentimientos de inferioridad e incluso en la decisión de migrar. Esos mismos discursos fueron una y otra vez adoptados por gran parte de los participantes del Congreso–. Una razón secundaria sería la expectativa de beneficios diferidos. Ni el autor, ni los varios participantes que tomaron la palabra (y hay que recordar que era un foro conformado por especialistas) parecían percatarse de algo que se hace evidente cuando uno conversa directamente con las personas involucradas: la migración es un proyecto transnacional. Muchos migrantes están dispuestos a sufrir lo que podría considerarse una disminución en su condición social y/o laboral en el país donde se encuentran trabajando en tanto eso les signifique, simultáneamente, mejorar su status social, económico o simbólico, en la comunidad de origen (y esto, sin necesariamente estar de cuerpo presente). Este carácter transnacional de las estrategias migratorias tiene profundas implicaciones al momento de discutir la integración del migrante al mercado laboral y al entramado social españoles.

Como decía Danielle Provanzal en una de las discusiones, tenemos que tener en cuenta que España puede ser solo un nódulo dentro de estrategias integrales que involucran la comunidad de origen y varios posibles destinos. No dudo que en la academia española actual existen investigadores que adoptan perspectivas más amplias en sus trabajos y hacen suya la siempre inacabada pugna por discernir la complejidad de los fenómenos migratorios. En el poco tiempo que llevo aquí he encontrado múltiples e interesantes ejemplos publicados; lamentablemente, trabajos de este tipo no caracterizaron al Congreso. Tampoco dudo que cometo una injusticia con algunas comunicaciones y ponencias que sí fueron presentadas en el Congreso y que no he podido revisar con detenimiento, pero estas, como las citadas anteriormente, no serían sino refrescantes transgresiones al marco general del encuentro de Granada. Si queremos empezar a entender las laberínticas realidades que la migración produce debemos incorporar esta idea, así como la voz de los migrantes, en el diseño de nuestros trabajos investigativos, de las políticas migratorias y de los foros que se creen para discutirlos.

Referencia bibliográfica

GARCÍA CASTAÑO, F. J. y MURIEL LÓPEZ, C. (eds.). III Congreso sobre la Inmigración en España. Volumen II: Ponencias. Laboratorio de Estudios Interculturales.  Granada: Universidad de Granada, 2002.
 

© Copyright: Andrés Vallejo E., 2003.
© Copyright: Biblio 3W, 2003.
 

Ficha bibliográfica

VALLEJO E. A. El congreso de Granada: comentario de un recién llegado. Biblio 3W, Revista  Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad  de Barcelona, Vol. VIII, nº 428, 15 de febrero de 2003. <http://www.ub.es/geocrit/b3w-428.htm> [ISSN 1138-9796]
 



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