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Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
(Serie  documental de Geo Crítica)
Universidad de Barcelona
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98
Vol. VIII, nº 469, 25 de octubre de 2003

QUO VADIS GEOGRAPHIA? LA GEOGRAFÍA ESPAÑOLA Y LOS CONCURSOS
PARA LA HABILITACIÓN DEL PROFESORADO UNIVERSITARIO

Horacio Capel

Universidad de Barcelona

Palabras clave: geografía española, universidad española, profesorado, habilitación del profesorado

Key words: Spanish geography, Spanish University, lecturers, staff qualification


Entre los días 30 de septiembre y 11 de octubre de 2003 se ha celebrado en Oviedo, donde reside su presidente, el primer concurso para la habilitación de Profesores Titulares de Universidad del Área de Conocimiento de Geografía Humana. He tenido obligación de participar en la comisión elegida por sorteo y constituida para juzgar dicho concurso. El desarrollo del mismo me ha permitido reflexionar sobre este proceso de selección y sobre el estado actual de la geografía española, reflexiones que deseo hacer públicas por dos razones. Ante todo, para que los futuros concursantes tengan una idea general acerca de dichas pruebas y de la opinión de un miembro de esa comisión (o tribunal). Pero también para estimular un debate más general sobre el estado actual de la geografía española. Un debate al que las páginas de Biblio 3W estarán abiertas, si otros geógrafos, tanto miembros de las comisiones como posibles concursantes, estiman oportuno que se realice.
 

Los concursos para Profesores Titulares

Las comisiones para juzgar los concursos de habilitación están compuestas, según la normativa vigente[1], por siete miembros elegidos por sorteo, siendo el presidente el más antiguo. En los de cátedras deben ser todos catedráticos; en los de titular intervienen tres catedráticos de universidad y cuatro profesores titulares. Esta normativa supone un cambio importante respecto a la situación hasta ahora existente, derivada de la Ley de Reforma Universitaria, en la que había dos profesores (el presidente y el secretario) propuestos por la Universidad a la que pertenecía la plaza objeto de concurso y tres miembros elegidos por sorteo[2].

Las pruebas a que han de someterse los participantes en el concurso de habilitación de profesores titulares son tres. La primera consiste en "la exposición oral de los méritos e historial académico, docente e investigador"; en el caso de las pruebas para Profesores Titulares de Escuelas Universitarias, Catedráticos de Escuelas Universitarias y Profesores Titulares de Universidad, en dicha prueba ha de realizarse también "la defensa del proyecto docente" y, en estos dos último casos, asimismo, "del proyecto investigador presentado"; la duración de la exposición es de 90 minutos como máximo, tras de lo cual la comisión debe debatir con el concursante durante un tiempo máximo de dos horas.

La segunda prueba consiste en "la exposición oral de un tema del programa presentado por el candidato y elegido por éste, de entre tres sacados a sorteo, durante un tiempo máximo de una hora". La tercera, finalmente, consiste en la exposición oral por el candidato, durante un tiempo máximo de noventa minutos, "de un trabajo original e inédito de investigación realizado por el mismo, solo o en equipo, en este último caso como director de la investigación, lo que deberá quedar documentalmente certificado". También en cada una de estas dos pruebas los miembros de la comisión realizan un debate con el concursante durante un tiempo máximo de dos horas.

Tras cada uno de los ejercicios los miembros de la comisión deben realizar un informe y una votación, pasando a la siguiente prueba solamente los que han obtenido, al menos, cuatro votos. La decisión final sobre los concursantes que la comisión propone para la habilitación se realiza por mayoría. Por esa razón, el dicho clásico afirmaba con malicia que "Catedrático es el que de cinco votos tiene tres"; hoy podría reformularse de esta forma: "Habilitado en el acto el que de siete votos tiene cuatro"[3].

El proceso finaliza con la propuesta de habilitación de los profesores a que se refiere el concurso (dos en el caso que comentamos), después de lo cual se debe iniciar otro para el acceso a las plazas concretas que las universidades han convocado.
 

El curriculum vitae de los concursantes

En el caso del concurso que nos ocupa, de los 14 concursantes que habían optado a este concurso, se presentaron realmente siete, de los que uno se retiró antes del comienzo de las pruebas. La comisión dedicó, como es preceptivo, casi una intensa semana para el examen de las publicaciones y de toda la documentación presentada.

Existen muchos rasgos comunes en el curriculum vitae de los concursantes que se presentan a las pruebas de habilitación, y que aparece con claridad en la documentación entregada. Vale la pena empezar aludiendo a ello.
 

El perfil típico

En general, los concursantes a estas pruebas de habilitación han cursado la licenciatura en una universidad española, donde han presentado la Tesis de Licenciatura. Posteriormente han realizado la Tesis Doctoral, muchas veces en la misma universidad, para lo cual han podido disfrutar de una Beca de Formación del Personal Investigador. La realización de esa Tesis, y eventualmente la Beca, supone normalmente la integración en un grupo investigador, dirigido por el director de la Tesis. Durante la realización de la misma, el doctorando puede publicar algún artículo avanzando los resultados que va obteniendo en la investigación. Al mismo tiempo puede también empezar a realizar trabajos de geografía aplicada, en relación con contratos que se firman con instituciones públicas o empresas privadas. Asimismo, si ha obtenido una Beca de Formación de Personal Investigador (FPI), puede ser normal que realice funciones de ayudante, o incluso de asociado a tiempo parcial, encargándose de la docencia total o parcial de una asignatura.

Tras la obtención del grado, puede establecer las primeras relaciones personales con instituciones extranjeras. Normalmente éstas se han iniciado con programas Erasmus, Sócrates o Intercampus, y a través de los contactos exteriores que el Departamento o el Director de la Tesis posee. Luego se realizan otras visitas o estancias en centros de investigación en el extranjero, para lo que se obtiene nuevas becas, que pueden suponer, en el mejor de los casos, una Beca Doctoral o Postdoctoral, y ayudas de la Agencia Española de Cooperación Internacional o de Convenios interuniversitarios. Todo eso va conduciendo al investigador a una especialización creciente, que profundiza las líneas ya apuntadas con su Tesis doctoral o iniciadas con los trabajos de geografía aplicada en los que colabora.

Al cabo de seis o siete años el joven doctor tiene ya una experiencia científica como investigador, y experiencia en otros trabajos, obtenida en  consultarías o estudios de geografía aplicada. Posee una línea de investigación que se desarrolla en relación con sus tareas y con los contratos, y en parte de forma independiente, dependiendo de los gustos y las oportunidades de contratos o empleos. Hasta ahí el currículo se parece mucho al de los concursantes a plazas de Investigadores del CSIC, a uno de cuyos tribunales tuve que asistir[4].

El acceso al profesorado se ha realizado unas veces como ayudante de una materia, y otras como profesor asociado a tiempo parcial o completo, para impartir clases en relación con su especialización en asignaturas nuevamente creadas o en otras con nuevos grupos debido al aumento de la matrícula. En ocasiones llega a tener una carga docente amplia (hasta 21 créditos, en algún caso) y a veces es más ligera, dependiendo del número de estudiantes de la licenciatura. Puede impartir clase también en otras licenciaturas o diplomaturas.

La situación de la universidad española ha impedido normalmente una carrera que se inicie como ayudante de materias generales, para ir adquiriendo experiencia, y progrese más tarde como profesor de esas materias de los primeros cursos, antes de pasar a materias más especializadas, que se deben impartir en la especialidad cuando se ha desarrollado una línea de investigación acreditada en una determinada dirección.

Los investigadores pueden incorporarse también a los programas de Doctorado, a veces como profesores a tiempo parcial, y otras como profesores para impartir enseñanzas de su especialidad. Pueden haber empezado ya a diseñar sus propios programas de investigación y a dirigir Tesis doctorales. También comienza la realización de informes y estudios aplicados concretos por encargo de instituciones, empresas o agrupaciones empresariales.

Tras varios años de experiencia investigadora y docente con contratos anuales, el joven investigador-profesor puede sentir lógicamente la necesidad de estabilizarse, lo que en la universidad española actual significa pasar necesariamente por las pruebas de habilitación.
 

Las trayectorias de los concursantes. Caminos divergentes y convergentes

Existen dos perfiles de los concursantes que se presentan a las pruebas de habilitación en geografía humana. Uno divergente que conduce hacia la especialización, y otro convergente que desde la especialización conduce a la geografía. Uno el del geógrafo que se especializa en alguna rama específica que, eventualmente, le conduce a otra disciplina, y otro el del especialista que se orienta (de nuevo o por primera vez) hacia la geografía humana.

El primero de esos caminos, el divergente, se recorre cuando se ha hecho una licenciatura en geografía, pero luego, por las razones que sean (de interés por un problema científico, o de oportunidades en las becas o contratos que se obtienen) el joven investigador se ha ido alejando de esta materia y convirtiéndose en especialista en otra disciplina. Son muchos los casos de geógrafos que han evolucionado luego y se han convertido en historiadores, en demógrafos, sociólogos, antropólogos o economistas, y han realizado carreras científicas y docentes en ellas. Las lista de estos casos es elevada, pero no es necesario añadirla a estas reflexiones.

Puede darse también la circunstancia de que este investigador haya obtenido una beca para realizar una Tesis doctoral en una Universidad extranjera y en una especialización distinta a la geografía, y que se haya incorporado luego a Departamentos de Sociología, Antropología, Ciencia Política o Economía; por las razones que sean, puede decidir más tarde optar a una plaza de geógrafo, aprovechando la convocatoria de un concurso de habilitación. Se trata, pues, de un geógrafo que tras realizar su licenciatura se alejó de la disciplina pero quiere retornar a ella. Un caso de divergencia seguido de nueva convergencia.

Otra trayectoria de posibles concursantes a las pruebas de habilitación es diferente, y puede ser considerada como decididamente convergente. Es el caso de economistas, sociólogos, geólogos, y otros especialistas, que han realizado su licenciatura en una disciplina concreta pero han ido luego descubriendo la geografía por razones intelectuales o por sentido de  la oportunidad profesional.

En relación con estas pretensiones hay dos tipos de estrategias por parte de la comunidad de los geógrafos[5]. Una es de rechazo, por el miedo ante el peligro de invasión de especialistas de otros campos disciplinarios, y de desnaturalización de la propia disciplina. Esa posible invasión es alarmante hoy, como lo fue también en el pasado, para unos especialistas que a veces se sienten acomplejados y amenazados por otros (biólogos, sociólogos, arquitectos...).

Otra posible estrategia es la de integración, valorando las aportaciones que estos científicos procedentes de diferentes disciplinas pueden hacer a la nueva a la que se incorporan. Tal vez no habría más que recordar la historia de la geografía para darse cuenta de que esa ha sido una evolución mucho más frecuente de lo que se acostumbra a reconocer, y que, en general, ha resultado muy positiva para la ciencia geográfica. Padres fundadores de la geografía contemporánea (entre los cuales el mismo padre reconocido de la antropogeografía) llegaron a la geografía después de haberse formado y realizado una labor profesional en otras materias, tales como la geología, las ciencias naturales, la antropología, la historia, la economía o la ingeniería[6]. A lo largo del siglo XX se han producido asimismo incorporaciones de ese tipo, que generalmente han sido beneficiosas para la disciplina. Y convendría no olvidar que también las ha habido en la geografía española actual, con gran beneficio tanto por la incorporación de nuevos o más rigurosos métodos, como por el prestigio que han podido añadir a la comunidad científica de los geógrafos.

En todo caso, si se considera que esas incorporaciones desde afuera son negativas, la comunidad de los geógrafos debería realizar un debate público sobre el tema, para evitar que haya que pronunciarse sobre el mismo durante la celebración de un concurso, al encontrarse con concursantes anómalos o molestos.
 

La valoración de la actividad investigadora

La normativa sobre la primera prueba establece que ha de valorarse especialmente el historial investigador de los concursantes. También ha de presentar explícitamente en ella su proyecto investigador para el caso de que obtengan la habilitación. En ese proyecto se integra el trabajo de investigación concreto inédito y original que, si superan las dos primeras pruebas, deberán entregar y defender en la tercera.

Un aspecto esencial de la valoración de un investigador joven es su Tesis, que se considera un trabajo importante y de gran significación. Es una obra en la que debe mostrarse la madurez intelectual y las destrezas del oficio. Es cierto que las Tesis no se hacen hoy como en el pasado, ya que no dan acceso automáticamente a una plaza de catedrático en una prestigiosa universidad, como ocurría generalmente en Francia en los tiempos en que Fernand Braudel o Pierre Vilar presentaron las suyas. También lo es que pueden hacerse en condiciones muy diversas: con beca o sin beca, con patrimonio familiar o sin él, dando clase o sin ellas, con dedicación exclusiva o parcial etc. En todo caso, los directores de estos trabajos académicos tenemos una gran responsabilidad en no aceptar Tesis que no estén en condiciones de ser defendidas. Lo que no siempre se cumple, ya que en ocasiones se acelera la finalización para que el doctorando pueda optar a un concurso; algo que el mismo investigador debería ser el primero en rechazar.

Es generalmente positivo que las Tesis se realicen en el marco de programas de investigación. Pero no es seguro que lo sea en el de contratos de geografía aplicada. Los plazos, los ritmos de trabajo, las exigencias son distintas en el caso de éstos y de la investigación.

Los concursantes deben saber que las Tesis, memorias y publicaciones van a ser sometidas a un fuerte escrutinio. Se les preguntará sobre las metodologías empleadas, las teorías generales en las que se insertan sus investigaciones y les sirven de guía para establecer las hipótesis de partida, las metodologías empleadas, e incluso, en el caso de los geógrafos, sobre si es adecuada la representación gráfica y cartográfica de los fenómenos que se estudian.

Una parte de la actividad de los profesores universitarios se realiza hoy en forma de contratos. Una vía que es estimulada por la administración pública con la excusa de la vinculación con las necesidades de la sociedad o del mercado, pero en realidad como estrategia para justificar la disminución relativa de los recursos públicos dedicados a la universidad.

Es indudable que esa vía tiene ventajas, pero también hay que ser conscientes de sus peligros. Los cuales, por cierto, han sido ya denunciados en lo que se refiere al activismo contractual que embarga a algunos geógrafos[7] y les aparta a veces de sus obligaciones docentes.

Sin duda debe cuestionarse esa obsesión que existe hoy por los contratos. Conviene ser prudente en ese sentido. Si, como les ocurre a los médicos, es preciso que practiquen y pongan su saber al servicio de la sociedad, eso podría hacerse desde la misma universidad, sin necesidad de vincularse contractualmente a empresas privadas o grupos de intereses. Si los médicos tienen su hospital clínico para las prácticas, vinculado a la seguridad social, los geógrafos deberían tener en cada Departamento un laboratorio de prácticas financiado por la administración pública (o por los contratos que se firmen) y que esté también al servicio de la sociedad.

Mientras eso llega, los contratos se han de valorar con mucha atención; y se debe preguntar, eventualmente, como es posible que algunos universitarios hayan podido participar en varios programas de investigación simultáneamente y, a la vez, en diversos contratos con empresas o administraciones públicas. Esa multiplicidad de actividades puede sospecharse que haya ido en detrimento de la calidad del trabajo realizado o de la atención a las obligaciones docentes.

Inmersos en la vorágine de los contratos algunos geógrafos llegan a confundir la investigación con los informes, tal como puede deducirse de lo que se escribe en algunas memorias. En una de ellas puede encontrarse una afirmación que parece mostrar esa confusión: "los resultados de la investigación se incorporan en uno o varios documentos, que generalmente adquieren el carácter de informes".

Seguramente en la actividad contractual realizada en esa especie de laboratorio de prácticas de los geógrafos deberían entrar también los contratos que se realizan para la redacción de libros de texto de enseñanza primaria y secundaria. El activismo en ese sentido se enmascara algunas veces con declaraciones sobre la labor intelectual o social que se realiza. Sin embargo, algunos de esos libros de texto no son muy innovadores, pueden estar llenos de prejuicios y de incongruencias, y hasta de graves errores desde el punto de vista de la geografía, no solo porque a veces exponen unos conceptos que no tienen nada que ver con la geografía actual, sino que incluso clasifican mal los conceptos que se utilizan. Es cierto que muchas veces eso no es responsabilidad de los autores de los textos, sino de las editoriales que están obligadas a aceptar el programa que ha establecido el ministerio. Pero si es así, la valoración de la actividad redactora de libros de texto se ha de hacer con cuidado. No es necesario presentar al concurso todo lo que se ha publicado y esperar que se trate como si fuera investigación original. En todo caso, si se hace, el autor debe atenerse a las consecuencias. La participación en la redacción de un libro de texto de ESO puede no ser un mérito si el resultado de ello no supone un avance en los métodos o está inserto en un contexto en el que se hacen afirmaciones (por ejemplo, en la parte de Historia) con las que el autor no está de acuerdo.

El curriculum del concursante debe procurar reflejar lo que se ha hecho de forma bien jerarquizada.  No se ha de presentar todo lo que se ha realizado en la vida, aunque saber que, además de realizar una investigación excelente, se tiene tiempo para formar parte de una orquesta de música barroca o se participa en una ONG ayuda a hacerse una idea muy positiva del concursante. En todo caso, se ha de destacar aquello que sea relevante y pertinente. Un currículo que dé la impresión de una actividad alocada puede ser perjudicial. La multiplicidad de cursos, de viajes, de contratos, de proyectos y de actividades diversas puede llevar a preguntar sobre cómo es posible realizar todo ello y tener tiempo para una reflexión sosegada y una investigación de calidad. Se tiene a veces la impresión que algunos geógrafos españoles han optado por un gran activismo, una actividad intensa a todas horas y en todas las direcciones.

Hay que tener criterios para discriminar lo fundamental y para señalar los méritos de forma adecuada. No es lo mismo ser Profesor visitante, que ir de visita a una Universidad, ni ser Investigador principal que colaborar en un proyecto, ni autor de una publicación que colaborador en el tratamiento de los datos gráficos de la misma, ni una Tesis dirigida y presentada que otra en elaboración.

Un problema grave puede ser la ausencia de criterios de calidad unánimemente aceptados por la comunidad geográfica. La comunidad científica de los geógrafos debería asumir sus propias responsabilidades en la calificación de las Tesis. Las Tesis doctorales tienen prácticamente todas la calificación de Sobresaliente cum laude; una Tesis con Notable sería casi como suspenso y no digamos con un simple Aprobado. Muchas obtienen también el Premio Extraordinario del Doctorado, a pesar de lo cual se expresan dudas sobre la calidad de esos trabajos y se considera que aun con esas calificaciones máximas no son comparables. Tesis calificadas con la máxima calificación pueden ser luego desvalorizadas, si conviene, por algún miembro de la comisión, con lo que sin duda está también descalificando con ello al director y a los miembros del tribunal que adoptaron aquella decisión. Y Tesis doctorales excelentes pueden no merecer el menor comentario elogioso si no es oportuno o si el miembro del tribunal que informa no comparte la orientación del autor.

Los proyectos de investigación que han sido financiados por la CICYT después de una evaluación anónima por académicos de la comunidad científica, suponen ya que alguien ha emitido un voto favorable, es decir que se ha superado un proceso de evaluación, y no deben tampoco ser desvalorizados. En cuanto a los tramos de investigación que califica la Comisión Nacional de Evaluación -que, sin duda, trabaja con exigentes criterios de calidad- son aceptados o no según le haya ido en su propia evaluación al profesor miembro del tribunal o a sus amigos. Lo mismo ocurre con las evaluaciones de la ANECA sobre la aptitud para el profesorado, que pueden valorarse o discutirse, según las ocasiones.
 

El proyecto docente

Uno de los aspectos que se ha de valorar en un concurso para la habilitación de Profesores Titulares es el proyecto docente, con el programa de la materia que desean impartir. De los temas que el concursante incorpora a dicho programa se selecciona por sorteo tres en el segundo ejercicio, para que desarrolle uno de ellos, elegido por él.

Como consecuencia de las diversas trayectorias científicas, docentes y profesionales que hemos tenido ocasión de examinar, puede ser que el concursante se haya especializado desde el primer año en que acabó su licenciatura y que no haya tenido ocasión de mostrar nunca su formación integral en el campo de la geografía, en general, y de la geografía humana, en particular.

En la situación anterior, cuando eran las universidades las que convocaban las plazas, eso podía no tener una gran importancia. Si se creaba una plaza de Profesor Titular para desarrollar una línea de investigación, la Universidad (es decir, el Departamento, porque normalmente se aceptaba la propuesta realizada por éste) nombraba al presidente y al secretario, y podía señalar, además, un perfil específico para la plaza. En algunos casos, la especificación era tal que solo faltaba el número del D.N.I. En esas circunstancias era fácil que un profesor con el currículo específico fuera propuesto como Titular. No era difícil conseguir el voto de alguno de los tres miembros nombrados por sorteo, y en general éstos tenían pocos argumentos para oponerse a los deseos de la Universidad manifestados por el perfil y defendidos por dos profesores del Departamento.

Hay muchos geógrafos que piensan que esta situación ha conducido a que sean hoy profesores Titulares, e incluso Catedráticos, personas que no tienen una idea clara de lo que es la disciplina, con consecuencias graves para el presente y el futuro de la materia.

Las pruebas de habilitación han surgido precisamente para poner fin a esa situación. Se considera que unas pruebas de ese tipo son el momento para valorar el conocimiento general de la materia que tienen los concursantes, además de evaluar, si lo estiman oportuno, los conocimientos especializados que poseen como docentes y, sobre todo, como investigadores.

Hasta este momento en ningún caso se les ha pedido a los concursantes que muestren sus conocimientos generales sobre la geografía, sobre su historia y sus métodos, sobre los distintos subcampos que habitualmente se reconocen, sobre los debates actuales que existen en la disciplina, sobre la bibliografía básica. Podría argumentarse que es innecesario que muestren esos conocimientos, y que solamente es preciso ver su curriculum y hablar con ellos. Si es así, entonces sobran las pruebas de habilitación, y son las universidades las que han de realizar el proceso de selección. Pero si se acepta que las pruebas existan (y se aceptan a partir del momento en que se participa en ellas), entonces seguramente éste es el momento para hacerlo y para que los miembros de la comisión puedan pedir a los concursantes que justifiquen de alguna manera en el proyecto docente su conocimiento general de la disciplina.
 

El contenido del proyecto docente

Tradicionalmente, el proyecto docente se estructuraba en tres partes que consideraban sucesivamente: el objeto, el método y las fuentes de la materia a la que se optaba.

Aunque la normativa no establece nada específico sobre el contenido, parece claro que el citado proyecto docente debe tener una parte justificativa, una referencia a los métodos de enseñanza que se van a emplear, una alusión a la metodología geográfica y un programa con el temario de una o varias materias. Sin entrar en las consideraciones legales, parece claro que el temario que se ofrece debería tener un equilibro entre una visión amplia de la geografía humana (presentada especialmente en el programa general de la materia) y una especialización que permite mejorar la docencia y avanzar en un frente de investigación.

Son muchos los argumentos que pueden darse en este sentido. Sea cual sea la concepción de la geografía que se tenga, parece claro que los profesores han de tener un conocimiento general de la disciplina, y si se trata de un concurso para un Área de Conocimiento especializada como es la Geografía Humana (o de manera similar de las otras dos Áreas que tiene la geografía), debería mostrar que posee una información general y amplia de esa rama de la disciplina. El geógrafo puede especializarse luego como docente, y desde luego ha de estarlo como investigador, pero la continuidad de la disciplina solo tiene sentido si previamente hay un acuerdo sobre los conceptos y núcleos conceptuales básicos. Son muchos los argumentos que existen sobre la importancia de una concepción unitaria de la geografía, y probablemente en lo que se refiere a la geografía humana seguramente muchos geógrafos coincidirían en que no debería llamarse geógrafo un especialista que cultivara solamente la demogeografía o las técnicas de SIG, con desconocimiento de la geografía urbana, agraria, económica, política o cultural.
 

Las materias troncales adscritas al Área de Conocimiento de Geografía Humana

Desde el punto de vista legal la normativa es confusa. La Resolución 21552 de fecha 31 de octubre de 2002 de la Secretaría General del Consejo de Coordinación Universitaria por la que se convocan las pruebas de habilitación nacional establece que los candidatos entregarán a la comisión "su historial académico, docente e investigador" y que
 

"El proyecto docente original deberá incluir, en todo caso, el programa de una o varias asignaturas de una o varias de las materias troncales asignadas al Área de Conocimiento en los Reales Decretos de directrices generales propias de los planes de estudios conducentes a la obtención de títulos universitarios de carácter oficial y validez en todo el territorio nacional".
Las materias troncales asignadas a cada Área de Conocimiento impartidas en las distintas titulaciones aparecen el Acuerdo de la Subcomisión Permanente del Consejo de Coordinación Universitaria de 4 de diciembre de 2002.

El primer problema tiene que ver con la diversidad de materias troncales que se pueden desarrollar dentro de Geografía Humana. En el caso de esta Área de Conocimiento existen materias troncales asignadas a ella en las titulaciones siguientes: Licenciatura en Geografía, Diplomado en Turismo, Ingeniero en Geodesia y Cartografía, Licenciado en Antropología Social y Cultural, Licenciado en Ciencias Ambientales, y Licenciado en Humanidades. En esta situación se entiende que los concursantes se vean tentados a presentar programas de aquella materia troncal que más se aproxima a la especialidad que están cultivando.
 

El problema fundamental surge del hecho de que algunas de esas materias están adscritas únicamente al Área de Conocimiento de Geografía Humana, y otras, en cambio, lo están a diversas Áreas de Conocimiento; algunas no solo a Áreas de Geografía sino también a otras diferentes. Véamoslo a continuación.
 
 
-La Geografía Humana en la Licenciatura en Geografía Humana[8]

Las materias troncales que pertenecen a la Licenciatura en Geografía y están adscritas solamente a Geografía Humana son dos. Ante todo una asignatura de Primer ciclo titulada Geografía Humana, de 12 créditos, es decir 120 horas lectivas.  El descriptor de esta materia dice lo siguiente:

"Estudio general y global de los principales elementos de la geografía de la sociedad humana, de sus relaciones internas y de sus elementos significativos".
La otra es la Geografía Humana Aplicada, asignatura de segundo ciclo, con 12 créditos. Su finalidad es el
"Estudio de los métodos y técnicas que permiten  articular y dar sentido aplicado a los contenidos de las distintas disciplinas de la Geografía Humana".
Otras tres materias de la licenciatura de Geografía tienen que ver también con la Geografía Humana pero se adscriben simultáneamente a diversas áreas de conocimiento. Se trata, en primer lugar, de Técnicas en Geografía (12 créditos), la cual está adscrita a las Áreas de Conocimiento siguientes: Análisis Geográfico Regional, Geografía Física, Geografía Humana, Urbanística y Ordenación del Territorio; su objetivo es el
"Estudio y experimentación de las bases técnicas en geografía introduciendo al estudio del trabajo de campo, de recogida, análisis y tratamiento de los datos geográficos, así como de su representación gráfica y cartográfica"
La materia Ordenación del Territorio (12 créditos) está adscrita a las Áreas de conocimiento siguientes: Análisis Geográfico Regional, Geografía Física, Geografía Humana, Urbanística y Ordenación del Territorio. Debe realizarse en ella una
"Introducción al estudio teórico y análisis práctico de los sistemas e  instrumentos de intervención espacial a diferentes escalas".
Teoría y Métodos de la Geografía (12 créditos) es una materia adscrita también a cuatro Áreas de conocimiento: Análisis Geográfico Regional, Geografía Física, Geografía Humana, Urbanística y Ordenación del Territorio. Su descriptor señala que en ella se deben estudiar los:
"Marcos fundamentales del pensamiento geográfico y de sus sistemas metodológicos. Carácter evolutivo, situación actual, significados principales y líneas de conocimiento".
-La Geografía Humana en otras Licenciaturas y Diplomaturas
 
Existen, como hemos dicho otras materias troncales adscritas al Área de Conocimiento de Geografía Humana y que se imparten en diversas titulaciones. Una es la titulación de Diplomado en Turismo. En ella la materia troncal titulada Recursos Territoriales Turísticos (9 créditos), adscrita a las Areas de conocimiento de Análisis Geográfico Regional y Geografía Humana, tiene como objetivo el
"Estudio del medio para el desarrollo del turismo. Su implantación y ordenación en el espacio".
En la Titulación de Ingeniero en Geodesia y Cartografía se imparte una Geografía Aplicada, de 12 créditos. Adscrita a las áreas de Conocimiento de Análisis Geográfico Regional y Geografía Física y Geografía Humana. Sobre ella se dice que ha de estudiar:
"Geografía General y Aplicada. Técnicas y tecnología de cuantificación, previsión e inferencia. Biogeografía y Medio ambiente. Análisis territorial y urbano".
En la titulación de Licenciado en Antropología Social y Cultural se incluye una Geografía Humana y Demografía, de 6 créditos, adscrita solamente a Geografía Humana. Su objeto es obtener
"Conocimientos y análisis de las relaciones entre población, recursos y medio ambiente".
En la Licenciatura en Humanidades se incluye en primer ciclo, una Geografía Humana de 6 créditos, adscrita solamente a Geografía Humana. Debe estudiar lo siguiente:
 "Geografía de la sociedad humana y de sus relaciones con el medio, introduciendo el estudio de la población, de las actividades económicas y de los paisajes rurales y urbanos".
En la Licenciatura en Ciencias Ambientales se incluyen las siguientes materias.
 
En Primer ciclo la de  Medio Ambiente y Sociedad (6 créditos), adscrita a Análisis Geográfico Regional y Geografía Humana, para el
"Estudio de los efectos sociales de las alteraciones del medio ambiente y de las repercusiones en el medio ambiente de las transformaciones y cambios sociales".
También se imparte Sistemas de Información Geográfica (6 créditos), adscrita a Análisis Geográfico Regional, Geografía Física y Geografía Humana:
"Técnicas de representación: Cartografía y Teledetección. Fotointerpretación".
La materia troncal Evaluación del Impacto Ambiental (9 créditos) adscrita a Análisis Geográfico Regional, Geografía Física y Geografía Humana, trata de
 "Metodología de identificación y valoración de impactos".
Por su parte la Ordenación del Territorio y Medio Ambiente (9 créditos), adscrita a Análisis Geográfico Regional, Geografía Física y Geografía Humana, se refiere a
 "Procesos y métodos de planificación. Mapas de uso. Ordenación del Territorio".
El programa en la habilitación del Área de Conocimiento de Geografía Humana
 
En relación al importante debate que debe hacerse sobre la normativa existente acerca de las materias troncales, mi punto de vista es que solamente deberían aceptarse en las pruebas de Habilitación, en el nivel de Profesores Titulares, programas de aquellas materias que están adscritas exclusivamente al Área de Conocimiento de Geografía Humana. Es decir programas de Geografía Humana, Geografía Humana Aplicada (Licenciatura en Geografía), Geografía Humana y Demografía (Licenciatura en Antropología Social y Cultural) y Geografía Humana de la Licenciatura en Humanidades.
 
En ningún caso creo que pueden aceptarse para la Habilitación de Profesores Titulares de Geografía Humana programas de materias que pertenezcan a dos o más Áreas de Conocimiento. Eso es así porque el objetivo de la prueba es mostrar conocimientos suficientes en el área de Geografía Humana.
 
Prácticamente todos los miembros del tribunal estuvieron de acuerdo que la geografía humana es una ciencia social. Si es así, eso debe aparecer explícitamente en el programa que se defienda. Y desde luego debería ser inaceptable que un concursante se presentara a estas pruebas solamente con un programa sobre SIG.

La razón fundamental para ello es la necesidad de evaluar los programas de una manera que permita la comparación, lo cual solo es posible si todos elaboran un programa sobre los contenidos generales de la geografía humana. Y también porque puede defenderse que en algún momento se debe mostrar la existencia de una visión general de la  materia de la que se va a ser docente, tanto más cuanto que luego el curso de la vida académica puede llevar a los profesores a impartir diferentes materias.

Sin duda debe valorarse, ante todo, la coherencia de los programas, su actualización, la bibliografía pertinente. Pero parece claro que también lo han de ser el tamaño de los mismos, es decir el número de temas sobre los que está dispuesto a responder el concursante. Deben decirse cosas tan elementales como que si dos concursantes presentan un programa de la materia Geografía Humana, pero uno presenta el de la Licenciatura en Geografía Humana, de 12 créditos, y otro el de la misma materia en Humanidades, de 6 créditos, y por tanto menor número de temas, el primero tiene más valor, ceteris paribus.

Es evidente que no muestra ningún sentido común un opositor que elabora un programa con ocho (8) o nueve (9) temas y afirma en su proyecto docente que cada uno de dichos temas ha de desarrollarse en diez horas. Conviene recordar que en la segunda prueba el concursante debe exponer su tema en, como máximo, 60 minutos.

Es una buena estrategia del concursante el poner énfasis en los aspectos que más se conocen. Pero ello debe hacerse con buen criterio. Creo que hay en ese sentido dos posibilidades. Una, hacer un programa general de Geografía Humana y otro específico de la materia troncal u optativa en la que uno esté especializado. Otra, hacer un programa general en el que exista una dominante, o en el que se desarrollen más ampliamente aquellos temas en los que más se haya trabajado; un artículo de Alain Reynaud sobre el uso de las dominantes en geografía regional podría aplicarse también, me parece, al tratamiento de la información en los programas de geografía humana[9].
 

El problema de las tres Áreas de Conocimiento en Geografía

Permitir que un concursante se presentara con el mismo programa a los concursos de habilitación de varias Áreas de Conocimiento, parece ir contra toda lógica. Ya que algunos geógrafos españoles especialmente influyentes consideraron oportuna la división de la disciplina en tres Áreas de Conocimiento, de forma consecuente, y si se mantiene esta división, se infiere que para las pruebas de habilitación de estas materias deberán presentarse necesariamente programas que se refieran a ellas de forma separada.

No pueden aceptarse ni siguiera programas de materias como Recursos Territoriales Turísticos, de la Diplomatura de Turismo, y Medio Ambiente y Sociedad, de la Licenciatura de Geografía. En todo caso, si se planteara esta posibilidad, debería existir un acuerdo explícito, aceptado por toda la comunidad, para que, en todo caso, esos programas se elaboraran con  contenidos específicos y distintos para cada Área de conocimiento, y naturalmente se acepten también en las habilitaciones de Titulares de Análisis Geográfico. Pero habría de quedar claro que la reciprocidad nunca debería ir en detrimento de la necesidad de un conocimiento general de las materias propias del Área, es decir, en este caso, de un programa general de Geografía Humana o de Análisis Geográfico Regional.

La existencia de tres Áreas de Conocimiento en el campo de la disciplina Geografía puede replantearse, si se estima oportuno. Tal vez la Asociación de Geógrafos Españoles debería realizar un debate público sobre el tema. Mientras existan, debe aceptarse que el contenido de las mismas es claramente diferente. Si se admite que un mismo programa puede presentarse indistintamente para optar a una u otra Área de Conocimiento, ello implica automáticamente que la división en Áreas no tiene ningún sentido. Y los que defiendan ese punto de vista en los concursos deberían obrar en consecuencia en su actividad universitaria.

Desde luego, vale la pena recordar que no puede aceptarse la pretensión que tienen algunos de que todo lo que se relaciona con la ordenación del territorio, a cualquier escala, tiene que ver con el Análisis Geográfico Regional. Quedaría para la Geografía Humana solamente la impartición de contenidos teóricos y la investigación no aplicada.

La impresión que se tiene es que en el momento actual la existencia de estas Áreas es una cuestión de estrategias departamentales y de ciertos grupos de la comunidad de los geógrafos españoles. Todavía no son conocidas, que yo sepa, las razones por las que se creó el Área de Análisis Geográfico Regional. Las que he escuchado han sido interpretaciones bien diversas: estratégicas (el deseo de controlar un espacio en la geografía española), profesionales (creación de un Área de Conocimiento con vocación aplicada a los estudios territoriales y a la ordenación del territorio), corporativas (enriquecer las posibilidades universitarias de la geografía) e incluso epistemológicas (la existencia de tal área como entidad platónica que el desarrollo del conocimiento geográfico había de descubrir necesariamente). Seguramente los que tomaron la iniciativa o se adhirieron a ella deberían narrar esa historia públicamente, para conocer todos los entresijos que llevaron a dicha creación.

Las consecuencias de la misma han sido en algunos casos positivas, pero también en otros muchos bastante negativas. Entre éstas se encuentra la pérdida de la unidad de la disciplina frente a otras y la dispersión que se ha producido en el seno de la comunidad. Además, ha dado lugar a tensiones y debates verdaderamente sorprendentes. Algunos Departamentos sé que debaten seriamente, e incluso se teoriza sobre ello, si la geografía urbana de tal región o comunidad autónoma española pertenece al Área de Conocimiento de Geografía Humana (por lo de urbano) o de Análisis Geográfico Regional (por la dimensión regional). La información escrita y oral que se tiene sobre el significado de dichos debates conduce a ser muy pesimistas sobre el futuro de la geografía española.

A la vista del panorama legal antes citado, la única interpretación sensata de la normativa es que los programas que los concursantes presenten a una prueba de habilitación de Profesores Titulares de Geografía Humana han de ser necesariamente de aquellas materias que se adscriben únicamente al Área de Conocimiento de Geografía Humana.

Si se admite el procedimiento de la habilitación y se participa en él, y se acepta la posibilidad de que los concursantes puedan mostrar su conocimiento solamente con programas parciales de todas las materias antes citadas, el peligro de una todavía mayor fragmentación de la disciplina geográfica o de las distintas subdisciplinas es evidente.
 

La magnificación de las técnicas

En algunos de los programas que se presentaron a este concurso de habilitación se observa la magnificación desmedida que hoy se hace de las técnicas, cuyo manejo puede ir unido a un desconocimiento profundo de los contenidos teóricos y metodológicos de la geografía.

Es importante que las técnicas más avanzadas se cultiven y se utilicen en nuestra disciplina, pero también que tengan la posición adecuada dentro del campo de la geografía. Se puede plantear este problema en relación con dos materias, las Técnicas en Geografía y los Sistemas de Información Geográfica.

En lo que se refiere a la materia troncal Técnicas en Geografía no hay más que leer lo que dice el descriptor ministerial de la misma. Han de servir para estudiar y experimentar las bases técnicas en geografía, introduciendo el estudio del trabajo de campo, la recogida de información, el análisis y tratamiento de los datos geográficos, y los problemas de su representación gráfica y cartográfica. Una alusión al uso de técnicas cualitativas y cuantitativas parecería también indispensable. No es preciso tratar específicamente en esta materia sobre SIG y teledetección, ya que es el objeto de otra materia troncal, y de materias optativas que están normalmente presentes ahora en todos los estudios de geografía.

En lo que se refiere a los Sistemas de Información Geográfica, soy de la opinión de que su enseñanza se ha de incorporar decididamente a los estudios de geografía. También es de lamentar que la difusión de la llamada geografía "humanista" y postmoderna haya ido unida a un irreflexivo rechazo de los métodos cuantitativos, que tan útiles, e incluso indispensables, son en nuestra ciencia.

Pero al mismo tiempo, parece claro que existe hoy por parte de algunos geógrafos una magnificación de los SIG, y del uso de los mismos a partir de "programas comerciales". Se trata de la sacralización de unas técnicas que a veces corresponde simplemente al nivel de la formación profesional de segundo grado (y casi de primer grado en lo que se refiere al trabajo de digitalización e introducción de datos), pero sin que luego se avance mucho en todas las implicaciones de su utilización. A veces las aplicaciones de los SIG permiten llegar después de un laborioso trabajo a conclusiones obvias que no requerirían el esfuerzo, el tiempo y el dinero que se les dedica. Hay especialistas de SIG que no tienen ni idea de lo que es la geografía; y otros que no son conscientes de que para utilizar correctamente esta herramienta es útil también conocer antes algo sobre técnicas de representación gráfica y de semiología, para que los mapas producidos resulten legibles.

El uso de SIG se está vulgarizando hoy, por lo que es preciso aumentar la actitud crítica ante ellos; y estar prevenido ante las manipulaciones posibles o las dificultades para discriminar entre los diferentes resultados que pueden obtenerse con pequeñas variaciones de los datos, o destacando con colores diferentes determinados aspectos que se quiere resaltar

Es importante que estas técnicas se incorporen a los estudios geográficos, que se enseñen en los Departamentos de Geografía  y que haya centros especializados en ello. Lo que no hay, desde luego, es confundir los SIG con la geografía. En todo caso, la madurez de un geógrafo que trabaja con SIG, es mostrar que se ha pasado del conocimiento elemental de esta herramienta a una utilización de la misma como geógrafo. No se debe poner la geografía al servicio de la técnica, sino ésta al de la Geografía.

Una prueba de madurez de un geógrafo que trabaja con SIG y presenta un programa de esta materia es aludir a cuestiones como los debates y las implicaciones de una posible Ciencia de la Información Geográfica (Geographical Information Science, SICs) y una toma explícita de posición ante ella. También podría serlo retomar los que se plantearon con ocasión de la publicación del trabajo de Brian J. L. Berry sobre la matriz de datos geográficos y la propuesta sobre un nuevo paradigma basado en el espacio relativo; los que se refieren a los problemas de la incorporación de la dimensión temporal en geografía, sobre lo que hay excelentes trabajos[10]. Y, desde luego, debería adoptarse una actitud clara respecto a las posibilidades de manipulación o interpretación errónea de la información que implica la utilización de esta técnica. Y tal vez debería haber también una toma explícita de posición ante valoraciones que se han hecho sobre los SIG, los modelos geométricos y la geografía humana[11].

Es muy probable que los SIG y las nuevas tecnologías estén transformando la forma de trabajar del geógrafo y, al mismo tiempo, teniendo implicaciones sobre algunas aproximaciones teóricas y metodológicas. También es posible que a través de ellos algunos geógrafos se hayan aproximado a las nuevas tecnologías electrónicas y al ciberespacio[12], lo cual es hoy absolutamente indispensable. Pero se debe tener un conocimiento preciso de los nuevos desarrollos que se están produciendo y que abren perspectivas novedosas en el campo de la geografía en general y de la geografía humana en particular. Existen ya trabajos[13] que pueden ser expresivos de esas perspectivas y de los caminos que los geógrafos españoles deben transitar.
 

El desarrollo de las pruebas

Según lo que se establece en el Real Decreto por el que se regula el sistema de habilitación nacional para el acceso a Cuerpos de Funcionarios docentes y el régimen de los concursos de acceso, los miembros de la comisión deben exponer públicamente ante el concursante sus puntos de vista y sus dudas, y realizar también individualmente un informe acerca de los méritos y el desarrollo de las pruebas de cada uno de ellos. En la primera prueba ese informe debe responder a las siguientes cuestiones:

Criterios en que se fundamenta el juicio sobre los méritos

A)Méritos relevantes en la comunidad científica nacional e internacional

B) Historial académico relevante en la comunidad científica nacional e internacional
C)Historial docente relevante en la comunidad científica nacional e internacional
D)Historial investigador relevante en la comunidad científica nacional e internacional
E) Acreditación de los méritos e historial académico, docente e investigador
F) Historial asistencial-sanitario (para médicos)
G) Valoración del proyecto docente

El proceso de evaluación es ciertamente laborioso. La documentación entregada al tribunal incluye los impresos que han de ser cumplimentados por la comisión (unos 60 impresos, algunos de los cuales multiplicados por el número de concursantes que se han presentado). Durante los días que se dedican a estudiar la documentación presentada, la comisión tiene tiempo de hacerse una idea de conjunto de los méritos de los concursantes. Posee datos sobre los siguientes extremos:
 

-Formación e historial académico
Universidades donde se ha estudiado, calificaciones, becas FPI y FPU, estancias en centros extranjeros
Evaluación Aneca

-Historial investigador
Tesis, líneas de investigación estructuradas, publicaciones, libros y revistas
Dirección de Tesis.

 
-Proyecto docente (valorando el número de temas, coherencia, pertinencia...)
Docencia realizada efectivamente, experiencia, número de materias impartidas.
Proyecto investigador que desarrollará si resulta elegido
Dimensión aplicada hacia salidas profesionales, equilibrio entre investigación y consultorías.
 
Y finalmente tiene los datos de la exposición oral y la respuesta a las preguntas que se le hacen a cada concursante.
En principio podría parecer que con todos esos requisitos, la decisión es sencilla. Pero en la realidad las cosas son muy distintas, como fácilmente puede comprenderse.

Puede haber importantes diferencias entre los miembros de la comisión en la apreciación de los criterios. No debe olvidarse que la geografía ha experimentado en los últimos decenios varias revoluciones, y que pueden existir diversas concepciones acerca de lo que es la disciplina. Dentro de cada una de ellas, puede haber, a su vez, diferentes escuelas, en cada una de las cuales hay maestros que desean apoyar a sus discípulos por razones intelectuales (creen que son los mejores) y estratégicas (aumenta con ello su poder e influencia).

Respecto a la decisión final hemos de aceptar, de entrada, una gran honradez e independencia de juicio de los miembros del tribunal a la hora de tomar la decisión. Sin embargo, también es claro que existen tendencias científicas, paradigmas, fobias y filias, redes de relaciones, que pueden afectar de manera consciente o inconsciente al juicio que se hacen de los concursantes los distintos miembros del tribunal, y que le llevan a su voto final.

Cada miembro se forma una opinión a partir del material presentado. Y además, el desarrollo de los ejercicios acaba por perfilar esas opiniones, poniendo de manifiesto otros aspectos de la personalidad de los concursantes. Éstos pueden ser más o menos brillantes en su exposición, responder de forma más o menos convincente a las preguntas o cuestiones planteadas por el tribunal, etc.

La evaluación  cuantitativa de los méritos a través de un sistema numérico en el que se asignaran valores a los distintos méritos y luego se sumaran para dar el resultado final, no es en ningún caso aceptable. De imponerse ese sistema, las comisiones sobrarían. Un simple administrativo podría asignar los puntos y sumarlos, y bastaría con que otro comprobara la validez de las operaciones.

La comisión académica debe tener un papel fundamental, formarse una opinión sobre los méritos esgrimidos, sobre la madurez de los concursantes, sobre su formación, la capacidad que tienen para responder a cuestiones imprevistas, su defensa de las investigaciones realizadas, su proyecto docente, sus propósitos respecto al futuro.

Lo que ocurre es que el margen de discrecionalidad es muy elevado, y que en los debates públicos o privados de la comisión se pueden esgrimir argumentos muy diversos que convierte la decisión en algo bastante subjetivo y en resultado de mayorías que pueden formarse espontáneamente o ser resultado de acuerdos y alianzas.

Los debates a veces tienen que ver con estrategias de la comunidad científica (por ejemplo, estrategias de integración o rechazo, de las que ya he hablado), otras con escuelas de pensamiento y algunas con luchas por el poder. En realidad, podría decirse que muchas veces cualquier miembro del tribunal podría defender, consciente o inconscientemente, y podría argumentar razonadamente, tanto oralmente como por escrito, en favor o en contra de cualquier concursante que le parezca que debe ser seleccionado

Los argumentos pueden esgrimirse y retorcerse de múltiples maneras. Si no hay mapas (o si los hay pero se olvida la escala), puede ser una demostración de que no se tiene mentalidad geográfica; aunque en otros concursantes, a los que se quiere favorecer, el tema ni se menciona. Pero si se pone énfasis en los métodos cartográficos, se puede echar de menos la teoría o se puede aludir a la debilidad de las conclusiones.

Si no se presta atención a las guías de campo, es una deficiencia, porque la geografía es una ciencia que debe hacer excursiones y trabajo de campo; si se realiza y se presenta como mérito la guía de un monumento, puede considerarse inútil, por poco científica.

Si se habla solo de SIG, siempre es posible resaltar la importancia de este medio técnico y su atractivo para los estudiantes; si se defiende un enfoque cultural o político, puede insistirse en la trascendencia de esta perspectiva en el mundo actual.

Si no se viaja eso resulta casi mortal para un geógrafo, porque la geografía entra por la planta de los pies; si se viaja mucho se puede criticar el activismo que impide una reflexión sosegada.

Y así podríamos seguir con otros ejemplos, que de momento son innecesarios y sería inoportuno concretar.

La experiencia muestra que los concursantes deberían tener en cuenta algunos consejos en la presentación de la documentación y en la defensa oral.

La presentación oral debe ser pertinente y ajustarse a lo que se le pide. Si el primer ejercicio se refiere a la presentación del curriculum, proyecto docente y proyecto investigador, no tiene sentido dedicar una tercera parte de los 90 minutos disponibles a presentar la actual normativa vigente para los concursos universitarios, ya que puede suponerse que el tribunal la conoce. No debería pecarse ni por defecto (no aludir al proyecto docente o al proyecto investigador, que explícitamente se exigen en la primera prueba) ni por exceso (dedicar media hora a explicar las licenciaturas de geografía que hay en las universidades españolas). Tampoco se puede convertir la presentación del proyecto investigador en una serie de declaraciones generales, y a veces poco reflexivas, sobre lo que es la investigación y sobre como debe realizarse.

En ningún caso puede aceptarse que se proyecten en una pantalla textos que el concursante se limita a leer literalmente. Resulta redundante y simplemente enumerativo. El concursante debe mirar al tribunal y no a la pantalla para ir leyendo lo que en ella se va proyectando. Debe utilizar ante todo la palabra y presentar un discurso bien construido, con el apoyo de los medios técnicos apropiados, pero usados con moderación y sentido común.

Durante la exposición oral es mala estrategia intentar apabullar a la comisión con una retahíla de méritos. Debe ponerse énfasis en lo esencial, y pensar que los miembros de la comisión han tenido tiempo de examinar previamente la documentación depositada el día de la presentación. Es una estrategia más adecuada el hilvanar un discurso que permita entender el sentido y la coherencia de las líneas de investigación que se han seguido.

Finalmente, es evidente que los geógrafos deben especializarse, y que han de valorar aquello que conocen al elaborar los programas de la materia o materias que desean impartir. Por supuesto, han de presentar una investigación que se relacione con sus líneas de trabajo. Pero no es una mala estrategia intentar mostrar al tribunal que se tienen también ideas sobre otros campos de la disciplina, lo cual es relativamente fácil de realizar al preparar el temario de la materia.
 

La toma de la decisión

El tribunal que juzgó este concurso ha actuado, en general, en un ambiente de cordialidad y sensatez. Ha estado presidido, además, por un maestro respetado de la geografía española, a punto de jubilarse y que no tenía ningún discípulo directo entre los concursantes, por lo que podía mirar con distanciamiento el desarrollo de las pruebas.

Las diferencias entre los miembros de la comisión fueron en algún caso grandes. Pero hubo pronto también un acuerdo para tomar una decisión en el sentido de proponer a dos concursantes para las plazas en juego, porque en realidad todos los concursantes son ya profesores de la universidad que han superado una fase previa de selección, han disfrutado o disfrutan de Becas de investigación con el mismo requisito de concesión y presentaron un curriculum vitae de indudable densidad. Prácticamente cualquiera de ellos podía haber sido elegido.

En realidad, a la vista de las consideraciones que antes he hecho, se entiende que personalmente pueda estimar que en el primer ejercicio de este concurso de habilitación podrían haber pasado todos o se podría haber rechazado a todos. Admitido a todos, porque son profesores o investigadores de la universidad española y, en cualquier caso, van a seguir realizando esa función. Rechazado a todos, porque no desarrollaban un programa completo de geografía humana, o tenían otras limitaciones en su proyecto docente o investigador. Tal vez si la comisión hubiera optado por esta última posición evitaríamos en el futuro problemas semejantes a los que hoy se plantean.

La actual situación de la geografía española con tres áreas de conocimiento, grupos de trabajo en la Asociación de Geógrafos Españoles, concepciones diferentes de la geografía y escuelas geográficas de ámbito regional o nacional puede conducir a la formación de grupos de presión que pueden tener interés, de entrada, en defender a sus candidatos. Seguramente no tendrá el mismo juicio de los concursantes una comisión constituida por mayoría de geógrafos cuantitativos y neopositivistas que otra de mayoría "humanista". Una comisión con mayoría de miembros que trabajan en geografía de la población podrá tener tendencia a valorar muy positivamente a concursantes que trabajan en esa área, e incluso a candidatos que tienen una decidida línea demográfica.  Si la mayoría trabajan con SIG, valorarán en mucho el conocimiento de esta técnica. Si por el contrario se valora en mucho la formación teórica, histórica y cultural el juicio puede verse afectada por esos ideales científicos.

El acuerdo de los miembros de la comisión respecto a la necesidad de tomar una decisión se basa en muchas razones. A las que ya he señalado se pueden unir otras de carácter económico.

Ante todo, por el gasto que la hacienda pública realiza para estos concursos: dos viajes de ida y vuelta, por lo menos, de los distintos miembros de la comisión, uno para la constitución y otro para la presentación y desarrollo de las pruebas, más la estancia durante diez o quince días en el lugar de celebración de las mismas. Pero también los gastos realizados por los concursantes, igualmente con dos viajes de ida y vuelta (uno para la presentación y otro para el comienzo de los ejercicios), más el tiempo de permanencia en el lugar de celebración de las pruebas. Pruebas que habrán de repetir todos aquellos que no han obtenido una de las dos habilitaciones para las que se convocó el concurso. El hecho de que el gobierno del Partido Popular haya legislado sistemáticamente en favor de los que tienen más recursos económicos - tanto en lo que se refiere a la política fiscal, como en la sanidad, la educación y la vivienda-  no debe llevar a pensar que también lo ha hecho aquí y que esta normativa se haya elaborado para que solamente los aspirantes con recursos económicos puedan optar a las habilitaciones de profesores titulares.

Para acabar de proporcionar un panorama bien perfilado vale la penar añadir que los concursos están siendo financiados por los propios miembros del tribunal, cuya colaboración es esencial para que se realicen, ya que adelantan una parte del dinero. El Ministerio, a través de la universidad donde se celebra la prueba, encarga a una agencia de viajes la gestión de billetes y de estancia en hotel. Éste no puede ser superior a un hotel de tres estrellas, ya que las dietas no lo permiten. Los miembros de la comisión reciben, además, una gratificación de 53 euros, el presidente y el secretario, y de 50 los restantes miembros de la comisión (para sesiones que muchos días pueden suponer diez y once horas de trabajo). Tanto las dietas como esas cantidades son abonadas dos o tres meses después del concurso, lo que justifica esa idea de que los miembros de las comisiones financian el funcionamiento del sistema con su buena voluntad.

Es evidente que este sistema no puede seguir funcionando en esas condiciones. Y parece claro que no tardará en modificarse. Con el actual sistema puede haber dificultades para constituir la gran cantidad de comisiones que se van a necesitar. Dificultades económicas, por lo que hemos dicho, y de tiempo, ya que realizar bien los ejercicios para la habilitación de un concurso al que se presentan veinte o treinta concursantes puede llevar varios meses de intenso trabajo.

Tal vez uno de los caminos sea realizar habilitaciones en bloque de las plazas que van a salir en varios años, lo que llevaría a constituir comisiones para habilitar a 10 o 15 profesores. En cualquier caso, deberían impedirse estrategias, que ya se están diseñando, para tener plazas congeladas hasta que un profesor de la Universidad resulte habilitado, descongelándolas después para él. Tal vez se deberían elaborar planes plurianuales.
 

Avisos para navegantes

El panorama que puede obtenerse de la geografía española después de una prueba de habilitación como la que se ha realizado es de una confusión total.

No parece existir un cuerpo teórico compartido por los miembros de la comunidad. No existe una idea clara de cuál es el contenido de la geografía, de su evolución, de los objetivos, de las relaciones con otras disciplinas; y a veces, los que tienen una idea sobre eso no tienen experiencia en trabajos empíricos.

No existen normas claras aceptadas por todos los geógrafos. No hay jerarquías intelectuales bien establecidas y reconocidas.

Se ha roto, además, la unidad de mercado intelectual de España. Eso se observa en las bibliografías que se presentan, en las que hay una excesiva atención a lo publicado en la propia Comunidad Autónoma, o por el propio grupo al que pertenece el concursante. Debería salirse del localismo en que se ha caido y prestar atención a la bibliografía producida en otras universidades españolas, y a ser posible también en las iberoamericanas. El solipsismo de muchas escuelas geográficas, la ignorancia o el menosprecio de lo que se hace en otros lugares de España (y no digamos la ignorancia prácticamente total de lo que se hace en los países hispanoamericanos o iberoamericanos, que son nuestro ámbito cultural común y con el que hemos de intensificar las relaciones), la hiperespecialización, la magnificación de la técnica, la falta de cultura general son males que parecen estar muy difundidos.

Si se elige una materia troncal hay que leer atentamente el descriptor de la misma y atenerse a ello. Si se opta, por ejemplo, por presentar un programa de Técnicas en Geografía no se puede caer en el error de presentar solamente un programa de SIG y Teledetección. Por otra parte, los concursantes deben ser conscientes que en la primera prueba deben presentar de forma explícita el proyecto de investigación que piensan desarrollar en el caso de que obtengan la plaza, y que parece oportuno que la investigación concreta que defenderán en la tercera prueba debe estar relacionada con dicho proyecto.

Debería insistirse en la exigencia de rigor, de finura intelectual, de cultura geográfica y de cultura general. Seguramente es cierto aquello que un ilustre clínico dijo de la medicina: si solo se sabe geografía, ni geografía se sabe. Y desde luego, si no se tiene una idea clara de lo que es la geografía, tal vez sería mejor no presentarse a un concurso de habilitación.

Algún miembro sugirió que el Ministerio debería haber creado un temario mínimo de Geografía Humana, en lugar de dejar tan amplia posibilidad de opción. Es discutible que sea el Ministerio quien deba hacer eso. Debería ser el resultado de un consenso del conjunto de la comunidad científica de los geógrafos, lo que también es difícil. Tal vez la AGE podría tomar alguna iniciativa en ese sentido.

Pero en todo caso, las comisiones deberían asumir sus responsabilidades y rechazar a aquellos concursantes que no muestren ya desde el programa un buen conocimiento del conjunto de la Geografía humana, al que pueden unir luego el programa de su propio campo de especialización. Y deberían asumir también un papel más activo en la elaboración de los criterios para la valoración de las pruebas, lo que debe discutirse y hacerse público en el acto de constitución. Una propuesta concreta en este sentido para cada una de las tres Áreas de Conocimiento geográficas por parte de la Asociación de Geógrafos Españoles creo que sería en estos momentos muy oportuna y bien aceptada.

Es evidente que la cantidad de subdisciplinas en que se subdivide hoy la Geografía humana impide dominarlas todas. Pero sí que se puede pedir un conocimiento general de la materia, que desde luego puede, y seguramente vez debe, ir unido a un conocimiento más profundo de algunas de dichas subdisciplinas o campos.

Se ha llevado a algunos geógrafos a un callejón sin salida al multiplicar las licenciaturas en geografía en un momento de disminución de los estudiantes. Un panorama preocupante, cuando en alguna universidad española se ha suprimido ya la licenciatura especializada en geografía y la enseñanza se imparte esencialmente en otras licenciaturas o diplomaturas.

Mi opinión es que debería establecerse cuanto antes un gran acuerdo en el seno de la comunidad de los geógrafos españoles, si es que ésta existe, en relación con las pruebas de habilitación; un acuerdo que se haga público para todos y se publique a manera de avisos para navegantes (y para los que dirigen las flotas desde tierra firme, estén activos o en la reserva). Y que se cumplan por todos firmemente, sin modificarlos ad hoc en cada batalla.

Es preciso intentar ponerse de acuerdo en todo eso. Aunque solo sea para evitar que la respuesta a la pregunta que encabeza este artículo sea ésta: Ad confusionem, ad fragmentationem et ad centrifugationem.
 

Notas
 

[1] Real Decreto 774/2002, de 26 de julio de 2002 (BOE nº 188, de 7 de agosto de 2002).

[2] La Ley deReforma Universitaria de los años 1980 modificó la anterior normativa, según la cual el presidente era nombrado por el Ministerio de Educación; sobre el funcionamiento de dicha normativa en la universidad española puede verse Sánchez, 1981.

[3] Los miembros de la comunidad universitaria española conocen otras letrillas que circulan al menos desde hace decenios sobre esta cuestión. Entre las más publicables figura ésta, que señala las condiciones necesarias para ser catedrático (y ahora también titular) de la universidad:

"Lo primero y principal, ser amigo del tribunal.

Lo segundo e importante, no tener contrincante.
Lo tercero y secundario, saberse bien el temario".
[4] Capel 1997.

[5] Un tema éste de las estrategias sobre el que existe alguna bibliografía geográfica, que permite comparar las estrategias actuales con las del pasado; véase Capel 1977 y 1991, y Taylor 1977.

[6] Para eludir aquí los ejemplos concretos, se me permitirá citar una obra mía en la que pueden encontrarse un cierto número de ellos, Capel, 1982, p.

[7] Segrelles 1998.

[8] La normativa sobre este tema es la siguiente:

Real Decreto 779/1998, de 30 de abril por el que se modfiica parcialmente el Real Decretoo 1497/1087, de 27 de noviembre, por el que se establecen las directrices generales comunes de los planes de estudio de los títulos universitarios de caracter oficial y validez en todo el territorio nacional (BOE nº 104 de 1 de mayo de 1998 (10208).
Real Decreto 1447/1990, de 26 de octubre, por el que se establece el título universitario oficial de Licenciado en Geografía ylas directrices generales propias de los planes de estudios conducentes a la obtención de aquel (BOE nº 278, 20 de noviembre 1990 (27.900).
[9] Reynaud 1976.

[10] Como los de D. J. Peuquet 1994 y otros.

[11] Como las que ha hecho el profesor Constancio de Castro (1998) en un trabajo, por cierto, que parece prácticamente desconocido por los que trabajan en estas cuestiones.

[12] Chaparro 2001.

[13] Como los que realiza el profesor Daniel Sui en Texas.<http://geog.tamu.edu/faculty/sui/>
 

Bibliografía

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© Copyright: Horacio Capel, 2003

© Copyright: Biblio 3W, 2003.
 

Ficha bibliográfica

CAPEL, H. Quo vadis Geographia? La geografía española y los concursos para la habilitación del profesorado universitario. Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. VIII, nº 469, 25 de octubre de 2003. <http://www.ub.es/geocrit/b3w-469.htm>. [ISSN 1138-9796].


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