Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
(Serie  documental de Geo Crítica)
Universidad de Barcelona
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98
Vol. VIII, nº 482, 30 de diciembre de 2003

TRES BIOGRAFIAS DE CIENTÍFICOS ESPAÑOLES

GÓMEZ ARANDA, Mariano.  Sefarad científica. Ibn Ezra, Maimónides, Zacuto. La visión judía de la ciencia en la Edad Media.  Madrid: Nivola Ediciones, Colección Novatores 13, 2003. 157 págs.

JULAR, Cristina. Sabios cristianos medievales. Isidoro, Alfonso X, Llull. Nombrar, ordenar, predicar. Madrid: Nivola Ediciones, Colección Novatores 15, 2003. 157 págs.

PUENTE, Cristina de la.  Médicos de al-Andalus. Avenzoar, Averroes, Ibn al-Jatib. Perfumes, ungüentos, jarabes. Madrid: Nivola Ediciones, Colección Novatores 14, 2003. 125 págs.

Mercedes García-Arenal
CSIC. Instituto de Filología. Madrid


Palabras clave: biografías, divulgación científica, mundo islámico

Key words: biographies, scientifical popularization, islamic world


Los tres libros reseñados pertenecen a una misma colección, la Colección Novatores que, con una intención de alta divulgación, presenta volúmenes centrados cada uno de ellos en torno a tres biografías de científicos españoles agrupados por tema científico y época con el fin de promover, a través de trayectorias vitales e intelectuales singulares, el interés y el conocimiento de la ciencia española por parte de no especialistas. La colección, a juzgar por estos tres volúmenes y otros que he leído, ha contado con una decidida dirección editorial que ha asegurado (además del interés y originalidad de la idea) la calidad de cada volumen, la homogeneidad en planteamiento y resolución, la riqueza de ilustraciones y la oportunidad de textos en apoyo.

Lo que llamamos, de manera poco apreciativa, la "divulgación científica" es una de las áreas más difíciles y menos valoradas de nuestro trabajo. Exige ser escrita por un buen especialista, que haya trabajado y reflexionado durante muchos años en un tema específico, lo haya pensado hasta asimilarlo y hacerlo suyo y sea capaz de verterlo en un lenguaje desprovisto de jerga académica, convirtiendo lo complicado y abstruso en aparentemente sencillo sin restarle complejidad (al menos sólo en parte) ni falsearlo al reducirlo. Todo ello debe de estar bellamente escrito, de manera que sea placentero y atractivo para el lector a quien se le debe infundir, desde el principio de la lectura, la confianza en que va a entender cosas que le son muy ajenas y la convicción de que se adentra en una cuestión importante y apasionante. Además y como dificultad añadida, debe hacerse sin las muletas o los protectores a los que estamos acostumbrados, de las notas al pie de página y sin ampararse bajo otra autoridad que la propia experiencia intelectual. Es, pues, la tarea más expuesta, pues en la obra de divulgación el científico deja oir su propia voz. Por lo tanto, la buena divulgación no abunda.

Estos tres libros son de excelente divulgación y cumplen ampliamente con lo enunciado. Si se leen, como recomiendo, los tres juntos, suponen una aportación de primera fila al conocimiento del mundo intelectual en la Edad Media peninsular y abren amplio campo de reflexión. Por lo pronto, una clara división en dos bloques: uno, el islámico al que intelectualmente pertenecen sin duda los sabios de Sefarad del libro de Gómez Aranda y los médicos de C. de la Puente, y dos, el cristiano, en el que no parece haber cultivadores de las ciencias de la naturaleza. El ámbito medieval cristiano requiere, para cubrir sus necesidades de médicos, astrónomos y matemáticos, de sabios islámicos, sean judíos o musulmanes. Esto nos pone ante las dificultades básicas a las que se han enfrentado estos tres libros para incluirse en una colección que se basa sobre biografías de científicos. Dejando aparte el problema de llamar españoles a hombres medievales, se trata de la dificultad, por un lado, de haber "biografía" en unos tiempos, los medievales, en que el individuo existe sólo en función del grupo al que pertenece. Como dice Jular en su introducción, se nos habla de hombres medievales y como tales hay que pensarlos. Los rasgos de su individualidad no son los que interesan a las fuentes contemporáneas sobre los que se deben basar estas biografías, ni los hitos vitales que se recogen corresponden a nuestras nociones modernas de construcción biográfica. Para decirlo de otra manera, las fuentes no nos cuentan lo que deseamos saber porque a ellos, hombres medievales, no era lo que les interesaba. De hecho, en los tres libros, el relato más completo y más rico corresponde a la figura menos antigua en el tiempo, Llull, Ibn al-Jatib, Zacuto, los tres, bajo-medievales. La otra dificultad es la de "científico" puesto que nuestro concepto de ciencia parte de la Ilustración. Los hombres de los que estos libros hablan son sabios y son hombres de fe y definidos por su fe que, a través de ella, intentan definir la verdad del mundo y de la vida. Son "científicos" en cuanto hacen de la razón su instrumento metodológico y son sistematizadores o codificadores que creen en la posibilidad de organizar el saber en torno a un sistema coherente y total. El conflicto eminentemente medieval entre razón y fe subyace en los tres textos reseñados. A modo de ejemplo, las páginas, magistrales, que Gómez Aranda dedica a los intentos de Ibn Ezra de explicar la Biblia por métodos y conceptos científicos.

La ciencia, el conocimiento, al fin, del mundo natural, no es sino algo incluido en la filosofía y los científicos aquí presentados son, genéricamente, filósofos. El volumen más difícil es, precisamente, el dedicado al mundo cristiano, poco interesado en el mundo natural y en el empiricismo: Isidoro fue principalmente un compilador de los saberes previos a su tiempo, Alfonso X un rey que patrocinó el trasvase, por medio de la traducción, de los conocimientos científicos del mundo islámico al cristiano. Un rey que legisló y codificó en su afán por instaurar un orden político universal bajo su propia monarquía cristiana. Llull es el único que se nos presenta como un creador original, inventor de un modo de razonamiento, de una lógica que le sirvió para crear un sistema. Pero los tres sabios estuvieron alejados del cultivo de las ciencias de la naturaleza que constituye la base de la ciencia moderna, a la que sólo se acercan por su intento de racionalización sistemática y por su curiosidad intelectual omnicomprensiva. En mi opinión, es Llull el punto fuerte de este libro, no sólo por su riqueza y complejidad de la trayectoria vital e intelectual del personaje, que Jular ha sabido imbricar tan acertadamente, sino porque la autora es capaz de presentarnos de manera comprensible su complicadísimo sistema lógico. Un alivio para aquellos que, como yo, habíamos intentado antes, en vano, comprender el Arte.

Los libros dedicados a sabios judíos y musulmanes se adecuan mejor a nuestro concepto de "ciencia": son astrónomos y astrólogos, médicos, y por lo tanto, filósofos. Se trata también aquí de codificadores y sistematizadores, pero además practican una ciencia empírica. Ambos libros, los firmados por Puente y Gómez Aranda, están estrechamente entrelazados. De los seis personajes biografiados, cinco (Zacuto es la excepción) escriben en árabe y comparten la preocupación por integrar la ciencia heredada de la Antigüedad (lo que los árabes llamaban ciencias de los antiguos y que incluía la filosofía) en su propio sistema de pensamiento, pensamiento, como he dicho, definido por la fe. El viaje que esa ciencia de los antiguos hizo hasta la Europa cristiana queda perfectamente tratado en el libro de Gómez Aranda (y en el capítulo dedicado a Alfonso X por Jular). Las figuras y el pensamiento de dos verdaderos gigantes, Averroes y Maimónides constituyen el eje respectivo de ambos libros y definen su evidente paralelismo. Resulta apasionante y especialmente atractiva para el lector contemporáneo, la idea de la medicina propuesta y practicada por los biografiados (medicina teórica y experimental), tal y como nos la presentan Puente y Gómez Aranda: medicina que tiene por objetivo primordial el buen conocimiento del cuerpo humano y su bien estar físico y psíquico. Medicina, pues, básicamente preventiva dentro de un concepto psicosomático. La medicina árabe está estrechamente unida a la farmacopea y a la botánica, a la dieta alimenticia y a las prácticas higiénicas dictadas y reguladas por prescripciones religiosas, judías y musulmanas que, a diferencia de las cristianas, conceden una importancia primordial al cuerpo dentro del sistema de creencia religioso, y por lo tanto a las nociones de pureza y contaminación. Las nociones de contagio, de castigo, de la enfermedad como algo previsible o pre-ordenado (y ahí se solapan astrología y medicina) abren campos de reflexión fascinantes. Puente en particular nos hace comprender la importancia y el inmenso poder, siempre sujeto a los peligrosos caprichos de la rueda de la fortuna, del médico de corte, así como (junto con Gómez Aranda) los mecanismos por los cuales progresa la medicina árabe medieval, a menudo condicionada por las enfermedades circunstanciales de los respectivos soberanos. Las plagas están también muy presentes y ambos libros recogen el impacto, en sabios judíos y musulmanes, de la Peste Negra de 1348.

Es mucho lo que estos libros aportan para el conocimiento de la ciencia y del pensamiento medieval, muchas las sugerencias y los caminos de investigación o de reflexión que abre su lectura conjunta, sobre todo, en mi opinión, en aquellos aspectos que tienen que ver con divergencias y convergencias entre mundos de pensamiento y creencia diferentes. La preocupación por determinados problemas y los modos de encarar su resolución en cualquiera de los ámbitos (judío, musulmán, cristiano) no se entiende bien sin atender a los procesos sucedidos en los otros dos. El volumen de Gómez Aranda, que presenta personajes a caballo entre el mundo islámico y el cristiano, y el trasvase de ideas (a Oriente y a Occidente incluida la empresa de América) que suponen las trayectorias vitales de sus biografiados, me parece especialmente enriquecedor. Vía de reflexión también es la que abre la evidente falta de cultivo de las ciencias de la naturaleza por parte de los cristianos, normalmente explicada por el olvido en que cayeron en la Alta Edad Media precisamente aquellas ciencias de los antiguos que los árabes cultivaron. Quizá haya que relacionarla también con el dominio de la Iglesia sobre todo ámbito de especulación intelectual o con el hecho de que el cuerpo y lo corporal son enfrentados de manera diferente en el cristianismo que en el judaismo o el islam, según nos muestran los autores reseñados.

De lo mucho que invita a pensar la lectura de estos libros, a mi me interesa, por ejemplo, lo que deja entrever de cuáles son los mecanismos por los que, en sociedades fuertemente jerarquizadas en las que el hombre se define por su pertenencia a una comunidad, un grupo o un linaje, se construye una individualidad. Todos los biografiados son varones, libres, hijos únicos o privilegiados en su red familiar por su educación, de clases relativamente acomodadas. El viaje o el exilio constituyen, en la mayoría de ellos, parte intrínseca de su trayectoria vital, de su construcción intelectual. Una cierta tendencia a la ascésis, incluso en personajes cercanos a la corte y al poder, se manifiesta también en varios de ellos. La conversión religiosa, no tanto a otra religión, como puede haber sido el caso de Maimónides, como a una forma más elevada de espiritualidad, o una crisis espiritual que suponga la ruptura con el mundo propio, como es el caso de Llull, es asimismo un ingrediente de importancia. El exilio, el viaje, la conversión, la ascésis, son a la vez hitos de ruptura con el mundo y búsqueda o encuentro con un yo más libre y solitario que parece estar en la base de no pocas trayectorias intelectuales de enormes dimensiones.
 

© Copyright: Mercedes García-Arenal, 2003

© Copyright: Biblio 3W, 2003.

Ficha bibliográfica

GARCÍA ARENAL, M.  Tres biografías de científicos españoles. Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. VIII, nº 482, 30 de diciembre de 2003. [http://www.ub.es/geocrit/b3w-482.htm]. [ISSN 1138-9796].


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