Biblio 3w. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales.
Universidad de Barcelona, nº 50, 12 de octubre de 1997

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 Y LA INVASIÓN DEJO DE SER SILENCIOSA....EL ESTADO DE LA MIGRACIÓN MEXICANA HACIA LOS ESTADOS UNIDOS DURANTE LA DÉCADA DE 1990

 Gustavo G. Garza Merodio
Departamento de Geografía Física y Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Barcelona

 


 Antes de entrar en materia se desea aclarar el título de este texto, se refiere a que a mediados de los años setenta, el director del Servicio de Inmigración y Naturalización de los Estados Unidos, Gral. L.F. Chapman, caracterizó la inmigración mexicana a territorio norteamericano como una invasión silenciosa. Pero ese silencio no provenía del drama que significa en cada individuo la inmigración ilegal, tanto en la frontera como en la vida cotidiana en campos y ciudades, sino de la pasividad e indiferencia con que distintas administraciones de Washington enfrentaron el problema, desde el fin del programa bracero en 1964, hasta la aprobación de la Ley de Control y Reforma de Inmigración hacia 1986. Es durante estos veinte años que el mexicano se convierte en el grupo inmigratorio mayoritario dentro de la Unión Americana, debido en buena medida a la dinámica demográfica de México.

Desde la revolución de 1910 el "norte" se había convertido en la meta de muchos mexicanos para escapar de la miseria secular, que era y es intrínseca a buena parte de la población, esta no era tan numerosa, y por lo tanto no había una gran cantidad de potenciales emigrantes. Es precisamente durante la vigencia del programa bracero, entre las décadas de 1940 y 1960, que la población de México se duplica por primera vez en un plazo de veinte años. Todo este tiempo es de constante crecimiento para la economía mexicana, fueron los años del llamado desarrollo estabilizador, en el que las clases medias se expandieron y la industria nacional se consolidó.

El fin del programa bracero es el principio de la inmigración ilegal en masa, al cerrarse los cursos legales de acceso a un mercado de trabajo en persistente expansión, en el que la mano de obra barata siempre ha sido indispensable, tanto en la industria y servicios, como en el campo. La migración hacia Estados Unidos es constante, pero no se dispara sino hasta principios de los años ochenta, cuando las crisis económicas comienzan a ser recurrentes en México. El gran aumento poblacional y las constantes crisis económico-políticas de fines del siglo XX en la nación mexicana serán determinantes en el comportamiento del flujo migratorio hacia los Estados Unidos.

En este punto se propone la siguiente reflexión: Al consultarse los trabajos referentes a migración mexicana hacia Estados Unidos en la revista International Migration Review de 1990 a 1996, artículos en los que se basa este documento, se encontró que en el año de 1991 no se publicó un sólo escrito referente a la cuestión que se trata. El primer bienio de la última década del siglo XX es el único período de los últimos años en que la economía mexicana ha crecido con cierta relevancia. Por el contrario en los volúmenes de 1996 se hallaron más artículos que en ningún otro año, quizás como consecuencia de un nuevo incremento migratorio a raíz de la crisis económica desatada a partir de diciembre de 1994. Debido a lo anterior se propone la posibilidad de que la comunidad académica muestre mayor o menor interés en el asunto, de acuerdo a los vaivenes de la migración.

1986, es el año, en que el congreso norteamericano aprobó la Ley de Control y Reforma de la Inmigración, la cual estaba abierta a la totalidad de los que hasta el momento eran inmigrantes ilegales en los Estados Unidos, pero dado que el grupo más numeroso era el mexicano, la aplicación de esta ley fue determinante para el futuro comportamiento de este segmento de la población. Los programas de legalización se dividieron en dos grupos, el denominado "Legally Authorized Workers"(LAW), que estuvo abierto a la totalidad de los inmigrantes ilegales, y el "Special Agricultural Worker"(SAW), concebido para brindar mano de obra legalizada a la agricultura de frutos y hortalizas. En ambos programas los mexicanos conformaron el mayor número de solicitantes, siendo de cerca del setenta por ciento dentro del LAW, y de poco más del noventa por ciento para el SAW. En especial el segundo programa resultó ser un fracaso para las provisiones del gobierno norteamericano y, para los intereses de los rancheros que buscaban asegurarse una población trabajadora legalizada. En primer lugar, porqué buena parte de los trabajadores agrícolas al contar con permisos de residencia, prefirieron dedicarse a las ocupaciones del sector terciario, que ofrecen labores menos agotadoras y, proximidad a las actividades lúdicas. El otro motivo de la ineficacia de este programa, desde la perspectiva de quienes lo impulsaron, fue, que la mayor parte de los solicitantes jamás habían participado en el trabajo agrícola, y por medios fraudulentos obtuvieron la documentación requerida para poder acceder al programa de legalización.

Pocos años después de la implementación de los programas de legalización de los ochenta, México volvió aparecer como uno de los principales temas de la opinión pública norteamericana. En esta ocasión no como la nación que invadía silenciosamente, sino como un socio comercial en potencia. En Estados Unidos el discurso oficial propugna que un desarrollo económico sostenido en México frenaría la inmigración ilegal, mientras que, en México se sueña con una mayor aceptación de emigrantes, al convertirse el conjunto de Norteamérica en un mercado único y libre.

En el ámbito espacial, la inmigración mexicana ha tenido especial incidencia en la conformación de la megalópolis del sur de California, que junto con el noroeste de Baja California son hoy en día un conglomerado de ciudades próximas a alcanzar los veinte millones de habitantes. La población de esta región se ha multiplicado muy por encima de las tasas de incremento demográfico de ambas naciones, siendo la inmigración el factor determinante en este acelerado crecimiento. Dentro de territorio norteamericano la población mexicana se concentra fundamentalmente en la parte oriental del condado de Los Angeles, teniendo la menor presencia en el de San Diego, cuya exclusividad, alta plusvalía, y proximidad a la frontera, lo hacen poco atractivo tanto para el inmigrante ilegal, como al legal e incluso para el chicano de pocos recursos.

Lo elevado de la población mexicana en el sur de California, tanto de origen, como inmigrante, ha dado lugar a la promoción de leyes que busquen hacer menos asequible al inmigrante ilegal su estancia en el estado. Siendo la más controvertida, la proposición 187, que busca limitar el acceso de personas indocumentadas a los servicios mínimos de salud y educación, sin embargo como dichas propuestas era contrarias a lo establecido por la carta magna norteamericana, hasta el momento no han podido ser aplicadas como en un principio fueron planteadas.

Al ser México una fuente de emigración constante, es de sumo interés observar a grandes rasgos, cuales son las consecuencias actuales de dicho movimiento migratorio hacia el interior del país.

En las últimas dos décadas, los años ochenta, y la actual, se ha observado un importante cambio en el patrón de zonas expulsoras de población que se dirige a los Estados Unidos. Desde la época del programa bracero, y hasta principios de la década de los ochenta, la mayor parte de los emigrantes procedían de estados del centro-occidente (Michoacán, Jalisco y Zacatecas, entre los más relevantes), a partir de entonces la situación ha cambiado, y se puede observar que las nuevas zonas de emigrantes van desde las grandes capitales, incluida México, D.F., hasta las remotas áreas indígenas del sur. Estos cambios en los patrones de emigración se pueden explicar en cierta medida en los siguientes términos; al desatarse las persistentes crisis económicas que han caracterizado el fin de siglo en México, los sectores expulsores tradicionales contaban con la aportación constante de divisas (gracias a las remesas de los emigrados a sus familias), así, se paliaban los efectos del encarecimiento, e incluso se daba lugar a la creación de actividades productivas, cuando la mayor parte del aparato económico se encontraba paralizado. Es posible que al estudiarse con profundidad se puedan establecer vínculos entre la exitosa industria textil y agroindustria local del Bajío y Occidente, y la presencia de miembros que han emigrado a los Estados Unidos al interior de los núcleos conformantes de estas pequeñas empresas.

Los nuevos emigrantes provienen de zonas del país que tradicionalmente estuvieron al margen de la migración hacia los Estados Unidos. En el caso de las grandes áreas metropolitanas estas ofrecieron en cierta medida empleo y en algunos casos ascenso socioeconómico, hasta que se desatara la crisis de 1982. En cuanto a las áreas indígenas su aislamiento centenario se fue rompiendo como consecuencia de la construcción de caminos, tras los cuales llegaron enganchadores que buscaban mano de obra para los campos agrícolas de exportación del norte del país. Así gente de las naciones mixteca, zapoteca o mixe, por citar algunos, llegaron primero a las plantaciones de Sinaloa o Baja California, y una vez adquirida la información para entrar al mercado laboral agrícola norteamericano empezaron a acceder a éste, y conforme la red social y étnica se fue extendiendo, el número de individuos se incrementó.

Como se puede observar los temas más tratados a lo largo de la década de 1990, concernientes al flujo migratorio de México a Estados Unidos están relacionados con la evolución de la inmigración mexicana dentro de Estados Unidos, destacando la aplicación de programas político-laborales, como el de los "braceros", y las leyes de fines de los años ochenta. La puesta en marcha de estas previsiones, sus resultados y comportamiento laboral de los nuevos residentes legales son de sumo interés para la comunidad académica dedicada al análisis de estos fenómenos.

A la vez resaltan las consecuencias espaciales de la migración hacia las zonas fronterizas, y el reacomodo en el comportamiento de emigración, en el que, las zonas expulsoras tradicionales han dejado de ser las que aporten el mayor número de individuos.

También han adquirido gran importancia los hechos económicos, entre los que sobresalen el T.L.C. (Tratado de Libre Comercio) o N.A.F.T.A. por sus siglas en inglés, y la aparición a gran escala de la industria maquiladora en la frontera norte de México. El efecto de ambos acontecimientos sobre el proceso migratorio ha sido profusamente investigado.

REFERENCIAS HEMEROGRÁFICAS

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