Menú principal
Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
(Serie  documental de Geo Crítica)
Universidad de Barcelona
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98
Vol. IX, nº 510, 20 de mayo de 2004

HARVEY, David. Paris, capital of modernity. New York and London: Routledge, 2003. 372 p.[1]

Adriano Botelho

Alumno de Doctorado del Programa de Geografía Humana de la Universidad de São Paulo


Palabras clave: París, modernidad, urbanismo, capitalismo, Segundo Imperio.

Key words: Paris, modernity, urbanism, capitalism, Second Empire.


El capitalismo produce su espacio, eso ya es un hecho conocido desde mucho tiempo[2]. Y también utiliza el espacio de distintas maneras para lograr su reproducción. Una de esas maneras es la llamada compresión espacio-temporal[3], que posibilita una aceleración en el tiempo de rotación del capital. Otra es la producción inmobiliaria urbana, dirigida por el sector financiero y que se caracteriza por la segregación socio-espacial y por la especulación.

París, puede ser considerada el símbolo de la modernidad justamente por precocidad: es el lugar donde el capital financiero muy pronto se unió al planeamiento urbanístico para generar un nuevo campo de especulación y beneficios. Las relaciones contradictorias entre el capital y el espacio, las grandes obras de urbanismo de Haussmann y la apertura de los grandes bulevares son elementos asociados al desarrollo del capitalismo en Francia durante el Segundo Imperio de Napoleón III. Y serán elementos presentes en los procesos de renovación urbana de muchas otras ciudades a partir de ese momento.

En ese sentido, desde la mitad de la década de 1970 el geógrafo David Harvey ha escrito sobre la París del siglo XIX, demostrando que el capital fue central para la producción de la ciudad moderna, con sus relaciones de clases, forma urbana y vida social. Ese largo estudio culmina con el libro Paris, capital of modernity, una reunión de escritos ya publicados en periódicos, colecciones y libros, así como de material inédito.

El libro de Harvey tiene como objetivo mostrar que el capital y la modernidad se unieron en un particular lugar y tiempo (París), y que las relaciones sociales y las imaginaciones políticas fueron animadas por ese encuentro; ante todo, por el estudio más profundizado de la renovación urbana propuesta y lograda por el barón Haussmann, el intendente de París de 1853 a 1870, en sus relaciones con el sistema financiero; también por ensayos acerca de algunos temas, como el nacimiento del espectáculo consumista en los bulevares parisienses, las visiones de Balzac, Flaubert, Boudelaire y Zola, las relaciones de género, comunidad y clase y también la construcción de la iglesia del Sacré Coeur, el monumento católico edificado para borrar la memoria del París revolucionaria, después de la matanza de la Comuna en 1871.

Se trata de un estudio basado en obras de escritores (como Balzac, Baudelaire, Flaubert, Zola), intelectuales (especialmente Saint-Simon, Fourier, Michelet, Poulot, Proudhon, Marx y Walter Benjamin), activistas políticos (Louis Blanc, August Blanqui, Pierre Leroux, Flora Tristan, entre otros), agentes involucrados en el proceso de desarrollo económico (Louis Napoleón, Haussmann, los banqueros Pereire) y estudios más recientes de París (T. J. Clark, A. Daumard, A. Stutcliffe etc.). El autor también utiliza gran número de imágenes - son 118 fotografías e ilustraciones (destacando las de Daumier)-, enriqueciendo así su análisis de París.

El mito de la modernidad

La introducción y la primera parte (capítulos 1 y 2) del libro tratan en gran medida de los mitos de la modernidad, teniendo como base París y sus sujetos. El primer capítulo de la primera parte, un estudio sobre Balzac, es una versión extendida de escritos anteriores; el segundo capítulo de la primera parte y la introducción son escritos inéditos.

Según Harvey, uno de los mitos de la modernidad es el que considera que ella constituye un corte radical con el pasado, lo que, en realidad, no ocurre, según atestiguan los escritos de Saint-Simon o Marx. Para ellos, las transformaciones sociales, políticas y económicas solamente pueden ocurrir si las condiciones latentes previas para el cambio se encuentren suficientemente desarrolladas. Es verdad que para que lo nuevo surja, es necesario la destrucción de lo viejo, la llamada destrucción creativa. Y la modernidad representa uno de esos momentos de destrucción creativa. Pero la idea de simple ruptura con el pasado es ideológicamente manipulada por las clases políticas y por los intereses económicos del capital.

En el Segundo Imperio (1852-1870) francés, la idea de un París moderno fue ampliamente difundida por el barón Haussmann, con la intención de crear un mito de ruptura radical con el pasado llevado a cabo por él y por el Emperador Napoleón III, los únicos capaces de realizar tal proyecto de modernidad y modernización de la sociedad francesa, en detrimento de otros grupos políticos en ese momento (republicanos, monárquicos, jacobinos, la izquierda etc.). En realidad, el aumento de la escala de las edificaciones y de las vías urbanas de París es un hecho que representa materialmente la modernidad lograda por Haussmann, así como las mejoras en los transportes y en las comunicaciones (como los ferrocarriles y el telégrafo), que contribuyeron a aumentar la centralidad de la capital. Esas mejoras en la infraestructura, conjugadas con el desarrollo alcanzado por el sistema de crédito puesto a punto por los hermanos Pereire, estimularon tanto la producción industrial parisiense como la especulación financiera e inmobiliaria. El otro lado de la modernidad o modernización fue la creciente segregación socio-espacial en la ciudad y el aumento de las tensiones entre las clases sociales, que culminaron con la matanza de cerca de veinte mil miembros de la Comuna de París en 1871.

La idea de que la modernidad representaría una ruptura total con el pasado y que correspondería a una aspiración general del pueblo francés fue un instrumento muy fuerte para evitar el debate de alternativas al proceso de modernización adoptado por el poder vigente en el Segundo Imperio, que privilegiaba a algunos grupos socioeconomicos.

Así, el autor, en los capítulos 1 y 2, tratará de las representaciones de París entre 1830 y 1848, con la finalidad de demostrar que la idea de una ruptura radical y total con el pasado es un mito creado por los agentes interesados del Segundo Imperio.

El ejemplo de Balzac es tratado en el capítulo 1: su influencia se extiende a los grandes nombres del arte y del pensamiento modernos como Baudelaire, Flaubert y Marx. Ese escritor, en su tiempo, fue capaz de desmitificar la ciudad y los mitos de la modernidad que la envolvían, abriendo nuevas perspectivas de lo que la ciudad era y en lo que se transformaría: en sus obras escribió e ironizó sobre el comercio urbano, los espacios públicos y privados, la especulación inmobiliaria, la gentrificación, el sistema de crédito y el capital ficticio, la burguesía y la clase obrera, así como sobre la compresión espacio-temporal producida por los primeros ferrocarriles.

En el capítulo 2, se revisan algunas ideas políticas, utópicas y revolucionarias del período 1830-1848, y que formaban parte del repertorio de Saint-Simon, Fourier, Blanqui, Cabet, Proudhon, Blanc, Leroux, Flora Tristan, entre los más destacados. La cuestión urbana también estaba ya presente en las preocupaciones anteriores a 1848, en trabajos publicados por Daly, Considérant, Parreymond, Meynadier, que presentaban plans prácticos, animados por el saint-simonismo y por el fourierismo. Las publicaciones de esos autores tuvieron influencia sobre Haussmann; como la Revue Générale de L´Architecture et des Travaux Publics, lanzada por César Daly en 1840 y que fue editada durante más de quince años. Sin embargo, como esos pensadores no formaban parte del espectro político bonapartista de Haussmann, fueron descartados como posibles precursores de las políticas urbanas del Segundo Imperio.

El período 1830-1848 fue en conjunto, de gran efervescencia cultural y preparó, en el campo de las ideas, lo que se llevaría a la práctica en el período siguiente. La ruptura moderna no descartó las influencias del pasado, pero esas influencias fueron negadas para la formación del mito de la modernidad analizado por Harvey.

El período 1848-1870: la materialización del mito de la modernidad

En febrero de 1848 la población de París se sublevó contra el gobierno y logró su derrumbe. En mayo la República fue proclamada y se realizaron nuevas elecciones. Pero en junio de ese año, los problemas económicos y las agitaciones sociales rompieron la nueva y frágil orden republicana. En ese contexto de conflicto entre los conservadores y los radicales, la figura de Luis Napoleón, sobrino de Napoleón Bonaparte, surgió para pacificar el país. En 1849 fue elegido Presidente de la República y los líderes radicales y socialistas fueron exilados. En diciembre de 1851, Luis Napoleón, ante la negativa de la Asamblea de extender el mandato presidencial, dio un golpe de estado y convocó un plebiscito para confirmar su permanencia en el cargo presidencial. En 1852 se proclamó el Segundo Imperio y Luis Napoleón se transformó en Napoleón III. Los ideales republicanos y democráticos de la sublevación de 1848 habían sido traicionados por la elite que temía las agitaciones populares, colocando en su lugar el despotismo y el autoritarismo.

El período del Segundo Imperio significó la transición de Francia hacia el capitalismo monopolista financiero, y el viejo París no estaba adecuada a las nuevas actividades económicas organizadas a una escala más grande de producción industrial y consumo. En ese contexto, el Emperador y sus administradores empezaron el plan de reforma de París, para liberar a la ciudad de las restriciones físicas de su pasado: las mejoras en el mercado de Les Halles, la renovación del centro de la ciudad, las mejoras en el tráfico entre las estaciones de ferrocarriles y en el centro de la ciudad, son ejemplos de las actuaciones del Estado bonapartista en ese sentido[4].

La segunda parte del libro trata de las transformaciones materiales, sociales y culturales sufridas por París entre 1848 y 1870, cubriendo el período del Segundo Imperio. Esas transformaciones estaban insertas en los cambios socioeconómicos por los cuales pasaba Francia, en particular, y el modo de producción capitalista, en general en ese momento histórico. En diecisiete capítulos que forman la Segunda Parte, publicada originalmente en forma de ensayo en 1985, el autor trata de temas[5] como la organización de las relaciones espaciales (capítulo 4), el crédito, la renta y el interés (capítulos 5 y 6), el Estado (capítulo 7), el trabajo y la organización de su mercado (capítulos 8 y 9), la condición de las mujeres (capítulo 10), la reproducción de la fuerza de trabajo (capítulo 11), el consumismo, el espectáculo y el ocio (capítulo 12), los conceptos de comunidad y clase (capítulo 13), las relaciones con la naturaleza (capítulo 14), la ciencia y el sentimiento, la modernidad y la tradición (capítulo 15), la retórica y las representaciones (capítulo 16), culminando esa parte con un estudio acerca de lo que él llama de “geopolítica de la transformación urbana” (capítulo 17).

Harvey explica que inicia la segunda parte con la presentación de las relaciones espaciales con la finalidad de colocar en primer plano la materialidad de las relaciones espaciales y sus consecuencias sociales, y por ser este un tema muchas veces olvidado. Los tres capítulos siguientes tienen como tema más general una teoría de la distribución del producto social en interés, renta y tasas. Esos cuatro capítulos iniciales exponen la idea de que las nuevas relaciones espaciales fueron creadas en una coalición concertada entre el Estado, el capital financiero y los intereses de los terratenientes urbanos, con ajustes en cada uno de los miembros de esa coalición para que se lograra la transformación urbana de París.

A continuación, se examinan la producción, el proceso y el mercado de trabajo, considerándose que los cambios en la técnica, la organización y la localización estuvieron relacionados con las relaciones espaciales desarrolladas durante el Segundo Imperio. La reproducción de la fuerza de trabajo, el otro lado de la reproducción capitalista, también es examinada por Harvey, teniendo en cuenta su espacialidad en un París crecientemente segregado socialmente. En ese contexto, el autor examina la condición de las mujeres, su participación en el mercado de trabajo y en la reproducción de la fuerza de trabajo. Vale la pena notar que la reproducción de la fuerza de trabajo se daba en gran medida fuera de París, en las provincias, que abastecían el mercado de trabajo parisiense a través de la inmigración (un fenómeno común a otras formaciones socioeconómicas capitalistas en distintos momentos históricos).

La reproducción de las relaciones de clase y la formación de la conciencia y de las ideologías vigentes en ese momento son analizadas bajo la perspectiva del control social de las estructuras de consumo y del espectáculo en París, y a través de las formas de pensamiento, sentimiento, representación y expresión de algunos representantes de la sociedad parisiense del Segundo Imperio, con el objetivo de trazar una geografía histórica real de una ciudad viva.

La Tercera y última parte del libro, está constituída por el capítulo 18, originalmente publicado en 1979 en los Annals of the Association of American Geographers, tiene como tema la construcción de la Basílica del Sacre-Coeur. Ese monumento católico representó, en las tres últimas décadas del siglo XIX, la victoria de las fuerzas conservadoras sobre las revolucionarias en París después de la matanza de los miembros de la Comuna de 1871. Su valor simbólico antirrevolucionario es tratado por el autor, al igual que las distintas reacciones a la construcción de ese edificio por parte de las fuerzas sociales y políticas francesas con el advenimiento de la III República.

A pesar de la reacción política conservadora, el París de 1871 era otro, muy distinta, material, cultural y socialmente, de la ciudad de 1848, lo que explica la incapacidad de esas críticas para paralizar la construcció del monumento.

Consideraciones finales

Hoy en día, los proyectos de renovación urbana se extienden por diversos puntos del mundo: ciudades de los EE.UU (Nueva York, Baltimore, Chicago, entre otras), de Europa (Londres, Barcelona, París etc.) y América latina (Buenos Aires, San Pablo, por ejemplo). Es importante saber en qué manera esos proyectos son distintos al urbanismo haussmaniano (que sin duda dejó muchos herederos) y a qué grupos sociales y económicos benefician o perjudican. Sin embargo, esa es una tarea que depende de la existencia previa de estudios de casa en profundidad. Sería una ligereza plantear muchas hipótesis sin conocer las especificidades de cada ciudad y de cada proyecto.

El libro de Harvey, es muy apropriado en este sentido, ya que contituye una contribución teórica y metodológica para el análisis crítico del urbanismo que pasó a ser dominante a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Las relaciones entre el Estado y el capital financiero para la remodelación urbana de París con la finalidad de atender a los intereses del poder político, de los banqueros y de los terratenientes urbanos, formaron un modelo de intervención adoptado por muchas otras ciudades y países en distintos momentos históricos bajo el lema de la modernidad y modernización. No es difícil comparar las coincidentes trayectorias de Haussmann en París y de Robert Moses en Nueva York[6], que transformó esa ciudad entre los años 20 y 60 del siglo XX a través de grandes obras viarias. La noción de que el espacio es cada vez más dominado por el capital con la finalidad de su reproducción tiene uno de sus momentos más explícitos en las grandes obras urbanas de Haussmann, que destruyeron no solamente el pasado medieval de la ciudad, sino también miles de viviendas de obreros, desplazando a la clase obrera del centro en nombre de la circulación y del consumo burgués. Por otro lado, las grandes obras de Haussmann (así como las de Moses en Nueva York en el período de la Gran Depresión de 1930), tuvieron el mérito de generar empleos y dinamizar la economía, que se enfrentaba a una grave crisis desde 1848, a partir de los confictos decorrentes de la revolución que desplazó a la monarquía. Hasta hoy, los planes urbanísticos son vistos como formas de poner en marcha una economía estancada, pero cabe plantearse la cuestión: ¿al servicio de quién?

Así, la producción del espacio sirve como medio de reproducción capitalista, a la vez los cambios urbanos dirigidos por el Estado son importantes instrumentos de legitimación política de los grupos en el poder frente a la sociedad. El mérito de Harvey es demostrar una vez más no solamente ese hecho, sino también la gran complejidad que implica la investigación crítica de la ciudad y del urbano.
 
 

Notas

[1]Becado por la FAPESP (Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo - Beca de Doctorado - junio de 2002 a mayo de 2005) y por la CAPES (Fundação Coordenação de Aperfeiçoamento de Pessoal de Nível Superior - Beca de Pasantía por cuatro meses en el Departamento de Geografía Humana de la Universidad de Barcelona - abril/julio de 2004).

 
[2]Ver, por ejemplo, Lefebvre, 2001.
 
[3]Harvey, 1992/1998.
 
[4]Para los eventos de la ascención de Luis napoleón ver Marx 1982.
 
[5] El capítulo 3 es un Prólogo acerca de los capítulos 4 a 17.
 
[6]Para conocer más sobre la trayectoria de Robert Moses en Nueva York ver Berman, 1985/1991.
 
Bibliografia

BERMAN, Marshall. All that is solid melts into air: the experience of modernity. London: Verso, 1985, 383 p.

BERMAN, Marshall. Todo lo sólido se desvanece en el aire:La experiencia de la modernidad. Madrid: Siglo XXI, 1991, 378 p.

HARVEY, David. The Condition of posmodernity: an enquiry into the origins of cultural change. Cambridge: Basill Blackwell, 1992, 378 p.

HARVEY, David. La Condición de la posmodernidad: investigación sobre los orígenes del cambio cultural. Buenos Aires: Amorrortu, 1998, 401 p.

LEFEBVRE, Henri. La production de l´espace. Paris: Economica, 2001, 516 p.

MARX, Karl. El Dieciocho brumario de Luis Bonaparte. Barcelona: Ariel, 1982, 171 p.
 

© Copyright: Adriano Botelho, 2004

© Copyright: Biblio 3W, 2004.
 
 
Ficha bibliográfica

BOTELHO, Adriano. Harvey. D. Paris, capital of modernity. Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. IX, nº 511, 20 de mayo de 2004. [http://www.ub.es/geocrit/b3w-511.htm]. [ISSN 1138-9796].


Volver al índice de Biblio 3W

Volver al menú principal