Biblio 3w. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales.
Universidad de Barcelona, nº 54, 1 de diciembre de 1997.

Davis, Mike. City of quartz. Excavating the future in Los Angeles. New York.: Vintage Books, 1992. 462p., with photographs by Robert Morrow.

Joan-Anton Sánchez de Juan


La edición norteamericana de este libro publicado originalmente en Inglaterra (Verso, 1990), ha significado el definitivo encumbramiento de Mike Davis, que enseña teoría urbana en el Southern California Institute of Architecture, a los altares del intelectualismo crítico anglosajón. Una buena muestra de la importancia y difusión de su obra puede encontrarse en el sitio R.U.T. (Radical Urban Theory) de Internet. Su trabajo en el comité editorial de la New Left Review, desde mediados de los años ochenta, le ha permitido participar activamente en los debates que en esta revista se forjaron hasta configurar lo que hoy conocemos con el nombre de postmodernismo(1) .

El origen de su investigación sobre la evolución urbana de la ciudad de Los Angeles, se encuentra precisamente en una refutación al célebre artículo en el que Fredric Jameson defendió por vez primera el uso del concepto 'postmodernismo'(2). La tesis de Jameson que observa en los años sesenta de nuestro siglo una inflexión en la historia de las relaciones entre cultura y capitalismo, encuentra en la arquitectura un excelente ejemplo para su argumentación. Los pasajes en que Jameson utiliza la descripción del Hotel Bonaventure de Los Angeles, como un marco privilegiado para mostrar el impacto del postmodernismo en el espacio urbano, sirven de punto de partida para la reflexión de Mike Davis en torno a esta ciudad que, en los últimos años, se ha encontrado en el centro de los intereses de la teoría urbana postmoderna(3).

Su intención es aparentemente sencilla, desmitificar la visión que ha contribuido a construir un tipo ideal de cultura urbana contemporánea que tiene su punto de referencia en Los Angeles, y situar a la ciudad en el contexto de su desarrollo urbano del último siglo, en relación a sus condiciones sociales y económicas. Para ello Mike Davis utiliza su condición de nativo para distanciarse de las interpretaciones que le han precedido, y basa su labor en un profunda investigación sustentada muchas veces en un conocimiento de primera mano, que abarca desde las relaciones de poder, a la lógica del funcionamiento de la economía urbana, pasando por la diversidad étnica y religiosa, característica de los Estados Unidos, y la imagen mediatizada que se ha ofrecido de la ciudad hasta erigirla como símbolo del urbanismo de la postmodernidad.

En un breve prólogo el autor sitúa los orígenes del Los Angeles moderno, a partir de lo que podría haber sido su futuro alternativo, es decir, en las ruinas de una colonia socialista que se construyó sobre el desierto del Mojave la primera década de nuestro siglo. Después de más de cincuenta años en que este desierto ha servido como banco de pruebas para el ejercito norteamericano, la ciudad se enfrenta a él como el único territorio urbanizable de que dispone para equilibrar su crecimiento, uno de los más extensos del mundo.

Los retos que la evolución urbana de la ciudad de Los Angeles deberá afrontar en el proximo siglo, materia prima para excelentes films de ciencia ficción como Blade Runner, son interrogados por Mike Davis en un sentido arqueológico. El mismo subtítulo del libro lo revela de forma inequívoca, esto es, remitirse a los trazos del pasado en la ciudad para encontrar las claves de su desarrollo futuro. Para ello, el autor, se desliga de los condicionantes presentistas de la relación entre las palabras y las cosas, en el método arqueológico propuesto por Michel Foucault, para adentrarse en los terrenos algo más ambigüos de la semántica temporal del futuro pasado de Reinhart Koselleck(4).

De este modo el primer capítulo se erige como un intento de conceptualizar el significado de Los Angeles en el imaginario de la cultura contemporánea. A partir del interés utópico que despertó California, desde finales del siglo pasado como un lugar posible para la construcción de un mundo mediterráneo de carácter anglosajón, el autor desgrana todos los componentes y actores que contribuyeron a promover ese mito. Los primeros promotores de la ciudad, basándose en el pasado hispano colonial y de misión desempeñado originariamente por Los Angeles, intentaron atraer hacia la ciudad amplios segmentos de la "clase media" norteamericana que encontraban en la benignidad climática del sitio un marco ideal en el que desarrollar sus actividades empresariales y profesionales.

Desde 1880 en adelante diferentes tipos de oleadas migratorias nutrieron a la ciudad de un dinamismo inesperado; que pasó, en unas pocas décadas, del número 187 en el ranking de ciudades estadounidenses a convertirse en la mayor ciudad del oeste americano. Son precisamente las fuentes de esta inmigración, compuesta tanto por empresarios, intelectuales, científicos, profesiones liberales, etc.; como por minorías étnicas procedentes de Estados Unidos y de los países centroamericanos vecinos, las que han conferido a la ciudad su peculiar morfología.

Al contrario que muchas otras ciudades, que sustentaron su crecimiento y fortuna como capitales, puertos, centros industriales o de transporte, Los Angeles, según el autor, es producto estrictamente de la especulación capitalista. Sin disponer de recursos naturales suficientes para organizar su desarrollo industrial en el contexto norteamericano, la ciudad se publicitó como una "tierra prometida" en la que poder desenvolver verdaderamente el sueño americano. Fue precisamente la visión empresarial de estos promotores, la que ejerció un papel determinante en el momento de configurar las relaciones de poder en la ciudad. En opinión de Mike Davis, el poder municipal de la ciudad siempre se ha caracterizado por ser uno de los más centralizados, e incluso militarizados de los Estados Unidos. Ahora bien, como respuesta a la pregunta ¿Quién gobierna realmente en Los Angeles? La tradicional centralización municipal ha ido perdiendo peso frente al poder de las grandes compañías, especialmente japonesas, que han ido invirtiendo y modificando el paisaje económico de la ciudad.

La importancia que con el tiempo han ido adquiriendo las asociaciones de propietarios en la configuración socio-espacial de la ciudad, como grupo de presión en las decisiones de la corporación municipal, es otro elemento a destacar del trabajo de Davis. Los derechos y rentas de los propietarios, han sido objeto de lucha en la organización del territorio urbano hasta conseguir el elevado grado de segregación social y espacial de Los Angeles. El militantismo de este tipo de grupos de presión que aúna propietarios y promotores ha tenido necesariamente una traducción en la restructuración urbana de los últimos años. La separación entre clases sociales se ha acentuado de tal modo que ha conducido hacia una necesaria destrucción del espacio público, y a la construcción de espacios prohibidos especialmente en el centro de la ciudad. La explosiones de violencia y las revueltas que se han sucedido en la ciudad las tres últimas décadas no han hecho sino acentuar este proceso.

La violencia constituye otro polo importante en el argumento de Davis. Causa y efecto a la vez de la marcada segregación social de la ciudad, los estallidos de violencia étnica en los últimos años, la organización de bandas juveniles o la economía de la marginación constituyen elementos ineludibles en cualquier intento de rescatar la actual configuración urbana de Los Angeles. La organización de una ciudad fortificada y altamente militarizada, tal es la tesis de nuestro autor, va acompañada por el desarrollo de estrategias similares de control social por las autoridades locales y el cuerpo de policía. El papel de resistencia desempeñado por las minorías étnicas y las continuas oleadas de inmigración en este contexto, no hace sino añadir complejidad a una realidad social y urbana ya de por si fragmentada y controvertida.

El resurgir de determinadas identidades étnicas y religiosas en los últimos años, especialmente relacionadas con el aumento de población de origen latino, ha constituido un viraje fundamental en la orientación confesional de la mayoría de la población. Si el Los Angeles de principios de siglo se caracterizó como una tierra prometida para una mayoría protestante de origen anglosajón, el catolicismo es la religión imperante para un número cada vez más importante de la población de una ciudad que siempre se había mostrado abierta a albergar todo tipo de orientaciones espirituales. Un catolicismo que en cierto modo remite de nuevo a los ideales misioneros que se encuentran en la fundación de la ciudad.

Como sugiere Mike Davis, es al amparo de esta situación pasada es como debe leerse el futuro en esta ciudad. El papel de las grandes corporaciones en la restructuración urbana de Los Angeles, así como la compleja realidad social y económica que la ha permitido, queda encarnada en lo que constituye el plan estratégico L.A. 2000: A city for the Future (1988). Para nuestro autor, el desarrollo de estas ideas surgidas después de la celebración de los Juegos Olímpicos de 1984, y en la elaboración de las cuales estuvieron por primera vez representantes del capital Asiático, se sitúan en un espacio de promoción optimista y tecnocrático que no recoge para nada la realidad en que vive inmersa la ciudad. En sus propias palabras:

"If one were to attempt to distinguish the new Boosterism from the old, it might be said that while the Mission Revivalism of Lummi's generation relied upon a fictional past, the World City hoopla of today thrives upon a fictional future. If the imaginary idyll of padres and their happy neophytes erased a history of expropriation and racial violence, then the singing tomorrows of L.A. 2000 and the Central City Association are a preemptive repression of the Blade Runner scenario that to many Angelenos fear is already inevitable". pp.83

A nuestro entender, el libro de Mike Davis constituye sin ninguna duda una de las contribuciones más importantes de la teoría urbana contemporánea, así como una excelente monografía en que la historia de la ciudad es leída a través de las claves que apuntan su desarrollo futuro. El realismo que desprende el trabajo de Davis sobre el Los Angeles postindustrial, ha sido recientemente comparado con el excelente retrato que dejó Engels de la ciudad de Manchester en los albores de la era industrial(5). Independientemente de lo acertado que este juicio sea, la lectura de City of Quartz, no puede menos que recordarnos todo aquello que la reciente restructuración urbana de la Barcelona postolímpica debe a Los Angeles, y lo lejos que nos encontramos todavía de poder evaluar la incidencia de este débito en nuestra ciudad.

Notas

1. Desde las páginas de esta revista, en un momento crítico para la evolución del pensamiento marxista occidental, se fraguaron una parte importante de las teorías sobre la modernidad más influyentes en el universo académico de la última década. Ver el debate mantenido entre Perry Anderson y Marshall Berman en New Left Review, 144 (1984): 96-113 y 114-123, en relación a la obra Berman, Marshall. All that is Solid Melts into Air: The experience of modernity. New York: Simon and Schuster, 1982 (trad. cast. Madrid: Siglo XXI Editores, 1988).

2. Ver Davis, Mike. "Urban renaissance and the spirit of postmodernism". New Left Review, 151 (1985): 106-113. Escrito como una respuesta a las ideas vertidas en el artículo de Fredric Jameson. "Postmodernism, or the cultural logic of late capitalism". New Left Review, 146 (1984): 53-92 (trad. cast. Barcelona: Ediciones Paidós, 1991). El posterior trabajo de Fredric Jameson en torno al postmodernismo se puede encontrar en: Postmodernism, or the cultural logic of late capitalism. London: Verso, 1991; del mismo autor ver también Jameson on postmodernism. London: Verso, 1997.

3. Para el rol que Los Angeles ha desempeñado en las ideas sobre la organización espacial de la postmodernidad, ver: Soja, Edward W. Postmodern Geographies: The reassertion of space in critical social theory. London: Verso, 1989; y Thirdspace: Journeys to Los Angeles and other real-and-imagined places. Oxford: Blackwell, 1996.

4. Ver Koselleck, Reinhart. Futures Past: On the semantics of historical time. Cambridge (Mass.): The M.I.T. Press, 1985.

5. Legates, Richard T. and Stout, Frederic (eds.). The City Reader. London: Routledge, 1996, p.158.


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