Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
(Serie  documental de Geo Crítica)
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. IX, nº 550, 5  de diciembre de 2004

Andrés Eloy Blanco (1896 - 1955).

Francisco Escamilla Vera


Resumen

Hace ahora medio siglo que murió Andrés Eloy Blanco, poeta, humorista, abogado y político venezolano, ampliamente conocido en todo el mundo de habla española por Angelitos Negros, un poema suyo que se hizo muy célebre en una canción de Antonio Machín cuya versión musical era, al parecer, de M. Álvarez Maciste. Muchas personas en América Latina y en especial, en España, recuerdan los boleros popularizados por Antonio Machín, pero muy pocas saben quién fue el autor del poema que constituye un verdadero himno en contra de la discriminación racial. A continuación se presenta una breve reseña de su obra y algunos ejemplos de sus trabajos literarios, en especial, de su poesía de contenido social.

Palabras clave: Venezuela, literatura, Andrés Eloy Blanco


Abstract

Half a century ago died in Mexico City Andrés Eloy Blanco, a Venezuelan poet, humorist, lawyer and politician, very well known in all Spanish speaking countries for his poem Angelitos Negros (Black Little Angels), which was made famous in Spain and Latin America through a song of Cuban singer Antonio Machín. Many people remember the "boleros" made popular by Antonio Machín, but very few know who was the author of a poem which became a true hymn against racial discrimination. This paper reports a brief  explanation of his life and work and also includes some examples of his socially oriented poetry.

Key words: Venezuela, literature, Andrés Eloy Blanco.


Nota biográfica

Andrés Eloy Blanco nació en Cumaná en 1896 y, aunque podríamos decir que fue algo anterior a la llamada generación del 28 en Venezuela, hizo causa común con varios de sus integrantes con los que fundó Acción Democrática, partido del que proceden muchos de los políticos que dirigieron la política venezolana posteriormente, sobre todo, en la época en la que se inició el período democrático. Dentro de dicho partido, fue uno de los dirigentes políticos más destacados, junto con Rómulo Betancourt, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Rómulo Gallegos y otros, quienes, en conjunto, lo convirtieron en el partido político de mayor relevancia en Venezuela durante toda la segunda mitad del siglo XX.

Escribió numerosas obras humorísticas y poéticas con un elevado sentido social, en el que siempre trataba de armonizar las clásicas ideas republicanas de igualdad, libertad y fraternidad, algo bastante difícil de realizar para cualquier escritor que no tuviera una preparación tan amplia como la que tenía Andrés Eloy. Presidió el Congreso, pronunció numerosos discursos, escribió muchos artículos sobre diversos temas, fue ministro de Relaciones Exteriores durante el breve gobierno de Rómulo Gallegos y, en fin, fue uno de los hombres a cuyo pensamiento político y obra literaria, más le debe la Venezuela del siglo XX. Con su Canto a España había ganado, en 1923, el Certamen Hispanoamericano promovido por la Real Academia Española. Entre sus obras poéticas más famosas podemos citar Tierras que me oyeron (1921), Poda (1934) Barco de Piedra (1937) y Giraluna (1955). También escribió innumerables artículos en diversos periódicos, siempre con un elevado sentido del humor y de la sátira de contenido social.

Su trayectoria política opacó, en cierto modo, su obra literaria, aunque también podría interpretarse en sentido inverso, hasta el punto de que tuvo que aclarar en una sesión de la Cámara de Diputados (el 10 de junio de 1943) su doble vocación de poeta por un lado, y de abogado y diputado por la otra:

"Algunos colegas no han tomado en cuenta mi cualidad de diputado, sino mi cualidad de poeta. Así podría yo negarle a cualquiera de mis colegas que no fuera abogado o médico el derecho a referirse a una materia penal, porque son farmacéuticos o comerciantes. Precisamente he tratado de juntar siempre mi cualidad de diputado con mi cualidad de poeta. Porque tengo del poeta un concepto nuevo; porque considero como la más alta de sus funciones la función social del poeta. Yo debo con todo afecto corresponder a la frase del diputado Manzo, quien en este caso no fue muy 'manso' conmigo que digamos, diciéndole que yo no soy un notable abogado. En mí lo único notable como abogado es la falta de clientela" (Rivas Rivas, 1980; p. 180, las cursivas son nuestras).

Su oposición a la larga dictadura de Juan Vicente Gómez le ocasionaron su prisión en el Castillo de Puerto Cabello, que fue donde escribió Barco de Piedra. Precisamente, este título hace referencia a la apariencia de dicho castillo rodeado por el mar.

Su importancia como político también fue la razón por la que la dictadura de Pérez Jiménez lo envió al exilio. Se dirigió a México, donde siguió escribiendo y donde murió en un accidente de automóvil pocos años después (en 1955). Cualquiera de las obras que se han indicado puede servir para apreciar en lo que vale el contenido sociológico tan puro y elevado de sus poemas.

Como muestra, se presenta, junto con otros ejemplos, un poema titulado Coloquio bajo la Palma, tomado de su obra titulada Giraluna y que, dentro de ella, forma parte de unas poesías escritas para los hijos. Muchos comentarios podrían hacerse sobre el valor estético y sociológico de este poema (los valores de la libertad, la fraternidad, la formación integral del ser humano, el valor del trabajo creador y, en especial, las ideas del beneficio colectivo por encima del individual) sobre todo, en una época en la que toda esta serie de valores se suelen desechar como algo anacrónico u obsoleto.

Hoy en día, cuando el recuerdo de su obra literaria debería perdurar en los países hispánicos incluso por encima de su labor política, vemos que no es así y hasta en Venezuela casi se ha convertido en una figura prácticamente olvidada. ¿La razón?. El partido Acción Democrática se ha convertido en los últimos tiempos, en uno de los  símbolos de los 40 años de democracia, en algo equivalente a la oligarquía execrable que empobreció al país. Y poco importa que muchos de los grandes logros de esos 40 años correspondan también al gobierno de Acción Democrática, si a través de una información generalmente manipulada se ha logrado tergiversar la historia hasta el punto de no poder disponer, ni dentro ni fuera de Venezuela, de una visión realmente objetiva de nuestro pasado. Las naciones necesitan siglos de buenos gobernantes y del trabajo honesto y enriquecedor de sus habitantes para progresar y desarrollarse; y, en cambio, de muy poco tiempo de mal gobierno para despeñarse rumbo a su propia destrucción. Sucede algo parecido en otras escalas de la sociedad en la que vivimos. Así, Venezuela es un país empobrecido por la voracidad de las generaciones más recientes, personas que consideran que la acumulación de dinero es una meta (realmente maquiavélica) que está por encima del valor moral de los medios empleados para conseguirla. El valor social del trabajo honesto, como resulta lógico, ha desaparecido o, por lo menos, ha quedado reducido a su mínima expresión. Por ello dejaremos que el poema de Andrés Eloy Blanco al que hacíamos referencia, hable por sí solo.

Coloquio bajo la palma

Lo que hay que ser es mejor
y no decir que se es bueno
ni que se es malo,
lo que hay que hacer es amar
lo libre en el ser humano,
lo que hay que hacer es saber,
alumbrarse ojos y manos
y corazón y cabeza
y después, ir alumbrando.

Lo que hay que hacer es dar más
sin decir lo que se ha dado,
lo que hay que dar es un modo
de no tener demasiado
y un modo de que otros tengan
su modo de tener algo,
trabajo es lo que hay que dar
y su valor al trabajo
y al que trabaja en la fábrica
y al que trabaja en el campo,
y al que trabaja en la mina
y al que trabaja en el barco,

lo que hay que dar es todo,
luz y sangre, voz y manos,
y la paz y la alegría 
que han de tener aquí abajo,
que para las de allá arriba,
no hay que apurarse tanto,
si ha de ser disposición
de Dios para el hombre honrado
darle tierra al darlo a luz,
darle luz al enterrarlo.

Por eso quiero, hijo mío,
que te des a tus hermanos,
que para su bien pelees
y nunca te estés aislado;
bruto y amado del mundo
te prefiero a solo y sabio.

A Dios, que me dé tormentos,
a Dios que me dé quebrantos,
pero que no me dé un hijo
de corazón solitario.

Angelitos Negros

Angelitos Negros forma parte de una selección de poemas escritos entre 1928 y 1954 que aparecieron en diversas publicaciones y que se editaron en forma conjunta con el título de La Juanbimbada en 1959, es decir, después de su muerte (en Venezuela, Juan Bimba es el nombre de una persona del pueblo llano, de la misma manera que en los Estados Unidos se hacía referencia a la figura de John Doe). Si lo incluimos aquí es porque la versión original es algo más larga que la que nos ofrecía el bolero de Antonio Machín. Evidentemente, en la versión cantada se tuvo que reducir y resumir para lograr una adaptación que fuera más musical y menos literaria.

Venezuela es un país sin problemas de discriminación racial, política o religiosa, hasta el punto de que el estereotipo de catalogar al venezolano como la misma expresión atrasada del latinoamericano que se manifiesta en muchas referencias de la literatura anglosajona, no se corresponde con la realidad y ello es así desde hace mucho tiempo. Bastaría con añadir (a las ideas expresadas por Andrés Eloy Blanco), el caso anecdótico de su amigo y compañero de partido Luis Beltrán Prieto Figueroa, que fue uno de los docentes, escritores y políticos más destacados de Venezuela de todos los tiempos (fue Ministro de Educación y candidato presidencial), y cuya admisión en el famoso Tropicana de La Habana en los años 50, fuera rechazada por su coloración oscura. Su extrañeza y la de los que lo acompañaban debió de ser mayúscula porque, incluso en esos tiempos, cualquier venezolano independientemente de su color o características raciales, podía ir a cualquier parte del país sin ningún tipo de limitaciones, las cuales eran mucho más frecuentes en otros latitudes (es justo señalar que casi en la misma época se rechazó la entrada de Nat King Cole en el Hotel Tamanaco, situado en una urbanización caraqueña del Este de la ciudad, y perteneciente a una cadena hotelera norteamericana, aunque muchos venezolanos de coloración oscura podían entrar libremente en el mismo). Además, en este último caso, si hubiese sido un hotel para blancos puros (la simple denominación resulta inconcebible en Venezuela), tal vez se hubiera quedado sin clientela. El problema trascendió y se corrigió enseguida porque muy poco tiempo después, se aceptó en dicho hotel a Louis Armstrong  y su orquesta y muchos otros artistas de variada procedencia étnica y cultural.

Este falso estereotipo ha sido políticamente aprovechado por escritores nacionales e internacionales desde hace varios años, además de algunos políticos actuales, personas interesadas en menospreciar todo lo que es auténticamente venezolano o latinoamericano en función de una hegemonía de grupos o de países dominantes en el mundo actual. En la Venezuela actual no existen conflictos de carácter étnico entre los partidarios del gobierno y los que le hacen oposición y la propia demostración de que no existen prejuicios raciales está en el hecho de tener a un presidente como Hugo Chávez, quien comenzó a gobernar con el voto de la mayoría que votó en 1998 y si ahora ha crecido en número los que le hacen oposición sólo se puede explicar con la idea de que tanto el gobierno como la oposición están integrados por grupos de origen diverso desde el punto de vista étnico, cultural, social y económico.

Venezuela es un país hermoso, con una larga tradición democrática, que ha venido siendo maltratado por propios y extraños y que ha venido teniendo en épocas recientes gobiernos cuyas acciones resultan inaceptables para el ciudadano promedio. Lo que resulta más censurable en esta situación es que, como llega a suceder en muchas ocasiones, los gobernantes llegan a subestimar a sus gobernados hasta un nivel inaudito. Para compensar en cierta forma el carácter negativo de las consideraciones anteriores en torno al falso estereotipo del latinoamericano y del venezolano en particular, se incluye a continuación la versión completa del poema Angelitos Negros:
 

¡Ah mundo! La Negra Juana,
¡La mano que le pasó!
Se le murió su negrito,
Sí señor.

-Ay, compadrito del alma
¡tan sano que estaba el negro!
Yo no le acataba el pliegue, 
Yo no le miraba el hueso; 

Como yo me enflaquecía,
lo medía con mi cuerpo, 
se me iba poniendo flaco
como yo me iba poniendo.

Se me murió mi negrito:
Dios lo tendría dispuesto;
ya lo tendrá colocao
como angelito del Cielo.

-Desengáñese, comadre,
que no hay angelitos negros.
Pintor de santos de alcoba, 
pintor sin tierra en el pecho, 
que cuando pintas tus santos 
no te acuerdas de tu pueblo,
que cuando pintas tus Vírgenes
pintas angelitos bellos,
pero nunca te acordaste 
de pintar un ángel negro.

-Pintor nacido en mi tierra,
con el pincel extranjero,
pintor que sigues el rumbo
de tantos pintores viejos,
aunque la Virgen sea blanca
píntame angelitos negros.

No hay un pintor que pintara 
angelitos de mi pueblo,
yo quiero angelitos blancos 
con angelitos morenos.

Ángel de buena familia
no basta para mi cielo.

Si queda un pintor de santos,
si queda un pintor de cielos, 
que haga un cielo de mi tierra, 
con los tonos de mi pueblo, 
con su ángel de perla fina,
con su ángel de medio pelo,
con sus ángeles catires,
con sus ángeles morenos, 
con sus angelitos blancos, 
con sus angelitos indios,
con sus angelitos negros,
que vayan comiendo mango
por las barriadas del cielo.

Si al cielo voy algún día,
tengo que hallarte en el cielo, 
angelitico del diablo,
serafín curucusero.

Si sabes pintar tu tierra,
así has de pintar tu cielo,
con su sol que tuesta blancos,
con su sol que suda negros,
porque para eso lo tienes 
calientito y de los buenos.
Aunque la Virgen sea blanca
píntame angelitos negros.

-No hay una iglesia de rumbo,
no hay una iglesia de pueblo, 
donde hayan dejado entrar 
al cuadro angelitos negros.
Y entonces, ¿adonde van,
angelitos de mi pueblo, 
zamuritos de Guaribe,
torditos de Barlovento?.

Pintor que pintas tu tierra,
si quieres pintar tu cielo, 
cuando pintas angelitos
acuérdate de tu pueblo
y al lado del ángel rubio
y junto al ángel trigueño, 
aunque la Virgen sea blanca,
píntame angelitos negros. 

El Coloquio bajo el Olivo es una especie de canto en contra de la guerra y también en contra del racismo, y que forma parte, al igual que los demás "Coloquios", de su obra Giraluna, editada en México en 1955 pocos días antes de morir.
 

Por mí, la flor en las bardas
y la rosa de Martí,
por mí el combate en la altura
y en la palabra civil;
para mí no hay negro esclavo,
para mí no hay indio vil,
para mí no hay perro judío
ni hay español gachupín,
el bravo ataca el sistema
y respeta al paladín,
el Cid abre herida nueva,
no pega en la cicatriz
y es pura la niña mora 
como las hijas del Cid.

Andrés Eloy Blanco presenta, en algunos de sus artículos, una visión del mundo en la que, de entrada, trata de delimitar la dimensión de sus proposiciones e interpretaciones, de manera muy similar a lo que hemos tratado de establecer en otras ocasiones (Escamilla, 1999, 2000, 2001). La idea central es que no se pueden comparar lugares o áreas geográficas que no tengan una escala o dimensión semejante porque corremos el riesgo de realizar un esfuerzo erróneo e inútil. A ello se refiere en un largo artículo de 1935 que plantea la rivalidad existente entre dos pueblos vecinos de Los Llanos occidentales. Para terminar, se presenta a continuación, y de manera resumida, su versión humorística de esta rivalidad:

"Mamporal y Manatí son vecinos; seis leguas entre los dos pueblos; pero seis leguas hondas e irreconciliables. Manatí es a Mamporal lo que el señor Mussolini es al señor Modigliani o lo que el señor Frías es al señor Juan Ramos. Manatí es güelfo, Mamporal es gibelino; Manatí es tirio, Mamporal es troyano; Manatí es el Diablo, Mamporal es el Nuncio".

No es raro encontrar este odio entre dos pueblos vecinos. Mejor diré, lo raro es no encontrarlo. Las fronteras hacen odios, la vecindad hace rencores. Y eso depende de la importancia de un pueblo en relación con la de otro. El Valle no puede odiar a Caracas, porque Caracas es mucho más importante que El Valle. Arganda puede odiar a Chinchón, pero Chinchón no puede odiar a Madrid. Mamporal y Manatí pueden odiarse, pero ninguno de ellos puede odiar a Calabozo. Mamporal y Manatí se odian como se odian el chofer del doctor Paúl y el portero del Ministro de Suiza, o como podrían odiarse la Ministra de Suiza y la señora del doctor Paúl.

Ese odio entre Manatí y Mamporal es histórico, pero ha tenido recrudescencias y crisis esporádicas tremendas. Todo es cuestión de competencia, de espíritu exacerbado y mal dirigido. En cierta ocasión ejercía de cura en Manatí un viejecito adorable, más bueno que un cabritillo. En eso trajeron a Mamporal un curita joven, perfumado, galante, cantaba romanzas, trozos de ópera; recitaba "Reír llorando", mascaba pastillas de violeta y oficiaba con cierto garbo de matador de toros retirado. Manatí puso el grito en el cielo; pero, con todo eso, no descansó hasta echar poco menos que a palos al pobre curita viejo y manso y obtener para su parroquia un petimetre que recitaba La Rosa del Jardinero.

En otra ocasión, decidió el gobierno pasar la carretera por Manatí. Ni un solo mamporalense viajó por tierra. Todos se iban por el río Apure, alargando el viaje en cinco días.

Un día llegó a Manatí una pianola. Los manatieros se fueron sentando todos, unos después de otros, ante el piano artificial y todos ejecutaron piezas que, por la fuerza de ejecución, parecían destinadas a ser oídas en Mamporal. A los quince días, don Damián Robles, de Mamporal, tenía, él solo, dos pianolas en su casa.

La cosa llegó hasta el punto de que en cierta desventurada ocasión cayó un rayo en Mamporal e incendió tres casas. En Manatí se alegraron:

-¡Se acabó Mamporal!

Pero a los pocos días surgió el problema gravísimo de que Mamporal tomaba una gran actualidad en la prensa nacional, se leía en los periódicos de Calabozo y de San Fernando y hasta en los grandes diarios de la capital de la República: "La catástrofe de Mamporal";  "Por los damnificados de Mamporal"; "Junta pro-Mamporal." Se alarmó Manatí y a los pocos días cuatro "filántropos" ofrecieron sus casas para que fueran quemadas "en la primera noche de tempestad"

"La noticia ha caído como una bomba en Mamporal. No hay precedentes de semejante consternación. En la plaza principal de Manatí será inaugurado el 19 de abril el busto del coronel  Julio Rondón, héroe nacional, nacido en Manatí y orgullo de las armas llaneras.

La desolación es general. No es para menos. La catástrofe cae sobre Mamporal, de un modo súbito y le deja de la noche a la mañana humillado, despoblado, arrasado, a mil leguas por debajo de su odiado rival.

Y es claro. Manatí tiene su plaza y su busto, porque Manatí tiene su héroe. Y Mamporal no tiene gloria, Mamporal no tiene  a nadie.

Mamporal tiene su plaza, pero hasta ahora no se había pensado en utilizarla en otra cosa que en el mercado y el atraque de burros y el paseo solitario de las vacas nocturnas. Cuando más, se podría pensar en erigir un monumento a Bolívar o a Páez; pero ante una gloria "particular", ante una gloria "propia", ante una gloria de "nacimiento" ya no hay nada que hacer.

Se ha reunido la Junta de Progreso del Municipio  Mamporal. Considerando lo grave de la situación, el miembro Francisco de Paula Vera opinó "que se evitara por cualquier medio la erección del desgraciado busto de Julio Rondón". El Jefe Civil protestó en nombre de la libertad individual y terminó diciendo:

-¿Y quién les manda a ustedes no tener a nadie?. Nosotros en Carora tenemos a Pedro León Torres.

El Bachiller Mirabal Villasmil, Secretario de la Junta, propuso, con el apoyo del dueño de la posada, don Antonio Karam, sirio mamporalense "que se discutiera a Manatí la gloria del nacimiento del coronel Julio Rondón, ilustre prócer de la Independencia, por existir indicios de que había nacido en Calabozo".

Teobaldo, el partero, rechazó la proposición.

-No hombre, Julio Rondón nació en Manatí;  eso lo saben los gatos. Y tienen la fe de bautismo.

Julio Rada apuntó, tímidamente:

-Lo que se podría hacer era probar que Julio Rondón era un pendejo...

-¡Eso no!- terció el Jefe Civil. -Eso sería ir contra una gloria nacional.

-Entonces no hay más que hablar... ¿Qué se va a hacer...?

-Hay una cosa... - insinuó socarrón el viejo Teobaldo.

-¿Una cosa? ¿Y cuál?

-Pues...  un busto...

-¿Un busto? ¿De quién?

-Yo no sé. En mi casa hay un busto de bronce, grande así... Desde hace muchos años.

-Pero, ¿de quién es ese busto?

-Yo no sé. Puede ser de Rojas Paúl, de Andueza... Yo no sé. O de Vargas.

-Pero, ¿a quien se parece?.

-A nadie. Eso sí que se lo puedo asegurar. Tiene veinte años en un rincón del cuarto de mi vieja. No sé como vino a dar aquí. Pero lo que sí es verdad es que no se parece a nadie.

-Entonces -exclamó el Bachiller Mirabal Villasmil- ¡nos hemos salvado! ¡Viva Mamporal! ¡Viva Mamporal! ¡Viva Mamporal!.

Teobaldo repitió:

-¡Viva Mamporal!

Aquél ¡Viva! En boca del comadrón de Mamporal, sonó como un parto, como el nacimiento de un héroe.

El 19 de abril, a la misma hora en que los cohetes acogían en Manatí el primer gesto de bronce del coronel Julio Rondón, el bravo llanero, acá, en la plaza de Mamporal, limpia y soleadita, el Jefe Civil descorría una sábana blanca y dejaba al descubierto el busto broncíneo de un hombre austero, enfundado en severa vestimenta ciudadana. El pedestal luce una inscripción sencilla y noble: Mamporal agradecido a su benefactor".
(Tomado de Andrés Eloy Blanco. La Gloria de Mamporal. In: La Aeroplana Clueca, 1935).

Son muchas las correlaciones que se pueden hacer del artículo anterior, además de las que el propio Andrés Eloy hizo en la versión completa, con situaciones venezolanas, españolas y de otros países, tanto de nuestros tiempos como de épocas ya pasadas. Y llama la atención la referencia a Arganda y Chinchón, explicable hace exactamente setenta años pero ya no tan real en la actualidad por el hecho de que la ciudad de Arganda ha crecido mucho más últimamente, en razón a su mayor proximidad a Madrid, por lo que la posible rivalidad entre las dos poblaciones no debería tener el mismo sentido que el que pudiera tener hace tiempo. Tampoco debe extrañar esa alusión a dos poblaciones madrileñas en un libro publicado en 1935, pero que recogía trabajos escritos con bastante anterioridad. Y ello es porque la cultura auténticamente venezolana es también plenamente hispánica, mucho más en los Llanos del Orinoco, por las razones ya expresadas en un trabajo anterior (Rodríguez y Escamilla, 1998).

En realidad, esa referencia a las poblaciones madrileñas la hizo Andrés Eloy a título personal, para dar más fuerza a sus ideas. Chinchón, que es una ciudad famosa en el mundo desde el siglo XVII por el descubrimiento de la quina (chinchonia o quinina) en el Virreinato del Perú, por parte de Francisca Enríquez de Rivera, segunda esposa del IV Conde de Chinchón (quien fue Virrey), fue también la cuna de Fray Pacífico de Chinchón, monje capuchino que fundó, en los Llanos venezolanos, la población de Santa Cruz del Nogal en 1764 (Röhl, 1990; Reynal, 1994). Es probable que Andrés Eloy no tuviera conocimiento de estos hechos y si se citan aquí es para mostrar que las relaciones históricas y culturales entre España y Venezuela son, como resulta inevitable, mucho más estrechas y frecuentes de lo que el común de la gente podría pensar. Como un hecho curioso, la plaza de Toros de Chinchón (la propia Plaza Mayor) fue el escenario de la famosa corrida de toros de Cantinflas en La vuelta al mundo en 80 días, película que se estrenó en 1956, un año después de la muerte de Andrés Eloy.

Conclusión

La literatura venezolana, como la española y la de muchos otros países, es muy rica en el ofrecimiento de modelos en lo estético, en lo social, en lo político y en lo ético. Es una lástima que los gobernantes venezolanos en épocas recientes, tal vez abrumados por la crisis que ellos mismos han creado, no le hayan dado la importancia que se merece, sino que han tratado de minimizarla y menospreciarla por no considerarla como algo propio. La cultura venezolana, en general, no debería ser subestimada por el hecho de no conocerla, como se hace en algunos países y, desafortunadamente, también en Venezuela. Como un pequeño ejemplo de lo que se señala podría indicarse el hecho de que la obra Manual de Urbanidad y Buenas Maneras para uso de la juventud de ambos sexos, de Manuel Antonio Carreño,  un magnífico libro editado en Caracas en el siglo XIX, fue texto aprobado por el Ministerio de Instrucción Pública de España para la Enseñanza Primaria, según se indica en la Gaceta de Madrid el 3 de agosto de 1855  y se tomó como una especie de modelo a seguir (Escamilla, 1978). Y lo interesante del caso es que dicho libro de texto se utilizaba como texto de estudio en España antes que lo recomendaran en Venezuela (1854). Desde luego, si observamos los modales de los gobernantes venezolanos desde hace varias décadas tendríamos que reconocer que la situación ha cambiado un poquito. Tal vez podríamos establecer un paralelismo con lo que se señalaba en México hace unas décadas con relación a la explotación petrolera (antes del hallazgo de nuevos yacimientos en el Sur): -Lástima que el petróleo mexicano haya comenzado en Tampico y haya terminado en tan poco.

Y la labor de los Círculos Bolivarianos tanto en Venezuela como en España, está dirigida, empleando grandes cantidades de dinero provenientes de los elevados precios del petróleo, a "reescribir la Historia", probablemente tergiversando el sentido de lo que en realidad ocurrió. Bastaría con señalar la destrucción por parte de grupos identificados con el chavismo, del monumento a Colón ubicado junto a la Plaza Venezuela en Caracas, el 12 de octubre de 2004, por el hecho de que "representara un monumento al colonialismo imperialista español". Poco importó que la imborrable huella que España dejó en el continente fuera en su mayor parte altamente positiva y que cada una de las 40.000 ciudades que los españoles fundaron en América constituyan un excelente ensayo en la búsqueda personal de sus fundadores de un mundo mejor, algo que, indudablemente lograron en su mayor parte como se puede leer en un artículo de Alexis Márquez Rodríguez (2004).

Y en España, así como en los países latinoamericanos, se deberían utilizar libros de lecturas de textos seleccionados en los Estudios Sociales para la Enseñanza Secundaria. Muchas de las lecturas que se emplean con este fin y que forman parte de los textos de estudio, son irrelevantes y hasta inconvenientes como se ha señalado en un artículo que hace referencia a los textos españoles (Escamilla, 1999). Uno de los inconveniente de los "paquetes" de textos estudiantiles es que sus contenidos y materiales complementarios (como las lecturas, por ejemplo) resultan algo esotérico, celosamente ocultos fuera del ámbito pedagógico, tal vez con la finalidad de no exponerlos a la crítica del público. ¿Puede haber interés en un regreso a libros antológicos útiles, interesantes, formados por lecturas breves de la literatura universal y que tuvieran aplicación, tanto para la enseñanza de nuestro hermoso idioma como para el aprendizaje de las Ciencias Sociales?. ¿Puede tener un libro como éste, un objetivo que sea altruista en pro de una mejor educación para nuestros hijos y nietos y que, por lo tanto, no tenga la imagen previa del libro como negocio?. Seamos pesimistas en cuanto al diagnóstico de la situación y lo suficientemente optimistas como para llegar a comprobar algún día nuestra idea en la práctica o, al menos, intentarlo.

Bibliografía

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© Copyright: Francisco Escamilla Vera, 2004
© Copyright: Biblio3W, 2004
 
Ficha bibliográfica
 
ESCAMILLA VERA, F. .Andrés Eloy Blanco (1896 -1955). Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. IX, nº 550, 5 de diciembre de 2004. [http://www.ub.es/geocrit/b3w-550.htm]. [ISSN 1138-9796].

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