Biblio 3w. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales.  
Universidad de Barcelona  [ISSN 1138-9796] 
Nº 65, 16 de febrero de 1998 

AZNAR GARCÍA, José. La unificación de los pesos y medidas en España durante el siglo XIX. Los proyectos para la reforma e introducción del sistema métrico decimal. Tesis Doctoral dirigida por el Dr. Antonio Ten Ros. Universidad de Valencia (Departamento de Historia de la Ciencia y Documentación, Facultad de Ciencias Físicas), 1997. 2 vols. 635 + 292 p.

Horacio Capel


El tema de la metrología tradicional y de la unificación del sistema métrico tiene una importancia histórica que explica la gran atención que se le ha prestado, especialmente a partir de los debates para la implantación del sistema métrico decimal. La obra de Vitold Kula ha contribuido de forma destacada a popularizar en un ámbito general las investigaciones sobre la metrología, aunque desde el siglo XIX han sido muchos los científicos de todos los campos que se han ocupado del mismo.

En el caso de España desde hace ya una decena de años el profesor Antonio Ten ha venido impulsando un ambicioso programa de investigación que dirige en la Unidad de Historia de la Ciencia del Instituto de Estudios Documentales e Históricos sobre la Ciencia de la Universidad de Valencia acerca de los sistemas métricos utilizados en el mundo hispánico y sobre los debates para su unificación y generalización. Este programa ha dado ya lugar a destacadas aportaciones de él mismo y de otros colaboradores. A los trabajos sobre la medida del grado de meridiano hay que añadir las Tesis doctorales que ha dirigido y que han abordado de forma directa o indirecta este tema. En especial la Tesis de Antonio García Belmar, presentada también en la Universidad de Valencia en 1991.

A todos estos trabajos se ha sumado ahora la Tesis doctoral realizada por José Aznar García sobre La unificación de los pesos y medidas en España durante el siglo XIX. Los proyectos para la reforma e introducción del sistema métrico decimal, presentada para obtener el grado de Doctor en Física.

La investigación impresiona ya desde el comienzo por su ambición, ya que cubre todo el siglo XIX, y por su carácter monumental: un volumen de texto de 636 páginas de cuerpo pequeño (unas 60 líneas de 100 espacios cada uno), al que se añade un volumen bibliográfico de 292 páginas. Impresiona también por el cuidado puesto en la presentación del material que ha servido de base a la investigación: repertorios bibliográficos, publicaciones periódicas y prensa científica del siglo XIX, debates en la Cortes, fuentes legislativas, documentación administrativa sobre la unificación de pesos y medidas, y la búsqueda rigurosa y sistemática en diversos archivos, y especialmente en el Archivo Español de Metrología, y en el Archivo del Congreso de los Diputados, ambos de Madrid. E impresiona, sobre todo, por la profundidad y el detalle de la investigación realizada, que nos ofrece un panorama completo de los esfuerzo gubernamentales y de las dificultades sociales para la implantación del sistema métrico décimal.

Los trece capítulos de la Tesis están organizados cronológicamente de acuerdo con los cuatro períodos que pueden distinguirse en relación con problema de la unificación de los pesos y medidas durante el siglo XIX: el debate internacional y español provocado por la implantación en la Francia revolucionaria del nuevo sistema métrico decimal (1800-1849); la implantación del sistema métrico decretada en 1849 y las primeras disposiciones administrativas (1849-1867); las dificultades para conseguir su obligatoriedad (1868-1879); y la introducción definitiva del sistema métrico decimal (a partir de 1880).
 

El debate sobre un sistema universal de medidas

El primer período comprende toda la primera mitad del siglo XIX. El decreto de la Asamblea Nacional francesa de 26 de marzo de 1791 que estableció el metro como parte del arco del meridiano terrestre y, una vez realizada la medida del arco entre Dunkerke y Barcelona, la reunión internacional celebrada en París en 1799 fijaron el valor definitivo de la nueva medida, definida como la diezmillonésima parte del cuadrante del meridiano que pasa por la capital francesa. En esa reunión participó Gabriel Ciscar, que en 1800 propuso al gobierno español la adopción del sistema métrico decimal. A pesar de la participación española en dicha reunión y del conocimiento puntual de los esfuerzos internacionales para establecer unas medidas universales fundadas en la naturaleza, el gobierno español, por la prágmática de 1801, decretó una unificación fundada en las medidas hispanas tradicionales, concretamente la vara de Burgos y el sistema de pesos y medidas de Castilla.
Los años siguientes serían testigos de un amplio debate en favor de uno y otro sistema métrico y conocieron la lenta incorporación del sistema métrico en las publicaciones científicas, concretamente en el campo de las matemáticas, las ciencias físico-químicas y la geografía, así como en los tratados de uso comercial. Esta incorporación tuvo una gran trascendencia; el autor estima que "el impacto del sistema métrico en la bibliografía científica del mundo occidental de la primera mitad del siglo XIX debió de resultar espectacular y no sería explicable la cadencia de países que lo van adoptando en sus dominios sin la previa incorporación en los textos y, por lo tanto, en la creación de una corriente de opinión entre las élites científicas" (pág. 73).

Durante el Trienio Liberal (1820-1823) se produce una cierta sensibilización de los poderes públicos hacia la adopción del nuevo sistema (capítulo II). Pero el debate se vio afectado por la unificación que se había realizado en 1801 y se orientó, sobre todo, en relación con dos tipos de propuestas: la conservación de la metrología tradicional modificando ligeramente las unidades fundamentales para que tuvieran relación entre sí y con la naturaleza, y la adopción del sistema métrico decimal con terminología castellana.

Durante la Década Ominosa (1823-1833) no existieron intentos para implantar el sistema métrico decimal, aunque el debate siguó presente en algunas memorias y ensayos publicados, así como en proyectos que tienen en cuenta los efectos favorables que esa implantación tendría para el comercio (capítulo III).

La ley de pesas y medidas de 1849 y las disposiciones para su aplicación

Implantado el régimen liberal en España en 1833, la guerra carlista impidió dedicar atención al tema de la metrología. Finalmente, y tras numerosos debates científicos y legales, sería durante el reinado de Isabel II, y concretamente en la llamada Década Moderada, cuando el 19 de julio de 1849 se aprobó la Ley de Pesas y Medidas que establecía el sistema métrico decimal en el país y en sus posesiones americanas y asiáticas. Esa medida, que tuvo un impulsor decisivo en el ministro Bravo Murillo, fue unida a otras varias tendentes a la modernización del aparato estatal y de la economía y la sociedad española, y coincide cronológicamente con la unificación monetaria realizada en 1848. En aquel momento aunque es cierto que existía un amplio debate internacional sobre el tema, solo unos pocos países (entre los cuales Chile, 1848) habían adoptado el sistema métrico decimal y la apuesta era arriesgada ya que el nuevo sistema contaba con la oposición de Gran Bretaña, que adoptó el suyo propio para sus territorios imperiales.

El texto del decreto establecía en su artículo 1 que "en todos los dominios españoles habrá un solo sistema de medidas y pesas" y en su artículo 2 que "la unidad fundamental de este sistema será igual en longitud a la diezmillonésima parte del arco del meridiano terrestre que va del polo Norte al Ecuador, y se llamará metro". También establecía que este sistema sería de utilización obligatoria en todas las dependencias del Estado y de la administración provincial a partir del 1 de enero de 1853 (capítulo IV).

A partir de ese momento se inicia un período que se prolongaría durante unos veinte años durante los cuales se abordan los trabajos preparatorios para la obligatoriedad definitiva. Sin embargo diversas dificultades retrasaron la entrada en vigor de la misma.

Para la puesta en marcha de la reforma se creó la Comisión de Pesas y Medidas, que estaba encargada de aprobar los patrones primarios y calcular las equivalencias entre las medidas tradicionales y las nuevas (capítulo V).

La aplicación de esta orden dio lugar a numerosos problemas. Ante todo, debates intelectuales entre los partidarios el nuevo y del antiguo sistema. Los oponentes argumentaron sobre la inexactitud del patrón del sistema métrico decimal, sobre el carácter extranjero del mismo, sobre la nomenclatura incomprensible de origen greco-latino, y sobre los problemas de la progresión decimal de las medidas. También insistieron en las dificultades de todo tipo que plantearía la desparición de las medidas utilizadas secularmente, y que eran en último término de origen romano y musulmán (capítulo VI)

La difícil tarea de establecer las equivalencias entre las antiguas medidas y las nuevas se vio retrasada por la diversidad metrológica tradicional y la variedad de los valores asignados a cada medida en las distintas regiones e incluso de un localidad a otra (capítulo VIII). El gobierno se esforzó también por dotar de sistemas de pesas y medidas a todas las capitales de provincias y a las dependencias de la administración (117 colcciones completas para las capitales de provincias y dependencias administrativas, a las que habían de unirse en seguida 600 colecciones completas para las cabezas de partido judicial, de las cuales 106 para ultramar), proceso que se vio dificultado por la situación de la industria española (capítulo IX). La creación del cuerpo de fieles-almotacenes sería el elemento esencial de la organización del servicio de contrastación de pesas y medidas, que debía velar por la introducción de las nuevas medidas y evitar los fraudes.

Las dificultades fueron tantas que obligaron a aplazar la entrada en vigor de la ley, prevista como se ha dicho para 1853. De todas maneras, aunque la fecha prevista no pudo cumplirse, el papel que el texto legal reconocía a la escuela para la difusión del sistema métrico decimal (artículo 11) resultaría decisivo para su difusión social y posterior uso general. Efectivamente, el análisis de la biblografía producida a partir de la ley de 1849 muestra el elevado número de publicaciones aparecidas a partir de ese año para la difusión del sistema en la escuela primaria, en los institutos de segunda enseñanza, en la universidad y en otros ámbitos como el ejército, la marina, la jurisprudencia y el comercio (capítulo VII).
 

Dificultades y retrasos para la obligatoriedad

En junio de 1867 se aprobó finalmente el decreto que establecía la obligatoriedad de dicho sistema para todos los españoles a partir del 1 de julio de 1868. Pero los problemas políticos del país (el destronamiento de Isabel II, la Revolución de 1868, el reinado de Amadeo I y la proclamación de la República) impidieron el cumplimiento de este objetivo (capítulo XI). A pesar de ello España intervino activamente en la escena internacional, y tanto diplomáticamente como a través del geodesta Carlos Ibáñez de Ibero, participó en la Comisión Internacional del Metro y en la firma del Convenio Diplomático del Metro de 20 de mayo de 1875. El capítulo dedicado a "España y las relaciones metrológicas internacionales" (capítulo XII) permite comprobar, otra vez, la gran importancia de la labor de Ibáñez de Ibero y las delicadas negociaciones que fue preciso realizar para constituir el Bureau y la Comisión Internacional de Pesas y Medidas, así como para modificar la defición geodésica del metro -debido a las irregularidades del geoide- por el valor de un prototipo covencional, inalterable y rodeado de testigos físicos, que sería adoptado por todas las naciones.

La aplicación definitiva del sistema métrico decimal

Finalmente, tras la Restauración, el decreto de 14 de febrero de 1879 estableció la definitiva obligatoriedad del sistema métrico decimal a partir del 1 de julio de 1880 (capítulo XIII). La nueva situación supuso la ilegalización de las medidas tradicionales y la intensificación de las medidas de control, lo que permitió la implantación general del sistema métrico decimal, aunque ello no evitara algunas últimas resistencias de las medidas antiguas.

El real decreto de 14 de febrero de 1879 abrió toda una serie de medidas que exigían la utilización del nuevo prototipo internacional, la elaboración de una nueva legislación metrológica, la reorganización del cuerpo de fieles-almotacenes y el cambio de denominación por el de fieles-contrastes para evitar las reclamaciones que sobre esta función hicieron los ayuntamientos, la elaboración de tablas de equivalencias para otras medidas tradicionales que no habían sido consideradas en los anteriores cálculos y la lucha contra las últimas resistencias de los usuarios del sistema tradicional. De hecho esas resistencias se mantedrían todavía varios decenios en los pueblos mas apartados de España, al igual que ocurrió en otros países.

Este apretado resumen del contenido de la Tesis doctoral de José Vicente Aznar García no agota todas las aportaciones que en ella se realizan. Al desarrollar las cuestiones principales que aquí se han citado el autor ha investigado también con profundidad numerosos temas que tienen un interés mas general que el relacionado con la introducción del nuevo sistema de pesos y medidas. Cuestiones tales como la defensa por parte de los municipios de sus antiguos privilegios sobre la metrología frente a la nueva intervención estatal en el contraste y validación de las medidas, las dificultades de la industria española para abastecer de las colecciones de pesos y medidas que era preciso distribuir, los sistemas de subasta pública puestos a punto durante el siglo XIX, los conflictos de la nueva corporación de fieles-almotacenes con las autoridades municipales y con otros técnicos facultativos, o la difusión de las ideas científicas a través de los manuales y libros científicos y el papel de la escuela en la difusión de innovaciones son tratadas también en esta investigación, que por ello resulta de extraordinario interés para todos los historiadores de la ciencia, en particular, y para amplios grupos de estudiosos del siglo XIX, en general.

El ambicioso programa de investigación que dirige el profesor Ten sobre los sistemas métricos en España alcanza con esta Tesis un hito de especial importancia, que constituirá a partir de ahora una referencia indispensable a escala internacional. Se trata de un programa que ha dado ya valiosos resultados respecto a los siglos XVIII y XIX, y esperamos podrá completarse dentro de poco tiempo con la investigación que se realiza sobre la metrología hispana en la época de los Austrias.

Sería interesante que el grupo de trabajo pudiera ampliar sus investigaciones tanto espacial como temporalmente. Espacialmente es esencial extender el programa a todo el ámbito iberoamericano y, eventualmente, al de los territorios europeos, africanos y asiáticos ligados antiguamente a la Monarquía Hispana. En todo caso, la experiencia acumulada puede servir de estímulo para realizar estudios de carácter comparativo con la participación de otros investigadores.

Por otro lado, resulta de gran interés extender la investigación hacia la época medieval, en la que tomó forma el sistema tradicional, e incluso al sistema ponderal prerromano y al estudio de las posibles pervivencias del mismo en el siglo XIX. En la Tesis se recuerda que los sistemas tradicionales españoles hunden sus raíces en el sistema romano, con amplias aportaciones medievales de origen musulmán. A la vista de las dificultades que existieron para imponer el sistema métrico decimal en el siglo XIX, a pesar de contar para ello con todo el peso del Estado, puede imaginarse que las medidas prerromanas permanecerían también en parte tras la conquista romana y podrían llegar, mas o menos disfrazados, hasta la edad media. A partir de ahí es posible igualmente imaginar que las variaciones que existieron en el sistema métrico castellano y aragonés, a veces casi de pueblo a pueblo, pueden estar relacionadas con esas pervivencias, que repercutirían en el sistema romano, con enmascaramientos similares a los que se produjeron en el siglo XIX donde las medidas tradicionales se mantuvieron en alguna ocasión con el nombre de las nuevas. Si eso hubiera ocurrido sería posible imaginar un programa de investigación estadística que partiera de todas las equivalencias calculadas en el siglo XIX bajo la hipótesis de que alguna de las variantes de las medidas tradicionales pueden corresponder a pervivencias prerromanas.

Naturalmente trabajos como esos, y otros que podrían imaginarse para profundizar en las líneas de investigación abiertas hasta ahora por el grupo de Valencia, requiere la consolidación de los equipos científicos y la colaboración interdisciplinaria, cosa que las estructuras científicas de la universidad española no siempre permiten -por no decir, pura y simplemente, que hacen imposible.

La Tesis fue defendida el 22 de diciembre de 1997 ante un tribunal presidido por el profesor José María López Piñero, Catedrático de Historia de la Ciencia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valencia y maestro de los historiadores de la ciencia españoles, y del que formaban parte los Drs. Horacio Capel Sáez, Catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Barcelona, Mariano Peset Reig, Catedrático de Historia del Derecho de la Universidad de Valencia, Antonio Lafuente, Investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, y José Pardo Tomás, Investigador de la Institución Milá i Fontanals del CSIC, Barcelona. Obtuvo la calificación de Apto cum Laude por unanimidad.

Quizás valga la pena añadir que esta calificación hace justicia a un investigador que trabaja como profesor de un instituto de enseñanza secundaria y que, sin tener ningún puesto universitario, ha dedicado ocho años a realizar con financiación propia una investigación de gran valor, que honra a la ciencia española y que probablemente no va a representar ningún mérito para él ni en la universidad ni en el nivel de enseñanza en el que imparte su docencia. Creo que es hora de que las autoridades académicas españolas y las burocracias políticas y sindicales empiecen a reconsiderar la nefasta política que se ha seguido con los profesores de enseñanza media de nuestro país y estimular y reconocer los méritos científicos de éstos, cuando realmente los tienen. En contra de lo que parecen pensar, el trabajo de investigación científica puede hacerse por los buenos profesores sin descuidar en lo más mínimo sus tareas docentes. Y pienso que el caso de la Tesis que nos ocupa es un buen ejemplo de ello.

Bibliografía complementaria

CROSSLAND, M. The Congress on Definitive Metric Standards, 1798-1799: The First International Scientific Conference?. Isis, 60, 1969, p. 226-231.

DEBARBAT, S. y TEN ROS, Antonio E. Mètre et Système Métrique. Valencia. Instituto de Estudios Documentales e Históricos sobre la Ciencia, Universidad de Valencia, 1993. 194 p.

GARCIA BELMAR, Antonio. 1991

KULA, Witold. Las medidas y los hombres. Madrid: Siglo XXI, 1980-

TEN ROS, Antonio E. El sistema métrico decimal y España. Arbor, Madrid: CSC, CXXXIV, 1989, p. 101-121.

TEN ROS, Antonio E. La comunicación visual entre la Península y las Islas Baleares y el patrón de medida del sistema métrico decimal. In CAPEL, Horacio, LOPEZ PIÑERO, José María y PARDO, José: Ciencia e ideología en la ciudad. I Coloquio Interdepartamental, Valencia 1991. Valencia: Generalitat Valenciana, vol. I, 1992, p. 153-162.

TEN ROS, Antonio E. Les problème du 45e parallèle et les origines du Systéme métrique décimal. In Scientifiques et societés pendant la Revolution et l'Empire. Paris: CTHS, 1990, p. 441-452.

TEN ROS, Antonio E. Medir el metro. La historia de la prolongación del arco de meridiano Dunkerke-Barcelona, base del Sistema Métrico Decimal. Valencia: Instituto de Estudios Documentales e Históricos sobre la Ciencia, Universitat de Valencia, 1996. 207 p.

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