Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
(Serie documental de Geo Crítica)
Universidad de Barcelona
ISSN: 1138-9796.
Depósito Legal: B. 21.742-98
Vol. XI, nº 690, 30 de noviembre de 2006

EL ESTUDIO DE LOS PROCESOS PARTICIPATIVOS DE PLANIFICACIÓN TERRITORIAL.
Respuesta al profesor José Luis Ramírez.

Liliana Fracasso
Dr. en Geografía, Arquitecta
Universidad de Barcelona


Palabras clave: analisis del discurso, planificación territorial, participación, estudio de procesos

Key words: discourse analysis, territorial planning, participation, processes study


El comentario que el profesor José Luís Ramírez ha realizado a mi tesis doctoral en esta misma revista[1] supone un honor para mí,  ya que procede de un prestigioso filósofo. Dicho comentario ha sido además objeto de reflexión por parte de Xosé Manuel Souto González[2], el cual ha centrado su atención sobre unos aspectos substanciales del estudio de los procesos de planificación -objeto de mi tesis doctoral- que se basan en las intenciones ocultas y los intereses de los agentes involucrados.

La tesis en cuestión, titulada La participación en los procesos de planificación. Los casos de la Agenda 21 de Cartagena de Indias y del Parque del Montseny, la realicé bajo la dirección del Dr. Horacio Capel entre los años 2000 y 2004 para optar al titulo de doctor en geografía con mención de doctor europeo[3],  y su defensa se realizó en octubre de 2005 en la Universidad de Barcelona. Los resultados de la investigación no han sido todavía publicados. Por ello considero importante contestar al comentario del profesor José Luís Ramírez, que agradezco sinceramente por el esfuerzo que ha realizado para formular un planteamiento resumido y claro de su posición sobre la retórica y la planificación territorial. Por otra parte, considero necesario, a beneficio de los lectores de esta revista, presentar sucintamente los contenidos de mi investigación para que quede claro el origen de dichos comentarios y reflexión relacionados con el objeto de mi tesis doctoral.

Durante el desarrollo de la investigación doctoral he procurado conocer la obra del profesor Ramírez, al menos en lo que está en castellano. Los argumentos relacionados con el tema de la democracia, el diálogo y la participación en la realidad sueca han sido para mi muy sugerentes, empezando por la definición de ciudad y el paradigma histórico del urbanismo o la perspectiva de la acción que él defiende (J. L. Ramírez, 1998). Encontré una interesante relación, e incluso complementariedad, entre sus argumentos y el debate que realizaban los arquitectos y urbanistas del Departamento de Análisis Económicos, Sociales y Territoriales del Instituto Universitario de Arquitectura de Venecia, en Italia, a final de los años 1970 (B. Secchi, F. Indovina, P.L. Crosta, Ceccarelli entre otros). Dicho debate se basaba en una postura crítica con respecto al tema de la racionalidad del proceso de planificación concebido como un método científico. Más tarde urbanistas como B. Secchi o arquitectos como P. C. Palermo llegaron a sostener la relevancia de tres dimensiones fundamentales de la planificación y del análisis urbanístico: la pragmática, la retórica y la interpretativa. Asumí en mi tesis doctoral –de forma quizás implícita, como diré más adelante- que dichas dimensiones constituyen un importante supuesto de base para el estudio del proceso de planificación.

La complementariedad de los argumentos antes señalados se basa en que Ramírez realiza la confrontación entre dos concepciones diferentes de ciudad, una inspirada por el paradigma geométrico y  otra por el paradigma histórico, a partir de las cuales él cuestiona la actividad de planificador. El profesor Ramírez sostiene que estamos “culturalmente programados” para entender la ciudad en primer lugar como una estructura física, dentro de la cual se desarrollan las relaciones sociales; y, solamente en segundo lugar entendemos la ciudad como el propio sistema de relaciones. Es decir, la perspectiva física predomina sobre los aspectos humanos según un cambio del punto de vista producido por un fenómeno tropológico denominado metonímia, el cual estaría especialmente presente en política y planificación urbana. Dicho fenómeno nos llevaría a confundir el significado de ciudad olvidando que ésta es substancialmente civitas, urbs y polis.

El nexo entre forma urbana y relaciones sociales -y como éstas se interpretan desde la disciplina urbanística,- constituye un tema de debate muy amplio y complejo al cual se han dedicado muchos geógrafos[4] y arquitectos planificadores[5]. Sin embargo, valoré mucho las aportaciones de Ramírez especialmente en materia de representatividad política y de competencia ciudadana, aspectos que él ha discutido apoyado en su experiencia en el municipio de Haninge en Suecia. A partir de ella Ramírez ha realizado un análisis profundo del modelo de participación sueco y del problema de la participación directa en relación con la democracia representativa (J. L. Ramírez, 1992, 1993).

En su opinión, el significado y la esencia del diálogo se malentiende en una cultura que da prioridad a los resultados visibles y a las estructuras de la democracia parlamentarias o parlamentarismo. El malentendido radicaría en creer que la comunicación es “algo que se ‘hace’ o lleva a cabo con miras a un resultado previsto”. Para Ramírez el diálogo en la planificación no debe suponer un proceso instrumental sino una actividad fundamental que coordina todo cuanto en  la ciudad se hace. Este planteamiento, que suscitó mi interés e inquietud de tipo práctico, es reiterado en los escritos de Ramírez: el diálogo no se da para llegar a un fin y las decisiones, a las que se puede llegar por medio del diálogo, no son el fin sino resultados accidentales.

La idea de diálogo auténtico que defiende Ramírez es de origen aristotélico. A pesar de la desconfianza que él trasmite, con respecto a la posibilidad de que un dialogo auténtico pueda darse en un proceso de planificación, él propone su restauración simultáneamente a la competencia cívica. El diálogo –dice- crea, lenta pero firmemente, la competencia cívica que está a la base de la forma humana de la ciudad. Se trata de un diálogo cívico que enlaza a las generaciones y está transido de historia y de tradición; un diálogo, en suma, que crea lugares en lugar de meros espacios.

El profesor José Luís Ramírez, destaca la diferencia entre proceso y acción usando la metáfora del proceso de construcción de una casa y de la acción de habitarla, lo cual –sostiene- no requiere competencias específicas o conocimientos profesionales; en sus palabras: "edificar es un proceso constructivo que sólo alcanza su fin, el edificio construído, cuando el proceso de construcción ha logrado su algo, quedando concluído. Habitar el edificio, en cambio, no es ya un proceso, sino una acción" (Ramírez, 1998). Ramírez sustenta la idea según la cual todo proceso de planificación debería acuñarse desde su comienzo en un diálogo “en el que el sentido va buscando formas de expresión que orienten a los expertos acerca del terreno en que deben abrir camino con las herramientas de su conocimiento profesional”. Ramírez considera que los planificadores no reflexionan bastante sobre el lenguaje, a pesar de desarrollar su propia actividad profesional básicamente sobre diferentes formas de lenguajes y de expresión. Cree que la ciudad humana no puede planificarse a partir de la formulación concreta de fines.

Además de estos argumentos, pude conocer de Ramírez también su concepción de acción explicada con base en unos escritos que más directamente tratan el tema de la retórica en relación con la democracia (J. L. Ramírez, 2003). Él define en términos generales diferentes modalidades de acción y alude a diferentes formas de conocimiento, que relaciona con su “origen” es decir con los fundamentos de la poiesis y la praxis tal como fueron definidos por Aristóteles.

Las ideas de Ramírez se encuentra también resumidas en un artículo publicado por dos noruegos, Sigmund Asmervik y Aksel Hagen, en el cual se aclaran de forma más directa, el significado de la retórica en relación con la planificación según su punto de vista (S. Asmervik y A. Hagen, 1996).

No obstante, en los argumentos de Ramírez sobre planificación y retórica no he encontrado antes lo que ahora, en el comentario, parece estar mejor formulado, lo cual me complace ya que me da a entender que la tesis doctoral ha suscitado nuevas aportaciones a este debate.

En el artículo de valoración de mi tesis doctoral Ramírez me propone contestar a varias preguntas directamente relacionadas con sus temas de estudio. Algunas de éstas  las agradezco, por darme la ocasión de dilucidar aspectos de mi investigación que han quedado pocos claros. Otras pienso que no son oportunas ya que traspasan lo que fue el reto inicial de la tesis doctoral y tal vez obedecen a una interpretación sesgada de la misma.

La sapiente selección de los temas tratados por Ramírez en su evaluación, así como el orden dado a los argumentos de su artículo, procuran orientar el debate hacia determinadas perspectivas teóricas que no fueron exactamente las que se desarrollaron en la investigación. A continuación explicare porqué y procuraré dar respuesta a algunas de sus preguntas. La presentación más cabal del trabajo de investigación doctoral la reservo para un próximo artículo.

Acerca de la finalidad de mi tesis

Empezaré destacando que la investigación doctoral se basó en dos casos de estudios mencionados, la Agenda 21 Local de Cartagena de Indias y el Plan Especial del Parque del Montseny de los cuales, en proporciones diversas, tuve un conocimiento directo tanto del contexto territorial como del proceso de planificación[6] objeto de estudio. El objetivo general de la investigación era dar respuestas a lo que fue la planificación, la participación y el diálogo en los ejemplos escogidos, elaborando una interpretación de la relación que se establece entre dichos componentes. Éstos habían sido considerados inicialmente por separado, pero fueron reconocidos como unos ingredientes indispensables para dar lugar a un proceso de ordenación territorial abierto a la ciudadanía y atento a la cuestión medioambiental.

El caso de Cartagena de Indias fue el más importante para aproximarme al objetivo, ya que se refiere a un contexto caracterizado por una fuerte segregación racial y social, así como por el predominio de una tradición o cultura oral referida especialmente a la población de bajos recursos, de etnia negra o mulata, asentada en proporciones muy altas en las áreas marginales, semi-centrales y rurales del municipio cartagenero. Dicha cultura oral influye en los ámbitos institucionales cuyos jefes son de raza blanca.

Desde mi vinculación a los proyectos del Instituto de Estudios Ambientales para el Desarrollo (IDEADE) de la Universidad Javeriana de Bogotá en Cartagena de Indias, realizados entre 1992 y 1997, la inquietud de investigación, compartida por el equipo de investigadores involucrados, fue transformar los discursos orales (informales) de la comunidad participante en discursos escritos: verba volant scripta manent. Creíamos que con ello se podría: 1) dar visibilidad a las condiciones de vida, las exigencias, la capacidad de los ciudadanos cartageneros de proyectar su propio hábitat y tomar parte en el proceso de toma de decisión inherentes a la planificación y la gestión medioambiental; 2) fijar la responsabilidad de las instituciones para dar viabilidad a los proyectos solicitados por la población; 3)  realizar trabajos de sensibilización y concienciación ambiental, y además acrecentar el saber de los investigadores universitarios de un conocimiento no-experto o común, como quiera llamarse, procedente de las aportaciones de la comunidad. Dicho conocimiento se consideraba indispensable para encontrar formas de desarrollo urbano sostenible, (sostenibilidad económica, social, tecnológica o política) coherentemente con las directrices de la política internacional de los años 90 promovidas a escala mundial por Naciones Unidas[7] o la Cepal.

Ahora mi punto de vista, con respecto a la posibilidad de transformar la realidad incidiendo en la cultura oral de Cartagena de India, ha cambiado. Pues creo que la oralidad representa un valor en estos contextos geográficos de economía de enclave, ya que ha permitido la supervivencia de algunos segmentos de la población cartagenera (por ejemplo la comunidad afrocolombiana de los palenqueros) y una forma de resistencia cultural posibilitada también por el sincretismo y la idiosincrasia. Lo anterior ha de valorarse positivamente en un mundo que sacrifica tanto la biodiversidad ecológica como la social.

En los años previos a la realización del proyecto de la Agenda 21 de Cartagena de Indias, las necesidades básicas de muchos cartageneros –en especial de los isleños- pertenecientes a la categoría social de informales -debido al estado “sub-normal” de la vivienda, la precariedad e informalidad de su trabajo, la condición de salud, entre otros aspectos- quedaban desatendidas por parte de la administración pública y completamente fuera del mapa mental de los administradores, frente a cualquier “modelo” de desarrollo urbano.

En dicho escenario, los investigadores del IDEADE, atribuyeron constantemente gran importancia a los discursos informales articulados en los laboratorios académicos de los investigadores. El método de los laboratorios servía para realizar investigación-acción, la diagnosis ambiental municipal y la formulación de líneas guías para la ordenación del territorio de forma participativa. Los talleres y los seminarios realizados de forma abierta a la ciudadanía acababan siempre con la publicación de las memorias del debate y empezaban, la vez siguiente, con la distribución entre los participantes de las publicaciones realizadas con sus aportaciones (IDEADE, 1993, 1994, 1995a, 1995 b, 1996). En dichos laboratorios –luego como me di cuenta- se engendraba un contexto de trabajo interinstitucional e intersectorial muy potente para conformar “arenas de debate político” y llevar los responsables del ordenamiento territorial, es decir la administración local, a una toma de decisión basada en el consenso entendido como construcción-de-sentido-en-común (P.L. Crosta).

En Cartagena de Indias los laboratorios promovidos por el IDEADE garantizaron en muchos casos la participación de altos funcionarios y de otros actores privados que desempeñaban un papel clave en el proceso de ordenación municipal, pero al tratarse de una economía de enclave, las decisiones más incisivas para el futuro de Cartagena de Indias se tomaban desde bastante lejos y fuera del contexto local. Dichas decisiones, como es sabido, involucraban en ocasión también a instituciones pertenecientes a esferas no-formales o ilegales. Recordamos que la realidad política de un país como Colombia está marcada desde hace  muchos años por la guerra civil y una violencia generalizada protagonizada por paramilitares, guerrilleros, narcotraficantes o ejército nacional, sin contar la delincuencia común impulsada por las condiciones de miseria de mucha gente.

Evidentemente, en este contexto establecer en el proyecto las condiciones para el desarrollo de un diálogo auténtico, constituyó un verdadero desafío y para algunos realmente una utopía.

Los investigadores universitarios, en primera instancia –es decir en el marco del proyecto de investigación financiado por la OEA-, esperaban lograr la sensibilización y la educación ambiental de la comunidad para poner en marcha un modelo de gestión sostenible a lograrse por medio de un proceso de decisión transparente. Lo anterior podría tener importantes efectos positivos en el ordenamiento territorial municipal. En este sentido, adquirieron relevancia los discursos (formales e informales) transformados en textos escritos, publicados y divulgados por el IDEADE para alimentar un debate democrático sobre la ordenación territorial.

En segunda instancia, -es decir ya en el marco del Plan de Gestión Ambiental y de la Agenda 21 Local financiada por la Alcaldía Mayor de Cartagena de Indias- se esperaba que la administración local pudiera fijar y asumir compromisos y responsabilidades políticas involucrando los participantes de la comunidad –sensibilizado y formados en ocasión del proyecto OEA- y encontrar viabilidad a sus proyectos.

La importancia de la inteligibilidad de los procesos de planificación constituye un fundamento que se mantiene en mi tesis doctoral y se basa en la idea según la cual la existencia de instituciones y sistemas informales/ilegales (en la acepción utilizada por A. Cusinato, 1996), emerge constantemente en los debates sobre ordenación del territorio en Colombia, una vez revelada  se vuelven ipso facto irreversible y por ello un tema de trabajo a asumir comunitariamente.

Tanto en las investigaciones financiadas en Cartagena de Indias por la Organización de los Estados Americanos (OEA), entre 1992 y 1995, como en el mismo proyecto de la Agenda 21, financiado por el Departamento Administrativo del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales (DAMARENA) de la Alcaldía Mayor, entre 1996 y 1997, los investigadores del IDEADE acoplaron la investigación científica con importantes aportaciones procedentes de la comunidad sin reducir por ello el papel de esta última al de mero informante. De hecho, los proyectos de la comunicad fueron incorporados al Plan de Acción Ambiental, producto de la Agenda 21 Local. Sin embargo, como es sabido, dicho instrumento (el plan de acción ambiental) para ser vinculante necesita del soporte de la normativa urbanística, la cual depende de la aprobación en el Concejo municipal.

La comunidad en Cartagena de Indias se consideraba, por lo general la menos instruida aunque, de hecho, resultó ser una gran conocedora del medio-ambiente: campesinos, pescadores, amas de casa, ancianos, reinsertados del proceso de pacificación de la guerrilla o paramilitar, personas que viven de “rebusque”.... Éstos se expresaban, en el marco del proyecto, básicamente en forma de discurso oral (informal). Sus aportaciones constituyeron un importante complemento al conocimiento experto y “formal” producido por los técnicos y profesionales vinculados a la universidad o a la administración pública municipal. El IDEADE produjo, en el plazo de referencia, la cartografía de base de la que estaba desprovista dicho municipio, los mapas de ecología del paisaje, con unidades de paisajes, sus áreas críticas y valiosas, asimismo un cluster analysis de los datos socioeconómicos y físico-infraestructurales del municipio; la comunidad ofreció elementos de interpretación.

La tesis doctoral que he realizado conserva el interés por la forma el discurso oral (informal) que caracterizó el proceso de construcción de la Agenda 21 de Cartagena de Indias. Su trascendencia en el contexto específico la había comprobado personalmente en el trabajo desarrollado con la comunidad y las instituciones de Cartagena de Indias así como en el equipo de investigadores de la Universidad Javeriana de Bogotá. Consideré relevante dicha forma de discurso tanto para comprender los presupuestos y la potencialidad creativa e innovadora de la población cartagenera como para destacar las intenciones ocultas, los objetivos implícitos o los intereses particulares que se revelan en un proceso de planificación.

Es por ello que en mi tesis se realiza un importante esfuerzo para reunir los documentos que constituyen los anexos. Éstos los consideré, conjuntamente con las fuentes bibliográficas, como la base del análisis del caso de estudio. Incluí en dichas bases no solamente los textos oficiales, o los elaborados por los investigadores y por la comunidad, como por ejemplo las agendas ambientales locale[8], sino también los testimonios de la interacción realizada entre los investigadores, los funcionarios de la administración pública y la comunidad (informes de investigación, actas, diarios, etc.). A tal fin procuré asimismo generar nuevos textos, es decir entrevistando y transcribiendo la grabación de unos interlocutores escogidos. Todo ello no solamente con el fin de “describir” lo que fue el proceso, como sostiene Ramírez, sino para construir una interpretación del mismo actuando, hasta cierto punto, de forma parecida a la de un juez que está instruyendo un juicio. Es decir formando el corpus del análisis a partir de una cuidadosa selección y evaluación de los hechos relevantes a los fines de la investigación, reuniendo los documentos, los argumentos o las pruebas del proceso –si se me permite el doble sentido-.

Quise instruir el proceso de la elaboración de la Agenda 21 de Cartagena de Indias, en primer lugar, para adoptar expresamente el punto de vista de una observadora-participante a la cual le es consentido tomar distancia de las versiones oficiales del proyecto. En segundo lugar, porque tanto para mí como para las otras personas involucradas en el proyecto, lo ocurrido en el mismo parecía finalmente quedar en el olvido institucional, como si nada hubiese pasado. Pues la Agenda 21 de Cartagena de Indias no llevó directamente a ninguna transformación física del territorio, los proyectos de la comunidad, junto con las líneas guías para la ordenación territorial municipal efectuadas en 1997 por el IDEADE en el marco del Plan de Gestión Ambiental Municipal, quedaron inactivos por falta de “voluntad política”. Sin embargo, no ocurrió lo mismo con los discursos realizados a lo largo del proyecto. Éstos fueron “reciclados” para otros fines, por ejemplo para elaborar el Plan de ordenamiento territorial municipal (POAT) del año 1998. Lo anterior me hizo suponer en la tesis doctoral que en un plazo tal vez diferido con respecto al esperado, el proyecto tuvo unos importantes efectos de transformación de la realidad gracias también a la modalidad (participativa) de su desarrollo.

Utilizo los términos en cursiva para indicar una diferencia substancial entre acción y transformación que se puede reconducir, por sugerencia del mismo Ramírez, al pensamiento occidental y el chino analizado por F. Jullien (2005). Dicha cuestión, que afecta el concepto de eficacia visto desde las dos culturas, es de tal magnitud que sería necesario el desarrollo de otra segunda tesis doctoral para tratarlo.

Por lo que se refiere al segundo caso de estudio elegido para la tesis doctoral, el Parque Natural del Montseny, en la investigación se mantiene firme mi interés por los discursos orales que protagonizaron el debate público de 1994 para actualizar el Plan Especial de dicho parque. En este caso, y para fines análogos al de Cartagena de Indias, en la tesis doctoral se describen e interpretan las intenciones de los participantes a través del análisis de los discursos. Los temas -en la acepción más completa de tópicos según la expresión en uso en lingüística- de dichos discursos surgieron tanto de un pasado próximo, es decir en los numerosos expedientes administrativos en forma de alegaciones al Plan Especial de 1970-1977, como de un pasado remoto, es decir en los documentos que instituyen en España y Cataluña la ley de parques naturales y el mismo parque del Montseny.

En todos los casos, el fin de la investigación consistió en sistematizar los sucesos comunicativos (discurso) inherentes a los proceso de planificación tomados como ejemplos, para descubrir, en último análisis, las intenciones más ocultas de sus protagonistas: ampliando la perspectiva histórica de los asuntos del discurso, en el caso del Montseny, o contextualizando sus significados en el ámbito local, supra-local o global, en el caso de Cartagena de Indias. La hipótesis que se sostiene a lo largo de la investigación es que dicho esfuerzo de análisis e interpretación, que se realiza sobre la base de una producción textual del proceso de planificación, produce un conocimiento relevante tanto para la comunidad como para la administración pública, ya que proporciona unos parámetros para evaluar tanto la participación como el desempeño del sujeto (colectivo) planificador.

Evaluar la eficacia del proceso de planificación

Los parámetros para evaluar la participación y la actuación del sujeto colectivo planificador en los dos casos de estudio quedan reunidos en la tesis doctoral bajo el concepto de eficacia del proceso, del cual se ocuparía, por hipótesis, una figura profesional específica denominada en la investigación doctoral interpretante[9] del proceso de planificación. Dicha figura actuaría de forma semejante a la que yo experimenté al desarrollar el análisis de los casos de estudio, pero potenciando y perfeccionando las herramientas necesarias para realizar un más completo análisis del discurso aplicado a la planificación.

El concepto de eficacia del proceso –como se aclara en la tesis- correspondería a algo diferente de la eficiencia y de la eficacia del plan o proyecto. La eficiencia (del plan) se precisa como referida al control de las modalidades y de los tiempos de realización de un proyecto (p. 129), la eficacia (del plan) se considera como la correspondencia de los productos del plan con los objetivos establecidos (p. 32), definición ésta que se ha puesto ampliamente en discusión, como se dirá más adelante.

La eficacia del proceso relativa a los dos ejemplos elegidos en la tesis, se evidencia (en proporciones diferentes en los dos casos de estudio) con base tanto en los aspectos instrumentales del plan como en los aspectos éticos del mismo. Se establece a partir de una aproximación antropológica y etnográfica, valorando el punto de vista “interno” del analista del proceso. Éste se supone dotado de un amplio conocimiento del contexto y de un suficiente conocimiento de las intenciones de los actores. Asimismo, el concepto de eficacia del proceso se determina a partir del análisis e interpretación del registro (textos) de los sucesos comunicativos (discursos escritos y orales) de los participantes.

Los límites relativos al concepto de eficacia –argumento mencionado arriba-, se discuten en la primera parte de la investigación doctoral en los aspectos que influyen más directamente con la aproximación al análisis de los casos de estudio.

En primer lugar, se presenta la cuestión del plan urbanístico cuyas herramientas conceptuales e instrumentales se sustentaba (y todavía se sustentan) en el pensamiento filosófico positivista y racionalista (Capel, 1981, 2005) ya que procede de las ciencias regionales y de la ingeniería de los sistemas territoriales de los años sesenta y setenta. En relación con este debate, que se ha desarrollado de forma crítica en el mencionado DAEST de Venecia, se evoca en la tesis doctoral la expectativa de los urbanistas y planificadores de construir un método urbanístico para mejorar la eficiencia y la eficacia de los planes (según la idea de G. Astengo). Dicha expectativa evolucionó hacia nuevos significados del análisis urbanístico basados no ya en cálculos sino en formas argumentativas (Secchi, 1983).

Dicha línea de razonamiento infundió en mi tesis doctoral el deseo de aplicar de forma experimental un “método” de análisis de los sucesos comunicativos, de la forma más sistemática posible, basado en las nociones procedentes de la disciplina que estudia el discurso (análisis del discurso).

En segundo lugar, se considera la cuestión de la toma de decisión en un proceso de planificación territorial y de análisis de la política pública. En este sentido, en la tesis doctoral se toma en consideración el planteamiento del italiano A. Balducci (1991), por una parte, por la capacidad que demuestra este autor de retoman los debates de expertos en el campo de las ciencias políticas y ahondar con pericia, en la principales componentes de un proceso de decisión públicas[10] refiriéndolas, expresamente a la planificación urbana. Dicha aproximación se estudia también en las aportaciones del Equip d'Anàlisi Política de la Universidad Autónoma de Barcelona que realiza investigaciones en materia de participación en la política pública, tratando de forma todavía vaga e insuficiente el tema de la participación en la ordenación territorial o la planificación urbana[11].

Los argumentos del italiano Balducci, por otra parte, sostienen con gran determinación la idea según la cual la noción de decisión política en un proceso de planificación es mucho más compleja que la noción de decisión política sin más. Dicha complejidad dependería de la multidimensionalidad de la realidad a la que se enfrenta un plan urbanístico. Lo anterior requeriría considerar diferentes perspectivas de acción así como asumir la multiplicidad de funciones que habitualmente cumple un plan urbanístico en la realidad de las prácticas.

En todos casos, las herramientas de análisis de las políticas públicas, discutidas por Balducci o por el Equip d'Anàlisi Política de la Universidad Autónoma de Barcelona se basan en la modelación de las toma de decisiones y tienen como objetivo evaluar la eficacia de las decisiones políticas privilegiando un punto de vista “desde la torre” según la práctica habitual que coloca el analista externamente al proceso.

En mi proyecto de tesis, el principal desafío radicó en cambiar justamente el punto de vista del analista, manteniéndolo “interno” al proceso de planificación para no dejar de considerar como relevantes los diálogos formales e informales que constituyen los sucesos comunicativos reales. Además, por lo que se refiere más directamente al caso de Cartagena de Indias, no podía dejar de considerar la influencia de algunas instituciones de naturaleza “híbrida” operantes en la realidad territorial considerada, es decir instituciones a mitad de camino entre lo formal-legal e informal-ilegal en sus prácticas. Por ello lo “inédito” de los textos tuvo mucha importancia ya que pasaron a ser considerados fuentes de primera mano utilizadas para el desarrollo de la investigación doctoral.

Acerca de la elaboración del marco teórico

Mi tesis doctoral, como bien lo recuerda Ramírez, es de gran volumen, 700 páginas más 170 de anexos, y está subdividida en tres apartados: el primero referido al marco teórico, el segundo al caso de Cartagena de Indias y el tercero al caso del Parque Natural del Montseny. La valoración de Ramírez se refiere casi exclusivamente a la primera parte de la investigación y considera de forma muy selectiva los argumentos contenidos en las dos terceras partes de la obra, a las que dediqué la mayor parte de mis esfuerzos.

De hecho la primera parte de la tesis, referida a la elaboración del marco teórico, fue concebida esencialmente a partir de las cuestiones más destacadas que surgen de los dos casos de estudio y, tal como se convino con mi director, el Dr. Horacio Capel, dicha sección fue articulada convenientemente para poder terminar en un plazo razonable la investigación. Cabe destacar, que a pesar de haber registrado mi proyecto de tesis en el año 2000, lo cual podría considerarse como el inicio oficial de la obra, la investigación sobre el caso de Cartagena de Indias, origen de la tesis, se puso en marcha ya desde el año 1995[12] llegando en el 2004 a un nivel de maduración considerado suficiente para la defensa de la misma. En el párrafo anterior ya expliqué porqué fue tan importante el estudio de este caso para las finalidades de la investigación.

De forma diferente a lo que supone Ramírez, la tarea que me planteé para la investigación doctoral no fue exactamente “entender –en abstracto- lo que es un proceso de planificación” , argumento que no constituye propiamente mi centro de interés; por ello no consideré los casos de estudio como unos ejemplos para llegar a conclusiones generales y con ellas dar respuesta a las preguntas de Ramírez: ¿qué es la planificación territorial? ¿Qué es la participación? ¿Qué es el discurso? No soy filósofa y por ello mi investigación se realiza, desde la geografía humana, a partir de un conocimiento empírico. Contestar a la pregunta ‘qué es la planificación’ en sentido lato, significaría, además, adentrarme en un mar de teorías, formuladas o interpretadas esencialmente por arquitectos y urbanistas, que el mismo Ramírez admite ser “dudosas” o, citando D. Schön y F. Jullien, algo innaturales y hasta superfluas.

En su comentario a la tesis, el profesor Ramírez denomina “merodear” por las diferentes concepciones de la planificación, lo que yo considero el necesario esfuerzo de reflexión e investigación encaminado a procurarme y modelar herramientas conceptuales adecuadas al fin de enfrentarme con la realidad de los casos de estudio, desechando teorías pre-constituidas. Atendiendo, al mismo tiempo, a la exigencia de una aproximación interdisciplinaria a la investigación. En todos casos no anduve perdida, ya que en la tesis se mantiene un punto de vista firme, un hecho incuestionable: en la teoría de la planificación territorial se ha producido un “giro” comunicativo que considera posible realizar planes urbanísticos a partir de los diálogos y los discursos (J. Forester, Fischer, J. Friedman, N. Krumholz, P. Clavel, D. A. Schön, P. Healey, P. Davidoff, M. Webber, entre otros).

El punto de vista de la planificación comunicativa se asume esencialmente como “una mirada” o un lugar desde el cual hablar de los casos de estudio, sin tener que hablar (demasiado) de dicha teoría, pues no se trataba propiamente de demostrar su validez. No obstante, con base en los dos ejemplos estudiados, pude argumentar que dicho “giro” se produce con mucha más dificultad en la práctica profesional de los urbanistas y planificadores que en la teoría de los académicos. De hecho - convendrá Ramírez -, las tareas profesionales y académicas que se relacionan con el campo de la planificación territorial (y con los planificados) casi nunca se desarrollan de forma coherente. La planificación territorial que se realiza en los despachos de urbanismo de los ayuntamientos no es la misma de la que se discute en el mundo académico. Entre la una y la otra se activa, de forma generalizada e independiente de la naturaleza de la teoría de la planificación que se quiera confutar, una acción de deslizamiento de los significados – metonimia según Ramírez- que genera en el campo de la planificación efectos de desviación análogos a los que se producen al hablar de “democracia como estructura o de democracia como forma de vida” (J. L. Ramírez, 1993).

En la tesis doctoral fue necesario situar dicha idea de planificación en una latitud geográfica más acorde con el contexto de los casos de estudio. Es decir, matizando la teoría anglófona de la planificación comunicativa con las aportaciones críticas de geógrafos y economistas españoles y catalanes (A. Font, J. Esteban, A. Ferrer, H. Capel, M. Belil, J. Trullén, entre otros) o de un conjunto de corrientes italianas de planificación como son las que en su momento se defendían en el Departamento de Análisis Económicos, Sociales y Territoriales (DAEST, actual Departamento de Planificación) del Instituto Universitario de Arquitectura de Venecia (P. L. Crosta, P. C. Palermo, A. Balducci, P. Ceccarrelli), de la Escuela territorialista italiana (cuyo mayor exponente es A. Magnaghi), así como de la planificación ética (G. Maciocco, G. Deplano, G. Marchi).

Construí de esta forma una respuesta relativa -y al mismo tiempo más general, es decir no referida únicamente a los dos casos de estudio- a lo que en la tesis se entiende por planificación. En primer lugar y como punto de partida, la existencia de un plan-proceso, un proyecto de plan que se configura como un producto inacabado y que tiene una función permanente en el territorio. En relación con el sistema ambiente, la actualidad de un plan territorial es representada por una organización que se mantiene activa en el tiempo gracias a continuas adaptaciones al contexto y a las circunstancias (G. Maciocco, G. Deplano, G. Marchi, 2000, IDEADE, 1996). En segundo lugar, la planificación se considera como una actividad política, basada en un proceso de interacciones múltiples y, tal vez, en el pluralismo de aportaciones. Representa, por lo tanto, un conjunto de prácticas que pueden ser consideradas profesionales y no-profesionales (P.L. Crosta, 1990, 1998; A. Balducci, 1991, P. C. Palermo, 1992). Finalmente, la planificación se considera argumentación que (quizá) incluye y exalta valores estéticos y éticos (P. Healey, 1992, 1995, 1996ª, 1996b, 1997) y que se sirve del discurso como un medio para planificar.

Con todo, dichos fundamentos conceptuales se mostraron carentes de operatividad para desarrollar el análisis de los casos de estudio. Ramírez ha sido bastante convincente en indicar las posibles causas, atribuyendo, sin embargo, casi toda la responsabilidad a J. Habermas, y enalteciendo el pensamiento aristotélico.

Por mi parte, teniendo en cuenta lo que he dicho sobre el curso de mi reflexión, opté por adentrarme en el campo de la antropología y la etnografía de matriz post-estructuralista, tomando como referente autores que valorizan la metodología de la observación participante y la aproximación “procesal” del estudio de las organizaciones (A. Escobar, D. Lewis, 2000, 2001), que parecía un buen camino por entender el desarrollo de un proceso que estudiaba en Cartagena de Indias y el Montseny. La visión procesal la he considerado muy relevante para el estudio del proceso de planificación ya que sugiere cómo aproximarse a las formas de interacción entre diversas organizaciones involucradas en un proyecto (sea este un plan, un programa o una acción puntual). En la aproximación procesal, las vicisitudes de un proyecto se consideran equivalentes a un lenguaje que construye y se construye en las negociaciones, adaptaciones y transferencias de significados que tienen lugar entre los actores específicos. Dicho lenguaje, según la aproximación foucaultiana se entiende producido por la conformación del poder y las influencias institucionales. Todo ello parecía de interés para entender tanto las componentes del proceso como los lenguajes que se entrecruzan en el desarrollo de la ordenación territorial

Asimismo incluí en el marco teórico de la investigación doctoral las aportaciones teóricas procedentes de la disciplina de la historia que hacen referencia a la vertiente de la historia sociocultural. Con base en el “giro” lingüístico, la historia sociocultural discute el significado y la función del discurso en la sociedad, considerándolo como un factor que permite superar la dicotomía subjetividad-objetividad para dar el paso hacia una “nueva” historia. Mi atención se concentró en la idea según la cual: a) el discurso representa una esfera social que pone en relación el referente real y la subjetividad; b) los discursos no son ni representaciones sociales ni creaciones racionales, sino que son matrices de categorías o patrones establecidos de significados; c) mediante los discursos los individuos entran en una relación significativa con sus condiciones sociales de existencia y organizan y confieren sentido a sus prácticas; d) el discurso opera como un auténtico sistema de significados y se considera un componente activo del proceso de constitución de dichos significados; finalmente, e) el discurso no es ni un medio a través del cual la esfera social ejerce su determinación, ni un instrumento en manos de sujetos racionales ya que en la configuración de los procesos históricos, el discurso opera como una auténtica variable independiente (sigo los puntos de vista de M. A. Cabrera, 2001, 2002). La aplicación de todo ello a los casos de estudio me permitió entender la persistencia de determinados temas tanto en la historia del proceso de planificación del parque del Montseny como en los proyectos de desarrollo urbano de Cartagena de Indias.

Una vez finalizado el análisis de los casos de estudio la exigencia de una mayor operatividad de los conceptos me condujo a investigar también en el campo de la lingüística, y, más concretamente, de la teoría del discurso. La obra del autor T. Van Dijk (2001, 2003) me pareció en este sentido especialmente relevante. Dicha teoría se basa en el estudio de las propiedades del texto (o de la conversación) y trata asimismo de aquellas características de las situaciones sociales o del suceso de comunicación que puedan influir sobre el texto. De forma más puntual, sondee las aportaciones de la nueva retórica (C. Perelman y Olbrechts-Tyteca), del estudio de las argumentaciones (F. H y van Eemeren, R. Grootendorst), del análisis del discurso político (P. Fabbri, T. Van Dijk., R. Mendizábal) y del discurso en las organizaciones (D. K. Munby y R. P. Clair) considerándolas útiles para el estudio del proceso de planificación. Hoy por hoy, este campo de estudio considerado en relación con la planificación urbanística está todavía poco explorado, pero aun así estimo que puede ser de utilidad ya que me permitió descifrar sutiles evidencias del los casos considerados.

Análisis-interpretativo del contexto y de la producción textual del proceso de planificación

En el comentario que ha hecho a mi tesis, el profesor Ramírez sostiene que ésta no defiende ninguna tesis lo cual se entiende más como una estratagema retórica para eludir en definitiva la confutación que supone el aserto. Lo anterior deja espacio para que Ramírez hable en realidad de algo diferente a lo que ha sido afirmado en la investigación, sin tener que hablar de ésta. No obstante, no creo que la cuestión que debate Ramírez en su artículo niegue los principios de mi investigación doctoral, de lo contrario no hubiera sido posible la dialéctica y menos aun su participación como miembro del tribunal que, finalmente, evaluó muy favorablemente mi trabajo y le dio la calificación de sobresaliente cum laude.

Reconozco que en la elaboración del marco teórico de mi tesis doctoral hizo falta explicitar algunos supuestos que, cómo ya mencioné a principio del artículo, se basan en una postura crítica con respecto al tema de la racionalidad del proceso de planificación (concebido como un método urbanístico) y hacen propio el planteamiento de P. C. Palermo. Asumí de entrada, sin argumentar demasiado las tres dimensiones fundamentales de la planificación y del análisis territorial. Éstas se basan -en la concepción de Palermo-, en primer lugar, en la dimensión pragmática que tiene que ver con los problemas reales de una sociedad, de los cuales surgen unas demandas de conocimiento necesarias para orientar la acción efectiva de la planificación. En segundo lugar, en la dimensión retórica, que se refiere a la relación que se establece entre conocimiento y consenso; este último se generaría siempre a partir de un diálogo entre el urbanista y la sociedad. La ambigüedad que subyace a esta dimensión específica de la planificación, que el mismo Ramírez ha puesto de manifiesto en varias ocasiones, determina la necesidad de estudiar el discurso urbanístico. Finalmente, tomé también de Palermo la dimensión interpretativa, que consiste en la necesidad de interpretar el contexto y las tradiciones que en él influyen antes de concebir el proyecto o la acción que lo modifique. En el trabajo de investigación doctoral se realiza un gran esfuerzo para mantener, en todo momento, las tres dimensiones juntas.

La impaciencia para entrar a discutir los casos de estudio no permitió detenerme demasiado en los fundamentos teóricos de la cuestión “planificación-participación-discurso”. Pues centré mi atención en construir, en primer lugar, una interpretación de la realidad histórico, socio-económico política y ecológica del contexto en el que se desarrolló el proceso de planificación del Plan Especial del parque del Montseny y de la Agenda 21 de Cartagena, de la forma que se resume a continuación. Seguramente debería haber dedicado más tiempo a explicitar esa base teórica, lo que procuraré hacer en el futuro. De todas maneras, en relación con esta contestación al comentario del profesor Ramírez creo oportuno exponer ahora los dos casos de estudio.

Los dos casos de estudio

El caso del Parque Natural del Montseny

En el caso relativo al Plan Especial del Parque Natural del Montseny, se reconocen cuatro etapas substanciales que caracterizan el proceso de planificación aquí esquematizada en forma de tabla comentada (cuadro 1).

Cuadro 1
Etapas del proceso de planificación del caso A) : Parque del Montseny
Etapas
Periodo histórico 
Sucesos
Fuentes de interés
I: de concepción
1850-1930
Conservacionismo
Comunicaciones, discurso presentado al Senado español, mociones, boletines
II: de diseño
1970-1977
Aprobación del Plan Especial
Expediente administrativo, alegaciones al Plan
III: de revisión
1994
Debate público para la revisión
Memoria del debate
IV: de evaluación del proceso
(2001)
Normativa extra-plan
Entrevista

Fuente: Elaboración propia

La delimitación del periodo histórico de la primera etapa del proceso de planificación del Montseny (que he denominado “de concepción”) está relacionada con unas fechas significativas del debate sobre las ideas de la naturaleza en el siglo XIX en España y Cataluña. Pensamos, por ejemplo, en el debate de los ingenieros de montes, de la Sociedad Cívica la Ciudad Jardín o del centro Excursionista Catalán. Para dichos estudios nos hemos referidos a autores como Horacio Capel (1980, 1985, 2004), Vicente Casals Costa (1988, 1990, 1991, 1998, 2001) y Luís Urteaga (1997, 1987). Por otra parte, la primera etapa del proceso de planificación del Montseny, está relacionada también a unos hechos relevantes ocurridos en la historia de la institución y planificación de este parque natural. Citamos a continuación solamente algunos: la moción de Luis Duran i Ventosa, que pide la apertura de caminos y la creación de una mancomunidad de municipios del macizo del Montseny en 1914 o, en el mismo año, a la comunicación presentada por la Sociedad Cívica la Ciudad Jardín que apoya y promueve la institución de parques naturales en España y Cataluña; en 1916-1917 la aprobación de la primera Ley Nacional de Parques; en 1922 la moción de Jaume Bofill “El Montseny Parc Nacional de Catalunya” o en 1928 el Real Decreto que declara el Montseny de utilidad pública (I. Castelló, 1990, 1996). Todos ellos forman parte en la tesis doctoral de la mencionada dimensión textual del proceso de planificación.

La segunda etapa (denominada “de aprobación”) está determinada por las fechas de tramitación y aprobación del Plan Especial del Parque Natural del Montseny. En realidad esta etapa es muy articulada ya que se componía de tres momentos: 1º de Información previa: a) se somete a la consideración de los particulares y de las administraciones el diagnóstico, las alternativas y los criterios de desarrollo; b) se aportan sugerencias; c) se redacta el Plan Especial; d) se aprueba por los órganos de la Diputación. 2º de Alegaciones o informes: se manifiestan las conformidades y/o las discrepancias con el Plan ¿Modificaciones? 3º de Aprobación: provisional por parte de la Diputación, definitiva por parte de la Generalidad de Cataluña.

En la tercera etapa (de “debate público para la revisión”) la fecha se refiere al año de convocatoria del debate público para la revisión del Plan Especial de 1977. La cuarta etapa (denominada de “evaluación del proceso”) no corresponde propiamente al año indicado en la tabla 1, sino que es muy amplia e incluye una serie de sucesos que pueden ser considerados extra-plan ya que se refieren a normas, decretos o leyes, como por ejemplo la Ley de 13 de junio de 1985 de la Presidencia de la Generalidad sobre la regulación de todos los espacios naturales protegidos de la Comunidad Autónoma de Cataluña o el Decreto 105 del 20 de febrero de 1987. No obstante, por nuestra comodidad, hemos hecho coincidir esta etapa con un año concreto, el 2002, fecha en la cual se realizó una entrevista de evaluación a un alto funcionario de la Diputación de Barcelona que fue Jefe de la División de Parque en el momento en que se realizó el debate público de 1994.

Por lo tanto, el estudio del contexto (global) del proceso de planificación del Parque del Montseny se basa esencialmente en el análisis retrospectivo de la institución y la planificación del parque y, más concretamente, en el análisis de la visión histórica e ideológica sostenida por algunos románticos e idealistas interesados en la creación del parque, en el cruce de determinadas creencias con la visión institucional sobre el Macizo y en los argumentos de sus protagonistas presentes en los textos de las mociones y los expedientes administrativos abiertos por la entidad pública.

La Agenda 21 de Cartagena de Indias

En el caso de la Agenda 21 de Cartagena de Indias, se reconocen tres etapas substanciales que caracterizan el proceso de planificación (cuadro 2):
 

Cuadro 2
Etapas del proceso de planificación caso B): Agenda 21 de Cartagena de Indias
Etapas
Periodo histórico
Sucesos
Fuentes de interés
I: de concepción
(diagnosis y líneas guías para la ordenación ambiental municipal)
1992-1995
Ejecución del proyecto financiado por la Organización de los Estados Americanos
Informes de investigación, publicaciones académicas, memorias seminario-talleres, experiencia y vivencia
II: de diseño y ejecución
(productos y procesos)
1996-1997
Elaboración y ejecución del Plan de Gestión ambiental municipal
Documento del Plan, Agendas Ambientales Local, informes de actividad y actas de reuniones, entrevistas
III: de evaluación del proceso
2002
Vuelta al mismo cargo administrativo del Jefe del DAMARENA
Entrevista

Fuente: Elaboración propia

La primera etapa del proceso de planificación, la “de concepción”, corresponde en este caso a la elaboración del diagnóstico ambiental participativo del municipio realizado por el IDEADE de la Universidad Javeriana de Bogotá, a lo largo del mencionado proyecto plurianual financiado por la Organización de Estados Americanos ("Proyecto Multinacional del Medio Ambiente y los Recursos Naturales. Gestión para el desarrollo sostenible de zonas costeras. Estudio de caso de Cartagena" 1992-1995). Dicho proyecto de investigación presenta como tema central el ambiente, la calidad de vida y el desarrollo del municipio. La segunda etapa del proceso, denominada “de diseño y ejecución” corresponde al momento en que los resultados del diagnóstico del Proyecto OEA, que reunía el conocimiento científico de muchos profesionales procedentes de varias disciplinas y de la misma comunidad, confluyen en el Plan de Gestión Ambiental Municipal. Dicho plan fue financiado por el DAMARENA y emplea la Agenda 21 Local como herramienta de planificación y gestión ambiental participativa. La tercera etapa, denominada “de evaluación del proceso”, corresponde aproximadamente a la vuelta al cargo del mismo director del DAMARENA que en 1996-1997 promovió la realización del proyecto del Plan de Gestión y que por razones políticas había abandonado el cargo antes de que el diseño y la puesta en marcha de dicho plan y de la Agenda 21 concluyeran. Identificamos esta tercera etapa con un momento determinado, el año 2002, fecha en la cual se realiza una entrevista a este alto funcionario de la Alcaldía Mayor de Cartagena de Indias.

Es fácil constatar en la tesis doctoral que el estudio del contexto (global) del proceso de planificación de la Agenda 21 de Cartagena de Indias se basa en la interpretación de los factores políticos, socio-económicos y ambientales que pertenecen a varios ámbitos o “escalas” (internacional, nacional, local y de proyecto). Los factores de ámbito internacional retoman unos aspectos destacados del modelo interpretativo basado en la teoría de la regulación económica y la política de escala, tal como fueron discutidos críticamente por S. González Cevallos (S. González Cevallos, 2003, 2004) en su tesis doctoral. Más concretamente me detuve en la ambigüedad de los términos social, político y público ocasionada tanto por el fenómeno de la globalización económica, especialmente acusada en una economía de enclave como la de Cartagena de Indias, como por la influencia de instituciones no-formales /no-legales que actúan en el territorio. En el debate político y académico que se desarrolló sobre el tema del ordenamiento territorial y del medio ambiente en Colombia durante los años noventa, y que alimentó la ejecución del Proyecto de la OEA, aparecen todos los fundamentos de dicha hipótesis. Ésta se discute en la tesis doctoral con base en los argumentos de la Comisión de Ordenamiento Territorial-Instituto Geográfico Agustín Codazzi y A. Andrade, del Instituto de investigación IDEA de la Universidad Nacional, y A. Ángel Maya, y de autores como M. Borja, Fals Borda, A. Molano, F. Zambrano, J. Carrizosa, entre otros.

Aproximación metodológica a la dimensión textual del proceso de planificación

Con respecto a mi propuesta metodológica para analizar la producción textual del proceso de planificación de los dos casos de estudio, tengo que reconocer que ésta resulta primariamente aplicada más que argumentada. Lo anterior se debe a la exigencia de apreciar sobre la base de diálogos concretos, reales, las potencialidades de un análisis de la producción textual de los dos procesos de planificación. A tal fin elegí de forma expedita la manera de efectuar la selección de los diálogos de los participantes, organizar la selección de los fragmentos de los textos para poder realizar un análisis de los contenido semánticos (global y local) del discurso. En este articulo no entraremos en el mérito de cómo se ha realizado el análisis de los textos, considerando más relevante aclarar con cuáles hipótesis se ha trabajado.

En el caso del Parque del Montseny, el discurso del proceso de planificación es concebido como la expresión de unos discursos colectivos más que individuales en los cuales adquiere menor protagonismo el “individuo” y destaca la relación entre colectivos. Se habla de “opositores” o “sostenedores” del Parque que se expresan por medio de alegaciones e impugnaciones; asimismo se habla de “administración pública” o “particulares” convocados como colectivos; de “planificadores” y “planificados”. La comprensión de los textos viene condicionada por la ideología del grupo y su relación con la ideología del conjunto discursivo. El análisis del proceso se basa, por lo tanto, en las argumentaciones y los significados inherentes el Plan Especial del Parque Natural del Montseny, empezando por las alegaciones al Plan Especial de 1970, 1976-1977 y acabando en el debate público de 1994 para su revisión. La hipótesis que se sostiene es que cada texto es un fragmento del complejo discursivo cuyo sentido global se logra a partir del estudio de la semántica del discurso; la inferencia entre la semántica global y la semántica local aportarían unos criterios de evaluación a todo el tiempo histórico del proceso de planificación.

En el caso de la Agenda 21 de Cartagena de Indias, el estudio del discurso del proceso de planificación se realiza considerando la sumatoria de textos que acompañan la realización del proyecto de Agenda 21 Local y del Plan de Gestión Ambiental del municipio. Investigadores, administradores, comunidad y políticos, adquirieron protagonismo en el proceso como sujetos “hablantes” que se expresaron por medio de textos (escritos o hablados). En este caso la hipótesis que se sostiene es que la semántica global de este complejo discursivo se ve reflejada en los temas de cada discurso determinado, que contribuyen, en su conjunto, a explicar, comprender y evaluar la acción territorial producto de una interacción inter-subjetiva.

Los dos ejemplos, son complementarios y partes de un mismo esfuerzo realizado para adentrarse en una doble dimensión cognitiva inherente a la interpretación que el sujeto (individual o colectivo) realiza de la realidad, y a la interacción que en el discurso se realiza entre él y los demás. En este sentido, se utiliza como término de referencia del análisis la dicotomía planificador-planificado traída para concentrarse especialmente en la relación sujeto-planificador / sujeto-planificado. En la realidad sabemos que no debería existir una diferenciación tan precisa si se asume -como yo hice, de acuerdo con los argumentos de D. Schön; P.L. Crosta, A. Balducci- que en las prácticas de la planificación es indispensable la yuxtaposición de tres formas de conocimientos, el experto, el común y el interactivo.

Acerca de las cuestiones de fondo

Como ya manifesté, creo que la cuestión que debate el profesor Ramírez en su artículo no niega los principios de mi tesis doctoral, aunque él se muestra recalcitrante a una confutación de la misma sostenida con base en los casos de estudio. La acción y el conocimiento encuentran en la planificación una forma específica de conexión (J. Friedman), en directa relación con el discurso (H. Arendt): no existe acción que no suponga un discurso. Sobre dicha relación creo que se basa la comunión de principios a la que aludo y que yo pude explorar durante la investigación doctoral sustancialmente con base en los datos empíricos. A este propósito Ramírez en su artículo despliega generosamente un amplio abanico de autores para que pueda seguir investigando -así me gusta entenderlo- en el campo de la filosofía y de la retórica.

A sus preguntas sobre porqué el discurso tiene que ver con la planificación y en qué se basa la diferencia entre diálogo y discurso elaboro mi respuesta poniendo enfasis en el diálogo como intercambio y comunicación y en el discurso como un ámbito de mayor transcendencia que organiza los diálogos. El discurso es una actividad dinámica, y una actividad marcadamente teleológica, es decir que se realiza en función de un fin o de un punto de llegada que es el que orienta la dirección y el sentido de nuestro desplazamiento, intencionalmente o no. Lo anterior soporta el paralelismo que se establece en la tesis doctoral entre discurso y proceso de planificación, lo cual no es nuevo en la disciplina urbanística (véase en este sentido Il racconto urbanístico di B. Secchi).

La actividad discursiva constituye un espacio de manifestación y experiencias de sujetos singulares y colectivos (M. Foucault). Lo cual significa que el discurso no se limita solamente al uso del lenguaje ni a la interacción comunicativa, sino que se refiere a las ideas, a las ideologías (T. van Dijk). A través del discurso el sujeto construye el mundo como objeto y se construye a sí mismo. Lo anterior respalda en la tesis doctoral el propósito de buscar en los discursos las representaciones en conflicto y las intenciones de los participantes en el proceso de planificación.

Ya he hecho referencia a la disciplina de la historia y, en ella, al concepto de discurso como punto de equilibrio entre dos formas de pensamiento: el subjetivismo y el objetivismo. El discurso aparece aquí como algo diferente de un medio a través del cual la esfera social ejerce su determinación o de un instrumento en manos de sujetos racionales (A. Cabrera), configurándose, en los procesos históricos, como una autentica variable independiente. Lo anterior sostiene en la tesis doctoral la idea según la cual existe una dimensión histórica de los discursos referidos a los procesos de planificación, que transciende los mismos actores. Ésta se ha explorado prácticamente en el caso del Montseny.

En lingüística, el discurso, es un suceso de comunicación que, en los argumentos de Van Dijk, presenta tres dimensiones principales: el uso de lenguaje, la comunicación de creencia (cognición) y la interacción de situaciones de índoles sociales. Estas tres dimensiones hacen referencia a tres campos de conocimientos específicos, la lingüística, la psicología y las ciencias sociales. Dichos campos de conocimiento se reúnen en un específico ámbito disciplinario que estudia el discurso como un nuevo objeto: la disciplina del estudio del discurso que procura formular teorías para explicar las relaciones que se establecen entre el uso del lenguaje, las creencias y la interacción social (Van Dijk, 2000, 2001, 2003). En dicha disciplina, la visión del discurso como un resultado, como un producto, como un conglomerado de signos se da por superada y se pone de relieve su dimensión dinámica, es decir el proceso de enunciación a través del cual no solo se produce un enunciado texto sino que se manifiesta el sujeto emisor, su relación con sus interlocutores y con los contenidos que produce. Lo anterior apoya la hipótesis de la tesis doctoral según la cual es posible reconocer las identidades de los participantes en el proceso de planificación de los ejemplos considerados basándose en la dimensión textual del proceso de planificación.

Todo lo dicho se diferencia y complementa con lo que argumenta el profesor Ramírez. Él prefiere destacar la importancia de tres dimensiones propias de un discurso: el ethos, el pathos y el logos. En la retórica clásica el ethos es la moralidad, el modo de comportarse del orador en la vida y en el trabajo; el pathos es el motivo de la argumentación, el conjunto de pasiones que han de suscitarse; y el logos es ratio y oratio. La ratio tiene que ver con los aspectos cognitivos y la oratio con los aspectos comunicativos. Se resume de esta forma esquemática las razones por las cuales Ramírez atribuye al diálogo más importancia que al discurso. Pues, el diálogo constituye en su opinión un medio para descubrir, a través del logos lo que es bueno y lo que es malo. Ramírez, precisa que lo bueno, lo malo, lo útil y lo inútil son categorías que forman parte de la teoría de la ética, mientras que sería responsabilidad de la retórica facilitar un método para encontrar racionalmente lo bueno, lo malo, lo útil y lo inútil en cada situación.

El dialogo, en definitiva consiste en un intercambio de ideas y argumentos con vistas a obtener un resultado que, en ocasiones puede tomar forma de acuerdo, pero no siempre. Éste presenta necesariamente una serie de rasgos generales que caracterizan la relevancia epistémica de este concepto[13]. El diálogo muestra ser, por una parte, un instrumento fundamental del conocimiento y un rasgo fundamental de la realidad (H. G. Gadamer) y, por otra, una forma de interacción que para ser adecuada deberá fundamentarse (C. Perelman).

Ahora bien, el diálogo en tanto que medio cognoscitivo, tal como es sostenido por el planteamiento del profesor Ramírez, puede ser considerado sin lugar a duda como un elemento del discurso; este último constituye, por definición, algo más amplio, que lo transciende, pues es connatural de la acción práctica. Por tanto, es el discurso –oral o escrito- el que organiza los diálogos y domina la recepción y la producción de los textos que en ellos se producen.

Las objeciones del profesor Ramírez surgen cuando yo admito apoyarme en la lógica para analizar el discurso, reconociendo en primera instancia, como hizo Van Dijk en sus primeros trabajos (Van Dijk 1980, 1983), la posibilidad de una “ciencia del texto” que tiene por objetivo estudiar la esencia de discurso, sus posibles manifestaciones y su intencionalidad (Metzeltin, 2003)[14]. Se trata de una cuestión controvertida que mercería, sin lugar a duda, de un espacio más amplio de debate que tal vez podremos retomar en otro momento.

Notas

[1] RAMÍREZ GONZÁLEZ, José Luís. La ordenación del territorio como tarea discursiva. Una tesis doctoral de Liliana Fracasso. Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. Vol. X, nº 672, 2006. Universidad de Barcelona. [En línea ]<http://www.ub.es/geocrit/b3w-672.htm>

[2] SOUTO GONZÁLEZ, Xosé Manuel. Participación ciudadana y ordenación del territorio. Respuesta a un comentario de José Luís Ramírez.Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. Vol. X, nº 677, 2006. Universidad de Barcelona.[En línea] <http://www.ub.es/geocrit/b3w-677.htm>

[3] El tribunal estaba constituido por el doctor Pedro Fraile, Universidad de Lleida, como Presidente y como vocales los doctores José Luís Ramírez, Universidad de Estocolmo (Suecia); Angelo Turco, Universidad de L'Aquila (Italia); Teun A. Van Dijk, prof. visitante Universidad Pompeu Fabra; Mª Ángels Alió, Universidad de Barcelona, como Secretaria.

[4] Puede citarse en este sentido los trabajos de Horacio Capel que han constituida una línea específica de investigación dedicada a la geografía crítica y a las ciudades, a la arquitectura y al espacio urbano.

[5] Con respecto a éstos últimos, destacamos el texto de Pier Carlo Palermo Interpretación dell'analisi urbanística (1992) ya que constituye una referencia indispensable para adentrarse en las reflexiones sobre los temas del análisis territorial y de la planificación urbanística en Italia, en relación con el panorama internacional.

[6] En el caso de Cartagena de Indias actué como parte integrante del equipo que realizó, para la Alcaldía Mayor de Cartagena de Indias, el Plan de Gestión Ambiental municipal, en 1997 y esencialmente esto fue el origen de mi investigación doctoral, a partir del cual desarrolle también el caso del Parque Natural del Montseny, buscando analogías en el proceso de toma de decisiones, más que comparaciones.

[7] Por ejemplo Human Development Report (1990-1996) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

[8] Componentes de la Agenda 21 Local de Cartagena de Indias que se subdividen en barrios urbanos y corregimientos rurales.

[9] “Pero ¿Quien es el interpretante? Eco señala atinadamente que no se trata de una persona física, empíricamente dada (...) El interpretante, por el contrario, también es un signo (...) la operación de reenvío entre dos signos forma parte del sistema semiótico, por la sencilla razón de que a su vez es productor de signos, él mismo es signo”. Fabbri, P., 2000, p. 80

[10] Por una parte, en el debate entre Ch. Lindblom, Y. Dror y A. Etzioni, -de los cuales sobresale el significado de estructura de un proceso de decisión; por otra, en el debate de Pressman y Wildawsky, Barrett y Fudge -que describen y discuten las fases de un proceso de decisión-. El autor italiano A. Balducci dilucida también la cuestión de las redes de relaciones entre los actores que intervienen en un proceso de toma de decisiones, con base en las aportaciones de Heclo, Regonini, Richardson, Jordan, Hjiern, Porter y Scharpf y de la importancia de los contenidos de la política para la determinación de la estructura de los procesos de decisión, analizados con base en el modelo de T. Lowi y de J. Q.Wilson.

[11] Nos referimos a los estudios de S. Aguilar, N. Font, J. Subiratat, J. Font, entre otros, sobre política ambiental en España y participación ciudadana en la decisiones públicas. Véase, por ejemplo AGUILAR S., FONT N., SUBIRATS J. (Eds.) Política ambiental en España. Subsidiariedad y desarrollo sostenible. Valencia: ed. Tirant lo Blanch, 1999; FONT Joan (coordinador) Ciudadanos y decisión públicas. Barcelona: Editorial Ariel, 2001.

[12] Fecha en la cual decidí ir a vivir a Colombia para dar una aplicación práctica a los resultados de mis tesis de master, realizada en el IUAV-Scuola PVS que tenía como objeto de estudio la estructura urbana de Cartagena de Indias. FRACASSO, Liliana. Cartagena de Indias: análisis de la estructura urbana. Una elaboración de los datos del DANE. Censo Nacional Población y Vivienda del 1995. Revista del IDEADE. Ambiente y Desarrollo n° 4, IDEADE-PUJ, Bogotá, 1996.

[13] Entre los más relevantes mencionamos: “la necesidad de intercambio y comunicación de la razón humana; la elaboración de argumentos fundamentados que puedan ser compartidos; la presencia de la alteridad que lleva a negar toda clausura en si mismo de la razón humana y exige atender a aspectos diferentes de ella, ya sea otros seres humanos u otras realidades. El mantenimiento de una determinada reglas de comunicación que permiten una adecuada exposición de argumentos y sus secuencias ordenadas en la forma de una conversación, y por supuesto de acuerdo o desacuerdo obtenido como resultado de un dialogo”. MUÑOZ, Jacobo, VELARDE, Julián (editores). Compendio de epistemología. Madrid: Trotta, 2000.

[14] El estudio de textos concretos se basa, por lo general en la búsqueda del tema, en el estudio de la macroestructura, de las estructuras verbalizadas, la contextualización (histórica y psicológica), la búsqueda de las posibles situaciones sociales y psicológicas a que el texto podría referirse, la comprensión del texto como expresión semiótica de esas situaciones, posibles confirmaciones a través de la búsqueda de relaciones intermediales, determinación de las consecuencias pragmáticas que se puedan sacar de la comprensión lograda. METZELTIN, Miguel. De la retórica al análisis del discurso. Revista electrónica de estudios filológicos. [En línea]. Murcia: Tonos, n. 6, diciembre 2003. <http://www.um.es/tonosdigital/znum6/estudios/ Metzeltin.htm>. [18 octubre de 2006].


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Ficha bibliográfica


FRACASSO, L. El estudio de los procesos participativos de planificación territorial.Respuesta al profesor José Luis Ramírez. Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. XI, nº 690, 30 de noviembre de 2006. <http://www.ub.es/geocrit/b3w-690.htm>. [ISSN 1138-9796].
 


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