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Índice de Biblio 3W

Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
(Serie documental de Geo Crítica)
Universidad de Barcelona
ISSN: 1138-9796.
Depósito Legal: B. 21.742-98
Vol. XII, nº 705, 15 de febrero de 2007

NOGUÉ, Joan; ROMERO, Joan (eds). Las otras geografías. Valencia: Tirant lo Blanch (Colección Crónica), 2006. 557 páginas [ISBN: 84-8456-663-3]

Rosa Cerarols
Becaria predoctoral
Universitat Autònoma de Barcelona


Palabras clave: geografía, globalización, intervencionismo

Key words: geography, globalization, interventionism



El comprometido libro Las otras geografías, editado (en Valencia) y coordinado por los geógrafos Joan Nogué y Joan Romero (2006), se nos aparece en el contexto español y latinoamericano como un libro de referencia en lo que confiere al tratamiento en clave geográfica de las realidades socioespaciales más actuales. Tal y como dejan escrito los editores en la presentación, este libro trata de las “otras” geografías, “de aquellas expresiones geográficas de la contemporaneidad poco estudiadas habitualmente por su intrínseca dificultad y accesibilidad, o por un apariencia invisible, intangible, efímera y fugaz” (pág. 11).  

Para los coordinadores, este libro aún estando escrito por especialistas, está dirigido a un público amplio y variado con el propósito de poner a disposición de quien quiera, más información para comprender algo mejor el mundo que nos rodea. El libro, de más de quinientas páginas, queda estructurado en cuatro bloques diferenciados (las otras geografías de la globalización, los nuevos territorios, las otras ciudades y el cuerpo) pero al mismo tiempo claramente interrelacionados. Incluye así 26 capítulos, la obligada presentación, prefacio (a mano de los editores), postfacio y curricula de los autores. El conjunto de la obra consigue recopilar el trabajo y las opiniones de más de treinta especialistas (consiguiendo a la vez la casi paridad matemática de género) de diferentes disciplinas provenientes de veinte universidades y centros de investigación de Argentina, Brasil, Canadá, España, Francia y México, más las colaboraciones de las reconocidas ONGs Intermón Oxfam y Médicos sin Fronteras.

Las otras geografías, con una visión plural y crítica, nos propone de principio a fin,  múltiples análisis del juego de escalas geográficas presente en los procesos de la (mal)llamada globalización. Las cuatro secciones del libro reflejan una gradación temática y espacial que oscila desde el análisis geopolítico a escala mundial a la consideración de la variable más local, el cuerpo como objeto geográfico, entendiéndolo en su conjunto como una relación dialéctica multilateral que comparte causas y efectos glocales. A su vez, es un libro de intensidades diferentes. La profundidad de los subtemas abordados es irregular, algunos responden a unas inquietudes académicas sólidas y otros, más bien, pretenden informar didácticamente al lector. Pero en su conjunto, aporta una complejidad y una riqueza de observaciones que terminan perfilando detalladamente la poliédrica “realidad” en la que vivimos. 

Cierto es que nos encontramos en un período de transición, en el que lo viejo no ha desaparecido y todavía lo nuevo no está fijado; cierto es que podemos afirmar que nos encontramos en un momento precario y complejo, definido a menudo con palabrejas de alto nivel polisémico, poco logradas y a veces engañosas. En su aportación, Sami Naïr propone adjetivar este proceso con la palabra “globamundialización”, vocablo que utiliza para resaltar la dimensión geoestratégica y política del proceso. Según el autor, nos encontramos en un período de expansión imperial del modelo sistémico yankee (económico, social y político) al resto del mundo; proceso que a su vez se perfila dentro del ya viejo modelo imperial de “occidentalización” del planeta iniciado en el siglo XVI.   

Estos procesos generan pues, otras geografías de la globalización. Y estas son las que se presentan en la primera parte del libro. Así, desde el ámbito de las organizaciones no gubernamentales, nos hablan de los nuevos retos de la lucha contra la pobreza (capítulo 1), de las geografías de las crisis humanitarias olvidadas (capítulo 3) y en relación a estos dos vectores analíticos, de la importancia del comercio justo (capítulo 7) como una vía “obligada” para subsanar los altos porcentajes de pobreza extrema aún existente.

En el capítulo primero, Ignasi Carreras y Adela Farré, de Intermón Oxfam, nos presentan un estado de la cuestión sobre dicha temática en relación al concepto de desarrollo. Nos hablan de que en un mundo (estadísticamente) cada día más rico, las personas que viven en condiciones de pobreza  son cada día más pobres ya que carecen de oportunidades para salir del círculo vicioso de la pobreza. Con el inicio del nuevo siglo, Naciones Unidas propuso la elaboración de los llamados Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) que en el año 2000 fueron suscritos por 189 países. Pero este acuerdo resulta ser según los autores, un acuerdo de mínimos que no lleva camino de cumplirse, en buena parte porque los países desarrollados no han movilizado los recursos financieros ni el liderazgo político necesarios para hacerlos posible. Así, aunque la agenda esté clara (el alivio del lastre de la deuda externa, más recursos para una ayuda real al desarrollo y un sistema comercial mundial más justo) y los estén programas formulados, lo que está fallando son los recursos, la visión de porqué se emprende y para qué tienen que servir. Los autores dejan constancia que el problema no es que las demandas de financiación para reducir la pobreza sean desmesuradas, sino que la cantidad que gastan los países más ricos en la lucha contra la pobreza mundial es vergonzosamente pequeña: la ayuda sigue estando lejos de lo que se estima como el mínimo necesario. Otra puntualización importante es que no sólo hay que aumentar la ayuda, sino que por encima de todo hay que mejorar las políticas de cooperación de los donantes y reforzar las capacidades de gestión y buen gobierno de los países receptores.

Consuelo López-Zuriaga y Jordi Passola de Médicos sin Fronteras, en el capítulo 3, nos recuerdan que hoy asistimos a la cristalización de la cartografía del “humanismo selectivo”, donde las poblaciones que no forman parte de los procesos que dominan la geopolítica mundial están condenadas al olvido. Según los autores “son poblaciones ignoradas por la agenda política internacional y por tanto expulsadas del territorio de las soluciones y de las responsabilidades políticas” (pág. 97). Al mismo tiempo, los autores nos distinguen los parámetros que definen las llamadas crisis olvidadas. Estos son: elevados indicadores de mortalidad (especialmente la infantil), indicadores de vulnerabilidad alarmante (violencia sexual, desnutrición, enfermedades, etc…), baja cobertura mediática, escasa presencia de agencias internacionales de ayuda humanitaria o de ONGs y últimos puestos de los países receptores de fondos. En relación a todo ello, hay que añadir que además del coste humano de dichas crisis, éstas también producen una erosión sistemática de la legalidad internacional, y según Médicos sin Fronteras, quizás por ello, estén condenadas a ser invisibles. Destacan que en el sistema internacional actual es importante tener en cuenta la influencia que ejercen tanto los medios de comunicación como la sociedad civil, recordando que a menudo la ayuda humanitaria es tan sólo una respuesta ciudadana a un fracaso político. La segunda parte del capítulo saca a la luz el “mapa del olvido” que cada año cartografía MsF. En este mapa nos aparece África como el gran continente olvidado, así como una relación clara entre Estados fallidos y crisis olvidadas. Así, por ejemplo, para el año 2005, el mapa señala la República Democrática del Congo, Chechenia, Haití, India, Sudán, Somalia, Colombia, Uganda y Costa de Marfil así como aquellos países que fueron en su día portada de los principales periódicos pero que hoy, a pesar de tener todavía conflictos latentes, no “interesan” más.

En un plano más esperanzador, Rafael Sanchís, presenta el capítulo 7, “Geografía actual del Comercio Justo”. Desde la experiencia personal en los países productores del Sur nos escribe sobre los principios que rigen el Comercio justo, así como las características de desarrollo del trabajo relacionado con éste. En este sentido el autor enfatiza que el Comercio Justo se desarrolla principalmente con los países más desfavorecidos según los índices del PNUD y que apoya de manera especial organizaciones de producción con participación de mujeres, así como que prefinancia sus proveedores y establece relaciones comerciales estables en el tiempo. Ligando con las aportaciones de la misma ONG (capítulo 1), el comercio justo está orientado claramente al Desarrollo y en erradicación de la pobreza.  Así, el problema básico del comercio injusto lo constituyen las injustas reglas del juego y los dobles estándares que rigen los intercambios internacionales, que han conseguido en las últimas décadas sesgar el crecimiento en beneficio de los países desarrollados, profundizando aún más las diferencias que separan ricos y pobres.

Retomando una de las conclusiones del capítulo 3 (la existencia de una relación clara entre Estados Fallidos y crisis humanitarias olvidadas), el profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, Carlos Taibo, desarrolla desde la teoría política, una aproximación más detallada de la “descartografía (actual) del mundo” (capítulo 2). En el capítulo se perfila una reflexión teórica sobre la imagen de los conflictos y sobre las razones que vienen a explicar el olvido de estos. Taibo puntualiza que el proceso de descolonización fue la etapa de tránsito entre la claridad propia de la primera mitad del siglo XX y la anomia de la actualidad. Así, durante la guerra fría los conflictos bélicos se desplegaron en el Sur del planeta, pero a partir de los años noventa del pasado siglo, estos se han extendido al Norte, como la desintegración de Yugoslavia atestigua. El autor también recala en la proliferación de los llamados estados fallidos a lo ancho y largo del planeta, alentados por los fenómenos de la colonización, descolonización, desintegración y reducción de la ayudas de las dos potencias que protagonizaron la guerra fría. Así, la condición de los nuevos conflictos se caracteriza según el autor, por una mayor privatización de la violencia, un crecimiento inquietante en el porcentaje de víctimas civiles, así como por una estrecha relación con los hechos que tienen a ver con el proceso de “globamundialización”. Taibo añade que los escenarios en los que se hacen valer los conflictos se caracterizan por la pobreza general de los países afectados, el relieve del sector primario de sus economías, problemas medioambientales de diferente orden, la condición autoritaria de los gobiernos, los niveles muy altos de endeudamiento y el despliegue de planes de ajuste del FMI. Paralelamente, se diagnostica que el intervencionismo humanitario se ha convertido en una de las estrategias de injerencia más importantes para las potencias occidentales. El autor rescata algunos argumentos al respeto. Léase: las grandes potencias sólo actúan con rapidez y contundencia cuando sus intereses están en juego. O: las potencias que intervienen se hallan en el origen de los conflictos que declaran querer resolver. Y: extrema dificultad para documentar del lado de las potencias que intervienen algún interés genuino en la defensa de los derechos humanos.

En estrecha relación con el capítulo de Taibo se perfila el capítulo 6, escrito por Mireya Folch-Serra desde la Universidad de Western Ontario. En este capítulo se tratan las múltiples geografías del terrorismo. La localización de las actividades terroristas actuales, se presenta desde la disciplina geográfica, como un gran reto, ya que éstas son tan móviles e incomprensibles como los flujos financieros internacionales. Hay que añadir también, como claramente puntualiza la autora, que vivimos rodeados de una violencia militar institucionalizada empeñada en ocultar sus objetivos políticos y económicos y al mismo tiempo destacar que una intencionada anomia rodea la propia concepción del terrorismo. Para una mejor comprensión de dicho fenómeno, Folch-Serra propone tres escalas geográficas de análisis. Por su importancia actual, primero aborda la escala internacional del terrorismo con el caso concreto de Al Qaeda. Sigue con la escala nacional del terrorismo y la regional, matizando agudamente en el terrorismo de Estado y el patrocinado por éste. Por otro lado, la autora también aborda cómo ciertos métodos (tecnológicos) considerados “antiterroristas” se perfilan como nuevos métodos eficaces para implementar una sociedad de vigilancia y una política del miedo. Hay que considerarlos como una estrategia de doble hilo: “las personas corrientes se sienten tranquilas porque el gobierno les está protegiendo, al tiempo que éste les hace saber que su comportamiento, cualquier comportamiento, está siendo vigilado” (pág. 169).

Javier de Lucas (Universitat de València) abre el capítulo 5 del primer bloque anunciando que el siglo XXI será el de las grandes migraciones internacionales convertidas definitivamente en fenómeno estructural, incentivado claramente por el proceso de la globalización. A la par con ese anuncio, el autor sigue con que “las respuestas jurídicas y políticas con las que tratamos de dar respuesta a este auténtico desplazamiento del mundo distan mucho de estar a la altura del desafío que genera” (pág. 139). En este sentido, destaca que frente a un porcentaje siempre creciente de desplazamientos demográficos en todo el mundo, las respuestas normativas (políticas jurídicas) son cada vez más restrictivas. En el caso del derecho Comunitario, se impone una reducción indebida de los inmigrantes al construir la noción jurídica de inmigrante. Dicha reducción consiste en identificar inmigrante con trabajador inmigrante y éste a su vez con una noción previa de lo que supone que son los “verdaderos” y “buenos” trabajadores. Para Lucas, con la normativa actual, sólo son inmigrantes jurídicamente hablando los trabajadores inmigrantes en el mercado formal. Consecuentemente, no son inmigrantes ni los refugiados, ni los trabajadores no formales/irregulares, ni los familiares. En relación al derecho de libre circulación, Javier de Lucas, nos informa que no hay un derecho humano (universal) a inmigrar. Por ahora pues, “inmigrar es un privilegio de algunos, o una necesidad, un imperativo forzoso para los demás” (pág.150) y esta realidad encierra una considerable contradicción con el principio que está en la base del estándar internacional de los derechos humanos (Declaración de 1948, los Pactos del 1966 y también del Convenio de 1990). Finalmente el autor apunta que para afrontar este nuevo reto del siglo XXI, es necesaria una cooperación real entre los países emisores y receptores de flujos migratorios. Así, destaca que la Unión Europea se encuentra en una posición particularmente favorable para poner en práctica políticas que concreten programas de actuación (cooperación y ayuda al desarrollo).   

En el capítulo 4, Agustí Colomines, de la Universitat de Barcelona, nos habla de las naciones sin Estado. Primero nos hace un repaso de lo que ha sido la nación a lo largo de la historia y luego se centra en pensar la nación desde la era de la globalización. Para el autor, el proceso de globalización está incidiendo de forma sustancial sobre los vigentes sistemas estatales y enfatiza que los Estados están perdiendo poder o influencia tanto en el ámbito externo como interno. Así, en el ámbito externo están cediendo parcelas de control frente a ciertos actores y actividades surgidas con el “proceso globalizador” en aspectos tales como el medio ambiente, el cambio climático, las tecnologías de la información, las migraciones, el terrorismo internacional y el crimen organizado. En el ámbito interno, se está produciendo un resurgimiento de solidaridades identitarias, culturales, religiosas o de otra índole que ponen en cuestión la identidad oficial nacional de los Estados. Aún así, las naciones sin Estado para Colomines “se han visto siempre abocadas a sentirse inseguras de su pasado, indecisas ante el presente y el futuro y por consiguiente, condenadas a vivir con una existencia precaria (pág. 122). La segunda parte del capítulo se centra en el caso concreto de la Unión Europea y las naciones sin Estado. El autor remarca que el proceso de integración europeo tiene como base las comunidades políticas estatales y no a los pueblos o a las naciones. Aunque a partir de los años ochenta la dimensión de la “cuestión regional” europea fue entrando en la agenda política comunitaria, el análisis que nos presenta Colomines demuestra que “en el propio seno del Comité de las Regiones de Europa existe un verdadero divorcio entre las comunidades más ambiciosas, aquellas que podemos definir como nacionales, y las meramente regionales” (pág. 137)

Donde hay dominación, hay resistencia a la dominación y visiones y proyectos encontrados sobre cómo se debe organizar la vida social. De eso es lo que trata en su mayor parte Antoni Luna (Universitat Pompeu Fabra), en su capítulo titulado “Los espacios de la Alter-globalización: geografías y movimientos sociales” (capítulo 8 del libro). Primeramente Luna nos introduce las nuevas relaciones entre la reconfiguración del Estado y el proceso de la globalización para seguir con la presentación de los nuevos espacios políticos para la movilización social. Es destacable el apunte que nos hace el autor en este sentido: “la geografía de los movimientos sociales de principios del siglo XXI se enfrenta a nuevos tipos de espacios virtuales de movilización en los cuales la relación entre lo local y lo global no es necesariamente jerárquica ni unidireccional” (pág. 199). Siendo así, la segunda parte del capítulo, trata de los nuevos movimientos sociales para los nuevos espacios políticos de la sociedad en red, haciendo a su vez, su propia lectura geográfica de dichos procesos.

Pone punto y final al primer bloque el capítulo de Abel Albet (Universitat Autònoma de Barcelona) con una aproximación a la geografía de la religión desde un enfoque culturalista. Nos introduce primero algunos de los primeros trabajos descriptivos sauerianos (escuela de Berkeley) para pasar a presentarnos posteriores estudios donde el paisaje ya no es descrito a partir de los simples rasgos morfológicos impregnados por la religión, sino que es interpretado como un cúmulo de elementos simbólicos, llevados a cabo con propósito político muy claro por parte de agentes bien identificables que utilizan la religión para ejercer y legitimar su poder (como bien demuestran los estudios de Harvey (1979) y Duncan (1990)). Después de esta parte más introductoria, Albet nos ilustra la íntima correlación existente entre Estado y religión, entre fe y poder con el ejemplo del nacionalcatolicismo durante la España de Franco y el fundamentalismo patriótico de los Estados Unidos de Bush, para terminar cuestionando el papel de la “religión” como elemento identitario nacional. Desde un plano más global, el autor cierra el capítulo poniendo en relación la imposición histórica del hecho religioso como característica del imperialismo para abordar el reto religioso en la actualidad donde el Islam queda fuertemente estereotipado como “problema” e incluso como “enemigo terrorista”.

El segundo bloque del libro, que consta de siete capítulos, está dedicado a las múltiples relaciones existentes entre variables ritmos de tiempo y/en diferentes espacios. Dichas relaciones configuran lo que los editores han llamado los “nuevos territorios”. En primer lugar, Francesc Muñoz nos introduce las intersecciones existentes entre tiempo y territorio en áreas urbanas. Hiernaux puntualiza en la geografía de lo efímero y fugaz y Zusman, Hevilla y Molina, por el contrario, en la de los tiempos lentos. Al mismo tiempo, Claudia Barros, se aproxima a lo que llama la ciudad en el campo. Por otro lado, Ribas y Saurí, nos presentan las geografías de la vulnerabilidad, Méndez la geopolítica de los recursos naturales y Mazoyer los territorios consecuentes de la desigualdad agrícola.     

La disertación teórica de la primera aportación del bloque, nos introduce a las complejas relaciones existentes hoy en día (especialmente en los espacios urbanos) entre tiempo y territorio, o si se quiere, entre territorios y tiempos. Si bien tradicionalmente se ha recalado en el tiempo histórico como garantía creadora de los lugares y de los paisajes, Francesc Muñoz (Universitat Autònoma de Barcelona) nos propone la superposición de tiempos sobre el territorio en función de los diferentes ritmos llevados a cabo en él. Así, tenemos un escenario caracterizado por una movilidad intensiva y por uso extensivo del territorio que genera una transición hacia nuevas formas culturales, motivada en gran mesura por la incorporación de innovaciones tecnológicas que permiten, la aniquilación del espacio y la aparición de un “tiempo mundial”. Seguidamente, Muñoz nos presenta un cambio cualitativo en la propia percepción social de la velocidad (entendida como una construcción cultural propia de las sociedades urbanas contemporáneas) que consiste en que los habitantes construyen percepciones múltiples de su entorno a la par con la intensa penetración de la “cultura visual digital”, que el autor define como una nuevo código de comportamiento urbano caracterizado por la utilización y consumo continuo de medios de comunicación y entretenimiento visual. En referencia al aumento de la movilidad, Muñoz propone los territoriantes (habitantes a tiempo parcial): el prototipo de habitante de los actuales territorios urbanizados que habita geografías variables en ciudades de geometrías también variable (pág. 246). Al mismo tiempo, el autor observa que los territorios metropolitanos presentan una evolución que partiendo del urbanismo de los lugares deriva a lo que llama (hub)banismo de los flujos (pág. 248); una “geografía objetualizada” según el autor, que pone de manifiesto la importancia de los flujos de personas e información como elemento substancial del territorio tanto o más que la pieza urbana y expresa la pérdida de importancia de la densidad a la hora de definir las nuevas situaciones metropolitanas.      

El capítulo 10, casi a la contra del anterior análisis, se titula “la geografía de los tiempos lentos” y se centra en un estudio llevado a cabo en andina fronteriza de Argentina por Perla Zusman, Cristina Hevilla y Matías Molina. Los autores relacionan la geografía de los tiempos lentos en contraposición a las actuales y predominantes geografías de los tiempos rápidos, haciendo hincapié en que éstas son más aceptadas que aquellas vinculadas a los tiempos lentos. Desde una concepción de tiempo y espacio como construcciones sociales ligadas a procesos y prácticas sociales, recalan en que el sistema capitalista ha construido una determinada concepción del tiempo y del espacio que se caracteriza por una compresión espacio temporal de matiz hegemónico, que borra o minimiza prácticas alternativas y otros usos espaciales y prácticas sociales. Los autores nos informan que las movilidades rápidas en la frontera argentino-chilena son asociadas con la práctica de la minería y del turismo, a la vez que las de los tiempos lentos pasan desapercibidas. Estas desapercibidas, las “otras movilidades” son las que sacan a la luz en su capítulo y son las prácticas cotidianas de los crianceros, pastores chilenos y baqueanos de la Cordillera andina.

En la fluidez observada en los actuales procesos societarios, Daniel Hiernaux (Universidad Autónoma Metropolitana de México), se interesa por los procesos de “licuefacción” de los tiempos y los espacios a partir de la presencia de lo “efímero” y de lo “fugaz”. En la misma línea de investigación que la presentada por Francesc Muñoz, se resalta en este capítulo, que los nuevos procesos globales están impactando las ciudades, y estos están signados por la movilidad, como bien atestigua el nuevo turismo, la reestructuración de la producción o el arte urbano. Según el autor, el tiempo efímero se adueña de la ciudad y ésta se transforma en el lugar por excelencia del espectáculo. Junto a la movilidad hay que asociarle también una aceleración espacio-temporal creciente proporcionado en parte por el desarrollo tecnológico. Para Hiernaux, la fugacidad que se registra es la expresión más evidente de la hipermodernidad y también reconoce la presencia permanente de lo fugaz en la cotidianeidad. Con ejemplos de eventos puntuales u observación cotidiana de los espacios, nos introduce el discurso de los espacios efímeros y fugaces.

Las catástrofes naturales no constituyen nada nuevo en la historia de la humanidad pero sus consecuencias siguen siendo muy diferentes según los contextos económicos, políticos y sociales en que se producen. Así, Anna Ribas (Universitat de Girona) y David Saurí (Universitat Autònoma de Barcelona) nos enuncian que aún detectándose una cierta disminución en el número de víctimas mortales, los damnificados y las pérdidas económicas aumentan vertiginosamente. Los autores nos proponen en el capítulo 13, un recorrido conceptual por las geografías de los riesgos. Nos introducen primero los postulados de la Ecología Humana, el enfoque de la Economía Política y la opción de convergencia: la Ecología Política. Aunque para ésta, la respuesta de las sociedades al riesgo se explica por su relación con las estructuras sociales, la economía y la vida cotidiana, los autores resaltan que los “riesgos” van más allá del dualismo sociedad - naturaleza son, pues, fenómenos híbridos. La actual geografía de los riesgos, se sirve del concepto de vulnerabilidad, que incluye su vertiente humana y social, y territorial y geográfica. Para los autores, la vulnerabilidad puede abordarse a partir de factores de orden físico o biológico, pero también ésta emerge de condiciones sociales más o menos permanentes, lo que sería la vulnerabilidad estructural compuesta por su lado más económico, por su dimensión más política. Así, no creen que exista una sino muchas geografías de la vulnerabilidad. La propuesta teórica y analítica final del capítulo pretende visibilizar las distintas dimensiones de la vulnerabilidad, y los autores nos lo proponen a partir de tres conceptos: exposición, resistencia y resiliencia.

Para Ricardo Méndez (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), crecen los conflictos para la apropiación, gestión y uso de los recursos naturales estratégicos. El capítulo traza una panorámica de las relaciones actuales entre recursos naturales y relaciones de poder, y muy concretamente de los conflictos generados por el reparto desigual de los recursos estratégicos poniendo como ejemplo el petróleo y el agua. Destaca que el medio ambiente se está convirtiendo en un componente de la geopolítica mundial como contrapeso a las aportaciones postmaterialistas que versan sobre factores culturales e identitarios para dar respuesta al origen y persistencia de las nuevas guerras. Una primera cuestión central es la de la violencia estructural que subyace en buena parte de las tensiones Norte-Sur, o sea, el secular desequilibrio en el consumo de recursos naturales entre los llamados países desarrollados y el resto del mundo. Con relación a la geopolítica del petróleo, el autor hace hincapié en el protagonismo de este recurso como factor que incide de forma significativa sobre el funcionamiento del sistema mundial, por su papel fundamental para la economía planetaria y su capacidad para desencadenar hostilidades a gran escala (pág. 307). Así, recalca el protagonismo de las grandes firmas transnacionales y la nueva política exterior de Estados Unidos, especialmente atenta a asegurar sus suministros exteriores y atenuar así los riesgos derivados para su seguridad nacional de una dependencia exterior creciente. En el caso del agua, vemos como de ser considerado un recurso renovable y abundante se convierte en un bien progresivamente escaso y sometido a procesos de gradación que restringen su uso. Los conflictos más destacados en relación a este recurso son de carácter supraestatal y concentrados en la diagonal árida que se perfila desde el Magreb hacia Oriente Próximo y la región del Caspio en dirección al Asia Central.

Relacionado con el capítulo 14 (y con el uno, tres y siete del primer bloque), el último capítulo del segundo bloque del libro (capítulo 16), Marcel Mazoyer (Institut Nacional Agronomique Paris-Grignon), analiza las desigualdades agrícolas mundiales y su consecuencia más dramática, la sub-alimentación. Nos explica la fractura agrícola y alimentaria mundial, así como la existencia de un desarrollo histórico agrícola muy desigual que ha derivado en excedentes agrícolas crecientes con precios decrecientes (en los países ricos) que en la gran mayoría de países subdesarrollados se ha materializado en pobreza y sub-alimentación. 

En el capítulo 15, Claudia Barros (Universidad Nacional de Luján) concreta su aportación a “los nuevos territorios” haciendo referencia a las nuevas ruralidades en los lugares rururbanos. Concretamente nos habla de Cañuelas, ubicado al sudoeste del Área metropolitana de Buenos Aires. Para la autora, allí se intercalan diversas formas de organización territorial, algunas vinculadas con lo urbano y otras con lo rural, realidad que caracteriza las nuevas ruralidades. Según Barros, en Cañuelas, se están desarrollando diversas formas de asentamientos vinculados con fenómenos neorrurales en el espacio anteriormente ocupado sólo por actividades agropecuarias. Distingue los barrios cerrados o countries, las segundas residencias, los establecimientos dedicados total o parcialmente al turismo rural, establecimientos experimentales y neoartesanos. A través de este análisis vemos que puede existir más de un lugar en permanente construcción en la misma localización y por consiguiente, múltiples identidades que exceden en mucho a los tradicionales estereotipos con los que se identifica al campo y sus habitantes.

El tercer bloque del libro que se reseña consta de seis capítulos que tratan de las otras ciudades. Se incluyen disertaciones sobre las vulnerabilidades urbanas (capítulo 17), sobre la ciudad y el miedo (capítulo 18), o la ciudad informal (capítulo 19), sobre las potencialidades del espacio público (capítulo 20), o la propia especialidad de la vida cotidiana (capítulo 21) y finalmente, de ciudades en el dial (capítulo 22).

Josep Maria Montaner, de la Universitat Politècnica de Catalunya, nos visibiliza algunas de las nuevas vulnerabilidades existentes en las urbes. En el seno de unas sociedades cada vez más duales, predominan todo tipo de “fronteras” y exclusiones, sean visibles o invisibles. Para el autor nos encontramos en tiempos neomedievales donde a pesar de la modernización y del lento crecimiento de la democracia, la pobreza sigue aumentando y se sigue separando y segregando. En referencia al “olvido” de la memoria, Montaner lo relaciona con traumas urbanos, con la sistemática destrucción de la memoria social y patrimonial consecuencia del desarrollo tardo-capitalista de las grandes conglomeraciones urbanas. Para Montaner nos encontramos con una gran paradoja urbana: vivimos en la constante eliminación de la memoria real y la creciente invención de memorias temáticas e impostadas. Para ilustrarlo se sirve de variados ejemplos. Nos presenta el caso de Battery Park o de la tematización de Times Square en Nueva York; del borrón sistemático de la memoria anarquista del siglo XX en Los Ángeles con la construcción de autopistas y edificios emblemáticos. En Barcelona: el borrado programado y sistemático del tejido social y productivo y de la memoria industrial y obrera especialmente en Ciutat Vella y en el Poblenou. Para el autor, con la modernidad, la apología que la burguesía ha hecho del Modernismo ha ido ligada al borrado de las infraestructuras industriales que lo nutrieron. Y Berlín, con su caso emblemático de Postdamer Platz, reconstruida por firmas arquitectónicas internacionales de prestigio… un ejemplo más de borrado de vestigios de su propia historia: el muro. Con esos ejemplos, Montaner ilustra una paulatina injerencia del sector privado en la gestión de un espacio público, que se vuelve lugar de control y normas y la impostación de una falsa memoria sobre la memoria que había existido. Así mismo, termina con el ejemplo más claro de todo este proceso, la nueva “deshabitación” y la geografía de los “sin techo”. Para el autor, cada vez somos más vulnerables en un mundo que cada vez crea más fronteras calientes, borra las memorias e historias, y deshabita a los más débiles.       

Laia Oliver-Frauca (Universitat Autònoma de Barcelona) trata específicamente del miedo en la ciudad, de las causas y las consecuencias del miedo a la alteridad. La autora analiza las relaciones entre los miedos urbanos, las demandas de seguridad y la crisis del espacio público para abordar paralelamente los canales de construcción, transmisión y reproducción social de los miedos en los espacios urbanos. La autora destaca que la crítica a la criminología tradicional se centra especialmente en la elección de los métodos de investigación sobre el miedo y la delincuencia urbana, así como en la manera cómo las medidas de acción para hacer frente a estas cuestiones son aplicadas. Unas críticas a las que ha contribuido de manera importante la geografía feminista, con sus denuncias acerca del miedo que sufren las mujeres en la ciudad como consecuencia de las estructuras de dominación patriarcal en las que se enmarcan las relaciones de género y de poder en la sociedad. Oliver-Frauca finaliza con que lo que es necesario ante todo, es desarrollar políticas de igualdad, buscar soluciones que permitan convivir con justicia a todos los colectivos en el espacio urbano sin tener que renunciar a la diversidad de sus habitantes.   

Desde la Universidad Federal de Río de Janeiro, Raquel Hermely Tardin, nos presenta las metrópolis latinoamericanas y concretamente las brasileñas. Retomando la idea de la aparición de vulnerabilidades urbanas (capítulo 17), constata la formación de ciudades duales: la formal y la informal. Esta última estrechamente relacionada con la pobreza y la ilegalidad. El capítulo de Hemerly propone una aproximación a la construcción del territorio urbano actual desde algunas lógicas de construcción de los asentamientos informales (favelas y loteamentos irregulares para el caso brasileño). De forma correlativa, la autora trata de la formación de los asentamientos, analiza el encaje de la ciudad informal en los territorios urbanos así como el desarrollo de los asentamientos informales en la conformación territorial. La aportación de la autora plantea un posible reconocimiento de la realidad territorial como una amalgama de “ciudades”, donde se encuentran y se mezclan las ciudades formales e informales, cuyo futuro depende de una acción articulada de planificación y gestión urbana.

Retomando algunas de las ideas presentadas en el capítulo 18, Abel Albet, Anna Clua y Fabià Díaz (Universitat Autònoma de Barcelona) empiezan enunciando que en la ciudad actual está resurgiendo el discurso del miedo y del desorden junto con respuestas institucionales que imponen seguridad y control a través de políticas urbanas y de actuaciones urbanísticas en el espacio público. Los autores nos presentan el espacio público como un espacio paradójico. Por un lado analizan como la creciente regulación del espacio público urbano junto con la creciente privatización de la esfera pública se traduce en una re-feudalización de éste (siguiendo los postulados de Habermas) a la vez que se observa y se constata que el mismo espacio (el público), es también un lugar de conflicto, de resistencia y donde tiene lugar la lucha de intereses, entendido como un conflicto creativo-ciudadano (concepto elaborado Nancy Fraser). Para los autores es importante concebir el espacio público, como un espacio de reconocimiento.  

Alicia Lindón (Universidad Autónoma Metropolitana, DF) reflexiona sobre la espacialidad de la vida cotidiana en el entorno urbano. Para la autora, la centralidad del sujeto y sus prácticas/acciones permite explorar geográficamente el movimiento a ellas asociadas en varios planos: el del movimiento en el tiempo y el del movimiento en el espacio. Paralelamente, los sentidos del lugar se construyen para Lindón de manera topofílica o topofóbica. Así, “la topofilia suele proceder de comparaciones que muestran diferencias, mientras que la topofobia resulta de rasgo del mismo lugar o de comparaciones con otros lugares que destacan semejanzas” (pág. 433). En la disertación de Lindón destaca lo que llama hologramas socio-territoriales, los cuales tienen la virtud de dar cuenta del cruce de lo situacional con lo que permanece, o sea, su singularidad. Al mismo tiempo y metodológicamente, los hologramas son fragmentos de narrativas de habitantes del lugar, que dan cuenta de circunstancias banales pero ricas en contenido, por condensar claves socio-culturales empleadas en la construcción del sentido de lugar. Finalmente, la autora incluye el análisis de tres de estos hologramas: el de “las calles tomadas” (exacerbación del espacio público), “las periferias y urbanizaciones de la vida natural, tranquila y solitaria” (exacerbación de lo privado), y “la construcción de la interioridad en la exterioridad” (ejemplo del derrumbe de la dualidad entre lo público y lo privado). 

El capítulo 22 es fruto de una investigación llevada a cabo por Anna Clua (Universitat de Vic) sobre el papel de los medios de comunicación en el paso de la “ciudad industrial” a la “ciudad del conocimiento” en Europa, concretamente en las ciudades de Manchester y Barcelona (las cuales reivindican por igual su singularidad como ciudades históricamente “revolucionarias”). Para la autora, la adaptación económica de dichas ciudades a la nueva era de la información, así como la aplicación de planes de regeneración urbana demuestra ser poco efectiva a la hora de romper con las fronteras sociales que siguen surcando la ciudad. A través de la aproximación a dos iniciativas de radiofonía comunitaria (Radio Regen en Manchester y Radio La Mina en Sant Adrià del Besòs) y del trabajo teórico previo, la conclusión del estudio no deja indiferente. Escribe: “el estudio resultó muy esclarecedor en cuanto a la constatación del hecho de que la representación física y simbólica de lo urbano, a pesar de plantearse en términos de transformación social a través de la cultura y del conocimiento, no son más que la expresión de la hegemonía del capitalismo avanzado” (pág. 460).    

El cuarto y último bloque de Las otras geografías, se centra en el cuerpo en tanto que espacio social. La aportación de Josepa Bru, de la Universitat de Girona (capítulo 23), analiza algunas de las múltiples relaciones existentes actualmente entre cuerpos, poder y transacciones mercantiles. En el capítulo 24, María Prats de la Autònoma de Barcelona, nos presenta una útil y clara síntesis de la trilogía sexo, género y lugar desde la perspectiva de la geografía académica. A su vez, la aportación de Xosé M. Santos (Universidade de Santiago), se centra en analizar de forma precisa los espacios homosexuales (capítulo 25) y Ana Olivera, de la Autónoma de Madrid, cierra el bloque con su disertación sobre geografía y discapacidad.

El cuerpo se construye como el nivel más elemental de penetración de poder, así como el lugar en que a última instancia, todas las esferas de poder se concentran. En la primera parte del capítulo 23, Josepa Bru nos introduce a las nuevas formas de esclavitud y tráfico de seres humanos en la actualidad (enfatizando su feminización y destacando su aberrante porcentaje infantil). Así desde las formas tradicionales de trata y esclavitud aún fuertemente presentes en el África subsahariana, nos habla de la esclavitud por castas fuertemente destacable en Chad, Malí y Mauritania. Sigue con la modalidad de los trabajos forzados (en la que los trabajadores deben emplear la totalidad de su salario en su manutención, que les es subministrada por los mismos empleadores) presente en los países africanos y especialmente en los países centro y suramericanos. Y destaca también la de la servidumbre por deudas, muy habitual en países asiáticos. La autora prosigue con el análisis de la prostitución y pornografía para hacer una dura crítica a la industria del sexo y al carácter androcéntrico de la visión del fenómeno. De aquí pasa a analizar el comercio de la reproducción humana, que a su vez, también mueve importantes sumas de dinero e introduce grandes desigualdades en las posibilidades de acceso. Finalmente, la autora también recala en la geografía del consumo que genera el hedonismo como fenómeno social global, para terminar proponiendo “resistir desde el cuerpo y desde el cuerpo generar discursos y prácticas alternativas” (pág. 486).

Por su lado, Maria Prats, nos describe el enfoque de género en la disciplina geográfica (a nivel conceptual, metodológico y práctico) como proceso dinámico del feminismo que a su vez se retroalimenta de los diferentes paradigmas de la geografía, enfatizando pero, su compromiso social y político. Después de trazar la genealogía del enfoque, Prats nos presenta una síntesis de lo que supone la geografía y el género en los países ricos (donde destacan los estudios de población, mercado de trabajo, geografía urbana, entorno rural e identidad) y en los países pobres, recalando en sus diferencias más remarcables. En este sentido, el capítulo también incluye un apartado que recoge las aportaciones geográficas en relación al género y medioambiente. Finalmente, la autora presenta los temas abordados más recientemente en relación al cuerpo, las sexualidades y geografía.

Centrándose en los espacios homosexuales en las sociedades occidentales, Santos analiza el comportamiento social y territorial de los individuos homosexuales. Hace ya unas décadas que los grupos homosexuales entendieron que el dominio y el control de un territorio eran claves para adquirir poder, representación urbana y visibilidad social. Tanto es así, que al autor lo presenta como una evolución hacia la “homonormalidad”,  vinculada con el gran capital y donde las actividades espaciales de la sexualidad se trasladan a la esfera doméstica (pág. 514). Desde este punto de vista, al hablar de barrios gays, no siempre se está refiriendo al aspecto residencial. Es más, en muchas ocasiones es secundario frente a la función comercial o a la vinculada con el ocio, particularmente el nocturno, lo cual permite establecer un juego de escalas muy propio de los grupos marginados. En la actualidad, Santos observa que el espacio físico de encuentro alterna y se complementa con el espacio virtual. En relación con las nuevas tecnologías, puntualiza como éstas han sido utilizadas para generar movilizaciones reivindicativas de la identidad y derechos de gays y lesbianas.

Ana Olivera, de la Universidad Autónoma de Madrid, nos acerca a las geografías de las discapacidades, a aquellas geografías que tratan de la accesibilidad y la justicia socioespacial. Al inicio del capítulo, la autora nos presenta los cambios observados en la propia concepción de la discapacidad. Así hasta tiempos recientes, la discapacidad solamente se concebía como un modelo médico, pero hoy en día, ya se modela como una construcción social. Según la autora la discapacidad “es un problema de la sociedad y del espacio y no sólo de las características de las personas, porque es evidente que en ciudades adaptadas y con ciudadanos más concienciados y solidarios, muchos discapacitados pueden vivir independientemente, trabajar y mantener una vida social con mayor facilidad” (pág. 529). En el transcurso del capítulo, Olivera nos va describiendo cual es la población discapacitada (datos referentes a España) y se evidencia que la discapacidad queda estrechamente relacionada con la vejez y el género; las más afectadas son las mujeres ancianas. Finalmente, también nos incluye un repaso de la historia de la construcción de espacios inaccesibles para terminar con la propuesta del uso del diseño universal (pág. 537), entendido como un instrumento de igualdad social, que debería ser aplicado a los espacios, productos y comunicaciones, pero que también necesita ser tenido en cuenta en las políticas sociales y urbanas y en las prácticas ciudadanas.

En definitiva, por intentar abordar la compleja actualidad, para dar cuenta de que todos y todas estamos involucrados en ello de un modo u otro, por presentar dicha temática  desde diferentes ángulos y escalas geográficas, y por ser crítico y éticamente comprometido, Las otras geografías no deja o no tendría que dejar indiferente al lector, que posiblemente se sienta gratamente satisfecho con la lectura de la mayoría de los capítulos. A su vez, cumple claramente con los objetivos propuestos por sus editores y evidencia la intención de éstos en dejar constancia en nuestro contexto de la existencia del geographical turn en las ciencias sociales. Así, ese recopilatorio se puede considerar como un ejercicio intelectualmente honesto, que nos introduce las nuevas“geografías morales” y los viejos y nuevos paisajes de la injusticia con la esperanza de que además de la sociedad del conocimiento también sea posible ayudar a construir la sociedad del (re)conocimiento. 

 

© Copyright: Rosa Cerarols, 2007
© Copyright: Biblio3W, 2007

Ficha bibliográfica

CERAROLS, R. Nogué, Joan; Romero, Joan (eds) Las otras geografías. Biblio 3W Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol.XII, nº 705, 15 de febrero de 2007. [http://www.ub.es/geocrit/b3w-705.htm]. [ISSN 1138-9796].


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