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Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
(Serie documental de Geo Crítica)
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. 
Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. XII, nº 724, 20 de mayo de 2007 

ATENTAR CONTRA EL PATRIMONIO ARTÍSTICO. EL CASO DE SAN SEBASTIÁN DE OLULA DEL RÍO (ALMERÍA).

María Concepción Porras Gil
Universidad de Valladolid


Palabras clave: patrimonio artístico, Almería (España), arquitectura neoclásica

Key words: art heritage, Almería (Spain) neoclassical architecture


Nadie pone en duda el deber que todos tenemos de preservar, conservar y transmitir el patrimonio cultural, natural y artístico que nos ha legado el pasado y sobre el que se ha construido nuestra historia. El patrimonio es un valor en el que nos reconocemos y creemos que efectivamente todas las instituciones competentes aúnan (o al menos así debería ser) sus esfuerzos para traspasar dicho legado en óptimas condiciones, a las generaciones venideras.

Sin embargo, en no pocas ocasiones las acciones concretas se revelan poco eficaces y concretamente en el caso que compromete al patrimonio artístico, éstas suelen estar propiciadas por un notable desconocimiento del bien a proteger. Esta actitud es especialmente perversa en el caso de los bienes arquitectónicos, donde la defensa, en ocasiones queda restringida a evitar su demolición; en otras, su conservación no pasa de una labor de maquillaje o fachadismo y en otras, sobre todo en aquellos que mantienen su uso secular, en la estúpida creencia que deben ser readaptados a los tiempos modernos, incorporando a sus proyectos todo tipo de rocambolescas soluciones.

Se olvida que el primer paso para preservar nuestro patrimonio es entenderlo, pues en definitiva toda obra es un testigo que nos habla desde el pasado, ofreciéndonos sin rendiciones el sentir y las ideas de aquel mundo que le dio origen. Así, las formas son un modelo de escritura, un recurso visual que permite la materialización de la imagen de un tiempo y un mundo concreto, una imagen que queda distorsionada cuando se actúa sin sentido tanto en el objeto mismo, como en su entorno.

Nada podemos hacer ya sobre los sucesos del pasado, la sustitución de iglesias románicas por templos Neoclásicos, la ruptura de la unidad del Renacimiento con superposiciones dispuestas en el barroco o el corte de los espacios medievales del gótico con la introducción de las sillerías en el centro de las naves de nuestras catedrales en los siglos XVI y XVII. Ahora, dichas intervenciones han de ser respetadas pues también forman parte de la historia y las más de las veces, se trata objetivamente de piezas de sobresaliente calidad que conforman una singularidad propia a los edificios en los que se encuentran.

No siempre el edificio está en condiciones de pervivencia sin alteración. Son muchos los casos en los que el arquitecto ha intervenido con exquisito rigor, incorporando las formas más vanguardistas sin renunciar al sentido profundo de la arquitectura histórica sobre la que opera, hasta ver ésta potenciada. Es fácil advertirlo, pues ante estas obras correctamente trabajadas, la historia, vista a través de una contemporaneidad sin estridencias, continua conmoviéndonos. No sucede lo mismo cuando la obra pasa a manos de un arquitecto protagonista que no hace sino ocultar el pasado tras un telón extravagante que no dudo que hará a su autor pasar a la posteridad, aunque no por los motivos que él en su ignorancia piensa.

Pero aún hay un tercer grupo de obras que se ven alteradas por la vulgaridad, intervenciones que no pasan de remozos de la peor albañilería que sin premisa alguna, o razón digna de tenerse en cuenta, tapan ciertas joyas procurándolas un envoltorio de “papel de estraza”. El resto patrimonial que tiene la desgracia de sufrir este agravio suele pasar desapercibido, nadie toma cuenta de él porque se hace invisible, oculto en la mediocridad que lo envuelve insuficientemente trasgresora para originar una avalancha de protestas en la población.

Precisamente este es el caso del templo de San Sebastián de Olula del Río (Almería) una insigne obra proyectada en 1780 por Ventura Rodríguez, a la que el obispado de Almería quiere “ennoblecer” con unas dependencias anejas, cuya finalidad sería fácilmente criticable y que añadidas al despropósito existente no conseguirán más contribución que romper la plástica de uno de los ejemplos más puros de la arquitectura Neoclásica española.

San Sebastián de Olula del Río es uno de los más puros ejemplos de arquitectura neoclásica en España, siendo además una pieza fundamental para el estudio de su autor, permitiendo trazar sin interrupción la evolución formal de Ventura Rodríguez desde el tardobarroco al neoclasicismo.

Se trata éste de un edificio de planta central resuelto en forma de cruz griega, con brazos ligeramente curvos lo que contribuye a una mayor unificación espacial que es observable tanto en el volumen interior como en los alzados externos. Una coherencia que no se vio alterada al ser puesto el proyecto de Ventura en manos de su discípulo Juan Antonio Munar, encargado de la dirección de las obras, siendo el templo ejemplo de austero decoro y racionalidad funcional promovido por la ilustración.

Para el hombre ilustrado lo bello implicaba utilidad y por tanto debía generarla pues sólo de este modo se alcanzaría un nuevo ideal humano que contribuiría a la mejora social a través de la razón: Se buscaba la racionalidad de las artes, su utilidad vinculando a la estética la mejora ética. De esta forma, el arte acompañaba la transformación social y de las costumbres, socializando los espacios como preámbulo para el desarrollo de la burguesía.

Puede decirse que la solución adoptada en el templo de San Sebastián se ajustaba a dichos principios, llegando incluso a materializar anticipadamente las premisas expuestas por el marqués de Urueña en su tratado Reflexiones sobre la arquitectura, ornato y música del templo publicada en 1785. El marqués sostenía que los objetivos principales que habían de fijarse las artes, no eran otros que el buen gusto y la belleza, metas éstas que habían de alcanzarse a través de la razón y la visión de la naturaleza, tal y como había teorizado el pintor Mengs.

En el caso de la arquitectura, la forma había de merecer mayor consideración que la materia, pues lo informe nada comunicaba al entendimiento. Sin duda estas cuestiones aplicables a todo tipo de obras, habían de ser respetadas de forma especial en la arquitectura religiosa donde las formas debían regirse por una noble sencillez, una serenidad que no indujera a la inquietud ni perturbaba el alma, haciendo por el contrario, respetable el lugar.

Sin embargo, el lugar no se limitaba únicamente al espacio interno pues también la obra existía en la ciudad y su exterior, igualmente compuesto, inclinaba al hombre a través de la serena armonía de sus formas a educarse en la belleza como premisa para la superación moral. Así, el exterior presente como monumento cívico/religioso testimoniaba eficazmente la bella austeridad de la arquitectura y el sentido abstracto de la fe guiada por el racional decoro.

De esta forma conservar el legado de San Sebastián no consiste únicamente en cuidar el interior sino entender una realidad más compleja en la que la unidad se constituye junto a su exterior y entorno. De esta forma, continuar por un camino de alteraciones agresivas como el añadido de dependencias, no haría sino destrozar el monumento pervirtiendo su sustancia conceptual, sin obtener ningún otro beneficio a cambio.

Me consta, que esta llamada de la atención para evitar tan descabellado plan ha sido previamente observada por respetadas instituciones nacionales a las que por desgracia el obispado ha prestado escasa audiencia. SOS Monuments denunció la situación el 7 de abril del 2006, el 27 de abril del mismo año lo hizo la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo (Málaga), el 11 de mayo la Real Academia de Bellas Artes de Nuestra Señora de las Angustias de Granada….y lo propio hizo la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid el 4 de diciembre de 2006 por acuerdo del pleno.

¿Hay necesidad de más pruebas?, ¿Qué nuevos dictámenes necesitan para eliminar los daños causados y parar los sucesivos? Y sobre todo, cómo es posible que a estas alturas, la Junta de Andalucía no haya promovido su protección declarándolo BIC..... Si velar por el patrimonio es labor de todos, también es cierto que la colectividad en su conjunto declina dicha tarea en una serie de instituciones políticas, cuya misión no es otra que la salvaguarda del mismo. Lo que se hace triste es comprobar la dejación mostrada en dicho ámbito, donde aún faltan por hacerse estudios y catalogaciones importantes.

San Sebastián de Olula del Río es propiedad del obispado de Almería, pero también afectivamente pertenece a los habitantes de Olula, a todos los Almerienses y a todos aquellos que sienten la historia, la cultura y el arte. Por eso, debemos exigir y exigirnos el respeto y cuidado de nuestro legado cultural. Investigarlo, comprenderlo y rentabilizarlo de manera seria y responsable. No estamos en condiciones de perderlo, de alterar consciente o inconscientemente su verdadera esencia, de desfigurar su entorno o modificar insensiblemente cualquier otro de sus elementos. El Patrimonio no es una propiedad personal, sino una herencia colectiva sobre la que tenemos derecho de usufructo y obligación de traspasar en el más puro estado a las generaciones futuras.

 

© Copyright: Concepción Porras Gil, 2007
© Copyright: Biblio3W, 2007

 

Ficha bibliográfica

PORRAS GIL, C.Atentar contra el patrimonio artístico. El caso de San Sebastián de Olula del Río (Almería). Biblio 3W Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol.XII, nº 724, 20  de mayo de 2007. [http://www.ub.es/geocrit/b3w-724.htm]. [ISSN 1138-9796].


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