Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
(Serie documental de Geo Crítica)
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. 
Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. XII, nº 727, 5 de junio de 2007

AGUILERA KLINK, F. (ed.).  Calidad de la democracia y protección ambiental en Canarias. Teguise, Lanzarote: Ed. Torcusa, 2006.

Gabriel Bello Reguera
Universidad de La Laguna


Palabras clave: compromiso, democracia participativa, gestión pública

Key words: commitment, participative democracy, public policy


Impresiones personales

Antes de entrar en el contenido del libro y en su significación contextual, quisiera comenzar por algunas impresiones  personales que me ha producido  su lectura.

La  primera es que ha acabado con los últimos restos del romanticismo ingenuo que configuraban cierta manera de relacionarme con la naturaleza. En lugar de ese romanticismo se ha situado la naturaleza como  escenario del artificio humano, en el que sobresalen los conflictos que la toman por objeto. Este libro muestra cuánto artificio hay entre nosotros y la naturaleza; sobre todo artificio lingüístico: lenguaje científico, jurídico, político, periodístico,  ordinario, tecnológico, organizativo, urbanístico y turístico, etc. Toda esta masa de lenguaje se interpone entre nuestros ojos  y la naturaleza  desde el cerebro que lo procesa y activa, hasta los  diversos medios en que se exterioriza y circula en forma de comunicación. ¿Es posible  descorrer todo este lenguaje como una cortina y asomarnos a la naturaleza en estado puro? Yo tengo mis dudas, y  tiendo a pensar que  la “percepción romántico-paisajística” no es más que una manera  entre otras de  “valorar” la naturaleza, pero no la única. En este libro se da por supuesto su valor, al menos se sugiere de vez en cuando, pero no se hace una exposición detallada de tal valor o tales valores (salvo en un caso concreto al que me referiré después. Tiene mucho más peso  el valor de la “democracia de calidad” al que  habré de referirme repetidamente.

La  segunda impresión es que se trata de un libro comprometido con  valores y valoraciones diversos  entre los que sobresale, precisamente, la  democracia de calidad. con la que  todos los autores  se muestran comprometidos tanto en la teoría como en la práctica política. Su escritura es continuación de la acción política en la que toman parte, y su acción política toma la forma de escritura como ocurre en este libro. Un compromiso, por tanto, con la ciudadanía activa en cuestiones medioambientales y territoriales. Es, también, un compromiso académico,  pues  los autores podrían haber orientado su trabajo en otros sentidos acaso más rentables. Finalmente, se trata de un compromiso ético, ya que con este libro los autores toman parte activa en la discusión sobre lo justo y lo injusto, lo bueno y lo malo en el espacio público.

Por todo lo cual – y esta es la última de mis impresiones personales- es que  estamos ante un libro ejemplar en el sentido de un modelo a imitar en un  sentido preciso: la forma de intelectual que se materializa en este libro. No se trata –  resumiendo ideas de M. Foucault -  del intelectual que habla desde un punto de vista  de la humanidad universal “para decir la verdad muda a todos”, sino luchar contra el poder con sus propio instrumental, el discurso del saber, por lo cual la teoría es una forma de práctica[1]. En  mi propio caso ha suscitado una cierta envidia: la de hacer que mi propio trabajo académico en la filosofía moral  tome tierra o aterrice – se medioambientalice – en el entorno más o menos inmediato.

 El texto y sus autores

Quisiera referirme ahora  a lo que hay en interior del libro: a su temática y a su escritura. Entre otras tiene las siguientes virtudes: a) su objeto de estudio y su objetivo están definidos y presentados con claridad; b) el método  es, seguramente, lo que marca  de un modo más acusado la identidad del libro;  c) la argumentación que se organiza a partir del objetivo propuesto y del método seguido, es  lógicamente coherente e igualmente clara; d) la claridad del objetivo y de la argumentación radica en una escritura igualmente clara y sencilla pero que no renuncia  (i) ni a la complejidad  conceptual que requieren los problemas abordados,  ni (ii) a la complejidad empírica que imponen los datos de los problemas abordados, ni (iii) a la  complejidad bibliográfica  generada por la elaboración interdisciplinar de estos problemas en tiempos y lugares distintos.  Como en este contexto no puedo referirme a  todas estas dimensiones, ni a sus detalles,  trataré de  decir  algo  sobre lo que me parece más relevante.

El objetivo de los autores es comunicar a los lectores  sus preocupaciones por los problemas de la política ambiental en Canarias. Más en concreto: a) por  el déficit democrático  en los procedimientos  de la toma de decisiones, lo  cual da lugar a distinguir entre una democracia  autoritaria tal como funciona realmente en Canarias, aquí y ahora, y lo que en este libro se denomina democracia de calidad que es el  concepto central o uno de los conceptos centrales.

En efecto,   este concepto opera como criterio organizador de la argumentación de cada una de las contribuciones y por lo tanto del libro en su conjunto, y, a la vez,  como criterio crítico de la democracia de mala calidad realmente existente. Por lo cual – como dije al comienzo - no estamos ante un libro estrictamente científico, en el sentido standard, que describe y/o explica   su  objeto de estudio, sinotambién político: porque toma partido, partido político, en  contra de una realidad social existente, y a favor de otra más deseable.

El libro no se incluye ningún  estudio dedicado específicamente al significado de la   democracia de calidad, pero cada uno de los trabajos incluye sus propias referencias a ella. No sería  difícil hacer un recuento  ordenado y sistemático de dichas referencias, a las que   calificaría de las necesarias y suficientes para enmarcar teóricamente sus respectivas argumentaciones y  para que se sepa de qué se habla;  pero también suficientemente austeras y contenidas como para no sobrecargar  de abstracciones  innecesarias, un texto que discurre muy pegado a realidades concretas.

Hay un aspecto que  tampoco  se aborda de forma explícita y diferenciada pero que  está implícito en todo el libro, en su conjunto y en sus diversas contribuciones: la distribución de los presupuestos públicos . Yo diría que, pese a  que la democracia de calidad  constituye el objetivo explícito y declarado del libro, la distribución de los presupuestos públicos  va pegada a ella como su sombra, como un objetivo implícito. Y del mismo modo que  nos habla de una democracia de calidad y otra deficitaria, nos habla de una distribución justa y otra injusta, asociadas a cada una de ellas.

Si mi  lectura es plausible,  la democracia de calidad  se presenta como un medio  o procedimiento para la distribución de los presupuestos que sería el verdadero objetivo  a conseguir.  Digo esto, porque hay  otras visiones filosóficas en las que  la participación democrática,  es un objetivo político en sí mismo, como la  forma más valiosa de la vida activa. Es el caso de filósofos del siglo pasado como el norteamericano J. Dewey, y la judía-alemana-norteamericana H. Arendt. Estos filósofos definen la vida humana  por la participación  activa en los debates políticos que tienen lugar en el espacio público, en lo cual se diferencia de la vida no humana o animal (hoy  revalorizada por la ética ecológica).  La   vida animal  no es humana porque carece de la capacidad de participar en la discusión política sobre cuestiones morales, pero la vida animal no es inhumana. Inhumano, es  (a) obstaculizar  la participación política a quienes tienen capacidad de hacerlo,  bloquear el ejercicio activo de su propia humanidad (como han hecho la mayoría de las sociedades hasta la fecha),  y (b) más inhumano aún, es destruir esa capacidad en los individuos en vida de ellos,  como llevaron a cabo de forma sistemática los procedimientos de tortura puestos en juego por los sistemas totalitarios del siglo XX (y repiten hoy los norteamericanos en sus centros de tortura).

Pues bien, esta visión filosófica de la democracia diverge de la sustentada por los autores de este libro en que para ellos  la democracia de calidad no es más – ni menos - que un medio para la distribución justa de los presupuestos públicos. En cambio, según la visión filosófica referida  la democracia de calidad es un  valor en sí misma, y la distribución justa de los presupuestos públicos sería el medio para su realización efectiva. Lo que cambia de una visión a otra es qué sitúan en la posición de fin o valor en sí mismo y de medio: la democracia de calidad o la distribución justa de los presupuestos públicos; pudiendo darse el caso de que sean la misma cosa: que democracia de calidad consista, entre otras cosas, en la distribución justa de los  presupuestos.

En cualquier caso tengo que reconocer dos cosas. 1ª) Que  la posición que parecen mantener  los autores es coherente con  el hecho de que este libro, aun siendo interdisciplinar (Economía, Geografía y en menor medida Filosofía)  esté proyectado y coordinado  desde un Departamento de Economía de una Facultad de Ciencias Económicas. 2ª)  Que esta posición –  la prioridad de la distribución de los presupuestos como valor  social y político prioritario -   es la que explica, al menos para mi,  que un grupo de  economistas y geógrafos se ocupen tanto, tan en serio  de la democracia, cuando se trata de un tema que suele ser propio de los filósofos  de la moral y los teóricos de la política. Lo cual, por otro lado, es un signo de otro aspecto de este libro: su carácter no solo interdisciplinar, al concurrir  economistas y geógrafos, sino transdisciplinar, ya que los respectivos autores  se saltan las fronteras de sus especialidades académicas cuando la investigación lo  exige.

El método

Viniendo ahora a su método,  quiero resaltar que se trata del “estudio de caso”  que  los autores vienen aplicando  sistemáticamente en su trabajo de investigación, en  Proyectos subvencionados por el Ministerio de Ciencia y Tecnología. Uno de  ellos está en la base de este libro (concretamente el SEC2002-02760, con el título “Protección ambiental y calidad de la democracia. Evaluación funcional de las instituciones ambientales en Canarias”,  desarrollado entre los años 2002-2005).

Pues bien, los casos  de estudio abordados  aquí son de dimensiones diferentes. En él se incluye desde el  “caso Canarias”,  que tratan los Profrs. Aguilera Klink y Sánchez García,  hasta el “caso de El Rincón”  (La Orotava), que analizan  el Prof. Sánchez García y la Profra. Sánchez Jordán,  pasando por el “caso de  la isla de Tenerife”,  al que se enfrenta  el Prof. Sabaté Bel, y el  “caso de Sta. Cruz de Tenerife”,  del que se ocupan  la Profra. García Herrera y el Prof. Sabaté Bel.

Ahora bien, ¿qué  tienen en común los diversos  “estudios de caso”?  Desde mi punto de vista de lector externo a las áreas temáticas  implicadas, se trata de algunos procedimientos que  se repiten en las diversas contribuciones.

a. Cada uno se estos estudios es una  “micronarrativa”. Como se sabe bien, narrar  consiste en contar una historia o, como en este caso, una microhistoria que tiene lugar en un lugar concreto (“en un lugar de Canarias”) y en un período del tiempo más o menos largo, protagonizada por personajes. Pero aquí no estamos ante narrativas ficcionales sino históricas, ante relatos de acontecimientos reales con agentes reales identificados como representantes del poder, y con quienes cuestionan algunas de sus decisiones. Lo propio de una narración es su argumento, su trama o intriga, que es la que despliega el entrecruce del espacio y el tiempo, convirtiendo cada narrativa en un cronotopo (de cronos, tiempo, y topos, espacio o lugar). Los diversos cronotopos  que se presentan en este libro pueden ser, como decía hace un momento, de dimensiones mayores o menores.  Ejemplo de lo  primero es   la narración del “caso canario”  que toma el Archipiélago como un todo, a cargo del Prof. Aguilera,   en el que entra el análisis crítico del  discurso  de la ultraperiferia   y del discurso del victimismo  como legitimación de una  acumulación  desmedida o desproporcionada de capital, y el deterioro ambiental como uno de sus efectos perversos. Y del segundo, puede ser el Rincón, un pequeño  enclave  en el municipio  de La Orotava en la isla de Tenerife a cargo del  los Profs. Sánchez García y Sánchez Jordán.  En medio se sitúan el caso de  esta misma isla y su crispada dinámica ambiental, y  el caso de Sta. Cruz de Tenerife con sus problemas de gobernanza urbana municipal.

Ahora bien, siendo de dimensiones  mayores o menores unos y otros presentan el mismo grado de complejidad, lo cual exige que la narración  de entrada procedimientos y técnicas analíticos diversos, proporcionados por los respectivos campos científicos.

ii.  Ahora bien, ¿cuál es el argumento, la trama o intriga de estos microrrelatos? ¿Qué es lo que se narra y analiza en esos casos? La respuesta a esta pregunta es compleja  pero se puede simplificar diciendo que el  argumento común es un  conflicto  que se desarrolla en varias dimensiones: ambiental, política, jurídica, económica, social y científico-académica.

El conflicto es, en primer lugar, político porque su dimensión más visible  es entre el autoritarismo democrático o la democracia autoritaria en vigor  - a la que también se califica como democracia deteriorada, ficticia o ceremonial - y la democracia de calidad que, como ya sabemos, constituye el valor  que oficia de criterio  o punto de vista  de los narradores y de la narración.

En segundo lugar es un conflicto ambiental o territorial:  un conflicto sobre el valor y los usos sociales del suelo,  para beneficio privado o para  disfrute  público. Da la impresión de que para los autores de este libro este es el significado profundo de los conflictos ecológicos, más allá de la dialéctica entre “progresismo tecnológico” y “conservacionismo” o “ambientalismo”. Hay aquí un conflicto de valores claro y nítido: (a) por un lado,  el uso del suelo, el territorio o el medio ambiente para la maximización del beneficio privado de una élite social y económica, bien establecida y relativamente bien conocida; y (b) por el otro, la disposición de ese suelo o territorio para uso público diverso relacionado con el ocio y  los valores “verdes”. Los estudios de los diversos casos no son muy  pródigos en  la presentación y análisis de dichos valores (se nombra a veces los sentimientos identitarios y de pertenencia)  salvo en uno de los  “estudios de caso”: el dedicado a la isla de Tenerife por   Prof. Sabaté Bel, en que el conflicto se analiza en términos de  velocidad o “aceleración autoritaria” frente al “sosiego democrático”. La primera exige más  infraestructuras y más energía (por ejemplo el tranvía) y más inversiones públicas en ambas que van a parar a manos privadas. Lo decisivo, sin embargo, es que estas dos  formas de movilizar los recursos económicos y  su rentabilidad (mayor o menor aceleración del capital), se trata de dos formas de vida, diferenciadas – una vez más  – más por su estructura  espacio-temporal: como vivir el espacio y el tiempo. Una más comprometida con  la conservación de los espacios naturales y  sus ritmos lentos, y  otra implicada en la modificación hipertecnológica de esos espacios y la aceleración  de esos ritmos. Se apunta, de este modo, hacia uno de los puntos más calientes del conflicto que seguramente es también uno de los generadores de más y mayor debate.

En tercer lugar se trata de un conflicto económico, por dos razones poderosas. La primera es que uno de los efectos sistemáticos que se narra en los distintos casos  analizados, es la utilización de las decisiones democrático-autoritarias  en beneficio privado de las élites: ya sea en forma de inversiones del  presupuesto público en infraestructuras de necesidad dudosa,  pero de alta rentabilidad privada,  o la  recalificación del suelo que permite ganancias tan desmesuradas como completamente inmorales,  u ordenamientos urbanísticos concebidos en función de la maximización del beneficio privado (cuya legalidad se cuidan los autores de respetar, pero sobre cuya moralidad habría que interrogarse). Todos los casos analizados en este libro son otras tantas exploraciones metódicas y sistemáticas de la  “lógica estructural” de lo que  se podría llamar la “política del máximo beneficio”  privado que  ha emergido en  “casos” no analizados en este libro pero que hoy  son del dominio  público al haberse convertido en conflictos jurídicos. Me refiero a Las Teresitas, Telde, Mogán, etc.,  protagonizados por la derecha  social, económica,l y política (¿y mediática?),  con ramificaciones en la  izquierda política como en el caso de las Teresitas.       

Creo que  las  tres dimensiones anteriores – política, ambiental y económica – son las que configuran el conflicto analizado, y las que están más presentes en los análisis  de los casos que integran este libro.  Pero no se deben olvidar otras que también lo están aunque acaso no tan en el primer plano de la escena. Son las siguientes.

La dimensión social porque, se quiera o no, el conflicto narrado en todos los casos está protagonizado, por un lado, por  una capa o clase social situada en la cúpula del poder (social: económico, mediático, político y  funcionarial); y por el otro, por capas (o clases) que viven de su trabajo más o menos cualificado. Y uno de los efectos sistemáticos o estructurales del modo de resolución del conflicto que prevalece a lo largo del tiempo, es la reiteración o repetición de la   desigualdad social, que es el modo de aparecer o hacerse visible, la desigualdad económica, más o menos disimulada por los medios de comunicación y su retórica pública tanto lingüística como icónica.

La dimensión mediática porque los comprometidos con la democracia  autoritaria realmente existente cuentan con medios de comunicación que construyen una opinión pública  a su medida, e la que el conflicto o no aparece  o aparece  en tono menor, fragmentado o disperso en situaciones  y aspectos puntuales y siempre o casi siempre legitimados. Mientras que los comprometidos con una democracia de calidad carecen de ese tipo de medios y, de hecho, a penas están presentes en  la opinión pública, lo cual redunda en menor presencia política.

Por último, el conflicto tiene una  dimensión científica o académica  en dos sentidos muy concretos que conviene hacer visibles.  El Prof. Aguilera polemiza con  algunos  colegas de la Facultad de Economía a propósito de  la valoración, positiva o negativa,  del discurso de la ultraperiferia. Este dato,  ajeno  para un profano como yo en el debate económico, pone de manifiesto que el trabajo  académico o universitario no es neutral, y que  puede servir la causa de la democracia  de calidad o participativa. o bien de la democracia autoritaria vigente. Esta situación  no afecta sólo a la Universidad de la Laguna, sino que llega hasta la política científica que se práctica en el Ministerio de Ciencia y Tecnología a la hora de financiar la investigación, como saben bien los autores de este libro cuando funcionan como un equipo de investigación.

Contextos: local y global.   

Esto me da pie para decir unas palabras sobre lo local y lo global. Lo que el libro plantea  son “casos locales”: Canarias, Isla de Tenerife, Sta. Cruz, y el Rincón. Pero todos estos casos tienen o pueden tener significación global en dos sentidos. Primero, porque  estos casos Canarios son  análogos a otros que han  tenido lugar en  Valencia o en  Portoalegre (Brasil), o en California, refiriéndome sólo los  que se mencionan y utilizan en el libro. Unos y otros son  otros tantos casos localizados en distintos  lugares y tiempos del espacio global: son otros tantos casos glocales[2]. Y es que, en segundo lugar, en todos estos casos el problema es el mismo:  cómo la codicia obsesiva, sin límites, de dinero y de poder  de unos pocos - en torno al 20/30%, el porcentaje se puede  afinar -, produce como consecuencia, la degradación de la democracia y  el malestar social.

Porque la democracia autoritaria, no sólo  es  un procedimiento de mala calidad democrática, que también, sino también un procedimiento predemocrático, propio de las sociedades patriarcales, sexistas, e imperialistas  tradicionales, cuyos restos están vivos y bien vivos en la derecha política, sino también  de un procedimiento antidemocrático, que  obstaculiza el avance de la democracia y destruye sus bases mismas: los “vínculos sociales”[3]  que  constituyen la ecología social de una vida significativa,  y el punto de partida para extender e intensificar la participación democrática.

Estos vestigios predemocráticos y antidemocráticos  son compatibles en el mismo espacio y en el mismo tiempo con procedimientos democráticos formales, calificados a veces de “formalistas” para poner de relieve sus carencias, lo cual da lugar a dos órdenes de consideraciones. En primer lugar, el paradigma de esta compatibilidad – entre democracia y autoritarismo -  es, hoy, el caso norteamericano, caracterizado por una simbiosis casi  perfecta (si la perfección fuera posible en este terreno) entre la democracia representativa, y el autoritarismo imperialista. Lo relevante del caso  es que esta “doble estructura” – democracia y autoritarismo - constituye la espina dorsal  de las llamadas “democracias avanzadas”, y  desde hace algún tiempo no sólo se hace visible en el espacio del estado-nación o del  estado-imperio, sino también en el espacio de la democracia municipal,  en la que ha entrado a saco la apropiación ilimitada de capital mediante la combinación  de leyes permisivas, especulación financiera (por ejemplo recalificando terrenos), y corrupción.

Por eso está tan extendido el desprestigio de la democracia, acompañado de la  abstención electoral. Sin embargo, los autores de este libro, aun criticando radicalmente la democracia autoritaria,  no pretenden sustituirla o salirse fuera d ella hacia un sistema no democrático. Seguramente tienen claro que de la democracia,  aunque sea mala  - el peor de los sistemas políticos con la excepción de todos los demás - sólo se puede salir hacia delante: transformándola desde dentro, y no hacia la  dictadura de derechas o de izquierdas. En ese sentido,  su empeño les lleva a  hacer entrar en juego valores propios de los movimientos sociales (valores inmateriales: calidad de vida, sentimientos identitarios y de pertenencia, los ya mencionados de reposo y lentitud, etc.), que son distintos de los viejos valores partidistas y sindicalistas, de orientación más bien laboral (sin que estos sean despreciados).

La extensión de la democracia participativa: el mejor argumento y el espacio  público

Como habrá quedado claro, la preocupación por la extensión y la intensificación de la democracia participativa es, a buen seguro, la  preocupación central de este libro  lo cual explica que se le dedique un capítulo  a parte: la transcripción de un “Seminario de Medianías del Valle de La Orotava”. El estilo de este capítulo cambia  respecto al tono general del libro. Aquí, los narradores  son sustituidos por “informantes” anónimos que en lugar de analizar situaciones conflictivas reales, relatan sus impresiones como militantes  en  movimientos participativos de temática ambiental. Este capítulo me suscita sentimientos ambivalentes. Su tema  sigue siendo el   núcleo central del libro, pero  la forma conversacional de abordarlo (sin los recursos teóricos, analíticos y bibliográficos utilizados en  su mayor parte), me choca como un  salto metódico escasamente justificado. En todo caso, debo reconocer que en modo alguno rompe la coherencia temática y argumental del libro, sino al contrario, lo aproxima a su difícil puesta en práctica.

Lo cual me lleva  a la cuestión de la argumentación y  del espacio público.

Una de los rasgos de la democracia de calidad es que recurre sistemáticamente a la argumentación para justificar las decisiones que se toman en su ámbito, así como las diversas opciones  elegidas. En ello se diferencia de la democracia autoritaria que practica sistemáticamente  lo que se podría llamar “decisionismo sin argumentación”. Pues bien, una de las deficiencias de la opinión pública  en la que nos movemos es la carencia de discriminación crítica entre los dos procedimientos anteriores, y no se exija sistemáticamente el primero de los dos, criticando no menos sistemáticamente el segundo. Pero este problema sólo está sugerido en el libro, y su tratamiento exigiría una argumentación compleja de tipo filosófico y sociológico sobre la base de dos supuestos generales: (i)  que una mente sana no dejaría de ser persuadida por una argumentación de calidad, verídica y coherente, y  (ii) que los medios de comunicación  deberían producir y difundir un discurso estructurado por  esos valores, la veracidad (verdad objetiva y sinceridad) y la coherencia, y no distorsionado de forma sistemática  por los intereses del poder político y económico

Pero esto nos saca fuera de los límites temáticos de este libro.

El centro de estudios eco-sociales

Quiero terminar con unas palabras dedicadas al primer capítulo del libro, en el que se cuenta otra microhistoria, cuya trama es distinta de las anteriores, contada ahora por los Profs. Cózar Escalante (filósofo) y Sánchez García (economista). Se trata  de la pequeña historia del Centro de Estudios EcoSociales (CEES) que funciona en la Universidad de La Laguna, un instrumento institucional o un ámbito de comunicación no autoritaria, ni en el sentido político, ni en sentido técnico (autoritarismo experto). Se trata de un centro interdisciplinar, en el que no se da  ni la autoridad de una disciplina sobre otras, ni de un experto sobre otros expertos (aunque de vez en cuando tome la palabra alguien que es  “más experto” en aquello de lo que habla, pero sólo en aquello. En ese espacio se han producido “encuentros comunicativos” en los que hemos participado tanto los autores del libro como yo mismo, siempre en el tono participativo aludido.

Es deseable que el CEES  se repita o multiplique de forma análoga o similar:  que aparezcan  muchos ámbitos de “comunicación participativa”  en los que se elaboren  versiones de la realidad plurales y alternativas a la  que circulan por el espacio público artifactualizado por el poder y sus medios.

Notas

[1] G.Deleuze/M. Foucault, «Un diálogo sobre el poder», en M. Morey, ed., Sexo, poder y verdad. Conversaciones con Michel Foucault, Ed. Materiales, Barcelona, 1978, p. 70.

[2]  Usando el término acuñado por  R. Robertson, Globalization. Social Theory and Global Culture, Londres, Sage, 1992, citado por U. Beck,  La sociedad del riesgo global, Madrid, Siglo XXI,  p. 225.

[3] Informante nº 6, p. 214.

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Ficha bibliográfica

BELLO REGUERA, G. Aguilera Klink, F. Calidad de la democracia y protección ambiental en Canarias. Biblio 3W Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol.XII, nº 727, 5 de junio de 2007. [http://www.ub.es/geocrit/b3w-727.htm]. [ISSN 1138-9796].


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