Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
(Serie  documental de Geo Crítica)
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. XIV, nº 808, 5 de enero de 2009


RUIZ MORALES, Mario. Cartas del General Carlos Ibáñez e Ibáñez de Ibero al Coronel Aimé Laussedat. Madrid: Dirección General del Instituto Geográfico Nacional, Centro Nacional de Información Geográfica, 2008. 238 páginas. [ISBN: 978-84-416-0618-0]


Joan Capdevila Subirana
Ingeniero Geógrafo
Instituto Geográfico Nacional
joancap@telefonica.net


Palabras clave: siglo XIX, geodesia, fotogrametría, Ibáñez de Ibero

Paraules clau: segle XIX, geodèsia, fotogrametria, Ibáñez de Ibero

Key words: 19th century, geodesy, photogrametry, Ibáñez de Ibero


La historia de disciplinas e instituciones suele esconder grandes personalidades sin las cuales el guión hoy conocido bien pudiera haber sido muy diferente. En la España de mediados del siglo XIX, en el marco de una vida política convulsa y cambiante, en un entorno institucional inseguro, la carencia de una estadística territorial fiable y de un catastro objetivo era percibida como un signo de atraso más propio del Antiguo Régimen que de un Estado moderno. Varios fueron los intentos de poner remedio a la situación, pero no fue hasta 1870, con la creación del Instituto Geográfico, cuando se obtuvo la estabilidad suficiente para emprender los grandes proyectos deseados. El general Carlos Ibáñez e Ibáñez de Ibero (1825-1891) fue una pieza fundamental en ese proceso, tal como han destacado varios autores[1], jugando un papel central en el desarrollo de las disciplinas relacionadas tanto a nivel nacional como internacional[2].

Sin embargo, la presente aportación del profesor Mario Ruiz Morales soslaya la dimensión pública de Ibáñez para fijarse en los aspectos más íntimos, más personales, del general, reflejados en la correspondencia que mantuvo con el coronel de ingenieros francés Aimé Laussedat (1819-1907), con quien llegó a trabar una sólida y fraternal amistad. Sin llegar a la biografía, Ruiz Morales nos ofrece una recopilación epistolar que sabe transmitir la frescura y la intensidad de la emoción recogida en el momento y expresada al amigo. El autor aprovecha para explorar la parte más humana de Ibáñez, un aspecto que complementa la dilatada dedicación de Ruiz Morales, miembro del cuerpo de Ingenieros Geógrafos, a la época y al tema[3].

Entre manos tenemos la transcripción y traducción de cuarenta y nueve cartas halladas por el autor en los Archivos Municipales de Moulins, ciudad natal de Laussedat situada en pleno Macizo Central francés. Las cartas se escribieron entre 1857 y 1889, el periodo de mayor actividad de Ibáñez. El autor supone que ambos personajes se conocieron en Paris tres años antes de la primera carta. Lo que está perfectamente documentado es la presencia de Laussedat, comisionado por el gobierno francés, en los trabajos pioneros de medición de la base geodésica de Madridejos con la regla diseñada por Ibáñez.

Además, el autor nos proporciona en sendos capítulos una explicación de las tres cuestiones principales, de índole técnica y científica, contenidas en la correspondencia publicada: la medición de la base central de Madridejos, el concurso fotogramétrico y topográfico que convocó la Real Academia de Ciencias de España y los trabajos geodésicos dirigidos por Ibáñez en las Islas Baleares. Estas actividades son una buena muestra del quehacer decimonónico en las disciplinas de medida de la Tierra, tan necesarias para la confección de cartografías fiables. No cubren todas las aportaciones de Ibáñez pero todas ellas son significativas y vienen acompañadas con las impresiones personales de quien las protagonizó.

La operación geodésica de Madridejos, que tuvo lugar en 1858, generó una gran expectación en la comunidad geodésica internacional. La regla utilizada fue diseñada por Frutos Saavedra y Carlos Ibáñez, y construida en los talleres de la firma Brunner de Paris. Aimé Laussedat participó en la operación de medida y posteriormente tradujo y publicó la memoria, que apareció en 1859 casi de forma simultánea con la versión española. En la correspondencia de este periodo también se comentan los trabajos de ampliación de la base mediante triangulación y los nuevos cometidos de Ibáñez como Secretario en la Sección de Geografía de la Comisión de Estadística.

Laussedat fue un innovador en el ámbito de la fotogrametría, una técnica prometedora que fue el tema central del concurso que en 1862 convocó la Real Academia de Ciencias Exactes, Físicas y Naturales, por entonces presidida por Antonio Remón Zarco del Valle. El título del premio fue: “Determinar los errores probables que deben resultar en los planos topográficos deducidos de las perspectivas fotográficas, teniendo en cuenta todas las causas que puedan influir en su producción”. Al premio sólo se presentó una Memoria (reproducida en el anexo II). Precisamente la escrita por Laussedat a instancias de Ibáñez, quien la tradujo al español. Para guardar las apariencias, debido a que el general formaba parte del jurado, se mantuvo en secreto la participación de Laussedat e incluso el trabajo fue presentado por un testaferro. Ibáñez valoró la Memoria favorablemente en un informe reproducido como anexo III en el presente trabajo. Pese a todo, la Memoria no obtuvo el premio y tuvo que conformarse con un accésit. Tampoco fue publicada por la Academia. Obtuvo la medalla de oro ofrecida en el premio y su trabajo apareció impreso en el Memorial de Ingenieros francés.

En 1864 Ibáñez acepta el cargo de director del Distrito Geodésico y Catastral de Levante, lo que le llevará a continuar con el inconcluso proyecto de enlace geodésico de las Islas Baleares con el continente. Fue este un trabajo con el que se culminó el iniciado por Mechain a principios de siglo, como extensión de la medida geodésica del meridiano entre Dunkerke y Barcelona que sirvió para la implantación del Sistema Métrico Decimal. Ibáñez midió bases en Mallorca, Ibiza y Menorca; desarrolló la triangulación de primer orden y reconoció los triángulos de segundo orden. Laussedat quiso participar en los trabajos pero no pudo ser. En 1866 se suprimieron los Distritos Geodésicos y Catastrales por problemas presupuestarios y por, en palabras de Ibáñez, la “inoperancia administrativa”. Sin embargo, los trabajos continuaron y en 1871 se publicó el volumen Descripción Geodésica de las Islas Baleares figurando Carlos Ibáñez e Ibáñez como autor, siendo ya director del Instituto Geográfico.

A modo de resumen del resto de cuestiones tratadas en la correspondencia reproducida, en un último capítulo se comenta el interés de Ibáñez por los trabajos de Laussedat en fotogrametría; sus preocupaciones cartográficas y su opinión sobre la necesidad de construir el catastro con una base geométrica rigurosa. Se relatan algunos episodios peculiares, tales como la contrastación de la regla egipcia con la española. También se destacan algunas de sus ilusiones y de sus temores directamente relacionados con la disciplina que unió a ambos personajes. En blanco quedan algunos pasajes especialmente relevantes de la labor de Ibáñez, como es el caso del enlace geodésico entre los continentes europeo y africano finalizado con éxito en 1879. Termina este repaso con la amargura que destila su última carta, fechada dos años antes de su muerte, refugiado en el Observatorio de Niza, con la salud quebrada y sintiéndose olvidado.

Además de la transcripción de la correspondencia comentada, complementan el volumen la reproducción del original de la “Memoria sobre la aplicación de la fotografía al levantamiento de planos” presentada al concurso de la Academia, la reproducción del original del informe de la Sección de Ciencias Exactas relativo a la Memoria anterior y la reproducción del original del Real Despacho del Título de Marqués de Mulhacén a favor de Carlos Ibáñez e Ibáñez de Ibero.

El libro está profusamente ilustrado y contiene un buen número de notas a pie de página que, junto con la bibliografía, matizan y dirigen al lector interesado en ampliar conocimientos. Se trata, pues, de un trabajo que aporta luces a un periodo crucial en la institucionalización en nuestro país de las ciencias de la medida terrestre. De hecho, el libro es presentado por el actual director del Instituto Geográfico Nacional, Alberto Sereno Álvarez, y prologado por quien lo fuera, Rodolfo Núñez de las Cuevas, ahora presidente honorífico de la Real Sociedad Geográfica. Pero más allá del desarrollo técnico y administrativo, este trabajo humaniza la figura de uno de los protagonistas de ese proceso. No en vano el libro empieza con una semblanza del insigne general aportada por el actual heredero del título de Marqués de Mulhacén, Albert-Louis Dupont-Willemin, suizo, quien recuerda a su bisabuelo desde el entorno y las vicisitudes de la familia. La inmersión en la esfera más privada del general, donde se manifiestan sus preocupaciones y alegrías, sus valores y debilidades, su afecto por el amigo, tiene un cierto carácter de intromisión. El lector no puede evitar sentirse partícipe de sus triunfos y apesadumbrado por sus desencantos. Como en todo trayecto vital, sabemos cual es el desenlace inevitable y, aún así, no podemos evitar quedarnos con un sabor melancólico en los labios tras leer su última carta.


Notas

[1] Martínez Utesa, M. Carmen. Ciencia y milicia en el siglo XIX en España: el general Ibáñez e Ibáñez de Ibero. Madrid: Instituto Geográfico Nacional, 1995; Núñez de las Cuevas, Rodolfo. El general don Carlos Ibáñez e Ibáñez de Ibero (1825-1891). En Mariano Cuesta y Miguel Alonso (coord.) Militares y marinos en la Real Sociedad Geográfica Madrid: Real Sociedad Geográfica, 2005, p.15-36.

[2] En 1866 fue nombrado presidente de la Asociación Internacional de Geodesia, cargo que mantuvo hasta su muerte, y en 1872 lo fue también de la Comisión Internacional de Medidas, Pesas y Monedas. Ver Soler, Tomás. A profile of General Carlos Ibáñez e Ibáñez de Ibero: first president of the International Geodetic Association. Journal of Geodesy, vol. 71, n. 3, 1997, p. 176-188.

[3] Ruiz Morales, Mario y Ruiz Bustos, Mónica. Forma y dimensiones la Tierra, síntesis y evolución histórica. Barcelona: Ediciones del Serbal, 2000; Ruiz Morales, Mario. Los Ingenieros Geógrafos. Origen y creación del Cuerpo. Madrid: Instituto Geográfico Nacional - Centro Nacional de Información Geográfica, 2003 (reseñado en http://www.ub.es/geocrit/b3w-512.htm ); Soler, Tomás y Ruiz Morales, Mario. Letters from Carlos Ibáñez e Ibáñez de Ibero to Aimé Laussedat. New sources for the history of 19th century Geodesy. Journal of Geodesy, vol. 80, n. 6, 2006, p. 313-321; Ruiz Morales, Mario. Los discursos de recepción del General Carlos Ibáñez e Ibáñez de Ibero en representación de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Topografía y cartografía: Revista del Ilustre Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos en Topografía, vol. 24, n. 138-139, 2007, p. 48-77.


[Edición electrónica del texto realizada por Miriam-Hermi Zaar]


© Joan Capdevila Subirana, 2009
© Biblio3W, 2009

Ficha bibliográfica:

CAPDEVILA SUBIRANA, Joan. Ruiz Morales, Mario. Cartas del General Carlos Ibáñez e Ibáñez de Ibero al Coronel Aimé Laussedat. Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. XIV, nº 808, 5 de enero de 2009. <http://www.ub.es/geocrit/b3w-808.htm>. [ISSN 1138-9796].


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