Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. XIV, nº 830, 5 de julio de 2009

[Serie  documental de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]


REGUERA RODRÍGUEZ, Antonio T. La obra geográfica de Martín Sarmiento. León: Universidad de León, 2006, 526 p. [ISBN 84-9773-288-X]


Francisco Javier Fernández Domínguez
Departamento de Geografía
Universidad de León, España


Palabras clave: Geografía, Martín Sarmiento, camino, arbitrios, territorio

Key words: Geography, Martín Sarmiento, road, choices, territory


Sarmiento fue un autor verdaderamente prolífico. Tradicionalmente se le ha  considerado como uno de nuestros más ilustres eruditos que vivieron los prolegómenos de la Ilustración. S e ocupó, profusamente, de temas de toponimia, geografía, pedagogía,  didáctica, medicina, botánica, etnología, historia, agricultura, etc. Su interés por los temas de botánica e historia natural fue tal que le llevó a reclamar la necesidad de establecer jardines botánicos en todas las ciudades y a instancia suya se creará el Real Jardín Botánico. En general, se le ha considerado como un hombre preocupado por conocer y por mejorar el nivel técnico y económico de su país a fin de mejorar la vida de sus contemporáneos; por ello estaba en contra de la superstición y de la ignorancia y para combatir dichos males proponía la existencia y uso de las bibliotecas. Pese a no haber publicado casi nada, ya que sus intereses y preocupaciones científicas no son del gusto de la época, sus  obras circularon a través de copias a veces muy poco fiables.

Hasta la aparición de la presente obra de Antonio Reguera, escaso o casi nulo parece haber sido el interés por el análisis y el reconocimiento de la presencia de tratamientos geográficos en los escritos de Martín Sarmiento. Y a pesar de tal desinterés por rastrear y conocer el pensamiento geográfico de Martín Sarmiento, éste se cuela sutilmente por una gran parte de sus escritos. Y si bien es cierto que la interpretación tradicional sitúa a éstos en el campo de la historia natural, la tesis aquí defendida por el autor de que tales escritos son de contenido fundamentalmente geográfico, resulta de una obviedad pasmosa al leer el desarrollo de la misma a lo largo de los diferentes capítulos en los que articula su investigación. Todo estriba, muy a menudo, en lo que se ha venido entendiendo como conocimiento específicamente geográfico.

Bien es cierto que es una concepción geográfica, la de Martín Sarmiento, tradicional pero también en línea, al menos en gran parte, con lo que se venía haciendo en la época. Y tampoco es que añada aportaciones destacables al desarrollo de la misma, pero sí resultan de notable interés sus reflexiones en el ámbito del conocimiento geográfico hispano, aún más atrasado que las líneas desarrolladas en torno a las aportaciones científicas del XVII, que no terminaban de cuajar en el pensamiento peninsular, claramente pastoreado por la religión.


Síntesis

De los cinco capítulos en los que se articula el presente estudio, son los tres últimos los que nos atraen más intensamente, ya que en ellos se concreta la concepción geográfica de Martín Sarmiento. Su pensamiento geográfico arranca desde la discusión conceptual del mundo hasta la descripción pormenorizada de realidades territoriales concretas. De este modo, expone y debate sobre el mundo, el universo, la tierra y los territorios, para construir modelos de descripción geográfica que permitan el uso y desarrollo de otros campos de conocimiento como la botánica y la historia.

El interés del capítulo uno se fundamenta en la descripción de su biografía, su educación, sus viajes,  su trabajo intelectual, sus construcciones conceptuales, sus amigos y enemigos; en una palabra, su enorme curiosidad por tratar de acercar su luz conceptual a cualesquiera campo de conocimiento.

En el capítulo dos, se reflexiona sobre los fundamentos que conformaron la estructura de la construcción conceptual de Martín Sarmiento. Y ello es sistematizado a partir del análisis de un conjunto de relaciones: la relación de Sarmiento con Feijoo, con los libros, con los viajes, con los mapas y con algunos instrumentos científicos.

Así se analiza la influencia mutua entre Sarmiento y Feijoo, sus conexiones y apoyos, sus colaboraciones y simetrías, sus criterios, unas veces más independientes y autónomos, otras más en consonancia con el papel de fiel escudero.

Su relación con los libros ha de entenderse como aquella que conforma su universo intelectual, convirtiéndose en un lector voraz, un bibliófilo sistemático y un escritor contumaz que le permitiera colmatar sus deseos de saber ilimitado. La biblioteca, su biblioteca, da buena fe de ello.

El capitulo tres, referido a los debates sobre el mundo, la tierra y los territorios, resulta esclarecedor para comprender la concepción del saber, en general, que postula Sarmiento y la concepción del saber geográfico en particular. Aún más, los capítulos posteriores en los que se desarrolla la descripción y la ordenación de los territorios, no se entenderían en su total amplitud si prescindimos de la luminosidad que se desprende de este tercer capítulo.

Estimulante resulta su concepción del mundo, donde el concepto de sistema, como puerta de acceso a la comprensión de realidades complejas como el mundo, le parece de una osadía sólo reservada al Creador. De este modo, se sitúa a la defensiva respecto a los nuevos sistemas filosóficos que estaban apareciendo, ya que no seguían de la mano de la religión como él postulaba.

Sigue, así, poniendo en cuestión el heliocentrismo y criticando la falsedad del sistema de Copérnico, utilizando para ello una interpretación térmica del movimiento del péndulo. Todo estriba, según él en una cuestión de creencia, por lo que se decanta por lo revelado en el libro sagrado antes que en los desarrollos intelectuales propuestos por los hombres.

Newton resulta otro intelecto del que Sarmiento manifiesta respeto por sus aportaciones en el campo de la óptica, que no entraban en colisión con sus concepciones religiosas, pero del que desprecia su concepción del mundo gobernado por la fuerza de la gravitación universal y por la regularidad matemática. Newton había cambiado, en la concepción de Sarmiento, el orden natural consistente en combinar empirismo y creencias para descubrir la obra del Creador, por un sistema conceptual articulado en torno a la fuerza de la gravedad, el movimiento de rotación terrestre, las fuerzas centrífugas, el achatamiento polar, en  el que el empirismo era el instrumento de validación de dicho sistema; la forma de la tierra validaba el sistema newtoniano algo que para Sarmiento era, cuanto menos, un despropósito y una falsedad.

Su preocupación por participar en el debate sobre la forma y dimensiones de la tierra le conduce inexorablemente a situarse también opuestamente a las propuestas newtonianas y aceptar de mejor grado las de los cassinistas; defiende, así, una Tierra oval achatada en el Ecuador, aunque apoyándose en comprobaciones que hasta él considera discutibles. Con ello, Sarmiento trata de obstruir las conclusiones extraídas de distintos experimentos, el de los péndulos por ejemplo, que conducían a validar el sistema de Copérnico y Newton. Otro tema de su interés es el de las longitudes y latitudes, pero Sarmiento continua anclado en un pensamiento cosmográfico inmovilizado por lo que la observación de las estrellas se convertirá en su principal referente.

Su acercamiento a la geografía descriptiva le reportará más satisfacciones que las conseguidas en el cultivo de la geografía matemática. América y su gran río, el Marañón o el Amazonas, le cautivó a través de las aportaciones de los misioneros jesuitas o de la expedición, mucho más técnica, de La Condamine, hasta tal punto que este método de las descripciones hidrográficas le impulsaron hacia su interés de geógrafo itinerante que intentará poner en práctica sobre todo en sus viajes a Galicia.

Sobre Galicia Sarmiento desarrolla una concepción fundamentalmente compleja. Se enraizaba en una Gran Galicia fundamentada en la Historia y en la cartografía ptolemaica, para finalmente reconocer los límites geográficos de la misma aceptados desde época moderna. A partir de ello, y tras describir el devenir histórico y la articulación geográfica de los territorios que conforman el sistema fluvial Miño-Sil, delineará una Gran Galicia de alcance planetario al considerar que algunos puntos de las costas gallegas se convertirán en referentes de una nueva ordenación geográfica global, situando en Finisterre un meridiano cero de validez universal.

El capítulo cuatro, referido al conocimiento del territorio y a las descripciones geográficas, se destaca la consideración, por parte de Sarmiento, de que la Geografía se manifestaba como “los ojos de la Historia”, en el sentido de que más que una mera ciencia auxiliar, la Geografía aportaba un  cuerpo de conocimientos imprescindibles para entender en su totalidad el proceso histórico.

Destaca el autor, que el interés de Sarmiento por la geografía descriptiva es consecuencia de su concepción del mundo, basado en un discurso que recoge infinidad de detalles a fin de ser depósito del que extraer todo tipo de información considerada de interés. Del conocimiento de las llamadas geografías imperiales, dedicadas a los grandes imperios históricos, extrae los mimbres con los que construir sus  métodos de inventarios territoriales. Este abundante caudal informativo del que hace gala Sarmiento no está exento de un cierto orden  geográfico. Cuando se trata de espacios naturales, es el río el elemento guía, cuando la descripción se ocupa de espacios humanizados es el camino el que organiza. Y aunque limitado en conocimientos matemáticos, se ocupa de la descripción de realidades geográficas a distintas escales, desde las locales o topográficas a las suprametropolitanas.

Sus intereses descriptivos se extenderán desde la geografía itineraria romana hasta las redes de caminos reales que harían de soporte básico de todo Estado moderno. Camina así hacia descripciones topográficas de los lugares que visita a través de sus viajes; descripciones in itinere, en las que es el camino quien impone el interés y el orden de la descripción del entorno inmediato al mismo. Y será, además, Galicia el territorio en el que Sarmiento practicará con mayor interés su descripción itineraria.

Pero, del mismo modo, se recoge el interés de Sarmiento por una mejor representación del territorio que lo que se aportaba desde la descripción geográfica y topográfica realizada desde el recorrido itinerario y la observación visual. Los procedimientos basados en las triangulaciones y la medición rigurosa de distancias sobre el territorio eran anhelados por Sarmiento, al que su escasa formación matemática le impedían desarrollar. Necesitaba, pues, la aportación de ingenieros y matemáticos o geógrafos con formación matemática, por lo que al carecer de éstos, continuará desarrollando sus propios proyectos de descripción espacial. Y de entre estos será la elaboración de una Corografía de Galicia una parte principal de su obra geográfica.  Tanto la historia, como la botánica, la arqueología o la lingüística necesitan del conocimiento geográfico, de las dimensiones territoriales, para completar sus aportaciones.

De la experiencia de sus viajes por Galicia, elaborará Sarmiento un método que sirviese de modelo de descripción geográfica y que propondría hacer extensivo a otros territorios limítrofes y, en última instancia, a la descripción general de España, de América y del Mundo. Este método consistiría en partir de itinerarios realizados recorriendo todas las orillas del agua dulce y salada, indicando sus distancias y alturas. A partir de aquí establecería una red de puntos singulares y significativos jerarquizados con fines de observación. Se incluirían luego las descripciones históricas, botánicas, minerales, lingüísticas. Todo el trabajo debería recogerse en el llamado diario de la peregrinación con el que se elaborarían los diferentes árboles geográficos a fin de construir finalmente el divino y natural mapa de Galicia.

El proyecto de descripción geográfica de España de Sarmiento representa la continuidad de la corriente descriptiva española, basada en la técnica del interrogatorio, en un momento en el que se estaban ya elaborando,  en España, cartas geométricas basadas en triangulaciones sistemáticas.

La concepción jerárquica geográfica de Sarmiento presentaba cuatro niveles. El primero, correspondía a pequeñas descripciones topográficas de alcance local. El segundo, englobaba la descripción de áreas provinciales (la descripción de Galicia, venía a ser el referente). El tercero correspondía a la geografía de los Estados (la descripción geográfica de España era el modelo). El cuarto nivel, correspondería a las realidades supranacionales y América se convertiría en su referente más inmediato y asequible. Sin embargo, este proyecto quedaría sólo esbozado y se reduciría a indicios y documentos hoy desconocidos.

El capítulo quinto, titulado arbitrios para ordenar territorios, representa el colofón y la síntesis de la concepción geográfica de Sarmiento. A través del mismo, podemos comprender sus propuestas acerca de la articulación de la relación hombre-territorio en línea con el reformismo ilustrado. Diseña, de este modo, un programa de política espacial en el que incluye caminos, transportes, bosques, minas, industrias, ciudades, …

El camino continúa erigiéndose como el pilar fundamental de su propuesta de ordenación de territorios. Sarmiento valoraba intensamente las redes de caminos, por las que transitaban órdenes, mercancías y personas, de los grandes imperios de la Antigüedad y muy especialmente del Imperio Romano, descrito en el Itinerario de Antonino o en la Tabula Peutingeriana, en el que basó su modelo de Caminos Reales.  El centro estará en el Palacio Real de Madrid. De aquí los cuatro primeros rumbos o caminos que no son sino los cuatro puntos cardinales; continúan, luego, otros 28 rumbos hasta completar los 32 de la rosa de los vientos. La convergencia de todos en el centro lo soluciona con el trazado de un círculo de mil pasos de radio. El rigor geométrico del tarazado de tales caminos debía ser matizado con la necesidad de adaptarse a distintas situaciones con el fin de apartarse del imperio de la línea recta; el rumbo era la tendencia a mantener, pero adaptándose a algunos accidentes concretos, aunque sin especificar claramente cuáles. El plan de Sarmiento, aunque de difícil aplicación contenía la idea básica de una red radial de caminos de España. Pero tal proyecto debería contar, sino previamente al menos al mismo tiempo, con la medición correcta del territorio y su representación en mapas rigurosos.

Longitudinalmente los caminos se articularían de modo que a determinadas distancias se situasen servicios principales (comida, descanso, …); tales servicios se situarían y organizarían con criterios jerárquicos. La homogeneidad y la frecuencia de los servicios darían como resultado la formación de núcleos o áreas de mayor intensidad de equipamientos y servicios. Y para la belleza de tales caminos los edificios se situarán en ambos lados del camino a fin de que parezcan una calle continuada, abierta a sugerencias de ciudades lineales.

El siguiente paso es asociar al camino trazado las actividades básicas de todo sistema productivo y a su vez mecanismos de distribución de la población a fin de multiplicar gentes, ganados, frutos y plantíos, los cuatro elementos fundamentales, según Sarmiento, del estado feliz. Con los plantíos, los ganados y las gentes trabajando era de prever una intensa circulación de frutos a lo largo del camino, lo que le daría realmente su razón de ser.

Los siguientes apartados del capitulo quinto abundan en este conjunto de preocupaciones que articula Sarmiento en su concepción geográfica de construcción del estado feliz. En el apartado referido al orden productivo de la vida vegetal el objetivo es satisfacer necesidades, paliar enfermedades y, en última instancia, impulsar el comercio. En el apartado ideal productivo y orden social en la agricultura se recoge pormenorizadamente la importancia que Sarmiento concede a la agricultura; tal importancia arranca de los fundamentos fisiocráticos para trascender del orden productivo hacia un objetivo estratégico mediante el que perviviera lo incuestionable  y se incorporaran los cambios considerados necesarios.

Respecto al peligroso reino de la infernal minería, se pone de manifiesto su escaso interés por su estudio y conocimiento; es más, su actitud frente a la minería oscila entre la prevención y la proscripción. Como fisiócrata consideraba que la minería fomentaba la avaricia y que los minerales preciosos traídos de América habían llevado a la ruina a todo el país. Para él la minería y la geografía minera se asentaba, básicamente, en el interés como información a fin de conocer mejor el territorio. En resumen la mina perfecta no era otra que la agricultura.

En fábricas y manufacturas. Un plan industrial para el noroeste, se recoge la propuesta de proceder a la industrialización de la región del noroeste, particularmente Galicia. Y como han de ser las manufacturas las que impulsen la sociedad y el territorio. Pero su concepción de la industria sigue sujeta a procesos de producción y control tradicionales. La industria debería completar la producción primaria que representa la agricultura. Lejos, pues, de considerar que los nuevos agentes productivos que están perfilándose, capitalistas y asalariados, alumbren un nuevo sistema productivo.

Arquitectura y urbanismo, recoge las ideas de Sarmiento respecto a la realidad urbana; Sarmiento no se ocupó directamente de ella, pero sí se recoge una síntesis de su concepción de ciudad elaborada a partir de su dispersión textual. Se identifica, así, en primer lugar un urbanismo agrícola que reordena los espacios de cultivo. En segundo lugar, expresa ideas sobre como proyectar y construir espacios muy concretos relacionados con funciones científicas o habitacionales. En tercer lugar, le preocupó la villa de Pontevedra y su correspondiente cambio de estatus de villa a ciudad; es el prototipo de ciudad tolerable, aceptable y defendible. Prototipo de todo lo contrario será el caso de la vida madrileña, donde se dibuja la perversión de todo tipo de relaciones: humanas, con la naturaleza, laborales, políticas, etc. Será la ciudad insufrible, contaminada en todos los sentidos, paradigma de la ciudad cortesana.

Por último, la práctica de la oceanografía, recoge sus manifestaciones sobre la hidrografía, a pesar de su desapego por el agua. Sus arbitrios oceanográficos  muestran tanto la mirada de un naturalista como la de un político.


Valoración

Antonio T. Reguera Rodríguez, con su amplia experiencia en la indagación y el estudio de la geografía en general y la geografía histórica en particular, ha establecido un nuevo hito con esta obra, al situar una figura del calibre de Sarmiento en el elenco de los hombres de prestigio que contribuyeron con sus investigaciones a empujar y desarrollar el conocimiento geográfico. No es aventurado afirmar que este trabajo se convertirá en referente para el futuro de diversas investigaciones geográficas históricas: para la historia de la cartografía; de la geografía matemática; de la geografía descriptiva; de la geopolítica, de la ordenación del territorio y, en última instancia, para entender el desarrollo de las ciencias y su interdependencia con las ideologías en la sociedad española de la época.

Así, resulta sumamente interesante dejarse guiar por él a lo largo de las  cavilaciones de Sarmiento sobre su concepción del mundo, su visión anticopernicana y antinewtoniana, y, sin embargo, su apoyo a la geografía matemática, al menos de una parte de la misma, aquella que resultaba compatible con sus creencias religiosas. Antonio Reguera consigue que las limitaciones intelectuales e ideológicas de Sarmiento y sus posturas claramente acientíficas en algunos temas de la geografía matemática no ensombrezcan sus aportaciones en los ámbitos de la geografía descriptiva. Da vida y construye, así, un intelectual comprometido con los temas sociales, naturales, científicos y, en una palabra, también, geográficos; con defectos profundos pero perdonables, desde nuestra perspectiva actual, en un contexto de una España preilustrada, precientífica y necesariamente católica y clerical.

Por todo ello, La obra geográfica de Martín Sarmiento, hemos de considerarla, además de por su aporte al campo de conocimiento de la geografía, por su contribución al estudio y conocimiento de la Ilustración española en un momento de inseguridad conceptual en el que la seguridad aportada, hasta entonces, por las creencias religiosas estaba siendo asediada y puesta a prueba por la incertidumbre de las nuevas propuestas conceptuales basadas en el culto a la libertad y la razón.

 

[Edición electrónica del texto realizada por Miriam-Hermi Zaar]


© Copyright Francisco Javier Fernández Domínguez, 2009
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Ficha bibliográfica:

FERNÁNDEZ DOMÍNGUEZ, Francisco Javier. Reguera Rodríguez, Antonio T. La obra geográfica de Martín Sarmiento. Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. XIV, nº 830, 5 de julio de 2009. <http://www.ub.es/geocrit/b3w-830.htm>. [ISSN 1138-9796].


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