Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. XIV, nº 840, 25 de septiembre de 2009

[Serie  documental de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]


MARTÍN VIDE, Juan Pedro. El Renacimiento italiano. Historia y Ficción. Guía de Lectura. Barcelona: Ed. Katelani 2000, 2008, 293 p. ISBN: 978-84-96002-10-4.



Juan Pedro Martín Vide
Dr. Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos
Catedrático Universitat Politècnica de Catalunya


Palabras clave: Renacimiento Italiano, historia, obras de ficción

Key words: Italian Renaissance, history, ficction books


El Renacimiento es un periodo histórico sobre el que se han escrito obras memorables, empezando por la pionera La cultura del Renacimiento en Italia del suizo Jacob Burckhardt en 1860. El tema puesto en circulación por Burckhardt ha dado una descendencia abundantísima a lo largo de 150 años, en numerosos campos del conocimiento: historia e historia del arte, filosofía y ciencia, literatura, política, sociedad  y vida material, cultura y mentalidad, literatura, etc.

En las últimas décadas la disciplina histórica ha puesto de relieve, sin embargo, hasta qué punto el Renacimiento es un artefacto creado por los historiadores de los siglos XIX y XX, un constructo según el término acuñado con este significado. El debate sobre la continuidad o el cambio entre la Edad Media y la Edad Moderna ha recibido respuestas contradictorias, ampliándose hasta cuestionarse si el Renacimiento es una realidad o simplemente un mito. Se discute la acepción más amplia del término, la de época histórica, para reducirlo quizás a un movimiento artístico o literario como máximo. Esta corriente desmitificadora del Renacimiento ha sido muy combativa en los últimos años, pero la historia cultural, a pesar de todo, se reclama heredera de Burckhardt entre otros historiadores clásicos. Por otra parte, tópicos como el florecimiento artístico extraordinario, el hombre universal renacentista o imágenes asociadas a la época (piénsese en la Gioconda o Adán y Dios Padre en el techo de la Capilla Sixtina) circulan continuamente en nuestra sociedad en versiones triviales o banalizadas.

El punto de vista de este libro al ocuparse del Renacimiento italiano una vez más, pero decir algo nuevo sobre él pese a todo lo que se ha escrito, es el del lector. Se trata de un lector generalista, no especialista, transversal a todas las parcelas y de apetito omnívoro, guiado por los placeres de la lectura, de libros de historia principalmente pero también de obras de ficción (sobre todo novela histórica). En total se reseñan más de 200 libros sobre el Renacimiento italiano, entendido como el periodo abarcado por los siglos XIV-XVI. Hay que añadir al del lector el punto de vista del viajero que recorre los lugares de arte más admirables del norte de Italia (entre Milán y Venecia al norte, Florencia en el centro y Roma al sur).

El subtítulo Guía de Lectura expresa que el libro procura información útil para otros lectores. Las obras reseñadas forman una bibliografía comentada sobre el Renacimiento italiano, basada en libros que se pueden encontrar en bibliotecas de carácter general o incluso en librerías, no sólo en obras para especialistas. De este modo, se espera que quien se acerque al tema buscando una lectura tenga una orientación sobre las mejores obras. Sirve como manual de consulta para tal fin porque cuenta con índices onomástico y analítico. Imaginamos a un aficionado, seducido y un poco confundido por el brillante comentario de varias contraportadas que compiten por atraer su atención en una librería, decidiéndose gracias a esta Guía. O también a un lector conocedor de historia del arte, por ejemplo, hacerse una idea de qué es más interesante leer en historia cultural, o viceversa. O incluso a un editor apreciar la oportunidad de rescatar una obra para reeditarla o traducir otra del italiano, el francés, el inglés y otras lenguas romances. Esta Guía de Lectura es también, desde luego, un ejercicio de crítica de libros que no desconoce el contexto histórico y metodológico en que cada obra fue escrita pero la valora, también literariamente, para el lector de hoy.

Se podría decir igualmente que el libro es una Introducción al tema, aunque no en una forma expositiva, convencional, de la materia sino por medio de los libros que se han escrito sobre ella. Esta manera indirecta de introducción al tema nos recuerda continuamente que el Renacimiento ha tenido innumerables interpretaciones, no siempre en buena concordancia. Las formulaciones de los mejores historiadores son una experiencia fascinante por sí misma. Algo propio y original de esta Guía del Renacimiento es la organización de toda esta experiencia lectora en breves y variados capítulos como en un mosaico o una tela de araña. La estructura del texto, los ecos entre capítulos, la simetría y antisimetría entre las partes cobran importancia.  El afán de comprender el Renacimiento, pero teniendo al mismo tiempo que reconocer paradojas, prejuicios, anacronismos, incomprensiones o contraste entre opiniones extremas y también alumbrando nuevas relaciones, lo anima y gobierna todo en el libro. Por ello, el tratamiento es muy distinto al de un estado del arte al modo académico. Por el contrario, el texto es más que funcional y útil: el estilo es fluctuante entre el ensayo y la narración y el propósito último es estimular a los lectores a explorar textos, autores y lugares de arte por su cuenta y a disfrutar con todo ello.

Hay capítulos dedicados a los clásicos de la Historia del Renacimiento, a las grandes obras enciclopédicas, a la historia marxista, a la tendencia desmitificadora o a la microhistoria. Otro grupo de capítulos de historia política se dedica a la guerra, la diplomacia, la política y la economía. En los capítulos de historia del arte se traza un panorama completo de la materia entre sus dos polos: la historiografía interna o formalista que propugna la independencia del hecho artístico con respecto al contexto social y la historiografía social que defiende lo contrario. Un conjunto titulado “El saber” trata del humanismo, la filosofía, la ciencia y las ciencias ocultas y de ahí de la mentalidad. Otro trata de la literatura en sus distintos géneros (diálogo, cuento, prosa moral, poema bucólico o caballeresco…). El carácter abierto del libro quizá salta a la vista al titular “La vida” los capítulos sobre vida material y cotidiana, técnica, salud y peste, revuelta, violencia y etno-historia del pueblo. En el grupo titulado “Ficciones” puede sorprender cuántos y qué notables escritores han cultivado la narrativa inspirada en personas, ambientes o sucesos de la época, desde los románticos, los victorianos y los modernistas hasta premios Nobel en el siglo XX y autores contemporáneos.

Dos géneros más se intercalan en este programa: en primer lugar los viajes a los lugares de arte, tanto frescos conservados in situ en iglesias y palacios como museos de pintura, así como monumentos de escultura y programas de arquitectura; y, en segundo lugar la reunión de pequeñas biografías, retratos y anécdotas de una numerosa galería de personajes: pintores (Giorgione, Piero della Francesca…), humanistas (Pico, Poggio…), filósofos (Cusano…), arquitectos (Brunelleschi, Alberti…), papas (Piccolomini, Borja), condottieros (Montefeltro, Malatesta…) y otros individuos a veces inclasificables como el canciller Maquiavelo, el médico Cardano, el sabio Leonardo o el monje Savonarola. Estos dos géneros, viajes y semblanzas, están acompañados por 130 ilustraciones en color.

Los capítulos del primer género forman una pequeña guía de viajes de arte por el norte de Italia. El segundo género está animado por la convicción de que el rostro dice siempre mucho sobre la persona. Sin embargo, los rostros de estos personajes son a veces dudosos, hipotéticos o simplemente inventados, mientras de otros desconocidos que no han sido identificados tenemos los primeros retratos modernos, que calificaríamos de “psicológicos” salvando el anacronismo. En esos siglos sólo puede hablarse de fisonomía no de psicología. Estos hechos nos interrogan por la identidad individual en la época. Casi no encontramos en ella individuos modernos sino personajes de época, opacos, o bien arquetípicos o legendarios o incomprensibles por su pensamiento pre-científico o envueltos en los modos retóricos de expresión. Muy pocos conectan con nuestra sensibilidad.

Concluye el libro con un balance sobre los hechos, tanto en la esfera fáctica (la política, la milicia, la economía, la técnica) como en la esfera cultural (la ciencia, las letras, las artes), intentando aportar la visión del lector al “embrollo historiográfico” del Renacimiento. Sea cual sea el estado de la cuestión sobre el mito o la realidad del Renacimiento, su irradiación cultural a lo largo de los siglos es innegable. Herencias evidentes del Renacimiento son el estudio del latín y el griego en la enseñanza media, el lenguaje clásico en Arquitectura o la perspectiva y la composición en pintura. La literatura, la filología y la historia cuajan como disciplinas en la época, lo que significa una herencia de gran calado. En los programas académicos de las universidades norteamericanas se justifica el estudio del Renacimiento porque fue la cultura de los founding fathers, es decir de los padres fundadores del país. Lo mismo podemos decir de América Latina con respecto a los navegantes, funcionarios y soldados que procedían de la península.

Además de la Historia, el libro no desdeña tratar de lo que la posteridad ha pensado sobre la época porque es parte muy importante de la experiencia de cualquier lector. Esto comprende cómo se ha recibido su influencia, cómo se ha elaborado, mistificado o tergiversado. En este contexto es interesante conocer por ejemplo: la variedad y proliferación de la novela histórica desde el siglo XIX; el reflejo cultural en autores universales como Henry James, Marcel Proust o Thomas Mann; la piedra de toque que constituye Stendhal perdiendo el conocimiento en Florencia, caso que ha dado nombre al famoso síndrome de Stendhal; el cambio de valoración del Decamerón de libro licencioso a clásico absoluto; las filosofías basadas en Miguel Ángel y en Leonardo convertidos en categorías o la orientación política (marxista o liberal) y la filiación nacional de los historiadores (germánicos, italianos, franceses, anglosajones, rusos, hispanos…) por poner más ejemplos. El último de ellos es el uso de las imágenes del Renacimiento por la publicidad contemporánea y su importación como icono por la nueva China, es decir el vaciamiento de su sentido. Esta pequeña cata en la sociología cierra el libro dejando un interrogante sobre el futuro de una cultura humanista y clásica que ha llegado con mucho esfuerzo hasta nuestros días.

El autor (Barcelona, 1959) es catedrático en la Universidad Politécnica de Cataluña y autor de varios libros técnicos de ingeniería civil. A ellos ha incorporado la consideración de la raíz histórica y de los ecos artísticos de la ingeniería. Por otro lado, el interés por el Renacimiento nace en él muy temprano, gracias a los libros ilustrados de pintura, a buenas películas históricas en televisión y al primer viaje a Italia. La enseñanza media en España, que obligaba a elegir entre ciencias y letras, la especialización a que conduce luego la Universidad y el ejercicio corporativo de las profesiones tecnológicas más tarde hacen que el contacto entre la técnica y las humanidades en la vida de un ingeniero sea más y más un azar personal. De esta falta de contacto adolecen a menudo la práctica de la ingeniería, sumida en una precariedad cultural teñida sin embargo de autosatisfacción y provincianismo.

Esta bifurcación entre humanidades y técnica quizá se puede datar alrededor de 1800. Sirva  Johann W. Goethe (1749-1832) como referencia: si es padre del concepto de literatura universal (Weltliteratur) también sostenía una teoría científica sobre la luz. De él se dice que fue el último hombre capaz de hacer contribuciones en los dos grandes dominios, capacidad que, según el tópico del hombre universal, se había inaugurado en el Renacimiento. El matemático y astrónomo alemán Carl F. Gauss (1777-1855) no prestó ya atención a esta teoría de la luz de Goethe pero, en cambio, todavía fue a explicar sus nuevas ideas geométricas del espacio-tiempo al anciano Immanuel Kant (1724-1804). Alrededor de 1800 se funda la profesión de ingeniería civil en España, inspirada en el modelo francés. En 1800 la revolución industrial en Inglaterra ya es una realidad. Los estudiantes de ingeniería estudian con detalle los teoremas de Gauss pero en absoluto a Kant o a Goethe.

Todavía los ingenieros del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX solían ser hombres ilustrados, una elite instruida en una sociedad retrasada. El gran desarrollo demográfico y económico de las últimas décadas causa una enorme expansión de las ingenierías al compás de la democratización de la enseñanza superior. A pesar de que los planes de estudio no han cambiado tanto, hace tiempo que no es imaginable un ingeniero interesado en Kant o Goethe si no es como excepción, por azar personal. Alguna reforma de planes en la que se introdujeron materias humanísticas (historia de la ciencia, por ejemplo) no ha funcionado, porque falla el acompañamiento del resto de la carrera y por un desinterés más general de los estudiantes, que se expresa elocuentemente con el apelativo de marías dado a esas asignaturas.

La lengua hablada y escrita por muchos ingenieros está a menudo esclerotizada en un estrecho campo donde reinan los tecnicismos mal usados. La eficacia de las operaciones de cálculo por ordenador, en el fondo jaleada por los profesores, neutraliza la imaginación del estudiante y desplaza las alternativas de expresión. En consecuencia el discurso de un ingeniero no lo entiende sino otro ingeniero como él, con su misma especialidad. Por limitados que sean sus recursos léxicos y gramaticales, por sincopado y desarticulado que aparezca el discurso, siempre encontrará en un compañero el reconocimiento de pertenecer a la misma tribu. De este espejo narcisista saldrá reforzado en autoestima. Pero entre ellos habrá sólo la débil comunidad de unas palabras gastadas, que no pasarían el examen de la comunicación con otras personas.



[Edición electrónica del texto realizada por Miriam-Hermi Zaar]



© Copyright Juan Pedro Martín Vide, 2009
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Ficha bibliográfica:

MARTÍN VIDE, Juan Pedro. Martín Vide, Juan Pedro. El Renacimiento italiano. Historia y Ficción. Guía de Lectura. Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. XIV, nº 840, 25 de septiembre de 2009. <http://www.ub.es/geocrit/b3w-840.htm>. [ISSN 1138-9796].


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