Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. XIV, nº 852, 25 de diciembre de 2009

[Serie  documental de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]


LO CULTURAL COMO MOTOR PARA LA REVITALIZACIÓN URBANA Y ECONÓMICA: ANÁLISIS COMPARADO DE LAS EXPERIENCIAS DE EDIMBURGO Y SALVADOR DE BAHIA



Emilio José Luque Azcona
Departamento de Historia de América (Universidad de Sevilla)
eluque1@us.es

Harry Smith
School of the Built Environment – Heriot-Watt University (Edimburgo, Reino Unido)
H.C.Smith@sbe.hw.ac.uk


Lo cultural como motor para la revitalización urbana y económica: análisis comparado de las experiencias de Edimburgo y Salvador de Bahia (Resumen)

El análisis comparado de experiencias de gestión de centros históricos situados en contextos geográficos y culturales muy distantes, permite percibir hasta qué punto los trazos comunes y las diferencias pueden ser interpretados como soluciones diversas a problemas similares. También puede contribuir a la búsqueda de posibles alternativas que permitan hacer frente a los nuevos retos planteados en la gestión de estos espacios. Entre ellos, el de convertir a los centros históricos en lugares multifuncionales y espacios sociales de cultura y vida, donde convivan diferentes grupos sociales y culturas representativos del conjunto urbano en el que se insertan.

La elección de la Old Town en Edimburgo (Reino Unido) y el barrio del Pelourinho en Salvador de Bahia (Brasil) como casos de estudio para el presente trabajo, responde al hecho de que en ellos se pusieron en marcha durante las últimas décadas importantes proyectos orientados a la atracción de inversores y turistas, concibiendo lo Cultural como motor para la revitalización urbana y económica. También, al hecho de conformar espacios que conservan gran parte de sus tradicionales paisajes urbanos y arquitectónicos, motivo por el cual fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, al tiempo que en ambos resulta difícil encontrar manifestaciones con características culturales propias que se desarrollen de forma espontánea, dado que dichos espacios no están hoy en día habitados por el que hasta hace poco fuera su tradicional vecindario.

Palabras clave: Patrimonio, conservación, análisis institucional, Brasil, Escocia


Culture as an engine for urban and economic regeneration: a comparative analysis of experiences in Edinburgh and Salvador de Bahia (Abstract)

Comparative research into experience in the management of historic centres located in different geographic and cultural contexts allows the tracing of common features and differences which may be interpreted as diverse solutions to similar issues. Such research may also contribute to the search for possible alternatives which may allow new challenges to be met, such as that of turning historic centres into multifunctional places and social spaces for culture and life, where different social groups and cultures which are representative of their wider urban context may coexist.

This paper comparatively analyses two case studies: Edinburgh’s Old Town (United Kingdom) and Pelourinho in Salvador (Brazil). The choice of these two cities responds to the fact that substantial projects aimed at attracting investment and tourism, based on the notion of culture as an engine for urban and economic regeneration, were implemented in both places during recent decades. In both cases their respective old city cores have managed to preserve a large part of their traditional townscape and architecture, this being recognized through their designation as World Heritage Sites by UNESCO. However, currently it is difficult to find in either of them spontaneous manifestations of activities which are culturally specific to these areas, as these spaces are no longer largely inhabited by what was their traditional population.

Keywords: built heritage, conservation, institutionalist analysis, Brazil, Scotland


El análisis de las políticas de intervención llevadas a cabo para la recuperación de centros históricos, ha centrado en las últimas décadas el interés de especialistas de diferentes disciplinas. Con este trabajo pretendemos aportar a ese debate las conclusiones derivadas de la comparación de dos procesos desarrollados en contextos geográficos y culturales muy distantes, la Old Town de Edimburgo en Escocia y el barrio del Pelourinho de Salvador de Bahia en Brasil, desde las disciplinas de la Historia y el Urbanismo[1].

Partiendo de la premisa planteada por Fernando Carrión, de que el centro histórico debe ser entendido como un “proceso social que contiene las distintas fases históricas por las que atraviesa una parte especial de la ciudad”[2], este artículo analiza las políticas más recientes de intervención desarrolladas por los respectivos gobiernos locales y regionales en la Old Town y el Pelourinho, viéndolos como una etapa más de un proceso que, desde el siglo XIX, viene originando cambios drásticos en los caracteres identitarios de ambos espacios. Transformaciones que responden a los intereses de los grupos de poder que las impulsan, entre los cuales se encuentra actualmente el deseo de situar a Edimburgo y Salvador de Bahia en posiciones estratégicas de cara a la atracción de inversiones y visitantes.

Para ello, en el primer apartado se realiza un análisis resumido del desarrollo histórico, urbano y arquitectónico de la Old Town y el Pelourinho, pasándose posteriormente al estudio de las políticas de intervención aplicadas desde la década de 1990. Para ello se tienen en cuenta los actores involucrados en dichos procesos, las motivaciones que los impulsaron, las acciones desarrolladas y los resultados obtenidos. 


Desarrollo histórico y características generales de los centros históricos de
Edimburgo y Salvador de Bahia hasta la década de 1970

En este apartado se analizan algunos de los aspectos más destacados que, hasta la década de 1970, marcaron el desarrollo histórico de los actuales centros históricos de Edimburgo y Salvador de Bahia. Esto nos permitirá entender los contextos en los que se pusieron en marcha algunas de las iniciativas orientadas a la recuperación de la Old Town y el Pelourinho a partir de la década de 1980.


Edimburgo

Edimburgo, con una población que supera los 450.000 habitantes, se encuentra localizada en el extremo Este de un amplio valle, denominado central lowland belt, a orillas del estuario del Forth, en el Sur de Escocia. En el plano funcional, la capital escocesa ha destacado a lo largo de su desarrollo histórico como un relevante centro administrativo y enclave comercial, si bien es en el terreno de lo cultural donde la ciudad ha conseguido una mayor proyección internacional, tras servir como sede de la floreciente Ilustración escocesa durante el siglo XVIII. Los momentos de esplendor vividos en el pasado pueden hoy percibirse en su heterogéneo y rico patrimonio urbano y arquitectónico. El centro histórico de la ciudad se caracteriza por la coexistencia armónica de la Old Town y la New Town, en un entorno natural en el que destacan imponentes colinas y jardines que contribuyen al realce del conjunto, hecho que justificó la declaración del conjunto como Patrimonio de la Humanidad en 1995.

La Old Town, conformada por los que fueron los primitivos burgos de Edimburgo y Canongate, ha servido hasta nuestros días como sede de importantes organismos institucionales. Su parte central se encuentra atravesada de Oeste a Este por la Royal Mile, especie de calle mayor inclinada que discurre entre el Castillo y el Palacio de Holyroodhouse, rodeada de callejones estrechos llamados closes o wynds. Centro neurálgico de la ciudad, en su entorno pueden observarse edificios de diferentes estilos y períodos, datando los más antiguos que se conservan del siglo XV[3] (ver figura 1). Otros, con característicos elementos regionales, como los torreones apuntados y los hastíales escalonados, reflejan el resurgimiento del interés que se produjo durante el siglo XIX por la historia y la identidad escocesas[4] (ver figura 2). El hecho de que la Old Town fuera vista entonces como uno de los escenarios más significativos del desarrollo histórico escocés, propició que en esos momentos se protegieran y restauraran algunos de sus edificios más emblemáticos, entre ellos el  Tolbooth de Canongate, el Great Hall del Castillo, la iglesia de St. Giles o el Palacio de Holyroodhouse[5].



Figura 1: Vista de la Old Town desde Princes Street.
Foto: Emilio J. Luque Azcona (2006)

 

Las dificultades para la comunicación de la Old Town con su entorno más inmediato, derivadas de su emplazamiento sobre una colina inclinada, llevaron ya en el siglo XVIII al desarrollo de importantes obras para la mejora de los accesos a la zona. Para ello se construyeron los puentes de Northbridge, en dirección a la New Town, y el de Southbridge atravesando el profundo valle de Cowgate. También se demolieron elementos defensivos, como la NetherBow Port, con el objeto de facilitar el tránsito en la zona[6].

Con respecto a la New Town, su primera fase, sufragada por el gobierno local, fue construida durante la segunda mitad del siglo XVIII sobre una meseta situada a los pies de la Old Town, con una planta regular en la que predominan edificios neoclásicos, estilo introducido en la ciudad por el arquitecto William Bruce. Si bien fue concebida como suburbio para las clases altas, albergó desde fechas tempranas también negocios y la sede de diversas instituciones. En su borde sur se encuentra Princes Street, que desde el siglo XIX conforma la  principal arteria comercial de la ciudad[7].


 
Figura 2: Arquitectura nacionalista escocesa en la Old Town.
Foto: Emilio J. Luque Azcona (2005)

 

De manera parecida a lo sucedido en otras ciudades que también sufrieron el impacto producido por el desarrollo industrial, lo que en la actualidad constituye el centro histórico de Edimburgo perdió determinadas funciones de centralidad urbana a lo largo del siglo XIX y parte del XX. También experimentó un empeoramiento de sus condiciones de habitabilidad, tras la huida de los sectores altos y medios a los nuevos ensanches construidos en la periferia. En concreto, la Old Town pasó a concentrar en el siglo XIX importantes bolsas de pobreza, especialmente tras instalarse en la misma un relevante volumen de inmigrantes, originarios en su mayor parte de Irlanda y las Highlands[8].

El empeoramiento de las condiciones de habitabilidad existentes llevó al gobierno local de Edimburgo y asociaciones civiles en dicha centuria, a impulsar una serie de medidas orientadas a la mejora de las condiciones sanitarias de la Old Town, con objetivos como el de evitar la propagación de epidemias a los suburbios[9]. Entre ellas destacaron algunas como los “Improvement Écheme”, que originaron en las áreas intervenidas el desplazamiento involuntario de gran parte de sus vecinos, la demolición de un elevado número de inmuebles y la apertura y ampliación de vías de circulación[10]. Especialmente destacable fue entonces la tarea desarrollada por el biólogo, sociólogo y famoso por sus teorías sobre urbanismo Patrick Geddes, que orientó gran parte de sus esfuerzos a la mejora física y social de la zona con el fin de crear un nuevo entorno cultural, respetando la idiosincrasia de sus habitantes y minimizando la destrucción de los edificios existentes[11].

En lo que respecta al siglo XX, podemos destacar dos procesos vividos en el centro histórico de Edimburgo hasta los años setenta. Por una parte, el desarrollo de violentas transformaciones en su característico paisaje urbano y arquitectónico, especialmente entre las décadas de 1950 y 1970, en puntos concretos como los de South Side, con la expansión de las instalaciones de la Universidad de Edimburgo (ver figura 3), o el East End, con la construcción del centro comercial St. James Centre[12]. También, la caída importante en el número de residentes en la zona a partir de la década de 1940, como consecuencia de la puesta en práctica, tras el término de la Segunda Guerra Mundial, de políticas orientadas a la evacuación de barrios deprimidos y la relocalización de población en nuevos asentamientos[13].



Figura 3: La Appleton Tower, edificio de la Universidad de Edimburgo, inaugurado en 1967 junto a George Square.
Foto: Emilio J. Luque Azcona (2006)

 

Todo ello contribuyó a despertar en la opinión pública una mayor conciencia sobre la cuestión patrimonial y los problemas que afectaban al centro de la ciudad. Especialmente durante la década de 1970, momento en el que en las naciones más industrializadas se experimentaba una recuperación simbólica de centros históricos, con el retorno de los sectores medios y altos y la mejora de las infraestructuras de estos espacios. También en esos años se produjeron en el Reino Unido algunos cambios relevantes en el sistema de planificación urbana, al pasarse de la tradicional concepción rígida del urbanismo como diseño, en el que trabajan urbanistas bajo instituciones de carácter gubernamental, a otra en la que la ciudad comenzó a ser vista como un conjunto de sistemas que requieren de un análisis previo. Con este fin, sociólogos y geógrafos entraron a formar parte del abanico de especialistas implicados en esta tarea. Asimismo, se favoreció la participación ciudadana en los sistemas de planificación territorial de Escocia e Inglaterra a través de procesos definidos en la legislación e iniciados normalmente por los gobiernos locales[14].

En el caso de Edimburgo fue durante los años setenta cuando se consolidaron grupos que denunciaban la destrucción del patrimonio de la ciudad y contradecían la visión defendida por numerosos planificadores urbanos de la época, de que el área central debía ser un espacio destinado básicamente para el desarrollo de los sectores secundario y terciario, más que para usos de tipo residencial[15]. Las campañas llevadas a cabo por estas asociaciones influyeron en que las autoridades locales comenzaran a cuestionar su política de demolición y empezaran a plantearse la rehabilitación como alternativa. Fue en este contexto en el que el Ayuntamiento de la ciudad puso en marcha el “Environmental Improvement Scheme” para la mejora de la Old Town, mediante la restauración de edificios y closes de la zona. Al año siguiente aprobó también una política conservacionista de áreas y edificios de interés histórico y artístico de diferentes puntos de la ciudad[16], creándose en 1977 la “Old Town Conservation area” e impulsándose dos años más tarde el “Old Town Community Development Project”, al que nos referiremos posteriormente.


Salvador de Bahia

La ciudad de Salvador, con una población que supera los tres millones de habitantes, se encuentra localizada en la región Nordeste de Brasil, a orillas de la costa atlántica. Capital del Brasil colonial desde 1549 a 1763, se conformó durante ese período como el principal centro urbano de las posesiones ultramarinas de Portugal, pasando de los quinientos habitantes que tenía en 1584 a los más de treinta y nueve mil del año 1780[17]. En este sentido, la llegada de población europea, africana en calidad de mano de obra esclava, y habitantes de otras zonas del territorio brasileño, propició una rica diversidad cultural que se vio plasmada en la existencia de diferentes lenguas, cultos y tradiciones.

Uno de los elementos más destacados del desarrollo urbano colonial de la ciudad lo conforma su desenvolvimiento en dos planos, determinado por las características de su asentamiento, con una serie de barrios que se agruparon conformando las denominadas “ciudad abajo” y “ciudad a lo alto”, la primera ligada a las actividades portuarias y la de arriba de la barranca a las administrativas y defensivas[18]. El trazado de las calles y plazas de la ciudad colonial exhibía una aproximación a las propuestas organicistas medievales con plazoletas, calles de dimensiones diversas y tortuosas, compases, situación característica en las plantas urbanas portuguesas trazadas con anterioridad a las influencias ordenadoras de los ingenieros militares y académicos del siglo XVIII. En este sentido, es destacable en el ámbito urbano portugués de la época, la importancia que el largo o calle ensanchada tuvo como espacio de sociabilidad y desarrollo de actividades comerciales y de mercado[19]. Con esto se diferenciaba del urbanismo hispanoamericano, en el que la plaza mayor era, por lo general, el escenario en el que se desempeñaban ese tipo de funciones y, casualmente, compartía rasgos comunes con ciudades como Edimburgo, en la que también una calle mayor, la Royal Mile, era el marco para el desarrollo de las actividades expresadas.  

En el terreno arquitectónico, por la estrecha vinculación que Salvador mantenía con su Metrópoli, la transferencia cultural lusitana fue directa, hasta que en el siglo XVIII se introdujeron formas de expresión, como el barroco, en el que se integran rasgos “mestizos”[20]. De manera parecida a lo sucedido en la Old Town de Edimburgo, durante el siglo XVIII se realizaron obras para la mejora de los accesos al núcleo urbano, demoliéndose para ello también parte de las fortificaciones existentes[21]. Precisamente, con la demolición del castelo das Portas do Carmo en la década de 1780 se conformó el largo que más tarde recibió el nombre del Pelourinho, por la instalación frente a la Iglesia de Nossa Senhora dos Rosários dos Pretos de un tronco para castigo de los esclavos en el año 1807[22] (ver figura 4).

 

 

  Figura 4: Vista del Largo del Pelourinho.
Foto: Emilio J. Luque Azcona (2004)

 

Tras los momentos de esplendor vividos por la ciudad durante gran parte del siglo XVIII, Salvador vio como a lo largo del siglo XIX su área de influencia se iba haciendo cada vez más reducida, influyendo en ello aspectos de diversa índole, como la competencia que supuso el crecimiento del sector secundario en la región centro-sur de Brasil, ante el que Salvador no podía competir. Desde el punto de vista urbanístico y arquitectónico, la ciudad continuó mostrando en esos momentos gran parte de las características de una ciudad colonial, con una arquitectura que recordaba a la de Lisboa y Oporto, calles estrechas sucias y ruidosas, y dependiente en buena medida del trabajo de la mano de obra esclava[23]. No obstante, la ciudad experimentó en este terreno algunos cambios importantes, con el embellecimiento de varias plazas y avenidas con jardines, fuentes y esculturas, que trataban de recrear paisajes similares a los parisinos o londinenses. La arquitectura académica y ecléctica decimonónica que definió el carácter de muchas ciudades latinoamericanas, dejó también su impronta en la ciudad, donde, como en otras partes del continente americano, los ingenieros militares llevaron a inicios del siglo XIX el carácter del clasicismo británico[24]. Las actuaciones realizadas afectaron especialmente al Distrito da Sé y la Cidade Baixa, motivando la apertura de la Avenida Sete de Septembro, el ensanchamiento de calles antiguas y la incorporación del lenguaje ecléctico en el paisaje arquitectónico de la zona (ver figura 5) y la perdida de complejos edilicios de los siglos XVIII y XIX, incluidos algunos templos religiosos como la Iglesia da Ajuda o la de São Pedro Velho.


  Figura 5: Arquitectura ecléctica del Palacio Río Branco en la plaza Municipal.
Foto: Marcos Caballero Contioso (2009)

 

Al mismo tiempo, el desarrollo de los medios de transporte, producido en Salvador a partir de la década de 1860, propició un crecimiento considerable de la trama urbana de la ciudad y el inicio del proceso de segregación espacial, al permitir la mudanza de los sectores más acomodados desde el centro hacia los nuevos barrios que comenzaron a conformarse hacia el sur, como los de Vitória, Canela, Graça y Barra[25]. En ellos se construyeron viviendas acordes a los gustos de la época, comenzando a quedarse algunas de las obsoletas casonas del Pelourinho vacías al no responder a los nuevos usos y al estilo demandados por estos grupos. Como consecuencia de ello, junto a sectores medios que permanecieron en el barrio, se instaló en la zona una población de escasos recursos, compuesta en su mayor parte por inmigrantes que llegaban a Salvador tras la abolición de la esclavitud en 1888, o escapando de la crisis desatada en el campo tras una prolongada falta de lluvias[26].

Durante el siglo XX, lo que hoy conforma el centro histórico de la capital bahiana, continuó experimentando importantes cambios, tanto en la composición de su trazado y edificaciones como en las funcionalidades desempeñadas. A medida que la aristocracia abandonaba sus antiguas casonas se produjo el deterioro de numerosos inmuebles, al no invertir sus nuevos residentes, en su mayoría sin título de propiedad, en la conservación de los que ocupaban[27]. Al tiempo que se llevaba a cabo la demolición de inmuebles del siglo XVIII y XIX para el ensanche o la apertura de vías de comunicación, especialmente en el Distrito da Sé y la Cidade Baixa, a fines de la década de 1930 se pusieron en marcha algunas medidas orientadas a la conservación y restauración de algunos edificios históricos significativos. Especialmente, a partir de la creación del SPHAN (Serviço do Patrimônio Histórico e Artístico Nacional)[28] tras la firma del decreto ley nº. 25 de 1937, que definió al Patrimonio Histórico y Artístico Nacional como el “conjunto de bienes muebles e inmuebles existentes en el país cuya conservación sea de interés publico, por su vinculación a hechos memorables de la historia de Brasil o por su excepcional valor arqueológico o etnográfico, bibliográfico o artístico”[29].

El hecho de que determinados círculos de intelectuales y políticos del país se interesaran en esos momentos por el patrimonio histórico y artístico generado durante la época colonial en Brasil, hizo que en diferentes ciudades brasileñas numerosas iglesias, fuertes y palacios de aquel período, fueran erigidos como símbolos nacionales, con el objetivo de reforzar la noción de ciudadanía y la cohesión nacional. Algo similar a lo sucedido en Edimburgo durante el siglo XIX con la Old Town, como vimos anteriormente. Todo lo expuesto tuvo sus repercusiones en Salvador, al ponerse en marcha medidas orientadas a la conservación y restauración de algunos de sus edificios históricos más emblemáticos, como el convento de San Francisco de Asís y la catedral[30]. Tras la protección de monumentos aislados, en 1959 aparecieron las primeras manchas protegidas en el Centro Histórico, correspondientes a los distritos da Se, Passo y Conceição da Praia[31].

A pesar de todo ello, los procesos de marginalización social vividos por zonas del centro como la del Pelourinho, se vieron agravados con el desarrollo, a partir de la década de 1950, de grandes obras de infraestructura y el nacimiento de nuevos centros financieros y comerciales junto a las áreas residenciales de las elites, en la franja litoral atlántica[32]. También continuaron produciéndose a lo largo de los años cincuenta y sesenta violentas alteraciones en el paisaje urbano y arquitectónico del área central antigua de Salvador, sobre todo con la apertura de nuevas avenidas, la construcción de edificios en altura y la demolición de antiguos inmuebles.

Durante los años setenta se produjeron en Brasil algunas novedades importantes respecto a la cuestión patrimonial. Por una parte, en 1975 se creó el Centro Nacional de Referência Cultural (CNRC), con el objetivo de actualizar la reflexión sobre la realidad del país y buscar los cauces para la comprensión de la cultura en el contexto brasileño contemporáneo. Es así como el CNRC pasó a convertirse en el escenario en el que se elaboraron los conceptos que durante la década siguiente fundamentaron la política de la Secretaría de Cultura del Ministerio de Educación y Cultura, y que fueron incorporados finalmente a la Constitución Federal de 1988. Entre sus objetivos estuvo el de conferir el estatus de patrimonio histórico y artístico nacional a la producción de los contextos populares y de las etnias indígenas y de los afrodescendientes. Otra novedad importante fue el inicio de la práctica del diálogo con los habitantes de los centros históricos para el diseño de estrategias de intervención en dichos espacios, a partir de la celebración en 1979 del Seminario de Ouro Preto[33].

En el caso concreto de Salvador, fue concretamente a partir de 1965 cuando el DPHAN recurrió a la UNESCO con el objetivo de ir más allá de la defensa del interés común del patrimonio, frente a la incomprensión mostrada por gran parte de los propietarios y determinados sectores del poder público y de la iglesia. Con este fin trasladó una misión de la UNESCO al Brasil, que desarrolló un informe final en el que puso a las ciudades históricas y los monumentos religiosos de la región Nordeste al nivel de muchas ciudades barrocas europeas, destacando a la actividad turística como la “vía natural” para la conservación de dichos complejos[34]. Fruto de las recomendaciones realizadas por dicha misión, el gobernador del estado de Bahia, Luis Viana Filho, creó una fundación publica para la recuperación de los barrios del Pelourinho y Maciel, la ´Fundacão do Patrimõnio Artístico e Cultural da Bahia`, actual IPAC - ´Instituto do Patrimônio Artistico e Cultural da Bahia`. Esta recibió poderes para adquirir, restaurar y explotar directamente inmuebles de la zona[35] . También puso en marcha un estudio socio-económico del Pelourinho con el objetivo de valorar la posible implantación en el área de uno de los mayores centros turísticos de América del Sur[36] .

Las medidas llevadas a cabo a lo largo de la década de 1970 se orientaron al desarrollo de una serie de intervenciones en inmuebles del Largo del Pelourinho y a la mejora de las condiciones socioeconómicas de los vecinos de Maciel, esto último mediante el `Plano de Desenvolvimento Socio-Economico da Comunidade do Maciel`[37] . El grave error cometido en esos momentos, como destacan diversos autores, fue “imaginar el Pelourinho como un centro turístico en medio de un área muy deprimida, sin articulaciones con los nuevos centros especializados”[38] . Estas actuaciones tuvieron por lo general un limitado alcance, influyendo en ello aspectos como el escaso atractivo que la zona tenía para los inversores privados, dadas las limitaciones legales sobre los bienes declarados como patrimonio histórico, y la existencia de alternativas más seguras y lucrativas en las nuevas áreas de expansión de la ciudad[39] .



Políticas recientes de intervención en la Old Town y el Pelourinho

Edimburgo

La profunda crisis industrial vivida durante la década de 1980 originó alarmantes perspectivas sobre la decadencia de lo urbano en Europa. Si bien Edimburgo no llegó por entonces a experimentar los problemas sociales y económicos vividos en ciudades vecinas como Glasgow, el cierre de un gran número de establecimientos fabriles, muchos de ellos localizados en la Old Town y su litoral costero, generó también en ella un importante declive. Esta situación obligó al diseño de estrategias de promoción urbana y de proyectos de renovación de gran envergadura en el marco de la globalización y la integración europea. Gracias a ello, durante los años noventa Edimburgo experimentó importantes progresos tras el diseño de estrategias orientadas al fomento de sectores como el financiero, turístico y de ocio.

Este contexto propició, entre otras cosas, el desarrollo de medidas orientadas a la revitalización del centro tradicional de la ciudad de Edimburgo. Entre los organismos responsables de la elaboración de este tipo de actuaciones en Escocia se encuentra el Parlamento escocés, máximo responsable de la planificación urbana tras su restitución en 1998, si bien a nivel operativo es el Scottish Government el que se encarga de la gestión de las medidas. Este último ha colaborado con gobiernos locales como el de Edimburgo en la constitución de diferentes instituciones encargadas de la puesta en marcha de políticas de conservación y divulgación patrimonial. Es el caso de la Edinburgh World Heritage, compañía limitada que desde 1999 apoya y representa el World Heritage Site de la capital escocesa. Por otra parte, los gobiernos locales, en calidad de responsables de la preparación de los planes urbanísticos de actuación, han ejercido un destacado papel en la decisión de las intervenciones llevadas a cabo para la transformación del área central antigua de la ciudad[40] . Asimismo, junto a la labor desarrollada por las instituciones gubernamentales, es destacable también el papel desempeñado por las Universidades y asociaciones independientes como la Architectural Heritage Society of Scotland, la Cockburn Association, la National Trust for Scotland o el Scottish Civic Trust.

En lo que se refiere a los objetivos de las medidas diseñadas para la revitalización del centro histórico de Edimburgo, se optó por impulsar un carácter multifuncional de dicho espacio, propiciando tanto el mantenimiento de usos tradicionales como el albergue de otros nuevos. Con respecto a las funciones de tipo comercial, en la actualidad Princes Street continúa constituyendo una importante y dinámica arteria comercial, a pesar de la apertura de grandes centros comerciales en la periferia urbana. En el plano cultural, a las ya existentes sedes de bibliotecas y museos en Edimburgo se han instalado recientemente otras en el centro, como el Museum of Scotland (ver figura 6) o el William Younger Centre, este último centro educativo y de exposición sobre la dinámica del planeta Tierra. Por otra parte, el turismo ha experimentado un importante desarrollo, ocasionando un fuerte impacto en zonas como la Old Town (ver figura 7), donde gran parte de los comercios tradicionales de la Royal Mile han sido sustituidos por tiendas para turistas. Es por esto último que el que antaño fuera centro neurálgico de la vida de la ciudad, no constituye en la actualidad un punto de encuentro cotidiano para la población local y sí para los miles de turistas que cada año visitan Edimburgo. No obstante, también es cierto que el uso residencial en la zona se ha incrementado desde los años ochenta en el conjunto de la Old Town, con un contingente poblacional heterogéneo que abarca desde estudiantes, jubilados, o sectores de mediano poder adquisitivo, hasta grupos más acomodados que residen principalmente en los lujosos lofts de Holyrood (ver figura 8).

 

 


Figura 6: Fachada del Museo de Escocia.
Foto: Emilio J. Luque Azcona (2006)

 


Figura 7: El impacto del turismo: la Royal Mile durante los festivales de agosto.
Foto: Emilio J. Luque Azcona (2006)

 


Figura 8: Fomento de la función residencial en la Old Town.
Foto: Emilio J. Luque Azcona (2006)



El departamento de planificación del gobierno local de Edimburgo ha prestado especial interés al mantenimiento tanto de la apariencia como la autenticidad de los edificios históricos, limitando la realización de alteraciones en la fábrica y el uso de los inmuebles protegidos. Esto responde a la existencia en la capital escocesa de una conciencia más generalizada de que la conservación de su patrimonio histórico y artístico es vital para el desarrollo del turismo. Ello no ha sido óbice para que se haya impulsado la incorporación de testimonios arquitectónicos contemporáneos que continúan enriqueciendo el patrimonio arquitectónico de la Old Town. No obstante, en este punto es preciso destacar las numerosas críticas que han generado la construcción de determinados complejos edilicios, entre ellos el que sirve como sede del Parlamento Escocés, obra del arquitecto español Enric Miralles. También proyectos de gran envergadura como el Caltongate Masterplan, orientado a revitalizar una de las zonas más deprimidas de la Old Town mediante la construcción de viviendas e infraestructura para negocios, turismo, ocio y el desarrollo de actividades culturales. Esta iniciativa ha desatado una fuerte oposición en sectores de la opinión pública local, especialmente por proyectar cambios en el paisaje arquitectónico de un sector de la Royal Mile y no responder, según sus detractores, a las necesidades de la comunidad de vecinos que habita la zona[41]

Con respecto a los espacios públicos, se han planteado medidas para su mejora, evitando aspectos negativos como la contaminación visual que la proliferación de señales viales, carteles publicitarios y marquesinas de autobuses puede generar, o los problemas derivados del tráfico y aparcamiento. También se ha apostado por incorporar en algunos puntos un mobiliario urbano de diseño contemporáneo y la continuidad de la tradición de situar estatuas y monumentos en calles y plazas, aspecto en el que Edimburgo especialmente cuenta con una amplia trayectoria[42] .

Todas estas actuaciones se han visto acompañadas de campañas de marketing desarrolladas para la promoción de la ciudad, recurriéndose para ello a símbolos tradicionales que le otorgan identidad, caso de algunos de sus edificios más representativos, como el Castillo, o los acontecimientos de mayor repercusión que se celebran en la misma, como el Festival Internacional de Agosto. En este sentido, Edimburgo se ha diferenciado de la vecina Glasgow, ciudad que optó por la elaboración de una imagen sofisticada de la ciudad como capital cultural, con la que se produjo una ruptura consciente con el pasado, al dejarse fuera de ella al grupo obrero-industrial que le imprime un carácter distintivo[43] .

Como consecuencia de las medidas llevadas a cabo, en Edimburgo se han creado en el área declarada como Patrimonio de la Humanidad, en la que se encuentra la Old Town,  alrededor de 28.000 nuevos empleos en el sector terciario durante la década de 1980 y 1990. Este hecho le ha llevado a constituirse como el lugar de trabajo de unas 50.000 personas y en eje de una actividad turística que genera 1 billón de libras por año. Asimismo, el incremento del uso residencial en la zona ha permitido al mismo tiempo que en estos momentos su población residente haya aumentado hasta alcanzar los 24.000 habitantes[44] .


Salvador de Bahia

En el año 1983 comenzaron a desarrollarse los estudios encaminados a elevar el centro histórico de Salvador a la condición de Patrimonio de la Humanidad. En esos momentos ICOMOS realizó un reconocimiento de la labor desarrollada en Salvador para preservar su centro histórico frente a las amenazas de un crecimiento urbano acelerado[45] . Fue a partir de dicho año precisamente cuando el Municipio de Salvador, con base en los estudios del “Plano Director de Desenvolvimento Urbano”, reconoció a través de la ley no. 3.289/83 la figura de centro histórico como un área sujeta a tratamiento especial. Asimismo, en 1985 se produjo la declaratoria del centro histórico de Salvador como Patrimonio Mundial. En esos momentos, el nuevo Gobierno Municipal electo, opositor al estatal, reivindicó la gestión integral del centro histórico, espacio visto como “una nueva frontera potencial de inversiones externas”. Esta situación contribuyó a crear en esos momentos choques de intereses entre los diferentes actores involucrados en la cuestión patrimonial de ámbito nacional (SPHAN), estatal (“Instituto do Patrimônio Artístico e Cultural” - IPAC), y local (la Prefeitura).

El mayor protagonismo adquirido por el gobierno local en este terreno se reflejó, entre otros aspectos, en la puesta en marcha por parte de la Prefeitura de diferentes iniciativas para la recuperación del centro histórico. Entre ellas la creación en 1986 del “Programa Especial de Recuperação e Revitalização dos Sitios Históricos de Salvador” (PERSH), vinculado a la recién creada Fundação Gregório de Mattos (FGM) y la institución de los tres Sitios Históricos de Salvador (Centro, Itagagipe y Rio Vermelho). Poco después, también del Parque Histórico del Pelourinho (PHP) en la parte más central del área protegida, conformado por 42 manzanas y cerca de 1000 edificios. Con ello se procedió a la delimitación de un área prioritaria de intervención para el desarrollo de obras de emergencia y reciclaje de algunos edificios de uso mixto[46] . No obstante, durante los años ochenta hubo una ausencia casi total de intervenciones en la zona del Pelourinho y Maciel, aspecto que acentuó el proceso de deterioro de sus inmuebles e incrementó los niveles de pobreza[47]

De forma paralela, en esa década se produjo en el Pelourinho la proliferación de “blocos afro” o grupos musicales integrados principalmente por negros y mulatos. Algunos, como el de Olodum, pusieron en marcha una política cultural relacionada con la lucha contra la discriminación racial y el impulso a la autoestima y el orgullo de ser afro-brasileño. Con ello contribuyeron a la divulgación y la afirmación de dicha zona como barrio negro o “quilombo urbano”[48] , al tiempo que muchos continuaron viendo al Pelourinho como un lugar marginal y peligroso.

Durante la década de 1990 el Gobierno Estatal, a través del IPAC y la “Companhia de Desenvolvimento da Região Metropolitana de Salvador” (CONDER), puso en marcha el proyecto más ambicioso orientado a la recuperación del centro histórico de Salvador. Esta iniciativa estuvo liderada por el gobernador de Bahia Antônio Carlos Magalhâes, uno de los principales líderes políticos de Brasil, que durante el transcurso de su campaña había puesto de manifiesto que la prioridad de su administración sería el desarrollo del turismo como recurso para el crecimiento económico de la región[49] . Es así que el Gobierno Estatal asumió entonces de manera íntegra las tareas de manutención y conservación de las áreas intervenidas, convirtiéndose en el mayor inversor en el proceso de recuperación del centro histórico. Durante las primeras cuatro etapas del Programa de Recuperación se intervinieron un total de 356 inmuebles o el equivalente a 104 mil metros cuadrados. A lo largo de la quinta etapa fueron intervenidos 63 inmuebles en dos manzanas y se puso en marcha el mayor trabajo de restauración llevado a cabo en Brasil, el de la Catedral Basílica. También se emprendieron obras para la recuperación del Convento e Iglesia de São Francisco y se llevó a cabo la construcción de un nuevo estacionamiento con capacidad para doscientos vehículos. La sexta etapa abarcó dos manzanas, siendo entonces cuando se procedió a la creación del “Quarteirão Cultural”, con cine y teatro. Por otra parte, son visibles las mejoras realizadas en mobiliario urbano en algunos espacios públicos cercanos al Pelourinho (ver figura 9).

 

 

Figura 9: Monumento a Zumbi dos Palmares en el centro histórico de Salvador, “símbolo de la resistencia del pueblo negro brasilero”.
Foto: Marcos Caballero Contioso (2009)

 

Las intervenciones desarrolladas para la restauración de los inmuebles recibieron diversas críticas por producir en la práctica una idealización de la arquitectura antigua, como consecuencia del fortalecimiento de las características coloniales de aquellos inmuebles que sufrieron alteraciones durante los siglos XIX y XX, o el uso de una paleta de colores en las fachadas restauradas que no siempre se corresponden con la tradición arquitectónica del lugar (ver figura 9). También, por la destrucción ocasionada en el “pulmón” de algunas de las manzanas para la creación de nuevos espacios a modo de “plaza central o shopping mail”, en los que realizar espectáculos musicales[50]. Pero sin duda, uno de los aspectos más controvertidos fue el de la expulsión de la población residente en la zona, al considerar los gestores públicos y expertos del momento incompatible el mantenimiento de los habitantes con la preservación del patrimonio. Para ello se argumentó que estos no podrían hacer frente a los elevados costes de mantenimiento de los inmuebles restaurados, y existía el temor de que pudieran proceder al desvalijamiento de elementos arquitectónicos de valor para venderlos y poder así comprar alimentos o droga[51]. Es por ello que sólo un 5% de la población pudo regresar finalmente a sus viviendas en el Pelourinho, concretamente aquellos que según el IPAC desempeñaban actividades consideradas como compatibles con el desarrollo de la actividad turística contemplada para la zona y la preservación de los inmuebles, y que generasen empleo y atrajesen consumidores[52].

Como consecuencia de ello, las antiguas construcciones concebidas como viviendas pasaron a ser ocupadas tras su rehabilitación por bares, restaurantes, tiendas, galerías de arte o museos, en su mayor parte orientados al sector turístico. Estos establecimientos ocupan generalmente los niveles bajos de los edificios, permaneciendo todavía gran parte de los pisos superiores desocupados[53]. Este hecho, unido a la existencia de un elevado número de inmuebles completamente vacíos, suponen un grave riesgo para la preservación del patrimonio inmueble. Esta situación ha obligado al Estado a tener que invertir ingentes recursos en el mantenimiento de la zona ya intervenida, que podrían haberse destinado a la recuperación de zonas aledañas al Pelourinho, que presentan un lamentable estado de conservación[54].

Conscientes de la importancia que la cultura afrobrasileña tiene de cara a la promoción del turismo en Salvador, la industria turística adoptó la imagen por entonces existente de “territorio negro” vinculada al Pelourinho, convertido en el nuevo escaparate de la ciudad[55] (ver figura 9). Asimismo, las autoridades pusieron en marcha programas de incentivos fiscales a la cultura para la producción de espectáculos, y comenzaron a invertir ingentes recursos en el desarrollo de programas de animación sociocultural en el barrio. Para garantizar la seguridad en la zona se situó en la misma a un cuerpo de policía especializado para turistas, que ha llegado incluso a impedir el acceso a la zona de la población residente en los márgenes del área intervenida, muchos de los cuales eran antiguos pobladores del Pelourinho[56].

El financiamiento de las intervenciones realizadas se hizo en su mayor parte a fondo perdido por parte del gobierno del Estado de Bahia, al no mostrar el sector privado especial interés por invertir en la zona[57]. En este sentido, el turismo no ha aportado al Estado los recursos económicos necesarios para hacer frente al total de los gastos generados por las medidas descritas, en parte por el carácter estacional que dicha actividad tiene en Salvador (enero / comienzos de marzo y julio / agosto)[58].

Con el objetivo de solventar algunos de los problemas mencionados, los técnicos implicados en la gestión del centro histórico de Salvador se han replanteado durante los últimos años algunas de las políticas aplicadas y han definido nuevas líneas de actuación. Por una parte, se han creado vías de financiamiento internas y externas, con el objetivo de paliar la extrema dependencia del Estado y asegurar la sostenibilidad social y económica del proyecto, a cargo de instituciones como la Caixa Econômica Federal o el proyecto Monumenta-BID. Asimismo, se ha implicado a otros actores de manera más activa en el proceso, como la Prefeitura Municipal o el Instituto do Patrimônio Histórico e Artístico Nacional (IPHAN), que ha centrado su tarea en la realización de obras de emergencia en monumentos protegidos, y la supervisión, aprobación y fiscalización de proyectos[59].

Por otra parte, las autoridades han cambiado la concepción original dada al proyecto, permitiendo una “reapropiación virtual” del Pelourinho por expobladores y vecinos de baja renta, que ahora disfrutan del costoso programa de animación cultural popular desarrollado en la zona por el gobierno. Con ello han logrado una forma de esparcimiento popular que anima el barrio y un posible recurso con el que obtener un mayor índice de votos en las elecciones[60]. Asimismo, han aceptado el uso habitacional como vía para la rehabilitación del barrio. Para ello se han puesto en marcha algunas iniciativas, como la del proyecto Rememorar, que coordinado por la “Secretaria de Desenvolvimento Urbano del Estado de Bahia” en conjunto con la Prefeitura de Salvador y con el apoyo de la Caixa Econômica Federal, contempla la recuperación de caserones de los siglos XVII y XVIII para la construcción de apartamentos de dos habitaciones para funcionarios públicos del Estado[61].

Mientras tanto, parte de los antiguos pobladores del Pelourinho continua reclamando su derecho de poder regresar a habitar en la zona. En este sentido, una de las asignaturas pendientes sigue siendo la participación ciudadana en la toma de decisiones respecto a la gestión de lo urbano en Salvador. Y ello a pesar de los avances que en Brasil se han producido en este sentido, desde la puesta en marcha en 1989 de los Presupuestos Participativos en Porto Alegre, experiencia que han adoptado alrededor de setenta ciudades del país[62]. Para el caso concreto de la capital bahiana, la Ley Orgánica del Municipio de Salvador publicada el 5 de abril de 1990 dispone, entre otras cosas, que el Municipio debe estimular y garantizar la participación de la comunidad en todas las fases del proceso de planeamiento, desarrollo y organización territorial y espacial del Municipio. Esta debe quedar asegurada a través del “Conselho de Desenvolvimento Urbano” (CONDURB), que debe estar conformado por representantes de organismos públicos, entidades profesionales, asociaciones de clase y un miembro del Consejo de Medio Ambiente[63]. No obstante, la aprobación de documentos por la Cámara Municipal como la Ley no. 6.586/2004 del nuevo “Plano Diretor de Desenvolvimento Urbano de Salvador” (PDDU), que constituye el instrumento básico de la política de desarrollo y expansión urbana del Municipio para un período de ocho años, no incorporó de forma amplia la participación de la comunidad que exige el Estatuto de la Ciudad. A raíz de las críticas originadas por esta situación, el alcalde João Enrique, puso en marcha una serie de consultas y debates en los que participaron ciudadanos, organismos y entidades de la Administración Municipal para la revisión del Plano Director[64].

 

 

        
Figura 10: Vista del centro histórico de Salvador.
Foto: Marcos Caballero Contioso (2009)

 

Análisis y conclusiones

Los estudios de caso analizados en el presente apartado corroboran los avances producidos durante los últimos veinticinco años en los procesos de recuperación de la Old Town de Edimburgo y el Pelourinho en Salvador. Este hecho se ha visto favorecido, entre otras cosas, por la existencia de un mayor número de instituciones y un marco legal más consolidado de alcance internacional, estatal y local, junto a la de un cuerpo multidisciplinar de profesionales y técnicos que participa en la elaboración de diferentes medidas que afectan a los centros históricos. A continuación expondremos las diferencias y similitudes encontradas en los procesos descritos anteriormente. 


Los actores

En el caso escocés, han sido instituciones de índole pública, junto a una importante presencia de las de índole privado y asociaciones civiles, las encargadas de proyectar y materializar las medidas que han permitido este cambio. En Salvador continúa todavía siendo un importante reto para sus autoridades el conseguir un equilibrio que permita un rol más destacado de la iniciativa privada en el desarrollo de proyectos que involucren al Centro Histórico bajo la tutela de los poderes públicos. Si bien durante los últimos años han comenzado a producirse algunos cambios en este sentido, todavía existe una exagerada dependencia con respecto a las subvenciones públicas para la preservación del patrimonio material y el mantenimiento de los programas culturales y de ocio que se desarrollan en el Pelourinho.

Otro reto importante es conseguir, tanto en Edimburgo como en Salvador, una mayor participación de la ciudadanía en la toma de decisiones en lo que respecta a la planificación territorial. Si bien existen los cauces y los medios para que esto se produzca, en el caso de la capital escocesa es preciso que los períodos establecidos para que la población pueda presentar sus objeciones a los planes propuestos sean más divulgados. También incentivar a muchos ciudadanos que únicamente se animan a participar de las propuestas cuando éstas les afectan directamente. Con respecto a Salvador, ya vimos como las decisiones referidas a la gestión del Centro Histórico han sido tomadas hasta la fecha prácticamente sin contar con la opinión de los propios vecinos afectados ni los del resto de la ciudad.


Las causas de las intervenciones

El análisis del desarrollo histórico de la Old Town y el Pelourinho pone de manifiesto, entre otras cosas, los sucesivos y drásticos cambios que ambos espacios han experimentado en sus respectivos caracteres identitarios, desde el siglo XIX hasta la actualidad. Estas transformaciones han respondido generalmente a los intereses de los grupos de poder que las impulsaron y, a diferencia de las anteriores, las más recientes se han visto enmarcadas en estrategias orientadas a situar a Edimburgo y Salvador en una posición ventajosa de cara a la atracción de inversiones y visitantes, en el contexto de un mundo cada vez más globalizado. El hecho de que se haya privilegiado para ello a esos espacios frente a otros de sus respectivas tramas urbanas, responde tanto a la gran visibilidad como al valor simbólico que les caracteriza para la conformación de atractivos escaparates urbanos.

Otras razones que han incentivado estas iniciativas ha sido el importante potencial que este tipo de medidas representa para la trayectoria profesional de aquellos políticos que las impulsan, por lo que al carácter de marketing urbano es preciso sumar el de marketing político. Un claro ejemplo en este sentido lo conforma lo sucedido con el que fuera Gobernador de Bahia Antônio Carlos Magalhães, que tras la puesta en marcha de las medidas que transformaron el Pelourinho obtuvo un importante reconocimiento nacional que facilitó su ascenso a la presidencia del Senado Nacional.  

En el caso de Edimburgo, las reformas emprendidas en la Old Town se han visto impulsadas asimismo, por el interés de sectores medios y altos de la población por habitar en el centro de la ciudad. No se ha logrado, en cambio, atraer el interés de empresas de gran envergadura para la instalación de sus sedes en edificios de la zona declarada como Patrimonio de la Humanidad. Como testimonio de ello se encuentran las dificultades que los inversores de Waverley Gate han tenido para alquilar las oficinas acondicionadas en un imponente edificio del año 1815, realizado por el arquitecto Archibald Elliot, que se encuentra localizado en una estratégica situación, en uno de los extremos de Princes Street y junto a uno de los principales accesos a la Old Town desde la New Town.    


Acciones y resultados

Tanto la Old Town como el Pelourinho presentan en la actualidad la mayor parte de sus edificios de interés histórico y/o artísticos restaurados y cuentan con mejores espacios públicos e infraestructuras que algunas décadas atrás. Edimburgo, a diferencia de Salvador, ha conseguido revitalizar su área central antigua con medidas que van más allá de las encaminadas al desarrollo de la actividad turística. Para ello ha incentivado tanto el uso residencial, aspecto que resulta vital para la sostenibilidad de la zona a largo plazo, como la instalación de sedes de instituciones públicas y de oficinas de empresas particulares que contribuyen a darle un mayor dinamismo a la zona. También, junto a la conservación de su legado arquitectónico y urbanístico ha incorporado una arquitectura contemporánea que en casos conforma un importante legado para generaciones futuras. Asimismo, la celebración de actividades de relevancia internacional como los festivales de verano, contribuyen a dinamizar desde el punto de vista cultural la Old Town, aspecto que se ve complementado con algunas iniciativas desarrolladas por asociaciones civiles.

En el caso de Salvador, entre los principales logros de las medidas aplicadas se encuentra la recuperación del patrimonio material del Pelourinho, sin bien la metodología empleada para ello ha sido criticada por algunos especialistas en la materia. También, la puesta en marcha de un continuo programa de actividades culturales y de ocio que involucra tanto a la población local como a turistas. Con ello se está contribuyendo a la valorización y difusión del riquísimo patrimonio inmaterial que posee la ciudad.

Gracias a todo lo expuesto, ambos barrios han pasado de constituir zonas conflictivas caracterizadas por la presencia de problemas de índole social y económica en sus respectivos contextos urbanos, a convertirse en uno de los principales escaparates empleados por ambas ciudades de cara a la promoción externa y la atracción de visitantes e inversores. Estos conforman espacios privilegiados en las campañas de marketing desarrolladas con este fin, junto a otros puntos de las áreas centrales antiguas de Edimburgo y Salvador, por ser precisamente los escenarios que hacen de ambas ciudades enclaves únicos y reconocidos por la UNESCO.

Pese a todos los logros obtenidos y el diferente contexto socio-económico y cultural que caracteriza a Escocia y al estado de Bahia, algunos de los retos expuestos anteriormente que afrontan las autoridades de Edimburgo y Salvador de cara a la gestión futura de la Old Town y el Pelourinho, resultan bastante similares:

-La elaboración de nuevas estrategias destinadas a la conformación de un vecindario heterogéneo compuesto por grupos de diferentes niveles sociales. En este sentido, el reto resulta más complicado en el contexto de sociedades como la del Nordeste de Brasil, caracterizada por la existencia de una distribución de la riqueza muy desigual y elevados índices de violencia urbana. Al respecto, consideramos que desde la planificación urbana se pueden realizar importantes aportes para conseguir sociedades menos segregadas y desiguales. La recuperación de espacios públicos para el conjunto de la sociedad y el fomento de usos residenciales mixtos son líneas de intervención que pueden actuar en esta línea. Para que el objetivo expresado pueda verse cumplido, es imprescindible que este tipo de medidas se vean reforzadas con inversiones en educación y políticas sociales que contribuyan a la mejora de las condiciones de vida de los sectores más desfavorecidos. Precisamente, la experiencia de Brasil de los últimos años, con el impulso experimentado por el Índice de Desarrollo Humano, muestra que esto es último es posible[65].

-Contrarrestar el impacto de la actividad turística fomentando la puesta en marcha de actividades que vuelvan a convertir tanto a la Old Town como al Pelourinho en uno de los principales puntos de encuentro cotidiano de los habitantes de Edimburgo y Salvador respectivamente. Para ello es preciso que dichos espacios recuperen la centralidad perdida, que sean más presente y menos historia, sin que con ello se ponga en peligro la herencia patrimonial que les caracteriza. Con respecto a esta última posibilidad, debe observarse que la reciente proliferación de intervenciones basadas en propuestas de arquitectura contemporánea dentro del área de la World Heritage Site de Edimburgo ha propiciado que se programe la visita de una comisión de la UNESCO a esta ciudad en el 2008 con el fin de reevaluar la protección de la integridad de su patrimonio arquitectónico y urbanístico.  

-El logro de un mejor entendimiento entre políticos, académicos y técnicos, y la sociedad civil, con el objetivo de alcanzar un consenso entre los diferentes intereses de cada grupo. Para esto es preciso, entre otras cosas, el fomento de una participación ciudadana más efectiva en la planificación urbana, con el objetivo de impedir que los especuladores y profesionales impongan sus criterios sin un acuerdo y control social efectivo.

-La puesta en marcha en ambas ciudades de políticas educativas que contribuyan a que los vecinos de Edimburgo y Salvador conozcan mejor y valoren la herencia patrimonial de sus respectivas ciudades.

 

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Notas

[1] Este trabajo ha sido presentado en el Seminario Internacional “Patrimonio y sustentabilidad: Problemas y potencialidades en Latinoamérica”, organizado por ICOMOS Uruguay y la Universidad de Morón en  Colonia del Sacramento (Uruguay), entre los días 9 y 12 de agosto de 2008.

[2] Carrión, 2000, p. 13.

[3] Mac Kean, 1992, p. 20 y 30.

[4] Emmerson, 1996, p. 32; Naismith, 1989, p. 118.

[5] Gilbert, 1901, p. 152; Mac Kean, 1992, p. 5.

[6] Campbell y Stewart, 2005, p. 25; Gilbert, 1901, p. 13; The Royal Commission… et. al., 1951, p. LVI.

[7] Youngson, 1966.

[8] Gilbert, 1901, p. 77, 78, 132 y 139; Rosenburg and Johnson, 2005, p. 131 y 132.

[9] Hague, 1984, p. 153.

[10] Rosenburg y Johnson, 2005, p. 132; Smith, 1980, p. 102.

[11] Meller, 1993, p. 73 a 75.

[12] Hague, 1984, p. 177, 215 y 235.

[13] City of Edinburgh Council, s.d. (b); City of Edinburgh Council, 1997, p. 56.

[14] Smith, 2005, p. 40 y 43.

[15] Al respecto, un antiguo `Housing Chairman` de Edimburgo se lamentaba en 1970 de que para entonces “everyone seemed to want houses located in the city centre and industrial estates placed on the outskirts, whereas all his life he had worked for the ideal of his youth that everyone should have a house in a suburban estate and work in a city centre to which the noise and pollution of industry had been confined” (Cooke, 1976, p. 40).

[16] Simpson, 1997, p. 78 y 79.

[17] Cerrillo, 1987, p. 258 y 259.

[18] Tavares, 1987, p. 70 a 73.

[19] Gutiérrez, 1997, p. 100; Rojas Mix, 1978.

[20] Gutiérrez, p. 70.

[21] Tavares, 1987, p. 70.

[22] Andrade, 2004, p. 74; Fernandes Cardoso y Almeida Couto… et. al, 2000, p. 17, 23 y 24.

[23] Petti Pinheiro, 2002, p. 93, 94 y 198.

[24] Gutiérrez, 1997, p. 396 a 400.

[25] Fernandes Cardoso y Almeida Couto… et. al, 2000, p. 31 y 32; Mattos, 1978, p. 26; Petti Pinheiro, 2002, p. 206.

[26] Andrade, 2004, p. 74; Olszewski, 1989, p. 27; Petti Pinheiro, 2002, p. 187, 193 y 194.

[27] Matos, 1978, p. 28.

[28] En 1946 el SPHAN cambiaría sus siglas por DPHAN (Departamento do Patrimônio Histórico e Artístico Nacional). Actualmente las siglas son IPHAN (Instituto do Patrimônio Histórico e Artístico Nacional). IPHAN [en línea] <http://www.iphan.gov.br/> [21 de junio de 2007].

[29] Al respecto consultar ‘Como se instituiu o serviço de patrimônio histórico e artístico nacional’. Jornal do Comércio. Recife, August 18, 1939. Artículo publicado en Andrade, 1987, p. 30 y 31.

[30] Al respecto consultar ‘Como se instituiu o serviço de patrimônio histórico e artístico nacional’. Jornal do Comércio. Recife, August 18, 1939; ‘Na casa onde se defende a nossa historia’. Correio da Manhã. Rio de Janeiro, January 24, 1940. Artículos publicados en Andrade, 1987, p. 30 - 31 y 36 – 37.

[31] Fernandes Cardoso y Almeida Couto… et. al, 2000, p. 96.

[32] Bittencourt Andrade, 2004, p. 45.

[33] Londres Fonseca, 2005, p. 23 – 25, 143 -145, 156, 216 y 240.

[34] Azevedo, 2004, p. 45; Duarte Bomfim, 1994, p. 46; Mattos, 1978, p. 151.

[35] Zanirato, 2004, p. 327 y 328.

[36] Mattos, 1978, p. 151.

[37] Fernandes Cardoso y Almeida Couto… et. al, 2000, p. 100.

[38] Azevedo, 2004, p. 47; Filgueiras Gomes, 2000, p. 68.

[39] Filgueiras Gomes, 2000, p. 69.

[40] El Ayuntamiento de Edimburgo ha colaborado asimismo, junto a otras instituciones, en la creación de otras como la ´Edinburgh City Centre Management Company` (ECCMC), compañía independiente que fomenta la participación de la empresa privada para la promoción y el fomento del desarrollo económico del centro de la ciudad. Para más información consultar su página Web en el siguiente enlace: <<http://www.edinburghcc.com/home>> [12 de julio de  2008].

[41] Para una mayor información sobre las características del Caltongate Masterplan consultar el siguiente enlace: <<http://www.caltongate.com/Masterplan.aspx>> [13 de julio de 2008].

[42] Edinburgh World Heritage…, 2005, p. 54 y 57.

[43] Ruiz Ballesteros, 2000, p. 152 a 154.

[44] City of Edinburgh Council, 1997, p. 4 y 36; Edinburgh World Heritage, et. al., 2005, p. 2.

[45] UNESCO [en línea] <http://whc.unesco.org/en/list/309> [13 de noviembre de 2006].

[46] Zanirato, 2002, p. 174.

[47] Fernandes Cardoso y Almeida Couto… et. al, 2000, p.102.

[48] Filgueiras Gomes, 2000, p. 70-71.

[49] Araujo Fernades, 1998, p. 42 a 44; Zanirato, 2004, p. 329.

[50] Filgueiras Gomes, 2000, p. 74.

[51] Duarte Bomfim, 1994. Entre las posibles opciones que fueron ofertadas a los pobladores de la zona estuvieron tanto la indemnización en metálico por mudarse, como la recolocación definitiva en un inmueble recuperado pagando alquiler con contrato jurídico válido, o la recolocación provisoria en un inmueble hasta que finalmente fuera factible el traslado a una vivienda especialmente adaptada. Con respecto a las indemnizaciones, estas fueron calculadas según cada caso, dependiendo del tiempo de residencia en la zona, el tamaño de las familias o la situación jurídica de la ocupación. Según menciona Silvia Helena Zanirato, los criterios adoptados para el cálculo de las indemnizaciones buscaron proteger principalmente los intereses del gobierno, evitando que el mismo tuviera que pagar elevadas cantidades (Zanirato, 2004, p. 332 y 333).

[52] Para autores como Marco Aurelio A. de Filgueiras Gomes, hubiera sido posible desarrollar la actividad turística y reforzar la actividad cultural en el Pelourinho sin necesidad de haber expulsado a sus residentes, puesto que a principios de la década de 1990 existían en la zona numerosos caserones deshabitados, al conservar únicamente los muros exteriores. Esto hubiera facilitado que el barrio mantuviese su vida propia y la riqueza cultural de sus vecinos (Filgueiras Gomes, 2000, p. 75).

[53] En la Web del senador Antônio Carlos Magalhães se define al Pelourinho como “um imenso shopping barroco a céu aberto, com programação de dia e de noite, de domingo a domingo”, destacándose como todo un logro que en los antiguos caserones de la zonas se hayan instalado “restaurantes — de cozinha típica local e internacional, portuguesa, italiana, japonesa e africana — bares, museus, teatros, galerias de arte, bancos, agências de viagem, lojas de artesanato, balcões do Sebrae e antiquários”. En este sentido, las imágenes seleccionadas por el IPAC para mostrar en su Web la situación social actual que caracteriza al Centro Histórico de Salvador corresponden en su mayor parte a grupos de turistas que pasean por las calles, o negocios orientados a dicha actividad.

Sitio Oficial del Senador Antônio Carlos Magalhães [en línea] <http://www1.senado.gov.br/AntonioCarlosMagalhaes/index.htm> [13 de noviembre de 2006].

Instituto do Patrimônio Artístico e Cultural [en línea] <http://www.ipac.ba.gov.br/rest_pelo.asp?id=21#nogo> [9 de noviembre de 2006].

[54] Diagnóstico…, 2000.

[55] Filgueiras Gomes, 2000, p. 72 – 73.

[56] Zanirato, 2002, p. 164. 

[57] Azevedo, 2004, p. 50.

[58] Filgueiras Gomes, 2000, p. 76.

[59] Diagnóstico…, 2000.

[60] Azevedo, 2004, p. 51.

[61] Secretaria de Desenvolvimento Urbano [en línea] <http://www.sedur.ba.gov.br/programas/rememorar_programa.asp> [14 de noviembre de 2006].

[62] Baiocchi, 2005.

[63] Secretaria Municipal do Planejamento, Urbanismo e Meio Ambiente (SEPLAM) [en línea] <http://www.seplam.salvador.ba.gov.br/home.htm> [14 de noviembre de 2006].

[64] Prefeitura Municipal do Salvador, 2005, p. 1.

[65] Al respecto consultar ‘Brasil invertirá en gasto social parte del beneficio del petróleo’. El País. Madrid, 23 de septiembre de 2008 [en línea] <http://www.elpais.com/articulo/internacional/Brasil/invertira/gasto/social/parte/beneficio/petroleo/elpepuint/20080923elpepuint_1/Tes> [20 de octubre de 2008].

 

[Edición electrónica del texto realizada por Miriam-Hermi Zaar]


© Emilio José Luque Azcona y Harry Smith, 2009
© Biblio3W, 2009

Ficha bibliográfica:

LUQUE AZCONA, Emilio José y SMITH, Harry. Lo cultural como motor para la revitalización urbana y económica: análisis comparado de las experiencias de Edimburgo y Salvador de Bahia. Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. XIV, nº 852, 25 de diciembre de 2009. <http://www.ub.es/geocrit/b3w-852.htm>. [ISSN 1138-9796].


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