Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. XV, nº 895 (7), 5 de noviembre de 2010

[Serie  documental de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

 

CIUDADANÍA Y JUEGOS OLÍMPICOS EN EL LEVANTE BARCELONÉS

 

Salvador Clarós i Ferret
Movimiento vecinal de Poblenou


Recibido: 15 de mayo de 2010. Aceptado: 17 de julio de 2010.


Ciudadanía y Juegos Olímpicos en el levante barcelonés (Resumen)

Tras los Juegos Olímpicos del 92, que dieron el impulso inicial a la transformación pendiente del levante barcelonés, la ciudad vivió de rentas del tan traído i llevado modelo Barcelona. El creciente distanciamiento de la ciudadanía ante los claroscuros urbanísticos con concesiones excesivas a los agentes inmobiliarios, dejó paso a un movimiento social con ideas y capacidad negociadora para reconducir parcialmente la transformación urbanística.

Palabras clave: JJOO, ciudadanía, levante barcelonés, participación 


Citizenship and the Olympic Games in the city coast (Abstract)

Once the 92 Olympic Games were finished, an achievement that gave a boost to the transformation of the city coast, Barcelona took advantage of his own and well know model. The big distance between the citizens in front of the town planning choices (the goods and the bads) with excessive concessions to the estate agents, turn down to a social movement with ideas and bargaining abilities in order to change in a partial way the town planning transformation.

Key words: JJOO, citizenship, city coast, participation 


Los Juegos Olímpicos de 1992 sirvieron como escusa para una intervención urbanística en el levante barcelonés, una periferia urbana que hace un siglo se había convertido en la mayor concentración industrial de la península “el manchester catalán”, aunque desde la crisis de los años 70 había entrado en recesión. La creación del polígono industrial de la Zona Franca junto al puerto aceleró la deslocalización de los usos industriales más intensivos de Poblenou. Es el caso por ejemplo de Motor Ibérica, el fabricante de camiones y tractores heredero de la firma americana Ford, trasladada a la Zona Franca tras su permanencia desde 1923 en la avenida Icaria de Poblenou en una fábrica que finalmente desapareció en 1988 con motivo de la construcción de la Vila Olímpica.

Con la demolición de las grandes fábricas, Barcelona podía desarrollar todo su potencial urbano hasta el rio Besòs tal como previó Ildefons Cerdà. La penetración del ensanche en el levante barcelonés iría pilotada por dos grandes operaciones estratégicas: la continuación de la avenida Diagonal hasta el mar, que en aquel entonces quedaba interrumpida en la plaza de la Glorias, y la remodelación de la fachada litoral para liberarla de las infraestructuras ferroviarias e industriales que condenaban la ciudad desde hacia lustros a vivir de espaldas al mar.

Aquella operación para sustituir los usos industriales e integrar el barrio de Poblenou a la gran Barcelona, generando de paso importantes plusvalías para los propietarios de terrenos que ocupaban las viejas fábricas, ya se había intentado en época del predemocrático alcalde Porcioles, en los últimos tiempos de la dictadura. Pero fracasó por la gran oposición ciudadana en un momento de especial combatividad de las organizaciones sociales y políticas en la clandestinidad, ocasionando precisamente el nacimiento de las primeras entidades vecinales de la ciudad.  La asociación de vecinos del Taulat se fundó para combatir el llamado Plan de la Rivera.

Los Juegos Olímpicos ofrecían ya en la recta final del siglo una oportunidad para iniciar la gran transformación del levante que el Plan Comarcal de 1953 había desestimado ante la complejidad económica del traslado de las industrias, de los difíciles accesos debido a las barreras ferroviarias, y del intrincado parcelario de herencia rural. En 1976 el Plan General Metroplitano consolidaba el área industrial pero ponía las bases y el instrumento para la remodelación urbana del sector de Poblenou. El Plan Especial de Reforma Interior Diagonal Poblenou i sucesivas modificaciones del PGM llevarían a cabo la remodelación.


Pocas compensaciones sociales

Los Juegos ofrecieron también un nuevo escenario en el que el cambio urbanístico se asociaba a la conquista del espacio público y a la democratización de la ciudad. Sin embargo las principales operaciones urbanísticas, la Vila Olímpica (1992) y la prolongación de la Diagonal (1999), se planificaron prácticamente sin compensaciones sociales: sin vivienda pública (tan solo para reubicados) y sin voluntad de entablar un diálogo previo con los habitantes de aquel viejo barrio industrial.

La primera falta de respeto democrático fue la actitud paternalista de una tecnocracia que se autoerigió en único agente con capacidad de imaginar y decidir el futuro. La consecuencia directa fue la definitiva demolición de todo vestigio del pasado con la débil argumentación de facilitar una intervención integral y rápida, inclusive en el subsuelo. Se eliminó así el referente histórico y cultural significativo de la ciudad industrial. Se retrocedió también en la estrategia de intervención en el espacio público: en Diagonal Mar y sobretodo en Vila Olímpica imperó la privatización de los espacios libres, donde se crearon zonas verdes privadas en los interiores de manzana, hecho que todavía hoy está dificultando las dinámicas urbanas, el comercio a pie de calle y la cohesión social.

De la mano de los Juegos proliferó también el modelo de comercio de gran superficie con tres establecimientos en la zona: Centre de la Vila, Centre Comercial de les Glòries, y Centre Comercial Diagonal Mar, que en conjunto suman 161.000m2, con más de 8.000 plazas de aparcamiento. Esta especie de recreación de la ciudad “indoor” tuvo un efecto notable en el pequeño comercio de proximidad y en consecuencia empobrecieron las relaciones y las texturas urbanas.  

El dialogo social y participativo se redujo a la mera formalidad, hecho que en la práctica avivó el desencuentro y la confrontación entre los diversos actores políticos, económicos y sociales, con manifestaciones de protesta en la calle. En definitiva, los beneficios sociales derivados de los Juegos no repercutieron directamente sobre el territorio remodelado y en sus gentes, las cuales se reconocían más bien como afectadas, diluyéndose si a caso los beneficios de aquella transformación urbana en un genérico aumento de la autoestima de los barceloneses por las mejoras en la ciudad.

La ciudad ganó, eso sí, unas playas y un cinturón de ronda que debía resolver de una vez el colapso circulatorio. La apertura de la ciudad al mar era un deseo compartido desde antiguo. “Barcelona cara al mar” fue uno de los eslóganes más coreados, que respondía a una voluntad de recuperar el rostro marítimo como ya propusieron Le Corbusier y arquitectos del GATPAC en los años 30, de manera que se reflejaba una operación en beneficio de toda la ciudad. Los Juegos no solamente la hicieron posible sino que consiguieron presentar los impactos de la operación ante los barceloneses como un efecto colateral asumible por inevitable. 


Los Juegos solo fueron el inicio

El consistorio barcelonés quiso aprovechar el empuje urbanístico derivado de los Juegos y para ello durante su misma celebración en agosto del 92 y sin esperar más aprobó inicialmente una Modificación del Plan General Metropolitano en el ámbito del Frente Marítimo de Poblenou con el propósito de extender la transformación urbanística a todo el levante de la ciudad.

La Vila Olímpica, que se edificó sobre suelo industrial, previa recalificación y demolición integral de las fábricas, fue tan solo el primer paso hacia la gran transformación del levante desde la Barceloneta hasta el Besós, que se ejecutaría por fases en los dos decenios posteriores a los Juegos. Para ello se fijaron nuevos horizontes como el Fórum de las Culturas de 2004 con la idea de completar el cambio de los usos y recuperar el levante septentrional de Barcelona que hasta aquel momento era un conjunto de periferias formado por fábricas y barrios dormitorio levantados en tiempo del desarrollismo para albergar oleadas ingentes de inmigrantes. Barrios con todas las carencias del mundo como el Polígono de Viviendas del Sudoeste del Besós o el de La Mina, este último ya en el término municipal de Sant Adrià del Besòs. Rodeados además de infraestructuras como la central térmica, la incineradora de residuos y la depuradora de aguas residuales, en fin, un autentico patio trasero de Barcelona.

Las intenciones de la ejecutiva de Urbanismo de aquel momento en que la operación de los Juegos ya estaba terminada y se pretendía, como a rebufo de ellos, continuar la transformación incluían una ordenación estratégica del levante que afectaba al casco antiguo de Poblenou. Aumentaba significativamente el aprovechamiento urbanístico en beneficio de propietarios de suelo y promotores, como por ejemplo la compañía norteamericana Kepro, a quien se le hacía un “traje a medida” donde el PGM preveía el Centro Direccional Litoral-Provenzana, verdadero meollo de la cuestión. El desarrollo urbanístico, que se denominó Diagonal Mar, sorprendió por su formalización elitista y rompedora, con usos terciarios y hoteleros; un gran centro comercial y viviendas edificadas en el interior de un parque público.

La planificación no alcanzaba sin embargo a satisfacer las demandas vecinales que exigían una concreción de las previsiones de equipamientos, así como viviendas públicas. No abordaba tampoco la consolidación y rehabilitación del tejido urbano histórico del Taulat y tampoco atendía al ejercicio previo de participación ciudadana reivindicado por las entidades sociales, limitándose al formalismo legalista de las breves exposiciones públicas en la tramitación de los documentos urbanísticos.

En el trasfondo de la operación los ciudadanos percibían una forma de proceder consistente en la eliminación sistemática de lo viejo para intervenir ex novo como se hiciera en la Vila Olímpica. La Modificación del PGM para la ordenación del frente marítimo de Poblenou desde el cementerio hasta la Rambla Prim mereció ser recurrida por la Asociación de Vecinos ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya.

El movimiento vecinal había tomado conciencia de que el modelo urbanístico de la Vila Olímpica no era bueno para ser replicado, y reivindicó un plan único y global para la transformación de toda la zona temiendo que la intención del Área de Urbanismo era ejecutar de forma fragmentaria diversos planes parciales hasta completar la transformación. Así fue. A la Vila Olímpica le siguió el Plan Especial para la apertura de la Diagonal desde Glorias hasta el mar. A continuación el Plan Especial del Frente Marítimo desde el cementerio hasta el Besós. Y para finalizar, la Modificación del Pan General Metropolitano para la transformación de las áreas industriales de Poblenou, el llamado Plan 22@.

La falta de participación fue la queja recurrente ante unas operaciones que, a diferencia del urbanismo regenerador de las pequeñas intervenciones llevado a cabo durante los primeros años de la democracia, hacían ahora un salto de escala para abordar objetivos estratégicos de renovación más radical de la ciudad.  A final de los 90 y primeros años del nuevo siglo aparecieron multitud de pequeños y grandes conflictos en toda la ciudad certificando un divorcio entre los gestores municipales i la ciudadanía. Por la parte vecinal se rechazaba de llano el modelo especulativo y gentrificador de la Vila Olímpica. El argumento de los críticos era que éste se extendería como mancha de aceite, diluyendo la identidad de los residentes al promover una clara sustitución de éstos por nuevas y más solventes capas sociales, las únicas que tendrían capacidad adquisitiva suficiente ante la inflación desbocada del precio de la vivienda. El problema de la vivienda se agudizaba y la ciudad no supo activar una política capaz de influir significativamente en la oferta. Las políticas de vivienda pública eran casi inexistentes y poco transparentes.      

Mientras tanto el ayuntamiento vivía en materia urbanística de las rentas del reconocido “modelo Barcelona”, sin caer en la cuenta de que el préstamo de confianza de los ciudadanos se había agotado con los JJOO, y la nueva aventura del Fórum de las Culturas solo podía prosperar pactando con el movimiento ciudadano. No fue así, y el Fórum de las Culturas de 2004 no consiguió ir más allá del mero espectáculo, prueba de ello es que ni tan solo dejó rastro tras su paso. Ahora bien, hay que reconocer que el desarrollo urbanístico de la zona Fórum consiguió integrar todo aquel conjunto de infraestructuras en la desembocadura del Besós, propias del patio trasero de la ciudad, dando forma aunque discutible a uno de los rincones más excéntricos de Barcelona.

Ello no quita de todas formas un fracaso en el concepto urbano de la zona: apareció de nuevo la falta de ideas y de sentido común, equivocando las prioridades. Se pensó más en las arquitecturas que en los usos sostenidos en el tiempo. Los arquitectos suizos Herzog & de Meuron, encargados de construir la principal y emblemática edificación del evento hicieron un homenaje a la banalidad con su edificio Fórum. Quizás la pieza más cara y también la más inútil, que tras casi 6 años de olvido el ayuntamiento va ahora a rehabilitar para albergar la sede del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona. 


La presión ciudadana sobre el planeamiento

Los grupos sociales más organizados, las voces intelectuales críticas de la ciudad y la ciudadanía en general se fueron alejando de un ayuntamiento cada vez más autista, hecho que propició una mayor visualización de la respuesta más residual y fragmentada. El movimiento okupa saltó a la palestra, y le acompañaron innumerables plataformas y grupos antisistema de toda la ciudad con una protesta permanente que parecía justificada ante la ausencia de diálogo social. Sin embargo fue el movimiento vecinal de la zona quien trazó alianzas con  profesionales, académicos y organizaciones diversas de la ciudad para reconducir actuaciones poco pensadas o inmaduras como algunos proyectos del 22@ que ignoraban los referentes patrimoniales así como la huella cultural y humana de los barrios de la ribera del Besós. 

Fue en este contexto de rebelión casi permanente que se irían ejecutando los planes aprobados. La ciudad iba tejiendo con luces y sombras una nueva fisonomía. A grandes edificios o intervenciones acertadas les seguían desatinos mayúsculos como por ejemplo el Parc del Centre del Poblenou, obra del arquitecto francés Jean Nouvelle. Pero la persistente labor de tono propositivo, con el soporte de movilizaciones ciudadanas, dio su fruto. Los ciudadanos negociaron un plan de equipamientos de todo el barrio que gestionan actualmente a través de una Comisión formada por representantes de entidades, el primero que se firmaba en la ciudad. Se aprobó un plan de protección del patrimonio industrial que ha catalogado 114 elementos del barrio con diferentes grados de protección. También el ayuntamiento aceptó proteger el casco antiguo de Poblenou como se venía reclamando desde hacía dos décadas, y cuya aprobación definitiva data de escasas semanas. En el foco de la burbuja inmobiliaria, los agentes vecinales lograron además firmar un acuerdo con el ayuntamiento para la adjudicación prioritaria a los residentes de las viviendas sociales de la zona 22@. Todo ello, fruto de la actividad intensa de la ciudadanía organizada supuso un redireccionamiento de las políticas urbanísticas en el barrio de Poblenou.     

Los cambios experimentados en el levante barcelonés, actualmente en plena ejecución, son hijos de la apuesta Olímpica de la Barcelona del 92. Los Juegos representaron el impulso necesario para una remodelación que permitiera integrar la Barcelona de las fábricas y de la inmigración a la gran metrópolis. En medio de las tensiones sociales propias de una transformación de tal calado la ciudadanía, con más o menos acierto, libró combates casi de supervivencia con el fin de preservar la identidad de aquellas periferias. La aportación del movimiento ciudadano, a través de sus conquistas, por lo menos ayudó a levantar el listón democrático.     

 

Bibliografía

BORJA, Jordi. Llums i ombres de l’urbanisme a Barcelona. Barcelona: Editorial Empuries, 2010. 144 p.

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CASELLAS, Antònia. Las limitaciones del “modelo Barcelona”: Una lectura desde Urban Regime Analysis. Documents d’Anàlisi Geogràfica, nº 48, 2006, p. 61-81.

CLARÓS, S. El Parc Central del Poblenou: un altre error de concepte. Fòrum de la Ribera del Besòs, abril de 2007. <http://www.forumriberabesos.net/blog/?p=243>

CLARÓS, S. Parc del Centre del Poblenou, una crítica urbanística. Biblio 3W, Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. Universidad de Barcelona, Vol. XIII, nº 805, 15 de diciembre de 2008. <http://www.ub.es/geocrit/b3w-805.htm>. [ISSN 1138-9796].

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GRUP DE PATRIMONI INDUSTRIAL DEL FÒRUM RIBERA BESÒS. Proposta de Pla Integral de Patrimoni Industrial de Barcelona. Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, 5 de mayo de 2005, vol. X, nº 581 <http://www.ub.es/geocrit/b3w-581.htm>

 

[Edición electrónica del texto realizada por Miriam-Hermi Zaar]



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Ficha bibliográfica:

CLARÓS I FERRET, Salvador. Ciudadanía y Juegos Olímpicos en el levante barcelonés. Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. XV, nº 895 (7), 5 de noviembre de 2010. <http://www.ub.es/geocrit/b3w-895/b3w-895-7.htm>. [ISSN 1138-9796].