Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. XV, nº 901, 25 de diciembre de 2010

[Serie  documental de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

 

LA GESTIÓN PÚBLICA Y LOS RIESGOS MEDIOAMBIENTALES PROVENIENTES DE LA INDUSTRIALIZACIÓN EN EL VALE DO RIO DOS SINOS – BRASIL

 

João Alcione Sganderla Figueiredo
Instituto de Ciencias Sociales Aplicadas, Universidad Feevale, Novo Hamburgo, Brasil
Doctor en Sociología. Universidad Complutense de Madrid – España

Everton Rodrigo Santos
Instituto de Ciencias Sociales Aplicadas, Universidad Feevale, Novo Hamburgo, Brasil.
Doctor en Ciencia Política. Universidad Federal del Rio Grande do Sul – Brasil

Fernando Rosado Spilki
Instituto de Ciencias Exactas y Tecnológicas, Universidad Feevale, Novo Hamburgo, Brasil
Doctor en Genética y Biología Molecular. Universidad Estadual de Campinas

 

Recibido: 25 de mayo de 2010. Devuelto para revisión: 20 de junio de 2010. Aceptado: 20 de septiembre de 2010


La gestión pública y los riesgos medio ambientales provenientes de la industrialización en el Vale do Rio dos Sinos, Brasil (Resumen)

El presente artículo trae un estudio de caso de la industria curtidora, de enfoque cualitativo-cuantitativo, en el que se plantea los impactos de la economía política global en la gestión de políticas para el medio ambiente en la región del Vale do Rio dos Sinos (Brasil), además de la complicidad y responsabilidad gubernamentales en la aceptación de industrias contaminantes en la región. En este escenario, es posible percibir que debido a las relaciones tradicionales de trabajo e industrialización, los riesgos son relegados al prevalecer una economía de subsistencia. Mientras el desarrollo industrial es concebido por la población como eficiencia política, los gobiernos se valen de esta situación para ampliar su popularidad. A este tipo de sociedad se puede nombrar “primera modernidad”, en la que el miedo al hambre diluye la percepción del riesgo al medio ambiente.

Palabras clave: políticas públicas, medio ambiente, industrialización, riesgo


Public management and the environmental risks caused by the industrialization of Vale do Rio do Sinos, Brazil  (Abstract)

This article presents a case study of the leather tanning industry. This is a qualitative-quantitative analysis of the impacts of the global economic policy on the management of environmental policies in the region of “Vale do Rio dos Sinos (Brazil).” In addition, we also analyze governmental complicity and responsibility for the acceptance of polluting industries in the region. In this scenario, we found that a subsistence economy prevails in spite of its risks because of traditional labor relationships and industrialization. Industrial development is seen by the population as political efficiency; on the other hand, governments take advantage of this situation in order to broaden their popularity. This type of society may be called "society of first modernity," in which the perception of risk to the environment is diluted because of the fear of famine.

Key words: public policies, environment, industrialization, risk


Los nuevos cambios socioculturales y económicos plantean desafíos en la sociedad actual, como la evaluación de las estrategias aplicadas en el pasado y la elaboración de políticas públicas de gestión ambiental de carácter permanente e innovador. Así, se pretende interpretar cómo las instituciones políticas en Vale do Rio dos Sinos establecen mecanismos para gestionar los riesgos medioambientales generados por la industrialización, de manera específica las curtiembres. Consideramos que una política ambiental debe satisfacer a las necesidades que estructuran la vida de una localidad. Por lo tanto, en las políticas ambientales de los municipios del Vale do Rio dos Sinos se deben incluir las particularidades que permitan establecer la realidad ambiental de esta región, relacionándola con la política de inversiones y desarrollo económico y con su evolución sociocultural. Se espera identificar y analizar las estrategias políticas con relación a los problemas ambientales, tanto si son tratadas de forma individualizada, como si son producto de propuestas, acuerdos y acciones de gestión integrada.

La propuesta de análisis de la política ambiental será desarrollada a partir del discurso como constitutivo de la realidad. Las prácticas discursivas y su concreción serán la fuente de significado y de valor político; a partir de ellas, se analizarán los sentidos y significados de los conflictos sociopolíticos de las cuestiones ambientales en la región. Así, el método de investigación elegido fue el estudio de caso, con enfoque cualitativo-cuantitativo. Las técnicas utilizadas fueron 32 entrevistas abiertas y 307 cuestionarios aplicados. Los entrevistados están vinculados a los agentes socioculturales, económicos y políticos y se dividen en: trabajadores, administración pública, ONG, vecinos e industriales, dando énfasis a las experiencias particulares de los actores, de sus sentimientos, de cómo perciben el desarrollo de la industria curtidora y sus riesgo. Se privilegiarán en este artículo, los fragmentos de cita de los administradores públicos, dado que su posicionamiento afecta de manera directa y rápida a los proyectos de políticas públicas para el sector de curtiembre y, principalmente, a sus implicaciones ambientales. Por el número de entrevistas (32), identificaremos, debido a la relevancia del tema propuesto, solamente la submuestra de los representantes de la Administración Pública, que corresponden a nueve entrevistas (las 9 a 17). Respecto a los otros agentes, no identificaremos los entrevistados en una muestra, de modo que los fragmentos de las entrevistas utilizadas en el texto aparecerán por la importancia de las declaraciones relacionadas a las políticas ambientales.

Se juzga que, al tratarse de un análisis cualitativo, la cantidad o igualdad de declaraciones referidas por los entrevistados no es lo más importante o conclusivo, sino la conformidad o la discrepancia en una comparación de todos los actores. Aun así, en un intento de ser prudentes con las informaciones tanto cuanto posible, señalaremos los “fragmentos de cita” de la mayoría; por otra parte, cuando se encuentre algo de relevancia particular, será descrito de forma individual, no permitiendo generalizaciones.

Las políticas estatales de América Latina implantadas por algunos gobiernos populistas pasan por una crisis de confianza: los ciudadanos no saben en quien confiar o a qué partido político seguir, si es que existe un partido. Siguiendo los planteamientos de las ciencias sociales y políticas, se puede buscar en los antecedentes históricos a los responsables de la situación de pobreza en América Latina, entre los que se pueden mencionar –además de a los mismos gobiernos- al Banco Mundial, al Fondo Monetario Internacional (FMI), al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a los países desarrollados, etc. Existen otras causas ya investigadas con conclusiones relevantes, tales como la influencia de la globalización, cuyas exigencias e imposiciones han retrasado el desarrollo de los países latinoamericanos. Según Ulrich Beck, en experiencias extra-europeas, la globalización es un simple eufemismo que sirve para disfrazar una nueva forma de explotación e imperialismo; es decir, la dictadura del mercado mundial[1]. Más que eso, desde una mirada ambiental, teniendo en cuenta las sanciones y las leyes cada vez más restrictivas, como las referentes a los residuos generados por las empresas en países desarrollados, en los últimos 25 años se ha diseñado una nueva división mundial del trabajo, donde la producción más contaminante en cualquier sector, desde la agropecuaria hasta del sector de servicios, se ha desplazado de los países más desarrollados a los países periféricos. Estos últimos suelen tener un sistema de legislación ambiental con límites menos estrictos y sanciones más suaves. La legislación no acompaña a los avances tecnológicos y las decisiones judiciales relativas al daño causado por una empresa privada suelen evaluarlo de una manera retórica sin que se observen los efectos e impactos ambientales, a menos que se sobrepasen los parámetros definidos en las normas, muchas veces muy atrasados respecto a la ciencia más actual sobre el tema.

Sin olvidar la dimensión global, este artículo atenderá a aspectos locales, tales como: la implantación de políticas públicas que promueven el clientelismo, la corrupción y el autoritarismo que benefician a una minoría, provocando así cada vez más pobreza, violencia y explotación del medio ambiente. Creemos que este discurso de responsabilidades o irresponsabilidades es influenciado por una sociedad que tampoco asume sus compromisos sociopolíticos. La transcripción a continuación es una síntesis de un discurso representativo, tanto de las personas involucradas en política partidaria como de la gran mayoría de la sociedad civil, aspecto que será ampliado posteriormente.

…”hoy te digo que el gran problema de la contaminación en el Rio dos Sinos está en la producción industrial del pasado, sumado al problema de los residuos domésticos; en este momento, de los 32 municipios que abarca el río solamente el 6 % de los residuos son tratados [ejemplifica con números y presenta su municipio como el mejor con respecto a los otro[2]] aunque éste no sea el aspecto más grave de la contaminación, porque los residuos domésticos terminan por agregar algún tipo de producto químico, en la superficie del río, es muy pequeño y cuando llueve el agua lo limpia, no habiendo más problemas; no obstante, el metal pesado permanece en el fondo del río (Entrevista 11, Representante de Administración Pública C.)[3].”

La declaración del entrevistado responsabiliza a la industrialización de los problemas ambientales del Vale do Rio dos Sinos, admitiendo que los residuos domésticos (de responsabilidad del Gobierno) sean tratados en apenas un 6 por ciento. Además, cuestiona el compromiso de otros municipios al exponer que el mejor tratamiento lo realiza su administración. Este acalorado debate entre la responsabilidad parcial del sector productivo y la contribución de los residuos sólidos urbanos y aguas residuales domésticas en la contaminación ha sido percibido en todas las esferas de la región. Se trata de una discusión de poco éxito, un debate que se hace problemático para la definición de un plan viable para la gestión del medio ambiente en la cuenca del Vale do Rio dos Sinos, es decir, no ayuda en la definición de tareas y responsabilidades futuras. La polarización afecta a la discusión, ya que los hombres de negocios normalmente se presentan como víctimas del sistema, y se valen de este argumento para minimizar la contribución de sus actividades contaminadoras, principalmente del agua. Por otra parte, la industria del suministro de agua y tratamiento de aguas residuales, una concesión hecha por organismos estatales, se defiende argumentando que realiza hoy mucho esfuerzo para modernizar su estructura y mejorar la capacidad de mitigar los daños ambientales.

Desde una mirada técnica, toda esta discusión es paralela a un verdadero problema: hay una gran cantidad de empresas recién instaladas que, aunque cumplan los requisitos legales para la eliminación de productos químicos, crearon una plétora de nuevos contaminantes, pues la ley es deficiente y no contempla plenamente los daños al medio ambiente y la salud humana, a pesar de que son conocidos en el medio académico. Respecto al tema del abastecimiento de agua y tratamiento de aguas residuales domésticas por la esfera pública, la situación en materia de regulación y supervisión no es diferente. Con el objetivo de no cesar el suministro de agua, la legislación brasileña sobre cuestiones de calidad del agua es más restrictiva para las pequeñas ciudades que para los grandes sistemas urbanos; pero es tan laxa que, aun cumpliéndola, los riesgos ambientales son enormes, especialmente en las operaciones de tratamiento de aguas residuales[4].

Otro punto complejo en este tema es la argumentación transversal en el tiempo: comúnmente se oye decir, como principal argumento de quien defiende a las industrias, que ciertos agentes contaminantes otrora lanzados al río hoy día no son más eliminados. Sin embargo, muchos productos químicos lanzados al río en el pasado aún contaminan. Desde un punto de vista técnico, un río no puede ser visto solamente como una lámina de agua, es necesario que se lo observe desde un número de matices más amplio. Eso incluye, claro está, tener en cuenta el sedimento acumulado en el fondo de su lecho, el cual puede contener contaminantes eliminados en el pasado. Esto representaría, durante muchos años, un potencial daño ambiental sabiendo que tal sedimento puede, en cualquier momento, llegar a la lámina de agua. Los fenómenos climáticos extremos pueden traer de vuelta a la superficie del agua estos componentes. Es decir, las responsabilidades deben, tener una óptica longitudinal, desde una mirada técnico-científica. Los descuidos del pasado sobre la calidad del medio ambiente son riesgos para las generaciones actuales y futuras: no se quedaron en el pasado, están latentes en alguna parte del medio ambiente. En específico, la industria curtidora es una de las que causan más molestias y daños ambientales. El cuadro 1 es relevante para que notemos de forma sintética las etapas básicas de un proceso de industrialización de la industria curtidora y los impactos ambientales en cada una de ellas. Principalmente, para que nos posicionemos frente a la problemática que será desarrollada.


Cuadro 1
Impactos ambientales de las etapas de producción de la industria curtidora

Etapa Básica del Proceso

Contaminación

Aspecto Ambiental – Emisión

Impacto Ambiental -Potencial

Conservación y almacenamiento de las pieles.

1. Aire
2. Hídrica
3. Suelo / Residuos
Sólidos

1. NH3 y COV[5].
2. Eventuales líquidos eliminados por las pieles.
3. Algunos trozos / apéndices de pieles y sal con materia orgánica.

1. Olor – molestias al bienestar público.
2. Perjuicio a la calidad de las aguas.
3. Eventual contaminación del suelo y de aguas subterráneas.

Ribera

1. Aire
2. Hídrica
3. Suelo / Residuos
Sólidos

1. H2S (1), NH3 e COV.
2. Baños residuales de tratamiento de las pieles y agua de lavado intermedias – carga orgánica y productos químicos (sulfatos, sales diversas y otros).
3. Carnaza, pelos, aparas (recortes y raspas de pieles, sin y con productos químicos).

1. Olor – molestias al bienestar público.
2. Perjuicio a la calidad de las aguas.
3. Eventual contaminación del suelo y de aguas subterráneas.

Curtinción

1. Hídrica

1. Baño residual de curtimiento de las pieles – carga orgánica y productos químicos (cromo, taninos, sales diversas y otros).

1. Perjuicio a la calidad de las aguas.

Acabado

1. Aire
2. Hídrica
3. Suelo / Residuos
Sólidos

1. COV – de los disolventes de los productos aplicados.
2. Baños residuales de tratamiento de los cueros – carga orgánica y productos químicos (cromo, taninos, colorantes, aceites y otros).
3. Polvo / recortes de cueros curtidos, semi-acabados y acabados, polvo de lija, residuos de productos del acabado (tintas, resinas y otros).

1. Olor – molestias al bienestar público.
2. Perjuicio a la calidad de de las aguas.
3. Eventual contaminación del suelo y de aguas subterráneas.

Fuente: CETESB, 2005. Adaptado por el autor.

 

Además, se plantea, también, los planes de los gobernantes locales, el discurso y la práctica del gobierno en la legislatura; por otra parte, igualmente la complicidad de los grupos ciudadanos y del ejercicio de la democracia en una sociedad apenas representada por el Estado o la soberanía, porque sufre una “democracia transnacional” que sobrepasa los aspectos socioculturales de la sociedad industrial, fruto de la primera modernidad[6]. La política estatal de los países subdesarrollados (en esta nueva modernidad) pierde influencia, principalmente por la transnacionalización de la economía de los países desarrollados. “El capital es global, el trabajo local”[7]. En medio a esos cambios, la crisis sociopolítica se agudiza debido a la indefinición del papel del Estado, que genera desconfianza en la gestión democrática. El incumplimiento de las promesas electorales es lo que más repudian los ciudadanos y, al mismo tiempo, les sirve como excusa para no comprometerse con los hechos. Como expone este ciudadano de una curtiembre: “los políticos solo vienen en época de elecciones, luego desaparecen, prometen todo y nada cumplen. Ellos tienen que asumir los problemas de salud y fiscalizar el medio ambiente, nosotros tenemos que preocuparnos del trabajo, pues solo trabajando conseguiremos comer” (Entrevista con vecino de la industria curtidora).

En la mayoría de las sociedades, esa falta de confianza en la representación democrática lleva a la movilización de los ciudadanos. Los estudios de caso de Laraña (2001) y Realpe (2008)[8] muestran esa realidad; por ahora, debemos mencionar que los movimientos sociales se presentan como elementos simbólicos para generar la conciencia colectiva del riesgo; es lo que Beck (1997, 1998a) llama reflexividad[9].

En medio a esta crisis de la política, principalmente en relación a las incertidumbres e (in)confiabilidad, la forma de ejercer la democracia por parte de la población se manifiesta en las elecciones. Los gobiernos en defensa de intereses particulares, profesionalizan la política como un puesto de trabajo y si es necesario (la mayoría) contratan agencias de publicidad en épocas de elecciones para conquistar votos[10]. El populismo, la demagogia, los llamados “showmicios”[11] y las fuentes mediáticas son los principales medios de disputar el actual derecho ejercido de la democracia: el voto.

De hecho la interconexión de la sociedad globalizada mediante sus decisiones político-económicas, y por la interculturalidad, causa problemas en las sociedades subdesarrolladas. En Brasil se han configurado élites sociales a las que se debe responsabilizar en parte de la tragedia de la política actual, por la utilización de medios populistas y asistencialistas para captar a la población pobre de determinadas regiones, alejándola así de una democracia participativa.


¿Primera y/o segunda modernidad? El caso de la industrialización en el Vale do Rio dos Sinos

En algunas lecturas aparece la expresión civilización industrial como definición del mundo en que vivimos. Pero más que definir, sirve para clasificar naciones según su desarrollo: los que han llegado (países desarrollados) y los que pretenden llegar (países subdesarrollados). Estos últimos sostienen la idea de que la industrialización es la base para el progreso económico y social, pero podrían aprender de los errores de los primeros. Según Beck[12] “las cosas podrían ser mucho más sencillas si se consiguiera evitar que los países del Tercer y Cuarto Mundo cometiesen los mismos errores que han cometido los países altamente industrializados en su proceso de industrialización”.

Se mantiene la idea de lo global, que en los últimos años ha alterado las estructuras económicas, sociales y políticas. El mayor conflicto se establece en torno a la política, ya que la aceptación de determinada inversión industrial es responsabilidad de los gobiernos: por una parte, el desarrollo industrial está vinculado al sistema social (relaciones de trabajo), y por otra, este mismo (desarrollo industrial) es producto de alteraciones (impacto ambiental). ¿Hasta qué punto estas decisiones son responsabilidad de los gobiernos? El conflicto se extiende, y los gobiernos se encuentran en el dilema de hacer cosas en contra de sus principios para satisfacer a una población, o de hacerlo mal, de forma intencionada, dentro de una perspectiva electoralista.

Sin demagogia, podemos decir que los hechos en el Vale do Rio dos Sinos presentan de una forma atípica algunos de los comportamientos descriptos en la teoría de la sociedad del riesgo. La sociedad del Vale do Rio dos Sinos vive con fuertes principios de la primera modernidad (base industrial), por lo que, aunque algunos políticos sean conscientes de los riesgos de la industrialización, no pueden actuar sin provocar protestas de los defensores del desarrollo industrial. En la Figura 1, se puede observar que hay otros problemas más preocupantes que el medio ambiente[13].

 

Figura 1. Prioridad para invertir en Vale do Rio dos Sinos
Fuente: Encuesta a los representantes de la administración pública y a los directivos, trabajadores, técnicos y vecinos de las industrias curtidoras, 2006-2007. Elaboración propia.

 

De diez alternativas consideradas en esta investigación como necesidades básicas de una sociedad, en el Vale do Rio dos Sinos el medio ambiente quedó como la octava necesidad en orden de importancia, después de deporte, que fue la tercera más importante. Por otra parte, se puede observar (Cuadro 2) que para el sector de los técnicos y de la administración pública el medio ambiente es prioridad; para los primeros, está después de la salud y para los segundos también ocupa un lugar destacado, después solamente del empleo, junto a la educación.

Los datos señalan que los técnicos que trabajan dentro de las industrias y los que planifican la acción (poder público) perciben la necesidad de invertir en el medio ambiente. Quizás estos datos sean un reflejo de los actores (administración pública y técnicos) más presionados por los problemas ambientales de este momento en Vale do Rio dos Sinos. La diferencia es que esta supuesta presión no llega a preocupar, comparativamente, a los directores de las industrias curtidoras, que siguen actuando conforme al mercado, teniendo como prioridad la industrialización, seguida por el saneamiento básico, empleo, la educación y la salud (Cuadro 2).


Cuadro 2
Datos por actores encuestados respecto a las prioridades en el Vale do Rio dos Sinos

Clasificación

Trabajadores

Adm. Pública

Vecinos

Directivos

Técnicos

Total

Frecuencia

Frecuencia

Frecuencia

Frecuencia

Frecuencia

Frecuencia

%

%

%

%

%

%

Industrialización

44

11,34

30

10,56

35

8,86

35

19,44

14

8,00

158

11,11

Empleo

80

20,62

47

16,55

70

17,72

25

13,89

27

15,43

249

17,51

Deporte

4

1,03

7

2,46

0

0,00

0

0,00

0

0,00

11

0,77

Vivienda

40

10,31

24

8,45

38

9,62

13

7,22

0

0,00

115

8,09

Medio Ambiente

12

3,09

38

13,38

21

5,32

12

6,67

29

16,57

112

7,88

Saneamiento básico

4

1,03

22

7,75

35

8,86

29

16,11

35

20,00

125

8,79

Cultura

16

4,12

7

2,46

7

1,77

0

0,00

0

0,00

30

2,11

Combate a la violencia

64

16,49

35

12,32

56

14,18

18

10,00

13

7,43

186

13,08

Educación

44

11,34

38

13,38

56

14,18

25

13,89

22

12,57

185

13,01

Salud

80

20,62

36

12,68

77

19,49

23

12,78

35

20,00

251

17,65

No contestaron

4

1,03

0

0,00

0

0,00

0

0,00

0

0,00

0

0,00

Total

388

100

284

100

395

100

180

100

175

100

1422

100

Fuente: Encuesta a los representantes de la administración pública y a los directivos, trabajadores, técnicos y vecinos de las industrias curtidoras, 2006-2007. Elaboración propia.

 

El punto más cuestionable puede ser el saneamiento como prioridad. Los industriales (amparados por la Federación de Industrias do Estado do Rio Grande do Sul- FIERGS)[14] culpan de la mortandad de peces a la contaminación doméstica. El “juego” de responsabilizar a “otros” se pone de manifiesto también con los representantes de la administración pública, que, aunque perciben las necesidades y carencias medioambientales, sitúan el saneamiento después de otras muchas alternativas, solamente antes de la cultura y el deporte.

El desarrollo económico del Vale do Rio dos Sinos sigue los patrones del desarrollo industrial[15] (el empleo y la industrialización están entre las cinco prioridades elegidas) tanto porque el incremento de producción aumenta la ganancia, como por su adhesión al mercado internacional. Esto conlleva un aumento de los impactos ambientales. Supuestamente, todos los países llamados desarrollados pasaron por esto.

Quizás la alerta y el despertar a los problemas ambientales en términos globales se den por los sucesivos desastres ecológicos y amenazas a la vida sobre el planeta Tierra. Para Beck (1999), el éxito de esta sociedad industrial trae consigo sus propias aporías. Lamentablemente, ésta no es la realidad del Vale do Rio dos Sinos o de Brasil[16]. La lectura de Beck es lineal para los países del Norte[17]; por lo tanto, lo que se cuestiona es cómo las instituciones que organizan las decisiones dentro de la sociedad distribuyen los riesgos y cómo se estructuran esas relaciones entre los países desarrollados (industrializados) y los países subdesarrollados (que desean industrializarse). Los primeros hablan de un plan de desarrollo para la seguridad global, los segundos hablan de un plan para el aumento del desarrollo industrial. Respecto a los primeros, cabe preguntar: ¿el discurso es sensato, conformista y alejado de los problemas de los países con precariedad tecnológica y científica? ¿las propuestas de una política global son eficientes y suficientes? ¿no hay demagogia en sus prácticas? Y con relación a los segundos: ¿cómo llegar al poder sin prometer desarrollo industrial? ¿es condición populista o falta de formación política? Si falta formación, ¿quiénes son los responsables de la educación sociopolítica de la población? ¿hasta qué punto esos países pueden decir “no” a una inversión industrial? Una propuesta de reflexión se encuentra en la exposición de Beck (1998c) de que la crisis global no es un problema ambiental, sino una profunda crisis institucional de la sociedad industrial[18]. El autor, al considerar la consolidación de la sociedad del riesgo, plantea que los riesgos huyen a los mecanismos aplicados por las instituciones que, supuestamente, fueron creadas para proteger la sociedad[19].

De hecho, se confirma que en algunas ciudades del Vale do Rio dos Sinos las industrias y las viviendas forman parte de un mismo espacio, generándose así un conflicto gubernamental en torno a procesos legislativos sobre los riesgos provenientes de las industrias curtidoras de cuero. La manifestación de las personas tiene lugar de forma particularizada, sin fuerzas para generar acciones políticas. En esas actitudes, se cuestiona: ¿riesgos o solamente molestias?

La participación política de la comunidad no despierta movilización social y la consciencia del riesgo parece ser suprimida por elementos de la subsistencia económica familiar.

Existe en el Vale do Rio dos Sinos eso que Ronald Inglehart (1978) denomina “sociedades materialistas”, o sea, sociedades cuyos ciudadanos están fundamentalmente preocupados en su subsistencia, en sus necesidades materiales; diferente de las llamadas “sociedades post-materialistas” en las que hay una preocupación más clara, “post-material”, en relación a la política y al medio ambiente.

El cuadro 3 demuestra esa preocupación materialista en la región estudiada:


Cuadro 3
Contestaciones a la pregunta: ¿qué debe ser más importante en las acciones del gobierno?

“Vale do Sinos”

Frecuencia

Valor en. porcentaje.

Mantener el orden

160

28,0%

Posibilitar el desarrollo sostenible

158

27,7%

Preservar el medio ambiente

98

17,2%

Atacar la inflación (precios)

88

15,4%

Aumentar la participación

41

7,2%

Garantizar la libertad de expresión

26

4,6%

Total

571

100,0%

Fuente: Grupo de Investigación en Desarrollo Regional /CPP/Feevale 2007.

 

Como se puede observar, la preocupación ambiental aparece en tercer lugar de las acciones más importantes de un gobierno en la opinión de las personas, según datos del Grupo de Investigación en Desarrollo Regional/CPP/Feevale.

En ese sentido, los que manifiestan sus quejas lo hacen telefónicamente, por temor al rechazo de los propios conciudadanos, refiriéndose en la mayoría de los casos, únicamente al malestar por el olor de las industrias curtidoras. En la entrevista, el representante de la administración pública expone que las personas se quejan cuando hay olor, pero no están preocupadas con las reales condiciones del medio. Sin embargo, ¿las molestias causadas por el olor no se señalizarían como una percepción del riesgo?

“Un ejemplo es que la población no está preocupada con las condiciones del arroyo (…), con su color, sino con el olor, pues es éste el que invade su vivienda. Lo que se percibe es que si no hubiera olor, los problemas estarían solucionados, porque para la población no habría contaminación” (Entrevista 17, Representante de Administración Pública I.).

Se percibe que la formulación de políticas públicas municipales respecto al medio ambiente no tiene aspectos procedentes de la participación popular: se estructura básicamente por exigencias del mercado, por la legislación estatal y por la presión de los medios de comunicación.

En esta perspectiva de baja participación popular, Santos y Pase (2008), en un estudio comparado entre regiones de Rio Grande do Sul, demostraron que más de la mitad de la población del Corede Nordeste participa de algún grupo u organización (56 por ciento), contra un 18 por ciento de la región del Vale do Rio dos Sinos (Cuadro 4).


Cuadro 4
Participación en grupos u organizaciones

 

Corede Nordeste

Corede Vale dos Sinos

 

FC

V.P.

FC

V.P.

337

56,3%

110

18,4%

No

262

43,7%

489

81,6%

Total

599

100%

599

100%

Fuente: Proyecto de Investigación Capital Social y Desarrollo Regional: La importancia del capital social en el desarrollo territorial del Corede[20] Nordeste y Grupo de Investigación en Desarrollo Regional /CPP FEEVALE, 2007.

Por otro lado, el mercado sigue la economía globalizada, y se extiende también a las normas sobre el medio ambiente; es decir, el comercio que opera más allá de las fronteras empieza a exigir un ambiente sostenible, o por lo menos que persiga patrones legales internacionalmente. Se percibe también que las teorías de los economistas, de los sociólogos, de los ecologistas, se hacen más presentes en el conflicto del tema “medio ambiente y comercio”. Originan sobre todo una preocupación por los riesgos: el desarrollo industrial sin protección ambiental afectará a todas partes, independiente del espacio en que se produce. Según Anthony Giddens, el riesgo también pasa a ser global.

“En el momento presente las acciones cotidianas de un individuo tienen consecuencias globales. Mi [La] decisión de adquirir una prenda determinada, por ejemplo, o un tipo de alimento específico, tiene múltiples implicaciones globales. No sólo afecta al modo de vida de alguien que puede vivir en el otro extremo del mundo, sino que puede además contribuir a un proceso de degradación ecológica que, en sí mismo, tiene consecuencias potenciales para el conjunto de la humanidad […]. Es un mundo en el que las oportunidades y los peligros se equilibran de igual modo”[21].

El problema llega a las administraciones locales. Los gobiernos no quieren que les responsabilicen como negligentes, pero tampoco quieren perder las inversiones por falta de una política ambiental. Esta preocupación aparece en la mayoría de los municipios investigados, como se puede notar a partir la transcripción que damos a continuación:

…”hoy tenemos un mejor acceso a las industrias en general, se percibe que [los industriales] están preocupados con la situación del medio ambiente y dispuestos a solucionar los problemas. Nuestro municipio es conocido como “contaminador” y, por eso, juntos tenemos que cambiar. Como vemos, las cosas repercuten y el hecho no fue noticia sólo en Brasil sino en todo el mundo y las consecuencias fueron diversas. Nos llamó una empresa de Alemania (que compra cueros aquí en una industria de nuestro municipio) y querían informaciones sobre lo ocurrido y saber si esta industria no estaba relacionada con el caso. (…) El ciudadano que está en cualquier parte del mundo no va a comprar cuero de quien está contaminando, de quien está asesinando a los peces; es decir, los industriales también empiezan a percibir la necesidad de protegerse y mostrar que hay un trabajo ambiental” (Entrevista 9, Representante de la Administración Pública A).

Respecto a las curtiembres, la Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE) atribuye un nivel “alto de potencial contaminador” a este sector industrial. De esta forma, la licencia ambiental para la implantación de una curtiembre es responsabilidad de FEPAM (Fundación Estatal de Protección Ambiental), realidad que los municipios utilizan para decir que el compromiso por la actuación y fiscalización es de FEPAM. Algunos llegan a decir que no pueden actuar frente a las infracciones de las industrias pasando por encima de una instancia superior. La controversia se instaura en posiciones de “pasar o no asumir” la responsabilidad de los hechos. El fragmento de cita que reproducimos a continuación representa la postura de la mayoría de los representantes de la administración pública y de funcionarios (técnicos) de las municipalidades:

…”no había ningún histórico, nunca habíamos hecho un monitoreo del arroyo, entonces a partir de esto el fiscal de justicia [justicia pública] nos llamó para decidir qué hacer. A partir de esto, empezamos el monitoreo con…. [habla del municipio vecino], para comparar los datos. Según la legislación la atribución y el licenciamiento para las curtidoras es de competencia provincial (FEPAM) y de acuerdo a la posición de FEPAM ninguna empresa que genere vertidos líquidos puede instalarse en nuestro municipio y, si hoy día alguna industria curtidora de piel quiere instalarse aquí no obtendría la licencia de inversión. Entonces después de la catástrofe, la Fiscalía solicitó para todos los municipios de la cuenca del Rio dos Sinos que fiscalizasen las curtidoras, así que se recogieron vertidos de todos ellos [se refiere a las curtidoras] para el análisis y solicitamos un informe de análisis previos. Paralelamente, se realizaron varias reuniones con todos los industriales de las curtidoras, donde se les entregó los términos de ajuste, además de constituir un fondo de protección al medio ambiente para subsidiar el monitoreo. Se puede decir que antes de los sucesos no había ningún tipo de trabajo o de fiscalización, es decir, no se hacía nada al respecto, porque se indicaba a FEPAM y no a nosotros (…), no podríamos intervenir en nada”[22].

Esta disposición de FEPAM, que prohíbe el funcionamiento de industrias con vertidos líquidos, fue crucial para limitar el desarrollo de industrias con alto grado de contaminación. Es importante advertir que la iniciativa fue tomada ante los hechos, cuando los riesgos industriales se hacían visibles y reconocibles como públicos: el caso de la “primera”[23] gran muerte de peces en 2002, reconocida por los organismos ambientales como causados por vertidos líquidos no tratados de las industrias de la región[24].

La identificación de los riesgos, las propuestas y negociaciones en torno a una política ambiental se encuentra en los principios tradicionales del poder público. Se exige del Estado una postura con respecto a la política medioambiental, pero el propio Estado está sometido a un conflicto entre lo sociocultural (la tradición industrial de las curtiembres) y lo ambiental (el problema de los vertidos y las quejas de parte de la población). De un lado, el Estado es criticado por trabajadores, comerciantes y representantes sindicales del sector industrial de las curtiembres; de otro, ecologistas y ONG con insuficiente representatividad o poder de movilización hacen sus críticas. A continuación, la primera cita manifiesta una postura que, aunque no se repita en otras entrevistas, se reconoce de gran importancia, porque señala las reclamaciones y protestas de la comunidad del Vale do Rio dos Sinos[25]. El segundo fragmento de cita define la posición de las asociaciones del Vale do Rio dos Sinos que, sin poder de movilización o por falta de apoyo de la población, se limitan a recibir reclamaciones o denunciar los problemas a los organismos públicos. En concreto, en esta entrevista se percibe un serio conflicto: un integrante de una ONG relaciona las mejoras en la conservación de la naturaleza con la necesidad de mayores inversiones en recursos personales y materiales[26].

“Ahora, con la muerte [de los peces], el poder público se obliga a buscar culpables, pero es injusto que solamente algunas industrias fueran multadas. Existen unas 100 veces más de industrias poniendo sus residuos en el río y nada se hace. Otra cosa es que la basura doméstica es un gran problema y el poder público no es condenado por eso. El Estado debe entender que es una conjunción de todo, en estos 40 años de industrialización; junto a la formación de las ciudades y la basura pública que es tratada en VS, la cual no llega al 5 por ciento (…). Si el Estado y los ayuntamientos no colaboran, ¿cómo quieren exigir de otros [se refiere a las industrias]? El ejemplo tiene que venir de ellos [administración pública]” (Entrevista con Trabajador de la Industria Curtidora).

“Conozco algunas curtiembres que tienen estaciones de tratamiento en perfectas condiciones, pero para mantenerlas en buen estado tienen que invertir mucho dinero, tienen un costo de un coche importado por mes. [Por otra parte se expone que] la fiscalización no funciona por falta de condiciones materiales de FEPAM, no hay vehículos; de los doce sólo cinco funcionan y son 60 técnicos, mientras que lo ideal sería 160. Lo que falta son ganas que se reflejen en las políticas y los recursos”[27].

A pesar de que los principios sean diferentes, y cada uno defienda sus intereses particulares, las declaraciones tienen la misma intención, que es señalar al Estado como principal responsable de los hechos. Aún existe la creencia en la supremacía y control estatal, donde las comunidades se entienden en una dimensión territorial (Beck, 2002). En ese sentido, Giddens (1997), al plantear el control como clave para la felicidad humana expone que los observadores más pesimistas relacionaban conocimiento y control. Presenta la ‘jaula de hierro’ de Weber, que consideraba que la humanidad estaba condenada a vivir en el futuro previsible; para Giddens, es una prisión del conocimiento técnico, o en metáfora,

“todos nosotros estábamos destinados a ser pequeños engranajes en la máquina gigantesca de la razón técnica y burocrática. Sin embargo, ninguna de estas imágenes se acerca a captar el mundo de la modernidad avanzada, que está mucho más abierto y es más contingente de lo que sugiere cualquiera de ellas, y lo es precisamente a causa, y no a pesar, del conocimiento que hemos acumulado sobre nosotros mismos y sobre nuestro entorno material”[28].

En el caso mencionado, en el apartado anterior, la iniciativa de FEPAM en instituir una ley para que ninguna industria productora de vertidos líquidos pudiese instalarse junto a arroyos vulnerables (caso de los Arroyos Portão y Estância Velha, que desembocan en el Rio dos Sinos) fue solución para gran parte de los problemas del momento: los empresarios no tuvieron que salir de sus instalaciones, los trabajadores no perdieron sus empleos y, las ONG y los ecologistas, incluso no estando de acuerdo o considerando la iniciativa insuficiente, no promovieron movilizaciones. Una medida moderada ante un caso de fuerte riesgo medioambiental.

El “calmante” (esa medida) no tiene impacto permanente y la respuesta de la ineficiencia llega con más impulso en octubre de 2006: esta vez, tuvo por consecuencia la muerte de más de 100 toneladas de peces. Algo que produce miedo, impresiona e impacta se hace noticia rápidamente por los medios de comunicación y, con más vehemencia que en el pasado, el acontecimiento se convierte en “público”. Más allá de la publicidad o de la propuesta de extensión y divulgación de la noticia, lo importante es percibir que la identificación de los riesgos pone en marcha el debate sobre la formulación de políticas integradas para los problemas ambientales de la región. La siguiente transcripción confirma la importancia del suceso de la muerte de peces en el Rio dos Sinos para movilizar a las entidades gubernamentales a una acción integrada. La declaración de este representante del gobierno ilustra lo manifestado en todas las otras entrevistas de este mismo segmento.

“Dentro de este panorama y después de la tragedia del crimen ambiental empezamos una lucha política, intentando construir un instrumento público para la ejecución de políticas públicas en la cuenca del Rio dos Sinos. Hoy tenemos en la región el ‘Comité Sinos’ como el primer comité de ‘cuenca’ que ha surgido en Rio Grande do Sul; este comité tiene un número de estudios e investigaciones extraordinarios, tiene un diagnóstico de la Cuenca del Rio dos Sinos. El problema es que esos datos no han sido puestos en práctica, nunca fueron ejecutadas obras a partir de estos diagnósticos, porque no había acuerdos entre la administración pública municipal, provincial y federal (…) Entonces después de la tragedia y del conocimiento público en la región del problema en el río, hicimos que todos los municipios buscasen una propuesta única (de integración) para el Rio dos Sinos. Hoy, de los 32 municipios, 19 se adhirieron a la propuesta del consorcio y estamos con tres proyectos en el gobierno federal aprobados para inversiones en la cuestión de estudios de elaboración de planes de acción integrada: saneamiento ambiental (…), plan para tratamiento de residuos sólidos (…) y educación ambiental”[29].

El caso también sirve para que la sociedad civil se manifieste, una vez más, responsabilizando a los gobiernos. El desarrollo y el bienestar social dependen directamente de la industrialización; es decir, los riesgos medioambientales, la probabilidad de enfermedades y hasta las mismas consecuencias de muerte no son suficientes para generar la reflexividad de la sociedad sobre ese riesgo, propuesta por Beck. Los principios de la primera modernidad se manifiestan por el desarrollo tecnológico industrial, apropiándose a cualquier costo de los recursos de la naturaleza [Beck, 2002]. La declaración de un vecino (ex-trabajador de curtiembres) es algo que se repite en la mayoría de la submuestra de las entrevistas. En especial, éste, descontento con la situación actual de las industrias, juzga al gobierno local como responsable por el fracaso de la economía. Como justificación de la importancia de invertir en las industrias, habla de las “cosas” que consiguió adquirir en su vida; no reconoce el esfuerzo y los méritos de su trabajo, sino que todo se lo debe a la existencia de las curtiembres.

Lo que tengo, mi casa, mi tierra, todo se lo debo a las curtiembres. La gente se olvida que el municipio nada sería si no fuese por las curtiembres. La culpa es del gobierno que está mandando las industrias para fuera, o falta apoyo para que ellas se queden. Para empeorar todavía más la situación están hablando de que la culpa de los problemas ambientales y de la muerte de los peces en el Rio dos Sinos es de las curtiembres (…). Yo no estoy de acuerdo, porque cuando empecé a trabajar en las curtiembres el agua iba directo a para el río y nadie se moría; creo que hay otras cosas más”[30].

Por otra parte, los propios gobiernos culpan a las anteriores administraciones públicas como propulsoras de problemas como éstos; y ahora las demandas de la comunidad en su mayoría no son ambientales, sino económicas. De los representantes de la administración pública entrevistados apenas uno no culpa a las inversiones (de la industrialización) de los gobiernos pasados. Se relata el planteamiento del entrevistado que señala a las actitudes irresponsables del pasado por invertir sólo en industrias relacionadas con el sector de cuero y calzado.

“No podemos vivir del pasado: ‘no somos un museo’, no podemos hacer y cometer los mismos errores de gobiernos pasados. Existe una ley municipal de actuación de nuevas iniciativas de ampliación, pero principalmente se debe cambiar de sector, para no depender siempre del sector industrial de cuero y calzado (…). El proceso de globalización que el mundo vive debe hacer que repensemos nuestra historia”[31].

Este discurso representa a toda la submuestra de las entrevistas. Sin condiciones de negar el compromiso gubernamental, las afirmaciones comprometen a gobiernos pasados por los males del presente. Pero no se reconoce la necesidad de acciones propulsoras de un cambio para la diversificación de inversiones en otros sectores. Son discursos racionales e ideológicos, que en la práctica se presentan como vagos y vacíos[32].

La interpretación de los riesgos y el debate público sobre éstos están centralizados en las formas habituales del estado (de poder y clase); sin embargo, esos riesgos están siendo construidos culturalmente y por eso el entrevistado se plantea repensar la historia. Se identifica aquí una relación directa con la opinión de Mary Douglas (1996), notándose que el desarrollo de la percepción de los peligros se encuentra en la posición social actual de los individuos, independiente de nociones prácticas o juicios empíricos. Ésta es la preocupación del entrevistado, es decir, que esta sociedad aún vive con valores y creencias pasadas.

Esta cultura de riesgo planteada por Douglas está basada en el desarrollo histórico industrial y aunque los riesgos sean identificados y se encuentren en la segunda modernidad (Beck) como tema de políticas públicas, no son percibidos socialmente como riesgos o se buscan explicaciones y justificaciones en la tradición y en el desarrollo histórico-cultural de la región. En la transcripción del texto siguiente se pone de manifiesto la realidad de una actividad laboral desarrollada en el seno de la familia y del entorno social, hecho que se atribuye a la construcción de los riesgos. En declaraciones como ésta, se percibe que las curtidoras siguen el modelo empresarial propuesto por sus antecesores; también que los directivos e industriales afirman que siguen con la industria heredada de sus padres.

“Abandoné los estudios y empecé a trabajar con 14 años en las curtiembres, pasé por todos los sectores (…) Durante los años 1975/76 trabajaba con productos químicos variables, como sulfato de sodio, cal, ácido sulfúrico, todo sin guantes, sin nada, al igual que sucedió con mi padre, no había ninguna protección[33]. Hace 30 años que tengo contratos laborales en curtiembres, pero suelo decir que desde los 5/6 años ya estaba dentro de ellas, en los estantes de cuero donde mi padre trabajaba era donde jugábamos, inclusive toda nuestra familia trabajó en la curtiembre, hasta mi hermana, que hoy es profesora, también empezó a trabajar allí”[34].

A esos valores tradicionales, se une el intento de reforma en el área de la administración pública, que ha fracasado por falta de competencia de los gobiernos al hacer diagnósticos y planeamientos para el desarrollo industrial de la región. El ejemplo se completa si tenemos en cuenta que, para muchos, esta región debe ser reconocida en el “mundo” por el desarrollo de las industrias curtidoras y del calzado. Es de suma importancia, también, destacar que no hay en la región movimientos organizados que pugnen por un cambio de matriz económica: para la mayor parte de la población local el desarrollo obtenido hoy en el Vale do Rio dos Sinos es resultado directo de la industrialización, sobre todo la relacionada a cueros y calzado; no se observan movimientos que persigan otra base de producción o cadenas de producción más rentables o menos contaminantes.

Es probable que esta investigación sea fuente de críticas, por no reconocer la dimensión del desarrollo económico de la región y sobre todo por no exponer que éste ha sido consecuencia del desarrollo de la industria del cuero y calzado. En la entrevista 11, se nota en el entrevistado una postura que se diferencia de los otros representantes de la administración pública por su carácter crítico. Él reconoce la importancia de la industrialización para el desarrollo de la región a coste de problemas estructurales gravísimos: “las industrias vinieron para la Provincia porque no había ningún tipo de exigencia, o casi ninguna, desde la mirada ambiental. Y este proceso de instalaciones desordenadas de las industrias traerá consecuencias que pueden transformarse en trágicas si no hay posturas ofensivas hoy, urgentemente”. Antes de realizar, en este artículo, un análisis financiero sencillo y puramente material, resulta necesario que se hagan críticas a los gobiernos insensatos, que en acuerdos con empresarios insensatos, han generado fuertes situaciones y condiciones suficientes para crear una cultura de la insensatez. Detallamos[35].

En la década de 60 y, principalmente, en los años 70 y 80, el proceso de internacionalización de las economías y el proceso de apertura en el comercio internacional son aplicados por los gobiernos, en términos generales, como política de explotación para obtener beneficios populistas y electorales. Entonces, se aceptó todo tipo de industrias de metales pesados, las cuales ya eran cuestionadas en los países desarrollados como nocivas para los recursos naturales. Aún más, la situación en el Vale do Rio dos Sinos empeora debido a que las inversiones no son diversificadas, ya que también las reglas de mercado inducen a la concentración de actividades económicas industriales de un mismo ramo en una región. La hipótesis de esa “insensatez” es que en este sector industrial se enriqueció a mucha gente, como consecuencia de la exportación; un hecho que no se cuestionó en perspectivas de futuro. Esta circunstancia se confirma en la mayoría de las entrevistas, menos en las de los industriales.

Se comprueba la existencia de afirmaciones defensivas del sector económico-empresarial; en la lectura de los discursos de los representantes de la administración pública se pretende considerar a la contaminación industrial como el principal problema del Vale do Rio dos Sinos. En ese sentido, sin negar la responsabilidad de la administración pública en el tratamiento de los residuos domésticos, la siguiente transcripción expone una visión técnica de los problemas acumulados en el río a causa de la catástrofe. El mismo argumento se encuentra en toda la submuestra de asociaciones y en la mayoría de los representantes de la administración pública.

“Las discusiones sobre el suceso son históricas, la diferencia básica es respecto a que el problema existe desde hace aproximadamente 50 años atrás y no hay más tiempo para que se produzcan los cambios, porque el futuro de la cuenca hidrográfica del Rio dos Sinos debe decidirse en los próximos 10 años. El río tiene dos elementos de impacto medioambiental: la calidad y la cantidad de agua; durante mucho tiempo se discutió solamente la calidad y, actualmente, lo referente a la cantidad está en espera. (…) Cuando hay una gran cantidad de producto para ser disuelto y disminuye la cantidad de solvente (agua), la consecuencia es un aumento de la concentración de contaminantes. Sólo el 5% del residuo doméstico es tratado, el 85% de la carga de contaminación de la ‘Cuenca del Rio dos Sinos’ es local, a las industrias y empresas corresponde el 15%; pero los contaminantes industriales son más letales y se acumulan. (…) El río está operando en el límite, en el análisis de los peces se detectó que estaban hemorrágicos, indicando contaminación química, pues no estaban con las agallas abiertas, indicativo que la muerte no fue debida a la falta de oxigenación. Sí no hubiera ocurrido la muerte por causas químicas, podría haber ocurrido por el conjunto de la contaminación”[36].

Este ejemplo de reconocimiento por parte de representantes de la administración pública no se traduce en una concienciación de los problemas medioambientales del Vale do Rio dos Sinos. Si buscamos a la historia, podremos comprender por qué la sociedad responsabiliza a los gobiernos: quizás sea el reflejo de una región que fue desarrollada a partir de políticas antidemocráticas y de imposición del mercado global. Como no existe una cultura identificadora de los riesgos de la industrialización, lo que más preocupa actualmente es la fiscalización de las instituciones gubernamentales. Por otra parte, la necesidad de un ambiente sano es mucho menos importante que la necesidad de empleo y de subsistencia de la región. Lo cierto es que esa política del pasado es causa de la fuerte crisis por la que la región viene pasando, en tres aspectos: económica, medioambiental y de autoidentidad.

La crisis económica por la que está pasando el Vale do Rio dos Sinos es producto, entre otras cosas, de las políticas establecidas en el mercado internacional, que en su momento trasladaban las industrias a América Latina en busca de ventajas. Actualmente, la diferencia es que las ventajas se localizan en otros países, tales como China, que disponen sobre todo de mano de obra barata y que viven fuertemente el proceso de desarrollo de la primera modernidad, la industrial. En este caso, las dificultades aumentan cuando las regiones del Norte, Nordeste y Centro-Oeste de Brasil también entran en la competencia y, amparados por la “guerra fiscal” y por la falta de compromiso conjunto con el país, facilitan la llegada de las industrias, brindando exenciones de tributos y facilitando licencias sin compromisos de control medioambiental para la libre implantación. Según estudio de la Compañía de Tecnología y Saneamiento Ambienta (CETESB), se observa en los últimos años una disminución de curtiembres en São Paulo por la contracción de la economía, el aumento de la competencia, el cierre de algunos mercados y, principalmente, por los beneficios obtenidos al migrar a otras provincias. El caso es semejante en Rio Grande do Sul que, en 2001, contaba con 450 curtiembres (Corrêa, 2001) y, en 2008 (RAIS), el número de las mismas llegó a 217, siendo que más del 60 por ciento de esas industrias se encuentran instaladas en el Vale do Rio dos Sinos. Los gobiernos, representados en la submuestra de los representantes de la administración pública, son conscientes de esta situación y todos hablan del problema de la “guerra fiscal” que existe en Brasil. Lo que llama la atención, y difiere de las otras entrevistas, es que el entrevistado que citamos a continuación nombra a los hechos como guerra suicida:

Un ejemplo es el Nordeste, donde los sueldos son más bajos, existen subsidios provinciales, es decir, ‘una guerra fiscal’ y eso tiene que acabar urgentemente en Brasil, pues no es prudente para un gobierno ganar 300 empleos si en otra parte se pierden 300 empleos. Bajo esta lógica el país genera una desocupación para determinado número de trabajadores y emplea lo mismo, no hay una evolución; incluso es negativo porque el gobierno local otorga incentivos fiscales y provoca procesos viciosos en las empresas, ya que terminado el contrato, se desplazan a otra región. Quien pierde es la población que no tiene mejoras en la educación, seguridad, etc. Eso es una guerra suicida: puedo hacer algo el día de hoy, pero mañana será el turno de otro. Las cosas pueden tardar, pero llegará el momento en que todos sufriremos las consecuencias”[37].

Se trata de posicionamientos económicos y administrativos, es decir, se responsabiliza al gobierno local por no atender las necesidades empresariales y, también, se culpa al “Estado Mayor” (nación) por la falta de una centralización del poder y por las actitudes de otras Provincias. La pregunta sería: eso que pasa en otras Provincias de Brasil respecto a los incentivos fiscales, ¿no fue en el pasado motivo del desarrollo industrial en Vale do Rio dos Sinos? El proceso de la internacionalización de la economía es extensivo y lo que pasó en los años 1970, principalmente en Rio Grande do Sul, pasa ahora con el desarrollo industrial de las Provincias del Nordeste. El problema es que el medio ambiente puede sufrir las consecuencias de planteamientos gubernamentales puramente económicos. Este fragmento de cita representa las reclamaciones de la mayoría de los industriales, puestas de manifiesto en la submuestra de los entrevistados:

“No estamos produciendo mucho, esperando que pase esa política económica de visión corta, de visión de las próximas elecciones. Lamentablemente el país es así, la visión del político brasileño es cuándo es la próxima elección, no tienen visión de largo plazo. Están matando al sector, un tema es el monetario, ICMS, etc.; el año pasado hicimos el balance de la empresa y un tercio del patrimonio estaba en PIS, COFINS e ICMS[38], y eso va estrangulando a las empresas. (…) Otro agravante es el medio ambiente, y hay que entenderlo en términos nacionales, el medio ambiente es muy rígido (…), si se lee la ley ambiental de São Paulo se va a observar que ni hablan de nitrógeno, entonces Rio Grande do Sul fue siempre más papista que el papa, es uno de los pecados del RS y por eso está quebrado también. No es que sea favorable a contaminar, sólo que si estás en un país, tienes que estar en un contexto de igualdad para todos, si tienes parámetros diferentes, ahí empieza la migración”[39].

La crisis medioambiental se justifica por la falta de percepción de su existencia. El conflicto sucede porque los gobiernos no están amparados por la mayoría de la sociedad, ya que gran parte no identifica a las curtiembres como un riesgo y quienes lo perciben, trabajan en ellas y no realizan cuestionamientos[40].

Es evidente, también, que la “falta”[41] de movimientos sociales que promuevan la identificación de los riesgos en esta actividad industrial dificulta la percepción y la construcción social de los riesgos[42]. Los gobiernos están identificando y planteando la urgencia de actitudes y políticas de gestión ambiental, pero se paralizan ante un nuevo conflicto: o agradan a la población (mayoría) o van en contra de los principios de ese “politicagem[43] electorero y hacen algo basado en la ética y la moral.

Considerando que el poder no es para siempre y que difícilmente los gobiernos permanecen en el cargo durante más de dos mandatos, surgen conflictos entre valores y actitudes de cualquier ciudadano que sea administrador público. Un alcalde, por ejemplo, debe responder a su momento histórico, a las exigencias y necesidades de la gente; muchas veces, sus decisiones van en contra de sus creencias y percepciones personales. “Lo que la cabeza quiere y la lengua dice puede no ser lo que la mano (finalmente) hace”[44]. Aunque no aparezcan manifestaciones que difieran en esencia de las otras entrevistas con los representantes de la administración pública, sí existe controversia respecto a lo que se argumenta en la entrevista de un trabajador (en relación a los otros), que al principio no se imaginaba trabajar en medio de tantas pieles, “pues siempre fui defensor de los animales, pero luego me acostumbré”. La cuestión es: ¿lo que hago es siempre parte de mis principios o de la institución a la cual pertenezco? El siguiente fragmento de cita contribuye a entender este conflicto; importante decir que este discurso se repite en nada más que otra entrevista:

“Me resulta muy difícil, ahora, admitir y convivir [habla de su función en la administración pública] con tantas industrias que traen tanta contaminación para las aguas. Si te cuento que lo que más me gusta hacer es pescar, pero qué voy a hacer, las cosas tienen que ir aconteciendo poco a poco y queremos cambiar, invertir en turismo o en pequeñas industrias (…). Pero es complicado, la gente no sabe hacer otra cosa que no sea trabajar con cuero”[45].

Entonces surge una nueva crisis en Vale do Rio dos Sinos: la pérdida de identidad. Las personas están confusas por lo que está pasando, las industrias están cerrando y migrando para otras regiones; a la vez, algunos migran también en la búsqueda de esa actividad laboral y pierden lazos de amistad y vecindad desarrollados a lo largo de muchos años. Los que permanecen en la región y pierden sus puestos de trabajo se muestran decepcionados, no conformándose con la situación de una identidad que fue construida en el transcurso de la historia y reconocida por todo Brasil y por parte del mundo como “polo del sector del cuero y calzado” y que hoy en día se está perdiendo. Este cambio en las relaciones de trabajo tiene un conflicto de pérdida de identidad para la población, identificado en la siguiente transcripción y en las de la mayoría de los representantes de la administración pública: “La gente no está preparada para un cambio tan brusco” (Entrevista 14, Representante de la Administración. Pública F.).

“La gente salía del interior y venían para acá porque ya sabían que tendrían empleo, era tan bueno que podíamos elegir en que empresa trabajar, como era costurera, ellos venían aquí a mi casa con propuestas: ‘te pago tanto si trabajas para mí’. Al otro día, llegaba al lugar que estaba trabajando y decía que iba a salir porque tenía una propuesta mejor. Ellos rápidamente me decían: ¡no!, queremos que usted se quede aquí con nosotros; era fantástico. Hoy día es una tristeza (…) los mercados han quebrado porque todos dependían del sector de cuero y calzado. Si Dios ayuda, algún día volverá a ser como en el pasado. (…) Yo, sinceramente, mil veces prefiero el olor de las curtiembres y ver a las personas felices con su trabajo y ganando para la supervivencia de su familia” (Entrevista con Vecino de la Industria Curtidora).

En el Vale do Rio dos Sinos el riesgo aún no ha sido identificado socialmente ni se ha percibido su gravedad (Douglas, 1996). No hay siquiera un volumen de datos secundarios que logre establecer comparaciones entre el daño, el riesgo ambiental y los impactos sobre la calidad ambiental o la salud humana. Los valores siguen los principios de la formación histórica de la región: una construcción social basada en el desarrollo industrial, específicamente del sector de cuero y calzado. La pregunta es: ¿se vive en esta región bajo la fuerte influencia de la primera modernidad (la industrial), fundamentada en una dependencia política de un estado burocrático?

L. C. Bresser-Pereira (2004) expone que a partir de 1930 el Estado liberal democrático inicia una transformación hacia el Estado social democrático, pero esto no fue suficiente para cambiar la administración pública que aún sigue amparada por un sistema burocrático. Este sistema se apoya en una base corporativista, un fenómeno que comprende estrategias políticas que benefician a una minoría y que es algo más que una práctica de gestión, ha contagiado a todos los segmentos de la sociedad brasileña.

La burocracia descrita por Max Weber, implantada en Europa hacia finales del siglo pasado, y en Brasil con la reforma de 1936 (Bresser-Pereira, 2004), puede tener todavía anclajes fuertes en la sociedad del Vale do Rio dos Sinos, o por lo menos se puede plantear por qué persisten determinadas actitudes que no propugnan una separación entre Estado y mercado. Weber plantea la autoridad racional-legal en contraste con las formas tradicionales de autoridad. El autor expone que el arquetipo del especialista es el funcionario burocrático, que realiza los deberes especializados de su función, en la que la visión puritana de la vocación forma parte de esa tradición; esa interpretación weberiana conduce a la “jaula de hierro” de la dominación burocrática. La institución que fundamenta la autoridad racional-legal es la burocracia. La base de esa estructura se encuentra en el “control y la disciplina”, en que la lealtad personal es minimizada con relación a los procedimientos formales. Expone Weber (1978) que esta organización (burocrática) se apoya en una creencia en la legalidad de las normas en vigor y en el derecho de aquellos que fueron alzados a la autoridad para formular las órdenes.

El tema es mucho más complejo y merecería una mayor reflexión, pero en este punto se cuestiona a una sociedad que aún (como se ha visto) privilegia al estado como poder centralizador o como principal responsable por los hechos. Al mismo tiempo, la manera más eficaz para que las industrias no contaminen y sigan los patrones exigidos por la legislación es por medio de la fiscalización y sobre todo de la sanción. Así, se percibe que el Estado es el custodio del poder, al mismo tiempo que es responsable de autorizar industrias para que contaminen, lo es también de la contaminación, por su omisión o falta de vigilancia. Como se ha mencionado anteriormente, se debe tener en cuenta que se trabaja dentro de una legislación muy laxa, con regulaciones demasiado restrictivas, pero, en muchos casos, desactualizada y desconectada de los conocimientos científicos más recientes.

Una industria que incumple la legislación ambiental y contamina puede aparecer como la víctima, teniendo el apoyo de la sociedad que, en general, culpa de los hechos a la incompetencia de la administración pública. En contrapartida, las iniciativas gubernamentales son la fiscalización y la vigilancia. El reconocimiento de la población por el trabajo desarrollado por esta última se pone de manifiesto en el número de denuncias realizadas contra las industrias contaminantes. Los entrevistados del entorno de las curtiembres (los vecinos) y algunos trabajadores plantean que ahora los organismos públicos responsables del medio ambiente están cumpliendo con sus obligaciones; indican que después de la catástrofe están vigilando y castigando más.

Para el bienestar y mantenimiento del orden se instituyen normas que integralmente controlan y fiscalizan. Desde la mirada de las políticas públicas para el medio ambiente, ¿la elaboración de normas es suficiente para una gestión integrada? La controversia se extiende cuando los propios funcionarios del gobierno reconocen que actúan por las penas establecidas. La afirmación a continuación es revelada como iniciativa política de todos los representantes de la administración pública y admitida por la sociedad civil como la forma más eficiente para disminuir la contaminación:

“Tuvimos que incrementar el perfil del profesional, estrictamente profesional. Con esto, hoy estamos con más del doble de procesos que el año pasado: 107 infracciones. No es que las industrias en este año estén contaminando más, están contaminando menos, pero ahora el control es intenso, el contexto es diferente, tenemos que entender el contexto. ¿Qué llevó a toda esa organización a un trabajo sistemático? Un contexto. Un contexto diplomático ambiental de toda esa región, que se inició con la muerte de peces en octubre de 2006, que fue el catalizador para acelerar el proceso organizacional de las secretarías de medio ambiente”[46].

Se tiene la impresión que la conciencia ambiental de las personas coincide con la conciencia ambiental de la administración pública. Como plantea Beck, se manifiesta aquí más que una crisis medioambiental, una crisis de la institución estatal que no consigue democratizar los problemas socioambientales. El Estado no está consiguiendo elaborar políticas de prevención y de participación responsable de los diversos actores que componen una sociedad. A pesar de la creencia y la percepción de la administración pública en el crecimiento económico como forma directa de mejorar la calidad de vida, y de que este modelo pueda conducir a esos resultados, existe en la sociedad civil una dificultad para entender las transformaciones de esa nueva modernidad.

Tal vez, para esa sociedad, la expresión “civilización industrial” sea adecuada. A modo de ilustrar esta denominación, se puede mencionar que recientemente pudo observarse un gran cartel de propaganda (outdoor) en el borde de una carretera de la región con el siguiente mensaje: “Desarrollo económico es desarrollo industrial”.

Para finalizar, se pueden dar algunos datos de dos aspectos importantes mencionados diversas veces en este trabajo: la responsabilidad estatal y la falta de compromiso de la sociedad civil. En la investigación de Greenpeace[47] para el contexto brasileño, se evidencia que el 53 por ciento de los brasileños señala que la responsabilidad de los problemas ambientales es del gobierno federal, mientras que el 29 por ciento la asigna al gobierno provincial. Asimismo, en la encuesta de opinión de Mori Brasil (1999) aparece que el 63 por ciento de los entrevistados afirma no tener interés o tener poco interés por la ecología en Brasil[48].


Conclusión

Desde mediados del siglo XX, las discusiones ambientales forman parte del itinerario de intereses y estrategias de los más diversos sectores públicos y privados de la sociedad occidental. Durante este período, surge la sociología ambiental para reflexionar, entre otras cosas, sobre los sucesivos conflictos que implican las diferentes perspectivas en los diferentes grupos sociales, relacionadas a la cuestión ambiental. El presente artículo se ha centrado en la discusión sobre la percepción y los proyectos de políticas públicas relacionados a los riesgos medioambientales en el proceso de industrialización de las curtiembres en el Vale do Rio dos Sinos, en el sur de Brasil.

Se llegó a detectar que los riesgos están vinculados directamente al sistema de gestión gubernamental. Están presentes aquí los mecanismos de aceptación de las industrias potencialmente contaminantes y la complicidad y responsabilidad en las decisiones tomadas por otros gobiernos en el pasado. Se ha confirmado que la falta de gestión sobre el riesgo ha hecho que estas actividades laborales nocivas para el medio ambiente y la salud se configuren como la principal manera de cubrir su necesidad económica y como imagen de identidad: la sociedad del Vale do Rio dos Sinos depende económicamente del desarrollo de la industria curtidora y de calzados; además, se identifica a la región dentro de Brasil y en el exterior como “polo de la industria del cuero y calzado”. Es decir, más de un siglo de historia forjada por la cultura germánica, que construyó a partir de las relaciones tradicionales de trabajo, industria y comercio un prototipo de identidad.

También, el modelo de políticas públicas desarrollado en Vale do Rio dos Sinos sobre la aceptación de industrias de riesgos potenciales ha influido en la formación participativa de la sociedad civil. La participación política de esta sociedad no responde a una movilización social y la consciencia de riesgo está determinada por elementos pertenecientes a una economía de subsistencia. Uno de los cuestionamientos en el caso del VS se refiere a que los problemas ambientales han sido graves, ya que su manifestación se tradujo en muerte y destrucción a lo largo de los últimos años, por lo que se cuestiona ‘el sentido’ o el ‘sin sentido’ de la falta de percepción del riesgo ante tanta tragedia. Como respuesta, se debe mencionar que las manifestaciones de la población son individualizadas, siendo insuficientes para generar una consciencia colectiva del riesgo. Más bien, hay grupos que impiden esa conciencia: organizaciones (gubernamentales, sindicales, sociales, etc.) que frenan dicha movilización. Los movimientos de protesta se preocupan en defender la industrialización y el mantenimiento de los puestos de trabajo; la percepción del riesgo de la contaminación se diluye por el miedo al hambre.

Por otra parte, esta sociedad mantiene una concepción tradicional del poder, según la cual el Estado es el principal responsable del avance o atraso de la sociedad. De igual forma, las cuestiones del riesgo, más que una responsabilidad de las industrias, se trasladan a la responsabilidad del Estado; una creencia en la supremacía y el control estatal propia de la primera modernidad, basada en la industrialización. También, en cierta forma, esta sociedad viene actuando, en las últimas cuatro décadas, de modo coherente a lo que se impulsó en el pasado: con políticas antidemocráticas y de imposición del mercado global. Hay una mezcla de una crisis medioambiental e institucional, donde el Estado no consigue democratizar los problemas ambientales. Un ambiente sano todavía importa menos que la necesidad de empleo y de subsistencia.

En relación a la actuación del gobierno, se limita principalmente a medidas paliativas y de fiscalización. Las medidas paliativas sirven como “calmante” para los problemas ambientales, no son de prevención y de proyectos a largo plazo; solamente se notan cuando sucede una catástrofe o cuando el problema es de carácter público[49]. En este momento, la exigencia principal de la sociedad es que se responsabilice a “alguien por los hechos; así, buscando publicidad y siguiendo la tradición de gobiernos populistas, las acciones gubernamentales se limitan a la fiscalización, cuyo reconocimiento por parte de la sociedad se sostiene en el número de procesos judiciales generados. La regulación de la administración pública sigue los parámetros tradicionales de un Estado asistencialista; por otra parte, la población establece que el Estado tiene el “poder supremo”, por lo tanto, básicamente es el responsable del éxito o fracaso de la sociedad.

Lo impresionante es que aparentemente hay una popularización de la corrupción, ya mencionada por Bresser-Pereira. Luego, las clases menos favorecidas justifican los “pequeños” delitos en las grandes transgresiones. La moral o la inmoralidad son justificadas por su “extensión” o por el “tamaño” de la corrupción. Ejemplo: ¿por qué no utilizar la ayuda del gobierno para los pescadores del Rio dos Sinos? “Si vivo o no de la pesca y espero que este río ofrezca condiciones sanas son dos problemas distintos”[50]. En los últimos años ha habido tanta corrupción entre los políticos brasileños que la población justifica sus infracciones como miserables con relación a la cantidad de millones robados por los que están en el poder. La moral pasa a tener precio.

Se presume, como principal problema, que la gestión del riesgo pasa a ser exclusivamente normativa, sin la participación de colectivos sociales. En el desarrollo del presente trabajo se ha confirmado que las pocas razones, si no las únicas, para que las personas preserven el medio ambiente y cumplan la legislación son el miedo a la cárcel y a la penalización. Eso muestra nada más que un Gobierno fundando en la “burocracia”, en la centralización del poder.

Finalmente, destacamos que durante muchas décadas el gobierno ha sido coherente con los principios y deseos del sector privado (aumento de las industrias) y, en buena parte, del colectivo (ofertas de empleo). Las personas fueron condicionadas por una cultura industrial que no escatimó esfuerzos para ser considerada la mayor de Brasil en el “segmento industrial del cuero”. Antes no se pensaba en el medioambiente, se establecía que los recursos naturales estaban en excelentes condiciones; todos ganaban: los empleados con buenos sueldos y opciones de trabajo; los industriales con buenas ganancias y el gobierno apoyado políticamente por considerarse el mejor para generar el desarrollo de la región. Como consecuencia, ahora los gobiernos “pagan la deuda de la irresponsabilidad del pasado: del triunfo del empleo al fracaso de la desocupación, de la explotación del ambiente a la destrucción y, aún más grave, ante actitudes que comprometen al empleo, han generado rechazo por parte de la comunidad. La contaminación de una industria puede ser aceptada por los gobiernos para garantizar la popularidad, ya que los movimientos de protesta están más articulados por manifestarse en defensa de los puestos de trabajo que en contra a los problemas de contaminación. Toda esta situación debe complicarse aún más en un futuro próximo, vislumbrando el aumento de conflictos ambientales como consecuencia del cambio climático en el proceso de calentamiento global.


Notas

[1] Beck, en “La Sociedad del Riesgo Global” expone que más allá de aumentar la brecha entre ricos y pobres, aumenta el número de personas que caen en la trampa de la pobreza. “Las políticas de libre mercado, impuestas por el Occidente a países endeudados, empeoran la situación al obligar a esos países a desarrollar industrias especializadas para el abastecimiento de los ricos, en lugar de proteger, educar o cuidar a los más débiles. Las naciones más pobres gastan ahora más en pagar los intereses de su deuda a los países más ricos de lo que emplean en sanidad y educación en sus propios países” (Beck, 2002: 8).

[2] No se presentan los números a efectos de la identificación de los municipios.

[3] Los párrafos de entrevistas fueron libremente traducidos por los autores de éste artículo.

[4] ANVISA: Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Resolución 358/2004).

[5] Compuestos Orgánicos Volátiles.

[6] Beck, 2002.

[7] Beck, 2002:17.

[8] El estudio de Laraña referente a las incineradoras en España y el de Realpe sobre las papeleras revelan que los movimientos sociales actúan como agentes simbólicos en el reconocimiento de los riesgos, resultando importantes para el planeamiento y acciones de políticas públicas.

[9] En los resultados de la segunda modernidad, o al retorno de la incertidumbre, la sociedad se hace más reflexiva. Beck cita el planteamiento de Bonss, en el texto Ungewissheit als Soziologisches Problem, argumentado que la sociedad se ha transformado en un tema y problema para sí misma. “El núcleo de estas irritaciones es lo que podría caracterizarse como ‘el retorno de la incertidumbre a la sociedad'. El retorno de la incertidumbre a la sociedad significa aquí, en primer lugar, que cada vez más conflictos sociales dejan de ser tratados como problemas de orden y son tratados como problemas de riesgo. Tales problemas de riesgo se caracterizan por no tener soluciones inequívocas: antes bien, se distinguen por una ambivalencia fundamentada, que puede expresarse usualmente por cálculos de probabilidad, pero no eliminarse de ese modo. Su ambivalencia fundamental es lo que distingue a los problemas de riesgo de los problemas de orden, que, por definición, se orientan hacia la claridad y “decidibilidad”. En vista de la creciente falta de claridad – y esta es una situación que se intensifica – la fe en la factibilidad técnica de la sociedad desaparece casi necesariamente” (BONSS apud BECK, 1997: 22).

[10] Eso es una práctica desarrollada en la mayoría de los países, independiente del nivel crítico o de escolarización (formación). En Brasil, está clara la importancia de la publicidad política en la creación de la imagen. En España, ¿puede pasar lo mismo? El autor del libro “El Pensamiento Negativo”, el publicitario Risto Mejide en entrevista al periódico ADN (10-04-08) expone: “el producto más difícil que he tenido que vender fue a un político con cero carisma. [comenta orgulloso] Y sí, ganó las elecciones.” (Pp. 30).

[11] Los “showmicios” eran admitidos en Brasil, siendo prohibidos por la justicia electoral en la última elección. Ahora, como en Estados Unidos, los candidatos buscan a artistas populares para hacer conciertos de “campaña electoral”, lo que posibilita a los aficionados seguir a un determinado político por el artista que lo acompaña y no por el partido y sus propuestas.

[12] Beck,2000. p. 40.

[13] Veremos adelante que en una encuesta aplicada por Greenpeace en Brasil los datos son semejantes.

[14] Hay discusiones entre expertos y desconocedores sobre la identificación de los riesgos (artículo en evaluación).

[15] Percibimos que el empleo y la industrialización están entre las cinco prioridades elegidas.

[16] Se optó por no hablar de América Latina o de Brasil y sí de regiones de Brasil. Se arriesga a decir que ésta no es la realidad de Brasil, que aún vive bajo fuerte influencia de la primera modernidad, desarrollada por Giddens, Beck y otros autores.

[17]En las últimas obras “The reinvention of politics. Rethinking modernity in the global social order”. (1997); ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo, respuestas a la globalización (1998); World risk society (1999) y The brave new World of work (2000) y otras recientes, Beck intenta cambiar el discurso de globalización de los riesgos, con el planteamiento de que la igualdad global frente a ellos sigue a la contaminación y que ésta afecta a más personas. Aún hay países que buscan el desarrollo industrial (con base en la modernización simple). Beck (1997) en “The reinvention of politics. Rethinking modernity in the global social order” define esta situación como “a chaotic simultaneity of the non-synchronous”, y que para ser evitada necesita de un intercambio, de tipo global, para redefinir lo que se entiende por desarrollo. Puede profundizarse la lectura en Guivant (1998).

[18]Mientras estos desarrollos sean vistos en el horizonte conceptual de la sociedad industrial, permanecen como efectos secundarios de acciones aparentemente responsables y calculadas, sin ser reconocidas sus consecuencias devastadoras para el sistema. En la fase de la sociedad de riesgo, el reconocimiento de la falta de estimación de los peligros desatados por el crecimiento técnico-industrial, obliga a una autorreflexión sobre los fundamentos del contexto social y a la revisión de las bases de las convenciones vigentes y de los principios de la “racionalidad”. En la autocomprensión de la sociedad del riesgo, la sociedad se vuelve reflexiva (Beck, 1998a: 41-42).

[19]Para Beck, ese es el momento en el cual el sujeto empieza a reflexionar y establecer críticas sobre sí mismo (tema y problema para sí mismo).

[20] Consejo Regional de Desarrollo de la Región Sur – Brasil.

[21] Giddens, 1997: 77-78.

[22] (Entrevista 9, Representante de Administración Pública AW). El “juego” de responsabilidades continuaba: la entrevista 10, con un representante de la administración pública estatal, niega esta afirmación, diciendo: la responsabilidad de FEPAM es de licenciamiento ambiental, pero todos los municipios que tienen un órgano ambiental pueden fiscalizar”.

[23] Para algunos de los entrevistados, desde hace 30 años que mueren peces en el Rio dos Sinos, pero seguimos la lógica de los dos principales sucesos, 2002 y 2006.

[24] Los informes no (o raramente) exponen el nombre de las curtiembres en concreto; pero los datos apuntan a que la mayoría de las industrias con efluentes líquidos en Vale do Rio dos Sinos son las de curtiduría de pieles (Fuente: FEPAM).

[25] La forma como el entrevistado se manifestó difiere a la de los otros, sobre todo por ser trabajador; es decir, su evaluación se destaca comparada a la de sus compañeros entrevistados. Las observaciones fueron importantes para ver esos reclamos, en el día a día las personas (comerciantes, trabajadores, vecinos) exponían en sus conversaciones que la culpa de los problemas de la región era de la administración pública local, estatal y federal.

[26] Este planteamiento es destacado muchas veces por los industriales y tal como se verá adelante en “La Compatibilidad entre Desarrollo Económico y Preservación del Medio Ambiente: La Percepción del Riesgo de las Industrias Curtidoras de Vale do Rio dos Sinos”. Lo extraño es cuando este modelo de desarrollo parte de una entidad comprometida con el medio ambiente.

[27] Entrevista con un Miembro de la Asociación.

[28] Giddens, 1997: 78.

[29] Entrevista 11, Representante de Administración Pública C. El mismo entrevistado expone que la única iniciativa concreta que conoce en las últimas tres décadas para solucionar los problemas del Rio dos Sinos es del consorcio entre los municipios.

[30] Entrevista con Vecino de Industria Curtidora.

[31] Entrevista 14, Representante de Administración Pública F.

[32] Un caso que llama la atención es la “entrevista 9”. El representante de la administración pública habla de que su gobierno está haciendo cambios: “anteriormente sólo se invertía en la industria del cuero y de productos químicos relacionados a la producción de calzado; hoy otras empresas se han instalado, como metalúrgicas, fábricas de bombas de coches, industrias de asfalto, industrias de plásticos”. El entrevistado, plantea que no se instalarán industrias curtidoras, “en primer lugar debido a los daños al medio ambiente y después debido al dólar; cualquier baja de esa moneda produce daños económicos en el municipio”. Se percibe que la postura del entrevistado es incoherente; es decir, afirma que no se aceptan industrias curtidoras por causa de la contaminación, sin embargo las otras industrias que vinieron son clasificadas como de alto potencial contaminador. Se evidencia, más que una preocupación por el medio ambiente, una preocupación por el éxito del desarrollo industrial del municipio.

[33] La entrevista 9 destaca la declaración del representante de la administración pública por ser única entre las demás; está convencido de que los productos químicos usados en la industria curtidora no causan daño a la salud: “si eso causase algún perjuicio, ya habría fallecido mucha gente o mucha gente estaría enferma, y eso sería divulgado por los medios de comunicación”.

[34] Entrevista con Trabajador de la Industria Curtidora.

[35]Se prefiere, aquí, criticar la imprecisión de gobiernos y empresarios que generó una cultura social de dependencia del desarrollo incontrolado, antes que realizar un análisis financiero, que sería más material y parcial.

[36] Entrevista con Miembro de Asociación.

[37] Entrevista 14, Representante de Administración Pública F.

[38] Son algunos de los impuestos cobrados en Brasil.

[39] Entrevista con Empresario de la Industria Curtidora. Se plantea la posibilidad de la migración de riesgo hacia otras provincias de Brasil; están migrando no sólo por cuestiones de incentivos tributarios, sino también por las diferencias en legislación y fiscalización ambiental.

[40] Se identifica el pesimismo cínico planteado por Giddens (1997) sobre el perfil de los riesgos de la modernidad. Se expresa un sentimiento de impotencia y aceptación de la realidad. El riesgo mayor podría ser la manifestación, ya que ésta ocasionaría daños personales significativos. Ejemplo: la pérdida del empleo y en consecuencia el hambre, la falta de vivienda (alquiler, hipoteca) etc.

[41] Hay movimientos sociales, pero no tienen fuerza suficiente como para crear la consciencia colectiva de los riesgos. El problema es que las manifestaciones realizadas no producen grandes efectos y la mayoría de las personas que participan no le dan continuidad al movimiento. El efecto es momentáneo, inmediato y fatalista. Fue lo que pasó con la muerte de peces en octubre de 2006: las personas eran convocadas por las escuelas, iglesias, periódicos, ONGs, para participar de manifestaciones, pero era cosa de un día, sin una perspectiva de continuidad. Un movimiento sin fuerza ideológica.

[42] La insignificancia de los movimientos sociales en la identificación y movilización de los riesgos refuerza los planteamientos de Enrique Laraña, que desarrolla en sus teorías la idea de que los movimientos sociales son los principales responsables en la construcción social de los riesgos.

[43] Se usa la expresión “politicagem” en Brasil, cuando hay acciones electoreras que no se ocupan del bien común sino de ganar las elecciones y mantenerse en el poder.

[44] Beck, 1997: 22.

[45] Entrevista 14, Representante de la Administración Pública F.

[46] Entrevista 17, Representante de Administración Pública I.

[47] En: www.greenpeace.blogtvbrasil.com.br.

[48] Más adelante, se puede verificar que estos datos se acercan a la encuesta realizada en esta investigación, con la población del VS.

[49] En este caso, los medios de comunicación profesaron una importante función en la divulgación y en el conocimiento de los riesgos. No fue desarrollado en este apartado, pero se constató en las entrevistas y el cuestionario que los medios de comunicación de la región ejercieron un poder determinante en la divulgación y por lo menos en la formulación de propuestas de políticas públicas integradas para los problemas del medio ambiente en la Cuenca del Rio dos Sinos.

[50] En la tesis doctoral “Indiferencia o Necesidades Insatisfechas”, se plantea la cuestión del asistencialismo del gobierno que da un auxilio financiero a los pescadores, a causa de la mortandad de peces. El problema es que, en determinadas partes del río, la pesca es impropia; de todos modos, los pescadores utilizan ese beneficio. “El precio de la moral”.

 

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[Edición electrónica del texto realizada por Manuel Sánchez Gómez y Miriam-Hermi Zaar]



© Copyright João Alcione Sganderla Figueiredo, Everton Rodrigo Santos, Fernando Rosado Spilki, 2010
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Ficha bibliográfica:

FIGUEIREDO, João Alcione Sganderla; SANTOS, Everton Rodrigo; SPILKI, Fernando Rosado. La gestión pública y los riesgos medio ambientales provenientes de la industrialización en el Vale do Rio dos Sinos, Brasil. Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, Universidad de Barcelona, Vol. XV, nº 901, 25 de diciembre de 2010. <http://www.ub.es/geocrit/b3w-901.htm>. [ISSN 1138-9796].