Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales 
Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9796]
Nº; 95, 8 de junio de 1998

BEECHING, Jack. La guerra del opio. Traducido del inglés por Álvaro Castillo. Esplugas de Llobregat, (Barcelona): Plaza & Janés, S.A. Editores, 1976. 465 p.

Joan Martínez Cerdà 


Entre las drogas consumidas en las últimas décadas en muchos lugares del mundo, indudablemente, destaca la heroína, sustancia extraída del opio (Papaver Somniferum), por sus efectos destructivos sobre sus consumidores, siendo la droga dura más peligrosa de nuestros tiempos. Todos los aspectos relacionados con la heroína y con otras drogas del presente (tráfico ilegal, consumidores etc.) presentan gran similitud con relación al opio consumido en China y en otros lugares del pasado, fundamentalmente durante los siglos XVIII y XIX.

El tráfico de heroína mueve ingentes cantidades de dinero, con lo cual existen multitud de intereses a escala mundial, tal como sucedía con el opio en el pasado. Se trata de una droga muy apreciada por los drogadictos debido a sus inmediatos efectos sobre el organismo; su consumo continuado conlleva un elevado riesgo de dependencia.

En los últimos años han ido apareciendo otros tipos de drogas, por ejemplo, las llamadas de síntesis o drogas de diseño. Se trata de nuevas sustancias, caracterizadas por un proceso de elaboración esencialmente químico, las cuales tienen una mayor aceptación por parte de los jóvenes, quienes sin darse cuenta pueden convertirse en drogodependientes. Con estas nuevas drogas, se continúa viendo la posibilidad de encontrar grupos sociales susceptibles de convertirse en adictos y, en consecuencia, obtener grandes beneficios, tal como sucedió en Asia Oriental durante los siglos XVIII y XIX.

Hemos de ser conscientes de la evolución de la historia de las drogas y, por lo tanto, hay que aceptar su existencia, aunque no toleremos socialmente el tráfico y consumo de las mismas. Simplemente, ante el panorama actual con una amplia variedad de drogas, primarán las decisiones personales e individuales de aceptación o rechazo frente a su consumo.

A menudo la población no comprende, o no desea entender, los problemas que comportan las drogodependencias, y menos aún cuando se trata de la adicción a drogas duras como la heroína. De hecho, resulta una tarea muy compleja averiguar los motivos que conducen al consumo de sustancias adictivas porque entran en juego multitud de factores en cada caso personal. Ahora no se trata de entrar en el ámbito de la psicología para encontrar explicación a los problemas individuales, sino de comparar el estado actual de las drogodependencias con el del pasado. En este sentido podemos observar, por ejemplo, qué ha sucedido durante las últimas décadas en torno a la heroína, contrastándolo con el consumo y tráfico del opio en el pasado.

En primer lugar, hay que hacer un breve recorrido histórico para observar la influencia de una sustancia como el opio sobre las poblaciones que lo han cultivado, comerciado y consumido desde tiempos muy remotos hasta la actualidad. En cuanto a la historia de esta droga, Josep M. Fradera en un artículo reciente1 explica cómo ha sido la evolución del opio, haciendo hincapié en el papel desarrollado por los británicos en el ámbito del Asia Oriental y Occidental.

El opio es una droga que ha sido utilizada por el hombre desde tiempos remotos, aproximadamente desde el 2.000 a C. Tuvo una difusión importante dentro del Imperio romano. En cambio, con el cristianismo se cuestionó su utilización. Posteriormente, con el Islam se toleró plenamente su consumo. Durante los siglos XVI y XVII esta sustancia tuvo un gran auge en Asia Occidental. A partir del siglo XVII los europeos tuvieron un gran interés en el comercio de este producto, a través del cual obtuvieron enormes beneficios. En un primer momento fueron los holandeses los que adquirieron un mayor protagonismo en esta actividad comercial. Pero inmediatamente los ingleses alcanzaron un papel preponderante en Asia Oriental, consolidando su hegemonía comercial en este territorio durante el siglo XVIII.

A través de la comparación de los dos tipos de drogas: por un lado, el consumo de opio en la China del pasado, y por otra parte el de la heroína de la actualidad; podemos entender la lógica de la existencia de las drogas, ya sean legales o ilegales.

Hay un episodio en la historia del opio, la Guerra del Opio desarrollada entre 1830 y 1860 y en la que se enfrentaron chinos e ingleses, que sirve para entender los intereses relacionados con las drogas actuales, los cuales en otros tiempos eran de una magnitud equiparable a la que puede presentar ahora la heroína.

Entre las obras escritas sobre dicha guerra, la del autor Jack Beeching: La Guerra del opio ofrece información muy interesante sobre los hechos que transcurrieron en China durante los siglos XVII y XVIII. Esta obra presenta una narración muy sugerente sobre los sucesos acontecidos en el imperio chino durante el mencionado período, respecto al comercio del opio y al conflicto que éste suscitó. Apesar de que han transcurrido ya más de dos décadas desde su publicación, puede ser interesante dar cuenta de este libro.

Uno de los aspectos más interesantes de esta obra es observar el paralelismo existente entre el consumo de opio por una parte de la sociedad china durante el siglo XVIII y en mayor grado en el XIX, y el consumo de drogas desde finales de la década de los 70 hasta la actualidad en el ámbito de los países occidentales.

A partir del siglo XVIII se abrió un comercio entre los países occidentales y China. En este país europeos y norteamericanos encontraban productos muy preciados por la sociedad occidental, en particular, té y sedas. En cuanto a la magnitud de las actividades comerciales, destacaba Gran Bretaña, y a continuación Estados Unidos, Francia y Rusia.

En el siglo XVIII los ingleses ya mantenían una actividad comercial relevante con China, pero fue realmente durante el siglo XIX cuando este comercio adquirió su máximo esplendor. Gran Bretaña desempeñó un papel mucho más destacado que otros países en el comercio con el imperio chino. Las importaciones británicas de té chino aumentaron progresivamente. Por otra parte, no había demasiadas posibilidades de exportar productos hacia China, lo cual dio lugar a una balanza comercial deficitaria. Frente a esta situación desfavorable, se vio la necesidad de buscar algún producto que pudiera ser introducido en el mercado chino para compensar las enormes cantidades de dinero que eran pagadas en metálico por el té. La solución se encontró en el opio.

A comienzos del siglo XIX aumentaron rápidamente las exportaciones de barriles de opio hacia China, hecho que favoreció a la economía inglesa. La estrategia comercial de los británicos consistió en apoyar la conversión de una parte de la sociedad china en toxicómana. Una vez que millones de chinos se volvieron drogadictos, la introducción del opio en China estuvo completamente asegurada. El consumo de opio entre los chinos pronto se extendió como la pólvora. Hay que añadir que gran parte de la sociedad china del momento estaba muy descontenta con la última dinastía manchú que estaba en el poder hacia finales del siglo XVIII; de manera que nos encontramos con chinos que veían en el opio una forma de evasión y, asimismo, de rebelión contra la autoridad.

Una vez implantado el opio en China, los comerciantes británicos y norteamericanos actuaron con mucha astucia y violencia para incrementar sus beneficios en este comercio, incluso a costa de las vidas de los chinos. Los ingleses introdujeron el opio en China a través de la compañía East India Company que lo trasladaba desde la India.

Los gobernantes chinos de entonces muy pronto se percataron de la peligrosidad del opio a partir de sus repercusiones negativas sobre los consumidores, ya que era un factor de desorganización social y  podrían volverse peligrosamente contra el poder. Para llegar a eliminar, o en todo caso a reducir, la introducción de opio, el Gobierno chino promulgó edictos que prohibían el comercio y el consumo de este producto.

El comercio y las relaciones diplomáticas entre China y Gran Bretaña se vieron muy afectadas como consecuencia del comercio del opio porque, a pesar de haberse declarado ilegal a través de un edicto en 1729, los comerciantes continuaban introduciendo clandestinamente este producto, hecho que provocó repetidamente la ira de las autoridades chinas hacia los británicos.

Tras infructuosos intentos de negociación a cargo de diplomáticos británicos para solventar los conflictos ocasionados por el comercio del opio, se sucedieron una serie de episodios bélicos entre chinos e ingleses durante el período comprendido entre 1830 y 1860, los cuales se conocen como la "Guerra del opio".

Durante dicha guerra no solamente se enfrentaron chinos y británicos, sino que también participaron en ella norteamericanos, franceses y rusos, quienes en el transcurso del conflicto saquearon todo lo que pudieron de China. Entre otros episodios acontecidos en el marco de la guerra del opio, hay que destacar el desvalijamiento de las riquezas del llamado "Palacio de Verano" a cargo de los occidentales.

Notas  

1. FRADERA, Josep M. L'organització dels paradisos artificials (opi i colonialisme a Àsia). L'Avenç, 1998, nº 223, p. 28-33.

© Copyright Joan Martínez Cerdà 1998

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