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REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. XVI, nº 951, 30 de noviembre de 2011

[Serie  documental de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

 

SOBRE LA ACTUALIDAD DE LA GEOGRAFÍA HUMANA HECHA EN MÉXICO

 


Comentarios en torno al libro HIERNAUX, D.Construyendo una geografía humana. El estado de la cuestión desde México. Rubí: Anthropos Editorial / División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana. Iztapalapa, México, 2010. 255 p.

 

 

Martín M. Checa Artasu

Departamento de Sociología

Universidad Autónoma Metropolitana. Unidad Iztapalapa

 


Recibido: 22 de enero de 2011. Aceptado: 30 de marzo de 2011.

 


Palabras clave:Milton Santos, geografía humana, México.

Key words: Milton Santos, Human Geography, Mexico. 


 

En 1990,  Milton Santos en su libro Por una geografía nueva acuñaba el término rugosidades para definir la historia cristalizada en las formas espaciales de un territorio determinado. Esa solidificación era tan evidente que según el geógrafo brasileño, no debía pasarse por alto, tanto para que fuese estudiada como para entender los cambios que sobre esas formas espaciales habían acontecido y acontecían en el momento de ser estudiadas.

 

Unos años más tarde, en 1999, Michel Phlipponneau, en su monografía Geografía aplicada  cuestionaba el estado de la geografía francesa en relación con su utilidad respecto a las demandas de la sociedad, lo que él eufemísticamente llamaba “poner  la geografía al servicio de la acción”. Ese mismo año y en la misma línea, Jacques Lévy en su monografía  Le tournant géographique,  alentaba a la reactivación de la teoría geográfica con el ánimo de reanudar el contacto, de manera más abierta, decía él, con la acción, con la sociedad y con el mundo, puesto que se estaba dando cada vez más importancia al espacio, al unísono que también lo hacían las otras ciencias sociales.

 

Así, las rugosidades de Santos y la puesta en acción  de los geógrafos franceses, son dos de los aspectos que en primer término y vinculados a la realidad de la disciplina en México sugiere el libro Construyendo una geografía humana, coordinado por Daniel Hiernaux, uno de los fundadores, a la par que docente en la licenciatura de geografía Humana de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa.

 

Aspectos que plantean algunas cuestiones: ¿Cómo se han analizado desde la geografía, las rugosidades mexicanas, en sus diferentes vertientes?, ¿Cómo puede atender las demandas de la sociedad la geografía humana hecha en el país, ahora que ya existen diversas universidades que ofertan licenciaturas e incluso cursos de posgrado?  Son preguntas que de alguna manera responde este libro. Así, en éste a través de once capítulos, se da noticias de cómo se ha analizado y estudiado el territorio mexicano por las diferentes subdisciplinas de la ciencia geográfica. Estos son:


1.     
La geografía mexicana: prolegómenos por Omar Moncada, investigador del  Instituto de Geografía de la UNAM


2.     
La geografía regional en México. Aproximaciones a la obra y sus autores, escrito por Javier Delgadillo y Felipe Torres, ambos investigadores en el Instituto de investigaciones económicas de la UNAM


3.     
La geografía urbana mexicana: de la tradición a la refundación por Alicia Lindón de la licenciatura de geografía Humana de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa.


4.     
La geografía rural en México: antecedentes y desarrollos recientes, redactado por Héctor Ávila, del centro regional de investigaciones multidisciplinares de la UNAM


5.     
Geografía económica: debates y contribuciones desde México por Rocío Rosales de la licenciatura de geografía Humana de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa.


6.     
La geografía histórica de México, 1950-2000 por Héctor Mendoza del  Instituto de Geografía de la UNAM y Karina Busto de El Colegio de México.


7.     
La geografía de la población mexicana. La sociodemografía espacial ante los nuevos giros teóricos de la geografía humana por Cristóbal Mendoza de la licenciatura de geografía Humana de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa.


8.     
La geografía del turismo en México: entre lo dicho y lo no dicho por Daniel Hiernaux.


9.     
La geografía política mexicana: la búsqueda de su identidad territorial por Guadalupe Galindo del Departamento de geografía de Universidad Autónoma de San Luís Potosí.


10. 
La geografía cultural en México: entre viejas y nuevas tendencias, de Liliana López Levi de la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco.


11. 
La geografía del transporte en México de Luís Chías del  Instituto de Geografía de la UNAM

 


La lectura de los diferentes capítulos propone, aunque no explícitamente, el salto necesario, inevitable de pasar a la acción, de ser útil a la sociedad y por ende, de formar profesionales capaces de ello y con obligación de emprender profesionalmente. 

 

En segundo lugar, este libro nos retrotrae a una cuestión todavía no resuelta, y poco debatida, al menos en México, la unicidad de la disciplina. ¿Es una sola disciplina o es una disciplina con dos vías, es decir la física  y la humana? En 2004, John Matthews y David Herbert (2004), geógrafos de la University of Wales nos proponían el “Manifiesto por el futuro de la geografía”. Defensores de la “unifying geography”, argumentaban que sólo los geógrafos serían capaces de conciliar y maximizar  las fortalezas de la disciplina, en cuanto útil y válida para el análisis de diversas problemáticas actuales con las debilidades de la misma ceñidas a la división por distintas lealtades nacidas dentro de la geografía. Conciliación que pasaba por la revisión de los puntos en común y de las necesidades surgidas al calor de dar respuestas a problemáticas específicas.

 

Esta monografía da por sentada la existencia de una geografía humana, supuestamente separada de la geografía física. Duplicidad supuesta que no se hace explicita, en el libro, y que queda como un debate acaso pendiente, y pospuesto ante los propios esfuerzos, de los que da cuenta este trabajo. Tendentes todos a desarrollar y vertebrar una geografía humana en México, que por otro lado, bebe y toma recursos de disciplinas colindantes. Por ello, en el libro se echa en falta las temáticas ambientales o los estudios en relación al paisaje, ya sea desde su simple análisis, ya sea desde una posición encaminada a favorecer el ordenamiento territorial, campos estos claramente desatendidos en México.

 

Entrando en lo que es la monografía tiene claros visos revisionistas, no ideológicos por supuesto, pero si, casi deconstructivistas. Se trata, no de una autobiografía, ni de un autorretrato, ambos no exentos de caer en lisonjas o en confesiones o en búsquedas de una redención imposible. Es una clara y contundente revisión, a ratos con adjetivos médicos, a ratos con acotaciones psicoanalíticas, de la geografía humana hecha en México en los últimos cien años. Revisión realizada por los distintos autores reunidos por Hiernaux y divididos por las disciplinas en las que se suponen especialistas. Contundencia, que lleva asociada la idea de un recuento necesario.

 

Da la impresión, aunque el coordinador de la obra no lo haga patente, que este ejercicio analítico había sido dejado de lado durante largo tiempo, aún a pesar de algunos intentos, como por ejemplo la monografía “La geografía humana en México: institucionalización y desarrollo recientes.” Coordinada por los geógrafos Adrián Guillermo Aguilar y Omar Moncada en 1994 o la compilación, con carácter más global: Tratado de geografía humana, coordinada por Alicia Lindón y el mismo Hiernaux. Intentos, a los que se deben añadir las tentativas parciales en el terreno de la geografía regional, la geografía histórica, la enseñanza de la geografía  o incluso a nivel de temáticas concretas, a través de la colección temas selectos de geografía del Instituto de geografía de la UNAM. 

 

Respecto a esa monografía de 1994 cabe decir que algunos autores que participaron en esa, ahora lo hacen en esta, 16 años después. Haciendo comparaciones, sorprenden algunos avances, por ejemplo, en relación a la geografía del transporte y el interés por parte de los estudiantes por a través de tesis trabajar esa temática, pero también, asombra el relativo estaticismo de subdisciplinas como la geografía histórica, en un país donde la historia más reciente ha devenido constructora de mitos y justificadora de acciones.

 

Volviendo al libro que nos ocupa, probablemente, esa característica revisionista y compilatoria hará que esta monografía se convierta en indispensable para las nuevas generaciones de geógrafos formados en la academia y para aquellos privilegiados que ejercen “el ser geógrafo en país del sol azteca”. Precisamente, para todos ellos este libro es un claro aviso de lo que queda por hacer, que es bastante más de lo que se cree. Es una advertencia para poner manos a la obra en la construcción de una geografía visibilizada y capaz de estar de acuerdo en los puntos capitales y medulares de lo que espera la sociedad de los geógrafos en los años venideros. Es una clara exhortación para establecer líneas maestras de actuación, a pesar de los intereses específicos de cada quién, que traten de cubrir carencias, analicen las problemáticas de mayor interés y algunas otras que parecen ser menores. Todo ello para que la geografía tenga un papel si acaso significativo en los organismos científicos del país y en algunos otros que canalizan algunas de las demandas de la sociedad. 

 

Y sí formalmente, el libro es una revisión de lo hecho desde las diversas subdisciplinas geográficas, la mirada en detalle de cada uno de los capítulos, pone sobre la mesa más carencias notorias que olvidos u omisiones. Estas, aclarémoslo, no son ni de los autores ni del coordinador, sino de la geografía mexicana en general.  Esas lagunas tienen una explicación diáfana a la luz de cómo se ha estructurado la geografía en México. Esta como es sabido, ha estado durante muchos años, centrada en una única institución. Hace apenas tres lustros que la unicidad en la docencia y la investigación geográfica se rompieron, abriéndose está, a lugares que aún hoy, son fuente de inspiración y de oportunidades, especialmente para la investigación y probablemente, para la docencia y la generación de recursos humanos capacitados. Me refiero a las facultades abiertas en el propio Distrito DF, en San Luís Potosí, en Jalisco, Chihuahua o en el Estado de México. La mayoría de estas con grupos más o menos consolidados y en algún caso, con unos alcances teóricos muy destacados, producción muy significada y especialización creciente.

 

En esa apertura, también se debe citar iniciativas más recientes, balbuceantes, en Quintana Roo, Michoacán, Veracruz, y Guerrero. La incipiente producción de estas, no se refleja en el libro, quizás por ser aún escasa o sencillamente, porque no decirlo por la falta de construcción grupal y visión estratégica de la que todavía adolecen y que no ayuda a visibilizar sus avances.

 

Sin embargo, esa omisión justificable, nos lleva a considerar otra cuestión, de la que si se deja constancia en el libro y que va a la fundamentos del supuesto edificio que se está construyendo, el de la geografía humana. Se puede entender, leyendo el libro que mayoritariamente, la geografía humana se ha hecho y se hace en gran medida desde la capital, tratando temáticas en clave nacional, implementada en aras de los programas de desarrollo, al menos así fue durante bastante tiempo, y ahondado en temas regionales o locales en momentos recientes. Eso que en sí no es negativo ha generado, inevitablemente, vacíos a la par que oportunidades. Hay que decir, que falta mucho por decir desde las diferentes subdisciplinas geográficas de lo regional y de lo local de México, y precisamente esto es la gran oportunidad de la geografía humana para los años venideros.

 

El libro no habla, y quizás lo debería haber hecho, de los grupos de trabajo e investigación que han existido, de cómo se han articulado y de cuáles han emergido en los tiempos más reciente. Se trata de un aspecto este que es una necesidad imperiosa para la disciplina geográfica, la construcción de grupos de investigación profesionales que integren y superen las acciones individuales de todos aquellos que hacen geografía en el país.

 

Así, lo que nos presenta el libro, son apenas los cimientos de un edificio, que por otro lado, se atisba extraordinario en sus posibilidades, tanto por poder dar cabida a muchos más,  como poder dar pie a al tratamiento de más temas, de más debates y más planteamientos teóricos. 

 

Leído el libro, cabe decir: Se han hecho notorias cosas pero queda mucho por hacer. Por ejemplo, en el ámbito de la geografía política, capítulo escrito por Guadalupe Galindo, donde hay grandes posibilidades en un terreno casi virgen, desde cuestiones electorales al análisis espacial de los grupos de poder, temática  ésta en la que han sabido incursionar con éxito la sociología y la antropología.

 

Respecto a la geografía cultural, Liliana López Levi  deja anotado que más que las nuevas emergencias en ese campo, faltan por tratar muchas cosas en aspectos más tradicionales de esta subdisciplina como son  las relaciones entre la geografía y la religión, la literatura, la construcción social del paisaje, etc. En el ámbito de la geografía urbana, capítulo escrito por Alicia Lindón, especialmente, en lo que se refiere al análisis de los agentes que hacen ciudad, las formas como está se ha ido construyendo, ya no en la capital y si en las restantes ciudades del país, respecto a lo que está aconteciendo tanto en los centros históricos como en las periferias; en la geografía del turismo, redactado por Daniel Hiernaux, una de las subdisciplinas donde la geografía debe decir muchas más cosas de las que ha dicho hasta la fecha y debe saber incardinarse en las estructuras políticas que deciden sobre esa temática y En la geografía económica, que como bien dice, Rocío Rosales, la autora del capítulo, está viviendo un proceso de consolidación donde se hace más compleja la interrelación entre economía y la visión espacial.

Consolidación no exenta de la aceptación de métodos y planteamientos novedosos.

 

Pero más allá de esto, el libro, en especial, algunos capítulos, el relativo a la geografía regional, escrito por Javier Delgadillo y Felipe Torres o a la geografía del transporte, redactado por Luís Chías, son una clara muestra, es un esfuerzo encomiable, diría que sobresaliente, de compilación, de recogida, a ratos exhaustiva de lo realizado. Todo ello, sin virar excesivamente hacía los intereses particulares de los autores de los textos, cosa que por otro lado hubiera sido comprensible.

 

Ese esfuerzo es el que también explica la contundencia de esta monografía, que creo puede convertirse en un parte aguas en la reflexión de lo que se espera  pueda ser la geografía humana hecha en México en los años venideros. Una geografía capaz de atender, ya  lo ha empezado hacer, a las necesidades que expresan los poderes estatales y locales. Reflexión que quizás, nos lleve por los vericuetos de la unidad de la disciplina que se reclaman desde el mundo anglosajón o de la practicidad y utilidad demandada por los estadounidenses, asiáticos o franceses o la variedad de propuestas que hoy nos ofrece la brasileña. Aspectos estos, todos extraordinariamente necesarios aquí, ahora que son más los que pueden salir con un título de geógrafo bajo el brazo.

 

Reflexión que también debe atender a reclamos más propios de la disciplina en México. Entre estos quiero apuntar, uno que me parece relevante. La inexistencia de un maestro o maestros. Sí, hay profesores, algunos adjetivados como investigadores, se repiten por doquier los mismos nombres de especialistas en esta o aquella temática, que en algunos casos pueden ser tildados de solitarios en la especialidad que tratan. Pero la geografía contemporánea mexicana adolece de falta de maestros, entendidos estos como aquellas personas de mérito relevante entre las de su clase, entre las de una misma disciplina, capaces de transmitir su saber con generosidad pero también de ser humildes en cuanto a seguir aprendiendo de los otros, de los más jóvenes y otros no que no lo son tanto, con el ánimo de orientarlos.

 

Creo que para ayudar a construir el edificio de la geografía humana en México se demanda ya, la presencia de algún maestro, alguien capaz de sentar las bases para dar rumbo a la disciplina y crear escuela, animando e incentivando a las nuevas generaciones, desde la humildad del que espera seguir aprendiendo. La historia de la disciplina en el país, no ha estado exenta de este tipo de personas, ahí están los casos de Tamayo, de Bassols, por citar dos de los más conocidos.

 

Y mientras, ese o esos maestros se acaban de hacer o se proclaman, son muy convenientes recopilaciones como la presente, pues no sólo nos informan del devenir de la disciplina, sino que sugieren cuestiones pendientes y debates abiertos. Todo ello, hace de Construyendo la geografía humana un libro extraordinariamente útil para marcar las líneas de acción a futuro de la geografía en México,  una de las ciencias sociales que más empuje, diversidad en el tratamiento de los temas y utilidad social ha adquirido en los últimos tiempos.

 

Copyright Martín Checa Artasu, 2011.
© Copyright Biblio 3W, 2011.

 

Ficha bibliográfica:

CHECA ARTASU, Martín. Sobre la actualidad de la geografía humana hecha en México. Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 30 de noviembre de 2011, Vol. XVI, nº 951. <http://www.ub.edu/geocrit/b3w-951.htm>. [ISSN 1138-9796].


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