Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. XVII, nº 976 (3), 20 de mayo de
2012
[Serie  documental de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

 

EL PROFESOR MANUEL DE SOLÀ-MORALES

Joaquín Sabaté Bel
Universidad Politécnica de Cataluña
joaquin.sabate@upc.edu

Recibido: 12 de abril de 2012. Aceptado: 25 de abril de 2012.


No es sencillo resumir en unos pocos párrafos una personalidad tan rica y compleja como la de Manuel de Solà-Morales. Es por ello, que me limitaré a comentar algún aspecto de su trascendente labor como profesor universitario. Debo empezar aclarando que considero que este cometido lo desempeña tanto en el sentido más estricto, o sea, desde la propia actividad docente dentro y fuera de las aulas, como asimismo a través de conferencias y escritos puntuales, o de sus proyectos y obras.

No fue nunca Manuel un profesor ortodoxo, más bien manifestó desde su inicio una actitud desenfadada, abierta y siempre atenta a cualesquiera aspectos de la cultura, mucho más allá del urbanismo y la arquitectura. No se preocupó en absoluto por tantas convenciones a las que una burocratización creciente esta abocando los quehaceres universitarios. Nunca mostró especial interés por cuestiones administrativas, ni por comisiones, quinquenios o puntos de docencia. Baste reseñar que alguien tuvo que insistirle, para que, ya casi al final de su actividad en la universidad, solicitara a la agencia correspondiente el reconocimiento a su fecunda labor de investigación mediante los correspondientes sexenios. O que, a pesar de la intensidad de su labor y legado en el Departamento de Urbanismo y en la Escuela de Arquitectura, tan solo pidió la dedicación completa, cuando asumió la dirección de esta última, y lo hizo casi por imperativo legal. Jamás perdió dos minutos en pensar en temas como el Journal Citation Reports, o en publicar en revistas indexadas. A título de ejemplo, alguno de sus textos más influyentes (Espacios públicos y espacios colectivos. Un nuevo reto: urbanizar lo privado), tan repetidamente citado, y que ha alimentado varias tesis doctorales, se publicó, como tantos otros textos suyos que alcanzarían notable trascendencia, en la prensa diaria (La Vanguardia, 12 de mayo de 1992). Y en ocasiones como ésta, la contribución del profesor supone un avance singular del conocimiento disciplinar, y la del ciudadano, siempre atento y comprometido, un estimulo para un enriquecedor debate cultural.

En relación a su gran trascendencia no cabe decir que Manuel fuera un autor extraordinariamente prolífico, preocupado, como tantos otros profesores universitarios, por publicar regularmente. Ni lo fue siquiera como arquitecto. Y sin embargo su legado ha marcado decisivamente el rumbo del proyecto y de la cultura urbanística del cambio de siglo, tanto dentro, como fuera de nuestro país.

¿Dónde radican entonces las claves de su tan singular legado?

Contestado de manera absolutamente sintética, diría que en la originalidad, intensidad, y exigencia en la concepción y desarrollo de sus ideas.

Manuel era capaz de convertir cualquier cuestión, por nimia que pudiera parecer, en motivo de estimulante discusión, en un verdadero ejercicio, a la vez intelectual y artístico. No olvidaré una tarde en su estudio, cuando él y Rafael Moneo se enzarzaron en una entretenida discusión sobre la curvatura más adecuada de la vía de acceso al aparcamiento semienterrado de los edificios residenciales que proyectaban en Lacua, mientras dos colaboradores aguardaban embelesados durante un par de horas, armados con sus rotring, el resultado de sus consideraciones, para poder dibujar dicha solución y finalizar los planos del proyecto.

Y en lo concerniente a la labor docente no existían cuestiones secundarias, ni límites para el refinamiento en las discusiones. Todo lo relativo a los programas, a los temas y explicaciones, o al trabajo desarrollado por los estudiantes, merecía una intensísima dedicación. Ello llevaba a debatir los ejercicios, o las lecciones a ser impartidas, sin apenas otro límite que el que señalaba la hora de entrada en el aula a presentarlas. En los años setenta se instituye alrededor de Manuel un hábito que aún persiste entre los miembros del departamento de urbanismo, el de acudir colectivamente a escuchar las presentaciones de los otros profesores, sobre cuestiones que se habían debatido previamente, y que se continuarían debatiendo una vez impartidas.

Una querida amiga se refirió a él recientemente como maestro de maestros. Y seguramente, como en los mejores casos, el magisterio de Manuel se proyecta incluso más en sus profesores, que en los estudiantes de grado. Su elevado nivel de auto-exigencia lo demanda igualmente de quienes le rodean. Lo recuerdo en más de una ocasión recriminando públicamente a algún compañero que había acabado de desarrollar una explicación en clase, todo aquello que le parecía impreciso o insuficiente. No impartió directamente muchísimas clases o conferencias, aunque en cada ocasión en que lo hacía, dejaba pinceladas de excelencia. Pero en cambio estaba detrás de cada una de las presentaciones de sus profesores.

Si nos atenemos a la singular trascendencia de su pensamiento, extraña que la haya alcanzado con un número no tan excesivo de artículos o libros. Pero es que en cada uno de ellos, la intensidad de su reflexión, la originalidad para descubrirnos nuevas cuestiones, o perspectivas diferentes de algo supuestamente conocido, la fertilidad de las ideas aportadas, su estimulante capacidad de presentarlas y la agudeza crítica de su mirada, los convierten en piezas únicas, que marcan un punto de inflexión en la interpretación de la temática tratada.

Destacan en un primer periodo los textos Sobre metodología urbanística, La ciudad y los juegos, Una medida de accesibilidad y Análisis factorial de las características urbanas del área del Besós, donde se reconoce aún claramente la huella de su paso por Cambridge.

Pero ya en 1974, junto con los primeros integrantes del Laboratorio de Urbanismo, que había fundado cinco años antes, publica dos obras seminales: Barcelona: Remodelación capitalista o desarrollo urbano en el sector de la Ribera Oriental y una primera versión de Las formas de crecimiento urbano, programa académico que tanto peso ha tenido hasta el día de hoy en la formación de sucesivas generaciones de arquitectos en diversas escuelas de aquí y de otros países.

A partir de este momento la mayor parte de sus textos se convierten en referencia obligada para estudiosos o profesionales. Sin haberse dedicado especialmente al campo del planeamiento urbanístico, la renovación del mismo en Cataluña durante los primeros ochenta, el denominado urbanismo urbano, no podría entenderse sin remitirnos a los trabajos que dirige con motivo del Congreso de Cultura Catalana, y en particular a sus textos sobre la identidad del territorio catalán en Cuadernos de Arquitectura. Quizás tampoco habría adquirido tanto relieve el debate sobre el proyecto de escala intermedia sin la reflexión que acompaña a tantos de sus proyectos en Barcelona y otras ciudades europeas, y muy especialmente, sin su singular La segunda historia del proyecto urbano.

Manuel es sin duda el inspirador, tanto a través de sus reflexiones y proyectos, como fundamentalmente de la formación de tantos profesionales, de la gran transformación urbanística de Barcelona en los años ochenta. O lo será, a través de tantos estudios pioneros (Ildefonso Cerdá; El Ensanche de Barcelona; Los ensanches una definición; Barcelona: ancho es el Ensanche; Diez lecciones sobre Barcelona, etc.) de la reconsideración de dicha pieza ejemplar, de la figura de Cerdá, o de la historiografía urbana de Barcelona.

Sus artículos desde 1974 en las páginas de Arquitecturas Bis, desde 1985 en UR, o más recientemente en Quaderns, eran esperados con la devoción de quien sabe que va a encontrar siempre una reflexión original y tremendamente sugerente. Y se convertían por ello, en tantas ocasiones, en puntos de inflexión sobre las cuestiones abordadas.

Y hace menos de cuatro años el profesor Solà-Morales nos regala una de las más extraordinarias reflexiones sobre urbanidad y ciudad, De cosas urbanas, que nos ilustra a través de una selección exquisitamente ordenada y comentada de sus proyectos y de media docena de textos previos. No fue su última lección, pero si quizás una de las más ambiciosas y completas, pues repasa buena parte de una vida dedicada a entender y servir a la ciudad, como él mismo la define.

Alguien podría pensar que no son tantos los proyectos ejecutados, aunque en la última década acomete un buen número de ellos en bien diversas ciudades europeas. Pero lo que resulta innegable es que todos ellos tienen en común una singular capacidad de captar el potencial del lugar y de dotar de sentido a ámbitos otrora carentes de urbanidad. La reinterpretación, tantas veces al límite, de las ciudades y temas abordados; la intensidad del esfuerzo en todo momento, desde el análisis del lugar a la concepción de las ideas base del proyecto; su vasta cultura urbanística; así como el cuidado balance entre compromiso teórico y práctica contextual, entre lo universal y lo concreto, hacen de muchas de estas intervenciones hitos clave en la historia de nuestro urbanismo reciente.

Al igual que el Contraplan de la Ribera fue un gran referente para el conocimiento de los procesos de construcción urbana, tantos otros proyectos lo son respecto a las difíciles cuestiones que abordan. Cabe destacar los barrios de Lacua (Vitoria), Terrasa, la Barceloneta y Sant Andreu (Barcelona), o La Sang (Alcoy), como singulares aportaciones al proyecto residencial; el Moll de la Fusta, el Passeio Atlantico (Oporto), el de Scheveningen (La Haya) o la plaza de La Marina (Malaga), con respecto al potencial recualificador de la obra pública; La Illa, como una de las más ricas interpretaciones de un espacio comercial urbano; o tantos otros proyectos que muestran como transformar márgenes fluviales y marítimos, carentes de valor y significación, en lugares plenos de urbanidad, como en las áreas portuarias de Badalona, Saint-Nazaire, Trieste, Amberes, Tesalónica o Génova.

En todas y cada una de estas “lecciones” encontramos el legado de un gran profesor, que lo construye desde la originalidad de su mirada, la intensidad de sus textos y proyectos y la absoluta exigencia en la concepción y defensa de sus ideas, como un esforzado ejercicio cotidiano, pero al tiempo, como una verdadera obra de arte.

 

© Copyright Joaquín Sabaté Bel, 2012.
© Copyright Biblio 3W, 2012.

 

Ficha bibliográfica:

SABATÉ BEL, Joaquín. El profesor Manuel de Solà-Morales. Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 20 de mayo de 2012, Vol. XVII, nº 976 (3). <http://www.ub.es/geocrit/b3w-976/b3w-976-3.htm>. [ISSN 1138-9796].

Volver al índice del nº 976
Volver al índice de Biblio 3W