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Scripta Vetera 
EDICIÓN  ELECTRÓNICA DE TRABAJOS PUBLICADOS 
SOBRE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
 
SEQUÍA Y CRISIS DE SOSTENIBILIDAD DEL MODELO DE GESTIÓN HIDRÁULICA
 
Leandro del Moral Ituarte (*)
 
Reproducido de MARZOL,Mª.V., DORTA,P. y VALLADARES,P. (eds.), Clima y Agua. La gestión de un recurso climático, Tenerife, 1996, p.179-188.

RESUMEN

La sequía que ha atravesado la mitad meridional de España no ha sido simplemente un episodio más de la irregularidad pluviométrica característica del clima mediterráneo, sino la expresión de una crisis de sostenibilidad del modelo de gestión hidráulica vigente en las últimas décadas en el país. En estas páginas se intenta identificar las raices históricas de este modelo de gestión, para a continuación definir sus características y sus implicaciones fundamentales.

Palabras clave: sequía, gestión del agua, sostenibilidad, política territorial.
 


SÉCHERESSE ET CRISE DE DURABILITÉ DU MODÈLE DE GESTION HYDRAULIQUE

RÉSUMÉ

La sécheresse qui frappe la moitié méridionale de l'Espagne n'est pas seulement un simple épisode de l'irrégularité pluviométrique qui caractérise le climat méditerranéen, mais l'expression d'une crise de durabilité du modèle de gestion hydraulique appliquée dans le pays au cours des dernières décennies. Dans cet exposé, nous entendons saisir les racines historiques de ce modèle de gestion pour en définir, ensuite, les caractéristiques et les implications fondamentales.

Mots-clés: sécheresse, gestion de l'eau, durabilité, politique territoriale.
 


DROUGHT AND CRISIS OF SUSTAINABILITY OF THE CURRENT MODEL OF WATER MANAGEMENT IN THE SOUTH OF SPAIN.

ABSTRACT

The drought in the southern half of Spain is not merely another instance of the irregular rainfall pattern typical of Mediterranean climates. In fact, it is the result of a crisis of sustainability in the management of hydraulic resources model implemented in Spain over the past decades. In this paper, we try to identify the historical roots of this model and subsequently to discribe its main features and implications.

Key words: drought, water management, sustainability, territorial policies.
 


I. INTRODUCCION

Entendiendo por sequía no el fenómeno meramente físico, meteorológico, de déficit de precipitaciones, sino el fenómeno social, definido por un desequilibrio en el balance entre los recursos hídricos disponibles y las demandas actuales, se puede afirmar que, globalmente considerada, la sequía que la mitad meridional de España, y específicamente Andalucía, ha atravesado entre 1992 y 1995 es, probablemente, la más grave desde la constitución de los órganos hidrográficos modernos, a partir de la década de 1920. Hasta donde llega el conocimiento preciso de la historia de la gestión del agua en la cuenca del Guadalquivir y en otras cuencas del Sur de España, nunca el desequilibrio total, en términos absolutos, entre las necesidades y las disponibilidades de agua había alcanzado la magnitud a la que se ha llegado en la coyuntura actual. (1)
 
  Sin embargo, los efectos de esta situación han sido amortiguados por mecanismos inexistentes en sequías anteriores, que siendo quizás menos graves desde una perspectiva estrictamente hidrológica, repercutían sobre la población de una manera más dramática de lo que lo ha hecho la última sequía. Los instrumentos técnicos con los que ahora se ha contado han permitido asignar los escasos recursos disponibles a las demandas más prioritarias (caso, por ejemplo, del mantenimiento del abastecimiento de Córdoba y Sevilla por medio de las tomas de emergencia del río Guadalquivir). Por otra parte, la situación actual se ha diferenciado de otras precedentes por la actuación de mecanismos económicos de compensación a las rentas agrarias, especialmente las subvenciones comunitarias por superficie a los cultivos herbáceos, sin cuya existencia, pese a todas sus insufiencies, no se podría entender la supervivencia del mundo rural durante los últimos cuatro años de sequía, ni mucho menos la notable tranquilidad social con la que se ha sobrellevado la situación.

Todo esto no ha hecho sino poner de manifiesto, una vez más, el carácter ambiguo de la sequía como fenómeno, al mismo tiempo, climático y socioeconómico, así como la naturaleza evolutiva y fluctuante de los umbrales a partir de los cuales la falta de agua provoca perjuicios en la sociedad (PITA LOPEZ, 1991) y, por consiguiente, la relevancia del modelo de gestión del agua como una de las principales expresiones de la dialéctica sociedad-clima.
 
 

II. LAS RAICES HISTÓRICAS DEL MODELO DE GESTIÓN DEL AGUA VIGENTE.

Sin que lo que sigue a continuación signifique renunciar a identificar factores más inmediatos y concretos, hay que empezar subrayando que la situación actual de creciente desequilibrio entre demandas y recursos hidráulicos es la consecuencia de una trayectoria de más de cien años de mitificación y exaltación de la función del agua como el elemento esencial del desarrollo económico y social del país, en general, y del mundo rural, en particular (LOPEZ ONTIVEROS, 1995). Sin comprender este hecho, que no es una peculiaridad de la trayectoria hidráulica española (SCHMIDT y PLAUT, 1995) no se pueden ni identificar las raices del problema, ni entender la inercia de valores profundamente arraigados en la conciencia colectiva.

No acabamos de salir todavía del ciclo de política hidráulica cuyo máximo exponente, aunque no el más remoto, es Joaquín Costa. La propuesta de regeneración de España basada en la expansión de regadío que Costa formuló se puede sintetizar gráficamente en la siguiente sentencia, muchas veces repetida: la política hidráulica "expresa en cifra toda la política económica que cumple seguir a la nación para redimirse".

En esa misma línea del regeneracionismo hidráulico, Ricardo Macías Picavea remachaba la idea de Costa diciendo: "en el mal régimen de sus aguas estriba la causa única y suprema de los numerosos males, fealdades y daños que aquejan a la nación".

Los rasgos esenciales de la concreción de esta concepción, en absoluto exclusiva de España, han sido la dimensión "nacional, patriótica, suprapartidista" de la política hidráulica; la necesidad de la intervención estatal directa en la realización de las obras; y la puesta en marcha de una política de generación de recursos, una auténtica política de oferta de recursos, al extremo que el gran problema que en algún momento del pasado llegó a presentarse fue el de la infrautilización de grandes obras de regulación y conducción ya construidas.

Este ciclo largo de política hidráulica, formulado a finales del siglo XIX, solamente alcanzó su máxima proyección operativa en las décadas de 1960, 1970 e incluso 1980. De hecho, el mayor ritmo de transformación en regadío por el Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA) se produjo en el quinquenio 1980-1985 con una superficie de 196.621 ha. (ver cuadro II).
 
CUADRO II: SUPERFICIES TRANSFORMADA EN REGADIO POR EL IRYDA EN SUS ZONAS DE ACTUACION Y EN ZONAS DE ACTUACION COORDINADA CON LA DIRECCION GENERAL DE OBRAS HIDRAULICAS 
Año  Superficies acumuladas (ha.) Superficies acumuladas (ha.)
Hasta 1951 9.886 9.886
1955 79.211 89.097
1960 131.159 220.256
1965 139.379 359.635
1970 159.127 518.762
1975 154.755 673.517
1980 120.029 793.546
1985 196.621 990.165
1990 58.787 1.048.954
Fuente: SUMPSI VIÑAS, 1994.
  El Anteproyecto del Plan Hidrológico Nacional de marzo de 1993 supone la culminación de este ciclo: aunque se abre a nuevos conceptos (medio ambiente, calidad, defensa del dominio público hidráulico), esencialmente se sigue situando, sin ocultarlo, en la vieja línea de concepción de la Política Hidráulica costista. Así, al final de la introducción de la Memoria del Anteproyecto se dice literalmente: "La Ley viene a dar solución definitiva a problemas que no la tienen todavía, y ello en visperas del comienzo de un nuevo siglo en el que el viejo sueño de Costa podrá, por fin, hacerse realidad, aunque no se limitará exclusivamente a su Litera querida: el Esera y muchos otros Eseras recorrerán la piel de España y sus aguas límpias serán, recordando la letra poética costista, su sangre, su rocío y su oro, el camino de la liberación y de la riqueza colectiva" (MOPTMA, 1993).

Este mito, unido a otros ingredientes, también ha arraigado profundamente entre los pequeños campesinos y los jornaleros sin tierra: sirva de ejemplo el hecho de que el 1º de Mayo del año en curso el Sindicato de Obreros del Campo (SOC) ocupó la finca La Romana de 627 hectáreas, situada en el término municipal de Utrera (Sevilla) y que pertenece al Patrimonio del Estado. Actualmente, según la organización covocante de la ocupación, la finca está semiabandonada y si se pusiera en regadío podría generar unos 100 millones anuales en jornales y dar trabajo permanente a unas 40 o 50 familias.
 

III. IMPLICACIONES DEL MODELO REGENERACIONISTA DE POLÍTICA HIDRÁULICA

Las consecuencias fundamentales de esta orientación de la política de aguas se pueden sintetizar de la siguiente manera:

1. Desarrollo de una política de oferta, caracterizada por la constante expansión de los recursos hídricos disponibles por medio de infraestructuras de financiación pública, que han puesto a disposición de determinados grupos sociales, especialmente los propietarios de la tierra, agua abundante y barata, en ocasiones incluso con anterioridad a la existencia de una demanda consolidada (mucho menos solvente) de la misma (ARROJO, 1994).

2. Un grave deterioro del patrimonio natural hidráulico: impactos sobre los regímenes hidrológicos naturales, sobre zonas húmedas, sobre agua subterránea (contaminación, sobreexplotación, salinización). Es conveniente destacar que en las circunstancias actuales, se está acentuando la presión hasta niveles desconocidos en etapas anteriores sobre las aguas subterráneas, últimas fuentes de recursos disponibles en muchas ocasiones, con consecuencias en algunos casos conocidas y en otros imprevisibles.

Dos son los datos recientes más destacados en relación con este fenómeno. Por una parte, la extensión de la práctica de explotación de reservas subterráneas no renovables desde áreas en las que esta práctica forma parte de la gestión institucional del agua (en el Plan Hidrológico de la Cuenca del Segura, por ejemplo, se admiten valores de 310 hm3/año) a otras (por ejemplo, la cuenca del Guadalete-Barbate) en las que hasta el momento se excluía esta perspectiva. Por otra, la intensificación de la polémica sobre los niveles de explotación actual y las auténticas posibilidades de estos recursos, con posiciones notablemente, en ocasiones radicalmente, contradictorias entre los diferentes especialistas en recursos hipogeos (SAHUQUILLO, 1994).

3. Pero también, en un nivel más específicamente referido a la gestión del agua, el modelo regeneracionista de gestión del agua ha implicado un proceso combinado de sobreestimación de los recursos y de relajación del control sobre el incremento de las demandas.

En relación con el primer aspecto, puede afirmarse que la planificación hidráulica en España ha incurrido históricamente en la hipertrofia de los sistemas de distribución en relación con la capacidad de regulación prevista. En estos momentos, el volumen de los recursos disponibles -pese su enorme crecimiento en los últimos 50 años y a la importante inversión en infraestructuras de los últimos 15 años- sigue corriendo a la zaga de la demanda actual y futura, como siempre lo ha hecho, salvando breves periodos de engañosa abundancia.
 
    Por lo que respecta al segundo aspecto, es de destacar la relajación del control sobre el incremento de las demandas agrarias y urbanas por parte de las distintas administraciones con competencia para ello. En este sentido, destaca el crecimiento del regadío en Andalucía en los últimos diez años -en un contexto de creciente déficit hídrico- que, en una estimación que no incluye la totalidad de las superficies sin concesión pero realmente regadas, se puede evaluar como se recoge en el cuadro III:
 
CUADRO III: INCREMENTO DEL REGADIO EN ANDALUCIA EN LOS ULTIMOS 10 AÑOS. 
CUENCA HIDROGRAFICA SUPERFICIE
Guadalquivir  76.978 Ha.
Guadalete-Barbate  8.558 Ha.
Sur  21.885 Ha.
Guadiana II 11.600 Ha.
Segura 1.500 Ha. 
Total 119.521 Ha.
Media anual 12.000 Ha/año.
Fuente: COROMINAS, 1995.
Realmente, hasta el momento presente la demanda ha sido tratada por la administración hidráulica española como la variable independiente del problema, en lo que se refiere al ajuste de los balances hídricos. Dando por supuesto que el orden de prioridad de atención a tales demandas de futuro se establece mediante criterios de servicio público, la oferta ha funcionado como la variable dependiente y se ha asignado al Estado la misión de poner los medios económicos precisos para cubrir el servicio público demandado, a precios que, por lo general (con notables excepciones en usos agrarios muy intensivos del sur y sureste), siguen estando fuertemente subvencionados. En la dinámica real de los hechos, la influencia de los grupos de presión, la inercia organizativa de las administraciones implicadas (Confederaciones Hidrográficas principalmente) y la espectativa generada en los agricultores y otros usuarios, a consecuencia del precio simbólico del agua, hacen que las demandas expectantes se multipliquen sin medida (ARROJO, 1994).

Es digno de ser destacada en este sentido la evaluación de la demanda futura que se incluía en el Proyecto de Directrices de la Confederación Hidrográfica del Segura, con un déficit actual de 500 Hm3/año entre los recursos renovables disponibles (incluidos los aportados por el Trasvase Tajo-Segura) y los usos consuntivos (ver cuadro IV).
 
CUADRO IV: USOS CONSUNTIVOS DEL AGUA Y PREVISIONES DE DEMANDA EN EL AMBITO DE LA CONFEDERACION HIDROGRAFICA DEL SEGURA (en Hm3/año). 
USOS ACTUAL AÑO 2002 AÑO 2012
Urbano 200 294 376
Industrial 38 50 58
Agrario 1.328 1.923 2.106
Total 1.566 2.267 2.540
Fuente: OLCINA CANTOS y RICO AMOROS, 1995.
4. Una cuarta implicación del actual modelo de gestión del agua consiste en las graves deficiencias en el control del cumplimiento de la normativa y las regulaciones vigentes (usos sin concesión, incumplimientos en el pago de cánones y tarifas, descontrol de vertidos).

En relación con el tema del incumplimiento de las obligaciones económicas, en general muy bajas a consecuencia de la fuerte subvención de costes, es significativo destacar el balance que sobre el periodo 1986-1993 ofrecía el Ministerio de Obras Públicas, Transporte y Medio Ambiente a finales de 1994 (cuadro V).
 
CUADRO V: LAS CUENTAS DEL AGUA EN EL PERIODO 1986-1993  (En millones de pesetas). 
Facturado (A) Cobrado (B) B/A
Canon de regulación 29.193,0 18.916,5 0,65
Tarifas de utilización 77.104,0 65.638,5 0,85
Canon de vertido 35.351,1 35,351,1 0,47
Canon de ocupación 1.092,6 874,2 0,80
Fuente: M.O.P.T.M.A. 1994.
  En el Simposio Iberoamericano sobre Medio Ambiente y Municipio recientemente celebrado en Sevilla, discutiéndose sobre la relación de la administración con la normativa ambiental, se calificó, con razón, a los organos de gestión hidráulica como una "administración sin recursos, disminuida e impotente, que víctima de la situación rebaja los objetivos irreales previamente fijados" (JORDANO FRAGA, 1995). Este juicio se puede extender sin duda a otros aspectos de la gestión del agua, no solamente a los referidos a la calidad.
 
IV. PRIORIDADES DE LA ACTUACION FUTURA.

Frente a la situación de déficit estructural y conflicto generalizado, los principales retos que la administración del agua tiene planteados en estos momentos podrían sintetizarse en los siguientes:

1. Aproximar la legalidad y las declaraciones de intenciones a la realidad. En este orden de cosas, la principal medida pendiente sería avanzar en el cumplimiento efectivo de la normativa y la regulación vigente, con la asignación realista de los medios humanos y técnicos necesarios para dicha tarea.

2. Reforma del régimen económico-finaciero del agua en la línea de lo que se intentó en el borrador de 1992 del Anteproyecto de Plan Hidrológico Nacional. En este sentido se debe avanzar no sólo en la incorporación efectiva en cánones y tarifas de los costes de infraestructuras, sino en la internalización del valor intrínseco del agua como recurso escaso y como patrimonio natural perteneciente a todos los españoles.

No se trata de desconocer las dificultades financieras del sector agrario, pero sí de asumir que la solución no es subvencionar un factor de producción escaso, como es el agua -que además está afectado por importantes costes ambientales y sociales- con lo que ello supone de incentivo para su utilización poco eficiente.

También en los abastecimientos urbanos se presentan claras posibilidades de intensificar la progresividad del sistema tarifario. Aunque en este caso los efectos cuantitativas son menores, no se puede desconocer la significación cualitativa de este sector -progresiva escasez de los recursos de calidad y alto coste de producción del agua potable- y sus efectos sobre la formación de una cultura de ahorro y de conservación del recurso.

3. Asumir el coste de los programas de modernizacion de redes. Un sistema de gestión moderna y eficaz del agua en una región subárida como la nuestra no puede permitirse niveles de pérdidas en redes como las que son sobradamente conocidas: las 652.000 ha. oficialmente regadas en Andalucía (la cifra puede ser considerablemente mayor), con una dotación neta de 6.275 m3/ha/año (media ponderada), podrían permitir un ahorro neto de 844 m3/ha/año, lo que supondría un volumen de en torno a 550 millones de m3/año. Es cierto que estas cifras sólo son aproximadas y que existe una fuerte polémica sobre la eficiencia real de las operaciones de modernización teniendo en cuenta el actual régimen de aprovechamiento en cascada, que hace que los retornos resultado de los despilfarros de ciertos regadíos sean utilizados por los situados aguas abajo, salvo en los tramos inferiores de las cuencas con desagües directamente al mar. Tampoco se puede olvidar el debate sobre los impactos medioambientales y paisajíscos de la alteración de los antiguos sistemas de riego.

En cualquier caso, dando por sentado que la modernización de las infraestructuras de transporte y distribución así como de las técnicas de aplicación en parcela es una necesidad obvia que debe ser abordada con urgencia, lo que queda por definir es el régimen económico financiero de la operación. Este es un tema de gran importancia, teniendo en cuenta el alto coste de los programas de modernización, con inversiones unitarias muy elevadas (vease cuadro VI).
 
CUADRO VI: COSTES DEL AHORRO DE AGUA EN EL REGADIO 
Actuaciones en infraestructuras  Coste unitario de la principal inversión (pts/m3/año) 
1er tramo 225
2º tramo 500
Actuaciones en redes secundarias
3º tramo 1.340
Actuaciones en pequeñas zonas regables
4º tramo 755 
Fuente: MOPTMA, 1994.
  4. Pero dados los grandes déficits acumulados, todo parece indicar que el ahorro no es suficiente para superar los grandes desequilibrios existentes. Baste observar la serie de dotaciones de las 300.000 ha. de regadíos del sistema de explotación de la regulación general de la cuenca del Guadalquivir. Aun sin incluir el pasado año de 1995, en el que se suspendieron los propios riegos de emergencia para la salvación de las plantaciones, la dotación media entre 1983 y 1994 ha sido de 4.732 m3/ha. (ver cuadro VII), muy lejos de los 7.500 considerados necesarios con los actuales niveles de eficiencia de la aplicación del agua. Con estos niveles de déficit estructural, difícilmente se puede plantear que de la modernización de estos regadíos se liberen recursos para satisfacer otras demandas: con los recursos que la modernización pudiera generar lo único a lo que se podría aspirar es a aliviar los déficits de dotación que estos regadíos vienen padeciendo.
 
CUADRO VII: DEFICIT ESTRUCTURAL DE LOS REGADIOS DEPENDIENTES DE LA REGULACIÓN GENERAL DE LA CUENCA DEL GUADALQUIVIR 
AÑO DOTACION (m3/ha)
1983 3.010
1984 6.549
1985 7.742
1986 7.639
1987 7.045
1988 7.283
1989 2.358
1990 6.099
1991 5.452
1992 2.418
1993 200
1994 1.000
Media 4.732
Fuente: CONFEDERACIÓN HIDROGRÁFICA DEL GUADALQUIVIR, 1994.
Por este motivo, es necesario asumir explícitamente el gran problema de la gestión del agua en el sur de la Península a medio y largo plazo: la moratoria respecto de los nuevos planes de puesta en riego y la desafectación selectiva de ciertas zonas regables. Esta va a ser una de las cuestiones más complejas de la política territorial andaluza: ¿qué regadíos deben ser reducidos?

En relación con esta cuestión, se presenta el fuerte debate sobre la mayor eficiencia de los mecanismos basados en los derechos de propiedad y mercado frente al dominio público y la planificacion. En España, sin embargo, el marco jurídico-institucional ha consolidado recientemente la segunda fórmula (Ley de Aguas de 1985), con la extensión del dominio público a las aguas subterráneas y la institucionalización de la planificación hidrológica como marco necesario para cualquier intervención sobre el agua.

En este contexto, a las consideraciones sobre la eficiencia económica de la reasignación de recursos, se añaden dos grandes problemas: en primer lugar, el reparto social de los recursos disponibles, en segundo lugar, los criterios de orden territorial.

Por lo que se refiere al primero, de la misma manera que en el caso de reparto de los recursos escasos en situaciones coyunturales de sequía, hay que poner de relieve los efectos de cualquier política de desafección sobre las pequeñas explotaciones familiares.

En relación con el segundo problema, hay que afrontar, entre otros, un tema central: la coincidencia espacial de las mejores condiciones climáticas para el regadío (el litoral, con una productividad media del agua por encima de 130 pts/m3, frente a las menos de 50 pts. de las zonas más ricas del interior) con la concentración de otras potencialidades territoriales: desarrollo residencial, turístico e industrial. Los criterios de política territorial (prioridades en relación con los procesos migratorios previsibles, fenómenos de desertización, congestión urbana, soporte de actividades en áreas marginales, dinamización de áreas estancadas o conservación de espacios y recursos naturales) habrán de ser el marco necesario para la toma de las decisiones de la política hidráulica.
 
 
  NOTAS

1. En este contexto, el fenómeno de la relación entre disminución de las precipitaciones y aportaciones (escorrentías) merecería un tratamiento específico (ver cuadro I).
 
CUADRO I: PRECIPITACIONES Y APORTACIONES EN DIVERSAS  CUENCAS HIDROGRAFICAS 
Cuenca Periodo Diferencia de aportaciones entre la 1ª y la 2ª mitad del periodo (%) Diferencia de aportaciones entre la 1ª y la 2ª mitad del periodo (%)
Duero 1977-88 -8,5 -19,8
Tajo 1977-88 -8,0 -36,0
Guadalquivir 1961-89 -15,1 -50,1
Ebro 1961-84 -5,6 -21,2
Fuente: DIRECCIÓN GENERAL DE CALIDAD DEL AGUA.
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(*) Departamento de Geografía, Universidad de Sevilla.


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