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Scripta Nova. 
 Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. 
Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9788] 
Nº 69 (10), 1 de agosto de 2000
INNOVACIÓN, DESARROLLO Y MEDIO LOCAL.
DIMENSIONES SOCIALES Y ESPACIALES DE LA INNOVACIÓN
Número extraordinario dedicado al II Coloquio Internacional de Geocrítica (Actas del Coloquio)
URBANIZACION E IMPLANTACION DE NUEVAS TECNOLOGIAS URBANAS : ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LOS CASOS DE BURDEOS Y BILBAO AL FINAL DEL
SIGLO XIX Y PRINCIPIOS DEL XX.

Alexandre Fernandez

Université Michel de Montaigne-Bordeaux III,
Maison des Pays Ibériques de Bordeaux



Urbanización e implantación de nuevas tecnologías urbanas: algunas reflexiones sobre los casos de Burdeos y Bilbao al final del siglo XIX y principios del XX (Resumen)

La relación entre implantación de redes técnicas y urbanización es un juego que vincula a tres jugadores: la oferta, la demanda y las administarciones municipales. Estudiar los casos de Burdeos y de Bilbao permite de observar cómo se configuró la dinámica de la instalación de las redes técnicas y cuáles fueron los fundamentos originales en la elección de los modos de regulación de ese proceso.

Palabras clave: agua, gas, electricidad/ redes/ regulacion/ politica municipal



Urbanisation et implantation des réseaux techniques: quelques réflections sur les cas de Bordeaux et Bilbao à fin du XIXème siècle et inices du XXème (Résumé)

La relation entre implantation des réseaux techniques et urbanisation est un jeu à trois partenaires:  l'offre, la demande et les administrations municipales. Les cas de Bilbao et de Bordeaux permettent d'observer la configuration de la dynamique de l'implantation technique et de tenter de saisir les fondements à l'origine des choix du mode de régulation du phénomène.

Mots-clefs: eaux, gaz, électricité/ réseaux/ régulation/ politique municipale


Urbanization and technological networks introduction: some reflections about the  cases of Bordeaux and Bilbao at  the end of XIXth century and beginning XXth century (Abstract)

Urbanisation and Technological Networks growth -water, gas, electricity- are linked by a three-partners play:  the supply, the demand and the city-Councils. So, we have to see the conditions of the interaction between technical growth and the choices of regulation. The comparative study of the cases of Bilbao and Bordeaux is the opportunity to try to explain this process.

Key-words : water, gas, electricity/ networks/ regulation/ municipal policy


El tema de la implantación de las tecnologías urbanas de la segunda industrialización (abastecimiento de aguas y saneamientos, alumbrado, redes de energía y comunicación) se integra por una parte en las investigaciones más amplias sobre la evolución de los servicios urbanos colectivos (que incluye también la vialidad y el transporte urbano, recogida de residuos sólidos, provisión y ordenación de suelo urbano, servicios sociales, intervenciones disciplinares del mercado, defensa contra incendios, etc.). Desde hace algunos años, son estos temas los que interesan a varios estudiosos en Europa : en España, los últimos congresos de la Asociación de Historia Económica (Gerona, 1997) y de la Asociación Internacional de Historia Económica (Madrid, 1998) han consagrado sesiones dedicadas al tema (1). Cabe decir que de un tiempo a esta parte con la conjunción de la llegada de nuevas tecnologías -televisión por cable, teléfono mobil...- y la oleada liberal en Europa que altera los modelos vigentes de administración y de regulación de estos tipos de bienes y servicios, el tema ha pasado a formar parte de la actualidad.

Este trabajo no pretende realizar una comparación entre las dos ciudades de Bilbao y Burdeos, sino extraer lo que sabemos sobre estos dos casos para poner de relevancia algunas reflexiones que deberán servir para un posterior debate.

Lo que enlaza la relación entre urbanización e implantación de nuevas tecnologias urbanas es un juego con tres jugadores : la oferta, la demanda y las administraciones municipales : de ahí, se puede observar cómo se configuró la dinámica de la instalación de dichas técnicas y cuál fueron los modos de regulación elegidos para este fin. Asimismo se intentará determinar los lazos que unen innovaciones técnicas e innovaciones administrativas.

La dinámica de la implantación

Estudiar el proceso de implantación y el funcionamiento de las nuevas tecnologías urbanas es poner en relación dos ejes estructurantes de la segunda industrialización :

1º la aparición de nuevas tecnologías disponibles : el gas, la electricidad y también el suministro de aguas. Claro que el abastecimiento de aguas no es cosa nueva; pero, las condiciones de implantación y de explotación cambian de tal manera -es lo que Juan Manuel Matès Barco llama el SMAP (sistemo moderno de aguas potables) (Mates Barco, 1999) - que también se puede hablar en este caso de nuevas tecnologías (2);

2º el crecimiento urbano : en lo que se refiere a las dos ciudades aqui consideradas,

- Burdeos tenía 104 000 habitantes en 1841, 131 000 en 1851, 163 000 en 1861, 194 000 en 1872, 240 000 en 1886, 256 000 en 1896, 260 000 en 1911;

- Bilbao, 13 000 en 1840, 18 000 en 1857, 33 000 en 1877, 51 000 en 1887, 74 000 en 1897, 94 000 en 1910, 102 000 en 1920.

En un primer análisis, si dibujamos una línea ideal que describa el desarollo del proceso de modernización técnica y social de las ciudades al final del siglo XIX y principios del XX, tenemos pues, por un lado la oferta de tecnología, y por otro la demanda social. Cada cual buscando el punto de ajuste idóneo en cada momento del proceso general. Claro que el sentido de la relación oferta-demanda no es univoca. Lo que hay -y es lo que le da el dinamismo al proceso- son relaciónes tremendamente entrecruzadas.

Cada uno de los servicios aquí mencionados -aguas, gas, energía eléctrica- tiene sus propias características de producción y de suministro, que además pueden ir evolucionando. Y aún es más, los objetivos perseguidos por las administraciones municipales también cambian así como los medios de presión empleados por los grupos buscadores de renta influyen sobre las decisiones públicas (Antolín, 1991, 284).

Así es que, si la económía de la elecricidad, en los primeros años, y hasta ya bien entrado el siglo XX, fue impulsada por la oferta -las empresas que proponian nuevos productos y que buscaban mercado-, la del agua estuvo  más vinculada al aumento de la demanda : el crecimiento del número de habitantes y las nuevas normas de consumo vinculadas a la aparición de usos de higiene y de bienestar imponían que surgiesen nuevos modos de captación de recursos y de suministro a los ciudadanos.

Repetimos que el sentido de las relaciones oferta-demanda no es fijo y perenne : así, el desarrollo tecnológico y la aparición de nuevos materiales como el acero o el cemento facilitó parte de las nuevas posibilidades y la búsqueda de soluciones y alternativas eran continuas : construcción de grandes canalizaciones , disposición de redes de distribución y depósitos para su almacenamiento, nuevos materiales para conseguir una mayor eficacia en el suministro domiciliario. La nueva tecnología industrial hizo posible cubrir las nuevas necesidades en agua (3)

La oferta de servicios técnicos urbanos en un contexto de innovación.

Burdeos tanto como Bilbao no fueron tierras de invención, ni siquiera de innovación, pero sí fueron lugares de aplicacíon temprana (se entiende en su respectivo contexto nacional) del gas y, en el caso de Bilbao, de la electricidad.

¿ Quiénes fueron, pues, los que implantaron estas tecnologías ?

Hay que distinguir el gas de la electricidad, por razones no sólo cronológicas.

En el caso del gas, cuando ya llega al despacho del Alcalde una petición para implantar una fábrica y edificar una red, suele emanar de una empresa de tamaño medio, ya especializada -es decir que se trata de una sociedad que a menudo tiene su sede social fuera de la ciudad y que suele proponer a varias ciudades el mismo tipo de negocios: en 1832, la Compagnie Impériale et Continentale, cuya sede estaba en Londres, en Burdeos; en 1844 la Compagnie Générale Provinciale du Gaz de Brest, en Bilbao (4)-. Lo que busca la compañia es alcanzar una situación comercial que permita la remuneración de los capitales invertidos en la construccíon de la fábrica y que pueda en cualquier momento cubrir los gastos de producción del gas (tanto en Burdeos como en Bilbao es necesario importar carbón). Por lo tanto, en un mercado aún muy reducido - es decir el alumbrado público y escasos usos particulares hasta los años 1880- hay que hacerse con la exclusividad de la explotacíon.

En el caso de la electricidad las cosas parecen ser un poco distintas. La aparición de la electricidad industrial ocurre en un periodo histórico caracterizado por la acumulación de innovaciones técnicas (es el eje técnico del proceso histórico que se suele llamar « segunda revolución industrial ») y un zeitgeist, un contexto, favorable. Es un periodo en el que el espíritu general suele ser bastante receptivo a las innovaciones (véase pocos años más tarde el despegue de la industría automóvil por ejemplo) y no faltan individuos para lanzarse a los negocios (¡sólo en Bilbao, se registran entre 1886 y 1901 más de 900 creaciones de sociedades!).

En una primera fase, se encuentra a menudo, empresarios individuales « aventureros », tal como Constancio Brouk que solicita en 1881 una autorización para la iluminación eléctrica incandescente alimentada por una central de vapor (5), como los señores Bergé y Campa en 1889 (6) o como Emile Tricoche que instala en 1887 una máquina dinamoeléctrica en Burdeos (Fernández, 1998) y la decena de otros precursores que en los años siguientes instalan también pequeñas « fábricas » en varios barrios de Burdeos. En aquel entonces, establecer una unidad de producción de electricidad necesitaba más ánimo y talento que recursos. Es decir que se trataba generalmente de un equipo ligero, una generadora de tipo Gramme y que, en cualquier caso, considerando el precio de producción de un kWh y como no se podía todavía transportar en buenas condiciones el fluido eléctrico, el mercado eléctrico quedaba extremadamente reducido, a la escala de este tipo de empresas. En los años ochenta el afán hacia las innovaciones impulsa varias initiacivas electrificadoras, incluso durante un tiempo, por parte del Ayuntamiento de Bilbao(7).

No obstante, las primeras compañías verdaderas dedicadas a la producción de electricidad aparecen en los años noventa. En Bilbao, los industriales, incluso ya bien instalados, no temen invertir en las innovaciones, y se lanzan a la creación de empresas eléctricas. Aún son pequeñas sociedades que producen energía con máquinas de vapor, pero también ya con saltos hidráulicos en los ríos vizcaínos -aunque eran saltos muy pequeños.  Nacen así en los primeros años del decenio Eléctrica del Nervión (8), la Compañia General de Electricidad, la Eléctrica Ibaizabal (9), en 1896, Eléctrica de Bedia. La Compañia Vizcaína de Electricidad se especializa en el suministro de fluido a las empresas (10), aunque, por su parte, algunas grandes empresas siderurgicas poseen su propia unidad de producción (Santa Ana de Bolueta) y también el Ayuntamiento de Bilbao que en 1897 añadió a su fábrica de gas instalaciones de producción de energía eléctrica para el alumbrado público y el suministro de fuerza motriz para las bombas de agua(11).

De la innovacíon a la madurez : la formación de una « economía de redes » a gran escala.

Al empezar el siglo XX, las condiciones de producción y de suministro de servicios técnicos urbanos ya están cambiando, sobre todo en lo que corresponde a la electricidad.

En la raíz de estos cambios, están las innovaciones tecnológicas.El transporte a larga distancia del fluido eléctrico, con reducidas perdidas en línea, permite técnicamente el abstecimiento de cualquier núcleo de población o unidad de producción. Ya se está acabando en gran medida algun tipo de determinismo de localizacíon. Pero la innovación técnica no basta por sí sola, es preciso que económicamente sea rentable.

Desde un punto de vista económico, es preciso que haya bastante clientes solventes. En las dos ciudades aquí consideradas, no se plantea el problema. Aunque la fase más dinámica de la ciudad francesa ha acabado ya, pues los 260 000 habitantes de Burdeos constituyen una masa crítica suficiente como para ofrecer un mercado potencial bastante atractivo. En el caso de Bilbao no es tanto el volumen sui generis de población -un poco más de 100 000 habitantes- lo que importa, sino el ritmo de crecimiento, los rasgos particulares de la urbanización y el fantástico desarrollo industrial. Prestemos atención al proceso de urbanización : la mayor parte del crecimiento demográfico de Bilbao en los últimos decenios del XIX y primeros del XX no se hizo llenando a tope lo que existía (ya estaba lleno antes de que empezara la historia que contamos), sino mediante la producción de nuevos solares urbanos (12), barrios obreros y sobre todo el ensanche de población. Se entiende facilmente que actuar en un espacio vacío era librarse de la trabas fiscales y jurídicas (derecho limitativo de expropiación por ejemplo, Bassols Coma, 1996); esta situación ofrecía indudablemente grandes oportunidades a capitalistas y empresas especializadas para poder esperar beneficios de la implantación de infraestructuras de servicios técnicos (Nuñez, 1998).

Por otro lado, en efecto, se plantea la constitución de empresas de gran tamaño, con capacidad para reunir los ingresos necesarios a la construcción de grandes unidades de producción de energía en los saltos de ríos que cada vez hay que buscar más lejos y, por tanto, el establecimiento de las líneas de transporte correspondientes.

En Burdeos las dos compañías de producción (con centrales de carbón) y distribución -Société d'Eclairage Electrique de Bordeaux et du Midi y la Compagnie Générale d'Eclairage de Bordeaux- comparten en 1910 convenio con una gran compañía de producción hidroléctrica y transporte -Energie Electrique du Sud-Ouest, vinculada a los mayores grupos del capitalismo eléctrico francés- que les vende energía.

En el mes de enero de 1901 se constituyó en Bilbao la Sociedad Hidoeléctrica Ibérica como empresa productora de energía eléctrica a partir de la fuerza hidráulica extraída de los saltos edificados en torno a los ríos Leizarán y Ebro, y con fin de abastecer los centros urbanos y industriales del norte de la península, entre ellos los de Bilbao (la ambición de la empresa era más grande, pués tenía ésta concesiones en los ríos Jucar, Mijares, Tajo y Segre).

Recordamos que no se trata aquí de hacer la historia de la economía eléctrica; cabe subrayar tan sólo que tanto en Burdeos como en Bilbao (quizás más en este caso porque la Ibérica pronto alcanzó un tamaño nacional) las grandes empresas eléctricas, además de su peso financiero propio poseían, merced a la lógica de la reticularidad, un « poder de red », que resultaba a la vez flexible y eficaz para imponerse a las autoridades otorgantes, o sea a las administraciones municipales.

Regulaciones e interevenciones

Cualquiera que sea el punto de vista escogido no se puede separar el estudio de la economía de los servicios técnicos urbanos del estudio de las condiciones jurídicas y políticas.

Desde la aparición de servicios nuevos con carácter ecomómico (estos servicios no son similares a la beneficiencia o a la enseñanza, sólo por tomar este ejemplo: tienen un coste de establecimiento mucho más alto), se planteó el dilema entre la gestion por la administración municipal de la responsabilidad de la implantación de los nuevos servicios o su atribución a la iniciativa privada (Muñoz Machado, 72-74). Hasta los años 1880 parece prevaler una especie de empirismo jurídico ; lo que no significa, hay que subrayarlo, ausencia de reglamentos. Tanto en Francia como en España, lo que predomina en el marco ideológico es el liberalismo doctrinal del siglo XIX. Pero, simultáneamente, incluso los más fervientes propagandistas de la libertad de la empresa, se dan cuenta de que este tipo de actividad económica no puede asimilarse sin más reparo a la suerte común; ahora bien, si existe un modelo es el que prevalece en los ferrocarriles : una economía privada pero regulada.

Tanto en Francia como en España eran los ayuntamientos los que poseían la autoridad para otorgar una concesión de ocupación del dominio público y, por tanto, de explotación de este tipo de servicio técnico urbano (Fernández, 1998, Mates  Barco, 1998). No obstante, en una primera época - el decenio que sigue la aparición de la nueva tecnología- el papel de la administración municipal, tanto en Bilbao como en Burdeos, consistió sobre todo en enterarse de los riesgos para la seguridad pública y de la legalidad de la ocupación del dominio público

En España, La Ley General de Obras Públicas de 13 de abril 1877, intentó fijar un punto de equilibrio : « atribucíon de cierto tipo de obras al Estado, a la provincia o al municipio; [...] admisión en estos casos de una doble fórmula de ejecución : por administración o por contratación, esta última aplicable siempre que las obras pudieran ser objeto de explotación retribuida » (Muñoz  Machado, 82). La Ley de Aguas de 1879 obligó a los municipios a « procurar los servicios necesarios en orden al suministro, vigilancia y protección de aguas potables de pureza bacteriológica garantizada ». La legislacion ofreció mayores prerogativas a los ayuntamientos para embarcarse en fuertes aventuras inversoras y financieras , y desplegó un ample abanico de leyes municpales y sanitarias. En esta misma línea, se dictaron normas más precisas sobre las competencias de los ayuntamientos en el servicio público local (Nuñez, 1998). Además, con el transcurso del tiempo, el abstecimiento en fluidos de aguas o de luz adquirió el carácter de servico público; un concepto polivalente que fue empleado por el Derecho español de diferentes formas : generalmente, la concesión de obra y servicio público se configuró en el Derecho español como un contrato por el que la Administración confiaba a un particular la construcción de una obra, con las instalaciones necesarias, y la explotación subsiguiente de un servico que se presta a la colectividad . La Administración no retribuía directamente al concesionario, sino que le otrogaba como retribución el derecho de explotación -de la concesión del servicio-durante un periodo de tiempo en el que la empresa concesionaria percibia de los usuarios las tarifas que previamente se fijaban. La Obra, terminado el plazo, pasaba a ser propiedad de la Admistración: la empresa estaba limitada a un beneficio controlado por parte de la admistración, de ahí la importancia que tenía el sistema tarifario (Mates Barco, 1999).

Al final de siglo, en Francia (13) y también en España (14) se configura los carácteres de la noción de servicio público (15), a raiz de cual se establecen los criterios de intervención directa de las administraciones locales.

Evolución de la demanda, innovaciones técnicas e intervenciones : los casos bilbaínos de municipalización

Aunque se encuentren varios rasgos similares, hay que distinguir en primer análisis los casos bilbaínos y burdeleses de intervención municipal.

En el caso de Bilbao, se trata segun palabras de Matés Barco de un proceso de "ida y vuelta" (16). El Consejo municipal de la Villa de Bilbao tenía iniciativa de obras y suministro de aguas; el servicio se financiaba en base a una parte fija del presupuesto, salvo en periodos de gastos extraordinarios con impuestos especiales. Pero, el crecimiento demográfico de la villa y las nuevas exigencias técnicas en modo de suministro encarecían el coste de edificación del servicio : el plan de aguas de 1856 incrementaba el número de fuentes públicas e iniciaba el suminsitro a domicilio. Para su realización, el Ayuntamiento se reunió con la Junta de la Propiedad, asociación de los propietarios de immuebles de Bilbao, que se encargó de las obras y se comprometió a proporcionar los capitales necesarios. En este sentido, "la cesión del servicio de aguas a una entidad privada puede explicarse, en Bilbao, por falta de capacidad financiera del municipio [...] porque se estaba proponiendo un tipo de servicio, el de aguas a domicilio, que excedía las obligaciones del ayuntamiento y que mejoraba, haciéndolas mas rentables, las viviendas de los propietarios bilbainos" (Antolín, 1991, 294). En este caso la innovación técnica -el suministro a domicilio- exluía en gran medida la actuación pública.

Pero las cosas empezaron a ser menos claras cuando el plan de ensanche de la Villa de 1876 proyectaba el equipamiento previo y completo de las zonas afectadas. La Junta de Propietario se negaba a surtir las zonas anexionadas, cuyos propietarios no habían contribuido a las obras (17), cuando la expansión demográfica continua y el aumento del nivel de vida y de renta fomentaban una demanda de un volumen hasta ahora desconocido. Era preciso averiguar nuevas captaciones, bastante más lejos, y establecer nuevas redes. El Ayuntamiento acabó por re-municipalizar el servicio de aguas.

Pero, por carecer de recursos suficientes, se procedió a realizar en el ensanche un servicio domiciliario de doble red (solución que no se había utilizado sino en Londres y con resultados no nuy buenos) : una red de agua potable, procedente de manantiales lejanos, y otra, no potable, procedente del Nervión, elevada mediante la utilización de bombas.

No obstante, el problema del agua seguía presentándose como tal; al empezar el siglo, si bien el consumo "total" de agua colocaba Bilbao por encima de la media europea, la población de la villa en cambio se quejaba de tener muy poca agua potable disponible.Era menester, de forma simultánea, aumentar incesantemente el volumen de agua potable (18) y mejorar a la vez la calidad de la que no lo era (19). Sólo en los años 1920 el Ayuntamiento, mediante esfuerzos presupuestarios, consiguió edificar un sistema que diera satisfacción tanto en el volumen como en la calidad.

En el caso del gas, la decisión de municipalizar la fábrica y el servicio de distribución se hizo efectivo en 1885 (20). Ya en los años anteriores hubo varios pleitos sobre cómo calcular el canón debido por la compañía al Ayuntamiento y sobre la calidad del servicio prestado a los abonados. La extensión de la red de los últimos años 1860, ya no permitía el suministro en las nuevas condiciones demográficas, económicas (motores a gas para la industría) y sociales (aumento del consumo particular por habitante) de los años 1880. La compañia se negaba a edificar nueva fábrica y nuevas canalizaciones sin renegociación del contrato de concesión (canón y prorogación). La comisión encargada de la industría anticipaba un crecimiento del consumo aún más grande que el que se había visto hasta entonces y contaba con los ingresos monetarios debidos a tal incremento de la demanda. Aconsejó que la corporacíon municipal se hiciera dueña de las instalaciones ya existentes y se encargara ella misma de modernizar las infrastructuras.

Se ve claramente que el primer motivo de esta municipalización no era de tipo social o urbanístico sino fiscal (21). Tal como, cuando a principios del siglo XX, bajó el ritmo de crecimiento de gas, el propio alcalde pensó en «des-municipalizar » la fábrica. Al no poder privatizar (tal vez no se encontrara los capitales dispuestos a invertir en tal negocio, en una ciudad donde no faltan oportunidades de inversión y de beneficios), se opta por la constitución (efectiva sólo en 1914 trás discusiones y resistencias ) de un consejo de administración mixto, compuesto de consejales y de personalidades, encargado de gestionar el servicio con los criterios de cualquiera empresa privada (incluso la participación a los beneficios del director) (22).

El caso de municipalización tardía de Burdeos fue en esencia, una respuesta a la quiebra del sistema técnico-financiero local.
En Burdeos, al modificar la guerra el equilibrio del sistema enérgetico local, originó la municipalización. Este equilibrio de índole distinta al de Bilbao se basaba en un crecimiento moderado de la demanda, pero suficiente para que las compañías pudieran recoger ingresos de las ventas y así anticipar inversiones en capital fijo. Cuando la guerra añadió el incremento súbito de la demanda de fuerza motriz a la alza vertiginosa del precio del carbón importado, las compañías se vieron con dificultades combinadas : dificultades técnicas para satisfacer a su obligación de servicio público, dificultades de tesorería. Ahora bien, si la compañia concesionaria del gas consiguió ante el Conseil d'Etat obtener una alza de las tarifas de venta asi como ayudas por parte de la municipalidad, en lo que se refería a la electricidad, las compañias no pudieron repercutar en totalidad el aumento de los costos en los precios de venta. Al final, estas decisiones judiciales dejaron mucha amargura.

Muchos de los consejales (y no sólo en el bando de izquierdas) decián « estar hartos » de tantos pleitos con las compañias. Además, de un punto más « racional », la experiencia mostraba las condiciones de explotación de servicios modernos en redes como la distribución del gas y de la electricidad no dejaba otra alternativa sino el monopolio, privado o público. Como bien común y servicio público, se concebía mejor que fuese una empresa pública : en 1919 nacía la Régie municipale du gaz et de l'électricité de Bordeaux, una de las muy pocas empresas públicas municipales de Francia. Es decir que se cambiaba de actor institutional para conservar la coherencia del sistéma.

Es posible hablar de una economía-política de la modernidad técnica urbana?

Cuando se trata de la relación entre ciudad e innovaciones técnicas, queda, en definitiva, una pregunta que transcende la simple intervención gestionaria de la administración municipal y que puede formularse así : ¿ es posible una verdadera impulsión local ? ¿puédese hablar de sistema urbano ? ¿dicho de otra forma, es posible ver en la etapa de los decenios interseculares rasgos de una economía política urbana (¿que volveríamos a encontrar en términos bastante próximos hoy ?) considerando la ciudad no sólo como objeto, simple marco de actuación, sino como auténtico sujeto colectivo histórico?

Claramente, hay que decir que en este sentido, las investigaciones quedan aún por hacer.

Sólo se puede subrayar con prudencia la conjunción en Bilbao (y también en San Sebastian) de algunos factores intrínsecos positivos :

- la industrialización de la ciudad que induce consumo industrial asegurado y formacón de una nueva clase media acomodada que puede -¡y quiere !- usar de nuevas técnicas que significan mejoramiento del nivel y de la calidad de vida ;

- el crecimiento demografico continuo e intenso, lo que asegura el crecimiento de la demanda;

- este crecimiento que se hace en gran parte mediante un proceso de urbanización en espacio vacío, facilita desde un punto de vista técnico y juridico la implantación de las redes;

- alta densidad de población ( a un nivel inhabitual en España e incluso mucho más elevada que la de Burdeos) : lo que permite economías de escala para cada equipamiento de infraestructura que se proyecta, y que actua como compensación respecto con la relativa debilidad del volumen de población en el periodo de primer instalación de las nuevas técnologias;

- de ahí, animo para emprender obras : ya que la villa goza de capitales disponibles procedentes de la industrialización, y que estos capitales no temen ingresarse en las tecnologias de servicios urbanos, sea por « espiritu emprendedor » y porque las perspectivas de remuneración existen (debido precisamente a los dos puntos anteriores), sea porque hay preocupaciones de sanidad pública y de paz social (revendicaciones tanto de las empresas como de los ciudadanos), que impone la intervención del ayuntamiento, y por lo tanto, menos como planeamiento de las obras que como gestion directa;

- marco juridico y fiscal particuliar de las ciudades vascas, que disponen de recursos financieerios y de margen de actuación que no tienen otras ciudades de España (incluso después del Estatuto de 1924) y tampoco las de Francia (la Ley municipal de 1884 y más aún la jurisprudencia son muy restrictivas frente a la intervención económica communal, las matizaciónes del decreto-ley de 1917 sobre las régies municipales, no cambiaron mucho las cosas)

- la dotacíon en personal técnico competente (incluso la contratación de ingenieros de Caminos, canales puertos), la racionalización de la organización de los servicios tanto en las compañias operadoras como en los despachos de la administración municipal y la inscripción de operaciones de mejoramiento urbano en el presupuesto municipal.

A pesar de todo, lo que parece diferenciar las dos ciudades de las que se ha hablado aquí -desniveles de epoca de relativo apogeo (23) y de numero de población, entusiasmo industrial más o menos efectivo, etc...- se puede poner de relevante algunos rasgos similares : una cronología de implantación de los servicios técnicos aquíi considerados muy parecida, con algun adelanto de Burdeos en el caso del gas, pero, al revés, un adelanto relativo de Bilbao en el caso de la electricidad; más singular aún es el hecho de que las dos ciudades hayán procedido a la municipalización de importantes infraestructuras de servicios técnicos en dos países donde esta opción de administración de dichos servicios quedó muy escasa. De momento, se tiene que seguir investigando más, antes de atreverse a proponer cualquier « modelo atlantico ».

Otra cuestión que se puede añadir a estas reflexiones es que se puede distinguir entre innovaciones tecnicas e iniciativa individual o empresarial, y que pronto, algunas de dichas innovaciones traspasan el marco urbano (electricidad, y también telefono) al contrario de otras innovaciones más tipicamente urbanas (mejoras en el abastecimiento de las aguas). Las primeras, innovaciones de caracter económico mas acentuado y más « schumpeterianas », con dinamica más relevante; las segundas mas « sociales », son el producto de intervenciones públicas más determinantes.  El gas esta en una posición media : urbano por los rasgos geograficos, y economico por los rasgos empresariales. Ahora bién, el exito en la adopción relativamente temprana de equipamientos de nueva tecnología por una ciudad, es el resultado en cualquier caso, como acabemos de verlo, de la conjuncción de varios factores y del talento en la hora de elegir lo mejor posible.
 

Notas

1. Estas dos sesiones fueron coordinadas por Gregorio Nuñez Romero-Balmas(véase bibliografía).

2. Por falta de tiempo y de espacio, y por tener una problematica bastante distinta, dejamos de lado, aquí, el caso de los tranportes urbanos.

3. Juan Manuel Matés Barco. La conquista del agua. Universidad de Jaén, 1999, p. 45.

4. Archivos de la Diputación Foral de Bizkaia, fondo municipal, sección Bilbao, II-435-84. El contrato estipulaba que todos los gastos de instalación correrían por cuenta de dicha empresa, aunque el ayuntamiento cedía terrenos para la faAbrica y pagaba los primeros nuevos años del contrato, a razón de seis maravedis por hora de cada mechero o boquilla. Aunque todo pareciera dispuesto para la adjudicación directa, el Ayuntamiento cambió de decisión y convocó un concurso público (Archivos de la diputación foral de Bizkaia, II- 199-2) que fue ganado por Esprit Luis Laty, de Bayona. Este empresario constituyó en 1846 la Société pour l'éclairage de la ville de Bilbao, cuya sede estaba en Lyon. Pero, debido a las dificultades para encontrar un lugar donde colocar la fábrica, ya que el habitat era muy concentrado en Bilbao ( todavía no existe el ensanche) sólo se pudo inaugurar la fábrica en 1849

5. Archivos de Bizkaia, I-10-57

6. Ibid., III-414-31.

7. En 1883 se hicieron los primeros ensayos concluyentes de iluminación eléctrica en el termino municipal (Archivos de la diputación foral, II-71-30), ya que poco antes, la Junta de Obras del Puerto había iluminado la entrada de la ría en Portugalete.En 1884, el Ayuntamiento instaló un generador en un barracón de madera a fin de alumbrar algunos arcos voltaïcos en el Arenal y en algunos puentes (José de Orueta, Memorias de un bilbaino, p. 86); en 1885 este edificio se quemó y el Ayuntamiento se demoró hasta el año 1890(tardó cinco años en levantar....) para levantar otra « central » para el alumbrado público de la villa.

8. Archivos de la Diputación Foral de Bizkaia, III-415

9. Ibid., III-96-68

10. Ibid., IV-428-67

11. Ibid., IV-320-43

12. García Merino, p. 658 « En Bilbao el ensanche fue mucho más que una ampliación. Fisicamente separado del Casco histórico de Bilbao por la Ría y deficientemente unido a él por unos pocos puentes -aunque sólo uno, el del Arenal, servía verdaderamente de enlace canalizando todas las relaciones entre la antigua Villa y el Ensanche, a modo de cordón umbilical entre la madre y su hijo- y perfectamente delimitado por los ferrocarriles y la misma Ría, el Ensanche de Bilbao era un espacio individualizado y diferente del antiguo Bilbao. Era,[...] una nueva ciudad concebida de una sola vez; era el nuevo Bilbao surido? de la industrializaìon, fruto legítimo del Bilbao histórico, pero tan distinto de él como lo es un hijo de su madre. »

13. Precisamente fue en Burdeos, a principios de siglo, cuando el gran jurista administrativista, Léon Duguit, dio a la noción su más completa definición : Les transformations du droit public, 1913.

14. Especialmente Adolfo Posada, véase Posada y Matés Barco (1998).

15. El caracter de servicio público de « los suministros de energía eléctrica, agua y gas a los abonados de las empresas de distribución » no se formalizaría hasta el Real Decreto-Ley de 1924 sobre el Estatuto Municipal (Muñoz Machado, Matés Barco 1999)

16. Mates Barco, 1997.

17. Antolín, 1991, p.294 y Archivos..., II 400-54, II-400-110 y III-416-1.

18. En 1908, el proyecto de traer aguas del Gorbea (Archivos de la diputación, sección duplicaciones 036-17), tenía como propósito garantizar el abastecimiento para el consumo de 200000 habitantes; pero no se anticipó con la debida medida la elevación del consumo por habitante.

19. Archivos de la diputación, sección duplicaciones 041-007: Informe del Jurado : proyecto para la filtración y esterilización de las aguas, 1913.

20. Archivos de la diputación foral, fondo municipal, sección Bilbao, III 394-12

21. Se tendría que analizar en que medida esta municipalización radica en el « socialismo municipal » en voga en la misma época en Inglaterra y en Alemania. Algunos elementos en Kühl Uwe, Fernandez Alexandre y Lorcin Jean (dir.), Le socialisme municipal en Europe. Théories et réalités, actas del Congreso de Historia Urbana, Venezia, 1998, en prensa.

22. Archivos ... I 620-18 : « si la fábrica de gas ha sido un excelente negocio y sigue siéndolo, la disminución de las utilidades en los últimos años es demasiado sensible para que no llame nuestra atención ».

23. Se nota que el periodo de máximo crecimiento de Burdeos fueron los años del medio del siglo XIX, ya en los años ochenta se estanca el dinamismo demográfico, pero crecen los pueblos de cercanía : en 1914, la aglomeración cuenta con 338 000 habitantes. A pesar de su desarollo demográfico impresionante, aunque más tardío, Bilbao consta, en el siglo XIX de una poblacíon bastante más reducida que Burdeos -incluso si se cuenta la zona de la Ría (241 000 habitantes en 1920)
 

Fuentes y bibliografía

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