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Scripta Nova.
 Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales.
Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9788] 
Nº 69 (38), 1 de agosto de 2000

INNOVACIÓN, DESARROLLO Y MEDIO LOCAL.
DIMENSIONES SOCIALES Y ESPACIALES DE LA INNOVACIÓN

Número extraordinario dedicado al II Coloquio Internacional de Geocrítica (Actas del Coloquio)

LA DIFUSIÓN DEL HIGIENISMO EN BRASIL Y EL SANEAMIENTO DE PELOTAS (1880-1930)

Paulo R. Rodrigues Soares

Universidade Federal do Rio Grande, Brasil
Doctorando en Geografía Humana, UB
Becario CAPES



La difusión del higienismo en Brasil y el saneamiento de Pelotas, 1880-1930 (Resumen)

El artículo trata de la difusión de las ideas higienistas en la ciudad de Pelotas, Brasil. Nuestra intención es describir la evolución del higienismo en una sociedad que realizó la transición tardía del esclavismo para la economía capitalista e industrial y los cambios que, por consecuencia, fueron producidos en su forma urbana. El artículo plantea que, no obstante el discurso higienista, muchos reglamentos no eran cumplidos en la ciudad y concluye que el saneamiento de la ciudad se caracterizó más como un instrumento de control del orden social que un proceso innovador.

Palabras clave: higienismo/ urbanización/ historia urbana/ morfología urbana/ Pelotas/ Brasil.



The diffusion of the hygienism in Brasil and the sanitation of Pelotas, 1880-1930 (Abstract)

This article discusses the diffusion of the hygienistic thought in the city of Pelotas, Brazil. We seek to describe the evolution of the hygienism in a society which realized the late transition from slavery to the capitalist and industrial economy. The changes that had been produced in the urban morphology are also outlined. The paper explains that despite the hygienist discourse, many hygienic rules had not been executed in the city. We conclude that the sanitation of the city had been distinguished more as a tool of the social order control than an innovative process.

Key-words: hygienism - urbanization - urban history - urban morphology - Pelotas - Brazil.


Los últimos decenios del siglo XIX fueron ricos en cambios económicos, sociales y tecnológicos a la escala planetaria. En este período conocido como el de la transición hacia el capitalismo monopolista y de la expansión mundial del capital se produjeron substanciales transformaciones en la organización del territorio. Las ciudades también soportaron significativos cambios en sus espacios, sobre todo aquellas que experimentaron dinámicos procesos de industrialización. Todas estos cambios repercutieron en el pensamiento y en la producción de ideas, incluso en las ideas de organización de la sociedad. En el planeamiento urbano, dicho período es el de definición de la disciplina urbanística que, a su vez, estuvo bastante influida tanto por los movimientos utópicos de reforma social, como por el pensamiento higienista1.

En el presente artículo trataremos de la difusión del pensamiento higienista en Brasil, en especial en la ciudad de Pelotas, estado de Rio Grande do Sul. La comunicación pretende plantear algunas cuestiones sobre la circulación y difusión de ideas que acompañan otros movimientos de expansión planetaria, como el mismo movimiento de expansión del capital. Pelotas en los años 1880 era el centro de una región productiva insertada en los flujos internacionales de circulación de capital. La ciudad estaba recibiendo en estos momentos los ferrocarriles, el teléfono, la industria, casi simultáneamente a la expansión mundial de estas innovaciones, mientras que las estructuras sociales locales vivían aún tímidamente la transición de una sociedad esclavista hacia las relaciones sociales típicamente capitalistas.

También pretendemos poner de manifiesto como la élite local, que ha sido caracterizada como una aristocracia ilustrada y extravagante (tall aristocracy) con una base de explotación esclavista2, estaba atenta a las modas e ideas mundiales e importó los conceptos higienistas para el sur de Rio Grande do Sul, una sociedad urbana aún en gestación. Se trata, en nuestra visión, de una singular combinación de pensamiento avanzado y prácticas sociales atrasadas que caracteriza, por extensión la sociedad brasileña como ya han sugerido otros análisis3.

Partimos del planteamiento de que en las sociedades consideradas periféricas, los procesos sociales se producen de manera similar a las sociedades avanzadas, existiendo, sin embargo, diferencias en cuanto a su extensión y repercusión social. Es decir, desde la expansión mundial del capital, ambas sociedades están imbricadas en un amplio movimiento histórico y geográfico, que, no obstante, posee diferencias locales4.

La ciudad de Pelotas en 1880 era un próspero centro de producción y exportación de carne salada (el charque), actividad iniciada en la región a finales del siglo XVIII. La ciudad fue fundada por la élite terrateniente y productora en el segundo decenio del siglo XIX y tuvo su período de mayor expansión entre los años 1860 y 1890, cuando se produjeron importantes cambios en su morfología urbana y en sus estructuras económicas y sociales. Nos referimos al proceso de diversificación industrial producido por el avance tecnológico que permitió el aprovechamiento de los subproductos de la actividad productiva principal. De esta forma, se implantaron en la ciudad nuevas industrias (muchas de capital inmigrante) que atrajeron población y generaron, a la vez, nuevas actividades comerciales y servicios. La estructura territorial se caracterizaba por la concentración del capital comercial e industrial en un centro regional rodeado por zonas rurales que le suministraban materias primas, alimentos y fuerza de trabajo, además de constituirse en su más inmediato mercado consumidor5.

El principal rasgo de su morfología urbana es el diseño de sus anchas calles, un extenso damero situado en la porción más elevada de una llanura limitada al Sur, al Este y al Oeste por tres importantes cursos de agua6. La historia del saneamiento de la ciudad puede ser contada también como la historia de la dominación de la naturaleza por la sociedad, con sucesivas intervenciones en el sitio urbano, aniquilando las barreras para su emplazamiento y, principalmente, para la corrección del terreno del área central. El clima extremamente húmedo durante el año (sobre todo en el invierno) y la abundancia de aguas circundantes engendraron una serie de acciones en contra de las aguas detenidas, vistas entonces como la causa principal de las enfermedades por ser las fuentes de los miasmas. Otra cuestión importante era la de los residuos generados por las matanzas de ganado en las charqueadas (sangre, grasas, huesos, vísceras) que atraían insectos, ratas y urubúes y provocaban olores insoportables durante el verano.
 

El higienismo en Brasil

El higienismo tomó impulso en Brasil sobre todo después del final de la monarquía y la proclamación de la república (1889), que representó el triunfo de los postulados positivistas de orden y progreso y abrió espacios para la penetración social de las ideas higienistas. La repercusión fue mayor en los centros industriales, en las ciudades portuarias y en las capitales de los estados. Deben destacarse las reformas urbanas realizadas en la Capital Federal en los primeros años del siglo XX, y en especial la "Reforma Passos" como se llamó a la serie de intervenciones y obras urbanas realizadas por el poder público municipal y federal en la ciudad de Rio de Janeiro entre los años 1903 y 1908, que transformaron radicalmente la morfología de su área central. La reforma fue impulsada por el alcalde nombrado por el Presidente de la República, Francisco Passos conocido como el "Haussmann Carioca" y también puede ser considerada como el proceso de superación de la forma urbana colonial y de producción de la forma urbana capitalista en Rio de Janeiro7 y como un ejemplo más de imposición autoritaria de la modernidad, como ya había ocurrido en otras importantes ciudades mundiales8.

Entre los técnicos higienistas brasileños que actuaron en programas y campañas de saneamiento físico y social de las ciudades brasileñas destacan los médicos Oswaldo Cruz y Carlos Chagas y el ingeniero Saturnino de Brito.

Este último fue el más importante higienista brasileño. Sus obras completas fueron publicadas en 1944 por el Ministerio de la Educación y Salud de Brasil e incluyen informes de todos los trabajos de saneamiento realizados en las principales ciudades brasileñas. Sin embargo, su obra abarca también escritos de carácter teórico metodológico relacionados con la ingeniería sanitaria, el urbanismo y la sociología urbana. Presentó trabajos en congresos y reuniones científicas en Brasil y en el extranjero, donde su obra tuvo grande repercusión, sobre todo en Francia, donde publicó varios artículos. Además, actuó en el saneamiento de las ciudades más problemáticas en términos de higiene en Brasil: Recife y Santos. Dos ciudades portuarias con una situación social compleja: predominio de una población marginal, fuerte movimiento obrero (sobre todo en Santos), frecuentes conflictos sociales y con sitios urbanos dificultosos (bajadas húmedas y calientes, estuarios, manglares). Más que una obra de ingeniero, el saneamiento de estas ciudades era una cuestión política y social compleja y su realización no se realizó sin controversias9.

Saturnino de Brito ejecutó, además, el saneamiento de las principales ciudades del estado de Rio Grande do Sul (incluyendo Pelotas), empezando por la ciudad de Rio Grande, puerto marítimo y centro industrial, donde encontró condiciones bastante semejantes a las de Recife y Santos. Sus proyectos pueden ser considerados técnicamente avanzados y muchas ciudades brasileñas conservan aún sus obras como hitos en el espacio urbano.

Sin embargo, el higienismo en Brasil también representó una reacción de las élites contra la población de las capas más bajas de la sociedad. El saneamiento de las ciudades fue sinónimo de destrucción de los espacios tradicionales de concentración de la población pobre, de expulsión de los indeseables de las áreas centrales y no se realizó sin conflictos sociales violentos, como fue el caso de la "Revolta da Vacina" ocurrida en la capital federal en 190410.
 

El saneamiento de la ciudad de Pelotas

La cuestión del saneamiento de Pelotas ganó importancia a partir de la epidemia del cólera morbo ocurrida en el año 1855. El flagelo se inició por las charqueadas, donde las condiciones de higiene de los esclavos eran mínimas y rápidamente se propagó para la ciudad (entonces con cerca de 7.000 habitantes) a través de los cursos de agua. La consecuencia principal de esta epidemia fue la construcción del nuevo cementerio distante del centro urbano, que, combinada con un mayor control del origen de los alimentos consumidos con la centralización de las matanzas y del abastecimiento en equipamientos públicos (Matadero y Mercado) constituyen lo que podemos denominar los "antecedentes higiénicos" en la ciudad.

Sin embargo, conjuntamente con el saneamiento físico, tenemos que referirnos al que Capel y Tatjer consideraron el saneamiento social de la ciudad11. Entre estas operaciones podemos citar primeramente la construcción del Parque Souza Soares (1883), que fue el principal punto de recreo y ocio de la población pelotense12. Estaba situado en un área, pero se permitia el libre acceso al público "sin distinción de clases"; el Parque cuanto lugar de reunión de la población de la ciudad cumplió diversas funciones, sobre todo sociales: mientras permitía a la burguesía local transmitir un buen imagen y su deseo de integración de todas las clases sociales, también se constituía en un factor de control social, pues la población trabajadora era (según se puede leer en periódicos de la época) "educada a través de los hábitos higiénicos y pulidos de los más ricos".

Otras iniciativas de saneamiento social tienen que ver con la asistencia dispensada a los grupos sociales considerados vulnerables a las vicisitudes de la sociedad capitalista o más permeables a comportamientos sociales considerados indeseables. A modo de ejemplo tenemos la construcción de hospitales (Santa Casa, Beneficencia) y asilos, la acción de las Damas de Caridad (que ayudaban a las madres pobres en los barrios marginales) y la introducción del culto a los deportes con la función casi explícita de control social.

El período que nos situamos es el de la efectiva industrialización de la ciudad. Se implantaron fábricas que atrajeron población al centro urbano. Al mismo tiempo, la abolición de la esclavitud y el progreso técnico del charqueo liberaron la fuerza de trabajo que vivía en las estancias y charqueadas. Es en este momento que se instalan o amplían sus instalaciones la Fábrica Lang (fundada en 1865) de jabones y velas, el Ingenio de Arroz del Coronel Pedro Osório, la Fábrica Rheingantz (de ropas y sombreros), las Cervecerías Haertel y Ritter (fundadas por inmigrantes alemanes) y la fábrica Fiação e Tecidos Pelotense (construida entre 1908-1910) que empezó sus actividades con 208 empleados, llegando a 600 obreros en pocos años. Estas eran las principales industrias de la ciudad a las cuales debemos añadir las charqueadas que persistían, los frigoríficos que empezaban a ser implantados y otro gran número de empresas menores, pero que, sin embargo, formaban parte de la estructura de un de los más importantes centros industriales del estado.

Tal transformación impuso una nueva matriz social. La racionalidad industrial se aplicó a toda la sociedad y al espacio. Sin embargo, la disciplina de la fábrica es distinta a la dictada a los esclavos en el campo. La vida en la fábrica impone un nuevo modo de vida, donde los ritmos del cotidiano se diferencian cada vez más de los ritmos determinados por la naturaleza que caracterizaban antes la vida rural de los habitantes que ahora viven en la ciudad. No obstante el disciplinamiento de la fuerza de trabajo, ya eran conocidos por la élite local los conflictos sociales generados por la concentración del proletariado industrial en espacios determinados de la ciudad. De esta forma podremos notar que la acción del poder público con relación a la higiene, además de la función de defender la salubridad de la población, se dirigía, sobre todo, a mantener la estabilidad social.
 

El desarrollo de las reglas higiénicas en la ciudad

Es en este contexto que avanza la cuestión del higienismo en la ciudad de Pelotas. En el año 1910 todo el municipio contaba con 62 mil habitantes y la urbe más de 36 mil habitantes. El crecimiento urbano impulsó las discusiones sobre el saneamiento de la ciudad, poniendo énfasis en la cuestión de los arroyos que cruzaban el casco urbano, en el trazado de la ciudad (que dificultaba la "circulación del aire"), en la vivienda de la población obrera y de la necesidad de dotar la misma de instrumentos más eficientes y eficaces de control de las condiciones de salubridad de su población.

El Consejo Municipal (el órgano administrativo del municipio) empezó a actuar más significativamente en la cuestión higiénica a finales de los años 187013. En 1878 aprobó artículos de las ordenanzas municipales que prohibían verter materias fecales y aguas residuales en las calles, plazas y patios o en lugares no designados para tal fin14. Un marco de las ideas higienistas en la ciudad de Pelotas fue la institución de inspecciones de las condiciones de salubridad de las casas de la ciudad. En enero de 1881 tuvieron lugar las llamadas visitas higiénicas a domicilios particulares y casas de negocios. Tal medida llevó al periódico Correo Mercantil a anunciar el hecho - que era "casi secreto" - para que todos los ciudadanos "mantuviesen sus casas, patios y solares en el mejor aseo posible, a fin de evitar las multas"15. Como se puede observar, la adopción de la higiene no se realizó sin oposición de importantes sectores sociales. En este mismo año los ediles vetaron la construcción de "corredores de casas" en el área central de la ciudad, situación que fue ampliada en 1882, con la adopción de un padrón de edificación presentado por el ingeniero municipal, que especificaba la altura de los edificios, así como la altura y anchura de puertas y ventanas en el área central y en la zona del puerto16.

Las Ordenanzas Municipales (Código de Posturas) de 1885 determinaban una serie de reglas de urbanidad que debían ser seguidas por los habitantes de la ciudad. Entre ellas destacamos la obligación de la construcción de aceras en el centro urbano y las que reglamentaban el transporte de la leche, así como las que introdujeron la prohibición de mantener animales domésticos abandonados en las calles. En este período empieza el control de la mortalidad del municipio por el ayuntamiento. Todas las estadísticas de mortalidad (edad de los difuntos, causas de las muertes) pasaron a ser rígidamente controladas.

En 1913 la ciudad recibió un amplio "Reglamento Sanitario" que fue ampliado en 1915 por el nuevo Código de Construcciones y Reconstrucciones. Dicho reglamento dictaba las reglas y obligaba a la realización de construcciones higiénicas en todo el área del centro urbano, determinando que las casas situadas dentro del perímetro del alcantarillado establecieran canalizaciones internas para la conexión con la red general. También fueron prohibidas las plantas de conjuntos de casas ("corredores" o "tiras de casas"), obligando a cada vivienda a disponer de un plano a escala 1:10017.

También estableció rígidas penalizaciones por la mala ejecución de servicios de instalaciones sanitarias domiciliarias, por la manutención de servicios clandestinos y derivación de aguas pluviales y otros líquidos para el alcantarillado sanitario. Los grupos de casas y las "villas obreras" (colonias) deberían tener colectores generales que recibirían los materiales de colectores privados. Los mismos quedaban obligados a tener los aparatos sanitarios (baños, aseos) disponibles para cada vivienda, lo que era de difícil fiscalización dado los problemas ya existentes.

El Código de Construcciones manifestaba la necesidad de reglamentación por el notable incremento poblacional y el consecuente aumento de la edificación en la ciudad, que tendía a la aglomeración en torno del área central. El número de nuevas edificaciones pasó de 81 en 1911 a 190 en 1912 y a 291 en 1913. La coyuntura exigía un código rígido para satisfacer "los altos intereses de la higiene y de la seguridad" una vez que según el intendente (alcalde) municipal "la legislación vigente [carecía] de disposiciones especiales que [dotasen] las viviendas de confort, higiene y seguridad"18.

El poder público municipal combatía la mortalidad con medidas de saneamiento y campañas de vacunación. Las vacunas eran importadas de los principales institutos de higiene de Brasil: el Oswaldo Cruz de Rio de Janeiro y el Instituto Vacunogénico de São Paulo (Instituto Butantan). Sin embargo la mortalidad en la ciudad se mostraba elevada, como demuestran los datos del Servicio de Salud (cuadro 1):

Cuadro 1:

Mortalidad en la ciudad de Pelotas (1914-1921)
 
Año Mortalidad Muertes por epidemia Observaciones
1914 1685 Tifus - 76 año de inicio del funcionamiento del sistema alcantarillado
1915 1553 Tifus - 30 la caída refleja las mejorías urbanas y campañas de vacunación
1916 1543 Tifus - 47
-
1917 1460 Tifus - 26
-
1918 1747 Fiebre Española - 353 Población de la ciudad - 44 mil habitantes 

Creación del Instituto de Higiene

1919 1294
Refleja la actuación del Instituto de Higiene
1920 1523
Población urbana - 45 mil habitantes
1921 1365
-

Fuente: Pelotas: Relatórios da Intendencia (1914-1922). Elaboración propia.
 

En 1918 se creó el Instituto Municipal de Higiene, que fue el primero de Rio Grande do Sul y de la región sur de Brasil. Entre sus funciones estaba el control de enfermedades, realizando exámenes clínicos y organizando campañas de vacunación, así como la propia producción de vacunas. Se dividía en las secciones de microbiología, antiviruela, de reptiles venenosos, antirrábica y veterinaria. Sus principales cuadros técnicos realizaban cursos de perfeccionamiento en Estados Unidos y Francia (en el Instituto Pasteur). Estaba relacionado con los dos principales institutos de higiene de Brasil, de donde provenían sus técnicos. Era una institución dedicada a la investigación y a través de la figura del Dr. Octavio Magalhães produjo una serie de monografías sobre el estado de las enfermedades infecciosas en la ciudad y reglamentos, como el de géneros alimenticios, el de asistencia pública, el de la policía sanitaria y el de higiene de la vivienda. Podemos afirmar que el Instituto fue el principal formulador de la política de higiene en la ciudad, así como el principal divulgador de las ideas higienistas.

La construcción del Pabellón de Tuberculosos del Hospital Santa Casa (1921), realizada por el ayuntamiento fue consecuencia de una instrucción del Instituto de Higiene. En cuanto a la higiene sanitaria, sus funcionarios actuaban en la mejora de las condiciones de vivienda de la clase trabajadora de la ciudad. Además combatían la existencia de edificios en pésimo estado de conservación, las viviendas colectivas y casas de madera, sobre todo en el interior del área de alcantarillado, que debería, en hipótesis, ser la porción sana de la ciudad.

En septiembre de 1918 el alcalde Cypriano Barcellos recomendaba en su informe presentado al Consejo Municipal

el cuidadoso saneamiento de los centros populosos por el establecimiento de perfectos servicios de agua y alcantarillado y por la ejecución de un plan de construcción de viviendas higiénicas con acceso a las vías públicas amplias y llenas de aire, luz y sol. Sin embargo, en este mismo año se produce un duro golpe en las condiciones de salud de los moradores de la ciudad: la gripe española, que afectó a las dos terceras partes de la ciudad. En el mes de noviembre las fábricas, talleres y construcciones se quedaron paralizadas. Cines y casas de diversión cerraron sus puertas. Clubes, casas de juego, pensiones de artistas y prostíbulos perdieron su clientela habitual. Aparte de farmacias y casas funerarias, los únicos puntos con movimiento en la ciudad eran el Mercado Público y el ayuntamiento (donde se anunciaban el número de defunciones del día), como se puede notar en esta descripción de la vida cotidiana de la ciudad en aquellos días: con casi todas las casas de comercio cerradas, las puertas de las casas de familia eran el reflejo del sobresalto, del pavor que iba por el ánimo de los vecinos, pues habiendo en todos los hogares enfermos que inspiraban cuidados, era de aprensión continua la atmósfera que se respiraba, pues nadie podría juzgarse seguro o contar con inmunidad19. La ciudad necesitaba de acciones más eficaces con relación a su saneamiento e higiene.
 

El saneamiento físico de la ciudad

En 1927 el famoso higienista brasileño Saturnino de Brito afirmó que "fue Pelotas (...) la primera ciudad de Rio Grande do Sul que construyó servicios completos y satisfactorios de suministro de agua y alcantarillado"20.

Sin embargo, los proyectos para dotar la ciudad de una moderna red de alcantarillado son bastante anteriores. En 1887 el Ingeniero Civil de la Escuela de Puentes y Caminos de París, Gregorio Hoywan, presentó el primer Plano de Saneamiento de la Ciudad de Pelotas al Consejo Municipal. Su exposición de motivos indicaba que el problema consistía en hacer desaparecer "las consecuencias nocivas de la aglomeración de un considerable número de individuos en un mismo punto del territorio", y que ello se conseguía con el combate de las causas de las molestias: los miasmas de las regiones palustres. El objetivo principal de su plan era la ausencia completa de miasmas u olores desagradables y perjudiciales, con la remoción de las materias fecales, impidiendo su acumulación. El proyecto de Hoywan fue modificado dos veces: la primera en 1901 por el ingeniero municipal Alfredo Lisboa que realizó alteraciones de orden técnico y económico, proyectando definitivamente los servicios de agua y alcantarillado21. Sin embargo, el proyecto realizado adoptó un sistema distinto del preconizado por Hoywan en 1887 ("separador absoluto").

La red de alcantarillado inició su funcionamiento en septiembre de 1914. La extensión total de la red de colectores era de 41,7 kilómetros y el total de las canalizaciones 51,1 kilómetros. El alcantarillado atendía el área central de la ciudad, representado por las calles del núcleo inicial y de los dos primeros ensanches de la ciudad. Era el área con mayor densidad de ocupación. El número de edificios conectados a la red de alcantarillado era de 4.738 y el proyecto contemplaba áreas de expansión para el Puerto y la ribera del Arroyo Santa Bárbara. El lanzamiento de los residuos era realizado in natura en el Canal de São Gonçalo, a través de dos emisarios: uno cerca del puerto y el segundo, en la desembocadura del arroyo Santa Bárbara.

El ayuntamiento promovió también la construcción de baños públicos en los puntos de mayor concentración de la ciudad. Sin embargo, las edificaciones fuera de la zona de la red de alcantarillado continuaban siendo atendidas por el antiguo y antihigiénico sistema de colecta de los materiales fecales realizados por el Servicio Municipal de Aseo Público.

En cuanto al suministro de agua potable para la población, el depósito principal se situaba en el centro de la ciudad. Era un depósito de hierro, traído de Francia en 1871 y que tenía la capacidad de 1.500.000 litros de agua (cerca de diez días de consumo de la ciudad).

Un proyecto de red para las aguas pluviales se realizó en 1910 por el Ingeniero Alfredo Lisboa, aunque no fue construido por el coste elevado. El plano de una red específica para las aguas pluviales fue sustituido por planos de regularización y saneamiento de los arroyos Pepino y Santa Bárbara, "desaguaderos naturales de las aguas de las lluvias para el canal de São Gonçalo"22.

En 1915 se realizó la rectificación y canalización del arroyo Pepino, construyéndose una avenida marginal al mismo. A la vez, el plan del ingeniero realizó el avenamiento de la zona baja de la ciudad (el barrio de la Várzea) que por estar al mismo nivel del canal de São Gonçalo estaba "siempre inundada" y era considerada "un foco permanente de proliferación de mosquitos". La expansión del alcantarillado se realizó primero hacia el Norte y Este (la Várzea), con un área total de 196 hectáreas. La transformación del atracadero de la ciudad en un moderno puerto implicó el terrapleno de los pantanos del extremo sur de la ciudad junto al desaguadero del arroyo Santa Bárbara, añadiendo 22,5 hectáreas al sitio urbano.
 

Las ideas higienistas en la ciudad

Las ideas higienistas tuvieron amplia divulgación en la ciudad, a través de los técnicos de la Sección de Higiene del municipio. En 1916 se realizó una conmemoración cívica en homenaje a Oswaldo Cruz (considerado el mayor higienista brasileño). En el discurso realizado por el Ingeniero Jefe de la Directoria de Higiene se puede leer la influencia del pensamiento médico en la descripción de la ciudad:

De esta forma Pelotas va siendo saneada, vitalizada, recibiendo por la red hidráulica que es el sistema arterial de las ciudades, la sangre pura y vivificante para distribuirlo por todas las partes para los diferentes menesteres domésticos e industriales y expeliendo por la red de alcantarillas, que es el sistema venoso de las ciudades, la sangre viciada e impura y que no sirve a la vida de las poblaciones y debe ser arrojada para lejos23. Una de las acciones de mayor control social llevadas a cabo era la imposición de la desinfección de las casas (incluso de las ropas y utensilios domésticos) donde se producían óbitos por enfermedades contagiosas. La intervención, dado su coste e impopularidad fue paulatinamente abolida, permaneciendo, sin embargo, la obligatoriedad de notificación al servicio de higiene y la necesidad de su realización como servicio particular. La notificación de enfermedades era rígidamente fiscalizada por la Policía Administrativa, que poseía la prerrogativa de entrar a las casas consideradas focos de insalubridad, evidentemente las de la gente más pobre. Se puede notar que la sanidad era esencialmente una cuestión de policía y represión social.

La estructura higiénica del municipio contaba con el Gabinete de Identificación y la Policía Administrativa que eran los responsables del control y el mantenimiento del orden social. Los mismos realizaban el registro permanente de las detenciones clasificando el tipo (desórdenes, holganza, embriaguez, asaltos, robos) y las características de los infractores (color de la piel, edad, nacionalidad). Su efectivo era de 145 guardias para una población de 40 mil habitantes. Las estadísticas eran publicadas anualmente en los informes del ayuntamiento. El control y la vigilancia de la gente llegada a la ciudad por la estación de ferrocarriles y del puerto era asimismo una atribución de estos órganos. En caso de detectar algun enfermo (o sospechoso de portar enfermedad) el inmigrante era recogido en la Enfermería de Aislamiento del Instituto de Higiene, hasta ser curado.

Al fin y al cabo, era esta policía sanitaria la que debería prevenir y corregir la falta de higiene en todas la ciudad, evitando la manifestación y la propagación de enfermedades transmisibles.

Los géneros alimenticios estaban rígidamente controlados por la Directoria de Higiene a través de secciones de control del comercio de la leche y de la Inspección de Carnes. La misma se apoyaba en el control de la matanza realizada en el Matadero Municipal, en los análisis de la Facultad de Veterinaria y en la actividad del Puesto Zootécnico que controlaba la entrada de animales en los rebaños del municipio. El Horno de Incineraciones municipal quemaba los animales callejeros y diagnosticados como enfermos, así como la basura producida en la ciudad (cerca de 19 toneladas por día). Por fin, el Boletim Demográfico e Sanitario publicaba mensualmente las estadísticas de defunciones en la ciudad, sobre todo las provocadas por enfermedades infecciosas.

En el decenio de los 1920 la municipalidad utilizando del Código de Construcciones decía favorecer a los trabajadores (obreros) para vivir con "todas las condiciones higiénicas". Competería al ayuntamiento y a la legislación que se producía en la ciudad "poner término a las construcciones antiguas" que "traían la infelicidad a los hogares en vez de ser abrigos para la organización de familias sanas". Para ello el poder público municipal movió fuerzas para "promover la vivienda salubre" permitiendo la construcción de "viviendas baratas reglamentadas", beneficiando la ciudad desde el punto de vista higiénico, social y arquitectónico"24. A modo de ejemplo del tipo de vivienda deseable para la clase obrera pelotense se realizó el proyecto del conjunto habitacional ideal para las familias de trabajadores. El municipio construyó una "Villa Obrera" (colonia) modelo en el distante suburbio del Capão do Leão: "un barrio higiénico de aspecto agradable, con baños públicos, escuela y servicios esenciales". Es evidente que la prevención de situaciones de subversión social estaba subyacente en esta política de construcción de casas para los obreros.

La cuestión de la vivienda fue la principal acción higiénica y social del Intendente (alcalde) Coronel Pedro Osório25. Al mismo tiempo que promovió la vivienda salubre incentivó la organización de sociedades constructoras de viviendas por particulares y eximió de impuestos municipales a las industrias que promoviesen viviendas para sus trabajadores. Es destacable la afirmación del alcalde que:

los reglamentos de higiene pública puestos en marcha [en Pelotas] están induciendo a la población a prácticas de verdaderas reglas de eugenesia26.


La problemática relación sociedad - naturaleza: la cuestión de las aguas

No obstante la aplicación de la legislación higiénica, persistían los problemas de salubridad en la ciudad. Como se puede observar en las discusiones de la época, no todos los reglamentos dictados fueron aceptados por la población. De los puntos clave de la legislación, las cuestiones de las aguas y de la vivienda eran las más descuidadas.

En un informe de 1916, el Ingeniero Jefe solicitó un castigo severo para los que contaminaban las aguas del Arroyo Santa Bárbara, todos identificados por la Directoria de Higiene, y entre los cuales encontramos trece fábricas (seis curtidores), el Matadero Público y "decenas de casas y conventillos", lo que confirma que mientras la ideología oficial defendía los preceptos higiénicos, los intereses económicos de una parcela de la élite de la ciudad se sobreponían al discurso científico.

Fue una reacción de los técnicos en contra "del miserable estado sanitario del Arroyo Santa Bárbara", considerado como una "verdadera cloaca sucia de toda la suerte de despojos de casas particulares y de fábricas". La legislación higiénica poco estaba siendo cumplida en la ciudad. La Directoria de Higiene alertaba que "tal situación si es mantenida se convierte cada vez más en una severa amenaza a la salubridad pública", pues el arroyo ya estaba perdiendo "el volumen de aguas que incrementaba su descarga y aumentaba su velocidad"27.

Los recipientes suministrados por la Sección de Aseo del ayuntamiento no eran utilizados por la población que establecía sus letrinas directamente en los márgenes del arroyo. El informe del Servicio de Higiene reaccionó con severidad a tal hecho afirmando que

Las aguas contaminadas y pútridas del Santa Bárbara llevarán residuos en descomposición y las substancias fétidas se quedarán depositadas en el cauce del arroyo y expelerán malos olores que infectarán el ambiente, expulsando miasmas y contribuyendo a establecer un estado higiénico intolerable en sus cercanías28. El informe de la Intendencia de 1922 vuelve la cuestión de las aguas afirmando que "Pelotas no puede permanecer con un cuerpo tan extenso de aguas paradas o terrenos encharcados en sus cercanías durante buena parte del año". El ayuntamiento actuaba mejorando las condiciones de los arroyos, prolongando avenidas y construyendo nuevos canales para el avenamiento de las aguas. Justificaba su acción por el crecimiento de la población y por la necesidad de "atender por su seguridad, comodidad de circulación y por las exigencias de la higiene pública".

Sin embargo, construir una extensa red de alcantarillado suponía también la higiene general de las casas, producida por reformas en las mismas, así como por obras para la conexión con la red principal, lo que no era realizado por buena parte de los propietarios.

Casi un decenio después la situación continuaba siendo preocupante. En su informe del Saneamiento de Pelotas realizado en 1927, el Ingeniero Saturnino de Brito solicitó la inmediata reglamentación de la servidumbre o utilización del Santa Bárbara, que se imponía para sanear el arroyo y evitar consecuencias más graves. La solución final, según el informe, solamente vendría con la canalización total del arroyo y el avenamiento de los "terrenos inútiles" de su llanura, que se harían valiosos y utilizables comercialmente por la municipalidad29.

Los problemas de salubridad que persistían en la ciudad según Saturnino de Brito, se producían por las obras de saneamiento necesarias que quedaron inconclusas o que no acompañaron el ritmo acelerado de crecimiento de la ciudad. Basado en un informe publicado en el periódico Diario Popular en 1925 por el alcalde Augusto Simões Lopes, se identificaban los problemas sanitarios que aún generaban situaciones de insalubridad, como la falta de alcantarillado sanitario en parte significativa del núcleo urbano, la falta de saneamiento de las aguas de lluvia o estancadas y la presencia de industrias (mataderos, fábricas de curtidos) que lanzaban sus residuos directamente a los cursos de agua. Para combatir estos problemas era necesario reforzar las medidas de policía sanitaria y la realización de obras de expansión de la red de alcantarillado y de agua potable, el tratamiento de las materias fecales y su lanzamiento en un punto más distante de la ciudad asi como la total limpieza y avenamiento de los pantanos30.

La mayor preocupación del ingeniero estaba relacionada con la situación del Arroyo Santa Bárbara, dado su avanzado estado de contaminación. Saturnino de Brito se quejaba de que la ciudad crecía de espaldas al arroyo transformando el mismo en una verdadera "cloaca urbana". Como solución proponía el inmediato cese de la contaminación y la reserva de un área de veinte metros de anchura entre el cauce y las construcciones, incluyendo las avenidas marginales que deberían ser construidas. Las propuestas de Saturnino no se realizaron y la cuestión del Santa Bárbara solo se solucionaría muchos años después.

Dos obras destacan en especial el legado de Saturnino de Brito para el saneamiento de la ciudad. Primero la planificación y ejecución de un amplio sistema de abastecimiento de aguas para toda la urbe, con la construcción de nuevos depósitos en los extremos sur y norte de la área urbana (las áreas de expansión de la ciudad en aquél momento); después, la construcción del canal en las calles Marechal Deodoro y Argollo, que solucionó el problema de las crecidas que afectaban sobre todo a estas dos calles centrales de la ciudad.

Anteriormente el municipio había solicitado la realización de un amplio proyecto de expansión urbana por el arquitecto Fernando Rullman. El arquitecto realizó el "Plano General de Pelotas y el Esbozo del Proyecto de Ampliamiento de Pelotas"31, donde combinaba el diseño de una ciudad rígidamente funcional y fuertemente segregada socialmente con el discurso de la ciudad jardín. Rullman propuso la división de la ciudad en grandes zonas segregadas según la clase social: la de vivienda obrera, la de vivienda burguesa y la ciudad jardín. Al mismo tiempo, mantenía las ideas higienistas y propugnaba la modernización de la forma urbana:

ya es tiempo de ir remediando los inconvenientes de las manzanas antiguas, destruyendo no tan solo los inmuebles insalubres, sino saneando y hermoseando las antiguas zonas32. El proyecto de Rullman fue adoptado parcialmente en algunos barrios nuevos de la ciudad, donde se realizó trazado esbozado en el plan. Sin embargo, las infraestructuras que deberían acompañar el nuevo diseño urbano no fueron construidas.

Para el Proyecto de Saneamiento de Pelotas (1926-1928), el ingeniero Saturnino de Brito diseñó un plan de expansión urbana para la ciudad (el "Anteproyecto de extensión de la ciudad"), menos ambicioso (o más realista) que el de Rullman, pues solamente proyectó algunas ampliaciones en la trama urbana ya existente. En este proyecto solicitó el cambio en el diseño del trazado de las calles, abandonándose la monotonía del damero en favor de la adopción de calles curvas. Para los barrios donde no fuese posible el nuevo trazado, propugnaba la construcción de calles sanitarias o de pequeños parques en el interior de las manzanas poco ocupadas. Para las manzanas centrales proponía la subdivisión de las mismas con la construcción de las calles sanitarias, que facilitarían la circulación del aire y, consecuentemente, la higiene del ambiente33. Además, planteó la construcción de grandes vías de circulación el diseño de avenidas marginales a los arroyos, que de esta forma estarían separados de las casas y no contaminados, lo que permitiría su saneamiento34.
 

A modo de conclusión

En este artículo presentamos la forma como las ideas higiénicas de los países industrializados del mundo del final del siglo XIX llegaran e influyeron en una ciudad del extremo sur de Brasil, en la distante periferia del desarrollo mundial. Intentamos mostrar como en la ciudad de Pelotas, la élite dominante se puso de acuerdo con los dictámenes más avanzados en términos de control social en el momento de la industrialización de la ciudad. El higienismo en la ciudad de Pelotas cumplió funciones de garantizar la transición de la forma urbana en una ciudad que, había sido núcleo de una economía esclavista y agroexportadora y se transformó en una ciudad capitalista e industrial, aunque dicha transición alteró poco el poder político local.

También pudimos observar que a pesar de los esfuerzos para imponer el orden higiénico en la ciudad, muchas de las obras y leyes necesarias para el saneamiento de la misma no fueran cumplidas, incluso por los representantes de la élite dominante. Lo que nos lleva a concluir que el saneamiento de la ciudad se caracterizó más por ser una actitud de defensa de las élites y de control de las clases subalternas que realmente un amplio e innovador proceso caracterizado por el consenso social.
 

Notas

1. Sobre la historia del urbanismo en general ver F. CHOAY, L`urbanisme, utopies et réalités. Paris: Éditions du Seuil, 1965. También puede verse L. BENEVOLO, As origens da urbanística moderna. Lisboa: Editorial Presença, 1987; y F. CHUECA GOITIA, Breve história do urbanismo. Lisboa: Editorial Presença, 1982.

2. Stephen BELL, Early industrialization in the South Atlantic: political influences on the charqueadas of Rio Grande do Sul before 1860. Journal of Historical Geography, 19-4, 1993, p. 399-411.

3.  Ver a este respecto el libro de J. S. MARTINS. O Poder do Atraso (Ensaios de Sociologia da História Lenta). São Paulo: Hucitec, 1994.

4. Sobre la introducción de las ideas higiénicas en otras formaciones sociales ver los trabajos de Rafael Alcaide González. Las publicaciones sobre higienismo en España durante el período 1736-1939. Un estudio bibliométrico.Scripta Nova.Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. Universidad de Barcelona, Nº 37, 1 de abril de 1999; y La introducción y el desarrollo del higienismo en España durante el siglo XIX. Precursores, continuadores y marco legal de un proyecto científico y social.Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. Universidad de Barcelona nº 50, 15 de octubre de 1999 asi como el articulo de Joaquim Bonastra: Higiene pública y construcción de espacio urbano en Argentina. La ciudad higiénica de La Plata. Scripta Nova.Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales Nº 45 (28), 1 de agosto de 1999. Número extraordinario dedicado al I Coloquio Internacional de Geocrítica - Iberoamérica ante los retos del siglo XXI (Actas del Coloquio).

5. Es la estructura típica del final de la era del capitalismo de libre competencia. E. SOJA, Geografias Pós-Modernas. Rio de Janeiro: Jorge Zahar Editor, 1993, p.199.

6. Se trata del Canal de São Gonçalo, del Arroyo Pepino y del Arroyo Santa Bárbara, respectivamente.

7. M. ABREU, Evolução Urbana do Rio de Janeiro. Rio de Janeiro: IPLANRIO/Jorge Zahar Editor, 1987, especialmente los capítulos 3 y 4).

8. Ver a este respecto M. BERMAN, Tudo que é sólido desmancha no ar: a aventura da modernidade. São Paulo: Companhia das Letras, 1987.

9. Urbanismo - Traçado sanitário das cidades: estudos diversos. Obras Completas de Saturnino de Brito, Volume XX. Rio de Janeiro: Imprensa Nacional, 1944.

10. La Revolta da Vacina fue una reacción de las poblaciones pobres de Rio de Janeiro contra las campañas de vacunación desarrolladas por el higienista Carlos Chagas. La imposición de la vacunación era un poderoso instumento de policia y control social y se realizaba con la presencia de los aparatos de represión en los barrios marginales de la ciudad.

11. H.CAPEL y M. TATJER. Reforma social, servicios asistenciales e higienismo en la Barcelona de fines del siglo XIX (1876-1900). Ciudad y Territorio, 3-1991, nº 89, p. 233-246.

12. Era un parque de dos hectáreas con jardines, lagos, chalets, fuentes, invernaderos y plantaciones situado a tres kilómetros del centro de la ciudad. Fue obra de José Alvares Souza Soares, un inmigrante portugués, propietario del Laboratorio Homeopático Rio-Grandense, que se dedicaba al cultivo de hierbas y plantas medicinales para la fabricación de jarabe y otros fármacos. Estaba situado en la misma finca de su laboratorio. El Parque Pelotense siguió las ideas de sanidad en moda y fue basado en los preceptos del médico Samuel Hahnemann (fundador de la homeopatía) que era homenajeado con una estatua en el parque. N. N. MAGALHÃES, Pelotas Memória. Número Especial, 1992, p. cit. p. 5.

13. Un análisis de la arquitectura y el urbanismo de la ciudad en este periodo está en la tesis de E. GUTIERREZ, Barro e Sangue: mão-de-obra, arquitetura e urbanismo em Pelotas 1777-1888. Porto Alegre: PUC-RS, 1999, 550 p. (Doutorado em História do Brasil).

14. Biblioteca Pública Pelotense. Livro de actas da Câmara Municipal de Pelotas. 1874-1879. 12 de Janeiro de 1878.

15. Correio Mercantil, 9 de Janeiro de 1881. In Pelotas Memória, fascículo VII, 1991.

16. Biblioteca Pública Pelotense. Livro de actas da Câmara Municipal de Pelotas. 1874-1879. 19 de Fevereiro de 1881 y 25 de Abril de 1882.

17. Código de Construções e Reconstruções do Município de Pelotas, 1915.

18. Regulamento Sanitário de Pelotas, aprobado en 18/11/1913 y ampliado en 24/09/1915 con el nuevo Código de Construções del Municipio.

19. Almanach de Pelotas, 1927.

20. Saturnino de Brito, F. Saneamento de Pelotas, 1927. In Obras Completas de Saturnino de Brito, Volume XIII. Rio de Janeiro: Imprensa Nacional, 1944, p.24.

21. Relatório da Intendencia - 1922, p.79.

22. Relatório da Intendencia - 1922, p.86.

23. Discurso del Ingeniero Octacilio Pereira publicado en el Relatório da Intendencia de 1922.

24. Relatório da Intendencia - 1924, p.20.

25. El Coronel Pedro Osório era un de los mayores terratenientes del municipio, asi como un de los mayores productores de carne salada y arroz del país. Además de terrateniente, era industrial, comerciante, constructor y accionista del Banco Pelotense.

26. Relatorio da Intendencia - 1923, p.31.

27. Informe de la Directoria de Higiene, 1916.

28. Informe de la Directoria de Higiene, 1916.

29. F. SATURNINO DE BRITO, Saneamento de Pelotas, 1927, p.83.

30. F. SATURNINO DE BRITO, Saneamento de Pelotas, 1927, p.29-30.

31. El texto integral fue publicado en el Relatório da Intendencia de 1924.

32. Relatório da Intendencia, 1924, p.59.

33. De acuerdo con sus ideas esbozadas en Le Tracé Sanitaire des Villes. Technique Sanitaire Urbaine (1916). In Obras Completas de Saturnino de Brito, Volume XX. Rio de Janeiro: Imprensa Nacional, 1944, p.23-157.

34. F. SATURNINO DE BRITO, Saneamento de Pelotas, 1927, p.26.
 
 

Bibliografía

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