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Scripta Nova.
 Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales.
Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9788] 
Nº 69  (51), 1 de agosto de 2000

INNOVACIÓN, DESARROLLO Y MEDIO LOCAL.
DIMENSIONES SOCIALES Y ESPACIALES DE LA INNOVACIÓN

Número extraordinario dedicado al II Coloquio Internacional de Geocrítica (Actas del Coloquio)

EL ESTADO INNOVADOR: ESTRATEGIAS DE CONTROL Y CONTACTO EN LA FRONTERA

María Cristina Hevilla

Universidad de Barcelona
Universidad Nacional de San Juan (Argentina)



El Estado innovador: estrategias de control y de contacto en la frontera (Resumen)

A fines del siglo XIX los grupos gobernantes iberoamericanos, herederos del Estado hispánico, realizaron acciones que tendieron a la formación de los futuros Estados. La extensión de la línea telegráfica, los proyectos de construcción de caminos y de líneas de ferrocarril son ejemplo de lo anterior. Sus objetivos fueron diversos, entre ellos pueden citarse la comunicación con la capital, el contacto entre las provincias y con otros Estados y, al mismo tiempo, el establecimiento del control en áreas no incorporadas territorialmente (o no totalmente incorporadas) a los proyectos estatales.

Además de comunicar y controlar estos ámbitos fronterizos, el telégrafo se manifestó como medio de contacto rápido entre países; en el caso que nos interesa, entre Chile y Argentina durante el siglo XIX. El hecho de que contribuyó a la persecución de bandidos, ladrones y exiliados políticos, permite pensar el tema de los objetivos de los Estados al proyectar acciones innovadoras en la frontera desde otra perspectiva. Lo anterior destacaría dos aspectos de los proyectos interestatales en construcción por un lado, una voluntad de controlar a aquellos que tratan de quebrar las normas legales en constitución, así como también mostraría al Estado como propulsor de innovaciones tecnológicas en los ámbitos fronterizos.

Los proyectos de trazado de caminos y de un ferrocarril interoceánico por el Valle de los Patos (valle interandino localizado en el sector sudoeste de la provincia de San Juan), así como la instalación telegráfica, aunque finalmente no se concretaron por dicho lugar, ponen de manifiesto la intencionalidad de una generación progresista imbuida de principios liberales que luchó por promover innovaciones, que se proyectarán hasta estos ámbitos. Aunque las innovaciones se dan generalmente en los espacios urbanos, se extienden a los ámbitos fronterizos con diferentes objetivos. De unas y otros hablaremos en esta oportunidad.

Palabras clave: San Juan/ frontera/ telégrafo/ ferrocarril/ caminos/ Argentina/ Chile



The innovator State: strategies of control and contact in the frontier (Abstract)

By the end of century XIX, the governing groups in Latin America, heirs of the Spanish state, made actions which leaded to the formation of the current American countries. The layout of telegraphic lines, roads and railroads are examples of such a policy. Their objectives were diverse, among of them, the communication with the capital, the contact between provinces and with other States and also to extend control to areas which were not already incorporated (or not totally incorporated) to the state projects territory.

Besides to communicate and to control the frontier zones, the telegraph proved to be a means of fast communication between countries, in our case-study, between Chile and Argentina during century XIX. There, it helped to the persecution of bandits, robbers and exiled politicians. This fact leads us to consider, from a different perspective, the objectives of States when promoting innovating actions in the frontier. It shows a will, of the inter-state projects in construction, to put under control those who tried to break the legal rules in formation. Moreover, it shows the State as a promoter of technological innovations in the frontier.

The layout of roads, an inter-oceanic railroad by the Los Patos valley (located in the south-west of the San Juan province) and the telegraphic line, although they finally did not take shape by this place, show the deliberate intention of a progressive generation, which was imbued with liberal principles and fought to promote innovations. Such intention shall reach the frontier regions. Although these innovations commonly occurred within the urban spaces, sometimes they were also extended to the frontier with various objectives. About one and others, we are going speak in this paper.

Key Words: San Juan/ frontier/ telegraph/ railroad/ roads/ Argentina/ Chile



En el siglo XIX, el Estado liberal fue favorable en general a la incorporación y difusión de innovaciones tecnológicas y, a la vez, fue uno de los primeros agentes en adoptar dichas innovaciones. Aunque su papel fue fundamental, no estuvo solo a la hora de adoptar las innovaciones sino que contó con el apoyo de los intereses locales, y al mismo tiempo con las acciones de los innovadores individuales.

El desarrollo de la red telegráfica en la Argentina también estuvo alentado y sostenido por el Estado. Fue durante la presidencia del sanjuanino Domingo Faustino Sarmiento (1)(1868-1874) que desde el Ministerio del Interior, a cargo de Dalmacio Vélez Sársfield(2), se inició la instalación de la red telegráfica en este país. No obstante, no es de nuestro interés en este trabajo analizar el tendido de la red telegráfica ni de las vías férreas o camineras en todo el país, el estudio se centrará en la proyección de estas innovaciones hacia los ámbitos fronterizos para intentar comprender sus diferentes funciones en la construcción del Estado.

El objetivo de esta comunicación es observar, por un lado, las estrategias que fueron activadas por el Estado argentino en formación para lograr una presencia material y simbólica (como formas de apropiación y de incorporación) en los alejados territorios cordilleranos de difícil control como los valles andinos, espacios laberínticos por la presencia de la cordillera pero que, al mismo tiempo, fueron una importante fuente de recursos económicos y lugar de paso hacia Chile y Bolivia. Por otro lado, interesa destacar los resultados de dichas acciones. En este contexto, los grupos ilustrados dirigentes de la nación, con importantes intereses y recursos económicos, reforzaron sus alianzas con los grupos gobernantes a escala local e impulsaron innovaciones tecnológicas sobre el territorio. Éstas permitieron un mejor aprovechamiento de las rutas comerciales y, al mismo tiempo, un aumento de la presencia estatal reflejada en dichas obras, que pretendieron reforzar el sentimiento de pertenencia a la nación. Tanto comerciantes y empresarios particulares como el mismo Estado se unieron en la planificación y en la construcción de caminos y vías férreas entre Argentina y Chile y, también, en la instalación telegráfica con el objetivo de mejorar el tráfico comercial y llevar el "progreso". A su vez lo anterior fue realizado con la firme voluntad de "controlar" y "ordenar" este ámbito en los principios de las naciones civilizadas.

El papel del Estado en la adopción de innovaciones

Para la consideración del proceso de formación del Estado argentino debe tenerse en cuenta la influencia de varias circunstancias y procesos simultáneos. Es necesario no perder de vista la rápida incorporación de Argentina al capitalismo mundial en este período y, como consecuencia, la orientación de la economía hacia el mercado externo, así como la necesidad de rentas aduaneras del nuevo Estado.

En este contexto la realidad de la frontera oeste se volvió importante para los constructores de la Nación por dos motivos: el tráfico comercial de productos hacia Chile y el control aduanero(3). A esta situación, como señala Jorge Balan, hay que sumarle el hecho de que en el proceso de consolidación del Estado se debía fortalecer la existencia de una autoridad central capaz de mantener el orden político y, a su vez, integrar a la población del país. Para lograr este objetivo la clave fue la relación que se construyó entre el ejecutivo y las oligarquías provinciales, basada en un intecambio de favores y apoyos mútuos(4).

La frontera centro oeste de Argentina, especialmente la frontera de la llamada región de Cuyo, conoció una dinámica particular; la presencia del Estado, tanto simbólica como material en la zona, tuvo diversas manifestaciones y resultados que difieren de las formas de penetración del mismo en otros territorios del país en construcción.

Si, como opina Oscar Ozslak, en el proceso de construcción del Estado, la institucionalización significó la centralización de un conjunto de funciones y el control de todos los aspectos indispensables para llevar a cabo el modelo de país, el Estado fue incorporado a la vida de los habitantes y pobladores del territorio. El Estado asumió entonces funciones que anteriormente realizaban los particulares, otras instituciones sociales u otras jurisdicciones (las Provincias). Oszlak denomina formas de penetración a los mecanismos que permitieron llevar adelante este proceso: la represiva, asociada a la formación de todo el aparato militar y de seguridad; de cooptación, tratándose de los mecanismos políticos por los cuales se asegura la legitimidad (formación de alianzas, entrega de subsidios, estructura parlamentaria); material, según la cual el Estado construye y organiza la infraestructura indispensable para tener el control del Estado nación (red ferroviaria, servicios); y finalmente, ideológica incluyendo aquí aquellos aspectos que buscan a través de discursos y representaciones simbólicas la internalización de los valores orgánicos al proyecto político en construcción(5).

Si centramos la atención en la penetración material del Estado en los territorios del ámbito fronterizo podemos pensar que tanto los proyectos de caminos y el ferrocarril como el diseño y la instalación de las líneas telegráficas, son un ejemplo de ella y, a la vez, podemos reflexionar sobre si estos hechos concretos sobre el territorio tuvieron una dimensión simbólica de importancia que apoyara la proyección de los ideales de la nación. Las posibilidades de las comunicaciones telegráficas, así como también, la llegada de las vías férreas y las carreteras, además de constituir una presencia verificable en el terreno, eran la imagen del progreso, los símbolos de la ansiada "civilización".

En muchos países fue el Estado quien finalmente construyó la red telegráfica eléctrica y, a la vez, la controló. Al igual que en otros países también aquí puede decirse que: "Conseguir la rápida comunicación de las disposiciones gubernamentales y convertir el país en una especie de panóptico era el deseo ferviente perseguido por los gobiernos y al que el telégrafo eléctrico, como antes el óptico, venía a dar satisfacción"(6).

Nos ha parecido importante observar simultáneamente lo ocurrido en algunos países europeos y en Iberoamérica en relación a las innovaciones tecnológicas y a la participación y objetivos del Estado para llevarlas a cabo. En el diseño y en los proyectos de la construcción de la red telegráfica española se advierte una clara intención de extender la misma hasta las fronteras con Francia y Portugal con el objetivo de mejorar la comunicación con dichos países y, a la vez, mejorar las comunicaciones entre la capital y las ciudades estratégicas. Los investigadores afirman que existió una indudable vinculación entre el desarrollo del telégrafo y la consolidación del Estado Liberal en la España del siglo XIX. Tanto el telégrafo como el sistema de comunicaciones en general incrementaron eficazmente la toma de decisiones del Estado español con una marcada vocación centralista. En un primer momento el telégrafo óptico sólo podía ser usado directamente por los capitanes generales y los gobernadores o jefes políticos; las demás autoridades necesitaban autorización superior. La organización de la red fue impulsada por el Estado en el año 1852, luego de estudios previos con el objetivo de alcanzar la instalación más conveniente, lograron que la red se comenzara a construir en 1853 en plena crisis política. No obstante, ya en 1854 se enviaron los primeros telegramas entre las ciudades de Madrid y París y al año siguiente se redactó una ley que permitió la instalación de una verdadera red telegráfica que uniera la capital del Estado con todas las capitales de provincias, los departamentos marítimos y las fronteras de Francia y Portugal. Una de las primeras funciones del telégrafo óptico fue estratégica y de mantenimiento del orden público. La pronta aparición del telégrafo eléctrico significó un uso más amplio de éste que se convirtió en un servicio público en las décadas de 1880 a 1890, sumándose de diferentes formas a las prácticas cotidianas de la sociedad, sobre todo por los beneficios económicos y financieros alcanzados gracias a la extensión de la red a través de todo el territorio En España, como en otros países, el control de las redes telegráficas se extendió hasta las provincias de ultramar; ya en 1853 funcionó el primer telégrafo en Cuba, en 1869 en Puerto Rico y en 1872 en Filipinas(7). Ante estos ejemplos, podemos pensar que el Estado colonial pretendió llevar la civilización a las colonias incorporando por este medio a los ámbitos fronterizos del Imperio y, esta misma estrategia sería llevada a cabo por los gobiernos en el Río de la Plata en la época independiente en relación a sus territorios de frontera.

El telégrafo como medio de control social y territorial

Anteriormente hemos advertido que desde un principio la instalación telegráfica, tuvo en muchos países una función estratégica y de control estatal del territorio y de la información. Debido a ello el diseño de dicha instalación respondió primeramente a esta prioridad, aunque con posterioridad se le sumaron otras ventajas como por ejemplo los beneficios económicos dados por el comercio y la rapidez y mejora de las comunicaciones.

Si observamos lo ocurrido en algunas naciones iberoamericanas en relación a los objetivos en la instalación del telégrafo, advertimos que en el período analizado existieron diversos proyectos y, a la vez, diferentes resultados. Es interesante citar el ejemplo de la instalación telegráfica en zonas fronterizas de Brasil a fines del siglo XIX, ya que, aparte de ser uno de los casos más analizados, permite observar que el proyecto de instalación del telégrafo en el Amazonas y en el Mato Grosso tuvo una clara voluntad de control del territorio por parte del Estado, como así también la de integración pacífica de los grupos indígenas que lo habitaban, aunque los resultados de esta acción no hayan sido los proyectados en un principio. Chiara Vangelista, opina que la instalación de la línea telegráfica en dicho ámbito, que en un principio tuvo una función de orden público -básicamente el control político y la integración económica de la región de frontera del Mato Grosso que podía estar amenazada por ideas separatistas- se convirtió en un enlace cultural y, al mismo tiempo, en un medio de comunicación entre los indígenas y el Estado a través de la acción decisiva de Cándido Rondon(8).

Refiriéndose a la misma situación Perla Zusman opina que las acciones puestas en marcha por el ingeniero militar Rondon formaron parte de una "política tutelar" del Estado brasileño en relación con el indígena, que tuvo el propósito de incorporarlo gradualmente a la civilización. La instalación de las líneas telegráficas y de sus estaciones permitió la convivencia y el encuentro entre los grupos indígenas y otros pobladores; así los primeros serían protegidos y, al mismo tiempo asimilados pacíficamente a la nación(9).

En Chile, el Estado tuvo también un papel fundamental en el desarrollo de la telegrafía estableciendo el primer servicio telegráfico en Iberoamérica. La primera línea telegráfica que unió Santiago y Valparaíso fue instalada en 1852 por el empresario norteamericano Guillermo W. Wheelwright y aunque perteneció a una compañía privada recibió subsidios estatales. En poco tiempo el Estado chileno se hizo cargo de la red nacional; en 1872 quedó establecida la conexión con Buenos Aires por Mendoza y ya en 1876 existieron 48 oficinas de telégrafo del Estado cubriendo el país con una red de 2.500 km(10).

En el año 1885 las cifras certifican el gran desarrollo que en Iberoamérica tuvo el telégrafo. Esto permitiría pensar que los estados se preocuparon por adoptar y extender rápidamente esta innovación tecnológica, siendo después de Europa, el continente con mayor desarrollo de las líneas. En esta fecha la extensión de las líneas en la República Argentina fue de 21.967 kilómetros con 625 estaciones telegráficas; en Chile de 12.200 km con152 estaciones; en Brasil de 10.292 km con 169 estaciones; Uruguay, Bolivia y Paraguay tuvieron líneas telegráficas de menor extensión en relación con el tamaño de esos países(11).

El telégrafo en la frontera sanjuanina

En el caso de la región de Cuyo en Argentina, la elección del paso de Los Patos (ubicado en el sector sur de la actual provincia de San Juan) como lugar por donde debería pasar la línea telegráfica no sería casual. Se advierte que desde la época colonial dicho paso fue considerado como una zona de contrabando y paso ilegal, por lo que existieron varios proyectos de la Monarquía hispana para controlar la evasión de impuestos que se realizaba por el mismo.

Tanto el paso general como el contrabando por el Valle de los Patos se hacía desde tiempos antiguos por la facilidad de tránsito que tiene esa área. Constituye un paso con características geográficas que facilita la comunicación directa entre Calingasta y Santiago de Chile. Desde el Valle de los Patos se llega directamente al río Putaendo, que es una amplia diagonal que desemboca en San Felipe, es decir en la apertura del valle central de Chile.

La administración virreinal creó por primera vez un sistema aduanero en 1772 entre la Capitanía General de Chile y las provincias de Cuyo. Estableció entonces, la Real Aduana de Alcabalas y Almojarifazgos en Santiago de Chile, que incluyó la construcción de un sistema de puestos y guardas cordilleranos, lo que permitió la revisión de las mercaderías y el control de los arrieros y viajeros que transitaban los caminos entre Buenos Aires, Mendoza, Los Andes y Santiago. A la vez, se completaba este servicio con un pequeño resguardo militar para una mayor seguridad del tráfico en la cordillera(12). El tráfico comercial a Chile, legalmente, debía pasar exclusivamente por el paso del Portillo, Mendoza. Sin embargo, el 22 de agosto de 1775 "se dispuso una ayuda de costa para los soldados que auxiliaren a las guardas cordilleranas, en los pasos de Los Patos (San Juan) y del Portillo (Mendoza) y al soldado de la Administración de Santiago"(13). En 1776 el sistema aduanero fue reformado, creándose nuevos cargos; entre ellos, nueve individuos fueron los encargados de la vigilancia del camino principal y de los caminos del Portillo y de los Patos en San Juan. En general la política borbónica se preocupó por la mejora y la apertura de pasos cordilleranos con el objetivo de ejercer un mayor control del tráfico comercial. En los primeros años de la Independencia cesó la política sobre la reparación de caminos y fue reemplazada por otra que regló las situaciones bélicas propias de dicha época y el interés se centró en ejercer el control sobre las personas que transitaban la zona (14).

Durante la época de la Reconquista española en Chile el gobernador español, Casimiro Marcó del Pont, ordenó el cierre de las comunicaciones cordilleranas y dio las "Instrucciones del Comandante de la Guardia de Los Patos" el 9 de diciembre de 1815, por la cual se establecía una casa-cuartel en Achupalla una guarnición militar de 20 hombres, 6 hombres de guardia en las Juntas y otra avanzada con un cabo en los Llanos. Estos recaudos fueron necesarios ya que este paso cordillerano siempre se caracterizó por ser una "vía expedita del tráfico clandestino"(15). Podemos agregar que es altamente probable, aunque no dispongamos de un documento que lo confirme, que C. Marcó del Pont ordenó cerrar el paso a través de la cordillera porque sabía que en Mendoza se estaba organizando un ejército argentino- chileno y que era una realidad el espionaje por parte de chilenos, que atravesaban la cordillera e informaban a San Martín y O'Higgings acerca de los movimientos españoles.

Entre 1820 y1853, la situación de la frontera oeste del país fue inestable. Las guerras civiles y la acción de los bandidos en la cordillera contribuyeron a que se percibiera dicho espacio como una zona de peligro, de exilio y de escaso control. El Paso de los Patos continuó siendo uno de los territorios más difíciles de vigilar. A esta situación habría que sumarle que la propiedad de la tierra en dicho ámbito estuvo en manos de ciudadanos chilenos a partir de la década de 1850 y, según se advierte en varios documentos de fines de siglo, continuó siendo difícil de controlar para el Estado provincial y nacional argentino ante la presencia de tropas del país trasandino en la zona. El telégrafo sirvió eficazmente para intentar el control de estas zonas. El telegrama que el coronel Reyes, Superior del Regimiento 4 de Línea, envía desde Mendoza al gobernador de San Juan en 1891 es una muestra de ello. El mismo expresó:

"Tengo orden del Señor Presidente de la República de mandar al paso de los Patos un destacamento del batallón y para ello necesitaría de V.E. facilitara catorce mulas y un baqueano; yo mandaré las fuerzas una vez que vuestra excelencia me diga que puedo contar con los elementos que solicito, que son muy importantes para esta comisión. La fuerza está pronta y solo necesito saber que tengo lo pedido para despacharla a fin de que pase inmediatamente saluda a V. E."(16).

Otros documentos emitidos a través de la línea telegráfica nacional, fechados también en 1891, nos ejemplifican situaciones similares. Los mismos son comunicados del Ministerio del Interior de la Nación al Gobernador de San Juan.

"Oficio urgente. Sírvase vuestra excelencia trasmitir las noticias que tenga acerca de la entrada de las fuerzas de Chile. Que dicen vienen de Copiapó, así como de cualquier otra fuerzas que hayan entrado a territorio argentino mandando expresas para averiguar si es necesario. Sírvase vuestra excelencia decirme si aún existen fuerzas de las que vinieron de Bolivia en esa provincia. Saluda a V. E. Eduardo Costa"(17).

"Urgente circular oficio. Siendo probable por los telegramas recibidos que tropas chilenas se encuentren tengo encargo especial de S.E. el Sr. Presidente las instrucciones trasmitidas al respecto, encareciendo su cumplimiento. Saluda a V.E. Eduardo Costa" (18).

Creemos que el Estado nacional y provincial pretendió, con la aceptación del proyecto de instalación de la línea telegráfica, además de mejorar las comunicaciones, lograr un mayor control del valle de los Patos y de alguna forma también, sentar presencia para que no cupiera duda de la soberanía de Argentina sobre este territorio. A la vez, estas intenciones quedarían confirmadas si observamos que, por esos años, se realizaron estudios de factibilidad de un camino carretero y, a la vez, de un ferrocarril por dicho valle. El gobierno de la provincia de San Juan encargó a los ingenieros Octavio Nicour y a Manuel Sánchez un estudio de factibilidad de un camino por el Paso de los Patos en el departamento de Calingasta que llegara a Chile, que efectivamente realizaron en los meses de febrero a mayo de 1872. Ese mismo año el gobierno provincial les pidió opinión a ambos técnicos sobre la viabilidad o practicabilidad de construir un ferrocarril interoceánico por el Paso de los Patos. Ambos ingenieros redactaron un informe dando su opinión favorable a la iniciativa, expresando en parte del mismo:

"Que en todo el trayecto se encuentran lugares cultivables, como los hermosos valles de Calingasta, Carrisal, Invernadas, Valle Hermoso y Valle de los Patos, que con el contacto del ferrocarril pueden llegar a ser de alguna manera centros de importante producción(...). Por lo demás, los Gobiernos argentino y chileno, igualmente interesados en la construcción del ferrocarril interoceánico y a quienes compete la resolución de esta cuestión, sabrán decidir lo que más convenga a los verdaderos intereses del país (...). En cuanto a nosotros toca, creemos (...), posible de todos modos la construcción del ferrocarril interoceánico por el Boquete de los Patos: de manera ventajosa en la sección argentina, de una manera aceptable en la chilena."(19).

El estudio de la posibilidad de construir un camino por los Patos fue evaluado por la oficina de ingenieros de la Nación y desestimado. Finalmente ambos proyectos no se concretaron, pero es bastante lógico pensar que los mismos fueron proyecciones de las intenciones del Estado de ejercer control en dicho ámbito.

A la vez, podemos observar como el Estado chileno también utilizó la línea telegráfica para controlar el territorio y colaborar con las autoridades argentinas en la captura de los prófugos, ya fueran éstos políticos o no. Un ejemplo de lo anterior es la siguiente situación: el 15 de diciembre de 1869 el gobernador de Mendoza le comunicó al de San Juan sobre una causa criminal ocurrida en la Cordillera, en el camino a Chile. Informó sobre las acciones llevadas a cabo por el gobierno de Mendoza en la captura de los asesinos y bandidos y también las acciones del gobierno de Chile al respecto. Una parte del documento expresa lo siguiente:

"La autoridad de Chile pone en juego todos los recursos de que puede hacer uso para la aprehensión de los culpables, y tres de ellos, Pasten, Farias y Lovet han sido capturados ya. El último de ellos ha confesado el crimen y denunciado a sus cómplices. El italiano Ferrari aún no ha podido ser habido, pero el telégrafo ha girado en todas direcciones para impedir su huída. Estas noticias las he recibido por carta particular fechada en Santa Rosa de Los Andes el 10 del corriente. Con tal motivo me complazco en saludar a V.E. con mi mayor aprecio. Firmas: N. A. Villanueva, Emilio. Civit" (20).

Ante los ejemplos arriba citados, podemos estimar que la instalación de las líneas telegráficas en zonas de frontera fue una estrategia común usada por los Estados y grupos dirigentes de Iberoamérica con diversos objetivos, como por ejemplo, la apropiación y el control de territorio aún no incorporado de forma pacífica, el aumento de la presencia de los Estados en construcción en estos ámbitos, como así también el mejor y más rápido contacto con el país vecino.

El telégrafo como medio de contacto. Los telégrafos también son caminos; son los caminos de la palabra(21).

Los intelectuales del siglo XIX consideraron al progreso como el signo de su época. Una de las mejores y rápidas maneras de conseguirlo fue a través de la mejora de las comunicaciones. Se necesitaron entonces innovaciones tecnológicas y en el mundo entero los logros del vapor y la electricidad eran ejemplos a seguir.

Domingo Faustino Sarmiento, y también Juan Bautista Alberdi, pensaron que uno de los males de la Argentina era la extensión, el "desierto", la soledad y el despoblado. La inmensidad por doquier, decía Sarmiento,"el horizonte siempre incierto, siempre confundiéndose con la tierra, entre celajes y vapores tenues que no dejan en la lejana perspectiva señalar el punto en el que el mundo acaba y principia el cielo"(22). Por su parte Alberdi expresaba la necesidad de instalar el ferrocarril y el telégrafo eléctrico "que son la supresión del espacio, obran este portento mejor que todos los potentados de la tierra"(23).

El telégrafo eléctrico fue el invento que permitió la comunicación a través de grandes distancias y en un lapso corto de tiempo. Fue tan grande la revolución que llevó, en 1874, a Sarmiento a hablar de "un saludo cordial a todos los pueblos, que se hacen por el intermediario del cable, una familia sola y un barrio"(24). El cable, el hilo eléctrico lograban en el pensamiento del autor disminuir las distancias acercando a la gente. Las primeras líneas telegráficas en Argentina fueron instaladas por las compañías de ferrocarriles. La empresa privada llamada Camino de Hierro del Oeste, propietaria del ferrocarril instaló un telégrafo para su propia utilidad alrededor del año 1857. Tres años más tarde se construyó la primera línea pública en el país por parte de la citada empresa del Oeste, uniendo las localidades de Buenos Aires y Moreno y tendida de forma paralela a las vías férreas. La primera conexión telegráfica internacional se realizó con la República del Uruguay en 1866, uniendo las ciudades de Buenos Aires y Montevideo a través de un cable submarino. La conexión de Buenos Aires con otras ciudades del país ocurrió en 1869, llegando el telégrafo a la ciudad de Rosario cubriendo 300 km. Fue el mismo Sarmiento quién contrató a un ingeniero francés llamado Enrique Tassart para lograr la expansión del telégrafo. Dicho ingeniero vinculó a través del hilo eléctrico las provincias del centro, norte y este del país. Como medida complementaria, el presidente también fundó en Tucumán la primera Escuela de Telegrafistas del país.

El 7 de octubre de 1875 se sancionó la Ley de telégrafos nº 750, la primera que organizó de forma definitiva este tipo de servicios. Antes de dicha ley se aprobaron decretos y leyes que crearon las oficinas, los cargos asociados a su funcionamiento, y se firmaron los primeros contratos de colocación de líneas y tarifas telegráficas(25). La ley nº 750 determinó que ningún telégrafo nacional debería establecerse en la República sin autorización previa del Poder Ejecutivo o del Congreso, exceptuándose los telégrafos construidos por las empresas de ferrocarril para servicio exclusivo de sus líneas; los telégrafos construidos para servir a una empresa industrial y, al mismo tiempo, las empresas ferroviarias al extender sus líneas debían dejar un cable libre para el uso del Gobierno Nacional. Dispuso a la vez, que las provincias podían construir o autorizar la construcción de telégrafos dentro de los límites de su territorio respectivo, sin intervención del Gobierno Nacional; pero con la obligación de respetar los privilegios concedidos por éste a otras empresas. Las líneas telegráficas nacionales existentes en la República y las que en adelante se estableciesen, serían libres de todo impuesto nacional o provincial con excepción de los municipales, por el término de diez años. El Poder Ejecutivo nacional eximía del servicio militar a los empleados que fuesen indispensables para la construcción y buen servicio de las líneas telegráficas de la Nación. El Poder Ejecutivo podía conceder a la empresa de telégrafos el derecho de usar y disponer de la parte de tierras públicas de la Nación que atravesasen la línea, así como de tomar las maderas y piedras que en esa tierra encontrasen para la construcción. Las empresas de telégrafo tendrían el derecho de establecer sus líneas a través de las propiedades particulares debiendo ponerse de acuerdo con el propietario, y en el caso de desacuerdo los terrenos serían expropiados por el Estado. Los poderes públicos de la nación podían así mismo en caso de urgencia comunicar por medio del telégrafo las órdenes, instrucciones o decretos que expidieren y serían considerados como auténticos y obedecidos siempre que se hallaran revestidos de las formalidades que la Constitución o las leyes requirieran(26).

Podemos advertir en la primera ley en relación al telégrafo que el Estado central tuvo entre sus objetivos asegurar con diferentes estrategias el control estatal de las líneas, fomentó su construcción y por la misma estableció un estricto control por el Poder Ejecutivo y el Congreso de la Nación, siendo utilizadas también como un instrumento de los poderes públicos para casos de urgencias.

La conexión telegráfica con la República de Chile fue también un objetivo prioritario del gobierno argentino compartido por el país trasandino. Durante la presidencia de Bartolomé Mitre el Estado argentino firmó un contrato con Eduardo Hopkins para construir un telégrafo entre Buenos Aires y los límites de la República de Chile, que no se concretó. La primera comunicación telegráfica trasandina se realizó finalmente entre los presidentes D. F. Sarmiento y Federico Errázuriz Zañartu el 26 de julio de 1872 (figura 1). La caricatura que se muestra en la figura 1 hace alusión a este acontecimiento. Cabe destacar que en esta representación la línea telegráfica no cruza la Cordillera de los Andes sino que esta tendida en forma paralela a la misma. Quizá este hecho está mostrando que con esta aparente búsqueda de comunicación ( reproducida en el estornudo) coexistía con la necesidad de determinar los territorios de cada uno de los Estados y de separar y reafirmar identidades nacionales, representadas simbólicamente en los escudos de cada país. Además ante el título de la caricatura se puede pensar que están implícitas las dos ideas o intenciones de los Estados en la instalación de esta innovación; por un lado, la unión o el acuerdo en la frontera dado por las relaciones diplomáticas de dos países y, por otro, el control que se ejercería en dicho ámbito a través del telégrafo.

Figura 1
Diplomacia Telegráfica. Caricatura del periódico El Mosquito, 1872.

Fuente: El Mosquito, 28 de Julio de 1872, año X, nº 948. Citado en Reggini, Horacio. Sarmiento y las Telecomunicaciones. La obsesión del Hilo. Buenos Aires: Galápago, 1997. p. 159.

Los hilos eléctricos conectaron Mendoza y Valparaíso; por primera vez se contó con un sistema seguro y veloz de comunicación a ambos lados de Los Andes sin desplazar personas entre ambas regiones. Se enviaban los mensajes entre las terminales y desde allí mensajeros a los destinatarios, primero a pie y luego en bicicleta(27). Dos años antes que se concretara dicha conexión a través de los Andes, el gobierno de la provincia de San Juan realizó un contrato con el gobierno Nacional, en el cual el tendido de la línea telegráfica pasaría por dicha ciudad y llegara a Chile. El Ministro del Interior D. Vélez Sársfield, en un escrito al gobernador en la provincia de San Juan de fecha 28 de junio de 1870, señaló lo siguiente:

"He tenido el honor de recibir la nota de V. E. de fecha 8 del presente mes de Junio, pidiendo a este Gobierno que incluya a esa Provincia entre las que deben estar ligadas por el telégrafo trasandino y en contestación me es grato transcribir a continuacion el Art. 1 del Contrato celebrado con los Señores Clark y Cía. de Valparaíso por el que V.E. verá que el hilo eléctrico pasará por la Provincia de San Juan, colocándose en ella la estación correspondiente:

Artículo 1- Los Señores Juan E.Clark y Cía del Comercio de Valparaíso ofrecen establecer el Telégrafo eléctrico de doble vía que partiendo desde el puerto ya nombrado pase por la ciudad de Santiago y los pueblos de Santa Rosa y San Felipe en la República de Chile, atraviese la Cordillera de los Andes por el paso llamado "Los Patos" y el mineral de "el Tontal" hasta la ciudad de San Juan y de allí venga a unirse en Villa María con el telégrafo de Rosario a Córdoba, pasando por la ciudad de Mendoza, San Luis y la Villa de Río Cuarto" (28).

La unión de los dos países, fue realizada por el paso de Puente del Inca en Mendoza, y desde allí se construyó una derivación de la línea a San Juan ( figura 2).

Figura 2
Plano de los Telégrafos Nacionales y subvencionados de la República Argentina. Levantado por el Director General de Telégrafos Nacionales D. Carlos Burton, Buenos Aires, 1874.

Fuente: Galván Moreno, C. Domingo Faustino Sarmiento. Revista de Correos y Telégrafos, 1938, Año II, p. 15. Citado en Reggini, Horacio. Sarmiento y las Telecomunicaciones La obsesión del hilo. Buenos Aires: Galápago, 1997. p. 127.

En 1873 el telégrafo trasandino envió su primer telegrama a la Provincia de San Juan dirigido al Gobernador de la provincia, cursado desde la oficina de Santiago de Chile y firmado por F. Frias (representante argentino en Santiago). El mismo expresó lo siguiente:

"El Ministro Argentino saluda al Exmo Gov. de San Juan, felicitándole por el establecimiento del telégrafo que une a la provincia con la Capital de Chile y le ruega al mismo tiempo se sirva decir lo que sepa respecto a una partida armada que han avisado de Mendoza ha cruzado de San Juan por los Patos. F. Frías"(29).

La documentación nos sugiere algunas hipótesis. Primero, seguramente no fue casualidad la elección del paso de Los Patos para el tendido de la línea telegráfica; ya que dicho paso era considerado el más usado para el contrabando y la ilegalidad; y, segundo, observamos que ya en el primer mensaje claramente el objetivo fue la advertencia de la existencia de una partida armada, probablemente en este caso de disidentes políticos y el intento de control estatal de la situación.

Al finalizar la presidencia de Sarmiento en 1874, la red telegráfica en el país cubría una extensión de 5000 km. En este año también se logró la primera comunicación Argentina con Europa por medio del cable submarino que cruzó el Atlántico desde Brasil hasta Lisboa.

El telégrafo y el ferrocarril trasandino

La instalación de las líneas telegráficas estuvieron como hemos visto íntimamente ligadas a la construcción de vías férreas y caminos. Los hombres ilustrados, tanto de Iberoamérica como de Europa, fueron concientes de los grandes cambios que estas innovaciones tecnológicas impulsarían el desarrollo económico, comercial, financiero y periodístico. En relación a la construcción de las líneas férreas, la instalación simultánea del telégrafo sería una condición necesaria para el buen funcionamiento de la primera. A la vez, el desarrollo de una importante y coordinada red de carreteras también sería un complemento necesario para asegurar la comunicación entre los distintos ámbitos del territorio.

Sarmiento también impulsó desde la presidencia la construcción de las líneas férreas hacia el oeste. Por un lado, pretendió la mejor comunicación a través de un ferrocarril que uniera Buenos Aires con Mendoza y San Juan y, por otro, la unión entre Cuyo y el límite con Chile. Por medio de la ley nº 583 del 5 de noviembre de 1872, encargó a Juan Clark, la construcción de ambas vías en un contrato fechado el 26 de enero de 1874. Simultáneamente en Chile el Congreso, a través de la ley del 13 de noviembre de 1874, concedió a la empresa "Clark hermanos" la autorización para construir las vías del ferrocarril que se unieran con las que se construyeran en la Argentina. Los financieros británicos, a los que acudieron los hermanos Clark, no estuvieron conformes desde el principio sobre varios puntos de las disposiciones legales; por ejemplo: el lugar de partida de la vía por el lado argentino, el tamaño de la trocha, la garantía, la fijación de las tarifas y el domicilio de la administración de la Argentina. Se realizaron modificaciones que fueron consideradas en una nueva ley argentina, fechada el 18 de septiembre de 1877(30).

Los hermanos Mateo y Juan Clark, eran dos renombrados ingenieros, nacidos en Valparaíso, descendientes de familia inglesa por el vínculo paterno y de una antigua familia española establecida en la Argentina por línea materna. Los dos hermanos realizaron una intensa actividad comercial en Valparaíso y desde jóvenes establecieron contactos e intercambios comerciales entre Mendoza, San Juan y Chile. Ambos presentaron los proyectos de la realización del telégrafo y del ferrocarril Interoceánico que permitiera mejorar las comunicaciones y el intercambio de estos países(31).

El puertorriqueño Eugenio María de Hostos, hombre ilustrado de la época, cuando viajaba por el sur de la Argentina (1870-1873) conoció el proyecto del chileno Juan Clark sobre el ferrocarril y decidió apoyar con la publicación de artículos de prensa esta iniciativa que a su entender impulsaba la unión americana, como ya lo había hecho a favor de la construcción del ferrocarril de Los Abismos en el Perú. Como hombre imbuido de las ideas del siglo XIX, Eugenio de Hostos fue un convencido de los beneficios de las líneas férreas y del telégrafo para la unión latinoamericana y para "llevar la civilización" y la paz expresando:

"El ferrocarril interoceánico de Buenos Aires a Valparaíso, como el que ligue a Bolivia y Perú, producirá, acelerará, asegurará la paz de estos países, y en ellos como en todos lo que constituyen el gran todo latinoamericano, la paz internacional será inconmovible si líneas de hierro, complementadas por líneas de alambre, ligan territorio a territorio, población a población, producción a producción, interés social a interés social, sociedades a sociedades" (32).

Cuando el ferrocarril llegó a Río Cuarto en la provincia de Córdoba advirtió:

"Los dos abolicionistas del espacio, la electricidad y el vapor, estaban ansiosos por suprimir la pampa. Ella era un valladar opuesto a la civilización argentina. Estaban ansiosos por abolir los Andes obstáculo estupendo a la comunicación del progreso" (33).

Estas opiniones son parecidas a las expresadas por el ingeniero militar Idelfonso Cerdá en su obra Teoría de la construcción de las ciudades, en 1859 al decir:

"Los ferrocarriles y los telégrafos eléctricos vendrán a uniformar el idioma, las pesas, medidas y monedas; destruirán las antiguas odiosidades de nación, y afianzarán el imperio de la paz universal, borrarán ese antagonismo de clase debido a la falta de civilización y de justicia y vendrán a producir la debida armonía entre las diversas clases de la sociedad"(34).

Cada vez que se detuvieron las obras del ferrocarril trasandino, por diferentes motivos -ya sean técnicos o problemas de límites- Hostos expresó su opinión.

"La naturaleza tiene demasiado que hacer para entretenerse en demarcar límites providenciales a los pueblos con los cuales no contó al trazar los contornos del continente. La naturaleza ha hecho la tierra para el hombre, el hombre para la civilización, la civilización para completar la vida humana"(35).

"Hoy cuando se golpee el suelo de Los Andes para encadenar el riel que lo subyuga para siempre, se habrá dado un martillazo de muerte al necio espíritu que, en nombre de intereses microscópicos, se agita por dividir lo que es necesario que esté unido"(36).

Cuando en 1898, nuevamente se detuvieron las obras del ferrocarril trasandino por problemas de límites en la Patagonia, Eugenio María de Hostos le escribió una carta al ministro Miguel Tagle observando:

"en la peligrosa disidencia entre Chile y la República Argentina, por atender a la justicia parcial se desatiende la total. Cuando los argentinos adoptaron el principio de "las más altas cumbres" y los chilenos agregaron el complemento "que dividen aguas", entre todos enunciaron una verdad completa, que no puede dividirse en dos verdades, haciendo servir a la una mitad para hacer la guerra a la otra mitad"(37).

Eugenio María de Hostos, un hombre de la época, pensó que las líneas férreas y eléctricas contribuirían a la unión de una nación mayor iberoamericana. Tal como expresa Arpini, el ferrocarril en Hostos tiene una significación simbólica de unión y de integración latinoamericana no observada hasta el momento(38). La opinión de este puertorriqueño se oponía a lo sostenido por las instituciones científicas (sobre todo las geográficas) que afirmaban que la naturaleza señalaba barreras o divisiones naturales, ideas que fueron utilizadas cuando se demarcaron los límites internacionales. Varios textos diplomáticos Iberoamericanos de la época coinciden en pensar la cordillera de Los Andes como una frontera natural; por ejemplo, el perito e historiador chileno, Barros Arana, aludió en 1901 a la "espesa y empinada Cordillera de los Andes extendida de norte a sur como una muralla gigantesca"(39).

El ferrocarril que unió la provincia de Mendoza con el vecino país de Chile recién se habilitó totalmente a principios de 1902. Desde el punto de vista comercial la extensión y conexión ferroviaria nacional a Mendoza y luego a San Juan, fue positiva para algunos sectores de la población y determinadas zonas. Su efecto sobre la actividad más importante, la exportación de ganado a Chile, fue negativo cuando las vías atravesaron Los Andes y llegaron a Chile haciendo innecesario el engorde previo en Mendoza. El mercado chileno además sufría crecientes restricciones impuestas por la presión de los ganaderos de dicho país. El comercio de importación desde Chile también perdió interés gracias al ferrocarril, que dió a Buenos Aires un papel comercial mucho más activo en todo el interior, que ahora recibiría bienes de ultramar por el puerto del litoral. Pero si los negocios de exportación e importación tradicionales peligraban, el ferrocarril abría el mercado del litoral. Esta fue una de las causas que logró el impulso de la transformación productiva hacia la vitivinicultura regional llevada a cabo con capitales locales(40). Los investigadores sanjuaninos y mendocinos opinan lo mismo con respecto a la transformación productiva que implicó la llegada de las vías férreas a la región de Cuyo.

En el caso de San Juan, el ferrocarril benefició a los intereses del oasis central dedicado a la vid, mientras que los valles cordilleranos no sintieron los beneficios del vapor ni de la electricidad, por lo que su situación varió escasamente. A medida que avanza el siglo la ganadería y el comercio con el país trasandino disminuyeron en importancia. Son varias las causas, una de las más significativas, según los investigadores locales, será la inauguración del ferrocarril Andino, el 21 de febrero de 1885 que unió los tramos Mendoza-San Juan(41) .

Podemos afirmar que los intelectuales tanto de Europa como de Iberoamérica compartieron la idea de que el ferrocarril, el telégrafo y la electricidad serían los conductores de las naciones al progreso y a la civilización y, como consecuencia, a la paz y a la unidad entre los pueblos. Sin embargo, no se puede dejar de pensar que existieron otros intereses en la propulsión y concreción de dichas obras que se relacionaron con la reafirmación de las identidades nacionales, el control estatal sobre el territorio y la expansión del capitalismo.

Ante lo expuesto, podemos pensar que tanto los caminos, como los ferrocarriles y las líneas telegráficas en la frontera oeste argentina, se delinearon bajo un espíritu de unión del grupo dirigente con el país trasandino, pero a la vez, fueron hábiles estrategias de control de territorios no totalmente incorporados en el momento en que se imaginaba y construía la nación.
 
 

Notas

1. Sarmiento había traducido del francés la Obra de Lois Figuier referida a los descubrimientos científicos modernos, dedicando especial importancia al telégrafo. Sarmiento publicó su traducción al castellano en Chile en 1854. No realizó una traducción exacta, sino que dedicó una esmerada y detallada atención a la historia de la telegrafía y a los avances de dicha innovación en Francia y en Estados Unidos, así como en otros países europeos. Mientras desempeñaba el cargo de Ministro Plenipotenciario argentino en Estados Unidos (1865-1868) pudo presenciar la primera comunicación de este país con Europa a través del cable submarino transatlántico. Durante su época de periodista publicó numerosos artículos sobre la innovación telegráfica y sus consecuencias. Regginni, Horacio, 1997, p. 46-66.

2. Dalmacio Vélez Sársfield nació en la ciudad de Córdoba (Argentina) en 1800. Activo político y abogado actuó en importantes sucesos de la vida nacional. Fue diputado en el Congreso Nacional en 1824, donde luchó a favor de las ideas unitarias. Después de la batalla de Caseros, en la cual fue vencido Rosas, perteneció al partido autonomista. Durante la presidencia de Sarmiento, Vélez Sársfield ejerció el Ministerio del Interior hasta 1871. Falleció en 1875.

3. Los recursos del estado provenían principalmente de la aduana. Ésta pagaba la burocracia y el ejército, permitía construir escuelas y caminos, a la vez, garantizaba emprésticos externos para la infraestructura que servían para consolidar el poder central y a la economía capitalista. Balan Jorge, 1978, n 89, p. 51.

4. Sobre las relaciones de la oligarquía regional y el poder nacional en la provincia de Mendoza en la segunda mitad del siglo XIX se puede consultar: Richard Jorba, Rodolfo,1998; sobre la comparación de la realidad mendocina y de la provincia de Tucumán se puede ver Balan, Jorge,1978, op. cit. p. 49-87.

5. Oszlak, Oscar,1990.

6. Capel, Horacio y Tatjer, Mercedes. Idelfonso Cerdá y la Instalación del telégrafo en Barcelona. In Capel, H. y Linteau, Paul-André. (Cord), 1998, p.184

7. Capel, Horacio y Tatjer, Mercedes. La organización de la red telegráfica española. In Capel, Horacio, López Piñeiro, José María y Pardo, José (Coords.), 1994, T. II, p. 26-30; Otero Carvajal, Luis Enrique. La evolución del telégrafo en España,1800-1936. In Bahamonde Magro, Ángel, 1993, Cap.III, p. 123-188.

8. Vangelista, Chiara,1995, T. XX, p. 7-23 y Vangelista, Chiara, 1996, p. 157-161.

9. Zusman, Perla, (1996), p. 114-117.

10. Collier, Simon y Sater, William, 1996. p.85; Regginni, Horacio, 1996, p.107;

11. Capel, Horacio y Tatjer, Mercedes. La organización de la red telegráfica española. In Capel, Horacio, López Piñeiro, José María y Pardo, José (Coords.) op. cit.,1994, T. II, p. 41.42.

12. Méndez, Luz María. Política y Administración de Chile referida a la región de Cuyo y Buenos Aires 1772-1820, V Seminario-Taller de la Historia y la Historiografía Colonial. Comunicaciones y Resúmenes, 1996. (Universidad Católica de Valparaíso). Citado en Revista de Estudios Trasandinos, 1998, n3, p. 114.

13. Archivo Nacional de Chile, Archivo de la Contaduría Mayor 2 S. Vol. 3372, f. 11v y 12. Bando para organizar el sistema de percepción de impuestos al comercio cordillerano 1773. Citado en Revista de Estudios Trasandinos, 1998, n3, p.115

14. Méndez, Luz María y Fanchin, Ana María, 1998, n3, p. 113-137

15. Archivo Nacional de Chile, Archivo del Ministerio del Interior, Vol. 6, F.6-7. Decretos sobre el resguardo cordillerano e Instrucciones al comandante de la Guardia de los Patos. In Méndez, Luz María y Fanchín, Ana María, op.cit. 1998, n3, p. 113-137.

16. Archivo Histórico y Administrativo de San Juan, L. 442, F.16. En adelante AHASJ. En todos los documentos históricos hemos actualizado la ortografía con el fin de hacer más ágil la lectura.

17. AHASJ, L. 54, F.16-59

18. AHASJ, L. 454, F.166

19. AHASJ, L. 345-346, F.118.

20. AHASJ. L. 333, F. 79 vta y 80

21. Esta frase fue la respuesta esgrimida por Vélez Sársfield ante los diputados opositores al proyecto de la instalación telegráfica por que en ocasiones se usaron los fondos de las partidas asignadas a puentes y caminos en dichas instalaciones. Reggini, Horacio, 1997, p.114.

22. Sarmiento, Domingo F., 1988, p.56.

23. Alberdi, Juan Bautísta, 1966, p.73.

24. Reggini, Horacio, 1996, p.2 (http://www.raulpalma.com/sarmien/facundo/hr0103htm)

25. Revista de Correos y Telecomunicaciones. Sarmiento y la fundación y organización del telégrafo nacional. 1946, n109, Año X, p.25-28; Texo Cabral, Jorge. Esquema de una historia legal postal telegráfica. Revista de Correos y Telecomunicaciones, 1947, Año XII, p. 595-599 .

26. LEY DE TELÉGRAFOS NACIONALES. Ley 750 de Octubre 7 de 1875. p. 146-160.

27. Von Der Heyde, Carlos, 1997, p.72

28. AHASJ, L. 334, F. 131-132.

29. AHASJ, F.97

30. Arpini, Adriana, 1997, n 1, p. 192-193.

31. Martinez Baeza, S., 1997, p. 87-88.

32. Hostos, Eugenio María de. Obras Completas. Puerto Rico, La Habana: Cultural S.A.1939.Tomo VII, p. 440. Citado en Arpini, Adriana,1997, p. 193

33. Hostos, Eugenio María de.Tomo VI, p. 312 .Citado en Arpini, Adriana,1997, p. 194.

34. Cerdá, Idelfonso. Teoría de la construcción de las ciudades aplicadas al proyecto de Reforma y Ensanche deBarcelona por Don Idelfonso Cerdá, Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, Barcelona, Abril de 1859, Edición de Ministerio para las Administraciónes Públicas y Ayuntamiento de Barcelona, 1991, vol. I, p.403. In Capel, Horacio y Linteau, Paul-André ,1998, op.cit. p. 196

35. Hostos, Eugenio María de. TomoVI, p.196-197. Citado en Arpini, Adriana,1997, op.cit. p. 195

36. Hostos, Eugenio María de. TomoVII, p.451. Citado en Arpini, Adriana,1997, op.cit. p. 196

37. Hostos, Eugenio María de. Carta a Miguel Tagle. 22-01-1898. In Obras Completas, Tomo VI, p.186.Citado en Apini, A.,1997, op.cit. p. 195

38. Arpini, A.,1997, op.cit. p. 196

39. Conceptos de los estadistas chilenos de la línea de fronteras, Frontera Argentino-chilena en la Cordillera de los Andes. Posición Argentina, Límite natural argentino-chileno. 1901, L.VI, p. 414.

40. Balan, J.,1978, op.cit. p. 63-64.

41. Arias, Héctor Domingo, 1967, n 17, p.51-62; García, Ana María, 1983. p. 24.

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