REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES Universidad de Barcelona ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98 Nº 89, 15 de mayo de 2001 |
LAS PAUTAS DE NUPCIALIDAD EN LA REGIÓN DE MURCIA:
DINÁMICA, TENDENCIAS Y DIFERENCIAS TERRITORIALES
Carmen Monllor Domínguez
Facultad de Letras
Departamento de Geografía Física, Humana y Análisis
Geográfico Regional
Campus de la Merced
Universidad de Murcia
30001 Murcia
cmonllor@fcu.um.es
Las pautas de nupcialidad en la región de Murcia: dinámica, tendencias y diferencias territoriales (Resumen)
Existe en la actualidad gran interés ante la evolución de una nupcialidad que viene experimentando desde hace algunos años profundos cambios estructurales. En el seno de las poblaciones europeas los matrimonios son cada vez menos frecuentes y más tardíos e incluso menos estables. El movimiento de desafección de la población respecto al matrimonio se inició en España a finales de la década de los setenta, con un cierto retraso en relación a otros países europeos, y afecta en la actualidad a la totalidad de sus espacios regionales, aunque con grados de intensidad diferentes en función de las pautas culturales e ideológicas que caracterizan a las poblaciones que habitan en sus territorios. La Región de Murcia no es ajena a esta situación, en ella, la caída de la nupcialidad mantiene unos rasgos que le son propios y que trataré de analizar en la presente investigación; Junto a ello intentaré mostrar la diversidad de comportamientos nupciales de los distintos municipios en lo que se refiere a la precocidad e intensidad matrimonial.
Palabras clave: Matrimonio, intensidad,
calendario/ Región de Murcia.
Models of marriage rate in the region of Murcia and their territorial differences (Abstract)
In the present time exists, a great interest , in the presence of the evolution in the marriage rate which since some years ago has been experimenting deep structural changes. In the sinus of the european populations marriage are less commons and overdue, even less stable. The movement of dissafection of the population in respect to the marriage begun in Spain at the end of the seventies, with a certain delay in comparison to other european countries, and it affects in the present the totality of its regional spaces, although with different intensity depending the cultural and ideological models which characterize the inhabitants of the populations of its territories. This situation is not irreleveant to the Region of Murcia, in it, the fall of the marrriage rate mantain some characteristic features, features that I will try to analize in the present investigation. I will also try to show the diversity in the marriage behaviours in the different districts related to the matrimonial precocity and intensity.
Key words: Marriage, intensity, calendar/
Region of Murcia.
La nupcialidad es un fenómeno de singular importancia en el análisis demográfico puesto que incide directamente en los niveles de fecundidad general que se producen en una población, principalmente en aquellas sociedades donde la reproducción extramatrimonial está poco desarrollada.
Pero no tiene importancia su análisis por la influencia que ejerce sobre la fecundidad, sino que en sí misma es una variable de primer orden por cuanto el matrimonio suele ser el primer paso en el proceso de constitución de la familia en el modelo tradicional. En la mayoría de los casos supone la emancipación de los hijos del hogar paterno y su iniciación en la vida adulta.
Es una variable muy sensible a la coyuntura económica, tanto en el presente como en épocas pasadas. En el momento presente la evolución de la nupcialidad tiene gran dependencia respecto a ciertos indicadores tales como la evolución de los niveles de actividad y paro, la dificultad de entrada en el mercado laboral de los jóvenes, la carestía de la vivienda, entre otros.
La aparición y extensión desde hace unos años del fenómeno de la cohabitación puede desvirtuar en alguna medida el papel jugado por la nupcialidad, principalmente en aquellos países en que las uniones consensuales estables pueden ser asimilables a las parejas formadas convencionalmente, tanto por su influencia en la reproducción, como por la función que desempeñan desde el punto de vista de la socialización del individuo en cuanto a entorno familiar. Sin embargo el fenómeno de las uniones consensuales tiene una incidencia desigual, incluso en contextos sociales similares como pueden ser los países occidentales. Así, mientras en los países del norte de Europa el número de uniones consensuales y de nacimientos fuera del matrimonio está cobrando cada vez más importancia, en España y en los países mediterráneos, el fenómeno también se observa, aunque con una intensidad mucho menor.
La Región de Murcia no es ajena a esta situación y, por el momento, el matrimonio aún sigue siendo el paso previo para la formación de las nuevas unidades familiares y también para la procreación, ya que la inmensa mayoría de los hijos se tienen dentro del marco del matrimonio.
En este artículo me propongo esbozar una panorámica de las últimas tendencias observadas en las pautas de nupcialidad en la Región de Murcia. Pretendo con ello dar respuesta a dos cuestiones ligadas con la demografía del matrimonio. En primer lugar, cuál es la intensidad anual del fenómeno nupcial en Murcia, o lo que es lo mismo, cuál es la proporción de hombres y de mujeres que se ven alcanzadas anualmente por el matrimonio, y, en segundo lugar, cómo es la distribución por edades de los hombres y mujeres que se casan cada año en la Región.
El estudio se completa con el diseño de una tipología que refleje las diversas pautas de comportamientos nupciales que ofrecen las distintas poblaciones que viven dentro del territorio en lo que se refiere a la precocidad e intensidad matrimonial.
Los datos y la metodología
Para la elaboración del estudio se han consultado datos sobre
matrimonios procedentes de las estadísticas del Movimiento Natural
de la Población Española publicadas por el Instituto Nacional
de Estadística y de las Estadísticas del Movimiento Natural
de la Población de la Región de Murcia publicadas por el
Centro Regional de Estadística de la Región de Murcia.
También se han manejado datos de población procedentes
de Censo de Población y del Padrón municipal de habitantes.
Desde el punto de vista espacial el estudio se proyecta sobre dos escalas de análisis: el ámbito regional en su conjunto y el municipal. Desde la perspectiva temporal, el análisis regional se ha centrado básicamente en lo acontecido a partir del año 1975; que es cuando se producen las transformaciones más significativas. El estudio municipal se ha centrado en el período 1990-1995.
Para valorar los niveles de intensidad y calendario de la nupcialidad se ha seguido una óptica transversal basada en observaciones anuales.
El indicador utilizado para medir la intensidad de la nupcialidad ha sido el índice sintético de primeras nupcias. Este indicador se construye en cada fecha y para cada sexo, a partir de la suma de las tasas específicas de nupcialidad de solteros por grupos quinquenales de edad. Para ello se ha tenido en cuenta siete grupos de edad: 15-19, 20-24, 25-29, 30-34, 35-39, 40-44 y 45-49.
Los resultados del índice se interpretan como el número total de matrimonios contraídos por una generación ficticia de mil mujeres solteras o de mil varones solteros, mil puesto que las tasas expresan los matrimonios por cada mil varones o cada mil mujeres no afectadas por mortalidad, que a las diversas edades experimentan la nupcialidad del momento. Es decir, propia de las mujeres solteras y hombres solteros contemporáneos en el año de observación y, obviamente, pertenecientes a diversas generaciones de nacimientos.
Los resultados del índice expresan en cada momento la propensión a contraer primeros matrimonios y el grado de intensidad que manifiesta la nupcialidad. Cuando el índice es menor de mil puede deberse a una reducción de la intensidad del fenómeno, o bien, a un aplazamiento del matrimonio que puede ser definitivo; por el contrario, si el índice supera la cota mil, supone un aumento de la intensidad, lo que indica una fuerte concentración de matrimonios en el año para el que se calcula el índice.
Para valorar el calendario de la nupcialidad, o, lo que es lo mismo, la edad a la que se produce el matrimonio, se han utilizado dos indicadores: la edad media al primer matrimonio y las tasas específicas de primera nupcialidad por grupos quinquenales de edad.
El cálculo de la edad media al primer matrimonio se ha obtenido a partir del número de solteros que acceden al matrimonio multiplicados por su edad. El sumatorio de estos productos se divide por el total de solteros que han contraído matrimonio a todas las edades.
Por su parte, las tasas específicas de primera nupcialidad por grupos quinquenales de edad se obtienen a partir de la relación existente entre el número de solteros-as de un grupo de edad que se casan en un año determinado y el total de efectivos, masculinos o femeninos, del mismo grupo de edad existente en el año de observación. Los resultados, que se expresan en tantos por mil, cuantifican en términos relativos las frecuencias de los primeros matrimonios en cada tramo de edad.
La intensidad de la nupcialidad
La serie anual del índice sintético de primeros matrimonios
(ISPM) para cada sexo está recogida en el cuadro 1. Los valores
de los índices anuales muestran de forma inequívoca una disminución
de la intensidad de la nupcialidad del momento en Murcia desde el año
1975. Así el índice sintético de nupcialidad ha pasado
de valores superiores a mil en 1975:1184,01 para los hombres y 1017,13
para las mujeres, a valores de 644,81 para los hombres y de 653,65 para
las mujeres en el año 1995. Globalmente, entre 1975 y 1995 la intensidad
de la primera nupcialidad se ha reducido en Murcia un 40,52 por ciento
en los hombres y un 35,74 por ciento en las mujeres.
AÑOS |
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Fuente: Movimiento Natural de la Población Española. INE; Padrón Municipal de Habitantes, años 1975, 1986 y 1996 (avance de resultados) y Censo de Población, años 1981 y 1991. Elaboración propia. |
Un estudio más detallado de la evolución del índice sintético es particularmente explícita para analizar y evaluar en qué términos se ha producido el descenso de la nupcialidad de los solteros en la Región de Murcia.
La serie anual que se presenta arranca, en 1975, de niveles excepcionalmente altos, por encima de mil, que se sostienen, aun con reducciones porcentuales moderadas, hasta el año 1981. El mantenimiento de valores elevados del índice hasta 1981 nos indica que nos hallamos claramente ante un indiscutible proceso de concentración anual de matrimonios, explicable por un rejuvenecimiento en el calendario del fenómeno demográfico, como más adelante se tendrá ocasión de precisar.
El desplome del índice anual se produce en la Región de Murcia en el año 1982. En dicho año los valores del índice de nupcialidad alcanzan el nivel 891,42 para los hombres y 836,22 para las mujeres, niveles que se mantienen hasta el año 1985.
La fuerte caída del índice y los bajos niveles que expresan sus valores durante la primera mitad de los años ochenta indica, sin la menor duda, que nos hallamos en un momento de baja coyuntura nupcial; es decir, ante un proceso de desconcentración anual de matrimonios, provocado por la moderación en el comportamiento nupcial de las parejas y por el retraso de las uniones.
Esta evolución de la nupcialidad está relacionada con la coyuntura socioeconómica que se produce en esos años en la Región. El primer quinquenio de los años ochenta fue una etapa en la que se acentúa la crisis económica iniciada a mediados de la década anterior. Esta circunstancia determina que muchos de los solteros de las generaciones relativamente más antiguas, que no se habían casado en los años setenta, y los integrantes de las generaciones más jóvenes no se decidiesen a contraer matrimonio en estos años.
Durante la segunda mitad de la década de los años ochenta la caída de la nupcialidad prosigue en el conjunto de Murcia, aunque no de una forma regularizada, ya que ésta queda interrumpida por ciertas recuperaciones anuales. En cualquier caso, la recuperación no es muy acentuada, ya que el ISPM no llega a alcanzar el nivel 800 y vuelve a disminuir, de nuevo, en los últimos años de observación.
Esta evolución pone otra vez de manifiesto la estrecha relación existente entre la coyuntura socioeconómica y la evolución de la nupcialidad, pues el segundo quinquenio de los años ochenta fue una etapa de recuperación económica en Murcia, que permitió a muchos integrantes de las generaciones más antiguas, que habían retrasado con anterioridad sus nupcias, pudieran, por fin, casarse en estos años, lo que provoca, a su vez, una cierta recuperación del índice en dichos años. Sin embargo el fuerte incremento del precio de la vivienda y de los alquileres que se produce a finales de los años ochenta, junto a la excesiva difusión de los contratos temporales, que dificultan y retrasan la consolidación laboral de los individuos, y la prolongación de los estudios hasta edades cada vez más avanzadas, son circunstancias todas ellas que dificultan la emancipación de los jóvenes, que les obliga a casarse a edades cada vez más tardías. Es precisamente, el diferimiento de las uniones que se está produciendo en estos años lo que ha provocado la desconcentración del número de matrimonios y ha contribuido, a su vez, a mantener relativamente bajos los valores del índice de nupcialidad en nuestra Región.
Con la finalidad de situar esta evoluciónen el contexto de España y poder medir, en términos relativos el nivel de intensidad que alcanza cada año la nupcialidad de los solteros en Murcia, así como su ritmo de decrecimiento, se ha calculado de foma paralela la serie anual de índices sintéticos referidos a España para el período 1975-1995 y para cada uno de los sexos,cuyos resultados se plasman en el cuadro 2.
Según se observa, la dinámica de la nupcialidad de los
solteros-as en España, al igual que la de la Región, será
indudablemente dominada en este período por tres hechos importantes:
-La caída que se extiende desde 1975 hasta 1995.
-La ligera recuperación subsiguiente durante los últimos
años ochenta.
-El descenso que persiste en la primera mitad de los años noventa.
Por tanto, una característica común en la dinámica del índice es que presenta una evolución decreciente en ambos conjuntos territoriales y que esta caída se produce a partir de valores iniciales, que en los dos espacios, superan el nivel 1.000, tanto para hombres como para mujeres.
Sin embargo, pese a la sorprendente similitud de movimientos que aprecian los índices en Murcia y en España, el descenso general de la primera nupcialidad también reviste en estos ámbitos características diferenciales. En este sentido se puede afirmar que la caída es más regularizada y algo más profunda en España que en Murcia.
Los datos de los cuadros 1 y 2 muestran que en el conjunto de los veinte años de observación el índice sintético de primera nupcialidad masculina ha pasado en España del valor 1.050 en el año 1975 a 593,03 en 1995, reduciéndose la nupcialidad de los solteros entre estos dos momentos en un 43,52 por ciento, mientrs auq en la Región de Murcia la reducción queda valorada en un 40,52 por ciento, al pasar los valores del índice sintético de nupcialidad de solteros de 1.080,01 en el año 1975 a 644,81 en 1995.
En el caso de la nupcialidad femenina de solteras la reducción ha quedado fijada para las mismas fechas en un 41 por ciento en España: 1.036,61 en 1975 y 612,23 en 1995, y en un 36 por ciento en el conjunto regional: 1.017,13 y 653,65 respectivamente en 1975 y 1995.
Los datos de los cuadros 1 y 2 también permiten comprobar que
los valores de los índices se mantienen a lo largo de todo el período
de evolución más altos en Murcia que en España.
Los datos de 1995 indican que el nivel de nupcialidad de los solteros en
la Región, 644,81, es un 8,4 por ciento más elevado que en
España (595,03) y el de las solteras un 6,8 por ciento más
alto: 653,65 en Murcia frente a 612,23 en España.
AÑOS | HOMBRES | MUJERES | ||
Ind.Sint.1as.Nupc. | Ind. Var.1975=100 | Ind.Sint.1as.Nupc. | Ind. Var.1975=100 | |
1975 | 1.050 | 100 | 1.036 | 100 |
1976 | 998,71 | 95,12 | 980 | 94,54 |
1977 | 989,1 | 94,2 | 965,71 | 93,16 |
1978 | 960,41 | 91,47 | 931,92 | 89,9 |
1979 | 906,1 | 86,3 | 873,64 | 84,28 |
1980 | 807,11 | 76,87 | 780,8 | 75,32 |
1981 | 806,22 | 76,78 | 779,4 | 75,19 |
1982 | 777,91 | 74,09 | 760,26 | 73,34 |
1983 | 768,12 | 73,15 | 760,26 | 73,34 |
1984 | 703,71 | 67,02 | 700,74 | 67,6 |
1985 | 640,62 | 61,01 | 642,35 | 61,97 |
1986 | 656,92 | 62,56 | 660,91 | 63,76 |
1987 | 671 | 63,9 | 679,72 | 65,57 |
1988 | 672,54 | 64,05 | 684 | 65,98 |
1989 | 676,53 | 64,43 | 690,91 | 66,65 |
1990 | 690 | 65,71 | 698 | 67,33 |
1991 | 662,55 | 63,1 | 676,22 | 65,23 |
1992 | 661,1 | 62,96 | 675,3 | 65,15 |
1993 | 595,34 | 56,7 | 614,33 | 59,26 |
1994 | 590,11 | 56,2 | 608,02 | 58,65 |
1995 | 595,03 | 56,67 | 612,23 | 59,06 |
Fuente: Movimiento Natural de la Población Española. INE. Padrón Municipal de Habitantes, años 1975, 1986 y 1991. Elaboración propia |
El calendario de la nupcialidad
El análisis de la evolución en curso del calendario del fenómeno demográfico que se aborda en este apartado servirá para verificar la hipótesis sugerida de que el movimiento a la baja que registra la intensidad de la primera nupcialidad, estaría vinculado al retraso del calendario que sufre el fenómeno demográfico durante el período.
La edad media al matrimonio
Los datos del cuadro 2 muestran que la edad a la que como promedio contraían primeras nupcias las mujeres murcianas era, en 1975, de 23,18 años; desde esa fecha hasta 1980 el indicador mantiene una cierta reducción, 22,64 años, y a partir de ese momento se produce un cambio de tendencia que hace recuperar 1,2 años entre 1980 y 1986 y 1,8 años más entre 1986 y 1995, por lo que la edad promedio en este último momento pasa a ser de 25,65.
En lo referente al calendario de la primera nupcialidad masculina, los
datos del cuadro anterior muestran que en 1995, los varones murcianos se
casan, como media, a los 27,73 años. A lo largo de los últimos
veinte años la evolución ha sido paralela a la del indicador
femenino, pues el promedio de edad masculina de entrada al primer matrimonio
había ido descendiendo, también, hasta 1980 en que era de
25,46 años, para, a partir de ese momento, comenzar una recuperación
sostenida, que continúa en la década actual ( cuadro 2).
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ESPAÑA | |||||
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HOMBRES | MUJERES | DIFERENCIA |
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Fuente: Movimiento Natural de la Población Española. INE. Elaboración propia. |
Pese a la similitud de movimientos que observa la edad promedio al matrimonio en estos dos grupos poblacionales existen diferencias entre ellos. En primer lugar, el adelanto que se aprecia entre 1975 y 1980 en la edad de los hombres al casarse es algo mayor que el que aprecian las mujeres. Así, mientras que en los hombres la edad media en el momento de contraer el primer matrimonio asciende 0,78 años entre 1975 y 1980; en las mujeres el descenso es sólo de 0,54 años.
De igual modo, el incremento de los años ochenta y noventa en la edad de las mujeres al casarse fue mayor que en el caso de los varones. Entre 1980 y 1995 la edad al primer matrimonio se incrementa en las mujeres en 3,01 años, mientras que la de los hombres se retrasa tan sólo 2,27 años. Consecuencia de esta diferencia en el ritmo evolutivo ha sido el acercamiento entre la edad de los esposos. Así, si en 1975, en el conjunto de la Región, el promedio de diferencia de edad entre los cónyuges era de 3,06 años, ésta se acorta en 1980 en 2,82 años y se sigue estrechando progresivamente hasta rebajarse en 1995 a 2,08 años.
Vemos, pues, que, tanto con un signo descendente en la edad a las primeras nupcias, caso del período 1975-80, como con un retraso de la misma, lo que se ha producido es una aproximación de las edades de los cónyuges. No obstante, pese al recorte de las diferencias de edad al matrimonio entre sexos durante los años ochenta y noventa, el calendario de la primera nupcialidad sigue siendo más tardío en los hombres que en las mujeres.
Las tasas específicas de nupcialidad por edades
La evolución de las tasas específicas de nupcialidad por edades para cada sexo nos acerca al conocimiento de cuáles son las edades que, con su comportamiento, más han repercutido en el retraso que acusa la edad media al matrimonio.
En líneas generales, se aprecia que, en el transcurso de la evolución, las mayores frecuencias del matrimonio se producen cada año en la población regional entre los veinte y los veintinueve años de edad. Más allá de esta banda de edades, la impronta del fenómeno demográfico se debilita considerablemente en los solteros-as, tanto más, cuanto mayor es su edad.
Igualmente, se percibe que las frecuencias del suceso demográfico no son homogéneas en todo el grupo poblacional que pertenece a un mismo tramo de edad, sino que el nivel de intensidad varía en razón del sexo. Se observa, en efecto, que las tasas correspondientes a los grupos de edades jóvenes(20-24 años) o muy jóvenes (15-19 años) mantienen durante todo el período de evolución valores más elevados en las mujeres que en los hombres. Por el contrario, las pertenecientes a los grupos de edades intermedias (25-29 años) y elevadas 830-34 y 35-39), los niveles de nupcialidad masculina se anteponen a los femeninos.
Esto concuerda con los resultados diferenciales obtenidos para la edad media a la primera nupcialidad en los hombres y en las mujeres durante todo el período. Recordemos que, según éstos resultados, los varones solteros contraen matrimonio por término medio a una edad más tardía que las mujeres.
Otro de los hechos a destacar es que, a lo largo de la evolución,
la tendencia descendente que acusa el fenómeno demográfico
en Murcia, no ha sido homogénea ni tampoco uniforme en todos los
grupos de edad (cuadros 4 y 5)
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15-19 años |
20-24 años |
25-29 años |
30-34 años |
35-39 años |
40-44 años |
45-49 años |
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Fuente: Movimiento Natural de la Población Española, Censo de Población, años 1981 y 1991 y Padrones de 1975, 1986 y 1996 INE. Elaboración propia. |
Durante el último lustro de los setenta, las tasas de primeras nupcias masculinas y femeninas a edades muy jóvenes (15-19 años) y la tasa masculina del grupo 20-24 años, se intensifican cada año bajo el efecto de la puesta en práctica de un calendario cada vez más precoz por parte de aquellas generaciones que esperan contraer matrimonio en estos años.
Paralelamente a este rejuvenecimiento de calendario y por efecto del mismo, es decir, por compensación del avance tomado por las generaciones concernientes que ya iban completando su nupcialidad, se produce, en esos momentos, una disminución progresiva de las tasas de primera nupcialidad en los grupos de edades más elevados (superiores a 25 años).
Es, precisamente, la reducción de las frecuencias de los primeros matrimonios a edades intermedias y elevadas, lo que, en definitiva, ha contribuido a hacer bajar en la Región de Murcia el índice sintético de primera nupcialidad durante los últimos años de la década de los setenta.
Se registra, pues, para finales de los años setenta, una disminución moderada de la intensidad de la nupcialidad que se ha visto acompañada, también, de un descenso de la edad promedio al matrimonio por el propio efecto que genera el trasvase de matrimonios de las edades adultas hacia las edades más jóvenes.
Las alteraciones del calendario van a caracterizar el período posterior a 1979, cambiando la situación que, hasta entonces, dominaba en la nupcialidad regional. No sólo el rejuvenecimiento del matrimonio se frena, sino que la tendencia se invierte.
En un primer momento, situado entre 1979 y 1986, el descenso alcanza básicamente, a las edades muy jóvenes y jóvenes y, en menor medida a los grupos de edades intermedias y elevadas. La caída de las tasas específicas se produce, pues, a todas las edades, salvo en el grupo femenino de 25-29 años, que inicia, en estos momentos, su expansión, bajo el efecto de la recuperación de los matrimonios aplazados años atrás..
Es, precisamente, el decrecimiento de las tasas de las edades de mayor nupcialidad, 20-24 en las mujeres y 25-29 en los hombres, lo que hace bajar de manera drástica, durante los primeros años de la década de los ochenta, la intensidad del momento en Murcia, medida por el valor del índice sintético.
A partir de 1986, se asiste a un cambio parcial en la situación descrita. Así, mientras que las series de tasas correspondientes a los grupos de edades 15-19 y 20-24 para ambos sexos y la serie masculina del grupo 25-29 continúan siendo, básicamente, decrecientes durante la segunda mitad de la década de los ochenta y la primera de los noventa, las tasas del grupo de edades 25-29 en las mujeres y las de los grupos 30-34, 35-39, 40-44 y 45-49 para ambos sexos experimentan ciertos incrementos anuales, en parte debido a la recuperación de los matrimonios retrasados en los años anteriores, lo cual obedece a un efecto de la propia reactivación económica que se produce en la Región en estos años, que facilita la celebración del matrimonio de aquellas parejas que estaban a la espera de ello.
Resulta, pues, evidente el aumento de la nupcialidad de los solteros a edades intermedias y elevadas en los últimos años de la evolución.
Las transformaciones del calendario acaecidas en la década de los ochenta y noventa repercutirán, asimismo, en la elevación de la edad promedio al matrimonio desencadenada
durante el período. Dicha elevación se efectúa en dos tiempos. El primero corresponde al aplazamiento de los matrimonios a las jóvenes edades, que, como ya se refirió, hace descender las tasas pertenecientes a estos grupos de edades. El segundo, a la recuperación posterior de los matrimonios a edades más elevadas, con la consiguiente subida de sus tasas correspondientes.
Si nos fijamos en las tasas específicas de nupcialidad de solteros,
según el sexo, en los años que delimitan el período
de estudio:1975 y 1995, en las mujeres se puede observar de nuevo el retraso
del calendario, ya que las tasas en las edades 25-29, 30-34 y 35-39 son
más altas al final del período que en 1975 ( cuadro 3).
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Fuente: Movimiento Natural de la Población Española, Censo de Población, años 1981 y 1991, y Padrones de 1975, 1986 y 1996. INE. Elaboración propia. |
Como resultado de este proceso evolutivo, las posiciones de los grupos de edades 25-29 y 20-24, identificado éste último, hasta el año 1992, con el grupo de máxima nupcialidad femenina, cambian al final del período.
En la actualidad, el grupo de edades 25-29 años es el que asume las máximas frecuencias al matrimonio entre las mujeres murcianas, seguido muy de cerca del grupo 20-24 que, ahora, ocupa la segunda posición. En el año 1995 la tasa de nupcialidad de solteras en las edades 25-29 años es de 56,99 por mil, mientras que la del grupo de edades 20-24 es de 44,38 por mil. Por su parte las tasas de los grupos 30-34 y 15-19 años, que ocupan, respectivamente, la tercera y la cuarta posición por el nivel de intensidad del fenómeno demográfico, asumen unos valores respectivos del 13,59 y el 11,01 por mil en el año que cierra la evolución.
En cuanto a los hombres, se observa el mismo fenómeno de retraso de calendario. El cuadro 4 muestra que, en los veinte años de evolución, la intensidad del suceso demográfico ha disminuido en todos los grupos de edades, salvo en el de 30-34 y en el de 35-39 donde se han elevado las tasas.
El aumento de la nupcialidad masculina en las edades de 30-34 años ha sido tal, que en el año 1995, por primera vez en todo el período de evolución, este grupo de edades se convierte en el segundo más importante por el nivel de nupcialidad en términos relativos (26,44 por mil) desplazando al grupo de edades 20-24 años, que hasta estos momentos ocupaba esa posición (en 1995 el valor de la tasa es de 24,97 por mil).
Asimismo, es de destacar, al igual que se percibe en el caso de las mujeres, la fuerte caída que acusa la primera nupcialidad masculina a edades jóvenes y muy jóvenes. Por el contrario, la frecuencia del suceso demográfico a las edades de máxima nupcialidad que, en los hombres, se sitúa, persistentemente, en el grupo 25-29, manifiesta en el conjunto de los veinte años de evolución una caída menos espectacular. En el año 1995 la tasa de nupcialidad en este grupo de edades alcanza un valor de 66,66 por mil.
Los resultados de esta evolución hacen prever que el grupo de edades modal no se eleve a medio plazo en los hombres, como ha ocurrido en las mujeres, y siga siendo el grupo de edades 25-29 años el que concentre las mayores intensidades de primera nupcialidad masculina en la Región. Una vez más, se nos pone de manifiesto la menor intensidad que acusa el retraso del calendario en los hombres, lo que propicia, como ya se apuntó, el acercamiento en las edades de los esposos.
Las diferencias territoriales
Los comportamientos que se acaban de explicar para el conjunto de la
Región también se han manifestado en buena parte de los municipios
que articulan el territorio. En general se ha producido durante los últimos
años una cierta reducción de los contrastes intermunicipales
en las pautas de nupcialidad, aunque persisten todavía diferencias
significativas en cuanto a los niveles de intensidad y calendario (cuadro
5 6). Los desiguales comportamientos frente a la nupcialidad existentes
dentro del territorio reflejan las variadas realidades socioeconómicas
presentes en nuestra Región.
MUNICIPIOS |
HOMBRES
|
MUJERES
|
Abanilla |
761,80
|
780,87
|
Abarán |
685,30
|
705,37
|
Águilas |
688,55
|
676,40
|
Albudeite |
998,74
|
988,30
|
Alacantarilla |
710,27
|
692,99
|
Alcázares, Los |
1231,69
|
1195,63
|
Aledo |
585,50
|
769,10
|
Alguazas |
749,87
|
751,60
|
Alhama de Murcia |
651,82
|
642,83
|
Archena |
705,49
|
704,81
|
Beniel |
609,65
|
584,01
|
Blanca |
671,48
|
685,03
|
Bullas |
734,25
|
776,43
|
Calasparra |
1004,73
|
1042,45
|
Campos del Río |
816,02
|
831,74
|
Caravaca de la Cruz |
724,88
|
730,20
|
Cartagena |
680,78
|
692,46
|
Cehegín |
806,79
|
819,83
|
Ceutí |
696,04
|
712,94
|
Cieza |
717,95
|
697,82
|
Fortuna |
789,06
|
795,14
|
Fuente Álamo |
630,93
|
714,39
|
Jumilla |
743,60
|
749,88
|
Librilla |
868,70
|
882,64
|
Lorca |
725,64
|
735,55
|
Lorquí |
618,52
|
636,33
|
Mazarrón |
516,85
|
540,86
|
Molina de Segura |
625,39
|
613,81
|
Moratalla |
740,42
|
762,09
|
Mula |
782,98
|
805,18
|
Murcia |
702,19
|
685,36
|
Ojós |
650,02
|
694,21
|
Pliego |
806,71
|
871,02
|
Puerto Lumbreras |
573,47
|
576,44
|
Ricote |
753,10
|
772,59
|
San Javier |
598,70
|
624,38
|
San Pedro del Pinatar |
705,10
|
660,16
|
Santomera |
704,07
|
767,70
|
Torre Pacheco |
597,05
|
797,21
|
Torres de Cotillas, Las |
625,43
|
596,17
|
Totana |
695,17
|
718,35
|
Ulea |
727,17
|
871,06
|
Unión, La |
673,08
|
678,61
|
Villanueva |
371,17
|
387,11
|
Yecla |
660,79
|
683,77
|
Total región |
694,63
|
696,36
|
Fuente: Movimiento Natural de la Población de la Región de Murcia. Padrón Municipal de Habitantes, Censo de Población. Elaboración propia. |
MUNICIPIOS |
|
|
Abanilla |
|
|
Abarán |
|
|
Águilas |
|
|
Albudeite |
|
|
Alcantarilla |
|
|
Alcázares, Los |
|
|
Aledo |
|
|
Alguazas |
|
|
Alhama de Murcia |
|
|
Archena |
|
|
Beniel |
|
|
Blanca |
|
|
Bullas |
|
|
Calasparra |
|
|
Campos del Río |
|
|
Caravaca de la Cruz |
|
|
Cartagena |
|
|
Cehegín |
|
|
Ceutí |
|
|
Cieza |
|
|
Fortuna |
|
|
Furente Álamo |
|
|
Jumilla |
|
|
Librilla |
|
|
Lorca |
|
|
Lorquí |
|
|
Mazarrón |
|
|
Molina de Segura |
|
|
Moratalla |
|
|
Mula |
|
|
Murcia |
|
|
Ojós |
|
|
Pliego |
|
|
Puerto Lumbreras |
|
|
Ricote |
|
|
San Javier |
|
|
San Pedro del Pinatar |
|
|
Santomera |
|
|
Torre Pacheco |
|
|
Torres de Cotillas, Las |
|
|
Totana |
|
|
Ulea |
|
|
Unión, La |
|
|
Villanueva |
|
|
Yecla |
|
|
Total región |
|
|
Fuente: Movimiento Natural de la Población de la Región de Murcia. Padrón Municipal de Habitantes y Censo de Población. Elaboración propia. |
Con el fin de conocer estas diferencias y proporcionar una tipología
de las pautas de nupcialidad que dominan en el territorio regional en el
período 1991-1995, nos proponemos realizar un ejercicio para determinar
los modelos municipales de nupcialidad. Para ello se ha combinado en cada
municipio, de forma separada para hombres y para mujeres, la edad
media al matrimonio y el índice sintético de nupcialidad,
considerados, respectivamente, como indicadores del calendario y de la
intensidad del fenómeno demográfico que se está analizando,
y se han comparado cada uno de estos indicadores con el nivel medio que
alcanzan en el conjunto de la Región.
Las posiciones de los distintos municipios respecto promedio regional permite distinguir cuatro situaciones diferentes dentro de la Región, que se corresponden con unas determinadas pautas matrimoniales.
La primera situación corresponde a aquellos municipios que registran valores superiores al promedio regional en la edad media al matrimonio, pero más bajas en el índice sintético, lo que expresa matrimonio tardío y poco intenso.
La segunda situación la ofrecen los municipios que muestran valores más altos que el promedio regional en ambos indicadores, lo que implica matrimonio tardío, pero alta intensidad.
La tercera situación la ofrecen los municipios que acusan una edad media y un índice sintético inferior al promedio regional, lo que significa matrimonio temprano y baja intensidad.
Por último, la cuarta situación es característica de los municipios que presentan una edad promedio más baja que el nivel medio regional y un índice sintético más elevado. Esta situación conlleva un matrimonio temprano y alta intensidad. Las cuatro tipologías han sido, a su vez, cartografiadas para cada uno de los sexos en las figuras 1 y 2.
La consideración conjunta de ambas variables: edad al matrimonio e intensidad, nos permite distinguir cuatro modelos de comportamiento matrimonial que se analizan independientemente para hombres y para mujeres.
En el caso de los hombres, las cuatro tipologías de comportamiento y los municipios que se incluyen en cada una de las categorías son las que se exponen a continuación (figura 1).
Figura 1
Tipologías de nupcialidad en el territorio. 1991-1995. Hombres.
1. El modelo de nupcialidad que se caracteriza por un matrimonio temprano y muy intenso afecta a trece municipios: Alcantarilla, Alguazas, Archena, Bullas, Campos del Rio, Cieza, Fortuna, Jumilla, Librilla, Lorca, Mula, Santomera y Ulea. Estos municipios se localizan, en su mayoría, en la Cuenca de Mula y en puntos de la Vega del Segura.Fuente. Datos contenidos en los cuadros 6 y 7. Elaboración propia
Varias argumentaciones pueden realizarse para explicar esta pauta de comportamiento. Por un lado, estamos en presencia de municipios que mantienen, por lo general, una importante base agraria, donde la propensión al matrimonio esta tradicionalmente muy arraigada. Por otro lado, muchos de los municipios que ofrecen esta pauta de comportamiento, registran también tasas de masculinidad a las edades de máxima nupcialidad bajas o muy bajas, lo que ha podido determinar un adelantamiento de la edad al matrimonio por parte de los varones y una intensificación del mismo, ya que los hombres gozan de un mercado matrimonial que le es favorable.
2. El modelo de nupcialidad que se caracteriza por un matrimonio masculino temprano y poco intenso incluye doce municipios: Abarán, Águilas, Blanca, Beniel, Fuente Álamo, Mazarrón, Molina de Segura, Puerto Lumbreras, Las Torres de Cotillas, Torre Pacheco, La Unión y Yecla, ubicados, generalmente, en puntos de la costa, del valle del Segura y del Campo de Cartagena. En muchos de estos municipios se han creado condiciones económicas favorables, ligadas a actividades turísticas, agrarias o industriales, que han permitido a muchos varones jóvenes poder adelantar el matrimonio. De hecho la inmensa mayoría de los municipios que ofrecen esta pauta de comportamiento se identifican con espacios donde la tasa de nupcialidad masculina en las edades jóvenes o muy jóvenes son relativamente elevadas. Sin embargo, en estos municipios, fundamentalmente los de la costa, existe un mercado matrimonial que cada vez es menos favorable a los varones a causa de una inmigración masculina, que se ha visto intensificado en los últimos años por la diversificación económica que está teniendo lugar en estos espacios. Como consecuencia de ello la precariedad en las uniones no conduce a una alta intensidad porque en las edades de más de 25 años la frecuencia del matrimonio masculino no es muy acentuada, con niveles inferiores al promedio regional, influido, quizás, por el desajuste del mercado matrimonial. Esta circunstancia ha provocado una desconcentración anual del número de varones que contraen matrimonio, lo que ha condicionado decisivamente el bajo nivel que observa en estos espacios el índice sintético de nupcialidad masculina.
3. Un matrimonio masculino tardío, pero muy intenso en términos relativos lo presentan en la actualidad trece municipios: Abanilla, Albudeite, Los Alcázares, Calasparra, Caravaca, Ceutí, Cehegín, Moratalla, Murcia, Pliego, Ricote, San Pedro del Pinatar y Totana. En estos municipios ocurre el fenómeno contrario al argumentado en el caso anterior. Es, precisamente, la nupcialidad de los varones en edades intermedias y elevadas, que se mantiene en la actualidad relativamente elevada por una acumulación de matrimonios atrasados o por la celebración de segundas nupcias, la responsable de que los índices sintéticos se sitúen en niveles relativamente altos y, por tanto, se intensifique la nupcialidad.
4. El modelo de nupcialidad que se caracteriza por un matrimonio masculino
tardío y de baja intensidad relativa es el menos extendido dentro
del territorio, afectando a siete municipios: Aledo, Alhama, Cartagena,
Lorquí, Ojós, San Javier y Villanueva. Se trata de municipios
donde, en general, el mercado matrimonial en las edades de máxima
nupcialidad está desequilibrado en perjuicio de los varones (cuadro
8). Como consecuencia de ello los niveles de nupcialidad masculina se reducen,
especialmente en las edades jóvenes, aunque en las edades intermedias
y elevadas el matrimonio masculino se mantiene en niveles relativamente
elevados, por encima del promedio regional. Esto explicaría que
la edad promedio al matrimonio en estos municipìos se eleve en los
varones y por ello el calendario de la nupcialidad tenga un caracter más
tardío.
MUNICIPIOS |
25-29 años |
20-24 años |
TASA DE MASCULINIDAD |
Abanilla |
|
|
|
Abarán |
|
|
|
Águilas |
|
|
|
Albudeite |
|
|
|
Alcantarilla |
|
|
|
Alcázares, Los |
|
|
|
Aledo |
|
|
|
Alguazas |
|
|
|
Alhama de Murcia |
|
|
|
Archena |
|
|
|
Beniel |
|
|
|
Blanca |
|
|
|
Bullas |
|
|
|
Calasparra |
|
|
|
Campos del Río |
|
|
|
Caravaca de la Cruz |
|
|
|
Cartagena |
|
|
|
Cehegín |
|
|
|
Ceutí |
|
|
|
Cieza |
|
|
|
Fortuna |
|
|
|
Fuente Álamo |
|
|
|
Jumilla |
|
|
|
Librilla |
|
|
|
Lorca |
|
|
|
Lorquí |
|
|
|
Mazarrón |
|
|
|
Molina de Segura |
|
|
|
Moratalla |
|
|
|
Mula |
|
|
|
Murcia |
|
|
|
Ojós |
|
|
|
Pliego |
|
|
|
Puerto Lumbreras |
|
|
|
Ricote |
|
|
|
San Javier |
|
|
|
San Pedro del Pinatar |
|
|
|
Santomera |
|
|
|
Torre Pacheco |
|
|
|
Torres de Cotillas, Las |
|
|
|
Totana |
|
|
|
Ulea |
|
|
|
Unión, La |
|
|
|
Villanueva |
|
|
|
Yecla |
|
|
|
Total región |
|
|
|
Fuente: Padrón Municipal de Habitantes y Censo de Población, año 1991. CREM. Elaboración propia. |
En el caso de la nupcialidad de las mujeres, los municipios que se incluyen en cada una de las cuatro tipologías de comportamiento nupcial son los siguientes (figura 2).
Figura 2
Tipologías de nupcialidad en el territorio. 1991-1995. Mujeres
La comparación de estos resultados con los que muestra el mapa de la figura 1 permite observar que la mayoría de estos municipios ofrecen una pauta de nupcialidad diferente para los varones. En sólo seis de los municipios citados: Archena, Campos del Rio, Cieza Librilla, Fortuna y Jumilla el matrimonio masculino registra este mismo comportamiento: intenso y precoz. De los restantes municipios, cinco: Abanilla, Albudeite, Ceutí, Pliego y Ricote, presentan un matrimonio masculino tardío e intenso, y tres: Abarán, Fuente Álamo y Torre Pacheco ofrecen una nupcialidad masculina precoz, pero con una baja intensidad relativa.
Dentro del grupo de municipios donde las mujeres acusan un matrimonio intenso y temprano se incluyen espacios en los que el mercado matrimonial es cada vez más favorable a las mujeres; ya que en mucho de estos municipios las tasa de masculinidad en las edades de máxima nupcialidad son relativamente altas o muy altas. El resultado de todo ello es que no sólo se da el matrimonio femenino en edades tempranas, sino también en edades más elevadas. En consecuencia se produce una fuerte concentración de matrimonios anuales que incide en la elevación de los valores de los índices sintéticos de nupcialidad femenina.
2. El modelo de nupcialidad que se caracteriza por un matrimonio femenino temprano y poco intenso predomina en doce municipios: Alcantarilla, Águilas, Blanca, Beniel, Lorquí, Mazarrón, Molina de Segura, Puerto Lumbreras, Las Torres de Cotillas, La Unión, Yecla y Villanueva.
Todos ellos también muestran el mismo patrón de nupcialidad para los varones, salvo en tres casos: Lorquí y Villanueva, que registran un matrimonio más tardío y Alcantarilla, que ofrece una mayor intensidad.
En muchos de los municipios que presentan un matrimonio femenino precoz y poco intenso, las pautas culturales y el propio dinamismo económico han podido influir en el adelantamiento de la edad al matrimonio femenino. De hecho, estos municipios se identifican, en general, con espacios donde las tasas de nupcialidad femenina en las edades jóvenes y muy jóvenes son relativamente elevadas, mientras que el matrimonio femenino en las edades intermedias y elevadas se mantiene relativamente bajo, circunstancia que ha propiciado un cúmulo de matrimonios anuales poco importante, lo que ha influido en el bajo nivel que observa en estos espacios el índice sintético de nupcialidad femenino.
3.Un matrimonio femenino tardío, pero muy intenso en términos relativos lo registran en la actualidad trece municipios: Los Alcázares, Aledo, Alguazas, Bullas, Calasparra, Caravaca, Cehegín, Lorca, Moratalla, Mula, Santomera, Totana y Ulea. Esta pauta de comportamiento nupcial es la segunda más extendida dentro del territorio, detrás del matrimonio precoz y muy intenso.
Debe destacarse, asimismo, que, unicamente, cinco de los municipios citados: Los Alcázares, Calasparra, Caravaca, Cehegín y Moratalla ofrecen ese mismo patrón de nupcialidad para los varones. De los restantes municipios, seis: Alguazas, Bullas. Lorca, Mula, Santomera y Ulea muestran un matrimonio masculino también intenso, pero algo más temprano, y dos: Aledo y Totana sostienen una nupcialidad masculina tardía, pero poco intensa.
En los municipios que ofrecen un modelo de nupcialidad tardía y de alta intensidad ocurre el fenómeno contrario al argumentado en el caso anterior. Es, precisamente, la nupcialidad de las mujeres en edades intermedias y elevadas, por encima de los veinticinco años, que se mantiene en estos momentos relativamente alta, la responsable de que la edad promedio al matrimonio femenino se incremente y de que el índice sintético se sitúe en niveles relativamente altos, por encima del promedio regional.
4. El patrón de nupcialidad que se ha definido por un matrimonio femenino tardío y poco intenso, al igual que ocurría en el caso de los varones, es el menos extendido dentro del territorio. En la actualidad son seis los municipios: Alhama, Cartagena, Murcia; Ojós, San Javier y San Pedro del Pinatar, donde las mujeres muestran esta pauta de nupcialidad. Todos ellos, excepto Murcia y San Pedro del Pinatar que registran una nupcialidad masculina intensa en términos relativos, muestran el mismo comportamiento para los varones. Se trata de espacios donde los niveles de nupcialidad femeninos se mantienen, en general, relativamente bajos en todas las edades, lo que explica la débil intensidad que presenta, globalmente, el matrimonio femenino en estos municipios. Esta debilidad es especialmente significativa en las edades jóvenes y muy jóvenes y menos acentuada en las edades elevadas, lo que explica que la edad promedio al matrimonio de las mujeres se incremente y, por tanto, el calendario de la nupcialidad femenina tenga un carácter más tardío.
Conclusiones
Las conclusiones que se derivan del análisis efectuado son las siguientes:
-Desde finales de la década de los años setenta, la nupcialidad viene experimentando en Murcia un retroceso que conduce al fenómeno demográfico a niveles de intensidad extraordinariamente bajo en términos transversales. Entre 1975 y 1995 el índice de nupcialidad de solteros ha pasado de valores superiores a 1000, indicando la existencia de una alta coyuntura nupcial, a valores de 644,8, para los hombres y de 653,6 para las mujeres, con lo que, sin duda, se habría entrado en una situación de baja coyuntura nupcial y de matrimonio diferido.
-La reducción de la nupcialidad no se manifiesta en todas las edades, dándose importantes alteraciones en el calendario del fenómeno demográfico en el transcurso del período de evolución. Hasta 1981 las personas pertenecientes a las edades más jóvenes, menos de 25 años, son las que muestran una inclinación creciente al matrimonio, mientras que las mayores de dicha edad ven reducir sus tasas de nupcialidad. Por el contrario, después de 1981 son los individuos entre 25 y 39 años los que experimentan una propensión creciente a contraer matrimonio, mientras que los más jóvenes reducen progresivamente su nupcialidad. Como consecuencia de ello, el promedio de edad al matrimonio no ha dejado de retrasarse en Murcia desde 1981, siendo el retraso más acentuado en el caso de la población femenina.
-El calendario del fenómeno demográfico es más tardío en los hombres, ya que en Murcia las mujeres se casan en promedio con hombres unos 2-3 años más viejos. En el año 1995 las mujeres murcianas contraen matrimonio, por término medio, a los 25,65 años; mientras que los hombres lo hacen a los 27,73 años.
-Por efecto de este proceso, la Región de Murcia ha pasado de un modelo de nupcialidad caracterizado por un matrimonio intenso y precoz, que predominaba en la década de los años setenta, a otro que está caracterizado por un matrimonio tardío y poco frecuente
-Dada la sincronía con que se han producido el retraso del matrimonio y las crisis económica desatada desde mediados de los años setenta, no es de extrañar que se le atribuya el papel de causa principal. No obstante, el retraso en la edad al casarse no es achacable únicamente a un solo factor económico, sino a un conjunto de variables entre las que destacan el aumento del precio de la vivienda, así como la prolongación del período de formación de los jóvenes, que han de dedicar más años de su juventud a prepararse para su ingreso en la actividad productiva.
Sin desdeñar el factor económico, también hay que tener presentes los cambios sociológicos y culturales profundos que se están produciendo en estos años y que afectan de alguna forma a las relaciones entre parejas. Así en estos momentos están apareciendo en la Región nuevas formas de unión no vinculadas al matrimonio, aunque cuantitativamente son poco importantes. En cualquier caso, la experiencia de otras regiones europeas muestra que las uniones de hecho constituyen, en muchos casos, una etapa previa al matrimonio y, por tanto, su puesta en práctica desencadena su posposición.
-La reducción de la intensidad de la nupcialidad y el retraso del calendario son fenómenos que están ampliamente extendidos dentro del territorio regional, persistiendo diferencias intermunicipales respecto a los niveles de intensidad y calendario del fenómeno demográfico.
Las mayores intensidades al matrimonio en términos relativos aparecen, más frecuentemente, tanto para hombres como para mujeres, en los municipios del noroeste, de la Cuenca de Mula y del suroeste de la Región; mientras que los municipios de la costa meridional se caracterizan por una baja intensidad matrimonial en relación con el promedio regional.
Dentro del territorio la precocidad al matrimonio es característica de los municipios ubicados en la vega del Segura, el noreste, en la Cuenca de Mula y en la costa meridional, mientras que los municipios del noroeste, del suroeste y del Mar Menor adoptan, normalmente, un matrimonio más tardío.
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Population. 1993. 4. P. 939-974.
© Copyright Carmen Monllor, 2001
© Copyright Scripta Nova, 2001