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Scripta Nova.
 Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales.
Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9788] 
Nº 94 (26), 1 de agosto de 2001

MIGRACIÓN Y CAMBIO SOCIAL

Número extraordinario dedicado al III Coloquio Internacional de Geocrítica (Actas del Coloquio)

ESTRATEGIAS METODOLÓGICAS PARA EL ESTUDIO DE LOS PROCESOS DE ADAPTACIÓN E INTEGRACIÓN DE LA COMUNIDAD INMIGRANTE ECUATORIANA EN LA BAJO Y ALTO GUADALENTÍN, MURCIA 

Carmina Gaona Pisonero
José Fernández-Rufete Gómez
Joaquín Guerrero Muñoz

Universidad Católica de Murcia


Estrategias metodológicas para el estudio de los procesos de adaptación e integración de la comunidad inmigrante ecuatoriana en el Bajo y Alto Guadalentín, Murcia. (Resumen)

Plantear una investigación que verse sobre población inmigrante en el campo de la Antropología, debe superar en un principio dos limitaciones principales, una de tipo teórico y otra de corte metodológico. A nivel teórico, se requiere definir los referentes conceptuales, desde los que vamos a hablar del colectivo de inmigrantes ecuatorianos como el "extraño", el "otro", como minoría étnica, o exclusivamente como "inmigrante rural" o "inmigrante urbano", los "sin papeles". Se resalta la necesidad de "nombrar" o "renombrar" la población inmigrante a estudiar, e incluso se invita a ir mucho más allá, pues se defiende que sean ellos mismos los que se nombren, y recoger este discurso que forma parte de su identidad.

A nivel metodológico, investigar la comunidad inmigrante ecuatoriana, suscita traspasar las dificultades de un estudio sociocultural referido a poblaciones caracterizadas por una elevada movilidad geográfica, y expuestas a condiciones reales de "invisibilidad administrativa" (población oculta), aspectos estos últimos que condicionan enormemente la definición cuantitativa de un universo de referencia a partir del cual fuera posible extraer (por medio de un muestreo probabilístico) una muestra estadísticamente representativa.

Palabras clave: inmigración / multiculturalismo / inmigración ecuatoriana


El proyecto de investigación planteado, "Procesos de Adaptación e Integración Social y Cultural del Colectivo de Inmigrantes Ecuatorianos a partir de sus condiciones de vida en las comarcas Murcianas del Alto y Bajo Guadalentín" , nos suscitó en un principio dos interrogantes a superar, una de tipo metodológico y otro de tipo teórico. A nivel teórico, se requiere posicionar los referentes conceptuales, desde los que vamos a hablar del CIE (colectivo de inmigrantes ecuatorianos) como el "extraño", el "otro", como minoría étnica, o exclusivamente como "inmigrante"

A nivel metodológico se hacía necesario, dada la complejidad del fenómeno que nos ocupa, la inmigración, así como la dificultad también en cuantificar con niveles de fiabilidad y validez aceptables, la comunidad inmigrante ecuatoriana; la elaboración de una estrategia metodológica específica, de cara a lograr en un plazo de tiempo muy breve, un mapa demográfico de la población de inmigrantes ecuatorianos localizada en los siguientes municipios del Alto y Bajo Guadalentín: Lorca, Totana, Alhama y Mazarrón.

Por una estrategia metodológica propia, para la aproximación al CIE

La construcción teórica en antropología, ha sido duramente criticada desde múltiples frentes por cuestionar e incluso negar la cientificidad del conocimiento antropológico. Este cuestionamiento del estatuto científico en antropología, se ha hecho aludiendo principalmente a varios principios: por la imposibilidad de aplicar métodos cuantitativos en aproximación a la realidad social, por la complejidad de los hechos sociales, al respecto recordar las ideas defendidas por Popper, para quien no hay duda de que en las ciencias sociales, el análisis de una situación social concreta, es difícil de abordar, por su complejidad pero lo mismo ocurre con cualquier situación física concreta.

También se cuestiona el estatuto científico en Antropología, por el carácter global de los fenómenos sociales, lo que contradice uno de los principios del conocimiento científico, según Nagel E., sólo se adquiere conocimiento, mediante el análisis o el uso del llamado "método de abstracción", es decir, concentrando la atención en un conjunto limitado de las propiedades que poseen las cosas e ignorando otras (al menos por un tiempo) e investigando en condiciones controladas las características elegidas para su estudio. El conocimiento sólo sería posible mediante el acceso a partes de la realidad, en contrapartida, en Antropología frecuentemente se han hecho profesiones de fe holísticas.

Superando los obstáculos anteriores, la ciencia, y en este caso la Antropología, es sólo uno de los modos posibles de hablar de las cosas, si optamos por ella, se reduce el ámbito de lo que podemos decir, pero se reducen, al mismo tiempo, las posibilidades de error de lo que hablamos, no negar el uso de un método pues como diría Lévi-Strauss, así sabremos un poco más para poder actuar un poco mejor.

La complejidad del fenómeno que nos ocupa, el análisis y la evaluación de los factores de integración sociocultural y de las condiciones de vida de la población de inmigrantes ecuatorianos localizada en las comarcas del Bajo y Alto Guadalentín de la Región de Murcia, nos conduce necesariamente a una aproximación metodológica escalonada. A partir de este momento hablaremos del diseño metodológico a corto plazo, o si se quiere de la primera fase del trabajo de campo, y del diseño metodológico a medio y largo plazo, en referencia a la segunda y tercera fase del trabajo de campo.

Esta planificación escalonada de la metodología no es contraria a los fundamentos elementales de la investigación etnografía, tal y como se viene entendiendo en la Antropología Sociocultural. De hecho, ya se han realizado aportaciones teóricas que indican la necesidad de organizar el trabajo de campo en tres fases: una inicial que nos permitiría obtener datos estadísticos básicos de nuestra unidad de estudio y generalizaciones empíricas, la implementación de instrumentos y técnicas de recogida de información y la operacionalización de determinados conceptos y categorías, y otras posteriores en la que se desarrollaría propiamente el trabajo de campo (San Román, T., 1996).

Por otra parte, las dificultades de un estudio sociocultural referido a poblaciones caracterizadas por una elevada movilidad geográfica, y expuestas a condiciones reales de "invisibilidad administrativa" (población oculta), condiciona enormemente la definición cuantitativa de un universo de referencia a partir del cual fuera posible extraer (por medio de un muestreo probabilístico) una muestra estadísticamente representativa. Entre los factores que amenazan la representatividad de la muestra, además de los anteriormente citados, se encuentran otros como por ejemplo: el nivel de rechazo por parte de la población diana y la dificultad de lograr altas tasas de respuesta en grupos de inmigrantes étnica y socialmente diferenciados (Ato, M., 2000).

Por ello antes de abordar una investigación dilatada, que combine al mismo tiempo herramientas de investigación cualitativas y cuantitativas, hemos creído conveniente y necesario definir a través de un recuento sistemático del número de inmigrantes ecuatorianos asentados en las comarcas del Alto y Bajo Guadalentín. Esencialmente ésta será la tarea que nos ocupará durante la primera fase del diseño metodológico a corto plazo.

Para la realización de este mapa demográfico es necesario adoptar un procedimiento de recuento numérico basado en índices estadísticos descriptivos que, con un margen de error mínimo, nos permitan estimar la población de inmigrantes ecuatorianos asentada en estas comarcas de la Región de Murcia.

En cualquier caso, nuestra aproximación será siempre estimativa dado que existen condicionantes, como los anteriormente citados, que resulta imposible salvar. En cambio, estamos en condiciones de proveernos y de dar a conocer un censo fiable de inmigrantes ecuatorianos a partir de la estrategia de recuento que hemos diseñado para este caso.

Definiremos dos áreas de población:

a) núcleos urbanos de mayor densidad de población (Lorca, Totana, Alhama y Mazarrón)

b) núcleos no-urbanos de menor densidad de población en los que incluimos las pedanías dependientes de los municipios de Lorca, Totana, Alhama y Mazarrón.

Sobre estas áreas estableceremos una subdivisión considerando zonas geográficas delimitadas administrativamente por los propios municipios implicados en el estudio: barrios, distritos o pedanías. A cada zona se le asignará un número o código (zona 1, zona 2, zona 3, zona 4,... zona N) y seguidamente extraeremos aleatoriamente al menos un número equivalente a la mitad, o a la mitad más uno del total de zonas, que hemos identificado previamente, y en todos y cada uno de los municipios. Este procedimiento se conoce con el nombre de muestreo aleatorio por conglomerados.

El paso siguiente supone el recuento empírico, del número de inmigrantes que viven en esas zonas, lo que nos llevará a realizar un censo de la población por viviendas ocupadas. Una vez obtenido este dato, podemos establecer una proporción respecto del número total de habitantes en esa misma zona, obteniendo así, un índice de densidad migratoria relativo(IDMr). Este procedimiento lo repetiremos en todas las zonas que se han definido al azar, con lo cual obtendremos diferentes índices relativos de densidad migratoria.

A partir de estos índices relativos podemos obtener, tras su comparación, un promedio o estadístico de tendencia central. Para evitar los desfases que puedan deducirse de los tamaños muestrales que estamos utilizando como referencia proporcional (el número de habitantes totales de cada zona), los índices de densidad migratoria relativa los agruparemos en función de la densidad de población en esa zona: menos de 500 habitantes, entre 500 y 1.000 habitantes y más de 1000 habitantes. De estos datos obtendremos una media, que proporcionada con el número de habitantes que comprende los municipios de Lorca, Totana, Alhama y Mazarrón nos dará un índice de densidad migratoria total (IDMt), del que extraeremos una cifra bastante aproximada del número de inmigrantes ecuatorianos ubicados en las comarcas del Alto y Bajo Guadalentín.

Dado que se trata de un estimación hemos previsto cotejar nuestro datos con otras fuentes de información como el padrón municipal de habitantes, los datos procedentes del Instituto Regional de Estadística y de los centros sociales de los ayuntamientos, de la Delegación del Gobierno y de Asociaciones como Rumiñahui, Murcia-Acoge, Cáritas, etc., lo cual nos podría permitir establecer intervalos de estimación.

Para que se comprenda de modo esquemático este análisis estadístico basado en la comparación de medias como proporción, hemos elaborado la siguiente figura:

Continuando con esta lógica escalonada en lo que se refiere al desarrollo del plan metodológico, extraeremos una muestra amplia y representatividad de la población que pretendemos estudiar. El tamaño de la muestra vendrá determinado, como ya han indicado Léon, O. G. y Montero, I. (1998), por el tamaño de la población, el estadístico que utilizaremos para la medición de los datos, la variabilidad de la medida, los márgenes de nuestras predicciones y el nivel de fiabilidad y validez que deseamos otorgarle a nuestro trabajo.

Para esta segunda fase se diseñará un cuestionario base en el que se detallarán las siguientes variables sociodemográficas: edad, sexo, estado civil, número de hijos, nivel de estudios, fecha de entrada en el país, condición de extranjería (legal, en trámite de legalización o ilegal), lugar de procedencia del país de origen, situación laboral previa al proceso migratorio, situación laboral actual, emplazamiento de la vivienda en el país receptor y tiempo que lleva residiendo en al zona.

Este cuestionario nos proveerá de una información puntual, que analizada estadísticamente permitirá dibujar un primer esbozo de algunas de las características sociodemográficas relevantes para nuestro estudio. De modo que las herramientas Estadísticas, nos serán fundamentales en el análisis cualitativo de los datos ya que cumplen las siguientes funciones: descriptiva, explicativa, inventarial o taxonómica, comparativa y confirmatoria (Guerrero, J., 1999). El contacto directo con la población objeto de estudio y los resultados obtenidos en esta primera aproximación serán, junto con la información procedente de otros estudios sobre esta temática, las principales fuentes de datos a partir de las cuales podremos definir un instrumento altamente fiable enla investigación sociocultural: la encuesta estructurada. Esta vez se abordarán cuestiones más amplias que están relacionadas principalmente con las condiciones de vida de los inmigrantes ecuatorianos, con los factores que han contribuido a su adaptación e integración social, o a su desadaptación y exclusión social, y otras variables como la influencia del proceso de aculturación en la identidad cultural de estos grupos.

Para conocer esta realidad tan compleja, y con la intención de que sea de manera profunda y exhaustiva, que además nos permita aportar interpretaciones de carácter sociocultural sobre el fenómeno que nos ocupa; nos vemos en la necesidad de combinar diversas herramientas de investigación, y así aumentar la validez externa de nuestros datos. A la encuesta en profundidad, se le aunarán otras técnicas cualitativas de investigación sociocultural como la observación participante, las entrevistas en profundidad, los grupos de discusión y el análisis de redes. Esta superposición metodológica de instrumentos de investigación abre las vías de una comparación sistemática ulterior, que pueda revelarnos aspectos de la realidad empírica que pretendemos analizar, y que de otro modo quedarían fuera de nuestro alcance. La Antropología es necesaria e ineludiblemente comparativa a todos los niveles de su tarea investigadora, y en nuestro caso la triangulación de datos enriquecerá nuestro trabajo de investigación comparando, desde una perspectiva empírica, mediciones realizadas por procedimientos de recolección de datos muy diversos para, en definitiva, hallar finalmente relaciones invariantes sobre el análisis de correlaciones existentes entre diferentes elementos de un mismo fenómeno sociocultural. Esta práctica analítica e interpretativa nos permitirá profundizar en los significados sociales y humanos de la inmigración, al mismo tiempo que nos permite comprobar la validez de nuestra investigación (Hammersly, M. y Atkinson, P., 1994).

Las herramientas de investigación cualitativas están ordenadas de acuerdo a los objetivos generales y específicos de cada una de las fases del plan de trabajo, se desarrollan siguiendo la combinación de las siguientes técnicas: observación participante, entrevistas en profundidad, grupos de discusión y, análisis de redes.

Cómo ser nombrados y en qué contexto: "minoría étnica", los "extranjeros", el "otro", los "sin papeles", "inmigrante rural" en una sociedad pluricultural o multicultural.

Este apartado surge del fiel convencimiento de la necesidad de "nombrar" conceptualmente la población inmigrante a estudiar. Y mucho más pues por encima de todo, se defiende el derecho de que sean ellos los que se nombren, que no sea desde las ciencias sociales que se creen etiquetas superpuestas del traje de la identidad, sino que sirvan de reflejo de la propia autodefinición. Otorgar como mínimo este derecho a una población cuya normalidad es privarla de derechos, o que lleguen a ellos tras una ardua y costosa lucha.

Desde el escenario del multiculturalismo

Partiendo del supuesto de que el escenario general es del multiculturalismo, en el espacio murciano, cómo nombrar desde la reflexión teórica al CEI: como el "otro", como una minoría étnica, como un grupo marginal, como un grupo estigmatizado. Dar una respuesta, o como mínimo la reflexión que ocupa el camino a dicha respuesta, es socioantropológicamente correcto, y más cuando recordamos que "las entidades sociales no son entidades naturales concretas, sino modelos abstractos construidos para interpretar ciertas relaciones abstractas y seleccionadas, entre individuos" (Popper, 1973:26).

El politólogo italiano Giovanni Sartori defiende que no todos los inmigrantes son iguales y esta diferencia cultural plantea circunstancias y problemas distintos, tanto de índole de integración social, desde este punto de vista cuanto más distancia cultural haya, más difícil será la integración social. Por otro lado, este autor también señala, como una de las plasmaciones en la realidad de tal diversidad, es que cada núcleo de inmigrantes reivindica sus valores y su propia visión del mundo. Dentro de esas reivindicaciones está por ejemplo en el caso de la inmigración ecuatoriana en Murcia, el derecho a ser llamados con una palabra que refleje su situación de forma gráfica pero por encima de todo respetuosa: "los irregulares", los "sin papeles", frente a la negativa a reconocerse como "ilegales", por el simple hecho de no tener legalizados sus papeles, cuando las actividades que desarrollan en gran medida, a excepción por ejemplo de los coyoteros (1) y redes de prostitución, entrarían en la legalidad.

Para Sartori es clara y sencilla la diferenciación entre multiculturalidad y pluralismo. Según este autor una sociedad pluralista y tolerante es un a buena sociedad, y estaría definida por la tolerancia y el reconocimiento del valor de la diversidad. En el lado opuesto se situaría la doctrina del multiculturalismo, que no persigue una integración diferenciada, sino una desintegración multiétnica. En oposición a una sociedad pluricultural, una sociedad multicultural es aquella que acoge en su seno todas las culturas minoritarias, pero no en términos de interrelación sino de incidencia en las diferencias étnicas y culturales. Esto sería una primera aproximación, al término de la multiculturalidad y la pluriculturalidad, sería lo correcto conceptualmente acompañar de toda una serie de múltiples e infinitas puntualizaciones teóricas, que se detallarán a continuación, en especial en lo referente al concepto de multiculturalidad. Antes previamente sólo mencionar como sólo en base a un orden de distribución del espacio urbano, esa diversidad no es perenne ni inalterable, estaríamos negando los efectos el contacto cultural, la hibridación de culturas, ni los propios guetos se pueden considerar como zonas exentas de este contacto interétnico.

Asociada al término multiculturalismo, encontramos la idea de la "legitimidad de la preservación de la "diferencia". Este es sin duda un término en auge, en la retórica política de los últimos años, del mismo modo que es un discurso en auge en la vida cotidiana, en los medios de comunicación , y en la vida académica. Pero donde mayor incidencia ha tenido ha sido en el discurso político capitaneando la posibilidad, de una integración democrática de la heterogeneidad cultural. Pese a ello la primera aproximación que hagamos a dicho concepto, será no obstante desde el acercamiento teórico.

El multiculturalismo, según Robert Hughes (1993:83) (2), su base teórica sería la siguiente: "el multiculturalismo afirma que las gentes con distintas raíces pueden coexistir, que pueden aprender a leer los repertorios de imágenes de otros, que pueden y deben mirar más allá de las fronteras de la raza, la lengua, el género y la edad sin prejuicios o engaños y aprender a pensar contra el trasfondo de una sociedad en proceso de hibridación".

Después de esta definición, parece que existe por un lado una ausencia de conflicto ante tal diversidad o diferencia cultural, y en segundo lugar, que existe un consenso entre el significado de multiculturalismo. Primera puntualización importante de llevar a cabo, pues esta es una falsa percepción fruto de la ambigüedad real: ¿multiculturalismo, como un hecho social?,
¿multiculturalismo como un modelo político?, o ¿multiculturalismo como una ideología?

En realidad, la confusión del término multiculturalismo, viene dada por la coexistencia de estas tres dimensiones a la vez. Pese a que en un primer momento se puede hablar de multiculturalismo como meramente un hecho social, y es a partir de la existencia de movimientos sociales que se diseñarán toda una serie políticas calificadas de multiculturales. Dichas políticas, reclaman formas específicas de integración en las estructuras de las democracias contemporáneas, para dar respuesta a toda esta serie de demanda, se diseñan políticas calificadas de multiculturales. Paralelo tenemos también la creación de una ideología mal llamada política de la identidad, y decimos mal llamada, porque previamente se da por supuesto que existe como tal, del mismo modo que se mal califica como distinta y la sucesora de la política de clases.

Hablar de política de la identidad, requiere dos puntualizaciones, primero destacar como se puede englobar dentro de una única identidad, varias identidades. Y segundo evitar utilizar con extremada ligereza el término cultura.

En cuanto a la primera confusión, en que dentro del mismo concepto de política de la identidad, quedan englobados toda una serie de movimientos sociales que persiguen objetivos y tienen diseñadas estrategias muy dispares, queda claro pues que dentro del concepto de movimientos sociales, implicamos todos aquellos capitaneados por las siguientes colectividades: movimientos feminista y gay; los nacionalismos; las reivindicaciones de las minorías étnicas; las reivindicaciones de las comunidades de inmigrantes; las reivindicaciones de las poblaciones indígenas, todos ellos englobados en una única identidad. Todos estos colectivos, lo único que comparten es el presentar sus exigencias o peticiones políticas en los términos de una identidad diferenciada.

En cuanto al término "cultura", si bien la sociología y la antropología han entendido tradicionalmente la cultura como un patrimonio singularizador de los grupos humanos en función de sus prácticas simbólicas, normas y valores. En última instancia, como señala E. Lamo de Espinosa (19995;15) (3) "una cultura no es sino un conjunto de prácticas legitimadas e institucionalizadas". De ahí, que pese a que grupos militantes feministas y homosexuales por ejemplo, en sus reivindicaciones engloben el término multiculturalismo, no puede afirmarse que las categorías de género o de orientación sexual configuren propiamente culturas. Desde una óptica crítica pero realista, hemos de calificar como nos encontramos más bien ante la cristalización de un discurso reivindicativo elaborado por las élites intelectuales de colectivos marcados por su respectivo status de minoría.

Y de la combinatoria identidades-cultura que integra el multiculturalismose han desencadenado evidentemente, formas distintas de entender el fenómeno multicultural. Así, por ejemplo, en Canadá, uno de los países pioneros en consagrar constitucionalmente los derechos culturales de las minorías, se ha interpretado oficialmente el multiculturalismo desde las coordenadas étnicas, desarrollando agencias estatales específicas para tratar los conflictos derivados del mismo y para acomodar a sus respectivos grupos de intereses. Más concretamente, el multiculturalismo se ha concebido en Canadá (4), como una variante democrática de las políticas de integración, esto es, como "una doctrina oficial, con su correspondiente conjunto de prácticas y políticas públicas, mediante la cual las diferencias etnorraciales se promueven e incorporan formalmente como un componente integral del orden político, social y simbólico". Fleras, A y Elliot, J.L. (1992:22).

Cada realidad sociocultural crea sus propios conceptos dotados de una significación propia, en base a sus prácticas cotidianas. De este modo, frente al contexto canadiense, se podría hablar de un multiculturalismo propio del contexto norteamericano, y en un ejercicio de soberbia teórica de una "multiculturalismo norteamericano (5)". En Estados Unidos, el debate multicultural se inserta en un nuevo episodio de sus periódicas guerras culturales, tal y como lo entiende el polemista conservador Dinec D’Souza, el multiculturalismo presenta una crítica de amplio espectro contra las instituciones políticas y culturales reinantes. El multiculturalismo nace de la premisa de que la civilización occidental en general, y las instituciones norteamericanas en particular, son básicamente racistas por primar los patrones eurocéntricos o "blancos" sobre los de otras culturas. De forma breve, se podría decir que la tesis básica de dicho multiculturalismo es entenderlo como un movimiento político basado en la negación de la superioridad cultural occidental.

La política de la identidad ha encontrado su vía de acceso al ámbito académico norteamericano mediante la proliferación de los programas de "estudios culturales" clasificados por categorías étnicas, de género, de orientación sexual, etc. En el contexto europeo, el debate multicultural europeo, no es el mismo que el norteamericano, del mismo modo que no comparten una misma realidad social, sus actores políticos son distintos, por lo que sus formas de gestión del pluralismo o articulación ideológica se acoplan al escenario europeo, a grandes rasgos en absoluto tan obsesivo como en los Estados Unidos.

En el mapa sociopolítico de Europa (6), el multiculturalismo, se ha convertido también en parte integral del debate político, de la siguiente manera: como una ideología oficialmente respaldada que proclama el reconocimiento de las aportaciones culturales recibidas de la inmigración y el derecho de los grupos étnicos minoritarios a la supervivencia. En general en el panorama europeo, el multiculturalismo ha sido acogido como un reclamo de recursos y cuotas de influencia para ciertos grupos, en nombre del derecho a la autonomía cultural.

En el caso concreto de España, se detecta una intencionalidad política muy distinta, por la existencia de diversos discursos nacionalistas. Como denominador común se observa la tónica general a conservar la multiplicidad de las adhesiones culturales de las sociedades tardomodernas, y ofrecer una creciente resistencia a asimilarse simple y llanamente a los patrones culturales mayoritarios en las mismas.

El colectivo inmigrante de origen ecuatoriano como una minoría étnica.

En un breve repaso del contexto histórico de la aparición del concepto de minoría, se detecta por vez primera en tratados internacionales en el siglo pasado. Entendiendo por minoría, aquella población poseedora de características lingüísticas, étnicas o religiosas propias que le diferencia del resto de la sociedad y del conjunto político —reino, imperio, colonia, Estado-nación— en la que se inserta. En el Tratado de París en 1856 entre potencias europeas y el imperio Otomano de un lado, y Rusia, por otro lado, a raíz de la guerra de Crimea, se reconoce el derecho de la minoría cristiana a practicar su propia religión y tener sus lugares de culto. Luego después, a principio del siglo XX, los grandes imperios europeos y europeo-asiáticos multinacionales que todavía subsisten entran en decadencia. En 1917, la revolución de los bolcheviques acaba con el imperio ruso. Después de la primera guerra mundial, el imperio Austro-húngaro y el imperio Otomano se derrumban. Esto provoca reestructuraciones profundas, modificaciones de fronteras, desplazamientos de poblaciones, aparición de Estados nuevos —Albania, Checoslovaquia, Yugoslavia— y restauración como Estados modernos de antiguas potencias que habían sido incluidas en uno de estos imperios, en el transcurso de su historia: Hungría, Bulgaria, Finlandia, etc. En definitiva, un nuevo maña europeo compuesto entre otros, por Estados son multiétnicos. No obstante se plantea una disyuntiva, pues el modelo político del cual se inspiran —el Estado-nación del siglo XIX unificador y homogeneizador— es poco compatible con esta diversidad. Numerosas son las minorías étnicas o nacionales que no encuentran su lugar propio en este nuevo marco, o que, peor aún, están perseguidas (7).

Sin pretender hacer una lección de historia, el nazismo y su ideología racista , junto a los estragos de la segunda guerra mundial, puso de nuevo en evidencia la situación indefensa y de precariedad de las grupos minoritarios, frente a la discriminación, la violencia y el genocidio y la necesidad de darles un reconocimiento y una protección jurídica. Esto fue sin embargo un proceso lento. La Sociedad de las Naciones (SDN) reconoce a las minorías la capacidad jurídica de ejercer ciertos derechos acordes con su particularidad, mientras no se oponen al Estado dentro del cual están incluidas. Durante el mismo período, varios tratados internacionales reflejan también esta preocupación. Sin embargo, la SDN no impidió la segunda guerra mundial, ni tampoco la discriminación de determinados grupos minoritarios. Por su parte, la ONU creada justo después de la Segunda Guerra Mundial, tiene otro enfoque: antepone a cualquier reivindicación de grupos minoritarios la defensa de los derechos humanos basados en "la dignidad y el valor de la persona humana". Dentro de la misma lógica, en 1948, la ONU se niega a incluir en la Declaración Universal de los Derechos humanos un artículo relativo a las minorías y de extender las disposiciones referentes a la prevención y a la represión del genocidio físico al genocidio cultural o etnocidio.

Sin embargo, los problemas crecientes de múltiples minorías sufriendo alguna forma de discriminación, obliga a la ONU a tomar en consideración los derechos colectivos de la minorías, y no solamente los derechos individuales de sus miembros. En 1950 está creada la sub-comisión de las Naciones Unidas encargada del problema de la protección de las minorías cuya tarea está definida del siguiente modo: "Emprender estudios, en particular a la luz de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y dirigir recomendaciones a la Comisión de los derechos del hombre referentes a la lucha contra todas las medidas discriminatorias que violan los derechos humanos y las libertades fundamentales, así como recomendaciones referentes a la protección de minorías raciales, nacionales, religiosas y lingüísticas". En 1966, en el Pacto Internacional de las Naciones Unidas, art. 27, sobre los derechos civiles y políticos dispone lo siguiente: "En los Estados en los cuales existen minorías étnicas, religiosas o lingüísticas, las personas integrando a estas minorías no pueden estar privadas del derecho de compartir con los otros miembros de su grupo su propia vida cultural, de profesar y practicar su propia religión o de emplear su propia lengua." Tras otra breve lectura de estas palabras, se deduce como todavía, pese a ser una declaración y reconocimiento de la existencia de minorías, la incidencia sigue recayendo en la defensa y protección de los individuos que integran dichas minorías, sin llegar a reconocerlas como seres colectivos, como personalidades jurídicas, susceptibles de gozar también de la defensa de sus derechos, en tanto que tales.

Sin entrar en profundidad en el tema de la nación, por una cuestión de espacio, si una breve reflexión sobre ésta, en cuanto que es mediante dicha concepción que se ayuda a legitimar el Estado, y sobre la que se cimenta su "soberanía" sobre un territorio y unas poblaciones. Este argumento toma relevancia atendiendo a que en la gran mayoría de los casos, los Estados son pluriétnicos. La nación puede entonces ser una ficción "imaginada" e impuesta desde arriba, o ser el fruto de un consenso colectivo, de un contrato, entre diferentes grupos étnicos reunidos sobre un mismo territorio.

"En el contexto geopolítico actual dominado por relaciones de fuerza, un organismo como el de las Naciones Unidas pretende oficialmente mantener el equilibrio entre las diferentes potencias. De hecho, la ONU no es una organización de naciones sino una coalición de Estados que legitiman su existencia y las relaciones de fuerza en las que están implicados a través del principio de soberanía y, como derivación, del principio de no injerencia en los asuntos internos de los Estados soberanos. La intervención, según este doble principio ocurre sólo cuando dos o más Estados entran en guerra, amenazando el llamada la "paz internacional" es decir el equilibrio desigual entre países, o cuando, debido a una situación revolucionaria, el Estado ha desaparecido, como en el ejemplo reciente de Somalia. La soberanía y la no injerencia son principios internacionales "superiores" a los derechos de las minorías. Esto nos ayuda a entender la timidez, por no decir la reticencia de las organizaciones internacionales gubernamentales a dar a las minorías un estatuto de persona jurídica (8)".
Guillaumin, C. Refer (1985:77-78) señala la ambigüedad del concepto, ya que por un lado, el término "minoría", hace mención a un grupo numéricamente minoritario, y también socialmente subordinado. El primer aspecto parece ser la causa del segundo e implícitamente, parece justificarlo. Louis Wirth, sociólogo americano, fue de los primeros en definir el concepto de minoría: "Un grupo de personas que, con motivo de sus características físicas o culturales están segregados de las otras personas en la sociedad en que viven mediante un tratamiento diferenciado y desigual y que se consideran por consiguiente como objetos de discriminación". Wirth, también utilizó por primer vez el término minoría en una acepción sociológica en su estudio del gueto de Chicago y designa a los Negros Americanos como minoría. Aquí, no hay ambigüedad porque los Negros Americanos son menos numerosos que el conjunto de los otros grupos étnico-raciales y, además, están en una relación de inferioridad social con respecto a los otros americanos, sobre todo con respecto a los blancos. Pero, numerosos son los ejemplos concretos que refutan este amalgama. "En Africa del sur, en la época del apartheid, los boers y los ingleses eran inferiores en número a los diferentes grupos étnicos africanos; sin embargo, eran económica, social y políticamente superiores a ellos. Lo mismo ocurría en las colonias: un número reducido de colonos y funcionarios de la colonia dominaban a los autóctonos (9)". En la población estudiada será un aspecto relevante según los índices de crecimiento geográfico, el seguimiento del crecimiento de la población de origen ecuatoriano en las comarcas del Alto y Bajo Guadalentín, puesto que están dejando de ser una población minoritaria desde el punto de vista cuantitativo.

C. Guillaumin hace observar que el término "minoría", en su uso anterior al del actual, designaba jurídicamente un individuo que no ha alcanzado la edad prescrita por las leyes para disponer de su persona o de sus bienes: un menor de edad, es decir todavía no del todo responsable de sus actos y decisiones. La aplicación del término a una colectividad induce a naturalizar su inferioridad social, en la medida en la que el estado de minoría parece proceder de sus características propias, diferenciales y no de la relación de desigualdad que la vincula a la "mayoría" o al estrato social y políticamente dominante. Dicho de otro modo, sería como si las minorías fuesen económicamente, socialmente y políticamente discriminadas por su empeño a ser diferentes de la "mayoría".

Por otro lado, si bien existen minorías étnicas privilegiadas que dominan en el plan político y económico - los Hausa en Nigeria, los Uolofs en Senegal, los Anglo-holandeses en África del Sur, los Sikhs en la India, la diáspora líbano-siria en varios países latino-americanos y africanos . Pese a todo lo anterior, el término "minoría", implica una relación de inferioridad que se traduce en una relación de desigualdad e inferioridad.

La antropóloga Danielle Provansal diferencia entre población discriminada, "categoría en la que entran muchas personas en situación de inferioridad jurídica, económica etc.; de una "minoría", fracción de población discriminada que justamente asume y reivindica sus características diferenciales —religiosas, consuetudinarias, festivas, lingüísticas, vestimentarias, etc—, frente a la sociedad y a sus estratos dominantes, como frente al Estado y a sus representantes, porque tiene conciencia de esta "discriminación colectiva que padece".

Conclusión

Hemos incidido en cuestiones conceptuales, por la importancia de descifrar las estrategias y mensajes que subyacen tras las palabras utilizadas, lo que nos evidencia, que tras el problema de cómo nombrarse, o de dejar nombrarse, existe principalmente un problema social y ético-político. Más aún que tras el contexto de la multiculturalidad

Cultural y de la política de la identidad existe una funcionalidad terapéutica que persigue crear o recrear la autoestima de los grupos de estatus minoritario mediante la afirmación de su identidad colectiva.

En el colectivo inmigrante de origen ecuatoriano, lo importante no es si se les puede catalogar como minoría o no, sino si tienen la auto-percepción de ser realmente una minoría, para llegar a ello, un paso previo es que sea un colectivo con una organización previa y un plan de acción, y no de simples individuos. En palabras de un reconocido crítico social Ch. Lasch (1996: 16 y 23), un grupo no puede alcanzar la integración (10), escapar o superar esa desigualdad y subordinación, la igualdad, sin haber desarrollado antes instituciones que expresen y generen el sentimiento de su propia diferencia.
 

Notas

(1) Los coyoteros son los traficantes ilegales de emigrantes.

(2) R. Hughes: Culture of Complaint. Nueva York–Oxford: Oxford University Press, 1993, p. 83-84.

(3) Lamo de Espinosa, E. Fronteras culturales. In Culturas, Estados, Ciudadanos: una aproximación al multiculturalismo en Europa. Madrid: Alianza Editorial, 1995, p.15.

(4) No puede olvidarse, sin embargo, el contexto de formación de la identidad nacional canadiense en el que las políticas multiculturales nacieron y contaron con un respaldo oficial. Sobre este punto véase Colom, F. Dimensions of Citizenship: Canada in Comparative Perspective, International Journal of Canadian Studies, nº 14, 1996. p. 95-109.

(5) En relación al multiculturalismo en el contexto norteamericano véase, D’Souza, D. The End of Racism Nueva York: The Free Press, 1995, p.18. Véase también Bell, D. Las guerras culturales en USA (1965-1990) Claves de la Razón Práctica, nº 32 mayo 1993. p. 9-19; y Los Estados desunidos de América, Revista de Occidente, nº 173, octubre 1995. p. 5-24.

(6) Para una perspectiva global del multiculturalismo europeo, véase Lamo de Espinosa, E. op. cit. en nota nº 3. Por otra parte, acerca de las experiencias sueca y alemana, cfr. A. Alund, A y Schierup, C. U. Paradoxes of Multiculturalism: Essays on Swedish Society. Aldershot, Avebury, 1991 y Cohn-Bendit, D. y Schmid, T. Ciudadanos de Babel: apostando por una democracia multicultural. Madrid: Talasa, 1995.

(7) Quizás, el ejemplo más paradigmático es el de los armenios que viven bajo dominio turco, que fueron perseguidos a finales del siglo XIX y sobre todo en 1915-1916, en el que el gobierno tomó fríamente la decisión de eliminarlos.

(8) Texto extraído de apuntes de la Dra. Danielle Provansal.

(9) Ejemplos dados por la Dra. Danielle Provansal.

(10) La diferencia entre asimilación e inclusión como modelos de integración social fue también señalada por Talcot Parsons en la misma época. De hecho, Parsons propuso lo que denominó la solución pluralista para el problema étnico, es decir, "la participación plena combinada con la preservación de la identidad", como una concepción política que los Estados Unidos podían ofrecer al mundo como alternativa al comunismo, desmarcándose así del estereotipo del "capitalismo". Véase Parsons, T. Full Citizenship for the Negro American: a Sociological Problem, Daedalus, vol. 94, 1965. p. 1.009-1.054.
 
 

Bibliografía

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POPPER, K.R., La miseria del historicismo. Madrid: Alianza Editorial, 1973.

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